XIII. RENACIMIENTO.

Se levantó con la peor resaca de su vida, a su lado estaba Violet. La muchacha se encontraba desnuda, en definitiva lo habían hecho y eso no era lo preocupante ni tampoco el desastre que habían causado en el departamento o que faltara a su entrenamiento y tuviera al menos unas veinte llamadas perdidas de Yakov, lo preocupante era que su último recuerdo se tratara de él tragando una pastilla que Violet introdujo en su boca y a partir de ahí todo se había apagado en su mente. Estaba bastante enojado, ella no tenía ningún derecho de haber hecho algo que le pudiera costar incluso su carrera.
La chica se removió un poco, hasta abrir los ojos y levantarse lentamente para estirarse lo que provoco que la sabana que la cubría se deslizara por su cuerpo, pese a lo molesto que se encontraba no pudo evitar mirarla con lujuria, era muy hermosa.
—Buenos días rey del patinaje—Lo saludo aún somnolienta.
—¿Violet que hiciste anoche?—pregunto enojado.
—¿Que hicimos amor?, esa es la expresión adecuada—respondió con notable cinismo en la voz.
—¿Qué me diste?
—Nada peligroso—dijo restándole importancia.
—¿Nada peligroso?, no tengo recuerdos de anoche, ni siquiera tengo idea de lo que era, si tuviera que realizarme exámenes de sangre un día de estos, ¿sabes lo que me costaría profesionalmente?—Para este punto Víctor no pudo evitar mostrarse visiblemente alterado y es que era verdad. Con su regreso a las pistas había bastante en juego y los compromisos a cumplir tanto con patrocinadores como con su entrenador corrían peligro de comenzar cualquier tipo de escándalo por lo que no podía permitirle de nuevo a Violet algo parecido. La joven lo miró bastante nerviosa, jamás le había hablado así y nunca lo había visto tan molesto.
—Cariño yo…—En este punto se había quedado sin palabras.
—No digas nada Violet, solo sal de aquí—pidió incorporándose de la cama para retirarse, pero la joven fue rápida y antes de que lo hiciera lo tomo con fuerza de una de sus muñecas.
—Por favor amor, yo…—dijo tomando una de sus manos y comenzando a llorar—.Solo quiero lo mejor para ti y es que lucias tan tenso después de incluso haber ganado, durante toda la competencia estuviste tenso, pensé que si te ayudaba con algo así te relajarías, además no fue peligroso son simples medicamentos que consigue mi padre para momentos de estrés, no eres el primero en usarlas y lo mejor de todo es que son imperceptibles, créeme Víctor solo quería que disfrutáramos tu victoria, ¿crees que yo haría algo que pudiera dañarte?¿a ti que eres la mayor apuesta de mi padre?, mi novio, al orgullo de Rusia, por favor Víctor créeme, solo quería que te relajaras por una noche, no volverá a suceder, yo…, yo jamás podría lastimar al hombre que amo—Víctor la escucho sorprendido, él jamás le había dicho que la amaba y tampoco estaba seguro de sentirlo porque realmente no llevaban tanto tiempo saliendo y para ser sincero él jamás se había enamorado, pero ella al parecer si o al menos era lo que creía, aquello comenzaba a asustarle, pero en cuanto la miro aquella sensación desapareció al instante. Parecia tan arrepentida, lloraba a mares brindando a su apariencia cierta fragilidad. No tuvo tiempo de pensarlo demasiado porque actuó su instinto protector y cuando apenas se dio cuenta ya la había atraído hacía si en un abrazo.
—Lo siento, creo que tienes razón, he estado sumamente tenso estos días—confeso abriendo su corazón a la joven entre sus brazos—Me he sentido perdido, como si algo de gran valor me hiciera falta y aún no logro saber que es así que simplemente he ignorado este sentimiento, pero tranquilízate ahora todo está bien.
—No te preocupes, conmigo puedes hablarlo no tienes que ocultarme nada, lo que sea lo solucionaremos—dijo la muchacha correspondiendo al abrazo con una sonrisa maliciosa.
—Me pidió ser su entrenador.
