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Los ojos del diamante: Capítulo 1


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Han ido a celebrar el éxito rotundo del disco Black Heart que Jean se había pasado el último año haciendo, el club andaba rebosante de gente y la banda de Jean se mezclaba junto a la banda de Victor.

Todo era música, alcohol, risas, cigarrillos, bailes y más música.

—Debo ir al baño… —dice Victor de pronto, queriendo refrescarse con agua fría cuanto antes.

—Te acompaño… —le dice Jean, poniéndose de pie dispuesto a seguirlo, ya que ninguno de ellos ha llevado guardaespaldas, de hecho ahora mismo están en una salida que podría llamarse «Fuga secreta».

—No soy una chica… —afirma Victor, formando un puño y tocando el hombro ajeno con éste, intentando decirle algo como «Sé defenderme».

Para Jean eso es muy difícil de creer, y es que justo ahora no ha sentido a un hombre dándole un golpe amistoso con un puño, él ha sentido a un conejito tocándolo con sus suaves patitas.

—De acuerdo… —le dice Jean, aún dudando—. Entonces ve…

—No me sigas… —le advierte Victor, con una suave sonrisa única y deliciosa que hace que Jean quiera tomarlo por sus bonitas caderas y atraerlo a su cuerpo para devorar sus lindos labios de fresa, pero no lo hace, tan solo espera en silencio a que Victor se aleje para empezar a seguirlo.

Victor está muy entretenido escuchando la música y viendo todo a su alrededor, intentando llegar al baño sin ser empujado, o peor, reconocido.

De pronto, un manotazo le hace trastabillar y perder la gorra de hilo bajo la cual se esconde su cabello, dejando ver las ondas plateadas que ahora caen por sus hombros y su espalda, entonces una chica lo señala sonriendo, las amigas de la chica, igual de ebrias que ella, se ríen al verlo y se le pegan, rodeándolo y tocándolo para ver si es real.

—¡Eres Vitya! ¡Dame tu autógrafo!

—¡Tómate una foto conmigo!

—¿Es cierto que tú inspiraste a JJ a hacer las canciones de Black Heart?

Todas le hablan al mismo tiempo, y Victor solo les sonríe y les agradece sin hacer nada más, y es que las chicas están notoriamente demasiado ebrias, tanto que nadie les presta atención, y eso es algo que él agradece.

De pronto la chica que quería su autógrafo le extiende un delineador y un pedazo de servilleta rota…

—¿Qué pasó contigo? ¡Ya no haces música! —le dice la chica, instándole a firmarle sobre la servilleta claramente manchada con alguna clase de bebida o peor.

—¡Es cierto, JJ te está ganando! ¡Yo siempre supe que ibas a durar muy poco!

—¡Sí! ¡Eres un perdedor! ¡Solo te sirves de tu cuerpo y ya! ¡No sabes hacer canciones!

—¿Quién te escribe tus canciones? —le pregunta la chica de la servilleta sucia—. ¡Admite que alguien más te las escribe!

—Gracias, señoritas, gracias… —es todo lo que Victor les dice mientras nota que Jean está muy cerca de ellos—. Perdón, me tengo que ir, pero gracias, gracias por todo, gracias.

Victor se niega rotundamente a siquiera intentar firmar sobre esa servilleta manchada y sucia, tanto que toma el delineador pero lo suelta fingiendo ser empujado. Las chicas a su alrededor intentan buscar el delineador en el piso, y él aprovecha esa distracción para huir de ahí rápidamente.

Al llegar al baño se encierra en uno de los cubículos y se sienta sobre la tapa de éste, pero al poco rato se pone de pie de nuevo y empieza a caminar alrededor del estrecho espacio.

Le ha molestado.

Le ha molestado que le dijeran que ya no hace música, le ha molestado porque es la verdad.

Hace poco más de un año Jean le había dicho que estaba enamorado de él, y ahora él ya no podía pensar en aquel otro hombre, su «Amor cruel» como solía llamarlo, ahora solo Jean estaba en su cabeza y parecía que su inspiración aún no sabía cómo utilizar a Jean para hacer música.

Y luego estaba lo otro.

Jean no hacía sus canciones, no todas, pero él sí.

Él era un cantautor que componía todas y cada una de sus canciones y esas chicas acababan de decirle que dijera que no era así.

