Yuri descendía hacía el callejón que daba a la parte de la Taberna Rieux cuando su portavisor sonó en el asiento del pasajero seguido de una voz automatizada:
«Com de la Unidad de Personas Desaparecidas de la Comisaria General de Toulouse para mademoiselle Yuri Plisetsky»
El corazón le dio un vuelco; viró con brusquedad, justo a tiempo para evitar que uno de los costados de la nave rozara la pared de Piedra, y empujo el mando de los frenos hasta que el vehículo se detuvo por completo . Yuri apagó el motor y se abalanzó sobre el portavisor, que había tirado en el asiento. La pálida luz azulada que proyectaba se reflejaba en los controles de la cabina de mando.
Habían averiguado algo.
La policía de Toulouse tenía que haber dado con algo.
—¡Aceptar! -gritó, prácticamente estrujando el visor entre los dedos.
Esperaba un enlace de vídeo del inspector asignado al caso de su abuelo, pero lo único que recibió fue una cadena de texto plano.
28 DE AGOSTO DE 132 T.E
RE: CASO # AIG00733839, ARCHIVO EL 11 DE AG, DE 132 T.E
MEDIANTE ESTA COMUNICACIÓN SE HACE SABER A YURI PLISETSKY, NACIONALIDAD RUSA, LUGAR VIVIENDA RIEUX, FRANCIA, QUE A LAS 15:42 P.M DEL 28 DE AGOSTO DE 132 T.E CASO NICOLAI PLISETSKY, NACIONALIDAD RUSA, PARADERO DESCONOCIDO, HA SIDO DESESTIMADO POR FALTA DE INDICIOS SUFICIENTES DE CRIMINALIDAD, CONJETURA: LA PERSONA DESAPARECIÓ POR VOLUNTAD PROPIA Y/O SE SUICIDÓ.
CASO CERRADO.
GRACIAS POR UTILIZAR NUESTROS SERVICIOS DE INVESTIGACIÓN.
A Continuación apareció un pequeño vídeo de la policía en el que se recordaba a los conductores de naves de reparto que pilotaran con precaución y llevaran arneses abrochados mientras el motor estuviera encendido.
Yuri se quedó mirando la pequeña pantalla con la sensación de que el suelo desaparecía bajo la nave, hasta que las palabras se volvieron borrosas. La carcasa de plástico del visor crujió entre sus dedos.
—Imbéciles -masculló entre dientes
Las Palabras CASO CERRADO resonaron en su cabeza, riéndose de ella.
De pronto, lanzó un grito cargado de frustración y estampó el pequeño aparato contra el panel de control de la nave, con la intención de reducirlo a pedacitos de plástico, metal y cable; sin embargo, después de tres mamporrazos, solo había conseguido que la pantalla parpadeara ligeramente.
—¡Serán imbéciles!
Arrojó el visor a los pies del asiento del copiloto, y se hundió en el suyo mientras se enredaba los dedos de su cabello
Justo en ese momento el arnés se le clavó en el pecho y le cortó la respiración. Yuri se lo desabrocho al tiempo que abría la puerta de una patada y salió trastabillando a las sombras del callejón. El olor a fritanga y whisky procedente de la taberna estuvo a punto de asfixiarla cuando trató de coger aire a bocanadas y de racionalizar lo que acababa de ocurrir para calmar su rabia.
Iría a la comisaría. Ya era demasiado tarde, así que lo dejaría para el día siguiente. A primera hora de la mañana, para entonces ya se habría calmado y seria capaz de pensar con lógica y explicarles por qué sus suposiciones eran equivocadas. Haría que reabrieran el caso.
Yuri pasó la muñeca por el escáner que había junto a la puerta trasera de la nave y la levanto con más fuerza de lo que el sistema hidráulico requería.
Le diría al inspector que debía de seguir buscando. Le obligaría a escucharla, le haría comprender que su abuelo no había desaparecido por voluntad propia y que desde luego, no se había suicidado.
