Yuri ha tenido siempre una gran capacidad para sorprenderme y es que puede pasar en un segundo de una mirada fría de desprecio a la expresión más angelical que puede verse en el rostro de un chiquillo. Puede ser el chico más rudo con sus actitudes y palabras y a la vez adormecerte con un ligero toque de sus manos sobre tu cabello.
Pero una cosa es conocer por fuera sus expresiones, saberse de memoria esos pequeños defectillos de su cuerpo o estar preparado para recibir sus golpes o sus palabras hirientes y, otra cosa es descubrir que Yuri puede ser el mismo diablo en persona y que algunas veces no hace falta que sea un hombre violento para demostrarlo.
Cuando mi hermano se recuperó de sus lesiones y solo llevaba como únicas marcas del ataque el cabestrillo en el hombro y una imperceptible cicatriz en la ceja, que él se empeñó en dejarla allí para recordar que la humanidad es podrida, asistimos a una audiencia que convocó la directora de la escuela.
Una audiencia pública en presencia de los compañeros de aula de mi hermano, los padres de familia de la sección, los padres de sus atacantes, la junta de padres del colegio, el comité de docentes y las autoridades de la San Marcos. Una audiencia a la que también asistieron los representantes legales de los atacantes, nuestro representante legal, algunos amigos nuestros que fueron en apoyo a la víctima y tres representantes del gobierno.
Sí, entre todos los presentes se encontraban tres representantes del gobierno, dos de ellos eran funcionarios de la oficina de familia y uno directamente relacionado al Comisionado Presidencial de los Derechos de los Niños. Estábamos siendo observados por el régimen y los ojos de muchos curiosos también estaban puestos en esa audiencia que se suponía sería de carácter reservado.
Pudimos escuchar la exposición de los hechos que hizo el entrenador Georgi Popovich quien se dedicó a señalar todo lo que pasó desde que encontró a Yuri en brazos de su amigo Otabek, pero no supo decir algo sobre las causas del ataque.
Después de Georgi atendimos la versión de Otabek sobre el momento en el que rescató a Yuri del ataque de esas fieras. Otabek señaló sin temor a los compañeros que estuvieron directamente involucrados en el ataque físico y a aquellos que en ese momento aplaudían y azuzaban a los atacantes.
Después oímos las torpes excusas que dieron los compañeros de equipo que golpearon a mi hermano asegurando que él les había dicho que era gay o que alguien había oído decir a Yuri que era gay. Uno de ellos incluso se atrevió a decir que mi hermano se le había insinuado y por eso reaccionó contra él. Sus versiones fueron notoriamente contradictorias y sus dudas al momento de responder al interrogatorio de las autoridades del colegio los delataron como impostores.
Tras oír los testimonios de los involucrados y los argumentos que expusieron sus abogados intentando minimizar el ataque, pudimos escuchar que lo que tuvo que decir nuestro abogado Yakov Feltsman al respecto.
—No pensé que en los colegios se llevaran a cabo procedimientos legales propios de las cortes de justicia, pero si el reglamento interno de esta institución contempla este proceso estamos aquí con mis representados para cumplirlo.
» No hay mucho que decir aquí y mis mejores argumentos sobre la naturaleza de este ataque los diré en la Corte Penal. Se ha cometido un delito en este colegio, un delito que si no hubiera sido detenido a tiempo tal vez habría tenido como consecuencia una muerte y por ende no estaría hablando ahora de establecer una demanda en los próximos días por el intento de asesinato perpetrado por un grupo de seis jóvenes liderados por el joven Pavel Záveliev, quien fuera el instigador para que los otros cinco alumnos masacraran a Yuri Nikiforov.
Se escuchó el rumor de las voces que hasta ese momento se habían guardado sus comentarios sobre mi hermano y no lo reconocían como víctima de una agresión mayor. Yakov siguió sin hacer caso a ciertas voces.
