Ingresé a la oficina de la señora Kormarova con el corazón en la garganta. No tenía idea de qué había dicho o hecho Yuri para que me citara con tanta urgencia y me dijera que debía ir sí o sí a la escuela pues si no hablábamos no dejaría que Yuri fuera a casa.
Pensé que era otra pelea y que mi niño estaría otra vez con el cuerpo golpeado; pero cuando entré al despacho de la dirección encontré a mi hermano sentado leyendo un libro y la señora Kormarova atendía una llamada telefónica.
Esperé en pie a que terminara de hablar y observé a Yuri que me miraba con el rostro algo pálido y actitud de gato asustado. Pensé entonces que eran sus malas palabras o su actitud de rebeldía lo que había provocado una discusión o tal vez ofendió más a esa compañera suya que había dejado la escuela días atrás.
Cuando terminó de conversar la directora se puso las gafas y por el intercomunicador pidió a su secretaria que nadie nos interrumpiera, luego me invitó a tomar asiento.
—Disculpa que te haya llamado de esa forma tan insistente Víctor, pero lo que debemos tratar es un tema muy delicado y tenemos que hacerlo ahora mismo —dijo con gesto agrio y voz baja.
—¿Qué hizo Yuri? —pregunté porque ver a mi hermano al mediodía en la dirección significaba que no había acatado alguna norma de la escuela.
—Víctor no sé si tú estás al tanto de este tema, Yuri dice que sí lo sabes y que no te molesta; pero yo quiero hablar con seriedad para que actúes como el adulto que eres. —La directora me estaba haciendo asustar con su excesiva seriedad—. Espero no tomes a mal lo que te voy a decir que me dijo Yuri.
Entonces la directora se puso en pie y caminó hasta ubicarse junto a mí, se agachó un poco y con voz muy baja me dijo algo que jamás hubiera querido escuchar.
—Yuri confesó hace una hora atrás que es gay y que de alguna manera sus compañeros de equipo tenían razón. —La mujer enderezó el torso y yo quedé convertido en una estatua de sal.
No sabía qué más había confesado mi imprudente y emocional hermano; pero me obligué a pensar rápido para sacarlo de la situación riesgosa en la que se había puesto.
—Sí sé de la orientación sexual de mi hermano señora Kormarova y no lo juzgo porque los homosexuales no son depravados ni enfermos. —De inmediato me puse en actitud de defensor de Yuri. Al mismo tiempo quería sacar mi cinturón y pegarle un buen par de correazos por su atrevimiento.
—Tampoco los juzgo Víctor, no creas que por ser una mujer mayor y heredera de las costumbres soviéticas estoy tan retrasada como la mayoría de nuestros compatriotas. —afirmó y sentí que la mujer hablaba con mucha sinceridad—. Mis años viviendo en los Países Bajos me ayudaron a comprender la homosexualidad porque trabajé y estudié mi maestría con hombres gay; pero quiero que entiendas bien que ahora estoy en una posición muy incómoda Víctor.
—¿A qué se refiere señora? —Sospechaba lo que me iba a pedir.
—No puedo seguir protegiendo a Yuri como lo hice estos días, pues este chico tan cabeza caliente podría volver a cometer una nueva infidencia y eso lo pondría en un gran peligro, así como nos pondría a ti, a mí y al abogado de tu hermano en una situación bastante molesta. —Sabía bien a qué se refería; sin embargo, quería escuchar su explicación así que la miré como si no entendiera lo que estaba hablando—. Si alguien se llega a enterar de esto los padres de los muchachos que atacaron a Yuri se nos vendrán encima.
Entendí su posición. Sería un nuevo escándalo si Yuri con su actitud altiva y arrogante exponía su realidad ante los demás compañeros. Imaginé que los chicos y chicas que estaban siendo muy hostiles con él podrían colmar su paciencia y a mi temerario hermanito se le podría desatar la lengua.
Además de recibir una nueva paliza esta vez sí podría terminar por arruinar su situación y tendríamos sobre nosotros la acusación formal de los representantes del gobierno, además de los padres de los atacantes y el padre de la chica que esparció el rumor. Ella había sido afectada por mi hermano y si sus padres no hicieron nada en contra nuestra era porque consideraban que había dañado a Yuri. ¿Cómo reaccionarían si se enteraban que su hija dijo la verdad?
