Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar

12. Te extraño – Al final del verano


Había enviado mi material a Darko Dee tal como acordamos y recibí una llamada de su representante indicándome que llegaría a Ibiza en cinco semanas para firmar el contrato. Me dijo también que pronto estarían escuchando mis primeras producciones dentro de un álbum que sería trabajado en colaboración con otros artistas y disc jockeys. Uno de esos Dj’s  sería yo.

Fue una gran noticia, el futuro se mostraba prometedor y solo era cuestión de esperar, porque como productor ya tenía las voces con las que trabajaríamos mi material y mezclas. No podía creerlo. Había soñado con ese día tantas veces y ese día estaba susurrando a mi oído su canción de éxito. Pero… ¿por qué ese triunfo no me sabía tan bien en ese momento? ¿por qué no estallaba la alegría y convertía en un gran carnaval mi pecho?

Estaba feliz, sí. Sin embargo, no era una felicidad plena. Hubiera querido contarle a Yuri esta noticia, hablarle de todos mis planes, comentarle sobre todas las personas que trabajarían en el álbum y decirle lo importante que era ese paso para mí. Pero no lo hice por una buena razón: no quería que viera cómo la vida continuaba para mí mientras su llama se extinguía sin remedio. Así que esa tarde cuando hablamos por la web no le dije ni una sola palabra sobre la gran noticia. Cuando nos despedimos me sentí muy mal porque por primera vez le mentía con brutal descaro al ser que más amaba.

Pasaron varios días y era evidente que Yuri estaba empeorando, tenía los ojos irritados, su palidez era semejante al alabastro, su rostro lucía más delgado, solo quedaba en él la fiereza de sus ojos que revelaban su carácter terco y luchador. Todavía se levantaba todos los días y caminaba por el jardín, aún superaba el dolor con solo ejercitar su respiración, aún se sentaba en el rincón especial de su habitación para encender la consola y jugar. Aún tocaba el piano de cola en la sala durante una hora, aún exigía que le comprasen pizza o le preparasen blini con relleno de manjar para comer, aunque solo probase unos cuantos bocados.

Yuri tomaba fotos de todo lo que hacía en el día, me las enviaba con algún comentario que muchas veces lograba arrancarme una sonrisa. Así era él, un pequeño tigre que no se daba por vencido y que seguía dándole zarpazos a la vida, aunque ésta le presentaba una batalla desigual.

Llegó el fin de semana y sentí que ya no podía mentirle más, él me contaba y mostraba todo su día a día, me hablaba de su dolor, de sus antojos, de su cansancio, de sus miedos y aún de sus pequeñas palomilladas cuando entraba a los consultorios y cambiaba historiales de los pacientes.

—¿Sabes quién me llamó esta mañana? —Estaba acomodando mi portátil en la mesita de la sala, mientras pensaba en las palabras para también acomodar mi historia.

—¿Quién? —Me miró torciendo los ojos como lo haría un niño pequeño.

—Darko Dee. —le dije y por poco el rubor de mi cara delató que esa llamada había sido hecha casi una semana atrás—. Me dijo que vendrá dentro de un mes para firmar contrato y hacer la grabación, traerá un par de voces muy conocidas de Noruega y tal vez dos de mis temas puedan ser incluidos en un álbum de colaboración que está realizando. —Suspiré e apreté en la mente mis puños en señal de victoria. Por fin lo dije, traté de ser escueto, solo informativo y nada más.

—¡Bekaaa eso es genial, tu música por fin sonará más allá del Templo! —La sonrisa de Yuri siempre era para mí como el sol que me hacía despertar, me llenó de tanta felicidad ver que celebraba un triunfo mío con el mismo entusiasmo con el que celebraría uno suyo.

—Bueno, tal vez sea solo un tema, pero ya es un progreso. —Traté de minimizar el hecho.

—¿Cuál de tus temas ha elegido? —Pero Yuri seguía mostrándose muy feliz.

—“Azul Profundo” es el que más le ha gustado, pero quiere probar unos arreglos en “Cascada” y en “Alba”. No sé cuál de esos dos últimos escogerá. —Sonreí junto con él. Después de muchos días podía saborear ese momento de triunfo y era porque lo compartía con Yuri.

—Yo elegiría todos. —Sus brillantes ojos me miraban con tanta calidez que por un instante tuve la sensación de que se encontraba frente a mí, en mi habitación y solo bastaría que estirase mi mano para tocar su rostro—. Pero por lo menos uno de ellos ya te pondrá en la mira de las demás disqueras. Que no se te suba el demonio de la fama, dijo y yo asentí sabiendo que tenía toda la razón.

