X. CUMPLEAÑOS.

Después de recibir la llamada de Yuri y escuchar los improperios del muchacho colgó.
—Algún día madurara—pensó para sí mismo y por un momento se quedó pensativo cuestionándose si debía regresar a Hasetsu.
«Yuuri ¿en qué estabas pensando?»
De verdad le habría gustado regresar al lado del muchacho, pero necesitaba recuperar la confianza del público por lo que no podía simplemente cancelar las próximas reuniones con sus futuros patrocinadores
—Regresare después de la reunión—pensó aunque al final la realidad terminó siendo muy diferente.
Como tal no se había tratado de una reunión de negocios, en realidad era un Cocktail organizado en Estados Unidos de una importante marca de ropa deportiva en donde se convocó a los deportistas que serían la nueva imagen de la marca por disciplina deportiva, por lo cual los invitados serían de todo tipo pasando por cada una de las disciplinas, jugadores de futbol, tenis, nadadores, jugadores de hockey y por supuesto patinadores como Víctor.
El vicepresidente de marketing fue precisamente quien había organizado el evento y los deportistas invitados prácticamente eran quienes tenían asegurado un contrato con la marca.
—¿Estás listo Vitya?—pregunto la áspera voz de Yakov al otro lado de la línea, el ruso se encontraba impecable en un traje azul rey, camisa blanca y corbata color vino.
—Por supuesto.
—Pasare por ti en unos minutos y nos iremos.
—De acuerdo—Víctor colgó, no sentía animo alguno de asistir a su reunión, desde hace un tiempo se sentía melancólico. Algo le faltaba y sin saber exactamente porque su mente en busca de respuestas viajo a la noche del banquete cuando le mostró a Yuuri sus obsequios, el gesto genuino de gratitud, la mirada resplandeciente y pura del muchacho, extrañaba esa mirada.
Como acordó Yakov, recogió puntualmente a Víctor, llegando juntos al importante evento donde fueron recibidos por el Señor Dilan Smith, un cuarentón rubio de ojos verdes y excelente condición física como lo exigía su trabajo.
—Señor Nikiforov, señor Feltsman un gusto, por favor pasen—dijo y antes de llevarlos al salón donde se ofrecía el cocktail los guio a una apartada y casi imperceptible oficina del lado contrario.
Una vez dentro, tomaron asiento en tres sillones, al instante el importante hombre les ofreció algo de Whisky para comenzar a hablar del motivo real de su presencia ahí.
—No hace falta negociar mucho, el contrato ya es tuyo, confiamos en tu solida imagen, eres un pentacampeón y un excelente entrenador después de todo llevaste a ese chico a la cima a pesar de ser un don nadie—Comenzó su anfitrión diciendo aquellas palabras de manera impersonal.
—Ese muchacho se llama Yuuri y antes de conocerme era un excelente patinador solo afine detalles que cualquier otro entrenador habría logrado sin mayor esfuerzo—respondió molesto por la manera en la que aquel hombre se atrevía a hablar de Yuuri sin siquiera conocerlo.
—Cuánta modestia, pero tú le diste el empujón que le hacía falta, por eso y más te ofrecemos lo siguiente—respondió importándole poco las palabras de Víctor y a su vez acercándole un sobre con al menos 30 hojas en su interior, Yakov y Víctor trataron de leerlo en su totalidad, sin embargo, el señor Smith se adelantó a resumirlo.
—Te ofrecemos un patrocinio por tres millones de dólares, así como un porcentaje por la mercancía vendida, a cambio de eso por dos años consecutivos solamente podrás utilizar productos de nuestra marca en tus competencias, te requeriremos para acudir a algunas sesiones de fotografías, pero la principal ventaja para ti es que se te entregara un adelanto una vez firmado el contrato y el restante durante la duración del mismo. ¿Qué me dices Vic? ¿aceptan?—Yakov le digirió una severa mirada a aquel hombre, la propuesta sonaba llamativa, pero algo no le terminaba de convencer de aquel sujeto.
—Wow, es excelente—aseguro Víctor sinceramente emocionado una vez de terminar de escuchar los términos generales. No esperaba que después de un retiro pudiera encontrarse con tan llamativa propuesta.
