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VICDER: CAPITULO CATORCE


Sentía miles de martillos retumbando en su cabeza, su sistema empezó a reiniciarse, escuchaba murmullos de voces a su alrededor.

Su visor retinal se había vuelto loco, proyectaba luces de color verde contra la parte interior de sus párpados cerrados. Algo les pasaba a sus conexiones: tenía un tic incontrolable en los dedos de la mano izquierda.

—Tranquila señorita, está usted perfectamente bien.

Una voz mucho más alterada contradijo a aquella primera de acento extraño.

—¿Perfectamente bien?. No lo estará diciendo en serio, ¡la vi caer de la camilla gritando!. ¿Que le ha ocurrido?. ¿Y en primer lugar por que está aquí!?, ¡es peligroso!. Espero que no le haya pasado nada grave, sino, con todo respeto hablaremos muy seriamente doctor.

Vicder gruñó, esa voz se le hacía conocida sólo que sonaba muy alterada.

—No se preocupe, solo ha sido un pequeño experimento su Alteza. Nada fuera de lo normal. Enseguida se recuperara. ¿Lo ve?, ya empieza a despertarse.

Vicder dejó escapar un nuevo gemido antes de poder abrir los ojos. La blancura del laboratorio la habría cegado si no fuera por las dos sombras que tenía encima de ella, una más cerca que la otra. Poco a poco, sus ojos fueron desentrañando las formas del sombrero y los ojos azul cielo del doctor Feltsman; y la otra sombra se trataba del rostro del príncipe Yuuri, oculto bajo los mechones negros que caían desordenadamente sobre su frente y unos lentes de montura azules.

Volvió a cerrar los ojos en cuanto sintió la fuerte mirada de Yuuri. Quería que se la tragara la tierra, No era posible ver al príncipe por segunda vez en tan malas condiciones. 

Apretó los ojos rogando de que Yuuri no hubiera notado la luz verde que se proyectaba en su pupila dándole el diagnóstico de su sistema. 

Al menos llevaba los guantes puestos.

—¿Sigues viva?  -pregunto Yuuri, apartándole el pelo desordenado de la frente, colocándoselo detrás de la oreja, mientras tocaba suavemente su mejilla y retiraba la mano-.

Creyó percibir la humedad y el calor que desprendían de los dedos del joven sobre su piel antes de caer en la cuenta de que era ella quien tenía fiebre.

Lo cual era imposible. No podía sonrojarse, no podía tener fiebre.

No podía recalentarse. ¿Que le había hecho el doctor?.

—¿Se ha golpeado la cabeza?  -pregunto Yuuri-.

—Está bien, de verdad  -insistió el doctor Yakov-.  Ha sufrido un pequeño ataque de pánico, pero no es nada. Le pido disculpas señorita, no sabía que sería tan sensible.

—¿Que me ha hecho?  -pregunto Vicder, procurando no arrastrar las palabras mientras el príncipe lo taladraba con la mirada.

Yuuri le pasó un brazo por debajo para ayudarla a incorporarse. Vicder se estremeció y se bajo los ruedos del pantalón para ocultar el brillo metálico de la pantorrilla.

—Simplemente le he recolocado la columna.

Vicder miro al doctor con los ojos entrecerrados, sin necesidad de que la lucecita naranja le dijera que estaba mintiendo, aunque está se encendió de todas formas. 

—¿Que le pasó a su columna? 

La mano de Yuuri se deslizó hasta la zona lumbar. 

Vicder inspiró con fuerza, recorrida por un escalofrío, sintió un tirón en la boca del estómago cuando las manos de Yuuri fueron bajando.

Temió sentir el dolor de nuevo, que las manos del príncipe volviera a bloquear su sistema como lo había hecho el doctor. Sin embargo no ocurrió nada, solo podía sentir su corazón bombeando como las alas de un colibrí. 

