Espero puedan disfrutar la lectura con la siguiente melodía, a mi me encanta ❤
Yuuri veía como Víctor le miraba fijamente. Incluso después de haber regresado a la cabaña, haber preparado el pastel y haber servido una porción para cada uno, el pequeño alfa seguía manteniendo fija en él por un único y especial interés.
– ¿Entonces me enseñaras? –volvió a preguntar.
– El pastel está muy delicioso, deberías comerlo Víctor –expreso el dios, evitando el tema directamente y recibiendo una mirada molesta del zarévich.
– ¡No me ignores! –pidió obstinado-. ¿Por qué no quieres responderme esa pregunta?
– Porque no hay nada que responder –indico mientras seguía consumiendo su trozo de pastel.
– ¡Claro que si lo hay! Me dirás si me enseñaras a usar armas –dijo el ruso como si fuera lo más obvio del mundo, Yuuri suspiro pesadamente, eso sería difícil de culminar si seguían de tal modo.
– No te enseñare –anuncio, la cara de Víctor se desfiguro por la negativa.
– ¿Por qué? ¡Creí que me ensañarías!
– Aun eres un niño, no puedo enseñarte ese tipo de artes-expreso, y se negaba a dar un paso atrás a su decisión.
– Pero…
La mirada del pequeño alfa se entristeció al punto que Yuuri sintió remordimiento de su decisión, creyendo haber sido muy duro con este. De verdad no quería tratarlo de ese modo, pero tampoco quería que este pudiera lastimarse por un afán infantil, así que el omega decidió dejarlo por ese día pensando que solo era cuestión de tiempo que este desistiera de ella.
Sin embargo, pese al paso de los días, Víctor siguió insistiéndole a Yuuri que lo tomara como su estudiante, presentando cada uno de esos días una nueva estrategia para convencerlo y recibiendo negativa tras negativa. El joven dios no podía imaginar como Víctor podía ser tan insistente hasta el punto de agotar su paciencia.
Fue una tarde, luego de haber pasado toda la mañana insistiendo que Yuuri exploto por tal acumulación de insistencias.
– Yuuuuri, vamos…
– ¡Déjalo de una vez! –grito callando abruptamente al pequeño que dio un par de pasos hacia atrás asustado.
– Pero… yo creí que tú podrías –murmuraba en susurro mientras Yuuri seguía.
– ¡No seas malcriado! ¡No pienso tomarte de estudiante y tampoco te enseñare nada!
Yuuri respiro fuertemente intentando controlar su exasperación, de verdad no quería gritarle, pero su insistencia le había sobrepasado, quería evitar que el niño se afrontara a cosas peligrosas sin razón alguna y se negaba a permitir tal tontería. Lo que no espero que ocurriera, fue que, en lugar de reclamarle con el mismo tono de insistencia, el pequeño zarévich conteniendo lágrimas de frustración se arrodillara ante sus pies con parte de los cabellos tocando el sueño. Se mantuvo así por unos instantes en los que Yuuri no sabía qué hacer, pero el omega no estuvo preparado para lo que vino después de eso.
-Por favor Yuuri-le pidió-, sé que no confías en mi por ser un niño, y estoy seguro que crees que es una tontería, pero esto será lo único que te pediré. Te imploro que me tomes como tu estudiante para mejorar mi técnica en el arco y en la espada ¡estoy desesperado! No tengo otra persona a la cual pedir esto. Por favor, escúchame.
Ojos azules en una cara infantil, que iba matizada por elementos tan propios de un adulto al punto que encontró determinación neta y un sentimiento de profunda desesperación, que en conjunto con el sentir de su corazón, le hicieron ver a Yuuri que el deseo que Víctor le pedía no era solo un capricho de un niño, era una necesidad verdadera que tenía el pequeño alfa para pedir a Yuuri enseñarle. No obstante, eso desarrollo un fuerte conflicto en el dios sobre qué hacer, debatiéndose si ayudarle o protegerlo, no quería que tocara un arma, no sabía que pudiera ocurrir luego de que comenzara a instruirle.
-Víctor-le llamo, este alzo la mirada para verlo-. Necesito que me respondas algo, dependiendo de tu respuesta considerare enseñarte el uso correcto de la espada y el arco ¿estás de acuerdo?
– Si ¡Si, claro que sí! –grito Víctor de la alegría
La cara del pequeño se ilumino de alegría preguntando con mucha insistencia cual era la pregunta. Yuuri suspiro con pesadez, no sabía porque tenía que hacer eso.
– Víctor ¿para qué sirven las armas? ¿Cuál es el principio de su creación? –pregunto Yuuri.
El pequeño comenzó a pensar el verdadero significado de la creación de las armas, él les temía y le desagradaban, por eso siempre rehuía de ellas, porque hacían daño a otros. Pero pese a eso, también servían para ayudar a proteger a otros.
– Las armas sirven para proteger a las personas.
