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No Me Abandones.


XVIII. PROMESA.

Después del campeonato mundial Yuuri le propuso a Yuri continuar con el entrenamiento en su país natal donde incluso pudiera estar cerca de su abuelo. Sin embargo este se negó rotundamente pese a lo que esta decisión implicaba. En verdad extrañaba a su abuelo, a su país e incluso a Mila con sus tonterías o Georgi y sus problemas amorosos, pero no quería encontrarse cerca de Víctor y no es que tuviera algo en contra de este porque pesar de que su trato con él fuera bastante frio en cierta forma lo apreciaba y guardaba buenos recuerdos con él, pero no quería que su adorado entrenador lo tuviera tan cerca que incluso pudiera topárselo, estaba que seguro de que él se había encargado de sacar del corazón de Yuuri al ruso aunque prefería evitar situaciones tensas y aún sentía cierto temor de que quedaran cenizas de aquel amor que alguna vez existió por parte de su novio por lo cual regresaron a Hasetsu, donde tanto maestro y alumno se esforzarían al máximo en espera de las asignaciones y el anunció de la fecha para el GPF.

Por aquellos días, ambos decidieron ocultar su relación ya que el principal temor de Yuuri eran los rumores que pudieran generarse y que estos mismos eclipsaran la carrera de su pupilo o que desviaran la atención del público, en tanto que a este último le daba igual y no tenía problema en lidiar con ellos, pero si eso le brindaba de confianza y seguridad a Yuuri lo haría sin dudar.

Los primeros días en Hasetsu fueron maravillosos, los padres de Yuuri, la familia Nishigori y Minako recibieron con una pequeña reunión gustosos y orgullosos a ambos muchachos felicitándolos por el éxito obtenido y en medio de risas, bromas y halagos hacia los jóvenes, estos decidieron que debían confesar ante ellos su relación.

—Tenemos algo importante que decirles—dijo de repente Yuuri tomando la palabra. Todo el mundo guardó silencio a la vez que lo miraban a la expectativa, incluido Yuri quien no sabía que reacción esperar de los padres de su novio y sus amigos.

—¿Sucede algo malo Yuuri?—pregunto algo ansiosa su madre.

—No, no es algo malo, en realidad es algo maravilloso, pero que al mismo tiempo de darse a conocer como algo público podría acabar con la carrera de Yuri, por lo cual a pesar de saber que no hace falta decirlo solo lo menciono, esto debe ser completamente confidencial y es que él y yo hemos decidido darnos una oportunidad, hemos comenzado una relación y a pesar de querer mantenerla en secreto de todo medio queremos ser sinceros con ustedes y revelarles la verdad porque merecen saberlo después de todo el apoyo que hemos recibido de su parte.

El silencio reino, los padres de Yuuri se quedaron con la boca abierta, en tanto que Minako dejo su bebida en la mesita para pasar una mano por sus cabellos peinándolos hacia atrás. Mari no se mostró tan sorprendida, solo sonrió de lado mientas daba un nuevo trago a su bebida.

Yuri solo desvió la mirada y por un momento creyó que aquello era un completo rechazo, pero a los pocos segundos Yuko dio un grito de alegría y se acercó a abrazar y felicitar a ambos.

—¡Que felicidad! trajeron consigo algo más importante que el primer lugar, los felicito muchachos—dijo colgándose del cuello de ambos, acto seguido sus hijas se levantaron de sus asientos e imitaron la acción de su madre.

—Vaya Yuuri, ya te habías tardado en presentarnos una conquista—dijo sonriente Lutz.

—Por un momento creímos que por siempre serías el tío solterón— completo Axel.

—Pero nos alegramos mucho por ti, además conociendo a Yurio es una gran hazaña que aceptara salir contigo—término Loop.

—Oigan cállense, que la realidad fue otra, pero no eso no es lo importante—intervino algo sonrojado Yurio quien paso a dirigirse a la madre de las pequeñas—.Yuko, te agradezco, al final tus consejos fueron de mucha ayuda—dijo correspondiendo el abrazo a su amiga.

—De nada, en verdad estoy muy feliz que todo se haya dado de esta forma. Merecen que a partir de ahora todo sea para mejor, así que les deseo mucha felicidad y mi total apoyo—respondió apretándolo con fuerza.

—¿Entonces tú lo supiste desde antes Yuko? —pregunto Yuuri quien había escuchado atentamente la conversación.

—En realidad me sorprende que no te hayas dado cuenta, era muy obvio, pero eso ya no importa—respondió con una ligera sonrisa.