—Muy bien, excelente decisión muchacho. Si ambos están de acuerdo, podrían firmar el contrato por favor—Apresuro acercándoles una pluma, Víctor firmo contento en tanto que Yakov algo molesto solo se acercó lo suficiente para hacerle un comentario.
—Me parece que te adelantaste Vitya.
—Tranquilízate, todo saldrá bien Yakov.
—Excelente—dijo el hombre complacido al recibir de manos del ruso el contrato firmado en su totalidad—Ahora me parece que lo adecuado es realizar un brindis por nuestro fructífero acuerdo—comentó pidiendo un poco más de licor en su vaso—Pero antes,¿me permiten un momento?—pidió recordando de repente algo.
—Por supuesto—cedió Víctor contento, unos minutos después volvió a entrar el hombre con una hermosa jovencita de largos y rubios cabellos, verdes ojos como los de su padre y una espléndida sonrisa, portaba un entallado vestido rojo que resaltaba cada uno de sus llamativos atributos y traía entre sus manos un pequeño bolso de mano.
—Les presento a mi hija Violet Smith— la muchacha le extendió la mano, misma que Víctor tomo al instante para besarla con galantería.
—Un verdadero placer.
—El placer es mío, he sido seguidora tuya desde niña no puedo creer que al fin pueda conocerte—respondió al gesto del ruso sin quitarle de encima sus profundos ojos verdes, como si quisiera desnudarlo con la mirada.
Habían pasado al menos dos meses desde el intento de suicidio de Yuuri y basta admitir que las cosas fueron sumamente complicadas después de salir del hospital.
El azabache experimentaba bastantes sentimientos en su interior entre ellos la culpa con sus seres queridos por hacerles pasar tan amarga experiencia y a pesar de que sus padres le habían reiterado bastantes veces su perdón y apoyo el muchacho no estaba satisfecho. Yuuri pasó por bastantes altibajos y su psiquiatra se mostraba renuente a recetar antidepresivos, creía que alguien tan joven como él debía tener las fuerzas suficientes para salir por sus propios medios adelante y el medicarlo solo sería evitarlo librar de una batalla que le correspondía enfrentar.
Para su fortuna no se encontraba solo para librar aquella dura afrenta ya que desde que obtuvo el alta del hospital Yuri buscó por todos los medios la mejor manera de animarlo y levantarlo de la cama con un propósito diario, aun cuando en más de una ocasión sintió que sus esfuerzos eran en vano principalmente por la pesada actitud del azabache jamás considero darse por vencido. Yuri era un muchacho muy obstinado en todo lo que se proponía y hasta que conseguía el objetivo deseado lograba sentirse en paz siendo así que lentamente su ayuda rindió los frutos deseados. Poco a poco su apoyo pasó a formar parte de una muy fructífera rutina que sin importar el esfuerzo él desempeñaba diariamente motivado de presenciar los resultados. Diariamente acompañaba al japonés a sus fisioterapias participando activamente en ellas.
Por aquellos días Yuuri se esforzaba en fortalecer sus miembros superiores, debía ser capaz de salir él solo de la cama y realizar sus actividades sin ayuda, el ejercicio suponía algo muy sencillo a simple vista, sin embargo para Yuuri implicaba bastante esfuerzo, pero el terapeuta aprovechó de inmediato el apoyo y disposición del rubio enseñándole la forma correcta de llevarlo a cabo.
Este consistía en sostener la parte inferior del muchacho mientras él tomaba la fuerza suficiente con sus brazos para poder incorporarse, el ruso tomaba con fuerza de sus muslos estando de rodillas entre sus piernas.
—Vamos, puedes darme otra Katsudon—exigió implacable.
—¿Has pensado intentar ser entrenador?—pregunto el japonés con una suave sonrisa, mientras su frente sudaba a cantaros y exhalaba agotado.
—Ya la tienes, con esta hemos terminado—dijo contento levantándose de inmediato—¿Cómo te sientes?—preguntó mientras le acercaba una toalla para limpiarse sudor.
—Podría intentar otras 50.
—En verdad tienes mucha resistencia.
—Creo que sí—admitió de nuevo regalándole otra sonrisa que el rubio pareció contento de aquel avance en el humor del japonés.
—Está bien así, lo mejor será que regresemos.