—Los golpes en la cabeza de Yuri así lo confirman y los médicos que atendieron sus lesiones han puesto en varios documentos sus diagnósticos en los que explican cómo es que mi defendido se ha librado por muy poco de morir por un golpe en la cabeza o mínimo quedar con severas lesiones cerebrales que le hubieran provocado una discapacidad permanente.
» La explicación que sus hijos acaban de dar es de la más ridícula e infame. Sus hijos acaban de decir que Yuri Nikiforov les había dicho que es gay, pero luego dijeron que lo habían escuchado de otras personas. Me lo dijo el amigo, del amigo, del amigo de un conocido. Qué grado de inmadurez. Son capaces de levantar un stick como arma contundente para cometer un crimen, pero no son capaces de admitir sus responsabilidades y su culpa. Por lo que he podido ver durante estos ochenta minutos, estos vándalos gozan de la aprobación absoluta de sus padres. Que desfachatez y qué sinvergüenzas están criando y que criminales están siendo amparados en esta prestigiosa escuela.
Las voces de protesta no se hicieron esperar en especial por parte de los compungidos padres de familia de los atacantes de mi hermano.
—¡Que explique el abogado cómo es posible que un depravado estudie con nuestros hijos! —Fue la excusa que uno de ellos lanzó a viva voz.
—Pensé que tenía el uso de la palabra y que como ya escuchamos sus argumentos podrían escuchar los nuestros. Estoy aquí para defender la imagen, la integridad y la vida de un joven decente. —Yakov calló hasta que los padres también hicieron silencio.
» Yuri recibió un ataque hace algo más de ocho semanas, menos mal se ha recuperado casi por completo de sus lesiones. Todos han hablado sobre la posible causa de esta criminal golpiza, algunos docentes y alumnos que son la minoría han dicho que se trató de un ataque de homofobia y la gran mayoría dijo que, más allá que él fuera o no homosexual, atacaron a Yuri porque lo odiaban desde que llegó a la escuela y es algo que voy a demostrarlo aquí y también en la Corte de Justicia Federal.
» Yuri Nikiforov ha sido objeto de acoso escolar desde que llegó a San Marcos y me sorprende que sus autoridades hayan hecho muy poco para defender a un alumno de un grupo de alumnos mayores que se dedicaron a hacerle la vida imposible dentro de la escuela y del equipo de hockey y esto lo puedo demostrar gracias a muchos comentarios de acoso que Yuri obtuvo en sus redes por parte de sus propios compañeros y que lamentablemente calló durante mucho tiempo.
Yakov mostró en su celular algunas capturas de las amenazas que mi hermano recibió por parte de los amigos de Zhúkov durante los primeros meses de su estadía en el colegio, así como el comentario burlesco por las pesadas bromas que le hicieron y el maltrato diario. Los padres callaron porque cuando las imágenes fueron puestas en el proyector pudieron reconocer los comentarios de sus hijos y las palabras ofensivas con las que siempre trataron a mi hermano.
Yo descocía por completo el acoso que Yuri tuvo que soportar y en ese momento me arrepentí de haberlo inscrito en ese exclusivo colegio. Era un nido de avispas venenosas. Yakov prosiguió.
—Hasta allí mi demanda tiene bastante sustento como para que sus hijos pasen por lo menos un tiempo en la correccional y no creo que su dinero pueda comprar una sentencia benigna señores porque la pruebas son contundentes. —Yakov sonrió y los padres de los atacantes voltearon a consultar con sus abogados—. Pero existe otro error sustancial en la defensa de los atacantes de Yuri, los que estuvieron a punto de convertirse en criminales.
» Se ha dicho que Yuri Nikiforov es gay y que por eso el ataque tiene justificación. Ese argumento tiene cabida en las mentes estrechas y perversas de nuestro país porque en ninguna circunstancia vamos a permitir que un crimen de odio se justifique por un pensamiento fundamentalista. Pero hasta en eso están equivocados porque Yuri, no es gay y si un rumor corrió en estas aulas y patios escolares sobre la preferencia, orientación o gustos sexuales de mi defendido fue solo eso: un rumor.