—Mira, Víctor, voy a olvidar todo lo que pasó en el auditorio porque en verdad fue una gran burla para mí y la escuela; pero a cambio quiero que hagas algo sin protestar. —Imaginé que me diría que sacara a Yuri de la San Marcos—. No quiero que Yuri venga al colegio a estudiar. Es un chico muy hábil y creo que podrá estudiar en casa los meses que le quedan. Yo me encargaré que los maestros lo evalúen en forma particular aquí en mi despacho todos los viernes y que reciban sus trabajos por la red del colegio. Tendrá que formalizar su renuncia al equipo de hockey y no quiero que tenga contacto alguno con sus compañeros para evitar más problemas.
No pude discutir el pedido de la señora Kormarova. Me pareció que estaba siendo muy prudente y que Yuri al final salía ganando porque, bajo esas circunstancias, dejarlo en la escuela era enfrentarlo una vez más a sus atacantes. Miré a mi hermano de reojo, él tenía la vista fija en su libro; sería extraño dejarlo en casa con algún tutor y sería injusto que él no volviera a la San Marcos como le correspondía; pero en el fondo sentí que era lo mejor.
No pude vencer mi molestia por ese trato discriminatorio, mi hermano estudiaría en condiciones poco ventajosas por salir del closet y sabía que el motivo no solo era el de preservar la tranquilidad de Yuri, así que me atreví a preguntar a la directora.
—Señora Kormarova ¿por qué está haciendo esto en verdad? —No quería ser descortés con la dama que nos hacía “el favor” de no delatar a mi hermano, pero necesitaba saber bien sus motivos—. ¿Por qué simplemente no lo expulsa de la escuela?
—No quiero más escándalos, Víctor —afirmó serena y se sentó otra vez en el cómodo sillón de su escritorio—. El ataque se llegó a saber entre las autoridades del gobierno y ahora tengo auditores en el colegio. Si se llegara a saber que Yuri sí es gay y que todo lo que hicimos en materia de sanciones con sus compañeros fue casi en vano ¿te imaginas cómo quedaría la San Marcos frente a la opinión de los demás?
—¿Está justificando el ataque a Yuri? —Me pareció una actitud demasiado egoísta de su parte, pero en verdad estábamos en sus manos.
—No, no estoy de acuerdo con la violencia, pero el gobierno sí tendría un motivo para molestar de verdad y yo como autoridad de esta escuela debo preservar no solo a tu hermano sino a los demás alumnos para evitar más conflictos. —La escuela lo era todo para la señora Kormarova y sabía que jamás iba a ceder en su lógica así que no quise discutir sus razones.
Me detuve un momento a pensar qué iba a decir a los demás para justificar inasistencia de Yuri y no encontraba explicación. Entonces fue la señora Kormarova quien, habiendo pensado bien en todo, me dio la solución.
—Diremos que el ambiente en la escuela es muy tenso para tu hermano y que preservando su tranquilidad para su completa recuperación pediste hoy que Yuri no asista a la escuela, que contratarás tutores y que solo asistirá para ser evaluado. —La dama jugaba con el lapicero de plata que tenía entre manos mientras me explicaba su propuesta—. ¿Estás de acuerdo?
Tuve que aceptar el trato. Sacar a Yuri a otra escuela sería todo un problema pues solo faltaba medio año para que terminase la preparatoria y yo tendría que hacer muchos cambios y papeleos para que fuese aceptado en otra. Entonces convenimos con la señora Kormarova que Yuri ya no asistiría más al colegio y que solo pediría sus evaluaciones semanales y mensuales a través del canal web para padres y tutores.
Me vi obligado a agradecer a la directora por su discreción con un asunto tan delicado y le pedí que por favor no lo comentara con nadie más, ni siquiera el psicólogo. Con su habitual tranquilidad ella me pidió que confiara y además me dijo algo que desde ese momento me quedó muy claro. Sugirió que debía sacar a Yuri de Rusia para evitar que tuviera más problemas en el futuro.