—¡Felicidades a ambos! —Ahora fue el turno de Minako quien abriéndose paso los abrazo con fuerza—Yuuri, más te vale cuidar muy bien de Yurio, este muchacho vale oro te sacaste la lotería con él, si no lo haces te la veras conmigo—dijo en un tono bastante amenazador.

—De…de acuerdo Minako sensei—respondió un tanto asustado, pero feliz de que su profesora tuviera en tan buen concepto a su novio.

—Estoy muy contenta por ambos—ahora era la señora Katsuki quien se había levantado de su lugar para abrazar a ambos muchachos y desearles lo mejor. La mujer lo había pasado muy mal los últimos meses, pero desde el momento en que Yuuri comenzó a trabajar con el menor había recuperado poco a poco los ánimos para en este punto mostrarse radiante por la felicidad de su hijo y el nuevo rumbo que estaba tomando su vida—Mi querido Yuri sé que en mejores manos no puede estar mi hijo si no es contigo, gracias en verdad por todo lo que hiciste y estás haciendo por él. De corazón les deseo lo mejor—dijo abrazando primero al rubio.

—No hay porqué agradecerme nada.

—Yuuri, por favor cuida de bien de Yurio y ambos estén seguros que tanto yo como tu padre los apoyaremos en todo lo que podamos—dijo a su hijo.

—¡Felicidades a ambos!—dijo contento el señor Katsuki—Y bueno, no se te olvide que aún falta que hables con el señor Plisetsky, después de todo él solo piensa que eres el entrenador de su nieto y Yuri sigue siendo menor de edad, por lo demás me parece estupendo—termino sonriente.

En tanto Mari por su parte igualmente se levantó a felicitar a ambos muchachos.

—Es un gusto saber que hay posibilidad que seamos familia—dijo acercándose a Yurio y de manera más confidencial no perdió la oportunidad para advertirle—Sin embargo diré algo y solo lo diré una vez más te vale no hacer sufrir a mi hermano.

—Jamás haría algo así, lo sabes bien—respondió ofendido.

—Lo sé, pero no queda de más recalcarlo.

Takeshi se limitó a alzar su copa y dedicar un brindis por ambos muchachos, Yuuri miro a su joven novio y jamás creyó haberlo visto más feliz, una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro y le regreso una brillante e ilusionada mirada, se veía tan hermoso que Yuuri no dudo en ningún momento en atrapar aquellos delgados labios rosados en un suave beso, mientras que todo mundo aplaudía.

Al anochecer Yuri acompañó a Yuuri hasta su habitación, le ayudo con la rutina que ya conocía de memoria; lo llevó hasta el cuarto de baño, se encargó de su cambio de ropa, de los masajes que le habían recomendado para una correcta circulación en sus piernas y de ayudarlo a acomodarse en su cama, todo con un inmenso cariño y cuidado, para al final terminar acostándose a su lado.

—Gracias Yuri.

—No tienes nada que agradecerme, eres mi novio, es mi responsabilidad y mi privilegio hacerlo—respondió con una sonrisa suave regresandole una tierna mirada que lo hizo sentir como el centro de su universo.

A pesar del corto tiempo juntos, ya habían superado bastantes pruebas y faltaba aún un largo camino por recorrer, pero contrario a lo que el oriental pudiera llegar a pensar de lo que significaba ser la pareja de alguien como él, Yuri no lucía cansado o fastidiado por las limitaciones que enfrentaban en el día a día, no, muy al contrario estaba feliz, más feliz de lo que alguna vez pudo haberle visto. En tan poco tiempo el joven comenzaba a mostrar una serie de cambios tal vez algo imperceptibles, pero significativos y que Yuuri jamás habría concebido posibles pero de los cuales al parecer él era responsable. Considerarlo de esa manera le saco una sonrisa y deseo con todas sus fuerzas que sus sentimientos fueran suficientes para Yuri.

—No sé qué hice para merecerte, en verdad eres lo mejor que ha podido ocurrirme—dijo acariciando con una mano el rostro del rubio.

—Eres un cursi cuando te lo propones cerdo—dijo con una sonrisa que en realidad demostraba todo lo que le gustaban las palabras de Yuuri, en tanto que el azabache se quedó prendado de esa sonrisa. Ya la había visto, se había vuelto más frecuente en los últimos días y él hacía lo posible porque no cesará principalmente porque a pesar de todo lo que le había ocurrido al muchacho aún era capaz de mostrarse tan inocente, puro y resplandeciente minimizando todas sus penas, su pasado y sus temores.