Transcurrió un breve momento de silencio mientras Yuuri meditaba su respuesta, pero al cabo de unos segundos negó en silencio con la mirada.
– Estás errado –exclamo el dios con fuerza ante la vista atónica del alfa-. El verdadero motivo para la creación de un arma no es proteger a las personas.
En un principio su rostro se trasformó en una mueca de desconcierto que luego paso a tristeza al entender que su respuesta no era la correcta. Su tristeza por no haber acertado era tal que en cualquier momento podría desencadenarse en llanto, sin embargo, Víctor mantuvo con fuerza las lágrimas para no llorar frente a Yuuri.
– Entiendo, muchas gracias de igual modo –agradeció, pero dos traicioneras lagrimas surcaron sus ojos y el llanto pronto le sobrevino, cuando este iba a reventar Yuuri lo tomo en sus brazos, abrazándole cariñosamente.
– Eres un pequeño llorón, así no podrás luchar con nadie –comento mientras lo arrullaba, y el alfa veía desconcertado al omega sin dejar de llorar-. Verdaderamente, tu respuesta esta errada –comento acariciando suevamente su cabello-. Las armas fueron creadas para herir o matar al oponente de quien las emplea, el uso que le dé su empleador jamás la alejara de su verdadero propósito, no obstante, yo nunca he tomado la vida de una persona con estas armas-dijo Yuuri observando a Víctor-. Con estas armas me protejo a mí mismo y a aquellos que aprecio, tal como tú lo has dicho. Por eso, te enseñare como usar correctamente el arco y la espada, para que sepas defenderte a ti mismo y aquellos que amas, serás mi estudiante.
El rostro de Víctor enrojeció lentamente mientras luchaba por contener sus lágrimas ¡no podía creer lo que había hecho Yuuri! Se sentía inútilmente indignado, pero con una fuerte alegría en su pecho.
– ¡Eres muy malo Yuuri, me asustaste por un momento! -le recrimino mientras el omega solo reía alegremente dejándolo hipnotizado.
Esa era la primera vez que Víctor veía a Yuuri reír, a pesar de haber convivido unas cuantas semanas, el omega nunca rio de tal modo como ahora, su risa, aunque suave, era encantadora e iba acompañada de un leve rosa en las mejillas de Yuuri. Pese a su corta edad, Víctor aceptaba lo mucho que le gustaba la risa del dios.
– De verdad lo siento, pero tenía que ver si podrías entender el verdadero significado de manejar un arma –revelo algo culpable por haber hecho llorar al alfa.
– Yo creí que no ibas a enseñarme – admitió algo avergonzado. Yuuri le acaricio el cabello suavemente mientras le veía con algo de melancolía.
– Francamente desearía que nunca tocases una –admitió con total sinceridad, sin perder de vista al pequeño alfa-, pero, creo que es necesario para ti.
A partir de ese día, Yuuri asumió la gran tarea de enseñarle a Víctor como defenderse a través del uso del arco y de la espada. Sin embargo, esa era una tarea difícil, el alfa, aunque naturalmente estuviese condicionado para la actividad física, el pequeño zarévich era un asco en ella, así que el omega decidió que era prudente comenzar desde cero. Todas las mañanas desde muy temprano Víctor salía desde el castillo en su caballo hasta el bosque para entrenar con Yuuri. Primero comenzaban con estiramientos, luego ejercicios de relajación para liberar la mente, controlar los sentidos y matizar el aura, posteriormente venia la actividad física donde el joven zarévich traspiraba hasta la última gota de sudor, no se arrepentía de su decisión, pero el entrenamiento del omega llegaba hasta un nivel casi titánico, aupado por la gran resistencia que este tenía. Era una gran suerte que este tuviera grandes porciones de comida, acompañadas por refrigerios que Yuuri le otorgaba el resto del día hasta que llegara el atardecer, momento donde, exhausto, Víctor regresaba al castillo a descansar.
Víctor, luego del incidente con su padre y su principal consejero, en las primeras semanas de entrenamiento con Yuuri fue muy hábil para evitar al hombre de sesenta años y a todos los guardias del castillo, sin embargo, en su haz de cansancio uno de los días que regreso de un entrenamiento, el pequeño zarévich no noto como el consejero le había seguido hasta su habitación donde le enfrento con faz furiosa.
– Zarévich Víctor ¿Dónde ha estado en los últimos días? –inquirió mientras Víctor le observaba en silencio-. Su madre ha estado muy preocupada y su padre casi colérico al no dar con su paradero ¡Debe dejar su actitud infantil de una vez por todas!
Sin embargo, Víctor no hizo ademan alguno más que comenzar a retirar su ropa sucia y buscar unas limpias, Yakov pareció explotar ante su actitud.
– ¡¿Acaso piensa que se saldrá con la suya?!
– Consejero Yakov.
El consejero atendió a su llamado y se sorprendió por la firme mirada que recibió del pequeño zarévich de tan solo 12 años, el beta permaneció inmóvil hasta que su alteza nuevamente hablo dirigiéndose directamente a él.