Después de la extraña petición de Yuri hacia una semana y de haber aceptado más por obligación que por gusto, Yuuri se dio a la tarea de comenzar cuanto antes considerando que tenían el tiempo contado para que su nuevo pupilo participara en las competencias mundiales. Así que creyó que lo más pertinente era primero conocer la coreografía que aseguraba tener lista, supervisarla y en caso de ser necesario sugerir cambios (algo complicado él, ya que jamás se había encargado por sí mismo de una tarea similar). Para esta labor prefirió antes tener la aprobación de al menos alguien con mayor experiencia y que además al parecer le había estado ayudando al jovencito en tan ardua tarea.
—No pudo tener mejor idea—respondió Minako mientras daba un sorbo a su café. Yuuri no contaba los suficientes contactos en el ambiente que estuvieran disponibles y el tiempo era vital, por lo cual decidió citar en una cafetería local a la que fuera su profesora de ballet por tantos años, aquella mujer no contaba con el historial y la experiencia de Lilia, pero era bastante buena y en su juventud había viajado alrededor del mundo ganando bastantes premios, por conclusión, era sensato confiar en ella.
—No debí aceptar, no debí permitirle continuar con esta tontería. No con lo bien que le ha ido y ahora no quiero echarlo todo a perder, después de lo que ha hecho por mí—dijo visiblemente angustiado mientras jugaba nervioso con sus manos sobre el regazo.
—Pues a mí me parece una gran idea la que ha tenido. Tan solo piénsalo, te probaras a ti mismo en tu especialidad, pero desde un ángulo completamente diferente, deberás retarte y trabajar muy duro en áreas de tu carácter que jamás has tocado, pero será para bien. Además vas a regresar a las pistas y a las competencias, tal vez no de la forma que querías, pero es una prueba de como tu vida continua incluso aunque quieras apartarte. Y con todo esto creo que esta demás añadir que Yuri confía en ti, él te lo ha pedido no solo para que salgas de aquí si no porque está seguro de tus capacidades, solo necesitan trabajar en equipo y estarán bien—dijo completamente segura de sus palabras y feliz por la nueva oportunidad que se le presentaba al joven frente a ella.
—Pero, ¿y si fallo?—Después de escuchar esa pregunta frunció el ceño mostrándose estricta en su postura.
—Esa no es manera de comenzar—Lo regaño levantándose y dejando un golpe sobre la mesa—Rayos, además por eso deberás trabajar duro, es lo mínimo que le debes ¿no?. Haz esto por ambos y ten más confianza en ti—dijo en un tono más calmado volviendo a tomar asiento después de que lo asustara con su inesperada reacción.
—Sí, supongo que tienes razón—dijo evitando mirarla a los ojos, para después pasar a darle un sorbo a su bebida. De verdad esperaba que fuera la decisión correcta de lo contrario no podría perdonarse echarle a perder la carrera al rubio, pero era cierto no podía continuar con ese pesimismo, no con tanto en manos.
—Acéptalo como un reto, es lo mejor que puede pasarte, es cierto que ya no regresaras a patinar, pero aún puedes hacer cosas grandiosas.
—Gracias Minako Sensei, yo daré lo mejor de mí, lo prometo—dijo un poco más convencido tomando fuerzas de quien sabe dónde.
—No es a mí a quien tienes que prometerlo. En fin, ¿ahora dime porque me llamaste?, porque no creo que fuera para darte apoyo moral.
—Tienes razón, dado que no puedo retractarme en mi decisión, necesito de toda la ayuda posible—dijo un poco más determinado en esta nueva etapa.
—Comprendo.
—Sé que Yurio ha pasado tiempo contigo creando las coreografías que presentara, háblame de ellas.
—¿Yo?
—Si, él dice tener ya tanto el programa libre como el corto, necesito que me des tus opiniones ya que yo jamás hice ninguna de mis coreografías, y en estas condiciones sería inútil intentar algo—Minako de inmediato se mostró pensativa, tenía mucho que decir del trabajo de Yuri, pero no estaba segura de hacerle justicia así que se le ocurrió algo más.