—Eres en verdad muy hermoso Yuri.

—¿Tú crees?

—No lo creo, es la verdad—dijo y lo atrajo hacia sí robándole un largo y apasionado beso.

Los siguientes días Yuuri se encargó de continuar con el entrenamiento de su joven alumno y a pesar de que al principio ambos creían no saber cómo podrían llevar su relación profesional todo se dio de una manera natural y espontánea. Yuri era muy estricto con su trabajo y respetaba el lugar de entrenamiento así como los horarios, por su parte y a pesar de que el oriental creía no tener mucho que aportar en la carrera de la joven promesa rusa fue todo lo contrario.

El problema de Yuuri era su inseguridad dentro de la pista ya que fuera de ella sus aportaciones eran magníficas y muy acertadas porque se basaban en la experiencia que por supuesto era mayor a la del joven aunque claro en medio de la práctica no faltaban las discusiones por la diferencia de criterios que cada uno tenía en cuanto a cambios dentro de la coreografía, tiempos y movimientos a ejecutar. Yuri era arriesgado y entregado, siempre dispuesto a dar más de lo esperado en cada presentación, en cambio Yuuri era más conservador y temeroso de llevar al límite la resistencia de su alumno. Al final casi siempre lograban llegar a un acuerdo en donde cada uno tenía que ceder y confiar en el otro.

Durante todo ese tiempo Yuuri conoció de mejor manera a su novio y se sorprendió gratamente de los avances que alcanzaron trabajando en equipo y la madurez que día con día Yuri era capaz de alcanzar en sus prácticas y como no si después de todo Yuri desde muy pequeño había tenido que lidiar con problemas que no eran acordes a su edad desde el temprano abandono de su madre hasta el abuso de Tsebriv. Ahora entendía que todo ello le había forjado un carácter frio y hostil con los demás como si se tratara de un duro caparazón que se encargaba de protegerlo. Sin embargo las cosas cambiaban, con Yuuri el caparazón se había roto, solo con él se permitía bajar la guardia y a pesar de que las demostraciones de cariño no eran usuales en él, solo con Yuuri se permitía usarlas, se convirtió en el novio más devoto y entregado, buscando por sobre todas las cosas el bienestar de este y muy por el contrario de las recomendaciones de Mila, el muchacho no escatimaba en todo lo que pudiera darle de si al japonés, en tanto que este por momentos se sentía avergonzado y apesadumbrado por ser mucho mayor que él adolescente por lo que no podía permitirse muchas expresiones de cariño al menos no en lugares públicos, pero una vez que se encontraban en privado toda la personalidad seria y tímida de aquel joven se esfumaba y solo pensaba en estrechar entre sus brazos a su hermoso novio.

Aquellos fueron los mejores días que pudieran recordar en mucho tiempo, por primera vez experimentaban un sentimiento que toda su vida había sido oculto para ambos y que ahora les revelaba la promesa de un magnífico futuro aunque no todo era bueno ya que aún a pesar de todo lo vivido, de sus fuertes sentimientos hacia Yuri, el oriental albergaba aún la duda en su corazón, un horrible sentimiento de duda que nublaba en ocasiones su felicidad.

Pasaron algunas semanas para que sea anunciaran las asignaciones para el GPF de ese año, anunció que los había tomado por sorpresa a muchos al realizarse con bastante anticipación, faltando aún 8 meses para llevarse a cabo. Esto solo significo un aumento en sus entrenamientos aumentaron, dando ambos jóvenes todo de sí. Quien más se exigía era Yuri quien desde muy temprano ya se encontraba en la pista y a veces hasta avanzada la noche se retiraba de ella. Yuuri constantemente lo regañaba por tener horarios tan exhaustivos pero la respuesta siempre era la misma, se sentía sumamente motivado por tener la posibilidad de arrebatarle la medalla de oro al gran Víctor Nikiforov y entregársela.

—Tu constancia me hace sentir sumamente orgulloso, pero no es sano que continúes a este ritmo, podrías enfermarte ¿estas consciente de ello? —regañaba una de tantas tardes de camino a casa Yuuri al rubio.

—Empiezas a sonar como Yakov, ya te dije que confíes en mi katsudon, conozco mejor que nadie mis limitaciones— contestó este despreocupado mientras empujaba la silla de ruedas.

—Insisto, no es sano, deberíamos considerar cambiar tu dieta tengo miedo de que sea deficiente, mañana voy a agendar una cita con el nutriólogo…—Yuri se detuvo a mitad de la calle y lo encaro—Suenas tan profesional Yuuri, aunque hablando de dietas, ammmm podríamos intentar cambiar otra.