Me despedí con una ligera sonrisa y sujeté la mano de la dama con delicadeza, llamé a Yuri para que me siguiera y salí con él de mi antigua escuela con el rabo entre las piernas. Estaba molesto y preocupado a la vez pues ahora dependíamos de la discreción de una dama que tenía cierto arraigo a conceptos arcaicos.
Subimos al auto en absoluto silencio. No permití que Yuri encendiera el equipo de música y manejé hasta llegar al departamento. Cuando entramos en él, Yuri quiso explicar su posición, pero lo dejé con la palabra en la boca y le ordené que se sentara en el sillón.
Quería gritarle y hacerle saber lo irresponsable que había sido; pero sabía que él no me haría caso, pues al convertirme en su amante había perdido autoridad como hermano mayor. Previendo que no me escucharía y solo haríamos ruido entre los dos, llamé a Yakov y le comenté la situación, le pedí que suspendiera cualquier trámite en la corte de justicia y le pedí con amabilidad que por favor hablara en ese momento con Yuri.
Acerqué mi teléfono a Yuri y éste negó dos veces para no responder. Con una mirada cargada de enojo le mostré lo mal que me sentía con él puse el aparato en altavoz y tuvo que escuchar lo que el viejo amigo de papá le tenía que decir.
Durante más de veinte minutos Yakov Feltsman gritó por el teléfono y le hizo saber a Yuri todo lo que había arriesgado con su torpe actitud. No permitió que mi hermano le interrumpiera y le oí decir muchas palabras que describían a la perfección le imprudencia de mi hermano; irresponsable, soberbio, soquete, inmaduro, estúpido, imprudente, inconsciente, tarambana y no sé qué más.
Yuri no hacía el menor gesto al escuchar a Yakov; pero lo vi asustarse cuando le dijo algo que también me hizo temblar.
—Yo sabía que eras gay desde antes que lo me lo dijeras, Yuri. —Aspiró con fuerza el aire y lo soltó con molestia—. El médico que te revisó me dijo que presentabas perforación anal. Cuando yo le pregunté si era producto del ataque, si te habían violado esa noche; él me dijo que era antigua y por su experiencia podía decir que tenías sexo frecuente.
Yuri y yo nos quedamos callados mirándonos. Yakov no había comentado nada de esto por algún motivo que no podía entender.
—¿Tú sabías de esa situación Vitya? —Su pregunta me hizo erizar los pelos y no supe qué responder.
—Sospechaba… —dije llevando los dedos hacia mi boca para que Yuri no dijera nada más.
—No voy a pedirte explicaciones de tu intimidad. —Yakov paró un instante y lo noté agitado—. Si Víctor consiente que folles con otros hombres, ese será su problema Yura, pero te advierto que no voy a soportar las actitudes temerarias de un enano irreflexivo como tú
—Puedes decirme lo que quieras Yakov, pero nunca más me pedirás que mienta sobre lo que soy. —Yuri no sabía cuándo debía guardar la compostura y yo me sentí avergonzado.
—Bueno si metes a Víctor en un problema con las autoridades gracias tu sinceridad excesiva y tu imprudencia entonces tú serás quien lo saque del lío y no yo. —Puntualizó nuestro abogado y colgó la llamada—. Y una cosa más, niñito malcriado; hasta que seas mayor de edad, que no falta casi nada, deja de follar con hombres para evitarnos más problemas a todos.
Yakov cortó abruptamente la llamada y los dos nos quedamos en silencio mirando el suelo. Fue Yuri quien se movió primero, llamó al peludo y se fue a acostar a mi dormitorio.
No quise sobrecargar con más sermones a mi hermano y salí a un bar a compensar esa amarga sensación que nacía en mis entrañas con unas buenas copas de whisky. Era mejor sentir el sabor del trago, caliente y cáustico resbalando por la garganta, que soportar esa rabia y pena juntas en mi corazón.
De retorno a casa, cuando me despedí de algunos conocidos con los que formé un grupo informal en el bar, me pregunté si Yuri ya había reflexionado sobre su actitud o si era consciente que vivía en un país en el que casi todos ven a los homosexuales como el enemigo al que deben exterminar.