—Bueno, no es algo que pueda expresar con simples palabras, lo mejor será que veas el fruto de su esfuerzo con tus propios ojos.
Era miércoles, comenzaban a despuntar los primeros rayos de sol y tanto Yuuri como Minako ya se encontraban en el Ice Castle esperando a Yuri.
—Te va a sorprender—Yuko salió junto con un reproductor de música que acomodo en una mesa y conecto a unas bocinas, ella había sido testigo del esfuerzo del muchacho, las horas interminables en el hielo, todas las pistas musicales probadas, los cambios, la frustración y al final la alegría porque todos los esfuerzos finalmente rindieran frutos.
El muchacho salió al hielo, en tanto que Yuko dio inicio a la pista. Comenzó una suave tonada al ritmo de una guitarra la cual comenzó poco a poco a subir de intensidad, al igual que la música el muchacho comenzó lento para de a poco de forma agresiva deslizarse por la pista de hielo y ejecutar un par de cambios de dirección, Yuuri lo miraba hipnotizado reconoció la canción como «Paint it black» e iba a la perfección con la personalidad del rubio, a diferencia del programa que hablaba de la pureza del amor que le diseño Víctor o el clásico de Lilia, este desbordaba energía por donde se le viera, mostrando su faceta rebelde e irreverente, la determinación propia de su edad, energía y fuerza, sus movimientos eran calculados, impecables, inició con tres dobles y guardaría para la segunda mitad del programa tres perfectos cuádruples y dos salchow, antecedidos por un flip. Yuuri lo miraba embelesado, aquel muchacho había dejado su frágil apariencia de lado mostrando de lo que era capaz, se sentía impresionado y a la vez preocupado por no ser capaz de estar a su altura, pero conforme se acercaba al final comenzaba a sentirse ansioso de comenzar terminar con una fuerte determinación a posicionarlo como el mejor.
<<No importa lo que me cueste, vas a ser el mejor>>.
Minako miraba asombrada, el talento era innato y la resistencia indudable, la había dejado sin palabras, ya que a pesar de haberle ayudado en la mayor parte de la coreografía, era la primera vez que veía completo el programa.
—Debes de sentirte muy orgulloso y halagado, todo esto lo preparo para ti—comento Yuko satisfecha.
—Pe…pero ¿cómo?
—Ha venido todos los días, entrena sin parar desde la tarde hasta el anochecer, al final este ha sido el resultado, es hermoso ¿no?
El azabache se sentía sumamente halagado, emocionado y al ver el término de aquel programa no sintió otra cosa más que un nudo en la garganta, porque ¿Cómo era posible que él haya sido el causante de un programa tan bien elaborado? ¿Acaso era posible que él podía inspirar algo de esa magnitud?
— ¿Qué te pareció cerdo?—pregunto a lo lejos mientras intentaba recuperar el aliento.
— ¿Ahora ves porque no podía ser descrito con palabras?—dijo de pronto Minako—.Su programa es perfecto, cuenta con lo necesario, solo necesitas controlarlo y guiarlo.
Por supuesto que guiaría a aquel hermoso y genial monstruo, sería todo un honor hacerlo.
—Fue increíble Yuri.
Los siguientes meses, significaron arduo trabajo tanto para Yuuri como para Yurio, ya que el primero debía de repartir sus tiempo entre las terapias y el entrenamiento de su pupilo, el cual comenzó siendo sumamente complicado porque ya una vez dentro de la pista cada uno se tomaba su papel muy enserio, siendo aquello una ardua lucha de poder, el trabajo del japonés no fue nada sencillo, Yuri era un muchacho sumamente obstinado y a pesar de contar con buenas ideas, algunas eran más de lo que Yuuri pudiera soportar para un muchachito de su edad, por lo cual tuvo que trabajar bastante su carácter para poder imponerse como entrenador y lograr transmitirle algo de su experiencia a su alumno, pero sobre todo salvaguardar su integridad que a veces se veía afectada con la exigencia que se auto imponía el ruso. Con el pasar de los días descubriría cada una de las cualidades de su pupilo, desde su terquedad en continuar aun cuando ya estaba más que agotado teniendo en contraparte su disciplina y perfeccionismo. Sin embargo a pesar de las disputas y desacuerdos, estos serían los mejores meses para ambos. Yurio también descubrió en Yuuri diversas facetas que jamás imagino, conoció su lado protector de quien fuera su rival, cualidad que lo sorprendió y aprovecho de igual manera conoció su recién adquirida severidad y por supuesto, su nobleza. Al final de cada entrenamiento el japonés siempre se mostraba orgulloso de su alumno y le premiaba de distintas formas, desde pasar un rato charlando mientras daban largas caminatas por la playa, hasta invitándole a ir por un helado o una salida al cine, en definitiva serían meses que cada uno atesoraría a su manera.
