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6. Cita – Al final del verano


Corrí hacia el salón principal, faltaban diez minutos para que se inicie el evento, contando los segundos pasé por entre un mar de chicas envueltas en diminutas tangas, capeé todos esos cuerpos que se movían al ritmo del dance que mi compañero enlistaba.

Tomé las escaleras hacia la oficina, Víctor había culminado su reunión en ese preciso instante y se despedía de los representantes invitándoles a observar el espectáculo que estaba a punto de iniciar.

Yo lo miraba y trataba de llamar su atención con mis movimientos, él aún conversaba amenamente con esos ejecutivos, hasta que notó mi desesperación y los animó una vez más para que bajaran hacia su apartado especial. Luego con una gran sonrisa me abordó.

—¿Qué pasa Otabek? — se acercó a mí para escucharme.

—Puedo pedirle un gran favor, es crucial para mí es de vida o muerte, necesito que diga que sí por favor Víctor —Él pedía que todos lo llamemos así.

—¿Qué será? — me miró a los ojos con gran curiosidad.

—Afuera tengo un amigo muy especial que desea entrar al Templo, sé que nunca le pedí algo así, pero él es muy importante, es un buen músico venido de Rusia ¿sabe? Y creo que va a apreciar mucho que le pueda invitar a pasar, yo pagaré su consumo, solo que… —Miré cómo Víctor me observaba con gran asombro—. Es un poco joven, pero sabe comportarse y yo me haré responsable de él…

—Si él es la causa de tu mala cara horas atrás y ahora es el que provoca tanto entusiasmo en ti… mmmm…. ¿Qué tan joven es? —Puso su índice sobre sus labios y no me dejo decírselo — ya qué más da invítalo. Además, es ruso. Debe tener una buena cultura alcohólica.

—Víctor no sabe cuánto… —No pude terminar.

—Una cosa más Otabek ya que retornaron tus ganas de vivir, tienes seis minutos para traer a ese chico y ocupar tu puesto en la cabina, sabes bien que Sala está esperando tu música —me dio una palmada en el hombro y se retiró en compañía de dos anfitrionas que lo tomaron por los brazos.

No sé cómo lo hice, pero en el tiempo indicado estuve en la cabina, Yuri estaba junto a mí observando perplejo todo alrededor. Bastjin me anunció y vi que Sala daba un respingo de contenta.

Revisé todo mi material mientras terminaba el último mix de Bass y cuando comenzó el espectáculo, las luces se apagaron. Reinó un intro largo del tema que sería el más adecuado para iniciar con las acrobacias de los gemelos. El presentador anunció el show y dio la bienvenida a la nueva marca que trabajaría con la discoteca. Sala lucía espectacular con el cabello recogido en una cola alta y ese enterizo rojo de látex. Michelle estaba vestido con camisa y pantalón negros y una corbata roja. Los dos hermanos comenzaron a combinar algunas maniobras con las botellas para iniciar la presentación y degustación de ese gran ron caribeño.

Cuarenta minutos de pura magia entre la barra principal y la pasarela de la discoteca, una vez más los Crispino hacían vibrar al público con sus malabares, litros de ron eran servidos sin parar a los asistentes, mientras en las pantallas se anunciaba la marca como nuevo integrante de El Templo y se le designaba uno de los altares menores del lugar.

Yuri observaba entusiasmado hasta el mínimo detalle, sentado en la última grada superior de la cabina, sus ojos parecían los de un niño contemplando el acto de un mago, su rostro se encendía ante la algarabía de la fiesta, las luces y la energía de la música, al final pedí que todos alcen sus copas y así lo hicieron y comencé la última parte de mi show, camas de house y Deep house como dando pie al que vendría luego a hacer saltar a todos en el lugar. Sobre ellas algunos clásicos que la gran mayoría no dudó en corear y bailar. Yo también me contagié del vigor de la gente, salté y aplaudí con todas mis fuerzas. Para despedirme anuncié a Walkzz —como también suele llamarse─ muy profesional como es él, subió al escenario me pidió le acompañe en la primera transición de mezclas y luego nos despedimos con un gran apretón de manos.

