XIX. RESULTADOS.

El amanecer los sorprendió bañando ambos cuerpos con la luz del sol. Aún continuaba en los brazos de Yuuri quien lo sostenía fuertemente como si temiera que el rubio lo abandonara, Yuri despertó al sentir el sol filtrarse entre las persianas y caer directamente sobre sus ojos, algo molesto se removió un poco, pero al percatarse de donde se encontraba decidió quedarse quieto, mirando en silencio la paz con la cual Yuuri dormía. En aquel momento entendió porque algunas personas dicen que el mayor placer de un enamorado es ver dormir a la persona amada, lo observo con atención; lucía tan sereno, tranquilo, sus rosados labios se encontraban entreabiertos, le habría gustado besarlos, pero corría el riesgo de despertarlo por lo que se resistió, estaba tan cerca de él que casi podía percibir el aliento de este en su rostro, Yuri le regreso el abrazo, deseando que el tiempo se detuviera en ese preciso instante y pudieran permanecer así por siempre.
—Jamás voy a abandonarte, siempre estaré a tu lado y te apoyare en todo lo que pueda, incluso sin importar si continuamos juntos o no yo estaré para ti—susurro y recordó lo dicho la noche anterior.
<<<No sé, si sea muy aventurado pensar que, en un futuro, cuando cumplas la mayoría de edad tú y yo decidiéramos dar el siguiente paso. Es pronto preguntarlo, pero en un futuro ¿te gustaría dar ese paso conmigo?
No quiso ilusionarse demasiado, después de todo muchas veces se había topado con la dolorosa decepción, pero aquella había sido una propuesta de matrimonio y el gustoso la había aceptado, se sonrojo al máximo al pensarlo de ese modo y se aferró al cuerpo de Yuuri tanto que termino por despertarlo.
—Buenos días mi amor—saludo aún somnoliento.
—Buenos días Katsudon.
—¿Estas bien? estas sonrojado—dijo y coloco una mano en la frente de su compañero, este se estremeció ante el contacto. En realidad se había sonrojado al recordar la propuesta y lo ocurrido la noche anterior.
—Estoy bien, deja de hacer eso—respondió apartando bruscamente su mano.
—Al parecer si—corroboro y aparto su mano para después esbozar una sonrisa—Me siento afortunado por ser quien pueda disfrutar de esos sonrojos.
—Tienes razón en sentirte afortunado, porque de hecho tú los causas, solo tú puedes causar el sonrojo del gran Yuri Plisetsky—dijo Yuri en un tono bastante solemne, pero seguido de una carcajada.
—Es todo un honor, además soy el único que puede disfrutarlos sin salir lastimado.
—Eres un tonto Katsuki, pero aun así te amo, con todo mi corazón y lo peor de todo es que me estoy volviendo tan cursi como tú—Yuuri se limitó a atraerlo hacia sí y estrecharlo entre sus brazos para después darse un largo beso.
—Creo que deberíamos aprovechar nuestro fin de semana aquí— propuso el rubio.
—Víctor dijo que daría un desayuno para sus invitados—comento de repente poniéndose serio.
—¿Quieres ir?
—No lo sé, sería grosero no asistir—dijo bajando de repente la vista, Yuri lo miro fijamente y decidió darle la vuelta al asunto.
—Cuando regresemos a Hasetsu deberemos regresar a nuestra rutina de entrenamientos, apenas y nos quedara tiempo para otras cosas
—Es cierto y la vista y el clima de este lugar son tan hermosos que me gustaría aprovecharlos contigo.
—¿Qué te parece una cita?—pregunto intentando sonsacarlo.
—Siento que el que debería tomar la iniciativa en ciertas cosas debería ser yo.
—Eso no importa—dijo Yuri restándole importancia, para él no era tan importante quien asumiera ese rol asi que se solto de sus brazos para colocarse por encima de él—De cualquier forma aunque no seas quien tome la iniciativa eres bastante bueno siguiéndome.
Acto seguido comenzó a besar su cuello para terminar en sus labios.