Más victorias se sumaron a la de las nacionales, era un hecho ineludible, Víctor Nikiforov había vuelto y lucía radiante. Bajo una imagen más madura, patrocinado por una de las marcas más reconocidas, y con una hermosa relación a ojos de la prensa pareciera que aquel año de retiro lo había ayudado a consolidarse en el que era su mundo.
Sin embargo no todo iba por buen camino.
La primer fiesta con Violet fue solo el comienzo de los cambios en la vida del ruso, a pesar de que la muchacha no repitió en un buen tiempo la acción del bar en Rusia, hizo de la vida de Víctor un vertiginoso viaje que cada vez era más complicado de seguir.
Salidas con sus amigos, fiestas, cenas y algunas con la familia de la muchacha se convirtieron en una constante para Víctor, eso sin contar las interminables sesiones fotográficas que le solicitaba el contrato firmado con la marca que representaba el padre de la chica, y no es que no le gustara, de hecho se sentía bastante bien volver a ser el centro de atención de tantas personas, pero comenzaban a agotarlo, y era complicado mantener el equilibrio entre los entrenamientos y su relación con Violet, la cual para su gusto iba demasiado rápido.
Los días más cercanos a las competencias eran lo más agotadores, tanto que a veces se cuestionaba sobre si haber decidido regresar había sido una buena idea, por aquellos días la presión aumentaba, debía empatar el tiempo entre prácticas y su relación con aquella hiperactiva muchacha y aunque buscaba por todos los medios posibles hacerle comprender eso, esta parecía tener siempre las palabras adecuadas para convencerlo, en aquellos momentos una invisible voz aparecía en su cabeza haciendo la misma incomoda afirmación.
Si te hubieras quedado con Yuuri, todo sería muy diferente.
No estaba seguro a partir de cuando comenzaron esos pensamientos, ni siquiera que los incitaba, al parecer eran involuntarios e incluso creyó que eran consecuencia del estrés con el que vivía. Aunque muy para su sorpresa los motivaba recordando el tiempo pasado con el japonés, su timidez los primeros días de conocerlo, su tenacidad y resistencia y sobre todo sus deseos por impresionarle, durante aquel tiempo jamás paso por alto el insistente brillo en sus castaños ojos, el cual volvía a su mente con solo recodarlo. Aquella situación comenzó a perturbarlo y más cuando una fría noche de insomnio se sorprendió así mismo levantándose de la cama, caminar hasta su guardarropa y de un cofrecillo guardado en la parte alta sacar el dorado anillo que se encontraba guardado desde hace tiempo para mirarlo por largas horas.
—Perdóname Yuuri—pidió a la nada mientras regresaba el anillo a su lugar, Violet había sido clara al decirle que el único anillo que debiera tener esa forma era uno de matrimonio y no un simple recuerdo de alguien que ya había pasado por su vida, en tanto que Víctor obediente y con sus deseos de un nuevo comienzo decidió guardarlo, pero comenzaba a cuestionarse tal idea, por lo cual a manera de terapia lo coloco de nuevo en su lugar, regreso a su cama y por arte de magia volvió a conciliar el sueño.
Pasaron algunos meses para que el mundo del patinaje volvería a sorprenderse con el comienzo del Campeonato mundial, el cual tendría sede en Canadá, y cómo no hacerlo si Yuuri Plisetsky había anunciado su regreso a la pista prometiendo con ello una grata sorpresa para los fanáticos del patinaje.