«Un rumor que como una bola chiquita de nieve circuló durante algunas semanas hasta convertirse en una gigantesca masa que llevó a cometer a sus hijos desinformados y malintencionados un delito», pensé mientras observaba las expresiones de los padres que todavía seguían justificando el ataque. Yakov prosiguió:
—Pero no quiero ser yo quien exponga la verdad sobre el rumor y lo desmienta por completo. Prefiero que sea el propio Yuri quien diga cuáles fueron los motivos por los que él se vio obligado a cometer una imprudencia y afirmar sin ninguna responsabilidad que él era un muchacho gay.
Yakov calló y vi a mi hermano levantarse del asiento que le había asignado la escuela, lejos de nosotros y cerca de sus atacantes. Nada más humillante y hasta intimidante para una víctima. Nosotros advertimos ese error; pero fue Yuri quien se negó a abandonar el lugar argumentando que no les tenía miedo.
Yuri se comportaba de acuerdo con su plan.
Semanas atrás cuando él ya fue dado de alta, Yakov le había preguntado con los ojos encendidos por la rabia y el cansancio en el arrugado rostro si en verdad era gay y Yuri le dijo que sí. Entonces él apoyó mi postura y entre los dos le obligamos a entender que, si aceptaba su natural condición, nuestras vidas se irían a la mierda. Eso fue lo que en forma literal le dijo el mejor amigo de mi padre.
Mi hermano no tuvo más opción y con el dolor que le provocaba mentir, fingir, esconderse, avergonzarse de sí mismo y asustarse por las consecuencias; aceptó decir que él solo había hecho una broma o una salida rápida a una situación incómoda que no pensó terminaría en algo tan serio como un ataque de odio.
Sé que no fue lo mejor para Yuri ni para mí, pero en ese momento no teníamos otra opción. También pendía algo más aterrador, el vínculo de intimidad al que habíamos llegado los dos. El incesto era una agravante en este caso y nadie nos hubiera podido sacar de la cárcel o peor aún de los campos de Chechenia, donde decenas de jóvenes gays de Rusia terminan sus días, si por este rumor hubiéramos sido investigados. Yuri no tendría cómo demostrar que tenía relaciones con otro muchacho.
Yo tenía un doble sentimiento circulando por mi cuerpo. Un gran alivio porque mi hermano había comprendido que no podíamos ir en contra de la corriente sin arriesgar nuestras vidas y debíamos proteger nuestra relación o en otras palabras, esconderla. Por otro lado, tenía miedo. Miedo a que seamos descubiertos, miedo a seguir amando a Yuri como lo estaba haciendo y miedo al futuro que nos esperaba a los dos.
Yuri se paró en el podio de la escuela, allí donde maestros, alumnos, padres e invitados muchas veces se dirigieron a la audiencia. Acomodaron el micrófono para que estuviera a su altura y luego de aclarar la garganta, mi hermano habló.
Habló su verdad a medias y su mentira en partes, habló desde su corazón herido, desde su ser cortado, desde su cuerpo golpeado, desde su orgullo aplastado. Habló con dolor y con tanto rencor que pude conocer una faceta oscura en mi niño. Yuri había expandido sus alas negras y su mirada se transformó. Ya no era la de un tigre fiero, sus ojos eran los de un vengador que disparaba sus balas sin que le importe a quien estaba hiriendo.
—Soy Yuri Nikiforov, el alumno que encabeza la lista de honor de esta escuela; pero para la gran mayoría de mis compañeros de aula siempre fui “el marica”. Así me han dicho desde que entré en San Marcos el año pasado. No tengo la culpa de haber heredado las facciones delicadas de mi madre y no los masculinos rasgos de mi padre. Por ese motivo y porque me mantengo siempre delgado debido al metabolismo rápido de mi cuerpo, siempre creyeron que yo conservaba mi figura y mi forma andrógina a propósito. —Hizo una pausa como dándose valor para decir lo que seguía y soltó una bomba en medio del auditorio—. Jamás voy a consumir los esteroides que muchos de mis compañeros de equipo consumen sin que los entrenadores tengan conocimiento. A mí me los ofrecieron y me imagino que si revisan sus celulares encontrarán el nombre de Kazz, él es quien les vende esas cosas y sería bueno que les hicieran exámenes de sangre.