—Eres un perdedor… —se susurra Victor a sí mismo, pegando su espalda a la pared metálica del cubículo—. Eres un idiota y un perdedor.

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«Solo te sirves de tu cuerpo y ya».

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¿Qué sabrán ellas de lo que Victor ha tenido que hacer para llegar hasta éste instante?

¿Que si alguna vez se sirvió de su cuerpo?

Pues sí, claro que sí. Lo hizo.

Lo hizo con el director de la compañía, aún lo hace.

Aún tiene que ir a la cama del director cuando éste lo desee.

Y sin embargo él está seguro de que no lo necesita. Si pudiera se iría de esa compañía y tomaría las ofertas de otras que le ruegan que firme con ellas, pero su actual contrato le dura por tres años más, y siendo un artista casi nuevo y tan bueno, no puede permitirse escándalos que involucren temas delicados como rupturas de contrato.

—Odio mi vida… —susurra Victor, intentando respirar profundamente, con la espalda pegada al frío metal, intentando detener un nuevo ataque de ansiedad—. Odio mi asquerosa vida.

Para cuando se siente mejor sale del cubículo y se dirige hacia los lavabos, encontrándose con Jean apoyado en una de las paredes.

Victor le sonríe.

—Te dije que no hacía falta que vinieras… —le dice Victor, dejando que el agua fría llene sus manos para luego lavarse el rostro.

—¿Qué te dijeron las chicas de hace un rato?

—Nada, solo… eran unas fans un poco pasadas de copas… —le dice Victor, mientras se moja el cuello con el agua, intentando refrescarse más—. Querían que les firmara en una servilleta rota.

—¿Lo hiciste?

—Lo intenté… —le dice Victor, sonriendo—. Pero no pude, de verdad que no, fingí que se me caía el delineador…

—¿Delineador? ¿Te tomaron fotos?

—No, estaban aún buscando sus celulares para cuando me fui.

—Estás pálido… —le susurra Jean, acercándose a él para tocar su frente—. ¿De verdad no te dijeron nada más?

—No, para nada. ¿Algo como qué?

—No sé… es que estaban muy ebrias.

—Sí… —le afirma Victor, recibiéndole su abrigo al notar que lo llevaba en uno de sus brazos—. Estoy muy cansado JJ, me voy a casa.

—Claro, vamos.

—¿Qué? No, claro que no. Éste es tu día. Ve con tu banda y disfruten hasta que ya no puedan más.

—No puedo tomar, traje el carro… —le dice Jean, ayudándole a acomodarse el largo cabello de ondas de plata dentro del abrigo y cubriendo su cabeza con la capucha de éste.

Victor le sonríe por su ayuda y le da un beso en la mejilla.

—Ya  me voy. Llamaré a alguien para que me lleve, ¿Está bien? —le pregunta Victor.

—No está bien. Yo puedo llevarte, ¿Para qué vas a llamar a alguien más? —le pregunta Jean, tomándolo por el brazo y llevándolo a la salida del baño.

Victor no le dice nada más.

Hace un tiempo Jean le había dicho que nada cambiaba entre ellos con su confesión, pero todo había cambiado.

Prueba de ello era que ahora que Victor quería estar solo e intentar pensar en algo que lo inspirara o al menos intentar dejar de pensar en aquellas chicas… tenía que sonreírle cada que Jean dejaba de mirar frente a él a la avenida y se giraba a verlo en el asiento del copiloto.

—¿Por qué me miras tanto? —le pregunta Victor, mirándolo fijamente.

—Eres muy hermoso… —susurra Jean, girándose una vez más a verlo mientras espera a que el semáforo cambie a verde.

Victor baja la vista avergonzado y se gira hacia la ventana, no sabe cómo responder cuando alguien le dice eso. Se lo han dicho desde que tiene memoria, pero aún no sabe cómo responder.

El auto sigue avanzando y Victor casi se acostumbra a que Jean gire a ver cómo está cada dos minutos, hasta que recuerda lo que una de las chicas le dijo.

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«¿Es cierto que tú inspiraste a JJ a hacer las canciones de Black Heart?».

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—Oye, Jean… —le dice Victor, como si apenas le interesara de verdad lo que está por preguntar—. ¿Qué te inspiró a hacer Black Heart?

Jean lo vuelve a mirar, y luego se gira devuelta hacia el frente.