—¿De qué hablas?—pregunto sonrojado.

—Eres un cerdito muy adorable—dijo tomándolo por sorpresa y besándolo apasionadamente.

—Es….espera—dijo alejándole de si con suavidad—Debemos ser discretos y…

—¡Ah! no sé porque si a mí no me molesta a ti si, después de todo tengo el suficiente talento como para opacar las noticias de la prensa amarillista y ante cualquier escándalo estamos de acuerdo en que esto es algo mutuo—Estallo separándose bruscamente, estaba cansado de que siempre fuera lo mismo.

—Por el momento, solo por el momento será mejor dejarlo así, por favor Yuri.

Sin volver a tocar el tema regresaron a casa, donde los esperaba ya un baño caliente.

—Yuuri, tienen correspondencia ambos—Los recibió Mari entregándoles dos cartas, los jóvenes apenas las abrieron y quedaron sorprendidos.

“Nos conocimos de la manera más inesperada.

Nos enamoramos cita tras cita.

Vivimos momentos inolvidables,

Y ahora es el momento de dar el siguiente paso.

«Si, acepto»

Uniremos nuestras vidas en matrimonio y tenemos el placer de invitarles.

Violet Lilian Smith & Víctor Nikiforov”

Eran invitaciones para la boda de Víctor y Violet, la cual se llevaría a cabo en un mes en una conocida playa Veneciana. Adjunta a su invitación se incluía la de toda su familia. En aquel momento a pesar de saber que sus sentimientos por Víctor habían muerto hacía ya un tiempo, sintió una dolorosa presión en el corazón que le impidió respirar y la penetrante mirada de Yuri sobre él.

—¿Estas bien? —pregunto preocupado soltando la invitación y corriendo a su lado.

—Sí…, solo que… fue algo inesperado, bueno ¿qué te parece si vamos a las termas? —propuso con la intención de desviar la atención del menor.

—Víctor, algo maravilloso ha ocurrido—fueron las palabras iniciales con las cuales su vida diera un giro de 360 grados, Violet se había presentado sumamente temprano, incluso antes de que diera inicio a sus prácticas con un solo propósito, comunicarle la nueva noticia.

— ¡Vamos a ser padres!—exclamo la joven rubia ruborizada, al principio su cerebro no logro procesarlo y le costó unos segundos reaccionar correctamente, pero cuando lo hizo una inmensa alegría lo lleno.

—Estas…¿estas segura? —quiso corroborar.

—Por supuesto, acabo de practicarme los exámenes—respondió entregándole un sobre, Víctor lo tomo, abrió y sustrajo su contenido para leerlo de manera apresurada.

«Positivo»

Era cierto, completamente cierto.

Seria padre y de esta forma comenzaría su familia, tendría su propia familia. Sintió como el aire se escapaba de sus pulmones y apenas reaccionó soltó el sobre.

—Es… es increíble—dijo al instante tomando a su novia entre sus brazos y levantándola unos centímetros.

—¿No estás enojado? —pregunto temerosa.

—No, no, por supuesto que no ¿Cómo podría estarlo si me has hecho el hombre más feliz sobre la faz de la tierra? —dijo con una sonrisa de verdadera alegría.

Aquel mismo día había citado al padre de la joven y su madrastra, los jóvenes volaron hasta Nueva York y días después se encontraban cenando animadamente, aquella noche Víctor, enfrente de la familia de Violet había pedido su mano en matrimonio. Por supuesto los reporteros y revistas de sociales no perdieron tiempo y fue cuestión de días para que cada publicación incluyera en su portada la exclusiva sobre el próximo matrimonio de Violet Smith y la leyenda del patinaje Víctor Nikiforov no había medio que no hablara de ellos, se habían convertido en la pareja de moda, Violet por supuesto que adoraba tales atenciones, a pesar de que en ocasiones esta situación sofocara a su novio.

El tiempo se fue volando entre preparativos, visitas con proveedores, pruebas con los modistas y comidas, Víctor se sentía ilusionado, la belleza de su prometida lo dejaba eclipsado y la promesa de un bebé con aquella mujer sentía que llenaría el vacío que últimamente sentía en su vida, aquellos días Violet fue la mujer más atenta y devota del mundo, algo que fue enamorándolo poco a poco y despejando todas las dudas que aún habitaban su mente.