Ingresé a mi dormitorio cansado, con mucha pena y sin ganas de hablar. Yuri se había quedado dormido y el pequeño gato se habían adueñado de mi espacio, así que lo tenté con algo de comida y lo dejé en la cocina. Regresé a mi habitación y volvía a ver el rostro de mi hermanito. Me dio mucha pena verlo así con los ojos bien pegados y la punta de la nariz roja, parecía que había llorado. Con mucho cuidado me quité la ropa, al acostarme mi nariz se sumergió en el cabello de Yuri y me sentí a salvo de todo mi dolor y pensamientos negativos junto a él.
Yuri dio la media vuelta y la punta de su nariz rozó mi barbilla, se quejó por la posición de su brazo, retornó a la posición en la que debía dormir todos los días para dejar que sus huesos se soldaran y debido a la medicación que seguía tomando se volvió a quedar dormido.
Imaginé cómo podía resguardarlo de todos los peligros de este mundo egoísta, cómo podía hacer para que nadie más se atreviera a herirlo, para que nadie dañara su cuerpo y su alma. Ideé muchas formas, desde contratar seguridad personal para él hasta encargarme yo mismo de cuidarlo; en teoría todo era maravilloso, pero mis sueños jamás llegarían a ser un asunto muy práctico.
Acomodé mi cuerpo en cucharita y le tomé de la cintura con mucho cuidado, le di un beso y pensando en mis ideas absurdas e imposibles, como vivir en una isla solo para los dos, me dejé abrazar por el sueño.
Mamá tenía la capacidad para sentir mi malestar, como una loba que presiente a la distancia el gruñido y los gemidos de su lobezno y corre hasta él llevando un pedazo de carne, así volvió Angélica Vólkova a la ciudad.
Esta vez no se apareció en el departamento y mucho menos de sorpresa porque, como me dijo luego, no quería ver ciertas cosas que no le agradaban.
Llegó a San Petersburgo una tarde muy cercana a mi cumpleaños y pasó la noche en el lujoso Gamma Boutique Hotel, al día siguiente me llamó y me dijo si podíamos vernos en algún lugar para conversar en persona.
—Estos no son asuntos que se puedan hablar por teléfono o video llamada cariño así que podemos ir a tomar una copa de vino, ver tiendas y conversar en el camino en algún lugar apartado o en el hotel donde me alojo. —Noté a mamá muy preocupada y por ese motivo tuve que cancelar todos mis compromisos. Hablar con ella era muy importante pues pensé que se trataba de algo referente a su salud y no quería pensar que las cosas se hubieran agravado.
Cuando fui a recogerla al hotel la vi muy delgada y pálida, ella seguía estrictamente el tratamiento que le dio el médico y eso la mantenía tan desmejorada. Salimos de brazo y caminamos un buen trecho por el canal Obvodniy. Mamá miraba las vitrinas y según ella ya nada le causaba asombro, ni las hermosas joyas y tampoco los diseños exclusivos.
—Víctor para una mujer que se plantea la posibilidad de la muerte todo pierde gusto y solo anhelas tener momentos de felicidad junto a alguien que amas. —Se apoyó en mi hombro y seguimos caminando—. Y ese alguien eres tú, cariño.
Cuando llegamos al Sosisochnaya bar mi madre preguntó por el apartado que había reservado desde Paris con mucha anticipación, así de detallista fue siempre y cenamos comida regional acompañada de una botella de vino blanco. Mamá solo tomó una copa y yo contemplé su bello rostro marcado por la delgadez y grandes ojeras que ni el maquillaje pudo disimular.
—Mamá no has venido a Peter solo para cenar. —Ella todavía seguía convaleciente y tenía que llevar una vida muy sana, con dietas estrictas y cero stress.
—Víctor estoy mal de nuevo hijo, tengo que someterme a un nuevo tratamiento químico. —La noticia fue como agua fría para mí, mi madre estaba más enferma de lo que pensé y tenía mucho miedo por ella—. No puedo volver a Le Beauté como hubiera querido. Tengo que dejarla y ya me resigné a no estar más en ella; pero no quiero venderla y mucho menos dejarla en manos de cualquiera.
—¿Tan mal te encuentras? —Tenía mucho miedo por la respuesta.
