
XXIV. Reencuentros.
Sin importar sus mojados cuerpos y el desastre que estaban ocasionando, ambos jóvenes salieron de la bañera para dirigirse directamente hasta la cama. Yuri ayudó, a su ahora prometido a tomar asiento al centro de esta e inicio con algo que tenía incontrolables ganas de probar.
—Yuri, ¿estás seguro? —preguntó el mayor atento a las acciones del rubio.
Para Yuuri era más importante no forzarlo a realizar algo en contra de su voluntad, ni mucho menos incomodarlo ante las nuevas experiencias que estaban viviendo juntos, pero también era un hecho innegable para él, que Yuri se encontraba en una edad complicada. Una etapa de descubrimiento en la que era normal se sintiera curioso de tantas cosas y una de ellas era la intimidad en pareja.
Consciente de todo lo que esto podría significar para alguien tan joven y tomando en cuenta la terrible experiencia que había vivido hacía tan solo tres años atrás. Decidió que solo avanzaría hasta donde Yuri fuera capaz de hacerlo y en el proceso lo ayudaría a conocerse, a disfrutar del momento sin recordar el pasado y por supuesto, sentirse seguro y cómodo.
—Completamente —afirmó el rubio, con los verdes ojos centelleantes por todo el amor y placer que podía significar tener a la persona amada para sí solo, sin embargo, si Yuuri era atento a los detalles, podía notar en sus temblorosos labios lo nervioso que el muchacho se sentía.
Yuri estaba sentado frente a él, sobre sus piernas, colocando a su vez las propias alrededor de su cadera.
—Bien, solo quiero que tengas claro dos cosas: la primera, llegaremos hasta donde tú quieras llegar y la segunda, es que eres demasiado valioso para mí, y no importa que pase, ese sentimiento no cambiará. Mi prioridad es hacerte sentir bien.
El muchacho asintió sonrojado y Yuuri no dijo más, permitió que lentamente Yuri tomará la iniciativa y así lo hizo, pese a su inseguridad inició.
Yuuri se acomodó al centro de la cama para evitar accidentes y su compañero lo ayudó, una vez ahí todo dio inicio. El rubio comenzó por besar los labios del oriental, primero de manera lenta y tranquila, para posteriormente subir la intensidad, salió de sus labios despidiéndose con suaves besos en las comisuras, curioso por más, con una mano tomó su barbilla girándole el rostro hacía la izquierda, con sus labios avanzó hacía su oreja, llegó hasta su lóbulo izquierdo y mordisqueo juguetonamente, Yuuri sintió cosquillas al contacto y se removió un poco, pero el menor aún concentrado continuo. Siguió con su lengua, sujeto bien el lóbulo entre sus labios y provocando un suspiro de parte de Yuuri, sonrió de satisfacción al notar la reacción que sus juegos iniciales habían provocado, así que ansioso por más se sintió seguro de continuar. Descendió por su cuello, aspirando el suave aroma a vainilla del jabón que previamente habían utilizado, justo en esta zona encontró diversión al besar y succionar, pero firme con saciar su curiosidad continuo su descenso.
Llegó al torso de Yuuri, era lampiño y su piel muy suave, incluso más que la del joven ruso, así que no fue raro que deseara más del suave contacto. Yuri disfrutó de ahora explorar ese territorio con sus labios, besos pequeños de un lado a otro comenzaron a llenarlo provocando que se arqueara hacía atrás, Yuuri se recostó y permitió que el rubio continuara mientras él llevaba una mano hasta la cabeza del joven y jugaba con el rubio cabello.
Yuri continuo su recorrido, sintiéndose cada vez más impaciente de conocer el cuerpo de su prometido, explorar y disfrutar de esa anatomía que él consideraba perfecta, pero había algo lo detenía. Sentía tanto miedo, culpa e incluso ansiedad, por lo que se detuvo en seco al llegar a su vientre.
—¿Qué pasa? —pregunto preocupado el azabache —¿Estas bien Yuri?
—Yo…—El desconcierto se esbozó en el rostro del joven, pero había más, una mezcla de duda, miedo que no fueron difíciles de identificar. Yuuri de inmediato intuyó a que se asociaban tales sentimientos y le dolió verlo así. No podía permitir que ese momento que por completo era de Yuri fuera opacado por el pasado, así que, sin más, con sus brazos lo atrajo hasta su pecho, abrazándolo.
—Está bien, podemos parar si así lo prefieres —susurró con su suave voz al oído del menor, quien sintió aferrarse a su cuerpo mientras su mirada era dirigida hacía un punto indefinido de la habitación, pero no respondió.
Por un largo rato se mantuvieron abrazados: cada uno escuchando la respiración del otro, Yuuri aun acariciando los rubios cabellos, disfrutando el aroma que de ellos se desprendía. En tanto el más joven disfrutaba de la calidez que los brazos de su prometido le ofrecía, invitándolo a relajarse. Por esos breves instantes, Yuri cerró los ojos y despejo de su mente todos los pensamientos negativos que hacía unos momentos habían tomado control de él, se tranquilizó y se permitió disfrutar de la seguridad que en esos momentos le transmitía una de las personas que más amaba.
—Yuuri —pronuncio de improvisto el rubio, poniendo fin al cómodo silencio.
—¿Si?
—Continuemos.
Yuuri asintió algo inseguro, no deseaba que la decisión la tomara Yuri por una presión fundamentada en algo que probablemente le causaba terror.
—Yuri, solo lo haremos si de verdad estas seguro. Sabes que yo puedo esperar todo lo que sea necesario para estar contigo.
—Lo estoy, además, no es como si esta noche vayamos a hacerlo —respondió con una sonrisa burlona. Se incorporó finalizando el abrazo y el oriental se sintió más tranquilo al ver regresar esa avasalladora seguridad en el rostro de Yuri.
Por su parte, el más joven continúo donde se había detenido, regresó al vientre y continuo a trazar ese camino con sus labios a base de suaves y delicados besos que estremecieron la piel del oriental.
—Yuuri, tu piel es muy suave —dijo sin pensar provocando la risa de Yuuri, su vientre se movió a la par de su carcajada, lo cual divirtió al joven quien no pudo evitar besarlo.
—¿Dije algo gracioso? —preguntó el menor mirándolo a los ojos.
—No, es solo que jamás me habían dicho eso.
Descendió un tanto más hasta llegar a su miembro, Yuuri en este punto se sintió algo inseguro, aunque prefirió permitirle continuar, pero…
—Yuuri…
—¿Sí?
—Quiero que tú también me toques —pidió y Yuuri sonrió ante la propuesta. En ese punto los sentimientos del mayor eran confusos. Lo deseaba, pero no quería manchar su relación, ni mucho menos aprovecharse, su intención era ir tan lento como fuera posible.
—¿En verdad? —Quiso reafirmar.