Pronto el día de la boda llegó, días antes había recibido la llamada de Yuuri confirmándole su asistencia al evento y felicitándolo, aquella dulce voz solo la escucho por unos segundos y le habría gustado poder alargar la conversación, pero el muchacho se escuchaba ocupado, aprovecho para invitarlo a su despedida de soltero pero no acudió y en cierta manera creyó que había sido lo mejor.

—¿Estás listo? —preguntó Chris entrando a su habitación del hotel donde se habían hospedado los futuros esposos.

—Si—respondió con un tono de voz no muy propio del platinado mientras arreglaba su corbata y daba un vistazo a su cabello.

—Luces nervioso, supongo que es normal, pero me causas ansiedad, de verdad ¿estás seguro de esto? —pregunto cerrando la puerta tras de sí y tomando asiento en la cama.

—Ahora más que nunca, Violet es la mujer perfecta para mí, es devota como novia, ha estado junto a mí en cada momento desde que la conocí, es hermosa y ahora será la madre de mi futuro hijo—respondió sin mirar a su amigo aun admirando su reflejo en el espejo.

—Sí, lo mencionaste con anterioridad, pero me preocupa que esto último te haya hecho tomar esta decisión—Chris se levantó y camino hasta su amigo lo tomo por los hombros volteándolo hacia sí, quería que respondiera mirándolo a los ojos.

—Confía en mi Chris, estoy seguro, yo… la amo—Nuevamente había desviado la mirada, el muchacho se limitó a soltar un suspiro para después acomodar el cuello de su amigo y darle un abrazo.

—Es tu decisión y si se trata de eso, tienes mi apoyo incondicional, ahora vamos.

La boda (tanto ceremonia religiosa como festejo) se llevaría a cabo cerca del mar, los novios serian enlazados de frente al azul mar y los invitados estarían por detrás de ellos.

Yuuri fue acomodado por su novio unas cuatro filas atrás de la primera, tendrían la vista perfecta del enlace. Cuando llegaron Víctor ya se encontraba en el altar, a su lado se encontraba su padrino Chris, apenas Yuuri fue acomodado y ambas miradas se cruzaron.

Víctor lucía perfecto, el traje era blanco, camisa color crema sin corbata algunos botones sin abotonar y en el pecho del lado izquierdo llevaba tres pequeñas flores, tres violetas, el platinado cabello peinado hacia atrás y en ambas muñecas había mancuernas de oro. Era una vestimenta costosa, elegante y le hacía justicia a su atractiva persona.

En contraste Yuuri portaba un sencillo traje de lino color crema, camisa blanca sin corbata por el clima cálido y sus negros cabellos peinados hacia atrás como solía usarlos en cada competencia. A pesar de encontrarse en aquella silla, lucia tan atractivo aun cuando el mismo no fuera consciente de ello. Sentado a su lado estaba Yuri quien tomaba su mano de manera fiel. 

El rubio por su parte sintió de repente tenso a su novio por lo que desvió la mirada a su persona, su corazón se encogió al notar como los ojos del oriental miraban aún con cierta ilusión la imagen de Víctor en su traje de novio.

Sintió un extraño peso en su nuca y al regresar a la realidad se encontró con los verdes ojos de Yuri atentos a su persona. Sus mejillas enrojecieron y sin más le dio una timida sonrisa que fue devuelta.

La marcha nupcial comenzó al entrar Violet del brazo de su padre, Yuuri no perdió detalle de nada, la novia lucía bellísima, con un ligero vestido que se amoldaba perfecto a su cuerpo, su rubio cabello cayendo de forma graciosa sobre su espalda sostenido en una coleta baja, el velo cayendo de una tiara cubriendo parte de su bello rostro maquillado de manera discreta y natural haciéndola parecer un ángel. El oriental estaba anonadado de la belleza de la muchacha, pero lo más importante, pensó con cierta amargura, es que iba caminando sobre sus dos piernas, teniendo la libertad de hacer lo que quisiera, correr, bailar e incluso patinar.

Al pensar en esto último el japonés regreso la mirada a su joven novio quien portaba un traje similar al suyo, su cabello estaba recogido en una media coleta y miraba la ceremonia con cierto aburrimiento, se sintió tan miserable a su lado, sin poder creerse merecedor de alguien como él, volvió su vista de nuevo a los futuros esposos y el sentimiento solo creció.