—Vamos, podemos ir a desayunar solo nosotros dos después pasar el rato en la playa de cualquier forma tu familia ira al desayuno de Víctor, pueden ir en representación nuestra sin mencionar que no tengo ganas de ver a aquella mujer—Yuuri pareció pensarlo un poco para después rodear con sus brazos al menor y estrecharlo en ellos.
—De acuerdo, me parece perfecto.
Después de un ligero desayuno tal como lo habían acordado dieron un breve recorrido por la playa.
El lugar en el que se encontraban tenía por nombre Corfú y se trataba de una isla larga y estrecha en forma de T cuyo principal atractivo para los turistas eran sus muchas bahías con largas y hermosas playas y por si esto no fuera poco en el centro histórico del pintoresco lugar había mucho por hacer ya que contaba con hermosas ciudades históricas, fortalezas venecianas, iglesias y monasterios que más por falta de tiempo que por otra cosa no tendrían oportunidad de visitar.
Víctor era quien había realizado la gestión y los gastos del vuelo para la familia Katsuki y su hospedaje por lo que al día siguiente su vuelo salía a primera hora. De esta forma se conformaron con disfrutar del cálido sol, la suave arena y la vista que les otorgaba el mar azul. Aún no era medio día y comenzaba a sentirse el cálido ambiente el cual seguramente para despues de medio día estaría en su apogeo, la brisa era suave pero refrescante y se antojaba sumergirse un poco en esas azules aguas saladas.
Se detuvieron unos instantes a recostarse en la arena, Yuri ayudo al mayor a dejar su silla y le retiro las sandalias dejándolas a un lado junto con las suyas zapatos, ambos vestían con bermudas, gafas de sol y una ligera camiseta. Se acomodaron apenas a unos centímetros de donde llegaban las olas del mar, por lo cual cada que una ola llegaba apenas alcanzaba a bañar un poco más arriba de sus tobillos. Yuuri había estado muy animado toda la mañana, sin embargo en aquel momento se mostraba retraído y distante.
—¿Estas bien?—pregunto Yuri algo preocupado.
—Si, lo siento–respondió con una sonrisa con el propósito de no preocuparlo—, es solo que estaba pensando en algunas cosas.
—¿Me dirás cuáles?
—Son demasiadas, pensé en lo que ocurrió ayer, sé que no es bueno aferrarme a algo de lo que ni siquiera estoy seguro, pero ¿crees que en verdad exista una posibilidad de que vuelva a caminar?
La mirada de Yuuri se mostraba anhelante en el horizonte donde se encontraban las demás personas que disfrutaban de caminar sobre la arena, nadar en el mar o simplemente jugar con sus seres queridos, los observaba en silencio intentando ignorar las olas que bañaban sus pies pero no le provocaban sensación alguna.
El rubio no sabía que decía, que más hubiera querido que tener una respuesta afirmativa, pero sólo tenía su apoyo incondicional aun cuando las posibilidades fueran nulas.
—Yo en realidad no lo sé, pero de ser necesario agotaremos recursos, después del accidente no lo hiciste, no buscaste segundas opiniones, solo te recluiste en Yuutopia y no te critico por hacerlo de hecho es comprensible, te sentiste deprimido pero ahora será diferente, yo estaré contigo y no te abandonaré.
—No quiero que descuides tus entrenamientos. Tienes una carrera brillante y retenerte a mi lado no solo sería egoísta sino una grosería a tus años de esfuerzo y los sacrificios que tú y tu abuelo han hecho—repuso esta vez mirándolo a los ojos, hablaba muy enserio, no estaba dispuesto a aceptar un sacrificio más de Yuri.
—No me has entendido, no pienso hacerlo, me esforzare, si estoy en la cima será más fácil conseguir mejores médicos y tratamientos, en cuanto al tiempo estoy seguro de que encontraremos una solución para cuando den las asignaciones.