Sus miradas se encontraron y por un momento solo existía los ojos de Yuuri, no recordaba haberlo visto en el mercado con los anteojos pero eso no quitaban lo brillantes y dulces que se veían.

El Doctor Yakov tosió y la burbuja en la cual se sentían aislados se reventó. Yuuri no tardó en disminuir la presión de los dedos.

—Su majestad, como usted mismo acaba de comprobar no le pasó nada -aseguró el doctor-. No obstante, la zona dorsal es donde se concentran muchos de nuestros nervios antes de enviar mensajes a nuestro cerebro.

Vicder le lanzó una mirada desesperada de súplica a Yakov imaginando lo rápido que Yuuri se apartaría de ella cuando él le dijera que estaba sirviéndole de apoyo a un Ciborg.

—La señorita se quejaba de unos Dolores en el cuello…

Vicder apretó los puños hasta que noto los nudillos blancos.

—… y por eso le he hecho un pequeño ajuste. La quiropráctica es un método curativo muy antiguo, aunque sorprendentemente efectivo. La joven debía tener la columna peor alineada de lo que pensaba y, al recolocarle las vértebras de manera tan repentina, ha sido como si su sistema hubiera recibido una descarga.

El hombre sonrió abiertamente al príncipe, sin que en sus ojos se revelara preocupación alguna. La lucecita naranja seguía encendida.

Vicder lo miraba boquiabierta. Esperaba verlo reírse, decirle al príncipe que todo era una pequeña broma y al final le contara que era ella, que era inmune a la peste y que se había convertido en su conejillo de indias favorito. 

Sin embargo, el doctor no añadió nada más, siguió sonriendo mientras sus ojos brillaban como un niño demostrando inocencia. 

Al volver a sentir los ojos del joven clavados sobre ella, Vicder se volvió hacia él con la intension de encogerse de hombros, como si la explicación del doctor le pareciera tan confusa como a él, pero la intensidad de la mirada del príncipe Yuuri la dejó sin palabras. 

Sin haberlo esperado Yuuri alzo la mano y golpeó la cabeza del doctor.

—¿¡Y eso por que fue!?  -exclamó sorprendido Yakov-.  

—Mi deber de caballero es defender a la dama presente y no se porque presiento que ella me lo agradecerá -respondió sin dejar de mirar A Vicder, está se mordió el labio tratando de aguantar la risa-.

—Pe..pero, su majestad -Yuuri, alzo la mano para callarlo-.

—Espero que el doctor Yakov esté diciéndome la verdad, porque sería una lástima que te murieras justo cuando acabamos de tener el placer de conocernos.  -sus ojos lanzaron un destello, como si compartiera con ella una broma privada y Vicder volvió a sonreír-,  ¿Estás bien?  -insistió, tomándole la mano y sin apartar el brazo sobre el que se apoyaba la espalda de Vicder-. ¿Puedes levantarte?

—Creo que si.

La ayudó a ponerse en pie. El dolor había desaparecido por completo.

—Gracias.

Vicder se separó de Yuuri y empezó a sacudirse la ropa, a pesar de que el suelo del laboratorio estaba inmaculado. Se golpeó el muslo con la camilla.

—¿Que haces aquí? -pregunto el joven, dejando caer las manos a los lados donde colgaron unos segundos antes de que decidiera meterlas en los bolsillos.

Vicder abrió la boca, pero el doctor Yakov, quien aún se frotaba la cabeza, se le adelantó, tras aclararse la garganta.

—Disculpen mi intromisión pero, ¿Ustedes dos ya se conocían?, porque se ve mucha química para ser la primera vez  -se cruzó de brazos sonriendo con malicia-.

—Nos conocimos ayer  -respondió Yuuri sonrojado-,  En el mercado.

Vicder hundió las manos en sus bolsillos donde se encontraba la llave. Imitando la posición de Yuuri.

—Estoy aquí… porque… Eeh…

—Uno de los med-droides estaba dando problemas, su Alteza  -intervino el doctor-, y le pedí que le echara un vistazo. Su taller mecánico es de los mejores que existen.