—Si no respondo a este nuevo tratamiento tendré que ser operada de nuevo y tal vez eso reduzca mi tiempo. —Su sonrisa se empañó con algunas lágrimas que secó de inmediato con un pañito. Yo tomé su mano y la besé—. Voy a dejar Le Beauté a tu nombre y todas las empresas conexas a ella. Sé que tú estás cumpliendo con tu buena labor de presidente en Nefrit; pero Víctor tu sueño siempre fue tener una agencia de modelos.
—Mamá yo todavía tengo mucho que hacer aquí en San Petersburgo. —No sabía qué hacer porque si bien no le había cogido cariño al trabajo de oficina, pero me había demostrado a mí mismo que era capaz de manejar bien una gran empresa internacional.
—Víctor, eso lo sé; pero ahora tendrás que decidir si sigues trabajando para el sueño de tu hermano o por fin tomas las riendas de tus propios proyectos. —Mi madre no podía complicar más la situación—. Le Beauté será tuya por completo y podrás hacer con ella lo que tú quieras, cambiar todo en ella y relanzarla de nuevo.
Yo amaba esa agencia de modelos, me había hecho modelo en ella y aunque no me gustaban los parámetros que mi madre conservaba, era mi sueño tener algo similar y propio. Lo pensaba así porque jamás imaginé que mi madre dejase la agencia de modelos y en ese momento en el que ella me dio la alternativa de cambiar todo en ella y hacerla mía por completo, un pequeño demonio egoísta comenzó a danzar dentro de mi corazón.
No hacía falta pensarlo demasiado para decir que estaba feliz, que mi sueño podía volverse realidad con más facilidad de lo que yo había imaginado. Y mi madre, sabia y bruja, contempló mi encanto de tal forma que puso la miel para tentar mejor a la pobre mosquita llamada Víctor.
—Hablé con mis clientes habituales y ellos estuvieron encantados de aceptar tus cambios, porque de alguna manera conocen tus ideas sobre el modelaje y las nuevas tendencias. —Sonrió y con gran habilidad terminó de enredarme, como cuando era niño y me sacaba un sí con cierta magia que ella solo llamaba negociación—. Dejaré algunos contratos firmados con cinco de las mejores firmas del momento para que trabajen con las chicas y chicos que tú creas por conveniente. Sadora, Collum, Vialta, Tomy Chan y Mug. ¿Qué te parece?
Un contrato con una firma de cosméticos ecológicos como Sadora, con el rey europeo de las marcas deportivas como Collum y con Vialta la mejor firma de vehículos híbridos era ya demasiado increíble; pero además Tomy Chan y sus “diseños para jóvenes reales” como decía su slogan coincidía al cien por ciento con los cambios que yo quería hacer en la contratación de modelos. Por último, Mug. Yo anhelaba ver los diseños de joyas hechas por Paula Dallas en los cuerpos de mis modelos.
Pensar en mis modelos era exquisito, mejor que el helado de vainilla con chispas de chocolate en pleno verano. Era increíble que mis sueños, que yo creí lejanos, estuvieran tocando mi puerta en ese momento. Mamá otra vez era mi hada madrina y yo solo podía sentirme sumergido en el embeleso que me producía imaginar la vida en la agencia y ese remolino interminable de desfiles, campañas y días de fiesta como a mí me gustaba.
—Además tendrás la oportunidad de promocionar tu propia carrera con firmas muy exclusivas porque muchos amigos y amigas me han preguntado cuán disponible estás para modelar para líneas aéreas, productos de tecnología de alta gama y hasta viñedos en España. —Ella reía casi como una niña porque creo que reconoció mis deseos desbordados en mi mirada—. Ellos te quieren Víctor, se mueren por tenerte como imagen de sus productos y servicios.
—¿Y qué hago con Nefrit? —Recordé que me había comprometido a ayudar a la firma y sacarla adelante solo por un tiempo.
—Con un poder notarial, Feltsman se puede encargar del aspecto administrativo y su exmujer puede encargarse de la parte creativa. —Mi madre tomó mi mano y con el rostro lleno de esperanza para acepte su propuesta añadió—. Yuri es un chico muy hábil que dentro de unos cuantos años podrá encargarse de toda la compañía. Tú podrías hacer un convenio con Nefrit y encargarte del aspecto de imagen y seguir asesorando de forma externa hasta que él pueda sentarse en el sillón de la gerencia.
