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Tercer sospechoso: Leo de la Iglesia – el hombre de sonrisa amable (Cuidaré de ti)


El día miércoles, mientras Phichit encontraba placer al someterse a Seung-gil Lee, Yuri debía enfrentarse por primera vez a aquel salón como el sumiso de Otabek. El experimentado dominante se encontraba de pie junto a la barra del bar, Yuri estaba a su lado, Altin le había ordenado mantenerse de pie junto a él, en silencio y con la vista baja. 

Yuri se sentía ansioso, por una parte no podía abandonarse totalmente a la sumisión; era un policía y su principal razón para estar allí en ese momento era la de encontrar al maldito que estaba detrás de las desapariciones de los sumisos, por otro lado, tenía que parecer el sumiso perfecto; Otabek Altin no presentaría a cualquiera como su sumiso y no podía despertar sospechas viéndose como un mal compañero del dueño de Eros. 

—Estás demasiado ansioso —dijo Otabek en un susurro que sólo escuchó Yuri.

—Me cuesta compatibilizar mi misión como policía y mi rol de sumiso —confesó también hablando en voz baja. 

—Entiendo, sé que en estos momentos no eres exactamente mi sumiso y será así mientras dure la investigación. Pero la mejor manera de actuar es que te entregues a la sumisión; estarás más tranquilo, con tus sentidos más atentos a lo que ocurre alrededor, mientras más calmo y silencioso te veas menos sospechas despertarás en los demás y menos les importará tu presencia. 

Otabek había levantado la barbilla de Yuri para mirarlo a los ojos mientras le decía eso en tono calmo e íntimo. Yuri se veía capturado por aquellos ojos oscuros que lo tranquilizaban y lo desarmaban.

—¡Otabek! —La voz con acento latino rompió el ambiente, Yuri bajó la vista mientras Otabek se giraba y reconocía a un sonriente Leo de la Iglesia acercarse junto a Guang Hong. Leo vestía un pantalón de cuero rojo y una camisa blanca, su cabello castaño estaba amarrado en una sencilla coleta. A su lado, Guang caminaba en silencio, vestía un pantalón ajustado de cuero negro y una camisa semitransparente de un tono malva oscuro, lucía una sonrisa dulce y un collar de cuero y plata que lo identificaba como sumiso. Yuri los reconoció, en el informe de Mila ambos eran mencionados por mantener una relación 24/7.

—Leo, tiempo sin verte —dijo Otabek cuando el alegre dominante llegó a su lado. Luego miró a Guang —. Buenas noches —saludo. 

—Buenas noches, señor —respondió Guang, sin poder evitar que sus ojos se posaran en el sumiso. 

—Habías estado ausente, según Lilia entrenando a tu nuevo sumiso —dijo Leo también observando a Yuri. 

—Así es, él es mi mascota nueva, pero no podrá saludarlos porque está cumpliendo un voto de silencio. 

—Siempre tan estricto —se quejó Leo—. Yo quería saludarlo y Guang también, ya sabes que le agrada hacer amistad con otros sumisos para compartir experiencias, ¿cierto, cariño?

—Así es, Amo —respondió Guang sonriéndole a Leo. 

Leo siguió conversando un rato más, contando algunas cosas que habían sucedido en el club los días que Otabek no estuvo. Yuri tenía la vista baja, pero podía notar las manos siempre unidas de ambos hombres, la risa suave de Guang y las caricias constantes de Leo. Se notaba que su relación, además de ser 24/7, incluía sentimientos amorosos. No pudo evitar preguntarse cómo sería tener una relación similar con Otabek, en la que además de ser su sumiso fuera su novio. Sintió la piel de sus mejillas calentarse ante esa idea y agradeció que su rostro inclinado no fuera visible para los demás. 

—Esta canción me encanta —dijo Leo al escuchar los primeros acordes de All Mine de Portishead—. Vamos a bailar, Guang —dijo llevándolo entre risas hacia la pista. 

Al llegar, Guang comenzó a moverse al ritmo de esa música que bien podría clasificarse como un estado de ánimo; tan profundamente sensual como nostálgico, donde el erotismo y la desolación se conjugaban en una hermosa obra de arte coronada por la pasional voz de Beth Gibbons, aquella voz capaz de desenterrar las emociones más profundas de quien la escucha y se deja arrastrar por ella. 

All the stars may shine bright

all the clouds may be white

but when you smile

ohh how I feel so good

La cantante comenzaba a seducir con aquella viseralidad que se escapaba en su voz mientras era acompañada por el repetitivo ritmo de la batería. Y Guang bailaba mostrando una sonrisa dulce y sensual mientras Leo repetía la letra en un tono íntimo, solo para ellos. 

That I can hardly wait

to hold you

enfold you

never enough

render your heart to me

Y los brazos de Guang rodeaban el cuello de Leo mientras él envolvía su cintura apegándolo con fuerza.

—¡All mine! You have to be —dijo Leo mirando fijamente esos ojos castaños que le devolvían la mirada y aceptaban sus palabras, porque Guang era todo suyo. 

From that cloud, number nine

danger starts the sharp incline

and such sad regrets

ohh as those starry skies

as they swiftly fall

La voz intensa los envolvía y elevaba mientras el canto de Leo hacía estremecer a Guang.

Make no mistake

you shan’t escape

tethered and tied

there’s nowhere to hide from me

—¡All mine! You have to be.

So, don’t resist

we shall exist

until the day

until the day I die

—¡All mine! You have to be.

La música a punto de entregar sus notas finales fue el complemento perfecto para el apasionado beso que se entregaron en medio de la pista, sus ojos brillaron y toda ese erotismo contenido estalló en una sola idea; debían salir de allí y buscar un lugar privado para resolver las duras erecciones que el baile sensual y los roces atrevidos habían provocado en ellos. 

Yuri observó toda la escena mirando entre su rubia cabellera.

—Una parte de ese show sensual y tierno me recuerda a la relación del cerdo y el calvo —dijo Yuri en voz baja, solo para Otabek—, pero, ¿no te parece perturbadora la canción que bailaron con tantas ganas? 

—No podrás escapar —dijo Otabek recordando la letra de la canción—, encadenado y atado, no existe ningún lugar para ocultarse de mí. Todo mío has de ser, no opongas resistencia, existiremos hasta el día en que yo muera. —Los ojos negros de Otabek miraban expectantes a Yuri. 

—Me parece una excelente canción para retratar una relación 24/7 —dijo el policía—. Sin embargo, ellos parecieran intentar mostrar que no es exactamente eso lo que predomina en su relación. 

*******************************************

El día viernes a primera hora se reunió todo el equipo platino. Yuri, Phichit y Christophe debían informar sobre su primera experiencia en los clubes a los que asistieron. 

—El día miércoles —comenzó el moreno—, tuve una sesión privada con Seung-gil Lee. También participó en ella su esclava, Sara Crispino. La sesión se desarrolló en una habitación privada, la que le pertenece a Lee por ser socio capitalista del club Algolagnia, dentro de la escena no hubo nada fuera de lo esperable para una sesión BDSM y posteriormente dormimos los tres juntos en el lugar. Durante la mañana acordamos tener algunas sesiones más. 

—¿Algún otro dato relevante? —preguntó Yakov.

—Sara Crispino tiene un trabajo de medio tiempo. Lunes, miércoles y viernes atiende una cafetería por las mañanas, saliendo de la reunión iré a ese lugar, pretendo encontrarla por casualidad y tener una charla con ella. 

—Muy bien —felicitó Yakov para luego dirigir su mirada a Giacometti. 

—Yo asistí el día de ayer al club y me encontré con Minako Okukawa, aproveché la oportunidad de sesionar con ella debido a mi recién descubierta habilidad para cambiar de roles. Pienso que ella se toma con bastante responsabilidad su estilo de vida; la provoqué diciéndole que no quería poner límites hasta haber probado de todo y aún así ella me dijo las cosas que haría, espero mi consentimiento antes de iniciar la escena. No pasamos la noche juntos, después de un divertido y tranquilo aftercare volví a casa. Su esclava se encuentra en Japón con su familia, Minako también estuvo allí durante una semana. 

—Creo que podemos aprovechar esa habilidad —comentó Yakov—, puedes pasearte por el club e interactuar con los dominantes como uno más de ellos, pero también aprovechar estas oportunidades y sesionar con alguno de ellos. 

—Aunque tal vez no logre que él o los Dominantes que están detrás de las desapariciones confíen en él. Después de todo, nuestra principal hipótesis es que han sido secuestrados para satisfacer sus fantasías sádicas y alguien que se identifica como switch tiene fantasías de sumisión también —dijo Víctor hablando con seriedad. 

—Es cierto —concordó Yakov—. Víctor, tendrás que presentarte de una manera tal que llames la atención de esos sádicos. El lunes en Eros Yuuri no será tu novio, será solo el sumiso que has entrenado para que sea lo que tú decidas que sea. 

Víctor y Yuuri se miraron, el japonés le sonrió expresando su confianza y mostrando que estaba de acuerdo en ser el sumiso ideal para él.

—Las últimas dos noches estuve en Eros con Otabek Altin —dijo Yuri rompiendo el silencio que se había formado—. Leo de la Iglesia y Guang Hong Ji estuvieron allí el día miércoles, aunque se marcharon bastante temprano. Son tan melosos que no pude evitar recordar a esos sujetos molestos de allí —mencionó apuntando a Víctor y Yuuri—. La verdad es que su relación parece contrastar bastante con la de los dominantes y sumisos que estaban allí. También vi a Alexander Sokolov e Ivan Petrov.

—¿Algo importante que decir sobre ellos? —preguntó Yakov.

—Lamentablemente no, ambos fueron directamente a sesionar de manera privada —contestó con un mohín.

**************************

Phichit se dirigió a Birdland coffee, la cafetería en la que Sara Crispino trabajaba, llegó veinte minutos antes de la hora en la que Sara terminaba su turno, hizo la fila y cuando llegó a la caja la miró fingiendo sorpresa, ella también quedó sin habla por algunos segundos. 

—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle? —preguntó la morena saliendo de su estupor. 

—Quiero un capuccino y pastel de manzana —respondió Phichit sonriendo. 

Después de pagar y recibir su pedido, Phichit se dirigió a una de las mesas más alejadas, sentándose junto a una ventana que daba a la calle. Comenzó a juguetear con su teléfono móvil mientras bebía y comía, sin perder de vista a Sara. Al finalizar su turno, ella se acercó a Phichit.

—¿Puedo sentarme contigo? —preguntó.

—Claro —respondió Phichit sonriendo.

—Aquí nadie sabe eso que tú ya sabes… —dijo nerviosa.

—No te preocupes, yo no diré nada —contestó Phichit—. Me sorprendí mucho al encontrarte aquí, pensé que Seung no querría que trabajaras.

—¿Por ser su esclava? —dijo bajito en una pregunta retórica que no esperaba respuesta—, mi Amo no me ha privado de todas mis libertades. Antes de convertirme en su esclava acordamos esas cosas. 

—Siento ser entrometido, pero sabes que soy nuevo en este mundo y ya que decidí sesionar con Seung me gustaría que me contaras un poco de la relación que tienen. —Phichit se acercó a Sara, en voz baja, como si se tratara de una confesión, le dijo—. La verdad me asusté un poco cuando él dijo que había sido suave conmigo y me advirtió que en las siguientes oportunidades no sería tan delicado.  

Sara rió abiertamente frente a la expresión preocupada del moreno.

—Te dijo la verdad, el Amo es bastante cruel en sus sesiones —dijo entre risas, pero hablando solo para ellos.

—Me estás asustando más. 

—Lo siento —se disculpó y lo miró con seriedad—, el Amo nunca hará nada que te dañe, pero está acostumbrado a tomar sumisos experimentados y masoquistas, con los que no necesita contenerse. Para mí fue extraño que decidiera iniciar una escena contigo pese a que le dijiste que eres novato y en tu playlist escribiste muchas veces que no estabas acostumbrado al dolor. 

—Ahora que lo mencionas, es extraño…

—Lo más raro fue cuando dijo que deseaba tener más sesiones contigo. Sin embargo, creo saber la razón. 

—Podrías decirmelo, Sara. 

—El Amo no suele tomar un sumiso más de una vez, creo que es porque en sesión los lleva a su límite y siente que ya no hay nada que puedan ofrecerle. Como tú eres novato, está muy lejos de saber cual es ese límite contigo —relató en calma mientras le robaba pastel de manzana a Phichit—, lo que él desea es llevarte poco a poco a ese límite, Phichit. 

—¿Y luego se cansará de mí y buscará otro sumiso? —preguntó.

—Eso no lo sé, conmigo no fue así —respondió Sara mirándolo fijamente con sus hermosos ojos amatista—. A mí me volvió su esclava. 

—Sinceramente me cuesta entender que una persona quiera volverse esclava de otra… 

—Antes de conocer al Amo Seung jamás me habría imaginado llevar este estilo de vida —respondió con una leve sonrisa—. Nos conocimos en la universidad, él me fascinó inmediatamente y poco tiempo después ya había caído enamorada. Me confesé pero él me ignoró, al principio me enfadé y orgullosa decidí olvidarlo, pero no pude. 

—¿Insististe?

—Sí… entonces me dijo que si quería estar con él debía ser su sumisa. Al principio pensé que estaba loco y quise huir, pero por amor accedí a conocer el mundo en el que él se movía. 

—¿Te sentiste obligada?

—Para nada, siempre fue muy respetuoso con mis tiempos, con mis decisiones y sentimientos. Nunca me forzó a nada, fue paciente al enseñarme todo sobre su estilo de vida, al mostrarmelo y también al esperar por mi respuesta. 

—¿Te gustó esta forma de vida?

—Sí, me sentí atraída y me acepté sumisa. El Amo es estricto y no fue sencillo convertirme en la sumisa que él deseaba, pero ya ves… poco a poco me convirtió en la sumisa que deseaba y luego en su esclava —sonrió.

—Creo que me asustaría aceptar algo así…

—Yo lo acepté porque confío en mi Amo. El jamás me dañará física o mentalmente, puedo entregarme a él sin reservas porque pese a que es estricto y le gusta causar dolor, jamás sobrepasa los límites de quien acepta someterse a él —dijo con seguridad—. Cuando fui su sumisa jamás hizo algo sin mi consentimiento, ahora como su esclava nunca me ha dañado. 

—Lo dices con tanta seguridad que es imposible no creerte —Phichit mostró una espléndida sonrisa.

—Siento si me emociono, pero siempre me he sentido algo juzgada cuando las personas se enteran de mi estilo de vida; cuestionan que sea voluntario y tachan a mi Amo como un maltratador —dijo Sara bajando la cabeza—. Me molesta, aunque me molesta aún más cuando los cuestionamientos vienen desde personas que adoptan el BDSM como forma de vida. 

—Entiendo que te moleste, pero debes admitir que hay una diferencia muy grande entre ser un sumiso que participa en sesiones BDSM y ser una esclava que adopta el 24/7.

—Lo sé —suspiró—. También sé que en parte es por los casos de maltrato que han habido, soy consciente que en una relación en la que cedes tanto poder es fácil caer en el abuso. Pero no debes temer —dijo ahora mirándolo con una sonrisa—, el Amo Seung no te dañará, respetará tus límites y tus propias fantasías. 

En aquel momento, Phichit solo pudo pensar que la mirada de Sara reflejaba convencimiento y honestidad. 

◇◇◇◇◇◇◇◇◇

Mila se encontraba sentada en un sillón de cuero rojo, frente a ella se encontraba Jean Jacques Leroy, luciendo cómodo en un sofá de tono marfil mientras a sus pies se encontraba Isabella.

—No pensé que me llamaría a su casa —dijo Mila observando los ojos claros del Dominante—, ¿tiene información nueva para el caso que investigamos?

—No —respondió Leroy—. No la llamé por eso. La llamé porque tengo una propuesta que hacerle, oficial Babicheva. 

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