Yuuri empezó a asentir, aunque se detuvo y miró a su alrededor.

—¿Que med-droide?

—Ya no está aquí claro  -contestó el doctor con el tono jovial, como si mentir le resultara divertido-.  Seguramente andará por ahí sacando sangre.

—Ss..sí, ya lo he arreglado  -añadió Vicder, obligándose a cerrar la boca para no parecer una tonta-. Ha quedado como nuevo.

Sacó la llave inglesa y la hizo girar entre los dedos, como si aquello confirmara la mentira.

A pesar de que Yuuri parecía confundido, asintió. Vicder se alegro de que al doctor Yakov le resultara tan fácil haberse inventado aquella historia, aunque seguía desconcertada.  ¿Que razones tendría para ocultarle la verdad al principe heredero, sobre todo cuando era posible que estuviera muy cerca de un gran avance en la investigación contra la peste? ¿Acaso el principe Yuuri no merecía saber que ocurría? ¿Acaso no lo merecía todo el mundo?.


—Supongo que no habrás tenido tiempo de revisar a Makkachin?, ¿verdad? -pregunto Yuuri?.


Vicder dejo de girar la llave inglesa y la apretó con ambas manos para obligarse a estar quieta.


—No, todavía no. Lo siento. Las ultimas veinticuatro horas han sido… Complicadas.

—Seguramente  tienes una lista de clientes kilométrica.  -se encogió de hombros, como para restar importancia a sus palabras, peinando su cabello hacia atrás con los dedos para mostrarse despreocupado, aunque su postura delataba cierta tensión, torció el gesto-. No debería esperar un trato especial. Aunque supongo que lo hago de todos modos.

A Vicder le dio un vuelco el corazón al toparse de pronto con esa sonrisa del principe y verlo con el cabello hacia atrás, se veía tan encantador como en el mercado, hasta que vio de soslayo el holograma que había detrás de él y que todavía mostraba el funcionamiento interno, desde las vértebras metálicas hasta los manojos de cables o los ovarios intactos. Desvió la mirada de inmediato hacia Yuuri con el corazón desbocado.

—Prometo echarle un vistazo en cuanto pueda, antes de las fiestas, eso es seguro.

Yuuri se volvió, siguiendo la mirada de Vicder hacia el holograma. La joven apretó los puños, con los nervios atenazándole el estómago, cuando el principe retrocedió ante la imagen.

Una chica, una máquina, un monstruo.

Vicder se mordió los labios, resignada a no volver a ser nunca la destinataria de una de aquellas sonrisas tiernas o pícaras que detenían el corazón, cuando el doctor Yakov se acercó al holograma y apagó la telerred pasando la mano por encima.

—Discúlpeme Alteza, confidencialidad médico-paciente. Era del sujeto que trajeron como voluntario.

Vicder apretó con más fuerza la llave de sus manos, agradecida y recelosa al mismo tiempo.

Yuuri se sobrepuso a su impresión con un estremecimiento. 

—Eso es precisamente para lo que he bajado. He escuchado que se había presentado alguien como voluntario y fue de mucha sorpresa pero nadie me informo directamente. Quería saber si había sucedido algo nuevo, algún avance.

—Es difícil de decir en estos momentos, su Alteza, pero podríamos haber hallado un posible camino. No se preocupe, lo mantendré informado de las novedades.


Sonrió con inocencia, primero a Yuuri y luego a Vicder. La mirada no dejaba lugar a dudas, no pensaba decirle nada al principe, aunque Vicder no alcanzaba a comprender la razón.

La joven se aclaró la garganta y retrocedió hacia la salida.


–Entonces, será mejor que me vaya, para que pueda volver al trabajo. Supongo que… bueno… Volveré para comprobar que el med funciona correctamente. Supongo que ¿mañana?

—Perfecto -respondió Yakov-. Además, tengo su número de identidad en el caso de que necesitara encontrarla.