—De acuerdo.
Los muchachos regresaron a paso lento al onsen, Yuri se encargaba se empujar la silla, ambos avanzaban en silencio y pese a lo que pudiera parecer en realidad no era un silencio incomodo, al contrario cada uno pensaba en sus propios problemas.
Yuri recordaba la última charla con Yakov. Estaba furioso después de escuchar de sus propios labios que quería tomarse seis meses antes de regresar a competir, aun cuando no había mucho de qué preocuparse ya que él continuaría practicando por su parte en el Ice castle y seis meses eran lo suficientemente recuperables sobre todo ahora que contaba con un plan que de concretarse lograría cazar a dos pájaros de un tiro.
—¿Quieres pasar por algo antes de regresar?—pregunto complaciente Yuri cuando noto que llevaban más de la mitad del camino recorrido.
—No, me gustaría tomar un baño.
—De acuerdo— al llegar al Onsen Yuuri fue llevado por su padre a las termas, mientras que Yuri tomó asiento en una de las mesas de clientes (los cuales por la época del año no eran muchos, al parecer aquel era un día tranquilo).
Tomó el control remoto y encendió la pantalla, al instante cambió al canal de deportes.
—Debes tener hambre cariño—dijo Hiroko apenas lo alcanzó en su mesa mientras dejaba un platón de Katsudon y sopa frente a él. Desde el día en que salvó a Yuuri los padres de este estaban sumamente agradecidos con él y se lo demostraban de distintas maneras aun cuando él se resistía a recibir más de aquella familia.
Completamente hambriento comió de forma ávida mientras miraba atentamente las noticias del mundo deportivo.
«El canadiense Jean Jacques Leroy ha alcanzado establecer un nuevo record en las nacionales de su natal Canadá ganando el oro y calificándose como un digno oponente para el cuatro continentes, así mismo para sorpresa de todos y desdicha de algunas, ha anunciado sus próximas bodas con su prometida Isabelle»
—Ese idiota—despotrico con la boca llena—Al menos lo consiguió—dijo con una sonrisa burlona y continúo comiendo.
«En otras noticias, el pentacampeón ruso Víctor Nikiforov ha anunciado su regreso al mundo del patinaje después de haberse desempeñado exitosamente como entrenador y hacer ganador del oro al ex patinador Yuuri Katsuki, Nikiforov ha confirmado su regreso de la mano de una conocida marca de ropa deportiva como patrocinador. Lo entrevistamos al salir de su entrenamiento con la compañía de su actual entrenador Yakov Feltsman y una adorable joven conocida como Violet Smith, hija del vicepresidente de marketing de dicha marca.
—Hola Víctor, escuchamos de tu próximo regreso al mundo del patinaje, cuéntanos ¿que nos tienes preparado para esta temporada?—preguntó uno de los tantos reporteros que lo seguían.
—Va a ser sorprendente aunque por supuesto será una sorpresa, pero créanme cuando digo que será completamente innovador—afirmó con su conocida seguridad mientras regalaba una sonrisa a las cámaras luciendo su perlada dentadura.
—Excelente, ya estamos ansiosos por verlo y por favor háblanos de tu acompañante ¿qué tipo de relación tienen?—Como siempre se buscaba crear expectativa en torno a la vida personal de Víctor éste se mostró confiado antes de responder aunque no espero que la muchacha fue quien tomo la iniciativa.
—Somos novios desde hace unos días.
—Pero qué grata sorpresa felicitaciones …
Yuri miró aquella última escena completamente perplejo, no podía creerlo.
—¡Maldito bastardo!— Con rabia apago el televisor, de no ser propiedad del Onsen habría estrellado contra la pantalla el control remoto, se sentía furioso. Jamás entendió el tipo de relación entre Víctor y Yuuri, así como tampoco sabía que había sucedido aquella noche, solo de algo estaba seguro y eso era de los sentimientos de Yuuri.
—Es un idiota, solo jugueteo con el cerdo—dedujo de inmediato—Como sea él no debe de enterarse de esto. No tengo idea cómo lo tomaría, sobre todo ahora.