—¿No quieres? —pregunto a su vez Yuri, intuyendo que algo no estaba bien. Yuuri inhalo y suspiro con fuerza, no era bueno explicándose y esperaba no crear un malentendido.
—Si, pero lo que no quiero es ir más allá de lo permitido.
El joven soltó una sonora carcajada.
—Vaya, que correcto eres, Katsudon. —Se burló el menor —Prometo que nos portaremos bien —bromeó y ese suave indicio fue claro para que Yuuri se diera cuenta de que era correcto continuar.
Yuuri se incorporó quedando de frente con Yuri —Ven —pidió y este obediente volvió a la posición inicial, colocando sus piernas alrededor de la cadera de Yuuri.
—Tú me dirás hasta donde llegar—dijo y coloco una mano en la espalda de Yuri, sus labios apresaron los del menor y con la mano que le quedaba libre comenzó a recorrer su cuerpo: comenzó a delinear con los nudillos el fino rostro sin separar sus labios de los del joven, siguió con su cuello y continuo con ambas clavículas. Sus movimientos eran suaves, delicados y constantes, no había malicia en ellos, solo la misma curiosidad por explorar su cuerpo. Bajó lentamente hasta llegar a su pecho y en este punto rompió el beso, inclino el cuerpo del rubio levemente hacía atrás sujetándolo con la mano en su espalda y comenzó a besar a partir del cuello, con sus labios trazo un camino que hizo estremecer a Yuri. El recorrido que hizo de su cuello hasta su pecho y de ahí hasta uno de sus pezones, lo hizo con lentitud y cuidado, permitiéndole al menor disfrutar de las nuevas sensaciones. Cuando se encontró de frente con el pezón izquierdo, con el mismo cuidado lo tomo entre sus labios, lo delineo con su lengua y succiono apenas un poco dejándolo erecto.
—Ahh…—dejó escapar Yuri en apenas un suspiro. Yuuri se aventuró a explorar más abajo. El mismo recorrido que el rubio hiciera momentos antes, lo imitó y poco a poco lo hizo inclinarse aun más, quedando completamente recostado, con el oriental entre sus piernas.
Yuuri realizo un excitante juego con sus labios, los cuales descendieron de sus costillas hasta llegar al vientre del menor, el cual subía y bajaba de manera poco rítmica debido a la agitada respiración. Yuri se mantuvo con los ojos cerrados, un brazo por encima de ellos y la mano aferrándose a la sabana.
—¡No te atrevas a detenerte! —ordeno Yuri extasiado por las nuevas sensaciones. En ese tono, Yuuri volvió a encontrar al orgulloso ganador del oro, el joven que respondía a los reporteros de manera mordaz y se erguía ante los demás competidores con cierta soberbia, siempre seguro de sí mismo. El oriental sonrió realmente feliz de provocar tales sensaciones en Yuri, pero sobre todo de disipar todo miedo e inseguridad del joven y poder llevarlo a disfrutar de algo tan natural.
Continuo por su recorrido hasta llegar a la pelvis, beso con devoción el espacio y tomó entre sus manos con cuidado el miembro del joven que simplemente asentía ansioso ante lo que le esperaba.
—Si, vamos Yuuri…—Cada nueva sensación, encendía un calor interno en el más joven que jamás creyó poseer, pero ahora que se encontraba en ese escenario, prefirió dejar sus pensamientos de lado y recibir todo aquello que Yuuri fuera capaz de ofrecerle.
Los movimientos iniciales del oriental fueron lentos, era su primera vez y no deseaba que terminara en un desastre por ser descuidado, así que opto por tomarlo con calma. De arriba hacia abajo, con lentitud y cuidado, permitiéndole disfrutar.
—Ahh…si —Se arqueó hacía atrás mientras que su respiración era un desastre, intentaba contenerse de gemir, pero en un punto fue inevitable.
—No te contengas amor, es algo natural, sé tú mismo y disfrútalo, yo estoy contigo y no voy a juzgarte —pidió con calma el oriental mientras continuaba con su labor, también extasiado de la hermosa vista que tenía ante sí. El rubio apenas y escucho la suave voz de su prometido, en cuanto entendió esas palabras su corazón latió con violencia, tenía tantas emociones que procesar: se sentía amado, deseado y seguro. Su mente por otro lado era otra cuestión, estaba y no, en ese momento tan embriagante. No alcanzaba a procesar del todo, su instinto era el que tomaba ventaja y mientras más sentía, más quería. No recordaba haberse sentido tan pleno jamás en su vida.
Yuuri dejó su tarea en una sola mano y con la otra ahora pasó a acariciar el delgado pecho, frotar uno de los pezones e inclinarse para de nuevo tomar sus labios, pero en un rápido movimiento, los papeles se invirtieron. El rubio tomó el papel de su prometido y siguió a su instinto, antes de terminar en las manos de Yuuri, decidió que también deseaba compartir ese placer. Sin pensarlo bajo directamente hasta la pelvis del mayor, quien lo miraba confundido, pero no hizo nada para contradecirlo, simplemente le permitió continuar, aun cuando era consciente de que no llegaría a nada, no era su intención echarlo a perder.
La lengua del menor recorrió la pelvis de Yuuri, quien sorprendido sintió algo parecido a una descarga eléctrica recorrer su cuerpo de manera exquisita, el más joven al notarlo no dudo en tomar entre sus labios el miembro de su prometido e imitar en medida de lo posible los movimientos que momentos antes este realizara con sus manos.
En este punto la sensación era suave, pero perceptible. El corazón de Yuuri latió como loco por diversos motivos, tener a Yuri realizando algo como aquello lo excitaba y la sensación que lentamente aumentaba al principio lo había asustado, pero ahora hacía latir fuertemente su corazón.
—Yu…Yuri, mi vida. E…espera…—pidió sintiendo que no aguantaría más, pero Yuri continuo. Esta vez aumento la velocidad, succionaba aún con el mismo cuidado, pero iba de arriba hacia abajo con mayor rapidez, Yuuri cerró los ojos con fuerza.
—Ahhh…Yu…ri—Su espalda se arqueo con violencia y el máximo placer que podía alcanzarlo llegó en apenas unos segundos, pero se mantuvo ahí por minutos.
Cuando abrió de nuevo los ojos, Yuri estaba frente a él, mirándolo con deseo, sus ojos brillaban de una manera diferente y su expresión era algo felina.
—Yuri, mi Yuri ven —pidió abriendo los brazos y dejando salir las lágrimas.
El joven rubio scambió su semblante, ahora estaba asustado, pasaron mil pensamientos por su mente, pero todos se centraban en el daño que pudo haber causado de manera inconsciente. Sin más se acercó a Yuuri y este lo abrazó con fuerza.
—Mi amor, después del accidente, pensé que experimentar esto, sería imposible para mí.