La ceremonia religiosa duró alrededor de cuarenta minutos, poco antes de finalizar los novios pronunciaron sus votos. Yuuri jamás pensó que escuchar el esperado «sí, acepto» de Víctor le provocaría un nudo en la garganta y la sensación de que su corazón se rompía en mil pedazos aunque por alguna desconocida razón Yuri apretó su mano con fuerza para después besarla, internamente agradeció el gesto y se giró hacia él. De nuevo esa fuerte y penetrante pero hermosa mirada sobre su persona. En aquel momento algo hizo match en su mente y estaba completamente seguro de dos cosas, la primera era que en el mundo de Víctor Nikiforov a partir de ahora solo existiría una sola persona y era Violet Smith, pero en el de Yuri Plistsky también solo había una sola y era él, sin importar que hiciera o dijera ese hecho era ineludible e inamovible. Siendo consciente de eso también tomo su mano y le regreso un suave besos en sus nudillos, con aquel evento sus sentimientos hacía Víctor Nikiforov quedaban enterrados.

La fiesta dio comienzo después de la ceremonia religiosa, Violet lucía altiva, orgullosa de todo lo que había logrado y al lado de su flamante esposo se dirigieron a la mesa que compartían ambos Yuris quienes se encontraban conversando mientras que su familia y amigos bailaban alegremente en la pista de baile.

—Violet, Víctor, ¡muchas felicidades! en verdad les deseo de todo corazón lo mejor en esta nueva etapa de sus vidas, sé que les ira estupendo—Los felicito de inmediato el oriental.

—Yuuri, muchas gracias. Significa mucho para nosotros que estén aquí—dijo Víctor abrazándole para después ser imitado por su esposa.

—Gracias por venir—agradeció de manera fría la muchacha, Yuri solo los miro aburrido e imito el frio tono de Violet para felicitarlos.

—Me alegra que hayan podido venir, la verdad no lo esperaba, pero me alegra—añadió la joven novia.

—En realidad estamos honrados con su presencia, es bueno verlos, después de todo lo más seguro es que nos volvamos a encontrar hasta el GPF.

—No podíamos perdernos su boda estamos honrados de estar con ustedes en este importante momento—dijo Yuuri—Y si, supongo que la próxima vez que nos veamos será como competencia entonces lo mejor será aprovechar de estos momentos de libertad—La joven soltó una suave risa por lo bajo.

—En fin, es temprano para hablar de eso, ¿saben? lucen muy aburridos, ¿porque no van a bailar? —pregunto de manera imprudente Violet, de inmediato Víctor le dirigió una desconcertada mirada a su esposa por lo que esta se apresuró en cambiar de postura.

—Bueno es decir… —corrigió aparentando distracción— ¿Porque no vas a bailar Yuri? estoy segura de que a tu entrenador no le molestara, debes estar aburriéndote horrores.

Yuri la miro molesto y se levantó tomando la silla de Yuuri, no permitiría que esa niña caprichosa lo hiciera sentir mal de nuevo.

—No me apetece bailar esa música, por cierto, creo que te equivocaste en el color del vestido, no creo que debiera ser blanco—dijo y sin más se alejó con Yuuri.

—No la soporto—susurro mientras daban pasos largos queriendo alejarse lo más posible del festejo.

—Debes ser más paciente—le aconsejo el mayor.

—Hay personas con quienes no vale la pena serlo—Ambos jóvenes se dirigieron a la playa donde se quedaron algunas horas, Yuri le ayudo a bajar de su silla se quitaron los zapatos y conversaron mientras observaban caer el atardecer. La vista era preciosa digna de ser fotografiada.

—A comparación de Hasetsu el atardecer de aquí tiene tintes rojizos y naranjas, es más cálido y vivo—comento el pelinegro—Yuri, lamento que no pudieras disfrutar de la fiesta como es debido, pero este es del tipo de cosas que no podrás hacer conmigo y es importante que te des cuenta ahora—comento por lo bajo algo decaído.

—¿De qué hablas? —pregunto extrañado.

—Hay cosas que jamás podre darte y bailar es una de ellas—pronuncio sintiéndose culpable.

—Oye no, no quiero que bailes, no lo necesito, después del reto que tuvimos me hiciste quedar como un inútil, así que no es sano para nuestra relación que bailes— contesto de manera franca haciéndolo sonreír—Hay muchas otras cosas que me has dado y me hacen muy feliz, no te limites en lo que no podemos hacer, es una pérdida de tiempo. Yo soy feliz porque estoy contigo y porque me hayas elegido, eso es lo importante.

Sin ganas de continuar en la fiesta ambos muchachos abandonaron el lugar para regresar a sus habitaciones de hotel.