Yuri calló y los padres se pusieron muy nerviosos, pero no más que sus hijos quienes con el rostro enrojecido bajaron las miradas. El chiquillo que estaba frente a ellos había visto muchas cosas y en silencio las guardó para sí tal vez sin pensar que las usaría algún día. O tal vez lo pensó.
—No soy un llorón que va con la queja a todo el mundo por eso soporté tanto maltrato. Con el tiempo hasta me parecía normal. También me callé cada vez que en el equipo me hacían estúpidas bromas como esconderme la ropa para cambiarme o romper mis trabajos y material del colegio y me cansé de poner mis quejas en la oficina del psicólogo Andreev, porque jamás me ayudó.
Todos miraron al psicólogo que no pudo evitar el sonrojo y la carraspera en su garganta. Era un buen psicólogo, pero como mi hermano dijo, le importaba muy poco solucionar los problemas de acoso en la escuela.
—Pero el problema por el que me golpearon mis compañeros del equipo de hockey hace unas semanas comenzó con una apuesta. —Yuri los observó a todos en silencio y sonrió cuando el murmullo se expandió entre sus demás compañeros de aula. Yo me puse a temblar porque no habíamos acordado nada sobre esa situación—. Virna Belova es mi compañera de aula desde octubre del año pasado. Desde que entró a mi salón se acercó a mí para tal vez divertirnos un poco o conocernos mejor. Ella no me gusta y nunca me va a gustar, no es mi tipo.
» Yo siempre fui el último en ducharme después de los entrenamientos, esperaba que todos se fueran para que no escondieran mi ropa. Una noche estaba por entrar a la ducha cuando Virna apareció y comenzó a acercarse a mí y decirme si podía jabonar mi espalda. Yo la rechacé una vez más, pero ella insistió y se quedó con mi toalla en la mano. Estaba desnudo y me dio coraje. Le grité que ella no me gustaba, ella me quiso besar y le dije que no lo hiciera porque era gay. No vi otra opción más para apartarla y ella me miró muy sorprendida y yo le insistí que tenía un novio modelo y ella salió corriendo y no me volvió a molestar desde ese día.
—¡Eso es mentira quiere incriminar a una alumna con sus patrañas este sinvergüenza! —Furioso el que parecía ser padre de la chica que citó Yuri saltó en su defensa y con justa razón, estaban tratando un tema de conducta ética de un alumno y éste salía con una explicación que parecía inverosímil.
—Yuri es quien está en el uso de la palabra y nosotros ya escuchamos los argumentos de sus abogados y el testimonio de sus hijos sin interrumpir —Yakov elevó la voz haciendo notar su autoridad y lanzó una severa mirada al hombre que interrumpió—. ¿Dejan que Yuri explique?
—¡Es verdad! —gritó Yuri callando a todos y mostrando su celular encendido—. Es verdad, pero no puedo demostrar cómo ella se me insinuó ese día.
Hubo un gran barullo en el auditorio del colegio, los padres se preguntaban cómo era posible que sus queridos hijos se vieran envueltos en escándalos tan mayúsculos. Yo quería decirles que ellos respondían a la educación que recibieron en casa, nada más.
—Dijiste que todo se inició con una apuesta, Yuri —La directora calmó a todos y pidió a Yuri que prosiga. Estaba tan intrigada como todos los demás.
—Hace unas semanas cuando todavía estaba en la clínica me visitó uno de mis compañeros de aula y no voy a decir el nombre para no afectar su estadía en este colegio. Además de Otabek este chico es el único que me ha tratado con respeto. —Aclaró mientras volvía a manipular su celular buscando algo—. Él me contó que desde inicio de este año Virna aseguró que llegaba preparada para hacerme caer por fin y que para eso se hizo dos cirugías una de busto y otra de nariz. Sus amigas se burlaron de nuevo y en ese momento comenzó la apuesta con trescientos euros y con condiciones especiales que luego fueron aumentando.