—Bueno, no se puede concluir nada si antes no lo intentas.
Eran las nueve menos treinta de la mañana del día siguiente al banquete y Víctor se encontraba en una cafetería cercana al hotel donde se hospedaba. Sentado en una de las mesas más apartadas con el fin de evitar interrupciones de cualquier admirador curioso, miraba atento hacía la ventana, mientras esperaba a su amigo, quien puntual a la cita, no tardó en aparecer.
—Chris…— Apenas lo vio acercarse y se levantó para darle un fuerte abrazo. Por medio de de ese breve contacto, Chris se percató que algo no estaba bien, Víctor se sentía tenso y pese a su sonrisa despreocupada y tranquila, su lenguaje corporal lo contradecía.
—Me alegra que después de tanto tiempo por fin nos veamos y conversemos un poco a solas —dijo el suizo, retirándose la gabardina, colocándola en el respaldo de la silla y sentándose de frente a su amigo —Gracias por tomarte este tiempo Víctor.
—No me agradezcas, siento que ha pasado una eternidad desde la última vez que nos vimos de esta forma, ahora dime ¿Sobre qué querías hablar? — Víctor fue directo como era su costumbre, pero Chris no deseaba ir tan rápido al punto que lo mantenía inquieto.
—Solo quería saber cómo estabas, he escuchado todo lo sucedido y sé que eres un hombre fuerte, pero también sé que te gusta guardar tus sentimientos.
Víctor sonrió de nuevo, pero esta era una sonrisa completamente diferente. No tenía nada que ver con su personalidad fresca y siempre alegre, muy por el contrario, expresaba amargura.
—Chris…— suspiro su nombre mientras regresaba la mirada hacía la ventana, había comenzado a nevar desde temprano y de algún modo, ver esa ciudad teñida de blanco le daba una sensación de seguridad. Sabía que tenía mucho que decirle, pero no quería dejarlo salir, era verdad, prefería guardarlo para sí, fingir que todo estaba bien. Una mesera tomo la orden de ambos jóvenes y volvió a pensar las cosas.
—Sabes que puedes ser sincero conmigo. —Insistió Chris con un tono amigable, invitándolo a relajarse, pero Víctor continuo en silencio unos minutos más. El suizo le dio su espacio y paso a revisar un par de mensajes en su celular para apartar la vista de su amigo en lo que este se decidía a hablar.
Mientras eso pasaba repaso sus redes sociales, justo encontró un post donde aparecían un par de fotografías tomadas durante las competencias del GPF, sin dudarlo le dio un me gusta a aquellas en donde él aparecía.
—Yuuri estaba enamorado de mí —dijo de repente Víctor. Chris sonrió con suavidad y procedió a guardar el teléfono para hablar con su amigo.
—Eso Víctor, todo el mundo lo sabía menos tú, pero las cosas cambiaron, tú te has casado y los rumores apuntan a que Yuuri y el Yuri ruso son pareja —explicó de manera sencilla sin apartar su atención de Víctor.
—Lo sé y podría asegurar que lo son.
—Cuando te casaste me aseguraste amar a Violet —recordó, mientras se frotaba las manos, en verdad hacía frio y comenzaba a resentirlo.
—Estaba seguro de que la amaba, mis sentimientos por ella eran fuertes, al grado de dejar todo el mundo que conocía a un lado, pero han pasado bastantes cosas, y descubrí un lado de ella que no esperaba.
—¿Te refieres a lo sucedido?
Víctor asintió con cierta desesperación, en este punto por fin se había abierto y estaba dispuesto a soltarlo todo.
—Ella juraba que Yuuri había sido quien la ataco, y le creí, me vi cegado por la ira, quería que pagará por dañar a mi familia, ni siquiera le di el beneficio de la duda, todo buen sentimiento que pudiera tener hacía él desapareció en aquel momento, hasta que llegaron los videos —aceptó con culpa.
—Cual fue tu reacción.
—Me sentí asqueado de mí mismo, me odié, aborrecí mi reacción, y cuando lo vi salir, cuando fue liberado su estado era terrible, lo habían golpeado mientras permanecía arrestado, y a pesar de ello, sonreía, la sonrisa que le dedico a Yuri al volver a verlo era tan bella. Reflejaba paz y una sencilla felicidad por reencontrarse con él. Fue en ese momento cuando me di cuenta que me había equivocado, entendí que todas mis decisiones habían sido un error, trate de pedir su perdón, pero era demasiado tarde, me miro como se mira a un extraño y después de asegurarse que Violet estuviera bien, me pidió jamás volver a vernos.
Chris lo escuchó completamente sorprendido, de aquel incidente conocía las mismas generalidades que los medios difundieron. Estaba consciente que había algo más allá, pero jamás se imaginó que, por medio de ese suceso, Víctor se diera cuenta de tantas cosas.
—Sus órdenes. —La mesera llego con dos cafés, mismos que dejo sobre la mesa, dando tiempo a Chris de asimilar las palabras de Víctor.
—Gracias.
Apenas la joven se fue y, Chris se sentía más seguro de continuar y alentar a su apesadumbrado amigo.
—Es normal que quisieras proteger a la mujer que amas, no debes culparte por ello, después de todo es la madre de tu hija —comenzó.
—No me refería solo a esa decisión. —Intervino Víctor afligido —Yuuri siempre fue una persona transparente y yo jamás quise darme cuenta de ello. Incluso desde la noche del accidente. ¡Dios! Chris, todo fue mi culpa.
—¿A qué te refieres? —El más joven se asustó se escuchar esa declaración y de inmediato cambio de postura para inclinarse por completo hacía Víctor.
—Bebí demasiado y, al entrar al coche olvidé el cinturón de seguridad, dormí durante todo el trayecto. Al despertar sus brazos me sujetaban con fuerza, me protegió con su cuerpo, e incluso estoy más que seguro de que él, estaba dispuesto a dar su vida por mí, sin embargo, yo le pague de la peor forma. —Termino dando un puñetazo sobre la mesa, al instante su voz se quebró, pero no se detuvo— Meses después en Hasetsu, la noche del aniversario del onsen. Yo estaba ayudándolo con su cambio de ropa y, una cosa llevo a la otra, el deseo gano sobre la razón, nos besamos, pensé que lo haríamos, pero él se asustó al no sentir nada por su parálisis. De inmediato me saco de su habitación, ahí cometí mi primer gran error, lo abandone, me distancie.
Jamás había visto a Víctor tan derrotado como en aquella ocasión,
—Amigo, yo….no debes lamentarte, lo pasado no podrás remediarlo, ahora eres padre, estas casado, esa es tu realidad, debes luchar por esa realidad.