—Yuri tampoco quiero tener falsas ilusiones, a pesar de todo estos últimos meses no han sido tan malos y el estar a tu lado los han convertido en algo maravilloso. Si esta situación me llevó a darme cuenta de lo valioso que eres y estar a tu lado entonces lo agradezco y acepto.
Yuri tomó su mano que descansaba sobre la arena y la sujetó con fuerza.
—Vamos a buscar soluciones, yo jamás me apartare de tu lado, no importa las circunstancias, no lo hare, te lo prometo—dijo y levantando aquella mano la llevo a sus labios para besarla, las mejillas de Yuuri se encendieron y deseo con todas sus fuerzas poderle corresponder como lo merecía y compensar todo lo que recibía de él.
Al notar sus mejillas ruborizadas Yuri le regreso una sonrisa la cual fue bañada por los rayos del sol permitiendo crear un reflejo casi etéreo al impactar contra sus finas facciones y esos vibrantes ojos verdes. Sintiéndose hipnotizado por la vista Yuuri lo atrajo hacia sí, queriendo ser egoísta y tenerlo solo para él, Yuri se dejó hacer y al instante se encontraba encima del mayor.
—Eres bueno tomando la iniciativa—le susurró al oído.
—No pude evitarlo ¿Quién en su sano juicio lo haría?—Al instante atrapo sus labios en un apasionado beso aprovechando que la playa se encontraba prácticamente vacía, Yuri continuo con el beso introduciendo su lengua en aquella cavidad y jugando un poco con la ropa de su novio, quiso ir más allá y su mano se introdujo por debajo de las ropas del japonés, dando suaves caricias a su espalda, el toráx, hasta llegar a los pezones. En ese momento se sentía más confiado, Yuuri le había dado esa sensación de seguridad y pertenencia, el cuerpo del mayor era un lugar seguro para él por lo que a su vez el azabache aprovecho para hacer lo mismo aprisionando entre sus manos aquel torso, sintiéndolo suyo, acariciando por debajo de sus ropas la espalda de su novio.
—Eres un muchacho muy hermoso—dijo atrayéndolo nuevamente hacia él y dándole suaves besos en el cuello, los muchachos se dejaban llevar por las sensaciones del momento por la experiencia e inexperiencia de cada uno hasta que una ola los sorprendió mojándolos completamente.
—Cof, cof, pero ¿qué demonios?— se preguntó un irritado ruso, mientras terminaba de escupir el agua que accidentalmente había tragado.
—¿Estas bien Katsudon?—pregunto haciéndose a un lado y ayudándole a incorporarse, el muchacho también tosía mientras se reía por lo sucedido.
—Jajajaja, creo que fue lo mejor, estamos en un lugar público y nunca se sabe quién puede reconocernos.
Tal como lo planearon, apenas y regresaron a Hasetsu, buscaron al especialista de Yuuri con quien hablaron largo y tendido, omitiendo ciertos detalles por supuesto, este escuchó atento y solicito realizar sencillas pruebas en el consultorio al muchacho, trató de encontrar sensibilidad en pies, y reflejos en piernas, pero fue en vano.
—¿Dime Yuuri, has sentido algo más? lo que sea.
—No realmente, bueno mis dolores de espalda no han cesado, al contrario, han ido aumentando—Yuri lo miro algo molesto, le habría gustado al menos ser partícipe de ello no le gustaba que Yuuri se reservara sus problemas para él solo.
—Comprendo, será mejor que te recuestes de espaldas—Yuuri ya se encontraba sentado en la camilla del consultorio así que únicamente se giró hasta quedar recostado, el doctor Kitamura le descubrió la espalda baja y haciendo presión sobre su vertebra comenzó a preguntar por el malestar, Yuri miraba todo con atención y preocupación, para cuando el doctor bajo y presiono con fuerza escucho un gemido de dolor por parte del muchacho.
—Suficiente—indicó el médico y ayudó a Yuuri a incorporarse y regresar a su silla—Tengo una leve sospecha.
—¿De qué se trata?—preguntó ansioso Yuri.