Yuri no había nacido para gerente, él era un creativo y eso me quedaba muy claro; pero como mi madre decía, él era muy inteligente y hábil. Tal vez podría llegar a ser como mi padre que mantenía el dominio de todos los aspectos de Nefrit y claro estaría yo para asesorarlo siempre. Pero…
Eso representaría alejarme de mi hermano y amante, nos veríamos muy pocas veces y ya no tendríamos tanto tiempo para los dos. Tuve algo de temor al pensar que crecer como profesional y empresario me apartaría de la vida de Yuri; sin embargo, la propuesta de mamá era difícil de ser rechazada, la estaba haciendo con tanto cariño y fe en mí que yo no podría decirle un “no” como respuesta.
Acepté Le Beauté, pues conocía muy bien su manejo. Mi madre me dijo que me asesoraría y me daría una mano con los clientes, ellos eran sus amigos. Estaba feliz por mi logro, pero tenía que pensar en la manera cómo podría llevar dos empresas al mismo tiempo. A mi mente llegó la imagen de Richard Branson, si él podía manejar muchas compañías desde su laptop en la terraza de su mansión, yo también podría manejar dos firmas reconocidas desde Paris o desde San Petersburgo.
El asunto tenía solución y por eso serví un poco de vino en la copa de mi madre y el resto en la mía y con mucha alegría ambos brindamos por el futuro y por la vida.
Mi madre partió a París dos días después. Yo prometí estar junto a ella el momento que tuviera que hacer la siguiente quimioterapia y pedí al universo que esta vez sí pudiera superar el cáncer. Despedí a mamá en el aeropuerto y antes de entrar al hangar privado donde le esperaba su avión privado, ella me sugirió con esa manera de decir las cosas sin casi querer hacerlo.
—Víctor te conozco bien y sé que estás sufriendo por la distancia que todos estos cambios crearán con tu hermano; pero créeme cuando te digo que será un buen tiempo para que tanto tú como él se den cuenta si en verdad vuestros sentimientos merecen tanto riesgo y sacrificio. —Me abrazó antes de subir las escalerillas de la nave.
—Mamá no insistas por favor… —En ese momento pensé que mi madre podía leer mis pensamientos.
—Víctor tanto tú como él están corriendo un grave peligro. —Vi la mirada de mi madre endurecerse de inmediato y no solo temí que estuviera juzgando mis acciones y mis sentimientos, también temí que tuviera razón—. Si no es la oficina de familia, el fiscal de menores o la oficina de rentas las que te dejarían sin un centavo y con un pie en la cárcel, “los lobos” del tirano podrían intentar aplicar su propia justicia, hijo… ya sabes que tienen el respaldo del régimen para matar a cualquiera sin ningún problema.
Mi madre acarició mi mejilla y yo me sonrojé ante la sinceridad de sus palabras; me sentí desnudo, avergonzado y herido por esa verdad.
—No intentes disimular cariño y sabes bien que me espanta pensar en eso. —Suspiró y comenzó a subir los escalones de la nave diciendo en perfecto francés una idea perturbadora—. Yo puedo desviar la mirada y hacerme la tonta; pero sé que otros no lo harán.
Jamás le oculté nada a mi madre y en ese momento tan particular, cuando sabía que ella se estaba muriendo por dentro seguí mintiendo para proteger mi incestuoso amor y solo se me ocurrió decirle.
—Mamá Yuri es mi hermano y nunca dejaré de amarlo y protegerlo, hasta el día en que me muera siempre estaremos juntos porque la sangre así lo manda.
La acompañé hasta el interior de la lujosa nave que esperaba en un hangar particular, la dejé en el asiento que ella prefería dentro del salón principal del Learjet, el de la derecha junto a la ventana y con vista al gran televisor donde le gustaba que proyecten películas románticas.
La besé en las mejillas y ella me dio un beso minúsculo en la boca, como cuando me dejaba en el jardín de niños. Cuando vi partir el avión mi corazón se estremeció porque la vida de mi madre era más frágil de lo que había pensado y solo dependía de un tratamiento que era agresivo, que mataría las células malas como también las buenas, dejándola más delgada y débil de lo estaba en ese momento.