» Cuanto más rechazaba yo a Virna, la apuesta aumentaba y las condiciones también. El día que este chico me visitó, me dijo todo lo que sucedió con Virna y me mostró todas las conversaciones que tuvieron en el grupo que crearon las chicas. —Yuri conectó su celular al proyector y todos pudimos ver una de las conversaciones—. La apuesta comenzó con trescientos euros por un manoseo hasta la que se hizo antes de molestarme en la ducha. La apuesta llegó a los diez mil euros y eso significaba que debía tener relaciones sin condón. Este chat desapareció después de mi ataque, pero yo tengo todas las capturas de pantalla que ese chico me mostró y allí mencionan el día que Virna entró a la ducha y lo que yo le dije.
Fue un acto macabro. Fue venganza y Yuri la perpetró con la calma de un asesino profesional, lo vi disfrutar cada palabra, vi cómo observaba a las chicas que se sentían aludidas con la apuesta, estaba seguro de que ellas eran las mismas que empujaron a su compañera Virna Belova a hacer una tontería. Yuri los tenía en la palma de la mano. La niña mencionada se puso a llorar y salió del auditorio acompañada por una maestra.
Yuri había desenmascarado a la autora de los rumores que llevaron a otros chicos a atacarlo, lo que no dijo fue que cuando recordó a Virna buscó al supuesto compañero, que en verdad era una de las chicas del grupo, para averiguar todo lo que su acosadora dijo o hizo, pero la chica le ofreció algo mucho mejor: todas las capturas de pantalla a cambio de no involucrarla en el problema. Yuri cumplió su palabra y, a cambio, ella quedó fuera de toda investigación.
Después de unos minutos de voces altas y de consultas por parte de la directora Kormarova, la buena señora quiso hacer una última pregunta a mi hermano, una pregunta que creo cayó de madura del árbol de las inseguridades.
—Yuri creo que todo lo que acabas de revelar esta noche es muy delicado y supongo que una investigación más profunda nos dará la verdad, pero hay algo que no nos ha quedado claro y es este rechazo tan visceral a tu compañera y por lo que me dice el doctor Andreev a otras chicas también. —El comentario de la directora parecía un golpe bajo fabricado por expertos—. ¿Te gustan las chicas? Nadie te va a obligar a tener una enamorada, pero en opinión de tus compañeras, parece que odiaras a las mujeres.
Yuri miró a todos los directivos del colegio y a los padres del comité con desprecio. Yo suponía que él rechazaba a las chicas por obvias razones, no le atraían para el sexo; pero como estábamos frente al tribunal inquisidor de un colegio privado y de filiación ortodoxa debíamos demostrar que éramos tan normales, tan comunes y corrientes como Adán y Eva, dispuestos a comer del mismo árbol, a morder el mismo fruto y a ser expulsados de la vista de un dios que no soportó ver que sus creaciones tenían ideas propias.
La voz de mi niño sonó como la de un querube y sus palabras se transformaron en el amor más puro hacia el sexo femenino. Nadie pudo decir desde ese momento que Yuri no amaba a las mujeres.
—No odio a las mujeres, yo amo a las mujeres que merecen mi amor. —Paró un instante para tomar aliento y sus labios no dejaron de pronunciar su verdad más pura—. Y existe en este mundo solo una chica con la quiero estar algún día cuando seamos mayores.
Yuri prendió la pantalla de su celular y en ella apareció un rostro conocido. La hermosa muchachita a la que Yuri salvó de los depredadores que la acosaron en la fiesta de cumpleaños que me hicieron en la casa de un amigo, Olga Tzebiestskovicht.
La niña, agradecida como quedó por la acción de Yuri, no dudó en devolverle el favor cuando en un momento desesperado él la llamó y le explicó a grandes rasgos el problema.