—¿Por qué lo preguntas?

—No sé, para hablar de algo, el silencio me mata.

—Es gracioso que digas eso… —le dice Jean, sonriendo y refiriéndose a una canción de Victor que hablaba de escuchar el silencio—. Pero si en serio quieres saber, pues… tú fuiste la inspiración.

Y es Victor el que lo mira ahora.

—¿De verdad? —le pregunta Victor, como si fuera difícil creerlo.

—¿Quién más crees que me inspiraría a hacer canciones de amor?

Victor sonríe, y su sonrisa ilumina el auto, la noche, las calles y la vida de Jean.

—¿Qué te hace tan feliz? —le pregunta Jean, mirándolo con una sonrisa.

—Es que… todas esas canciones… —le dice Victor, aún sonriendo—. Dios, todo el álbum… ¿Lo inspiré yo?

—Sí… —le afirma Jean, sonriéndole también—. En la productora inspiras a los compositores.

—¿Qué? —le pregunta Victor, sin saber exactamente qué significa eso—. Ah, claro, ellos te ayudaron a pulir las canciones… —le dice, creyendo firmemente que Jean se dedicó a la composición del álbum Black Heart.

—No, yo les di unas ideas y ellos compusieron todas las canciones para mí… —le dice Jean—. Pero no se lo digas a nadie, se supone que es un secreto incluso dentro de la compañía. Es que con tu aparición los demás tenemos que cuidarnos ahora y fingir que escribimos nuestras propias canciones, como tú.

Victor no sabe qué contestar, así que no le dice nada.

¿Acaso él también iba a llegar a un punto en el que necesitaría a los compositores de la compañía?

Justo ahora y con la inspiración tan en blanco parecía que así sería.

Cuando llegan por fin al edificio en el que se encuentra el departamento de Victor, Jean guarda el auto en el estacionamiento sin siquiera preguntar si puede quedarse, y no es que haga falta que pregunte, ya se ha quedado tantas veces que siente que ése departamento es como su segunda casa.

Justo ahora Victor quisiera estar a solas, pero decirle que no se quede sería injusto y cruel, ¿Verdad?

Además, por qué querría estar solo, quizá su incomodidad es producida en vano. Quizá lo está pensando demasiado. Quizá lo normal es que de vez en cuando uno busque la ayuda de compositores para hacer nuevas canciones. Quizá también él deba hacer eso.

—Creo que mañana iré con los compositores… —le susurra Victor, mientras ambos están sentados sobre su cama, viendo una película cualquiera.

Jean lo mira y no sabe cómo sentirse.

Debería sentirse bien el hecho de que Victor ahora no sepa cómo utilizar a su antiguo y cruel amor para inspirarse, quizá eso sea prueba de que lo está olvidando y él pueda ocupar su lugar.

Pero también sabe lo duro que será para Victor, alguien con tanto talento corriendo por sus venas y palpitando cada segundo.

—Te acompaño… —le dice Jean, sin mirarlo y fingiendo estar muy concentrado en la película.

Victor quiere pedirle espacio. Quiere pedirle algo de privacidad, pero no puede, teme herirlo y se calla.

Al día siguiente fueron a la compañía, Victor estaba nervioso e indeciso, se encontró con el director y éste lo invitó a su oficina mientras Jean esperaba afuera.

El director era un hombre muy amable, respetuoso y profesional, jamás hablaba de… bueno, de sexo dentro de la oficina, de hecho, en momentos como estos ni siquiera Victor se cree que el director le pida a veces dormir con él.

—Arruinarás tu carrera… —le afirma el director de pronto, mirándolo fijamente—. Sé que es difícil ver que al instante de haber terminado el dueto con JJ él empezó a trabajar en otro álbum que ahora tiene mucho éxito y ha sido nominado a un premio internacional, pero… ¿Por qué no esperas un poco más? De todas formas cualquier nueva canción tuya tendrá que esperar a que el álbum de JJ se consolide en el mercado extranjero… —le dice, hablándole con esa voz amable que siempre ha tenido con él—. Haremos una cosa, hasta que Black Heart se consolide… tú tómate tu tiempo para recuperar la inspiración. Y si aún así no llega, me llamas y acordaremos algo muy privado con los compositores, pero todo será muy secreto, no podemos permitirnos que nadie lo sepa, ¿De acuerdo? Tú siempre has hecho tus propias canciones, Vitya, no caigas en lo de los otros, tan solo tómate tu tiempo, ¿Sí?