Camino a casa, escuchaba una canción de The Outfield y me puse a pensar qué sentiría y diría Yuri sobre una eventual distancia. Tal vez Le Beauté demandaría demasiado de mí y yo no podría pasar con él más que una semana cada mes.
Imaginé que al terminar la preparatoria Yuri estaría saturado con sus estudios en alguna escuela de diseño, así estudiase en París como alguna vez conversamos y tal vez podríamos hacer coincidir horarios para vernos y amarnos. Sería algo pesado estar en un constante ir y venir, pero «nuestro amor se merecía cualquier sacrificio», me dije ese día muy convencido.
En el alto del semáforo imaginé los ojos de Yuri y me dije con sinceridad que sería muy duro vivir sin esa mirada de guerrero y sin tener sus labios de fuego cada noche. Yuri estaba por terminar la escuela y decidir su destino y yo debía darme una nueva oportunidad, aquella que me conduciría a vivir mis sueños.
Pero sobre todas las cosas debía cuidar a Yuri del odio de los demás y de nuestro destino corrupto que solo debía seguir existiendo bajo las sombras. De pronto antes que el semáforo cambiara de color lo vi todo con claridad.
Lo llevaría conmigo a París y lo instalaría en un departamento cercano a la escuela de diseño. Yo atendería a mi madre y algunos fines de semana podría compartir con él. Contrataría resguardo personal, aunque él no quisiera y compraría una finca lejana, en la zona donde se producen los mejores vinos de Europa, ese sería nuestro refugio.
Eventualmente trasladaríamos la sede de Nefrit a París y venderíamos todos los activos que quedasen en Rusia, todos incluyendo mi departamento y la casa de Moscú que el abuelo de Yuri le dejó como herencia. Y después…
Los siguientes planes vendrían con el tiempo, solo debíamos ser muy cuidadosos para que nada afectara nuestra intimidad. Eso implicaría que tal vez yo saliera de vez en cuando con alguna mujer y Yuri tuviera un flirt ocasional con algún chico. Me dolía pensar que eso tuviera que pasar, pero estaba dispuesto a pagar el precio por mantener nuestra oscura y vetada relación fuera de la vista de los demás.
Era el plan perfecto.
Yuri.
Ahora sé que no se puede tener todo en la vida y que los sueños sin amor son simples espejismos que nos arrebatan la sonrisa por instantes, pero que siempre se diluyen en la nada.
Yuri.
Hoy extraño más que nunca sus besos y su mirada. Sus palabras soeces y su dulce sonrisa. ¿Qué será de él en este instante?, ¿a quién regalará su sonrisa de niño tierno o tal vez tu sonrisa retorcida antes de hacer el amor?, ¿con quién compartirá su cama y a quien besará como me besaba a mí?
Yuri.
¿Quién se hará dueño de su mirada y sentirá sus uñas encarnándose en su espalda?, ¿cómo será su gemido lejos de mí, cómo su espasmo y cómo su llanto lleno de placer? ¿Qué palabras nuevas inventará y qué caricias recibirá sobre su piel?
Sé que solo tiene encuentros furtivos y que nunca más volvió a vivir con otro hombre y eso me da la esperanza que todavía me ama.
Yuri.
Mientras entrega su cuerpo intentado buscar la felicidad, yo espero que llegue el día en que me escuche, me perdone y me entienda. Espero que un día me de otra oportunidad para demostrarle que mi amor por él no ha muerto, que sigue intacto como si fuera una flor para la que no pasaron las primaveras.

Notas de autor:
El grupo al cual hace referencia la madre de Víctor son conocidos como los “Lobos de la Noche”, un grupo de motociclistas admiradores de Putin y Stalin.
En un artículo la BBC los describe de esta forma: Pese a lo que podría inferirse por su imagen de rockeros alternativos, son muy cercanos al Kremlin y sus críticos los consideran una «fuerza parapolicial». Se definen a sí mismos como «guerreros del camino», tienen como credo «salvar a la patria rusa de homosexuales y feministas» y defienden públicamente que Crimea «es, fue y será rusa».
Se dice que es como un brazo armado extra del régimen que gobierna Rusia.
Diossssssss, dime que terminará bien por favor, esta historia me mata lentamente, no importa si son hermanos quiero que vivan su amor, han enfrentado tantas cosas juntos, quiero que sean felices y. y
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