—No puedo asegurar nada aún, así que te enviare a realizar algunos estudios, basándonos en ellos podría darte un diagnóstico certero—hablaba mientras regresaba a su escritorio para comenzar a redactar lo que serían una serie de estudios e indicaciones.
—¿Qué tipo de diagnóstico?
—Veras Yuuri, en algunas ocasiones las lesiones medulares son completas o parciales; en el primer caso, no deberías sentir absolutamente nada ni reaccionar ante nada, en el segundo es menos severa y existe una remota posibilidad de que recuperes tanto el movimiento como la sensibilidad de tus miembros inferiores. Aunque claro esto implica una complicada cirugía, largo tiempo de recuperación y rehabilitación por al menos dos años dependiendo el caso. Se necesita de mucha disciplina y a pesar de que nada volverá a ser como antes, al menos dejaras de depender de esa silla para recuperar cierta independencia—dijo terminando de redactar para ahora imprimir el documento.
—¿Eso es posible?—preguntó Yuri adelantándose a la reacción de su novio.
—Solo si estamos hablando de ese tipo de lesión, de ser así también es importante considerar el daño porque al final cada caso es completamente diferente.
—Sería maravilloso—soltó Yuuri sin contenerse por fin encontrando una esperanza que por remota que fuera estaba a su alcance.
Ambos muchachos salieron del consultorio completamente ilusionados, el médico les había dado la lista y órdenes para poder practicarse los estudios necesarios.
—Mañana a primera hora iremos a que te realicen estos estudios— comento Yuri determinado mientras caminaban de regreso a casa.
—Pero, mañana íbamos a retomar tus entrenamientos.
—Esto es más importante no lo lograría concentrarme sin antes hacerlo.
Los primeros días de casados fueron maravillosos para ambos muchachos, Víctor se encargó de poner en venta su departamento de soltero y comprar una espaciosa casa en el centro de Moscú, donde soñaba con tener una numerosa familia, al lado de Violet, su bebé y por supuesto que Makachin, la joven veía todo aquello con buenos ojos y como no si después de todo al fin obtenía toda la atención que siempre había buscado.
Víctor como marido era atento y consentidor, se encargaba de cumplirle cada uno de sus caprichos, por tontos e irracionales que estos fueran en tanto que la muchacha no se separaba de su talentoso esposo, aquello le parecía un detalle muy tierno de su parte al ruso aunque no se imaginaba que debajo de aquel gesto se encontraba la inseguridad de la joven por perderlo y que más que amor devoto e incondicional un sentimiento un tanto más obscuro se formaba al interior de Violet Smith.
Unas semanas después de la boda la feliz pareja brindó a los medios una entrevista en donde presumían su residencia de casados, su mascota y su estilo de vida a la vez que aprovecharon para dar el anuncio del embarazo entre la máxima estrella del patinaje Víctor Nikiforov y la socialité Violet Smith. La noticia dejó perplejo tanto al mundo del deporte como a los más altos círculos sociales en los cuales se desenvolvía la familia Smith, pero demasiada atención era para bien, la noticia era maravillosa y la imagen de una pareja de dos jóvenes hermosos, adinerados y famosos unidos por el más sincero y devoto amor daba excelentes resultados para la marca que representaba Víctor y sin quererlo para su reputación como patinador que en aquellos momentos se centraba más en su vida personal que en los logros obtenidos desde su regreso.
A los dos meses la pareja al fin terminó los trámites necesarios avalaban como dueños de la propiedad a cada parte sellando de una forma más su futuro juntos.
—Mi princesa ¿cómo te encuentras hoy?
Al segundo mes de embarazo la nauseas habían comenzado en la muchacha quien apenas y podía siquiera soportar tomar agua. Víctor se mostraba muy preocupado con aquella situación a pesar de que el médico le indico que era algo normal, para evitar un desequilibrio se le habían recetado vitaminas y suplementos alimenticios, pero lejos de mostrarse mejor la joven comenzó a disminuir el ritmo de sus actividades, mostrándose cansada a toda hora y con bastante sueño conforme se acercaba el tercer mes lucía igual de desalentador el panorama para la joven mujer que no mostraba mejoría sino muy al contrario, su presión arterial oscilaba de manera peligrosa en picos nada constantes, perdió peso y su rostro lucía demacrado.