—No es tan fácil, Violet no es la mujer que creí que era, durante este tiempo y a partir de que nuestra hija salió del hospital no se ha hecho completamente responsable de ella, pensé que se encontraba deprimida, que lo nuestro la había afectado, pero no, solo le ha preocupado salvar su imagen ante los medios, sus esfuerzos se han ido en ello, a estas alturas no sé si la amo, solo sé que quiero que nuestra hija sea feliz.
—Bien, entonces no hay mucho que pensar, sepárate de ella, quédate con la custodia de la niña y continúen sus vidas —respondió Chris intentando ver las cosas de manera simple, cuando la realidad era otra.
—Decidí darle una segunda oportunidad, hablamos de ello, en medio de las lágrimas, de palabras de perdón y de la negativa a separarnos, creí que era lo más sano —dijo Víctor desviando su mirada de la de su amigo y procedió a tomar su taza de café.
—No lo creo, el medio en el cual ella creció es complicado, y está acostumbrada a ser el centro de atención, su padre se ha enfocado en cumplir todos sus caprichos, no conoce el esfuerzo, no sabe valorar el trabajo duro, y antes de ti todas sus citas eran con celebridades que no duraban más que un par de meses, ahora después de eso, de agredir física y verbalmente a alguien que no había hecho nada, que incluso trato de ayudarla y aun así buscar su mal, eso no es sano, piensa muy bien lo que te digo, por ti y tu hija, sepárate de ella, busca un ambiente ideal para ustedes dos, al principio será difícil, ella no lo aceptara y ustedes la extrañaran, pero el tiempo sanará todo, ambos podrán rehacer sus vidas en paz.
Víctor pensó y razono las últimas palabras de su amigo, dudo sobre tomar la decisión correcta, no deseaba más errores en su vida, pero ninguna solución le era del todo convincente.
—Tengo tanto que pensar Chris —dijo y dio un largo sorbo a su taza de café.
Violet daba largos pasos de un lado a otro mientras su padre la observaba con atención, lucia iracunda e intratable.
—¿Por qué no tomas asiento hija? —pregunto a su ansiosa hija ofreciéndole un sillón enfrente al suyo, ella acepto.
Ambos se encontraban en la oficina del padre de Violet, quien desde hace días quería verlo, pero el hombre alegaba tener mucho trabajo, hasta que finalmente aquella reunión había podido concretarse. Desde que ingreso se había mostrado ansiosa, incapaz de tomar asiento y sumamente molesta por lo vivido en el banquete del GPF.
—Debes tranquilizarte Violet —dijo tranquilamente el señor Smith.
—No puedo papá, no puedo teniendo que lidiar con ellos, ¿por qué debe ser así? ¿por qué justo ahora? —pregunto con la voz entrecortada de todos los sentimientos que la embargaban en ese momento.
—Te comprendo, pero lo que te digo lo hago por tu bien, debes mantenerte al margen del ojo público, pronto se olvidara todo y podrás hacer lo que quieras —dijo nuevamente con un tono sereno, intentando compartir con su hija de la misma calma. De una mesa de madera que dividía a ambos sillones, tomo una cigarrera y de ahí un cigarro que de inmediato lo encendió para comenzar a fumar, invito uno a su hija que gustosa acepto.
—Papá, lo que hacen es completamente repugnante, ese hombre, ¿qué se cree pervirtiendo a un menor de edad? —pregunto dando una fuerte calada al cigarro.
—Violet, seamos sinceros, lo que menos te importa es el bienestar del menor, continúas enojada por lo sucedido con Katsuki y también te duele que Yuri ganara el oro —adivino el hombre de manera calmada, conocía bastante bien a Violet como para tragarse la farsa que intentaba crear.
—¡Papá!
—A decir verdad, yo tampoco me siento muy a gusto con la situación, por el momento la popularidad de Víctor se ha mantenido, pero, de continuar esta mala racha, no consideraría renovar contrato con él. A final de cuentas, la familia es una cosa, pero los negocios es otra muy diferente —dijo cortante, aún a sabiendas de lo que aquellas palabras podrían ocasionar en Violet.
—Pero papá, no podrías…
—Todo depende completamente de él Violet —continuo y estas palabras fueron suficiente para que la joven rubia se levantara y volviera a ir de un lado a otro de la oficina, con cigarro en mano.
—Y Violet, por favor, ni se te ocurra armar otro escándalo, me costó demasiado que saliéramos bien librados la última vez, no sabes todo lo que tuve que hacer.
—Papá, lo que hacen es aberrante, el mundo debe saber que Yuuri Katsuki no es más que un pervertido, que aquel que creen un ejemplo para el mundo del deporte no es más que un asqueroso hombre que goza de acostarse con su alumno —insistió ahora terminando su cigarrillo de una calada y pidiendo otro a su padre.
—Eso no te consta, y no conocemos las circunstancias —dijo ayudándola a encenderlo.
—Todo es tan claro.
—Eso no podrías asegurarlo, difamar el honor de alguien a quien ya atacaste con anterioridad se puede convertir en un problema muy serio.
—Pero es solo un menor. —Continuo la joven intentando encontrar un punto —.De ser cierto, tan solo imagina todo el revuelo que causaría…
—Aun así, si su tutor se encuentra enterado e incluso tienen su permiso, no hay mucho por hacer. Hija piensa bien las cosas, que hagas algo así no traerá nada bueno, hay otro tipo de cosas que podrías hacer que incluso pudieran ayudar a Victor —dijo esta vez de manera maliciosa esperando que su hija captara la indirecta.
—¿Como qué?
—Debes tener una visión más amplia de las cosas. — El hombre se levantó y fue hasta donde su hija, teniéndola de frente acarició su rostro y barbilla—Katsuki está enamorado de ese joven, el ganador del Gran Prix Finale, o al menos eso aparenta, en tanto que ese joven le ha servido de tanto, gracias a él regreso a las competencias y a partir de ahora su nombre comienza a sonar en el medio— comenzó a explicar y se detuvo para hacer una pausa, esperando que Violet entendiera hacía donde se dirigía.
—No comprendo.
—Violet, ese muchacho Yuri, le arrebato la medalla de oro a Víctor y, ¿si en realidad tu enfoque está mal?, si intentas dar un giro de esto podrías matar a dos pájaros de un tiro.
—¿Yuri? —El semblante del hombre se ilumino al cerciorarse de que su hija por fín entendía el rumbo de las cosas.
—Exacto, fuera del juego Víctor no tendrá que seguir preocupándose por ese impertinente muchacho, no volverías a saber de Katsuki y ni siquiera tendrías que preocuparte por ensuciarte las manos o nuestra imagen —La muchacha sonrió ante la idea, al fin su padre la entendía.
—Pero…, ¿pero cómo?
—Esa será tu tarea querida hija, solo ten muy en claro algo, en este tipo de deportes, los accidentes son frecuentes.