Para no quedar callados, Yuri caminó con la tableta en la mano por su habitación y con un humor negro comenzó a describir las novedades que habían instalado esa mañana.

─Mira quiero presentarte a mis nuevos amigos. ─Apuntó la cámara y mostró unos aparatos que estaban junto a su cama─. Este es el señor monitor cardiaco y este es el señor tanque de oxígeno, ellos me acompañan toda la noche.

No podía creer que tomara las cosas con tanta liviandad o tal vez solo estaba tratando de mostrar fortaleza frente a lo inevitable. Al ver los dos aparatos un gran vacío se apoderó de mi estómago y lo sentí suspendido en el aire porque sus formas y brillantez me hicieron recordar que estos se usan en los últimos días de vida de una persona.

─Yo no te veo tan mal ¿por qué tienes que usarlos? ─le dije algo serio. Me producía mucho temor observar esos dispositivos en su habitación.

─Me ahogo por las noches así que con esta manguerita puesta aquí ─Puso la manguera con dos salidas bajo sus fosas nasales─ puedo respirar mejor. Y este otro no sé qué cosómetro… lo miro y me imagino que estoy dentro de un submarino midiendo la distancia con el enemigo y puaaaaj un tiro certero. ─Apuntó con sus dedos y simuló el disparo, luego se tiró sobre su cama y se echó a reír.

─¡¿Cómo puedes reír, Yuri?! ─No sé porque le dije eso, pero fue lo más sincero que había hablado durante esa conversación. Eso no le quitaba el tufo de que había sido un comentario nada delicado.

—Beka, si me voy a morir mañana, hoy día habremos reído. Además no puedo estar asustado, esperando dentro de mi cama… qué va a pasarme… veo una persona de rostro pálido junto a mí ─Cubrió con la sábana la mitad de su rostro, bajó el tono de voz y comenzó a parodiar una conocida escena de cine─. Es la señora muerte… ¡Oh, no! es la enfermera que viene a ponerme un inyectable.

Reímos sin parar hasta que él comenzó a toser y yo sentí mis lágrimas en las esquinas de mis ojos. Quería tanto abrazarlo y besarlo, pero solo pusimos los dedos sobre la pantalla hasta que nos sentimos cursis y pasamos a hablar otros temas. De pronto la voz de su madre nos interrumpió.

─Es mamá, tengo que cenar. ─Puso cara de niño triste─. ¿Sabes?, mi abuelo cree que eres solo mi mejor amigo de Ibiza, pero creo que mamá sospecha, a veces insinúa y pregunta por qué solo hablo de ti. ─Cuando se dio cuenta de lo que dijo, sus mejillas se encendieron como soles bajando al mar.

─¿Solo hablas de mí? Qué sospechoso Yuri ¿Por qué será? ─Engrosé la voz y arqué las cejas sin dejar de fijar mi mirada en la suya.

─Beka eres un tonto, mira cómo me haces sentir. ─Estaba colorado y no podía sostenerme la mirada.

─Yuri… te extraño. ─Mi corazón se movió con tanta fuerza que me causó un dolor muy intenso como nunca había sentido.

─Yo también Beka, espero que pronto sea fines de noviembre. Ya le dije a mamá y a mi abuelo que vendrás a verme. ─Un atisbo de picardía volvió a brillar en sus ojos.

─Yuri… te amo. ─¿Eso era lo que quería decir Bass cuando me dijo “debes acompañarlo”?, me pregunté.

─Yo también ─habló bajito y señaló con el dedo hacia su derecha porque su mamá seguía en la habitación.

Fue una tarde maravillosa e inolvidable, un tiempo en el que las distancias no existieron. Fuimos tan felices ese día que nos olvidamos de la hora, de los tratamientos médicos, de los nuevos aparatos, de los nervios por las grabaciones, del dolor y del futuro incierto.

….

Días después, los chicos del Templo tuvimos una reunión para ver la programación del mes. Víctor había viajado a Japón por una semana y Mikel fue quien dirigió esa velada. La conclusión es que habría cambios importantes en El Templo, la discoteca pronto se convertiría en un escenario de conciertos en formato streeming que se compartirían por un canal exclusivo, así que los ojos del mundo estarían sobre nosotros.

Aplaudimos, comentamos, lanzamos ideas para mejorar nuestras presentaciones, así como el decorado de la discoteca y la renovación de la carta de tragos.