—Estoy bien amor—respondió dándole un suave beso en los labios.
—Me alegra, te traje algo ligero de desayunar antes de irme, oh por cierto llame a la agencia y mañana enviaran a una nueva chica de servicio, espero esta vez sí se quede— La joven se incorporó y Víctor le dejo una charola con jugo de naranja, huevos revueltos sin yema, y pan tostado.
—Menos mal, la necesitamos cuanto antes—Apenas percibió el aroma de la comida y alejo todo de su vista para apresurarse a correr al cuarto de baño, el ruso solo la miro correr mientras recogía la bandeja con comida.
—Cariño ¿estás bien?—pregunto preocupado.
—No, no lo estoy—respondió en medio de una arcada.
—¿Qué sucede?
—Víctor, llama una ambulancia, no sé qué me pasa, estoy mareada y me siento muy mal.
Alarmado intento abrir la puerta, pero al parecer esta tenía seguro.
—Déjame entrar.
—¡No! Víctor, creo que tengo un desastre aquí.
—No importa cariño, solo déjame entrar—pidió tratando de forzarla empujándola con su propio peso—¡Violet por favor ábreme!—intento abrir la puerta, pero esta se encontraba con seguro, fue hacía un buró y comenzó a buscar las llaves hasta que un ruido le alerto, era el ruido sordo que produce un cuerpo al caer.
—¡¡Violet!!
Los exámenes practicados necesitaron de mayor tiempo del planeado, para empezar tuvieron que desplazarse a laboratorios mejor equipados y entre concertar las citas, practicarlos y esperar resultados, se fueron volando tres meses. Por supuesto en aquel tiempo Yuri no había descuidado en ningún momento su entrenamiento y aunque el ajetreo era agotador ambos jóvenes contaban con el apoyo de los Katsuki quienes buscaban por todos los medios facilitarles la vida a ambos muchachos de manera que no tuvieran que pasar por mayores preocupaciones y se concentraran en lo que era importante.
En medida que pasaba el tiempo, los avances del ruso eran sorprendentes para alguien tan joven pero claro que era una combinación de talento, experiencia y trabajo duro lo que se reflejaba día con día en la pista del Ice Castle.
Dentro de poco serían las asignaciones y daría comienzo la cuenta regresiva para el GPF, por lo cual apenas y contaban con el tiempo suficiente.
Al término del tercer mes, fue cuando Yuuri recibió los resultados definitivos de su condición para la correcta interpretación del especialista.
—Ya veo…bastante interesante—pronunció para sí mismo el galeno, mientras mantenía esparcido en su escritorio diversas hojas y se levantaba para acomodar en una pantalla de luz dos impresiones de rayos x, donde se mostraban la espina dorsal del japonés, cada una de sus vértebras podían verse así como la desviación que había sufrido producto del aparatoso accidente.
Yuri sujetaba fuertemente la mano del azabache y este podía jurar que sudaba a mares, ambos se encontraban muy nerviosos, pero al menos se encontraban juntos. Tardaron varios minutos antes de que el doctor Kitamura terminara con su labor y al fin tomara asiento de frente a ellos.
—Bien, verás Yuuri no sé cómo decirte esto—comenzó, los latidos en el corazón de ambos jóvenes se dispararon y ambas palmas estaban empapadas. Yuuri presintiendo que aquello serían malas noticias sintió el molesto nudo formarse en su garganta.
—Lamento decirte que tus resultados no son del todo alentadores, es cierto que muestran una lesión medular incompleta y pudiera ser operada con éxito, sin embargo los procedimientos utilizados para la primer cirugía no fueron del todo acertados, desconozco las causas, probablemente se enfocaron en resolver un problema mayor, pero dejaron tu espina dorsal en una precaria situación la cual complica esta cirugía y minimiza las posibilidades de éxito—dijo sin más, no deseaba hacer la charla innecesariamente larga, solo deseaba que conocieran la situación tal cual sin esperanzas innecesarias ni ideas vagas.