Entonces miré a Yuri que me había estado observando detenidamente todo ese tiempo, sus ojos brillaban tanto como las luces parpadeantes de la disco, el entusiasmo con el que se movía al ritmo de la música me hacía sentir eufórico. Apretamos nuestras manos, chocamos los puños y me abrazó lleno de entusiasmo.

—Estuviste espectacular Beka, los hiciste saltar sin parar. —Su sonrisa inundó mi corazón, frené mis ganas de besarlo y apretarlo contra mi pecho, era mejor esperar.

Durante media hora disfrutamos de la presentación de Walker, todo el mundo se movía y saltaba sin parar al ritmo de su electro house. Víctor vino hacia nosotros y me felicitó, le presenté a Yuri, se saludaron en su idioma natal y luego nos dejó con un «pórtense bien». Entonces ese monstruo de la electrónica decidió dar un respiro a todos sus fanáticos. Creó el suspenso necesario con un improvisado riff y el tema comenzó a sonar con su tono suave y melancólico.

Todos pararon de moverse y empezaron a entonar el coro, las luces bajaron al mínimo y solo se observaban los móviles iluminando el ambiente. Fue un momento mágico. Yuri avanzó un par de pasos y yo dejé mi vaso en una mesa cercana, cuando volví a ver el escenario vi también la espalda del lindo ruso y lo abracé. Él apoyó su cabeza en mi hombro y se dejó abrazar, me permitió sentir su perfume, su calor y el compás de su respiración.

Yuri y yo no pudimos resistirnos a cantar, ese estribillo tan triste como conocido, nos venció y nuestras voces se unieron a las demás.

Where are you now?

Where are you now?

Where are you now?

Was it all in my fantasy?

Where are you now?

Were you only imaginary?

Where are you now?

Atlantis, under the sea, under the sea

Where are you now?

Another dream

The monster’s running wild inside of me (1)

Nunca voy a olvidar su voz grave en medio de la penumbra, su perfil y sus ojos cansados, parecía una aparición, un ser mágico del que me enamoraba con cada segundo que pasaba junto a él.

La fiesta siguió seguramente todos los asistentes se recogieron con el amanecer. Pero Yuri necesitaba descansar, otro día agotador había teñido de azul sus párpados.

En silencio lo llevé de brazo a su habitación, la puerta se abrió.

—Tenemos que hablar más tarde Yuri. ­—Con más seguridad en mí, me atreví a recordarle el incidente de la noche anterior.

—No quiero hablar de eso —me dijo mirándome fijamente a los ojos.

—Está bien, ¿Paso por ti mañana? Quiero que me acompañes a un lugar muy importante. —Le miré suplicante—. Por favor.

Él asintió con la cabeza, le di la mano para despedirme y me jaló muy cerca de su cuerpo. Pensé que era un mal movimiento producto del cansancio. No era así. Se empinó un poco sobre la punta de sus pies y jaló el cuello de mi chaqueta con ambas manos. Entonces… Yuri, Yuri Plisetsky, el gato engreído que hacía unas horas atrás me mandó al diablo… me besó, vi sus ojos observando mi reacción y los cerró. Me besó. No podía creerlo, mi cuerpo se tensionó en solo un segundo, mi mente parecía un remolino de pensamientos. Me besó. Yuri, mi hermoso, mi bello, mi lindo Yuri. Nunca olvidaré su primer beso.

Cerré los ojos, mis manos buscaron su cintura y la cubrieron toda, mi cuerpo sintió su inmenso calor. Se agitó entre mis brazos, deshizo el beso para respirar un poco, trató de ocultar su rostro ruborizado. Era muy tarde, este kazajo lo apretó contra sí y buscó un nuevo beso, más intenso y profundo, lleno de fuego.

Lo sentí gemir en un tono muy bajo como si fuera un pequeño quejido, yo no le di tregua, seguí buscando en su boca todo el manantial que calme esa infernal sed de mi alma.

Yuri dejó de resistirse y abrió por completo sus delgados labios, también exploró con su lengua y succionó la mía, era un bebé amamantando, sus brazos rodearon mi cuello. Mis brazos cubrieron su cuerpo. Entonces Yuri me mordió. En verdad mordió con fuerza, me dolió y tuve que detener todos mis deseos que empezaban a revelarse por todo mi cuerpo.