—Ella es mi musa —dijo Yuri suspirando—. Cada vez que pienso en hacer trajes para mujeres jóvenes la imagino todo el tiempo y sueño cómo se vería ella en este color o con estos detalles. Tiene los ojos más bonitos que he visto en una modelo y sabe besar muy bien. Pero por sobre todas las cosas es la chica que me demostró que no todo es podrido en el mundo del modelaje, una chica que no ha necesitado acostarse con fotógrafos, periodistas, productores y diseñadores para lograr un lugar en las portadas y en los eventos. Es una linda chica que lucha a diario para que nadie la pervierta y que me ha pedido que la espere hasta que esté lista para ser mi novia. —Calló un segundo y su mirada se dirigió a los representantes del gobierno—. Si alguien desea comprobar lo que digo pueden pedir permiso a los abuelos de Olga para que les permitan hablar con ella.
Yuri calló y vi cómo Lilia y Mila limpiaban las lágrimas cargadas de máscara en sus ojos antes que caigan manchando sus mejillas.
Yakov estaba pasmado. Él jamás habría usado esos caminos para salir de ese problema como sí lo hizo Yuri. Solo le resto cerrar nuestra participación en esa parodia de juicio que hizo el colegio.
—Si a alguien le queda alguna duda sobre lo expuesto aquí, les digo que las aclararemos con pruebas. —Yakov bajó la voz considerablemente y el auditorio quedó en silencio para escuchar sus últimas palabras—. Pediremos con orden del juez que la empresa que brinda servicio de vigilancia al colegio nos dé las imágenes que respalden el acoso que Yuri sufrió por parte de su compañera. —El viejo zorro del derecho se mostró bastante tranquilo y confiado en lo que decía—. Así como proporcionó las imágenes del día del ataque para identificar a los agresores de Yuri y supongo que la empresa nos dará las imágenes de los vestidores para respaldar lo que él ha dicho esta noche y ante la corte demostraremos que el ataque que sufrió no solo fue un error sino también fue un acto premeditado por muchos de los jovencitos aquí presentes.
Terminada la audiencia del colegio se optó por retirar cualquier cuestionamiento a mi hermano además de puntualizar las sanciones que tendrían los atacantes, entre ellas el retiro definitivo del equipo de hockey, la distancia prudente que deberían conservar con Yuri y la condición de su estadía, además de pedirles a sus padres que los llevasen a terapia para controlar su agresividad.
El momento que nos retirábamos el padre de Dimitri Korov, uno de los atacantes, se acercó a nosotros y le dijo a Yakov con el gesto desesperado.
—Abogado, usted dijo que haría una demanda en la corte por el ataque que sufrió Yuri. —Sus ojos repasaban los nuestros con gran dispersión—. ¿Es necesario eso? Quedaría como un mal precedente para los chicos, ya sabe son solo chicos.
—Es necesario e imprescindible buscar justicia para Yuri, de lo contrario atentaría contra sus derechos y los atacantes que cometieron ese delito nunca aprenderían la lección. —Yakov tomó su gabán y con el gesto de su mano nos señaló que salgamos—. Nos vemos en la Corte señor Korov y le recomiendo que cambie de abogado porque el tipo que parece asesorarlo no está a mi altura.
Yakov se quedó conversando con la directora del colegio y con los representantes del gobierno. Tomé del hombro a mi niño y salimos sin decir una sola palabra.
Yuri.
Se convirtió en un oscuro ángel vengador que usó los perfectos métodos del infierno, pero sobre todo demostró que de él no podían burlarse porque su desprecio y su rencor eran tan profundos como los abismos de mi mente retorcida de hermano protector.
Extraño su fuego infernal que me daba la vida. Sus palabras hirientes que se estrellaban como fustas contra mi ego y lo dejaban sangrando. Sus manos cálidas que hacían sucumbir mis entrañas, su mirada de dios del caos que me ponía cabeza abajo cuando menos lo pensaba.
Extraño también a ese Yuri que, muy humano, era capaz de vengar una afrenta y era capaz de herir a todos en el lugar que más les dolía.
Ese día supe que cualquiera que se atreviera a hacerle daño no se salvaría de la ira del pequeño dios y eso incluía a su propio hermano.
