Cansina. Así se convirtió la vida junto a quien fuera mi amada.
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Tabú 76
Lejos de casa, lejos de Rusia, lejos de mis queridos amigos y de mis costumbres me dejé absorber por Nueva York y su intenso ritmo de vida. Me entregué a sus noches de luces a sus días cálidos de verano y al paso apurado de su gente para no sucumbir frente a los recuerdos ySigue leyendo «Tabú 76»
Tabú 75
En numerosas oportunidades escuché a la gente decir que los millonarios también sufren y lo más gracioso fue escucharlos decir que a ellos les gustaría tener esos sufrimientos porque con tanto dinero en las cuentas bancarias se sufre menos.
Tabú 74
Durante casi una hora observé mi cara y mi cuerpo en el espejo y comprobé que era una perfecta basura, con el cabello sucio y desaliñado, los ojos hundidos y rojos, mi aliento olía a mierda y mi cuerpo pesaba una tonelada. No reconocí al tipo que me miraba desde el espejo porque no eraSigue leyendo «Tabú 74»
Tabú 73
La sonrisa de Anya era la luna que iluminaba mis noches, sus palabras el aliento para seguir adelante, su mirada mi fortaleza, sus brazos mi atalaya, su calor el suave remanso donde calmaba mis penas y su perfume la dulce droga que adormecía mi cuerpo y me sumergiera en un océano de pasión.
Tabú 72
Me fue imposible no responder la llamada de Angélica. La madre de Víctor no llamó a mi celular sino que lo hizo por la línea de la oficina y no quise que las secretarias notaran los problemas internos que esa mujer y yo teníamos.
Tabú 71
Llegué a San Petersburgo con la fina nevada de enero amparado en un absoluto anonimato y de la misma forma debía retornar a Francia, escondido; como si mi paso por la ciudad nunca hubiera sucedido. Si Yuri se enteraba que yo visitaría a Yakov, lo más probable es que me buscara en su oficina oSigue leyendo «Tabú 71»
Tabú 70
Solía hacer un ejercicio inútil y masoquista casi todas las noches para tranquilizar al peor traidor que conocí en mi vida: mi maldito corazón. Compraba un celular nuevo cada semana y llamaba a Víctor. Me quedaba callado al escuchar su voz y cuando él decía mi nombre colgaba de inmediato. Luego pensaba que Anya estabaSigue leyendo «Tabú 70»
Tabú 69
Las primeras semanas que mi madre y yo comenzamos a vivir en París, coincidieron con su cumpleaños. Desde ese 20 de setiembre, que por primera vez estuvimos solos hasta que ella se casó de nuevo, tomamos la costumbre de festejar todo el día juntos. Era una fecha especial en la que yo faltaba a laSigue leyendo «Tabú 69»
Tabú 68
Demasiada ausencia, el departamento estaba más vacío que nunca.