Después de la competencia el plan de ambos Yuris, era regresar a Hasetsu, aunque no inmediatamente: antes de eso Yuuri se armó de valor para hacer una parada técnica en Rusia, visitar al abuelo de Yuri y hacer las cosas bien. Pedirle al mayor la mano de su nieto y consentimiento. Yuri se mostró emocionado ante la idea, así que, llamaron a la familia del oriental con el fin de comunicar el retraso en su regreso y muy temprano tomaron el primer vuelo.
—El correcto Yuuri Katsuki quiere hacer las cosas bien y pedir de la manera tradicional la mano de su prometido a su tutor. —Se burló el rubio durante el vuelo de los planes una vez que los analizo en orden — eres un anticuado.
— No crees que, es mejor a ¿aparecer de la nada y decir?,»hola, espero que recuerdes a Yuuri, ahora es mi esposo y hemos adoptado niños, para ser precisos tres.
Yuri abrió los ojos, las últimas palabras lo hicieron palidecer.
—Niños… ¿eso último era necesario? — pregunto con una sonrisa nerviosa.
—Bueno, es un decir…., aunque, supongo que suena bien —El rubio se alarmo de nuevo ante la sola idea.
—¡¿He?! creo que podemos ir con calma, después de todo solo tengo 16 y me faltan bastantes GPF por ganar aún. —Intento razonar y Yuuri solo sonrió con ternura ante las expresiones de su prometido. Se esperaba algo así, precisamente por eso lo había mencionado.
—Tienes razón, tenemos todo el tiempo del mundo, lo que menos quiero es que te sientas presionado —dijo pasando un brazo por sus hombros y atrayéndolo hacia sí.
Llegaron pasado el mediodía, el frio del invierno ruso los recibió apenas bajaron del avión y, una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Yuri. Se alegraba de estar de regreso a su hogar y mejor aún, con el amor de su vida. Animado empujo la silla de Yuuri hacia la salida del aeropuerto para tomar el taxi que los llevaría a su destino, pero conforme avanzaba el vehículo los nervios no tardaron en aparecer en igual medida para ambos. Yuuri jugaba con sus dedos ansioso por la manera en que daría la noticia, Yuri tenía la misma ansiedad de imaginar la cara que pondría su abuelo y si acaso se oponía no sabría que hacer o decir, lo que si sabía es que, estaba determinado a luchar por lo suyo con Yuuri. Miro a su novio y su incesante juego con los pulgares, tomo sus manos entre las suyas y le dio un beso en los labios.
—Tranquilo, todo estará bien. —Le dijo con seguridad.
—Pero, y ¿si no está de acuerdo?, no quiero ocasionarte problemas con él.
—Tranquilo, todo estará bien —Yuuri lo miro significativamente mientras se mordía los labios y, le dijo.
—No cederé fácilmente, ahora que sé que, mi destino es estar a tu lado no pienso dejarte —Yuri se limitó a sonreír y besarlo de nuevo.
—Hemos llegado.
El taxi los dejo en un complejo de departamentos, donde tomaron el elevador que los dejaría en el piso siete, Yuri tocó el timbre y grande fue la sorpresa de ambos al ser recibidos tanto por su abuelo como por los Katsuki.
—¡Felicidades muchachos!.—exclamó emocionada la señora Katuki y les dio un cálido abrazo.
—Mamá, ¿Qué hacen aquí?
—Convencí a tu padre de cerrar unos días el onsen y alcanzarlos aquí con el abuelo de Yuri, deseamos celebrar su victoria y que mejor que, todos juntos —explicó brevemente haciéndolos pasar..
—¡Felicitaciones!
Ahora fue el turno de su padre, Mari y Minako quienes también se encontraban ahí. Ambos jóvenes sonrieron algo nerviosos, pero felices ante la grata sorpresa y, de inmediato, todos se abalanzaron sobre ellos para abrazarlos, felicitarlos y reafirmar lo orgullosos que se sentían por su triunfo.
—Yura.
—Abuelo. — El señor Plisetsky esperaba a su nieto muy al margen de los demás, no era nada expresivo, pero se le veía contento de tenerlo de nuevo en casa, el muchacho corrió a los brazos y el anciano lo recibió alegre acariciando los rubios cabellos.
—¡Felicidades Yura!, lo has hecho excelente.
—Gracias abuelo. — El anciano soltó a su nieto y se encamino a Yuuri quien era abrazado por su padre.
—Felicidades y gracias por guiar a mi nieto —dijo dándole un fuerte apretón de manos.
—El esfuerzo ha sido completamente de él—
—Aun así, has tenido la suficiente paciencia, ahora por favor pasen y dejen sus cosas, preparamos una deliciosa comida para los campeones.
Los muchachos terminaron de ingresar y dejar sus cosas en el pequeño, pero cálido departamento. Mientras lo hacían. Yuuri miro con interés el lugar, solo había una pequeña sala que se encontraba de frente a un mueble con una pantalla y varios retratos en una repisa por encima de esta, a la izquierda había un pequeño cuarto separado por una puerta con ventana que, al parecer era la cocina y al otro extremo un pasillo que estaba seguro, llevaba a las habitaciones. Después de familiarizarse con la estancia, el japonés procedió observar con interés los retratos: en ellos encontró a un joven Nikolai Plisetsky mirar orgulloso a la cámara, mientras que, con un brazo rodeaba por los hombros a una jovencita de la edad y los mismos rasgos de su Yuri, solo que a excepción de él, sus ojos eran grises. Alzaba orgullosa una medalla de oro, en otro más aparecía la misma joven pero años más joven, al parecer no pasaba de catorce, alzaba un poco decepcionada la medalla de plata, detrás de ella tomándola por los hombros con cariño sonreía una mujer mayor con los mismos rasgos, al parecer era su madre, tenía los mismos cabellos rubios y abrazándola por la cintura el señor Plisetsky, había varías fotos similares, sin embargo, se detuvo en una bastante curiosa, aquella jovencita de las medallas ahora se le veía más madura. En una mecedora, sonreía orgullosa a la cámara mientras sostenía entre sus brazos un pequeño bultito envuelto en cobijas amarillas, era un bebe de rubios cabellos, y rosadas mejillas, mantenía los ojos cerrados y su rostro transmitía una indescriptible tranquilidad.
—¿Qué miras? — la voz de su prometido lo interrumpió.
—¿Es tu madre?
—Era mi madre, Irina Plisetsky —respondió observando el retrato.
—Ella…—No estaba seguro de preguntarlo, pero no hizo falta.
—Murió cuando tenía doce, también fue patinadora, pero lo abandono cuando nací.
–Lo siento.
—No importa, ya es pasado, vamos —A pesar de decir aquello con simpleza, su mirada había cambiado por una melancólica y le pareció ver sus ojos enrojecer. Yuuri se sintió terrible de preguntar tan a la ligera por la mujer de la foto, pero no podía hacer más.