—Esta noche no Beka — me dijo con malicia mientras yo trataba de calmar el dolor de mi labio inferior — en verdad estoy muy cansado.

—Está bien Yuri. —Adolorido y muy feliz tuve que decirle—. Duerme bien. Buenas noches —Besé su frente, besé sus manos y robé un beso más a sus labios antes de retirarme.

Niño malo, seguro estaba riéndose de mí. Y yo estaba duro, ni la ducha helada llegó a bajar tanto deseo contenido entre mis pantalones.

Detuve mi moto frente a la puerta del hotel faltando pocos minutos para las once de la mañana. Yuri me esperaba en el comedor, milkshake con crema, panqueques con miel de mora, dos hogazas de pan con rebanadas de jamón serrano, una jarra de jugo de mandarinas y café. ¡¿Quién desayuna de esa manera?! Yuri Plisetsky lo hace, no sé si todas las mañanas, pero esa mañana sí.

Teníamos algo de tiempo antes de ir a un lugar muy especial como le dije a Yuri la noche anterior. El estudio de Vince Von Dike uno de los productores más importantes del momento y que recibiría la visita de Darko Dee, al parecer la presentación en la fiesta de las hermanasJarréhabía dado resultado y recibí la llamada que estaba esperando cuando menos lo imaginaba, la tarde anterior cuando mi estómago se sentía sumido en el más profundo precipicio sin fin mientras buscaba a Yuri.

Llegamos puntuales. El lugar era espectacular, dentro de una mansión ubicada en la zona norte de Ibiza. En el tercer nivel construyeron una gran estructura con acero y vidrios acústicos que permitían observar los cuatro puntos cardinales de la isla desde una colina. Por fuera brillaba como una joya, por dentro el domo se dividía en cuatro salones, una recepción lujosa y con decoración excéntrica desde jarrones chinos hasta carteles de Broadway. Un salón lleno de instrumentos musicales. Otro salón más grande lleno de micrófonos y aislado con materiales especiales para evitar el rebote, la pérdida acústica o la filtración de sonidos. Finalmente, el lugar más importante, una gran habitación llena de equipos de sonido y ordenadores de última generación. Todos estos ambientes se encontraban dispuestos alrededor de un círculo interno donde pasaba el ascensor de la casa.

Yuri y yo parecíamos dos pequeños niños en un parque de diversiones. Con mirar a cualquier ángulo del lugar encontrábamos detalles lujosos y curiosos de la música y de sus mejores exponentes.

A Yuri le llamó mucho la atención una guitarra firmada por Brian May que descansaba en un pedestal junto al sillón sofá de la recepción.

Franco di Valdi salió a saludarme y me pidió que esperara unos minutos porque “el hombre” se encontraba conversando detalles de trabajo con sus colegas y amigos.

Fueron minutos de tensa espera, yo traía mi material grabado y solo tenía el deseo que lo escuche y me diga su opinión. Me había preparado para todo, la aceptación y el rechazo tenían una respuesta de mi parte. Solo quería saber qué pensaba este productor de mis mezclas y mi música. Con su aporte desarrollaría mejor toda mi creatividad.

Por fin la señal que estaba esperando. Yuri y yo entramos junto con el cazatalentos a la sala de grabación. En el lugar una decena de personas nos observaron como si fuésemos dos críos perdidos.

—Otabek Altin, pasa muchacho —Darko Dee estrechó mi mano mientras su enorme sonrisa me daba cierta confianza—. Frank me ha hablado mucho de tus mezclas, parece que le han impresionado. Me gustaría escucharlas ahora.

—Señor Rose es un honor conocerlo. —Mis manos temblaban el momento de sacar el pequeño dispositivo donde tenía contenido todo mi material—. Gracias por la oportunidad.

Cuando estrechó la mano de Yuri lo miró fijamente y comentó

─Me pareces conocido ¿estás conectado al ámbito musical?

─No señor, solo soy un estudiante de conservatorio. ─Noté que Yuri se puso algo nervioso.