Eran pasadas las 8 de la noche, Yuri regresaba del Ice Castle con patines en mano, no había entrenado tanto como habría querido, en lugar de eso hablo bastante con Yuko o mejor dicho escucho bastante de lo que tenía por decirle, que entre agradecimientos por haber salvado y ayudado a su amigo así como consejos sobre cómo proceder con él se esfumó la tarde.
La muchacha lo acompañaba de regreso al Onsen, dijo que quería pasar a saludar a Yuuri y recoger a su esposo e hijas que desde la tarde se encontraban ahí.
Entraron a la recepción, pero extrañamente no había nadie, le pareció muy sospechoso encontrar todo tan callado y vacío por lo que un mal presentimiento hizo que se le helara la sangre, por instinto un grito salió de sus labios.
—¡¡Yuuri!!—grito temeroso avanzando al interior del lugar.
—¡SORPRESA!—Todo el mundo salió de su escondite, estaban presentes los Nishigori, Minako e incluso para sorpresa suya Mila y la familia de Yuuri gritando a coro mientras que el japonés portaba entre sus manos una manta que tenía escrito con diversos colores
¡Felices 16 Yurio!
—¿Qué demonios es esto?—preguntó después de recibir el susto de su vida, de inmediato Yuko lo abrazo con una enorme sonrisa.
—Hoy cumples 16, y Yuuri quiso que lo celebraras. Nos pidió ayuda, pero él lo organizó todo.
—¿Qué?—preguntó gratamente sorprendido.
—¡Yurio, felicidades!—el japonés avanzó su silla hasta el rubio y extendió los brazos, el rubio desconcertado se inclinó para pasar a ser fuertemente abrazado por Yuuri,por supuesto que no desaprovecho la oportunidad para recargar su nariz sobre el cuello del chico, disfrutando de su dulce aroma.
—Te tengo una sorpresa, acompáñame—dijo emocionado y lo guio hasta su recamara, estando frente a él le pidió cerrara los ojos, mientras abría la puerta y decía—Ya está aquí.
—Yurachtka.
—No puede ser—Abrió los ojos y una de las personas más importantes en su vida estaba frente a él—.¡Abuelo!—gritó corriendo a los brazos del anciano quien le ofreció un fuerte abrazo manteniéndolo durante un largo tiempo mientras Yuuri miraba con ternura la situación.
—Los dejare solos, seguramente tienen mucho de qué hablar—Y sin más se fue.
—¿Yura, que ha sido de ti?, ¿porque has pasado tanto tiempo aquí?—Fue lo primero que pregunto.
—No puedo explicarlo, pero me quedaré un tiempo más.
—¿Y tu carrera?
—La retomare, no hay duda de eso, de hecho tengo un plan, pero apenas comienza.
—¿Estás seguro de lo que haces? no me gustaría que tuvieras que pasar por el mismo camino que tu madre por una mala decisión.
—Soy muy obstinado estoy seguro de que tendré éxito, abuelo no tienes de que preocuparte, seguiré fuera unos cuantos meses más, pero valdrá la pena.
Aquella fue una noche increíble, el abuelo de Yuri fue bastante bien recibido por la familia Katsuki quienes le contaron todo lo sucedido y trataban al muchacho como un héroe, el hombre se mostró muy orgulloso de su nieto y después de que partieran un enorme pastel preparado por la madre de Yuuri, el anciano brindo por su nieto.
La noche prosiguió y el padre de Yuuri comenzó una larga plática sobre futbol con Nikolai mientras bebían cerveza. Por su parte la señora Katsuki hablaba animadamente con Yuko, mientras las trillizas se divertían a su manera.
—Al fin te soltó tu abuelo.
—¿Qué?—Su compañera de entrenamiento Mila se encontraba detrás de él.
—Déjame felicitarte.
—¿Qué rayos haces aquí?
—Tan delicado como siempre—dijo la pelirroja y aprovechando los centímetros que le llevaba lo apretujo fuertemente levantándolo.
—Con un demonio, suéltame vieja bruja.
—Huy, no has cambiado para nada tu mal humor, después de lo que me costó venir hasta aquí, pero bueno, tengo algo que puede alegrarte—dijo y fue hacia una mesa donde se encontraban algunos obsequios.
— Toma—dijo extendiéndole una pequeña caja verde, el muchacho la tomó y abrió para ver su contenido.