—Vamos a la cocina —dijo de repente Yuri tomando el control de su silla y empujándola.
La cocina, era muy modesta, solo contaba con lo esencial, una estufa, lavaplatos y refrigerador, al centro había un comedor para unas doce personas. En ese momento la señora Katsuki, junto con Minako y Mari se encargaban de todo pidiendo al señor Plisetsky descansar mientras ellas terminaban. La comida fue amena, en medio de bromas y anécdotas del último año brindaron por la victoria obtenida y por los éxitos que les aseguraba el futuro y, así fue que, en medio de este ambiente que Yuuri se armó de valor para dar el anuncio de su compromiso con Yurio.
—Tenemos algo muy importante que decirles, de hecho, era uno de los propósitos de nuestra visita al señor Plisetsky — comenzó llamando la atención de los demás —. Este último año he aprendido demasiado, he pasado por mucho y he superado un tanto más, pero nada de eso habría sido posible si una persona no hubiera estado a mi lado apoyándome con todo su ser, salvándome del peor de los abismos y regresándome a donde pertenezco. Es por eso que, en este momento tan importante para ambos, me doy cuenta de que no quiero dejarlo ir. Ahora sé qué es lo que quiero y lo quiero a él en mi vida, le he pedido a Yuri casarse conmigo y ahora señor Plisetsky pido a usted su permiso. El mayor lo miro con los ojos completamente abiertos, sorprendido por las palabras que acababa de escuchar se quedó mudo, no estaba preparado para algo así, en tanto que los demás imitaron su expresión. No podían creer lo que acababan de escuchar y la reacción del mayor Plisetsky empeoraba todo.
Yuri tomo la mano de su prometido y la apretó con nerviosismo, en tanto que su abuelo tratando de procesar aquellas palabras dio un sorbo a su cerveza y medito bien lo que diría a continuación.
–Esto es muy precipitado, mi nieto sigue siendo un niño, sin embargo, es claro que Yurachtka te ama tanto como tu él, es difícil no darse cuenta de lo feliz que es a tu lado y, de todo lo que ha cambiado en este año, para mí como su abuelo, siendo la persona que ha cuidado de él desde que nació es muy difícil tomar esta decisión, yo solo quiero que mi nieto sea feliz, por favor encárgate de darle esa felicidad que tanto le hace falta Yuuri Katsuki. — Había aceptado, Nikolai se levantó de su asiento y abrazo a ambos jovenes.
— Más te vale en verdad hacerlo feliz, soy viejo, pero estuve en el ejecito, asi que no me decepciones —dijo mientras lo abrazaba con calidez, el muchacho sonrió con nerviosismo, mientras que Nikolai reía —. No te preocupes Katsuki, eres un buen muchacho, sé que Yurachtka estará bien.
El japonés le regreso el abrazo no lo podía creer, se sentía loco de felicidad, habían obtenido el consentimiento de Nikolai y eso ya era mucho, abrazo a su joven prometido con todas sus fuerzas y se besaron en repetidas ocasiones.
—Lo lograste Katsudon, sabía que lo harías.
—No iba aceptar un no por respuesta —dijo tomándolo entre sus brazos y besándolo nuevamente.
La familia de Yuuri se encargó de felicitar a los prometidos deseándoles lo mejor, mientras que ellos solo asentían y agradecían a sus buenos deseos.
—Felicidades Yurio, al parecer si seremos familia. — Lo felicito Mari después de darle un fuerte abrazo — Más te vale hacer feliz a mi hermano —dijo ahora despeinando su cabello en un gesto de cariño.
—Ni siquiera tienes que decirlo — respondió y en ese momento la señora Katsuki lo envolvió entre sus brazos.
—Has hecho tanto por nuestro Yuuri, me parece hermoso que hayan tomado esta decisión, no hace falta que te lo diga, pero por favor cuida bien de él.
—Lo hare, Yuuri es todo para mi.
Mientras todo esto sucedía, el señor Katsuki miraba todo en silencio, se sentía feliz por lo afortunado que era su hijo, sin embargo. al mismo tiempo estaba tan preocupado por él y su bienestar. Despejando su mente por unos instantes, se dispuso a felicitar a ambos prometidos para después hacerlo con Nikolai.
—Felicidades Nikolai, seremos familia después de todo.
—Eso parece, Toshiya —respondió el anciano colocando un brazo por sobre el hombro del oriental y regresando el abrazo.
—Será estupendo, recuerde que puede venir al onsen en el momento en que usted quiera, después de todo las aguas termales tienen maravillosas propiedades curativas, le vendrán bien a su espalda — le dijo mientras estrechaban sus manos.
—Claro, gracias, lo tomare en cuenta.
Minako se levantó de su lugar algo desconcertada de la situación, pero contenta, la felicidad de su alumno la sentía como propia, así que abrazo a ambos muchachos les deseo lo mejor.
—Felicidades a ambos y lo reitero Yuuri, más te vale cuidar bien de Yurio, si no lo haces te las veras conmigo y seré implacable —Yuuri se limitó a sonreír con nerviosismo, era obvio que cuidaría de Yuri, de ser posible con su vida y en verdad se sentía tan bien por como estaban sucediendo las cosas, pero aún así, era algo extraño. Imagino ese momento mientras planeaba pedir la mano de Yuri, pero jamás imagino que se volviera real de una manera tan fantástica.
—Ya me lo han advertido, sin embargo no hace falta que me lo digas, Yuri es mi vida y por nada del mundo dejaría que algo le ocurriera, preferiría antes sacrificarme.—Minako sonrió satisfecha y fue rápidamente a la cocina de donde saco una botella de champagne con la cual brindarían, Yurio con el permiso de su abuelo brindo con los más adultos por su prosperidad y la de Yuuri, aquella había sido una de las tardes más felices en su vida, sintiéndose como hacía años no lo hacía formando parte de una familia.
Conforme avanzó la noche los planes no se hicieron esperar, sobre todo la fecha de la boda, el lugar y el tipo de boda, Yuuri les comunicó la noticia de su operación y rehabilitación, por lo cual la boda tendría que esperar al menos año y medio, todos se sintieron temerosos, pero al mismo tiempo optimistas y brindaron su apoyo incondicional a la joven pareja.
Hacia el final de la noche cada quien se retiró a descansar, los padres de Yuuri se quedarían en la alcoba del señor Plisetsky, en tanto que Minako y Mari se hospedarían en un hotel, por su parte Yuuri se quedaría en la habitación de Yurio.
Poco después de que todos fueran a descansar Nikolai pidió un momento a solas a Yuuri, el muchacho accedió algo asustado.
—¿Gustas algo de beber? —Le pregunto mientras entraban a la cocina, el muchacho negó, pero el mayor insistió en servirle un café.
—¿Sobre qué quería hablar?