─Oh disculpa pensé que vi tu rostro en algún lugar. ─Charles Rose sonrió y dirigió su mirada hacia mí.

Charles Rose es el verdadero nombre de este productor británico que trabaja bajo el manto protector de la Dance Nation Records y que está siempre innovando los conceptos de la música electrónica.

Al escuchar las primeras melodías y los giros que di a uno de los temas más populares que sonaba en todas las discotecas, vi los gestos que Darko Dee hacía en cada mezcla. Los demás movían la cabeza y hacían comentarios en un idioma que no lograba entender, al parecer era danés.

Durante quince minutos probó y recorrió mi material, track por track sin mucha prisa. Con la mirada fija en el hombre me había olvidado por completo de Yuri. Él observaba con atención y curiosidad todos los equipos que llenaban ese salón.

De pronto una gran carcajada por parte de todos los hombres anunció el final de la prueba. Y Darko Dee se puso en pie.

—Jovencito, hay algo interesante en tus temas, quiero escucharlos con mayor detenimiento así que te propongo que me permitas tener pequeñas muestras de tu material completo. —El productor detuvo su charla y observó su móvil—. ¿Te parece si la envías con Frank en estos días?

—Claro, yo no tengo problema de enviar mis demos. —Al verlo dudar por un momento pensé que me rechazaría de plano.

—Bien no se diga más, en cuanto tenga toda tu producción te daré una respuesta. —Estiró la mano y yo la estreché algo temeroso—. Te prometo que no tardaré.

Yuri y yo nos despedimos de los demás productores y Franco di Valdi nos acompañó hasta la puerta de salida. Allí me pidió que le haga llegar mi material la siguiente semana y prometió que le haría escuchar todo sin pausas a su amigo DD.

Sin saber si estaba feliz, asustado o decepcionado me retiré del lugar. La voz de Yuri me devolvió la vida una vez más.

—¿Eso es todo? Escuchó muy poco tiempo. —Él estaba algo enfadado.

—Créeme Yuri en esta industria ese tiempo que me dio fue en verdad muy valioso para mí. —Sabía que los productores tienen la agenda tan recargada y que, a cada instante aspirantes a músicos, cantantes o Djs se acercan a ellos con sus creaciones grabadas en estudios artesanales, la ilusión al tope y el miedo a ser rechazados.

—Tonterías, si fuera tú sería mi propio productor ─Me asombró la forma tan convencida cómo habló.

No fue lo que Yuri dijo, fue la manera cómo lo hizo que me provocó un escalofrío en la espalda. Esa es una posibilidad remota si quieres en verdad triunfar, pero pensé que no debía descartarla.

Hambrientos, algo confusos y cansados llegamos al Topsy Top, pedimos un menú marino y fuimos testigos de los preparativos que hacía todo el personal para armar una fiesta con fogata en la playa. Al atardecer empezaría el bullicio. Yuri me pidió que nos quedemos y compartamos con mis amigos el momento.

Hablamos de la cita matutina con Charles Rose y los demás productores, hablamos de música, de aventuras y viajes, Yuri nos escuchaba muy atento. Nos confundimos con todos los turistas, comimos perros calientes, malvaviscos asados al fuego, bailamos con unas chicas noruegas y belgas que habían formado un grupo grande de viaje, tomamos mucho vodka y la pasamos muy divertidos. Hasta que vi a Yuri muy pálido, más de lo normal.

­—¿Te sientes bien? —Era una pregunta tonta porque era visible que Yuri no estaba en su sano juicio.

—Beka, llévame al baño. —Puso la mano sobre la boca y me di cuenta de que había bebido demasiado.

No tengo que decirles que no llegamos al baño de la playa y que Yuri perdió el sentido entre mis brazos. Estuve mal, no lo cuidé, me dejé llevar por la emoción del momento, Yuri aún es muy jovencito para andar de tragos. Así que hice lo más sensato. Lo llevé a mi departamento.

Arropé un poco a Yuri, él estaba algo frío y mareado. Lo dejé dentro de mi cama. Y con la sensación de culpa enrumbé al trabajo. Otra noche más de música, chicas bellas, hombres adinerados, gritos, espuma y luces.