El mundo seguía girando, como si nada sucediera.

Mis amigos proyectaban la vida en meses y hasta años. Solo yo me sentía estancado y si bien mi ansiedad había disminuido gracias a su apoyo y el de mi familia a la que ya no pude ocultar mi verdad y mis sentimientos por Yuri, sentía algo nuevo en mi corazón. Quería encontrarle la lógica a todo lo que sucedía con mi amado tigre ruso. Pero por más que me esforzaba en comprender cómo es que surgió la enfermedad: si hubo un descuido, una condición genética se activó por algún elemento extraño en su cuerpo, fue el uso de los celulares lo que le afectó la médula, fue una dieta inadecuada lo que desató la enfermedad, fue una maldición, no hallaba una respuesta que me mostrara el sentido de su corta vida.

Bastjin siempre ha sido un hombre lleno de vida y en el escenario, un adolescente que hacía sus mezclas con todo entusiasmo. No parecía un hombre que superaba los treinta. Para mí era como un maestro y no solo lo digo porque me enseñó muchos secretos de la profesión, también porque siempre que se le daba la oportunidad trataba de iluminar mi camino con las enseñanzas que su filosofía y estilo de vida le habían proporcionado.

Salimos del Templo para almorzar y mientras nos dirigíamos a uno de los restaurantes de la playa, muy atento a cada movimiento y gesto míos, Bass me preguntó.

─¿Por qué te noto tan enfadado? ─Ralentizamos los pasos y como pensaba que gracias a su práctica del Zen tenía todas las respuestas —aunque yo no las entendiera— me atreví a decir algo que había guardado para mí desde el momento en que Yuri me dijo que tenía un tiempo de vida limitadísimo.

─¿Por qué le está pasando esto a Yuri? ─Yo sostenía la mirada al frente del camino.

─Porque está aprendiendo a través de su enfermedad a saber sobre sí mismo —dijo sin mostrar ni un ápice de duda.

─¿No crees que es una muy dolorosa lección para un chico? ─Puse las manos en los bolsillos y comencé a patear algunos guijarros repartidos en la vereda.

─Él tal vez es un chico ante tus ojos, pero ante un Todo que nos conoce y nos ve desde adentro quizá no lo sea. —Bass decía que existen espíritus viejos y otros jóvenes y otros que recién están gateando por la vida.

─¿Y ese tu Todo tiene que ser tan cruel para enseñar de esa manera la lección? Es decir, si Yuri tenía que aprender algo de la vida ¿no hubiera sido mejor que la viva por completo? ─Necesitaba con desesperación una palabra que me diera calma.

─Todos tenemos un tiempo adecuado para aprender nuestras lecciones Otabek, y seguro que el tiempo de Yuri ya se está cumpliendo.

─¿Y qué saca ese tu Todo de todo esto? Yuri muere de dolor todos los días, tiene miedo de su condición y sé que tiene rabia de no poder vivir a plenitud. ¿Qué hizo él para merecer esto?, ¿es un castigo o una prueba de fe? ─En verdad sentía que dentro de mi pecho había una gigantesca hoguera que ardía y me calcinaba.

─Es una forma de entender nuestras fortalezas y flaquezas, de mejorar nuestra alma —dijo Bass sin mostrar molestias por mis comentarios.

─¿Acaso hay alguien superior a nosotros que determina todo el destino? ¿Se burla de nosotros? ¿Le gusta vernos sufrir? Le gusta ver cómo recurrimos desesperados a él con nuestras oraciones, pero igual nos manda la muerte. ─Para mi alguien debía hacerse responsable por lo que estaba pasando, no importaba si era alguien en este mundo o en el otro.

─La muerte, Beka, no es un castigo, ni es lo opuesto de la vida… es solo parte de nuestro destino. Que unos tardamos más tiempo en llegar a ese destino que otros, eso lo determina una parte muy infinitesimal de nuestro ser que ya sabe si obtuvo aquello que vino a aprender en esta vida.

La voz calmada de Bass parecía tocar con delicadeza mi atormentada alma, por instantes sonaba a una cadenciosa melodía y por instantes se volvía severa como la voz de un padre cuando regaña con mucho amor a un hijo. Cómo quería poder entenderlo y que me prestase tan solo un diez por ciento de su serenidad.

─¿Y qué hay de los que quedamos? ¿Acaso se alimenta de nuestro sufrimiento? —le dije pensando en esa flecha que atravesaba mi pecho y no era una de Cupido.