El anciano se mantuvo en silencio por unos minutos, al parecer aún meditando lo que le diría a continuación, tomo con ambas manos la taza de café calentándolas y después de un sorbo inicio.
—Se trata de Yuri, me preocupa que hayan decidido esto tan rápido —dijo sin darle muchas vueltas, al parecer era igual a su nieto, prefería ir al grano del asunto– Es un buen muchacho y es lo único que me queda, cuando su madre murió prometí cuidarlo de ser preciso con mi vida y he hecho lo mejor que he podido —Yuuri lo escuchó con atención, entendía perfectamente sus palabras y de alguna manera agradecía que le externara su preocupación.
–Mis intenciones con Yuri son sinceras —afirmó el muchacho.
—Te creo, es algo que se nota a kilómetros de distancia, es solo que, desde niño ha pasado por tantas cosas, su vida no ha sido nada fácil y él se ha esforzado de manera magnifica, ha sacrificado tanto y ha pasado por mucho, no quiero que cometa un error que pueda salirle muy caro.
–Es normal que no confié en mí, después de todo no nos conocemos lo suficiente y solo he llegado para apartar a Yuri de su lado, pero por favor, le aseguro por lo más sagrado que puede quedarse tranquilo. Yo amo a Yuri con toda mi alma y no concibo un momento sin él, daré todo de mi por hacerlo feliz sin importar que suceda. Admito que es joven, y que sus decisiones pueden cambiar, así que, en el momento en el que decida irse de mi lado o si conociera a alguien que le diera todo lo que yo no puedo, lo aceptare y si él lo quiere me apartare —Yuuri había sido sincero, le hablaba con el corazón en la mano y los sentimientos a flor de piel, tan solo esperaba que estos llegaran al corazón de Nikolai y fueran lo suficientemente fuertes para convencerlo y más importante, darle esa tranquilidad por permitir ir a la persona más importante de su vida en manos de alguien más.
—Confió en que seas tú quien le de la felicidad a mi Yurachtka y pasen toda una vida juntos —respondió no completamente convencido, pero si lo suficiente para no cambiar de decisión.
En tanto que, Yurio preparaba su habitación antes de que Yuuri llegara Yuuri. Mientras se encontraba ocupado buscando más mantas, escucho ligeros golpes en la puerta y pensando que sería Yuuri, abrió.
—Señor Katsuki. —Se sorprendió de encontrar al mayor frente a él.
—¿Puedo pasar? —pregunto rascándose la cabeza, algo apenado.
—Por supuesto, ¿Qué sucede?
—Quisiera que habláramos un poco. —El muchacho accedió y ambos tomaron asiento en la cama del rubio. Toshiya apenas tomo asiento y comenzó a jugar con sus pulgares, al parecer no tenía idea de abordar el tema que como iniciar la conversación, pero cuando se decidió, prefirió ser directo y breve.
—Ay Yuri, no sé cómo decirlo y probablemente mi esposa se enfadaría por meterme en esto, pero necesito preguntarte algo.
—Digame.
—Tú, ¿En verdad tanto amas a Yuuri? , ¿Tanto como para pasar por todo esto?.-
—Su pregunta me ofende, no sé a dónde quiere llegar —respondió de mala manera, algo suspicaz, el mayor suspiro con pesadez y se explicó.
—Desde muy niño Yuuri ha sido un mar de emociones —comenzó, esta vez prefirió desviar su mirada del joven y la dirigió hasta sus pulgares con los cuales jugueteo con nerviosismo —, no sabe lidiar con la derrota o el estrés y se deprime fácilmente cuando las cosas no salen como quisiera y, bueno después del accidente sabes que paso por una etapa tan turbia. Estuve varios meses preocupado por él, no sabía cómo iba a salir de todo esto, pero lo hizo y fue gracias a ti. Desde que estas con él todo ha cambiado, es feliz, tan feliz como jamás lo había visto y ahora, a unos meses de ese cambio, vienen y nos hablan sobre sus planes de contraer matrimonio y su rostro resplandece ante la sola idea, pero me preocupa la operación, es riesgosa y si no sale como ustedes lo habían planeado, ¿qué haras?, ¿en verdad estas dispuesto a pasar tu vida al lado de alguien que se verá limitado por toda su vida en tantas cosas?, ¿ estás dispuesto a luchar una batalla que desde el principio tienen perdida?, no me malinterpretes, pero tú eres joven, mucho más que él, aún te falta mucho por conocer y por disfrutar, conocerás a más personas que llamaran tu atención y que podrían darte aquello que Yuuri no, como padre me preocupa eso, no quiero que sufra por algo así y si su condición empeora no sé cómo podría lidiar con ambas cosas.
El rubio trato de entenderlo, a pesar de sentirse ofendido, se controló y tratando de que su voz sonara tranquila respondió.
—Yo lo amo, estoy seguro de que juntos saldremos delante, superaremos cualquier obstáculo y confió en que seremos felices, a lo largo de mi vida he pasado por muchas cosas y he conocido a muchas personas, algunas me han lastimado como no podría darse una idea, en tanto que otras solo me han mostrado una cara y ocultado la verdadera, Yuuri no es así, jamás ha sido así, desde que lo conocí supe que era diferente, él aún es capaz de confiar en las personas, de dar todo de si por quienes ama, y amo eso de él, no me importa cómo se encuentre, es cierto que soy joven y me faltan cosas por descubrir, pero quiero descubrirlas con él, quiero que él sea quien me las enseñe sin importar las circunstancias, solo con él me siento a salvo, solo con él siento aquella seguridad que me hacía falta y solo con él siento que tengo un hogar.
—Va a ser un largo camino y será complicado.
—Lo sé y me siento preparado, quiero ser su fortaleza y su consuelo, no me rendiré se lo prometo.
Toshiya detuvo su jugueteo con los pulgares y por fin sonrió satisfecho.
—Yuuri es afortunado, eres un buen muchacho, por favor no le menciones a nadie que tuvimos esta platica.
—Tranquilo señor Katsuki.
Después de unos días partieron de regreso a Hasetsu, Yuuri había hecho cita con su médico quien le diría el tipo de exámenes a practicarse antes de la cirugía, para ese entonces, cuando la situación había pasado a convertirse en una realidad, Yuuri se encontraba muy nervioso y a la vez ansioso, pero Yurio se encargó en todo momento de brindarle el último empujo que tanto le hacía falta.
Al tener sus estudios completos, Yuuri fue canalizado con un traumatólogo especializado en columna vertebral, el doctor Haruki, un hombre de aspecto juvenil, pero con una impresionante trayectoria en el tipo de cirugía que Yuuri requería.
A la consulta asistieron ambos jóvenes, quienes nerviosos esperaron en sus asientos, a que él médico leyera los resultados de los análisis.
—Tus resultados de los exámenes son alentadores, estamos en un excelente momento de programar la cirugía, sin embargo me parece que ya te hablaron de los cuidados y posibles riesgos a considerar.