Al final de mi presentación anuncié a Van de Wall como plato de fondo, la gente se volvió loca y por fin pude respirar profundo sintiendo el espectacular trabajo del neerlandés.

—¿Cómo estuvo tu día? —Sala se acercó con un Martini en la mano.

—Agotador. —Yo tomaba agua, no quería más tragos.

—¿Y tu amigo? —Michelle nos había estado observando la noche anterior con mucha curiosidad.

—Lo dejé dormido, estaba muy cansado. —Mentí.

—Sí, lo dejó en su habitación y por poco no viene a trabajar. —Emile sonreía con malicia mientras comentaba el chisme.

—Parece que ese chiquillo te trae un poco prendido amigo. —Guang Hong se unió a la divertida conversación.

El único que no se divertía era yo.

—¿Me parece o están hablando del jovencito por el que Otabek estuvo sufriendo durante varias horas ayer? —Para mi desgracia Víctor Nikiforov también se unió a nuestra conversación.

—Otabek ¿qué te traes con el chico? —Bastijn también lo notó.

Ese instante quería desaparecer, con el rostro ruborizado a punto de ebullición los miré con toda la seriedad que pude. Quise ocultar mis sentimientos y mi verdad y… no pude hacerlo, eran mis amigos, todos confiaban mucho en mí y yo en ellos.

—Me gusta. ­—Vi sus caras de sorpresa tal vez no se esperaban esa respuesta tan sincera—. Y no es un simple gusto, siento algo muy especial por él.

De inmediato llovieron todo tipo de preguntas.

—¿Te gustan los chicos? —Michelle era el más sorprendido.

—No.

—Pero te gusta ese chico. —Los ojos de Bass eran dos refulgentes platillos.

—Si.

—¿Eres gay? —Emile no salía de su asombro.

—No sé.

—Pero el año pasado saliste con esa rumana de cabello negro. —Guang Hong nunca olvidaría a la chica que le gané.

—Si.

—Entonces eres bi. —Sala no pudo evitar entrar en la discusión.

—No tengo idea y en verdad no me interesa, no me sujeto a ningún estereotipo o etiqueta. ­—Dejé mi vaso en el mesón—. solo sé que soy un hombre completamente enamorado de un chico y no me importa qué nombre se le da a eso.

—¿Y él te corresponde? —La curiosidad de Emile ya llegaba a su límite.

—Creo que sí.

—Es casi un niño, a su edad nadie sabe lo que realmente quiere. —El comentario de Bass me dolió mucho.

—A su edad yo me enamoré de verdad por primera vez. —Mr. Nikiforov volvió a hacerlo, siempre que podía nos mostraba el mundo color rosa—. Otabek piensa siempre en los detalles, nunca tomes decisiones sin consultarle, trátalo con mucho respeto y con mucho cuidado, piensa que primero están sus sentimientos y sus deseos antes que los tuyos y sobre todas las cosas dile que lo amas, no hay mejor sustento para el amor que las palabras dulces que salen del corazón.

Víctor Nikiforov, abiertamente gay, uno de los pocos empresarios que se atrevió a poner un centro nocturno que no fuese exclusivo para nadie más que para los amantes y conocedores de la buena electrónica. Había vivido muchas experiencias tristes en el pasado, pero ahora que encontró la felicidad al lado de su novio japonés tenía toda la autoridad para hablar del significado real de la palabra amor. Sensualidad, dedicación, sacrificio, entrega y compromiso; esas eran las bases de su experiencia amorosa junto al hombre de su vida.

Sin querer alargar más la conversación miré el reloj y me despedí de todos. Tenía que ir a ver cómo estaba Yuri. Además, tenía que descansar, aunque no me sería fácil dormir en el sofá.

Notas de autor:

1.- Faded: Canción del DJ y productor discográfico noruego Alan Walker, lanzada en diciembre de 2015.

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Publicado por Marymarce Galindo

Hola soy una ficker que escribe para el fandom del anime "Yuri on Ice" y me uní al blog de escritoras "Alianza Yuri on Ice" para poder leer los fics de mis autoras favoritas y escribir los míos con entera libertad.

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