─El dolor también es parte de la vida Ota, y lo que tú debes hacer con tu dolor no es combatirlo, si no hacerlo tuyo, abrazarlo hasta sentir que ya lo hiciste parte de ti y que no le tienes miedo.

─Amar mi dolor… —No podía imaginar cómo se lograba hacer eso.

─Buscar culpables y razones, Otabek, es solo quedarse en la parte superficial del dolor viendo nada más que las consecuencias. Integrarlo a tu vida te da la posibilidad de entenderlo y de aceptarlo. Entonces, en ese momento sabrás cuál debe ser la respuesta a tu dolor y podrás afrontarlo, pero para eso debes verlo de frente sin máscaras, sin miedo, cara a cara. Ese momento, mi amigo, lo comprenderás por completo y te liberarás de él.

─¿Y el dolor y sufrimiento de Yuri? ─Eso era lo que más me mortificaba.

─Créeme que va a llegar el momento en que ya no lo va a sentir.

─Claro cuando esté muerto… ─Reaccioné con una risa irónica.

─No, mucho antes de su último suspiro. Cuando sepa que apegarse a las cosas, a las personas y la vida es lo que le hace sufrir. —No había lógica que me hiciera entender, sin embargo, me aferraba a las palabras amables de mi amigo—. Cuando esté listo para volar.

─¿Y qué hago yo, mientras tanto? ¿Qué le digo, cómo le explico lo que tú me estás diciendo? ─Yo intentaba retener cada frase y cada palabra para procurar algo de consuelo en Yuri porque a pesar de verlo sonreír todos los días, notaba un halo de temor y profunda tristeza en su mirada.

─No tienes que decir nada Otabek, solo hazle saber que estás allí para él. Esos pocos momentos en los que se ven y hablan, hazle entender que estás junto a él. No necesitará nada más.

Llegamos a nuestro destino y entramos al restaurante esperando que haya una mesa disponible. Encontramos una muy cerca de una enorme ventana, nos sentamos frente a frente y tras hacer el pedido nuestras miradas se encontraron.

─Gracias Bass por tus consejos, pero eso no me quita la frustración que siento ahora.

─¿Quieres unas clases de relajación y meditación o quieres unas clases de boxeo tailandés?

─Prefiero repartir golpes… ya me conoces.

Los dos reímos en ese momento, y mientras nuestras risas se combinaban con el alegre ambiente del restaurante yo me preguntaba ¿cómo podía reír tan a gusto con Bass mientras Yuri tal vez estaba sintiendo dolores en las articulaciones o estaba intentado respirar con una manguera de oxígeno puesta bajo sus fosas? Me sentía culpable por estar sano, por estar en la playa, por comer un menú delicioso, por tomar una copa de vino y por reír junto a mi amigo.

….

En la última semana de octubre, cuando estaba a punto de salir a dar un paseo por la playa ─no conversaba con Yuri por las mañanas porque él recibía terapia─, alguien tocó la puerta y fue Emil quien la abrió rápidamente. Escuché que una voz femenina preguntaba por mí, salí a ver qué sucedía y mi amigo me hizo una señal para que atendiera a la chica que esperaba en las gradas.

—Perdón, ¿eres Beka? —Una pelirroja muy hermosa se acercó sin prisa y me dio la mano.

—Beka… sí soy Otebek Altin. —No salía de mi asombro en ese momento, solo Yuri me decía Beka.

—Disculpa, Otabek, soy Mila Babicheva amiga íntima de Yuri y de su familia y vine a pedirte que por favor me acompañes a Rusia.

Sentí que el piso se movió bajo mis pies, no sabía qué decir. Ir a Rusia, claro que yo deseaba con toda mi alma estar en Rusia junto a Yuri, le había prometido verlo a fines de noviembre porque era el tiempo adecuado para pedir un permiso largo en el trabajo. Además, no había completado el presupuesto para el viaje. Pero como fueran mis circunstancias, la oportunidad estaba frente a mí.

—Claro que me gustaría ir, pero no sé cuántos días pueda quedarme … —No me dejó terminar de explicarle.

—No te preocupes Otabek, la familia de Yuri te está invitando para que vayas a su residencia, dispondrán uno de los dormitorios de huéspedes para ti, te puedes quedar todo el tiempo que desees. —Su triste mirada me anunciaba lo peor—. En verdad a Yuri no le queda mucho tiempo y los médicos han recomendado que se le dé la mejor calidad de vida.