—¿Acaso crees que soy una chica?—Del interior extrajo un colgante en forma del árbol de la vida, en donde las hojas eran pequeñas esmeraldas.
—Pensé que combinaba con tus ojos, más te vale usarlo fue muy costoso.
—Si claro, como sea—dijo volviendo a guardarlo en la caja, pero la chica tomo la caja, extrajo el colgante y se lo coloco.
—Antes pensaba que odiabas a Katsuki, pero me doy cuenta de que era todo lo contrario, eres como un niño—dijo en un tono más serio.
—¿De qué hablas?—preguntó saltando de repente alarmado.
—Se nota a millas que no podrías ser solo su amigo, sin embargo tienes muchos puntos en contra—puntualizó.
—Estás loca, solo es un compañero.
—Para comenzar él es mucho mayor a ti—continuó como si el muchacho no hubiera dicho nada.
—Ya cállate—reclamó comenzando a ponerse nervioso y bastante molesto.
—Y ama a otra persona, eso sí es preocupante, deberás ganarte su corazón.
—¿Porque no dejas de meterte donde no te llaman?
—Además creo que también deberías considerar a quien podrías lastimar y que seguramente vale mucho la pena.
—Basta, será mejor que me vaya.
—Por cierto, mi regalo sigue en la mesa, solo me encargue que recibieras su obsequio ya que no pudo venir, él en realidad dijo que las esmeraldas le recordaron tus ojos, piensa bien en tus decisiones Yuri.
—Es todo, me voy—dijo por último completamente enojado, pero consciente de que todo lo que Mila le había dicho era cierto.
De un momento a otro se sintió sin ánimos de conversar con nadie, solo quería un tiempo a solas, por lo cual decidió salir a tomar aire fresco, la noche estaba preciosa y por la tarde un pensamiento no lo dejaba en paz.
Miro el cielo estrellado mientras daba un sorbo a su bebida, después miró el brillante anillo de oro que portaba en su mano, hacía bastante tiempo que no hablaba con Víctor y lo extrañaba, al menos quería saber si se encontraba bien, la última llamada que había recibido de su parte fue poco después de su intento de suicidio y en aquel entonces no tenía ánimos para nada, por lo cual duró menos de 15 minutos, ahora de vez en cuando marcaba a su celular, pero jamás contestaba.
—Así que aquí estabas—Lo sorprendió una prepotente voz.
—¿Qué? Oh eres tú Yurio, ¿cómo la estás pasando? espero que bien, salud—dijo Yuuri mientras alzaba una lata de cerveza, Yuri hizo lo mismo con una soda, ambos chocándola.
—Sí, debo reconocer que te luciste, muchas gracias cerdo.
—En realidad soy yo quien debería agradecerte, me has ayudado bastante estos últimos días, además de que te debo la vida.
—Ya te dije que fue una casualidad.
—Aun así, te lo agradezco, eres un valioso amigo.
—Tranquilízate o me harás vomitar.
— De acuerdo—Ambos quedaron en silencio unos segundos, Yuuri recordó la ganas que había tenido aquella semana de hablar seriamente con el rubio, sin embargo temía cómo tomaría aquello que quería decirle. En ese momento lucía bastante relajado, definitivamente esa era la oportunidad que buscaba.
—Sabes, he querido hablar contigo estos últimos días—dijo tentando a la suerte y el temperamento del ruso—No sé cómo comenzar, pero creo que es mejor que sea directo. Yuri me preocupas.
—¿De qué rayos hablas?
—No regresaste a Rusia, seguramente Yakov debe estar furioso y estás perdiendo tiempo valioso, sobre todo ahora que estás en tu mejor forma, ¿Por qué sigues aquí?
—¿Acaso me estas corriendo?
—No, no se trata de eso, pero temo ser el causante de que desperdicies tiempo valioso.
—¿Qué te hace pensar eso?
—Bueno desde aquel día, cuando regresaste ya no volviste a mencionar nada sobre volver a Rusia o de las próximas competencias, solo sé que has ido al Ice Castle a pesar de que no me lo has mencionado—dijo esperando que su mensaje llegara al rubio haciéndole recapacitar, pero al parecer el efecto era todo lo contrario llevando a molestarlo.