—Sí… —le responde Victor, sonriéndole y asintiendo.

Se alegra mucho de que el director se lo tome tan bien, y es que prácticamente acaba de decirle a su jefe que ya no puede trabajar tan bien como antes, y su jefe le está diciendo que se relaje y se tome su tiempo para recuperarse. ¡Es genial!

—Muchas gracias por todo, director… —le dice Victor, sonriéndole mientras se despide de él y acepta que éste le dé un casto beso en los labios—. Le llamaré cuando esté listo.

Fue con esas expectativas que Victor regresó a su departamento con una sonrisa en los labios, una sonrisa que no iba a arruinarse por nada del mundo.

Para cuando Jean se fue a su propia casa en su auto, ya estaba empezando a anochecer y Victor se dispuso a hacerse algo de cenar.

Había encendido el pequeño televisor sobre el desayunador de la cocina mientras cortaba unas naranjas para hacerse un jugo y esperaba a que el filete de pollo del sartén termine de dorarse, cuando escuchó algo que le llamó la atención y subió el volumen prestando su total atención al programa televisivo.

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[¡Hablemos ahora sobre Black Heart!]

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Propone un hombre que está sentado alrededor de una mesa de cristal junto a otros dos hombres y una mujer.

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[Es por mucho uno de los mejores trabajos de JJ, los temas de las nueve canciones que lo componen son frescos, sutilmente románticos, y un poco secuenciales, ¿Verdad?]

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Pregunta otro de los hombres.

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[Exacto, ha sido un trabajo innovador de su parte. Aunque, cuando dices «Secuenciales» me recuerdas a alguien]

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Dice la mujer.

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[Definitivamente te recuerda a alguien. Vitya ha sido hasta ahora un boom con sus canciones, aquel que muchas veces ha hecho temas que podrían relacionarse el uno con el otro y verse como secuencias de una película bellamente grabada. Yo siento que JJ se inspiró en eso al hacer Black Heart]

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Contesta el tercer hombre.

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[Sin duda Vitya sigue siendo nuestro favorito en cuanto a… ¡Todo! Tiene la belleza, tiene la pasión, y tiene ése no sé qué que te hace enloquecer con solo verlo cantar. Es decir, al cantar tiene una teatralidad escénica única, sus expresiones son tan poéticas a la vista y al oído. ¡Amo a Vitya con todo mi ser! ¡Estoy enamorada de él!]

[Es como un actor. Cada vez que lo veo cantar siento que está actuándolo todo a la perfección. Es como el actor que interpreta el mejor papel de su vida con cada canción. También yo amo ver cantar a Vitya, y amo todos, absolutamente TODOS sus MV, pero… seamos honestos, al parecer Vitya se ha cansado después del dueto]

[Es verdad. JJ volvió con fuerza con temas que parecen haber sido inspirados por Vitya pero… éste parece haberse dormido]

[Recordemos que ambos, JJ y Vitya, no son cantantes independientes, sino que trabajan para la misma compañía por ahora, así que… yo creo que Vitya no se ve en la libertad de sacar un sencillo o un álbum que compita limpiamente contra Black Heart]

[Seré sincera. Yo tengo muchísima fe en Vitya, y creo firmemente que Black Heart de JJ es… como una extensión del propio trabajo de Vitya, es decir, sin Vitya no existiría Black Heart, al menos esa es mi opinión personal]

[Eso incrementa los rumores, ¿Verdad? De que ambos… bueno… ya saben]

[Siempre he dicho que definitivamente yo no podría estar en la misma habitación que Vitya, y es que sin importarme que sea un hombre y que él siempre lo afirme rotundamente… yo moriría estando a su lado…]

[Eso te descalifica para una firma de autógrafos supongo]

[Lo cierto es que JJ tiene cinco años más en ésta industria, él ya conoce los atajos y los callejones de la música, así que… bueno, Vitya aún tiene mucho por aprender]

[En eso estamos muy de acuerdo. Vitya es un no-tan-novato muy prometedor que no decepciona hasta el momento, pero un novato a fin de cuentas. Es decir, Vitya solo trabajó un año con su propia banda y haciendo su propia música, luego se unió a JJ por otro año y… bueno, la verdad es que personalmente siento que Vitya es como una estrella fugaz… y por mucho que me duela, siento que no durará mucho tiempo, no como JJ, es decir, Jean Leroy se ha hecho un lugar en el mundo musical, un lugar que ya nadie le va a quitar]

