Yuri se removió entre la piel de oso. Los brazos de Jean le rodeaban como todas las mañanas desde que vivían de esa manera y lo que más le ponía furioso era lo fácil que se estaba acostumbrando al calor que desprendía el otro. Algo golpeó duro entre sus glúteos y abrió los ojos deSigue leyendo «Cavernícola II»