—Me retirare un tiempo, eso es todo—dijo las palabras que más temía escuchar en aquella conversación que por días había ensayado en su mente.
—¿Así nada más? Yuri no puedes hacerlo, tu abuelo está más preocupado de lo que crees y bueno, aquí no hay mucho para alguien como tú.
—¡Demonios! Ya he hablado con mi abuelo, le aclaré que solo serán unos meses y el estar aquí me ha ayudado a relajarme y pensar en otras cosas, además hace mucho que no tomaba vacaciones, ¿contento? ¿te convence mi explicación?
—Yurio por favor recapacita, eres muy joven y puedes lograr grandes cosas. Estas destinado para algo mejor que esto.
—¿Quieres dejar de molestarme? no tengo por qué darte alguna explicación, si no quieres que esté aquí mejor dímelo y me iré de inmediato. Si no es aquí podré pasar mi retiro en otro lugar—afirmó aun cuando sabía perfectamente que no se trataba de eso, pero al menos espero convencerlo de cerrar el tema.
—Por favor no me malinterpretes no se trata de nada de eso, es solo que… que ¡haaaaggg!—Un punzante y conocido dolor invadió desde su espalda baja hasta llegar a sus hombros.
—¿Que te sucede?—Apenas vio la mueca del dolor en el pelinegro y escucho su grito fue que el coraje del momento desapareció siendo reemplazado por un verdadero miedo, el muchacho de inmediato se acercó y dejando de lado su soda paso a quitarle de las manos la lata de cerveza al mayor.
—Me duele mucho la espalda baja, ¡ay!— dijo y ahogó un gemido mordiendo fuertemente sus labios.
—¿Qué hago?—preguntó aterrado.
—Nada, es normal, me ha pasado desde el accidente.
—¿Qué? Vamos dentro entonces. Debes descansar.
—Por favor no le digas a mis padres, la están pasando muy bien.
—Pero…
—Por favor Yuri…—No pudo resistirse a la expresión suplicante del japonés y accedió.
—De acuerdo vámonos—Lo llevó con rapidez dentro tratando de pasar desapercibido por los demás, una vez en su habitación le ayudó a recostarse.
—¿Necesitas algo?
—No, tal vez solo dormir.
—¿Te duele mucho?—pregunto al ver la molestia en su rostro.
—Ya no tanto.
—¿Qué hace tu madre en estos casos?
— Me recetaron unas tabletas, pero no puedo tomarlas ahora por el alcohol.
—Idiota—Se sintió mal por no ser de más ayuda para Yuuri—¿Tienes algo así como una bolsa de agua caliente o algo parecido?
—Si, en el cuarto de baño—Apenas lo menciono y Yuri corrió a buscarlo. Por su parte el azabache escucho como el rubio buscaba de manera desesperada, mientras él se concentraba en pensar en otra cosas que no fuera el dolor que sentía, escucho como se le cayeron un par de cosas y preocupado preguntó—¿Estas bien?
—Si, si, ya voy—dijo y salió—¿Puedes girar boca abajo?
—Si—contesto y obediente tomó fuerza con el torso y rodó, mientras Yuri descubría su espalda y pasaba sus manos temblorosas por ella, dando suaves caricias y un relajante masaje, para después colocar la bolsa. El japonés disfruto de sentir aquellas delicadas manos pasar sobre su adolorida espalda.
«Tiene buen tacto» pensó y recordó el sueño que había tenido en el hospital, cuando creyó que un benevolente ángel le llevaba de la mano a su despertar, al instante se relajó, el dolor desapareció lentamente hasta dejarlo completamente en paz.
—¿Te sientes mejor?—Yuuri regreso a su pose original.
—Si, muchas gra…—se quedó a media oración cuando el otro de forma rápida y poco delicada le planto un beso en los labios, Yuuri se quedó de piedra no supo reaccionar, mientras que el ruso espero por unos segundos, hasta que decidió separarse, al hacerlo su respiración era agitada e irregular, sus mejillas estaban encendidas al igual que las de su compañero y sus manos temblaban, al final dejo caer la bolsa y salió corriendo cerrando la puerta de un portazo, mientras que el japonés sumamente confundido aún saboreaba aquel sabor a frutas en sus labios, incapaz de reaccionar ante lo que acababa de ocurrir.