Yuri se encargó de acompañar a Yuuri a la suya y antes de ayudarlo con la rutina correspondiente decidió iniciar con una sesión de besos que el oriental no tardo en corresponder y profundizar.

El menor era un joven muy hermoso que pese a su inexperiencia y temores se entregaba de manera completa y sin restricciones al mayor quien buscaba por todos los medios controlar sus impulsos y no propasarse.

Conforme las cosas subían de tono Yuri se mostraba más confiado y menos temeroso que al principio por lo que el mayor sintió cierta seguridad en sus acciones y procedió a desfajar la camisa del joven, pero antes de continuar se detuvo para pedirle su permiso.

—¿Puedo? —Yuri se mordió el labio inferior algo inseguro pero de inmediato cambio su postura y asintió así que el mayor introdujo una mano por debajo de su ropa de esta forma pasando a tocar su espalda. El rubio al sentirlo se estremeció y se alejó un poco.

—Yura, lo…lo siento, perdón, fui muy lejos. Esta bien si te molesta.

—No…no te disculpes, está bien—dijo sonrojado y con el temor visible en sus expresiones—es solo que creo que me tomo por sorpresa, pero continua.

—¿Estás seguro?

—Carajo, claro que si.

Estaba inseguro de hacerlo, no quería lastimarlo de ninguna manera ni mucho menos forzarlo. Sin embargo sus dudas se vieron disipadas cuando Yuri tomo asiento frente a él en la cama de la habitación y comenzó a desabotonarse la camisa para después botarla a un lado, acto seguido hizo lo mismo con su camiseta dejando su torso desnudo.

—Dame tu mano—Yuuri se la extendió aun temeroso de herirlo, pero el joven rápidamente la tomo con seguridad y la coloco por detrás de su cintura—Ahora la otra—Se mordió los labios, pero nuevamente lo obedeció. Dejo esa temblorosa mano sobre su torso y se inclinó hacia él.

—Ambos estaremos bien—fue lo único que le susurró al oído antes de continuar besándolo, Yuuri atrajo al rubio hacia su persona tomándolo con fuerza por la cintura para con la otra mano dar delicadas caricias al pecho del muchacho, tocar sus pezones y delinear los pectorales, Yuri dejo salir un suspiro. El jovencito se levantó y llevo una rodilla por sobre el asiento de la silla del oriental como si le diera permiso de ir mas allá al tocar sus glúteos, el mayor no estaba muy seguro de hacerlo, no quería sobrepasarse, pero también le era complicado controlarse.

—Adelante—Lo animo el rubio y entonces continuo, bajo una mano a sus muslos y a pesar de tocarlo por sobre la ropa no perdió detalle alguno, la firmeza de sus largas y bien trabajadas piernas y como se ajustaban al pantalón llegando a marcarse por momentos, Yuri había continuado besándolo ahora llegando hasta su cuello llenándolo de suaves e inexpertos besos que le derretían el corazón. Por su parte continuo en su camino y ahora llego a los glúteos del joven, redondos y firmes, en cuanto llego a esta zona noto como volvía a estremecerse y espero, pero esta vez no se apartó sino que muy al contrario el también quería conocer el cuerpo del mayor y comenzó por desfajar su camisa. Yuuri fue paciente, no avanzo más, solo se dejó hacer. Tenía tantas ganas de tocarlo, de sentirlo, de recorrer ese camino a su lado, pero no por ello abusaría, lo esperaría pacientemente e hiría a su ritmo. Lo respetaría como lo más sagrado y valioso en su vida.

Lento comenzó a retirar camisa, camiseta y ahora ambos estaban en iguales condiciones. El más joven lleno de besos el pecho de su entrenador mientras acariciaba su espalda sin saber exactamente cómo proceder, sus intenciones llenaron de ternura el corazón del mayor quien no hizo más, se dejaría conocer primero antes de avanzar.

Con sus manos recorrió la espalda del oriental encontrándose nuevamente con la terrible cicatriz demasiado perceptible al tacto, pero la ignoro, lo amaba tal como era y si esa cicatriz formaba parte de él también la amaría. Con devoción descendió besando sus pectorales, pezones hasta llegar a su vientre. Yuuri había ganado un poco de peso, apenas perceptible, pero no importaba en cuanto llegaran a Hasetsu hablarían de una dieta, además la terapia física le había llevado a desarrollar bastante musculo en brazos y sus pectorales también lucían más trabajados. Continuo descendiendo hasta por debajo del vientre y quiso ahora retirar su pantalón.