—Vaya al grano, díganos que procede y los riesgos de la operación, estamos listos para escucharlo—estalló Yuri, en tanto que su novio sujeto su mano con fuerza y trato de tranquilizarlo.
—La cirugía se puede realizar eso es un hecho, pero debido a la complejidad se corre el riesgo de que tu situación empeore incluso corriendo el riesgo de perder movilidad total, ahora bien en caso de ser exitosa, la recuperación se pronostica en un periodo de un año a año y medio o dos años. Como lo mencione la primera vez esto depende de ti y tu nivel de disciplina. Los primeros dos o tres meses serían de reposo absoluto mientras que los siguientes se enfocaran a la terapia física, por otro lado debo mencionarte que el costo no es nada barato, llegando incluso a exceder los doscientos mil dólares y si después de todo esto decidieras proceder te canalizaría con un especialista, ya que no me encuentro lo suficientemente capacitado para realizarla por lo que lo más probable es que tengas que desplazarte a Tokio para ello.
Los jóvenes abandonaron en silencio el consultorio, aquello había sido tanto un rayo de esperanza como la peor de todas las noticias, Yuuri no contaba con el dinero necesario para ello ya que todo lo ganado en el premio del GPF se había ido en gran parte durante su recuperación del accidente, así mismo tampoco contaba con el tiempo necesario, su prioridad era Yuri y sería muy egoísta de su parte descuidarlo por tantos meses e incluso años aunque pero este pensaba de manera diferente.
El rubio se encargó de romper el silencio de camino a casa, adivinando los pensamientos de su novio.
—Yuuri, quiero que sepas que si decidieras someterte a la cirugía yo te apoyare, te daré toda la fortaleza que necesitas, mi apoyo incondicional y mi tiempo, incluso si necesitaras el dinero solo debes esperarme a que gane el GPF, el dinero del premio nos ayudara, yo solo necesito lo necesario para enviarlo a mi abuelo, y si somos justos, sería tu pago por ser mi entrenador.
Aquello sonaba factible, pero no, definitivamente no, era demasiado, no merecía que lo hiciera.
—No, Yuri mi amor, yo no podría…
—No digas nada, en caso de que quieras hacerlo esa es mi decisión, solo quiero que tengas algo muy en claro, respetare tu decisión sea cual sea y estaré contigo, pero piénsalo muy bien porque no soportaría perderte o verte sufrir algo peor— dijo y al instante su voz se cortó, soltó la silla y camino quedando frente a él, por sus mejillas caían abundantes lágrimas, sin poder contenerse cayó de rodillas frente a él, Yuuri lo atrajo hacia sí, el rubio se aferró a su cintura y comenzó a sollozar.
—Eres lo más preciado para mí, no soportaría que sufrieras algo tan terrible, pero incluso en aquel panorama, yo jamás te abandonare.
Abrió sus ojos sorprendido del grado de dedicación que el rubio le brindaba, él que antes de ganar el GPF se sentía tan poca cosa, quien después del aparatoso accidente pensó que nadie podría amarlo y ahora se encontraba frente a un ser tan radiante y especial como Yuri, quien en lugar de preocuparse por su carrera, por vivir experiencias acordes a su edad y disfrutar de su fama prefería estar a su lado en tan complicada situación y otorgándole ya no solo su corazón sino todo lo que poseía y podía llegar a poseer.
Su corazón dolió con fuerza y un nudo en la garganta le impidió hablar, quería llorar, pero no por sí mismo sino por el rubio que de manera total y completa le daba más de lo que creía merecer.
—Yuri…, mi querido y valioso Yuri.
El oriental lo abrazó con fuerza, él también se sintió quebrar, pero no podía hacerlo, no frente a su pareja quien ya soportaba demasiado peso sobre sus hombros.
—Eres mi mayor milagro.