– Estoy agotado por el entrenamiento que estoy llevando siguiendo la instrucción de su excelencia el Zar, no quiero escuchar nada más de usted, ni cuestionamientos de las actividades que hago. Solo le aseguro que es para la preparación física de mi cuerpo, y no perdiendo el tiempo como usted alega ¿entendió?
Y sin agregar más, en el mismo silencio, Víctor se recostó sobre su cama, quedando dormido casi al momento, el hombre de unos 60 años seguía sin poder creer lo que había visto. El zarévich tenía solo 12 años, y era franco que pese a su corta edad se le exigían cosas que solo evidenciaban la gran presión que tenía aun a sus escasos años. Pero nunca en su vida, el consejero le había visto actuar con la madures y dureza que le había dirigido hasta hace algunos minutos, Víctor había actuado como el sucesor del Zar, y Yakov se preguntó si eso estaba bien o mal.
La mañana siguiente Víctor salió hasta el bosque como todas las mañanas, con la única diferencia que esta vez no tuvo que evitar guardias ni rehuir del furioso llamado del consejero Yakov, en su lugar, se le permitió la salida y se le otorgaron provisiones para su entrenamiento, aspecto que Víctor observo con increíble sorpresa. Estuvo meditando ello hasta que llego al bosque y se encontró con Yuuri quien desde el principio le miro con un poco de preocupación.
– ¿Qué ocurre? ¿Por qué tienes esa cara? –le pregunto el pequeño sonriendo, Yuuri se acercó hasta él y le observo directamente poniéndolo nervioso.
– ¿No hay algo que quisiera decirme? –pregunto este ahora-. Algo que me hayas ocultado.
Víctor sintió que su corazón se aceleró de la angustia, imaginando que este había descubierto su verdadera identidad, pues desde el principio, y para evitarse problemas, el zarévich nunca dejo que el omega supiera su procedencia y el nexo que tenía con la familia real rusa. No quería pensar que Yuuri fuera igual que los demás, pero pensaba que, si se enteraba su relación cambiaria drásticamente, y eso le aterraba.
– ¿Qué sería eso? –pregunto para desviar un poco la atención e intentar calmar un poco los latidos de su corazón.
– No sé, desde que te vi llegar te observe un rostro pensativo, e imaginaba que tendría que ver con el motivo principal porque decidiste pedirme que te enseñara a luchar con armas, eres solo un niño, no veo porque estarías tan desesperado.
Víctor suspiro de alivio al ver que Yuuri no había descubierto su verdadera identidad, pero de igual modo había tocado un punto doloroso para él, y como si le invitara a contar sus motivos, ambos se sentaron muy cerca del otro cerca del lago. Víctor respiro hondo y miro hacia el amanecer reflejado en el lago.
-Hace tiempo, fui involucrado en una prueba muy importante para la familia, pero falle de una horrible forma dejando en vergüenza a mi padre. Hice lo mejor que pude, pero aun así fue insuficiente, no sabía que más hacer, no sé cómo puedo mirarle a la cara de ahora en adelante… por eso tome esa decisión, tenía que prepararme. Hacer hasta lo imposible para recuperar el honor y la estima de mi padre sobre mi… solo quiero hacer eso.
Al escuchar aquello, Yuuri recordó instantáneamente las palabras de su hermana mayor antes de que partiera al mundo humano, como se le era imposibilitado el liderazgo de la facción del hielo por su propia naturaleza descontrolada, recordaba la frustración y la dureza de ese momento, lo difícil que fue para él y le dolió en el alma sentir esa sensación en el corazón de un niño de solo 12 años, como se había visto influenciado a tomar decisiones contrarias a él para lograr un solo propósito, no defraudar a su familiar. De alguna forma, Yuuri se vio a sí mismo, como fue hacía 15 años antes de escapar al mundo humano, y pudo entenderlo.
-Entiendo-expresó viéndole fijamente a los ojos, y tomando su pequeña mano entre las suyas-. Te entiendo perfectamente. Puede que ahora te sea difícil de afrontar aquello que te ha ocurrido, pero lo único que te puedo decir es que de ahora en adelante tendrás todo mi apoyo, no tendrás que luchar solo, podrás dar todo de ti para superarte y demostrar a tu padre que puedes ser más de lo que él mismo espera.
– Yuuri –el omega solo le sonrió y le apretó en un fuerte abrazo.
No era sencillo, esa tarea que tenían era muy difícil, pero se tenían ambos para darse ánimos, y eso más que suficiente.
– No te preocupes más, ya no estás solo.

Notas finales de la autora: en el capitulo de hoy observamos diversos eventos importantes, el primero es que Yuuri acepta a Víctor como su estudiante y el segundo es que, poco a poco, Víctor va logrando dejar su miedo sobre las presiones que tiene como hijo heredero del Zar.
La canción de este capitulo es The Dreamers, ost de Tsubasa Chronicle.