[Vitya tiene que ponerse a trabajar ¡Ya! Si quiere seguir abriéndose su lugar. Y estoy seguro de que él lo sabe. Sabe que no puede darse lujos como los de JJ que a pesar de no haber escrito ni una de las canciones del dueto aún así tiene a sus fans gritando su nombre justo ahora con Black Heart… y Vitya aún no puede tomarse todo ese tiempo]

[La verdad yo no creo que Vitya sea tan fácil de olvidar, es decir, su físico y su pasión han revolucionado la industria, y aunque sea una estrella fugaz… siento que dejó su marca muy palpable, muestra de eso es justamente Black Heart…]

[Hay una frase que me encanta del cuarto tema de Black Heart que es por el que fue nominado a éste nuevo premio, el sencillo «The veil», y dice: «En el velo del cielo que cubre tus ojos me pierdo y te pierdes», siento que no hay más indagaciones que hacer en cuanto a la inspiración de JJ, es decir, ¿Quién tiene ojos de cielo?]

[Vitya tiene unos ojos azules muy bonitos sin duda. Cuando escucho esa frase de «The veil», siento que JJ intentaba decir que él se perdía en esa bonita mirada, y Vitya o quien fuese su inspiración se perdía a sí mismo, es decir… nunca le corresponderá, eso es lo que yo entiendo]

[Vitya siempre ha sido muy reservado en cuanto a su inspiración, así que no podemos descartar que su corazón ya tenga a alguien más. Ahora siento mucha pena por JJ y sus nueve canciones románticas que componen Black Heart y que definitivamente tienen todo lo suyo, todo ese estilo tan vivaz, colorido, rudo y fuerte que ahora lleva tintes románticos, sin lugar a dudas lo mejor de sus canciones son las cortas pero significativas partes en rap]

[Nunca puedo seguirle el ritmo y sin embargo me encanta la melodía contagiosa y vibrante. Seguramente algo en lo que JJ y Vitya se diferencian es eso, y es que aún cuando JJ está haciendo canciones románticas, sigue siendo muy vibrante, y Vitya es más bien nostálgico, algo gótico, instrumental y oscuro… es todo un misterio cómo hizo canciones como «French Kiss» y «Cruel toy» que son más bien dance pop]

[Aunque la letra de sus canciones sigue siendo algo oscura. Recuerdan la frase de «Cruel toy», «Solo me dejarás cuando el brillo carmesí de mi cuchillo destroce tus tatuajes, entonces dejaré de ser tu juguete cruel, chico cruel»]

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Entonces Victor apaga el televisor.

No puede soportarlo. No al escuchar eso último.

Ama todas sus canciones, pero en momentos como estos odia escucharlas.

Y odia todo esto.

¿Por qué tienen que hablar sobre él?

Se suponía que iban a hablar de Black Heart, no de él.

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«Una estrella fugaz».

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Piensa Victor, apoyándose sobre el desayunador.

Quizá tan solo debía dedicarse por completo a volver a pensar en aquel hombre que lo dejó. Quizá así podría volver a la cima y quizá entonces solo dirían cosas buenas de él. No como ahora que todo el mundo lo acusa de abandonar, de dormirse, de dejar la música.

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«Una estrella fugaz».

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Vuelve a pensar, y nota que su vista se empaña por una capa oscura y recién su nariz siente el olor a humo que le hace girarse y apagar rápidamente la cocina.

Adiós cena, o mejor dicho, adiós carbón que fue pollo.

Es ridículo ponerse a llorar y pensar que ése maldito pedazo de carbón tiene la culpa de todo, pero la tiene, y Victor lo bota a la basura casi con odio.

¿Acaso en algún momento también lo botarían a él?

¿O es que ya lo habían desechado?

Los fans lo consideraron fuego y ahora era solo carbón.

El carbón que él está botando a la basura.

¿Lo consideraban basura?

—Victor, basta… —se dice a sí mismo, cerrando los ojos con fuerza—. Deja de pensar en eso. El director te ha dado tiempo, solo eso importa.

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«Vitya tiene que ponerse a trabajar ¡Ya! Si quiere seguir abriéndose su lugar».

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—Los fans van a dejarte… —se dice Victor, apoyándose de nuevo sobre el desayunador—. Idiota, los fans son lo único que importa, nada más, y ellos van a dejarte. Ya te dejaron.

Entonces su respiración se hace difícil, casi como si tuviera asma.

Su corazón parece detenerse pero de pronto se acelera y él intenta respirar con calma pero solo logra ponerse aún más nervioso.

No puede respirar, siente calor y asfixia, siente que muere.

Le está dando un nuevo ataque.

—¿Por qué? —se pregunta él, dejándose caer sobre el piso, intentando atrapar el aire con desesperación y retenerlo por más de medio segundo en sus pulmones. Pero no puede, sencillamente no puede y le duele horriblemente no poder—. No mueras, no mueras, no seas idiota, Victor… no te mueras…

Se concentra en el frío del parquet del piso, en el frío mármol del desayunador. Se concentra en intentar regular su respiración descontrolada y en mantener los ojos cerrados.

Ha aprendido a calmarse a sí mismo desde hace años, lo único que necesita es algo que le dé seguridad y estabilidad, en pocas palabras, una pared en la cual poder apoyarse y concentrarse hasta calmarse.

Media hora después de agonizar en vida, de llorar y ahogarse con aire, con desesperación, dolor y miedo, se coloca de pie un poco más relajado que antes y se pone a limpiar, botando las cáscaras de naranja y tomándose el jugo que hizo, por ahora eso es lo único que su estómago va a soportar.

Después de dejar el sartén con agua sobre el fregadero, se va a su habitación y decide que aún es pronto para dormir, así que se queda viendo un par de películas.

No sabe exactamente en qué momento se quedó dormido, pero lo nota cuando se ve a sí mismo en una habitación completamente iluminada por el sol radiante y bello de una mañana espléndidamente despejada.

Sus ojos azul cielo parpadean, se abren lentamente y se adecúan a la luz de la dulce mañana.

Siente un dolor punzante en su espalda baja, siente su cuerpo completamente desnudo adormecido y aún somnoliento, pero no le importa, y como siempre lo único que busca es a aquella persona a la que amó más que a la vida misma, aquella persona que necesitaba más que al aire o a la calma. Pero solo encuentra aquel espejo de aquella habitación de aquel hotel.

Y allí ve aquella nota, grabada con un labial de tono rojo suave.

Sus ojos escuecen, parpadea un par de veces, un dolor en su pecho lo hace enderezarse, más por indignación que por cualquier otra cosa.

Observa aquella nota escrita en el espejo, observa las palabras que le destrozaron el corazón para siempre.

Luego observa la habitación llena de colores pulcros en los que resaltan los muebles de caoba y aquel vestido de tul negro con dos broches de plata en los hombros, junto a los tacones negros, cada uno con dos pequeñas rosas igual de negras adornándolos.

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«Desearía que fueras mujer, en serio lo desearía. Moriría porque lo fueras».

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Entonces sus párpados se abren y él despierta en medio de su cama, en medio de la noche.

Sus ojos están llenos de lágrimas y él solo puede dejarlas salir y cubrir su rostro con ambas manos.

Quiere gritar, y cuando se da cuenta de ello sabe que no importa cuánto se esfuerce en enamorarse de Jean, aunque Jean sea tan fácil de amar con todas sus atenciones y cuidados.

—Yuuri… —dice, apenas en un susurro que su propio aliento borra.

Es un susurro tan débil, tan efímero y tan transparente, que le grita, de verdad le grita, que su corazón tiene un dueño. Un amo y señor que lo gobierna y lo domina por completo.

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«Yuuri».

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Un doloroso nombre susurrado que sus labios siempre juran jamás pronunciar por ningún motivo, pero que al final siempre evocan agonizantes y suplicantes cada maldita noche. Esperando.

Esperando tan solo un último beso por una última vez.

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Publicado por ArikelDT

☆ 1-6-96 ☆ Multishiper . ○●○ Amante del misterio, de las emocionas a flor de piel y de las memorables tragedias románticas. Enamorada del arte, de la música, de los versos y de los minutos de silencio. Puedo ofrecerte libros que hablan de corazones sedientos, con vidas vibrantes, e historias, a veces, sangrantes. ○●○ .

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