La sonrisa del doctor se ensombreció de manera apenas perceptible, con que daba a entender que la consideraría voluntaria siempre y cuando volviera voluntariamente. La joven era valiosa, y él no tenía la más mínima intención de permitir que saliera por esa puerta de manera permanente.

—Te acompañaré a la salida -dijo el principe quien camino y pasó la muñeca por delante del escáner.

La puerta se abrió con un susurro.

—No, no, no pasa nada. Ya la encontrare yo sola.


—¿Segura?, No Es ninguna molestia. Me encantaría acompañarte.


—Si, segura. Supongo que tendrá asuntos importantes que atender de… gobiernos… investigación… imperiales… que discutir, no quiero interrumpir su agenda. Aunque, gracias, Alteza.


Camino al frente de Yuuri y Se arriesgó a realizar una reverencia, agradeciendo que al menos esta vez, tuviera los dos pies en su sitio.

—Está bien, bueno, ha sido un placer volver a verte. Una agradable sorpresa sin duda alguna que espero se pueda volver a repetir.



Vicder se rio con sorna, aunque se sorprendió al ver que el principe lo había dicho en serio al notar aquellos ojos de mirada cálida y un tanto curiosa clavados en ella.


—Lo… lo mismo digo. -Retrocedió hasta la puerta. Sonriendo. Temblando. Rezando por que esta vez no llevara manchas de grasa en la cara-. Bueno, entonces le enviaré una com cuando Makkachin se encuentre listo.


—Gracias, Linh-mèi.


—Puedes llamarme Vicder.

Yuuri alargó su mano, tomando la de ella y se la llevó a los labios, depositando un beso en esta.

—Así será, Vicder -susurro Yuuri, soltando suavemente la mano que tomó. 

Vicder quedó con las palabras en la boca, cuando tuvo el valor suficiente para responder, las puertas se cerraron entre ellos.

Quedó un momento congelado tratando de calmar su pulso, su sistema le recordaba la forma de inhalar y exhalar correctamente. Apoyo la espalda contra la pared con gesto derrotado y se golpeó la frente con los nudillos-. «Le enviaré una com» «puedes llamarme Vicder» –repitió con tono burlón. Se mordió el labio-. No hagan caso a la chica que no sabe cuándo dejar de hablar.

No había joven en el país que no soñara con el principe Yuuri. Estaba tan fuera de su alcance, de su mundo, que tendría que haber dejado de pensar en él en cuanto la puerta se hubo cerrado. Tendría que dejar de pensar en él de inmediato. No debería volver a pensar en él, salvo, tal vez, como cliente o cómo principe.

Sin embargo, el recuerdo de aquellos dedos sobre su piel se negaba a desvanecerse.

Eeeesstoooyyy muuuurieeendooo con este Capítulo! Hasta que al fin llego Yuuri donde Vicder!!!

Y por lo menos un mini castigo al doctor 😂

Ya se dieron la idea de quien fue que alzó a Vicder cuando se desmayó!? 😍😍😍 y que nuestra niña no se dio cuenta porque si está así con solo los pequeños toques de la mano de nuestro querido principe, se nos descompone de nuevo!!

Se merece este momento bonito después de todo lo que ha pasado.

¡¡¡Y se nos viene la escena del regreso a casa!!!.

Ojalá les haya gustado, me encantaría leer sus comentarios y no se les olvide dejar su hermoso voto 😁💖 (Admiren la imagen! es más que preciosa)

Nos vemos pronto!!

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Publicado por dmoonbrillentq

Dmoonbrillentq me encanta leer y ver anime, es una forma de poder desprenderme de toda la realidad y adentrarme a miles de aventuras que disfruto montones, por lo que cada historia y experiencias me encantaría poder compartirlo con ustedes. A nivel más personal amo la música y el baile <3 y ayudar a las demás personas, por lo que si necesitas en algún momento poder conversar con alguien aquí estaré

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