—Así es, tengo todo claro.
—Bien, entonces, ¿Qué dices?
—¿Podría ser en las próximas semanas? —pregunto Yuuri.
—Estupendo, te daré mis fechas y me dirás la más conveniente, una vez agendada, te daré unas recomendaciones a seguir días antes de la cirugía, y por favor ten lo siguiente en cuenta, deberás guardar absoluto reposo al menos durante un mes, posterior a ello comenzara la rehabilitación, la duración de esta dependerá completamente de ti y pudiera incluso ser mayor a dos años, me gustaría que lo tomaran en cuenta. — El azabache miró a su acompañante en tanto que este asintió. —También debes tomar en cuenta que, por el tipo de cirugía, es probable que no se lleve a cabo en esta ciudad, con anticipación te enviaría la información del hospital y los datos necesarios para tus acompañantes al necesitar alojamiento.
Una vez programada la cirugía y con las recomendaciones claras, ambos jóvenes salieron del consultorio en completo silencio con varias cosas que pensar.
—Yuri, deberías llamar a Yakov, al parecer esta temporada no podré estar contigo — dijo de repente el japones interrumpiendo el silencio que los embargaba.
—Tengo nuevos planes —respondió con simpleza.
—¿A qué te refieres?
—Despreocúpate, todo saldrá bien Katsudon y quien sabe, tal vez la siguiente temporada seas mi competencia.
El rubio soltó una carcajada mientras empujaba la silla y se dirigían a la parada de autobús más cercana.
—Francamente no lo creo, pero soñar no cuesta nada —dijo siguiendo el juego e imaginando lo grandioso que algo así podría ser —. Yuri, de verdad gracias por todo, sabes de sobra que sin ti, nada de esto podría ser posible.
Yuri suspiró, se lo había dicho tantas veces y, aun así, él continuaba sintiéndose incomodo, no deseaba que el sentimiento de gratitud de Yuuri predominara por sobre su relación.
—Sabes bien que haría lo que fuera por ti y, en realidad no me importa, solo quiero que estés bien, así que ya no lo menciones y solo concéntrate en recuperarte para planear …ya sabes… nuestra boda.
La fecha de la operación se programó un martes por la mañana faltando apenas dos días para navidad. Como lo había indicado previamente el doctor Haruki, se llevaría a cabo en un hospital de Tokio, donde contaban con todo lo necesario. La familia de Yuuri sintiéndose más seguros en acompañarlo, se trasladaron al lugar para turnarse en cuidar del joven,
Yuuri ingreso un día lunes por la tarde al hospital, con la intención de ser preparado antes de iniciar la cirugía, por su parte Yurio en ningún momento se apartó de él, incluso pasó toda la noche a su lado.
Ambos se encontraban nerviosos y temerosos, pero el rubio era bueno ocultándolo y sirviendo como fortaleza para el mayor.
—Pichit llamó por la tarde, le hubiera gustado venir al igual que a Celestino, pero fueron invitados a un programa y no pudieron cambiar su agenda—Le informo el rubio leyendo los últimos mensajes en su celular.
—Es mejor asi, prefiero verlos una vez que salga de aquí —respondió Yuuri.
—Te desean suerte y te visitaran en cuanto tengan oportunidad. —Termino de leer y dejó a un lado el teléfono en una mesita al lado de la camilla de Yuuri.
—Es bueno saberlo— Yuuri se encontraba recostado en una camilla, en un brazo tenía conectada una intravenosa con suero y medicamentos, mientras que en el otro, en la punta del dedo una pinza conectada a un monitor que vigilaba sus signos vitales.
—Ve a dormir al hotel con mis padres, será mejor que descanses.
—Ni hablar Katsudon, quiero quedarme a tu lado toda la noche —respondió con determinación sacando de una mochila una manta y una almohada que acomodaba en un sillón.
—Será muy incomodo.
—Solo será una vez, además,¿ no te sentirías ansioso si estuvieras solo toda la noche?.
—Eso no importa Yuri, estaré bien —aseguró preocupado —.Aunque si, supongo que tienes razón.
—Lo ves, al menos si tienes insomnio puedes charlar conmigo.
—Muchas gracias. —Yuri se acomodó en el sillón a su lado.
—¿Puedes tomar mi mano Yuri?
—Claro que si —dijo y con suavidad la sujeto al instante, ambos permanecieron en silencio unos minutos hasta que el azabache lo rompió.
—No sé qué pueda suceder mañana, ni como reaccione mi cuerpo, el día del accidente me comentaron que sufrí un infarto —Yuri se estremeció a la sola mención, pero aparto todo mal pensamiento.
—Pero sobreviviste, eres fuerte.
—Eso creo, pero todo puede pasar, Yuri, prométeme algo.
—¿De qué rayos hablas?
—Si muriera no llores, no guardes luto ni nada, continua tu vida y vuelve a enamorarte de alguien que valga la pena.
Yuri se alteró de la sola idea, pero intento contenerse.
—No digas estupideces, todo saldrá bien y lo sabes.
—Es una suposición, por favor prométemelo y no volveré a mencionarlo —insistió.
—Es estúpido, no podría hacer algo así.
—Por favor, te lo suplico —rogo el mayor.
—No cederás, ¿cierto?.
—No, por favor.
—De acuerdo, lo prometo, pero todo saldrá bien, lo sé —dijo besando su mano, el sueño pronto venció al pelinegro y cayo rendido en tanto que Yurio jamás soltó su mano.
A primera hora del día siguiente, Yuuri fue llamado a quirofano, su familia en medio de llanto y besos le desearon lo mejor, en tanto que Yuri no soltó su mano hasta que ya no pudo seguirlo hasta la sala.
—Prométeme que saldrás bien Yuuri —pidió el ruso con la mano firmemente sujeta.
—Te lo prometo mi gatito.
—Y usted, prométame que hará todo lo posible por él, por favor prométame que hará su mejor esfuerzo —pidió ahora dirigiéndose al médico que iba a su lado.
—Te lo prometo, pronto todo pasará y tendrá una nueva vida.
—Se lo confió a usted, si no lo logra, si algo pasa no lo olvidare, lo demandare anciano —amenazo con voz firme.
—Tranquilo, no habrá necesidad de eso, soy una eminencia en mi área —respondió antes de ingresar.
—Te esperare Yuuri, estaré a tu lado todo el tiempo.
—Gracias, no olvides que te amo con toda mi alma.
—Yo a ti —Ambos jóvenes se dieron un suave beso en los labios antes que Yuuri ingresara a la sala de cirugía. En el último tramo ambas manos se soltaron y Yuri se quedó fuera, aún con la mano en dirección a su amado. Con un nudo en la garganta regreso a la sala de espera donde pasaría de los minutos más angustiantes de su joven vida.