Una mezcla extraña de sentimientos se arremolinaba en mi pecho. Podría ver de nuevo a Yuri, abrazarlo, sentir sus manos frías, pero ¿tendría que decirle adiós una vez más?

—¿Sabes? A veces cuando tiene fiebre alta él te llama… por eso su madre y sobre todo su abuelo me pidieron que viniera a convencerte de pasar unos días con él. —Mila no necesitó decir más.

—¿Cuándo partiríamos a Moscú? —La invité a pasar a la sala.

—Si es posible esta noche, tengo boletos comprados para primera clase listos para confirmar fecha. —Mila no quería perder más tiempo y tenía razón.

—Es muy pronto… tengo que hablar con mi jefe, no puedo dejar mi trabajo de improviso. —En ese momento recordé el ofrecimiento de apoyo que me hizo Víctor.

─Pues comienza por eso que dijiste primero. ─Ella se puso en pie y me animó a hacerlo también.

Mila me acompañó a todos los lugares donde fui para alistar el viaje, lo primero que hice fue llamar a Víctor, su novio contestó y le expliqué la situación, así que me dijo que fuera consiguiendo un reemplazo para mis días de ausencia me pidió que fuera a mediodía a su departamento.

Así fue, mientras Víctor despertaba y se preparaba para un nuevo día, yo llamé a Bass y también a Mikel, el administrador del Templo, les expliqué la situación y ellos me dijeron que no me preocupara. Bass como siempre fue mi salvador, me dijo que si Víctor estaba de acuerdo tenían la persona indicada para ocupar el primer show de la noche, una chica alemana que estaba de paso por Ibiza por unas semanas.

A medio día fui a la mansión de Víctor, él se entretuvo hablando con Mila, su compatriota, durante unos minutos hasta que su novio Yuuri los interrumpió y le preguntó si me tenía una respuesta.

—Otabek, ve donde tu Yuri, él te necesita mucho ahora. —Me estrechó la mano y sonrió como siempre con todo el corazón—. Tómate todo el tiempo que veas por conveniente, sabes que en El Templo siempre te estaremos esperando.

Agradecí con una gran sonrisa su gesto. Sentí como si un padre o un hermano mayor me estuviera dando su ayuda en ese momento tan crucial de mi vida. Me despedí con un fuerte apretón de manos, él me abrazó y dejó varias palmadas en mi espalda. Yuuri, su novio también tomó mi mano y en la puerta de su departamento agachó el torso para despedirse.

Mila y yo salimos a toda prisa de la mansión de los Nikiforov Katsuki y volvimos a mi departamento a alistar las maletas. Ella dijo que debía llevar ropa de abrigo y casi no tenía mucha.

─Beka, lleva solo lo necesario y allá ya iremos de compras o tal vez pidamos algo por catálogo. ─ Ella se dedicó a acomodar todo dentro de la maleta mientras yo buscaba revolviendo el closet sin parar.

─Mila… tú crees que necesitaré algo apropiado para… ─Me era muy difícil llamar a las situaciones por su nombre.

─Beka, ya veremos en su momento. ─Cerró la maleta y estiró el cuerpo─. Ahora vamos al aeropuerto.

Nos detuvimos unos minutos en el Topsy Top para despedirme de mis amigos, ellos prometieron portarse bien, cuidar el departamento y cuidar mis vinilos que guardaba con tanto celo. Un abrazo fuerte fue su manera de decir hasta pronto y de mandar muchos saludos para Yuri.

Finalmente llamé a Sala y Michele y les conté todo lo que estaba pasando, ellos me desearon un buen viaje y Sala me dijo que estaría esperando noticias de los dos, mandó un beso para Yuri y se despidió de mí con otro.

—Recuerda que siempre es correcto hacer lo que manda el corazón ─sentenció muy seria mientras decía adiós con besos sonoros sobre el auricular.

En ese instante mi corazón ya volaba hacia Moscú, ya estaba junto a Yuri, lo abrazaba, lo besaba y lo protegía una vez más.

Yo mientras tanto estaba en un auto que rentó Mila, la mejor amiga de Yuri, esperando en el tráfico de la carretera rumbo al aeropuerto de Aena.

Anuncio publicitario

Publicado por Marymarce Galindo

Hola soy una ficker que escribe para el fandom del anime "Yuri on Ice" y me uní al blog de escritoras "Alianza Yuri on Ice" para poder leer los fics de mis autoras favoritas y escribir los míos con entera libertad.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: