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Sorpresas parte 3: Intenciones ocultas (Esposo de placer)


Al día siguiente, Yuuri se sentía expectante. Tenía la esperanza de que Víctor retomara la conversación que habían tenido antes de la última parte de la sesión fotográfica. Él le había dicho que cumpliría su deseo, le había dicho que le daría cualquier cosa que pidiera de él. ¿Acaso debía entender con eso que el alfa estaba dispuesto a renunciar a su estilo de vida por él? Yuuri quería creer que sí, después de todo ese era su único deseo. 

Durante el día, el omega había intentado tocar el tema con algunas indirectas, pero Víctor siempre ignoraba el asunto y cambiaba el tema, eso comenzaba a preocuparle. Tal vez Víctor había cambiado de opinión, o tal vez nunca había sido su intención que Yuuri pensara que podían establecer otro tipo de relación. El japonés se decía así mismo que tenía que ser más directo, que tenía que expresar claramente sus deseos y necesidades, tal y como le había dicho Phichit. Pero tenía miedo, miedo de enfrentar la respuesta del alfa. 

Finalmente, Yuuri decidió que esperaría hasta la hora de la cena. Si durante el día Víctor no tocaba el tema sería él quien lo hiciera, dispuesto a enfrentarse a cualquier respuesta, aunque tuviera que dar por terminada aquella relación. 

Ese día Víctor lo llevó a visitar el Park Güell, donde también pudieron admirar el trabajo de Gaudí, después fueron a Gracia, uno de los barrios más bonitos de Barcelona, recorrieron sus calles y almorzaron en el restaurante de comida palestina Askadinya, ubicado en el carrer de verdi, muy cerca del cine Verdi, uno de los cines que aún dan las películas en su versión original, sin los molestos doblajes que quitan calidad interpretativa a los actores. 

Pasaron la mayor parte del día en aquel barrio, entre charlas amenas y largas caminatas. A las seis de la tarde regresaron al hotel a descansar un poco antes de la cena. 

Yuuri esperaba que Víctor utilizara ese momento para conversar, pero nada. El teléfono móvil del ruso comenzó a sonar y los ojos azules brillaron alegres.

 —Debo contestar —dijo el alfa tomando su móvil y saliendo de la habitación. 

Yuuri sintió que el corazón se oprimía, ¿por qué Víctor no podía contestar frente a él? ¿De quién era esa llamada para tener que salir a contestar afuera? 

—Seguramente de ese omega suizo o de alguno de sus amantes temporales —se dijo a sí mismo—. ¡Basta Yuuri! —se reclamó después—, deja de atormentarte con tus propios pensamientos. Después de todo, esta noche será el fin, o tal vez un nuevo comienzo. 

Afuera de la habitación Víctor sonreía. Al otro lado de la línea, Emil Nekola le confirmaba que el último detalle de la sorpresa que tenía para esa noche estaba listo. 

—Muchas gracias Emil, sé que todo ha sido muy apresurado y que un fotógrafo de tu talla no tiene por qué estar cumpliendo mis caprichos. Realmente te agradezco mucho la sesión fotográfica. 

—No te preocupes —respondió Emil—, estoy feliz porque son de las mejores fotos que he hecho. Tanto por el lugar que escogiste como por ustedes, realmente la elegancia, la alegría, la pasión y la seducción se respiran en las fotografías. En la revista estarán felices. 

—Si todo sale bien esta noche, mañana veremos a Mila para el último de los detalles. 

—Estoy seguro de que saldrá bien. 

♣︎

A las ocho de la tarde, Víctor y Yuuri se encontraban en el parque de la ciutadella, un lugar realmente hermoso. Caminaron de la mano admirando la belleza del lugar hasta que llegaron junto a la cascada. Ahí había una mesa esperando por ellos. Junto a ella un hombre listo para servirles tenía un sobre en las manos. 

—Espero que te guste una cena fría al aire libre —le dijo Víctor a Yuuri mientras corría la silla para que el omega se sentara. 

—Es un lugar muy hermoso. Me alegra que aún no se haya oscurecido para poder apreciarlo mejor —respondió Yuuri con una sonrisa. 

Cuando Víctor se sentó el hombre que los esperaba les dijo:

—Mi nombre es Jaume y estaré esperando sus indicaciones para traer la cena. El señor Emil Nekola les ha enviado esto —Jaume entregó el sobre a Víctor y se alejó del lugar para darles intimidad. 

Víctor entregó el sobre a Yuuri.

—Son algunas de las fotografías de la sesión. Me gustaría que las vieras y me dijeras como luces en ellas. 

Yuuri tomó el sobre y sacó cuatro fotografías. La primera era aquella que Emil les había hecho de improviso antes de comenzar la sesión, Yuuri rió. 

—En esta me veo como un tonto deslumbrado por tu atractivo. Aunque la verdad tú no te ves muy diferente, pareciera como si ambos estuviéramos encantados con lo que miramos. 

Yuuri extendió la foto a Víctor y luego miró la siguiente. En ella ambos estaban elegantemente vestidos, Yuuri tenía una expresión sorprendida y emocionada en el rostro mientras Víctor parecía estar contándole algo al oído. El japonés reconocía ese instante, el instante en que Víctor le dijo amado lirio. 

—En esta foto nos vemos muy elegantes. Al principio me sentía incómodo con ese traje, pero después me gustó. Creo que me veía bien con él. 

—Elegante y hermoso —dijo Víctor con una sonrisa. 

—Sí, es cierto —dijo Yuuri con los ojos brillantes mientras admiraba la fotografía. Después se la entregó a Víctor y admiró la siguiente. 

—Aquí me veo muy feliz —dijo mirando aquella fotografía en la azotea de la casa Batlló, Víctor lo levantaba y él tenía sus manos sobre los hombros del alfa, ambos sonreían maravillosamente—, nos vemos muy felices juntos —dijo levantando la vista, haciendo que sus miradas se encontraran. 

—Tu sonrisa es preciosa, ilumina tu rostro. ¿Puedes ver lo lindo que luces ahí? 

—Puedo verlo —dijo, se sonrojó levemente y le regaló una sonrisa a Víctor. 

Le entregó la fotografía y su rostro se enrojeció con violencia al ver la fotografía que ahora tenía frente a sus ojos. En ella Víctor lo sostenía de las caderas y él envolvía la cintura del alfa con sus piernas, se miraban con deseo mientras él desnudaba el torso de Víctor y mostraba su traje abierto junto a una marca rojiza en su hombro desnudo. 

—¿Cómo luces ahí, liliya? 

—Provocativo —respondió despacio.

—¿Qué más? 

—Sexy. 

—¿Lo ves? Puedes verte sofisticado y elegante para después pasar a mostrarte alegre y dulce y finalmente terminar siendo lo más provocativo y sexy del planeta. Y siempre, siempre igual de hermoso y seductor. Yuuri, cada faceta tuya me encanta y me seduce. 

Yuuri miraba fijamente los ojos azul cielo que tampoco se despegaban de los suyos. En esas lagunas claras sólo encontraba sinceridad. Yuuri sintió que sus ojos se llenaban de emoción y un par de lágrimas cayeron de sus ojos mientras él comenzaba a reír. 

Víctor tomó sus manos sin perder aún el contacto visual. Las besó con suavidad y luego dijo. 

—Cariño, ayer te dije que cumpliría tu deseo. Yo ahora quiero que tú me digas que es lo que deseas de mí. 

—Víctor, yo… —Yuuri bajó la vista y comenzó a sentirse ansioso, asustado. No obstante sabía que debía hablar—, yo soy feliz cuando estoy contigo. Tú siempre has sido tan gentil y bueno conmigo que en tus brazos me olvido de todo, pero… —Yuuri volvió a dejar que sus ojos castaños observaran los ojos zarcos de Víctor—. No resisto seguir imaginándote con otras personas. No puedo quitarme de la cabeza tu imagen haciéndole a otros lo que haces conmigo. Cuando no estás a mi lado estoy sufriendo constantemente, sintiéndome miserable, angustiado, insignificante, desechable. Ya no puedo más con eso, ya no quiero seguir así. —Las lágrimas de Yuuri se volvieron amargas al rememorar todos esos sentimientos negativos.

—Ven aquí, cariño —pidió Víctor abriendo sus brazos, Yuuri obedeció y se refugió en la calidez del cuerpo de Víctor, sentándose en su regazo y llorando en su hombro. 

Víctor, sé que me lo dijiste desde un principio y yo realmente quise intentarlo. Lo siento, lo siento, pero no puedo. —Yuuri secó sus lágrimas y miró los ojos de cielo, acarició el rostro de Víctor y dijo ahora más sereno—. Yo necesito tenerte sólo para mí o debemos terminar con esta relación. Víctor, ¿crees que puedes cambiar tu manera de pensar sobre las relaciones y considerar dejar a tus otras parejas? —El corazón de Yuuri latía con fuerza, sin creerse aún que hubiese sido capaz de decir aquello. 

—Cariño, si te soy sincero, no creo que cambie mi manera de pensar al respecto. 

—Entonces….

—Pero sí te puedo ofrecer cambiar mi manera de actuar. 

—¿Qué quieres decir con eso?

—Quiero decir que te amo y deseo que seas feliz. Yo ya hablé con Chris, cuando él estuvo en Barcelona antes de que tú llegaras, y acordamos no seguir viéndonos como amantes. Con Yuri terminamos antes porque él se enamoró y decidió empezar un noviazgo. Liliya, no han habido otras personas con las que yo haya establecido un lazo importante. 

—Víctor…

—Si necesitas mi fidelidad, de aquí en adelante la tendrás. 

—¿Estás hablando en serio? —preguntó temblando. 

—Por supuesto cariño, jamás bromearía en un momento así. Yo te amo liliya, te amo y no quiero perderte, tampoco lastimarte más. 

—Víctor, Víctor —Yuuri abrazó a Víctor—, te amo, te amo —comenzó a besar el rostro del alfa mientras lo decía— te haré feliz, lo prometo. 

—Lo sé —respondió riendo—, y yo prometo hacerte feliz a ti. 

Se abrazaron, Yuuri lloraba de felicidad y Víctor acariciaba su espalda. Después de algunos minutos el alfa retomó la palabra. 

—Lyubimaya Liliya.

—¿Sí?

—¿Aceptas ser mi novio? 

Yuuri miró al alfa sonriente y asintió para después besarlo suavemente. Después del beso Víctor comenzó a reír. 

—Me alegra que aceptes ser mi novio porque ya había decidido que el mundo lo supiera. 

—¿De qué hablas?

—Bueno, cuando era más joven hice algunas fotos para revistas de moda. Me fue bastante bien y desde entonces varias veces me propusieron modelar nuevamente, pero la verdad nunca me interesó hacerlo. Hasta ahora. Conversé con el editor de Glamorama y acepté modelar los nuevos diseños de Georgi siempre y cuando pudiera aprovechar para presentar a mi novio. 

—¿Qué? 

—La verdad es que el editor de la revista estuvo feliz con la propuesta, mañana tenemos una entrevista con Mila Babicheva donde seguramente me preguntará cómo fue que me enamoré de ti. Para la portada habrá una foto nuestra y dirá algo así como “El empresario de la moda, Víctor Nikiforov, presenta a su novio; el precioso omega que robó su corazón”.

—¿Ahora sí estás bromeando, verdad?

—No, no es broma. Cariño, todo el mundo verá lo hermoso, elegante, dulce y sexy que eres. 

—¡Qué vergüenza! —dijo Yuuri escondiéndose en el pecho del mayor. 

—No te preocupes amor, mañana veremos las fotos y podemos pedir que no las publiquen todas. Mi precioso lirio el día de ayer fue realmente erótico. 

—Ni me lo recuerdes, no podré volver a mirar a los ojos a Emil, Sara o Georgi. —Ambos rieron aunque Yuuri estaba realmente avergonzado. 

Cuando al fin llamaron a Jaume para que les llevara la cena ya había anochecido, pero la hermosa cascada iluminada y la luna llena bastó para que pudieran seguir contemplándose mientras comían.

 

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