—Yuri …—Con temor noto lo que trataba de hacer y pese a querer detenerlo por la exposición y la vergüenza que significaría tal vez esa era la mejor forma de que se diera cuenta de manera temprana de una realidad ineludible.

Colaboro con el menor y se retiró del pantalón y demás dejando su miembro expuesto, Yuri no contaba con experiencia y en ese punto sintió cierto terror, pero supo disimularlo y continúo. Ambos estaban muy nerviosos, pero ninguno dijo nada más, sin saber que hacer lo siguiente paso demasiado rápido.

—Relájate—pidió el menor con su ronca voz como todo un experto y lo introdujo en su boca, su inexperiencia hizo que comenzara con demasiada fuerza, Yuuri cerró los ojos y se dejó llevar. Se concentró en lo que estaba sucediendo eliminando todo pensamiento y sucedió lo inesperado. Un chispazo de electricidad recorrió su cuerpo provocando que los vellos de sus brazos y nuca se erizaran y soltara un suave suspiro, contra todo pronóstico su miembro quedo erecto a los pocos minutos, la sensación era menor, pero existía, al instante las lágrimas se desbordaron por su rostro y atrajo hacia si a su joven novio.

—Gracias—agradeció llorando sumamente conmovido.

—¿Qué? —Pregunto este sin entender para más tarde percatarse de lo sucedido—Hay no, carajo…—soltó creyendo que sus actos habían sido demasiado imprudentes.

— Yuuri lo siento, yo… lo olvide…espera ¿qué sucede? —pregunto extrañado.

—Yuri, yo no podía sentir nada en meses anteriores, ahora tú has logrado crear en mí una sensación, ha sido mínima, pero sentí algo, algo que creí perdido, me has dado una esperanza—soltó llorando de emoción.

—De… ¿de verdad? —era increíble, demasiado increíble, pero al parecer real. Compartiendo su alegría se levantó de inmediato para sujetarlo con fuerza de los hombros—Tenemos que ir al médico, mañana mismo

—Podemos esperar a llegar a Japón—propuso compartiendo su sonrisa y atrayéndolo hacia si para abrazarlo con fuerza.

Aquella noche Yuri la pasaría en la habitación del mayor por lo que compartieron cama. El mayor atrajo al ruso sobre su pecho y este simplemente paso un brazo por sobre su novio a manera de abrazo mientras sentía como acariciaba su coronilla.

—Eres mi milagro –Yuri levanto su cabeza un poco y lo miro conmovido, lo amaba tanto, solo esperaba que pudieran darles buenas noticias, daría su vida por tener buenas noticias.

La noche comenzó a caer y los jóvenes continuaban abrazados disfrutando de la cercanía del otro, ninguno había pronunciado palabra desde lo sucedido hasta que finalmente Yuuri fue quien rompió el silencio de manera inesperada.

—Víctor se ha casado con la persona que amaba y eso es algo ineludible, la vida sigue su curso y a cada quien lo guía con su cada cual—comentó melancólico como si reflexionara para sí mismo— No sé si sea muy aventurado pensar que en un futuro, cuando cumplas la mayoría de edad tu y yo decidiéramos dar el siguiente paso. Tal vez me esté adelantando, pero estoy seguro que quiero estar contigo. Es pronto preguntarlo, pero en un futuro ¿te gustaría dar ese paso conmigo?

Los verdes ojos se abrieron sorprendidos y conmovidos. Él no era tonto, se había dado cuenta de que durante la ceremonia el semblante de Yuuri se había ensombrecido en algunas ocasiones, pero aun en esos momentos lo amo, sabía que con su amor nada le faltaría y que con el tiempo sería capaz de corresponderle en igual medida, pero que ahora le hablara de ello era más de lo que esperaba y no estaba dispuesto a perderlo, no hacía falta preguntar eso, el muchacho solo quería pasar el resto de su vida al lado de aquel maravilloso hombre que tanto amaba.

—¿En verdad crees que debas preguntarlo? yo te seguiré hasta el infierno, te lo prometo desde ahora.

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Publicado por nincoxx

De entre todas las cosas en la vida mi mayor placer es escribir, para mi es tan esencial como el aire que respiro. Por medio de mis historias puedo ser libre, explorar mil y una posibilidades, salir de la monotonía, vivir varias vidas y convertirme en distintas personas. En lo personal me considero una persona completamente romantica, sin embargo mis historias pueden estar llenas de tragedia o finales no muy felices, pero sin embargo nunca faltará una buena dosis de amor.💓

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