Yakov se mostraba malhumorado al saber que el muchacho ya no requirió sus servicios como entrenador y al conocer a su suplente se mostró escéptico. Sin embargo no por ello dejo de desearles lo mejor a ambos y agradecer que Yuri no abandonara las pistas. De alguna forma él entendía que no quisiera compartir entrenamiento con Víctor, si el mismo comenzaba a mostrarse renuente a la presencia del muchacho sobre todo porque implicaba tener prácticamente sobre ellos a Violet lo cual comenzaba a fastidiarlo tanto a él, como a sus otros pupilos, pero considerando el patrocinio que habían logrado con su padre, lo mejor era tolerar la presencia de la muchacha.
Los competidores saldrían dentro de poco a practicar la presentación que tendrían dentro de pocos minutos, cada uno con su entrenador, sin embargo Yurio todo el tiempo estuvo solo.
—¿Yurio?—Víctor se sorprendió al ver al muchacho—Pensé que te habías retirado un tiempo.
—Pensaste mal, he regresado—respondió grosero, sabia que volveria a verlo, pero no estaba preparado. Tenerlo de frente le generaba un mal sabor de boca después de lo sucedido.
—Eso es perfecto, será increíble compartir pista contigo, por cierto, supe que estuviste mucho tiempo con Yuuri, ¿cómo sigue él? —no pudo evitar preguntar ignorando la hostilidad en el ambiente.
—¿En verdad te importa o es una pregunta de cortesía? —pregunto a la defensiva.
—De verdad quiero saber de él.
—Si claro, después de no volver a marcarle, de no responder sus llamadas, de ni siquiera contactarlo por un simple whats—Casi escupió con claro veneno en cada palabra
—Escucha yo… he estado demasiado ocupado, ha sido complicado mi regreso y después el patrocinio me pide ciertas actividades y aun no logro organizarme—se excusó de manera simple.
—Continua en tu mundo Nikiforov, te veré más tarde, desde mi primer lugar en el podio—dijo y sin más emprendió camino de regreso a vestidores.
—¿Porque no me dejaste acompañarte? —pregunto Yuuri a Yurio una vez que comenzó a ayudarle a prepararse—Aún no era momento de que se enteraran de mi nuevo entrenador, gracias—dijo mientras Yuuri le ayudaba con el ziper de la espalda del traje.
—No es que sea tampoco algo muy importante. Tú eres la estrella después de todo—dijo encogiéndose de hombros.
—Eso es lo que crees, además quiero callar algunas bocas que dijeron sentir pena por ti y sorprender a quienes pensaron que tu nombre se perdería en el olvido, la mejor forma de hacerlo será luciéndome, ganando el primer lugar y apareciendo tu a mi lado, entonces todo mundo va a sorprenderse —Yuuri lo miro divertido, a veces su alumno era algo exagerado.
—Bien, vayamos entonces—ambos muchachos salieron, Plisetsky sería el primero en competir, los gritos de sus admiradoras llenaban el recinto, pero callaron al anunciar el nombre del entrenador, los ojos de todo el mundo, fanáticos, competidores, entrenadores, se posaron en Yuuri, quien a petición de su alumno portaba un traje negro con corbata roja, sus cabellos peinados hacia atrás y por supuesto sus anteojos no podían faltar; Víctor que se encontraba a cierta distancia platicando animadamente con su novia, al escuchar aquel nombre le busco rápidamente, hasta encontrarlo y mirarlo detenidamente, sorprendiéndose gratamente. El muchacho lucia cohibido aun asi le pareció sumamente atractivo, ya no era el joven que meses atrás se mostraba decaído y demacrado, no, parecía que hubiera vuelto a nacer, lucia radiante. Sin pensarlo sonrió tontamente sin apartar los ojos del muchacho, gesto que una molesta Violet no pasó por alto.
En contraparte cierto Kazajo miraba la escena con interés y cierta ira, pero cambió todo cuando lo vio salir. Su corazón se encogió dolorosamente al encontrar al motivo de sus desvelos y encontró la paz al verle deslizar por el hielo de nuevo.