La parte trasera de la nave iba hasta arriba de cajones de plástico llenos de hortalizas, aunque Yuri apenas lo veía. Su mente estaba a kilómetros de aquí, planeando mentalmente la conversación con ese estúpido investigador.
Algo le había sucedido a su abuelo. Algo no iba bien y, si la policía dejaba de investigar, estaba dispuesta a llevar el caso a los tribunales y no pararía hasta que el último de esos inspectores cabezas de chorlito fuera inhabilitado y no pudieran volver a trabajar y….
Tomo un lustroso tomate rojo con cada mano, dio media vuelta y los estampó contra la pared de piedra. Los tomates se despachurraron y el jugo con las semillas rociaron las montañas de basura a la espera de ser introducida en el compactador.
Le sentó bien, Yuri se sintió que se desahogaba. Cogió otro, visualizando la expresión dudosa del inspector cuando ella le había explicado que no era nada propio de su abuelo desaparecer así, sin más. Visualizo los tomates reventado contra su engreída…
En el preciso instante en que el cuarto tomate se estrellaba contra la pared, una puerta se abrió con brusquedad.
—дерьмо -Yuri se quedo Helada, con la mano dirigida hacia el quinto, mientras el dueño de la taberna se apoyaba contra el marco de la puerta que acababa de abrir. Evans, con el rostro reluciente de sudor, se quedó mirando los manchones rojos con que había decorado una de las paredes de su edificio-.
—Espero que esos no sean mis tomates
La joven aparto la mano del cajón y se la limpió en los vaqueros, llenos de manchas, sintiendo el calor que desprendía su rostro y el latido irregular de su corazón.
Evans se secó el sudor de la calva, en las que apenas asomaba un pelo, y le lanzó una mirada asesina, que solía ser su expresión habitual.
—¿Y bien?
—Tssk, no eran tuyos -protesto Yuri. Y no mentía, técnicamente no eran de él hasta que no le pagara-.
Evans rezongó por lo bajo.
—De igual forma de descontare 3 univs por tener que limpiar esa porquería. En fin, si ya has terminado tu practica de puntería, seria todo un detalle que empezaras a entrar esas cajas. Llevo dos días sirviendo lechuga mustia.
El hombre regresó al restaurante y dejó la puerta abierta. El rumor de los platos y las risas inundó el callejón, extraño en su normalidad.
En el mundo de Yuri se desmoronaba a su alrededor, y nadie parecía darse cuenta. Su abuelo había desaparecido, y no parecía importarle a nadie.
Se volvió hacia la puerta trasera de la nave y agarró los extremos de la caja de tomates. Las palabras de la com seguían asediándola, aunque poco a poco empezaba a pensar con claridad y dejó que aquel primer arrebato de ira se pudriera junto a los tomates despachurrados.
En cuanto fue capaz de respirar sin que sus pulmones se convulsionaran, colocó la caja sobre las patatas rojas y las sacó de la nave.
Los pinches no le hicieron el menos caso cuando pasó esquivando las salpicaduras de los sartenes, abriéndose paso hacia las cámaras frigoríficas.
Finalmente, empujo las cajas en los estantes con rotulador, tachados y rescritos una decena de veces a lo largo de los años.
—Bonjour, Yuri!
Yuri se dio vuelta, apartándose el cabello que se le pagaba por el calor
Georgia Papovich le sonreía desde la puerta, con la mirada iluminada por un secreto aunque se puso seria en cuanto vio la expresión de su amiga.
—¿Que…?
—No me apetece hablar de ello.
Yuri pasó junto a la camarera pero esta le siguió detrás de ella.
—Pues no hables, te ayudo a distraerte -dijo, y la cogió del codo cuando salían al callejón- ¿adivina quien ha vuelto?
A pesar de su cabello corto negro y sus ojos turquesa presentaban una mirada angelical, su amplia sonrisa sugería unos pensamientos bastantes menos inocentes.
Yuri se zafó de la mano que la retenía y sacó una caja de zanahorias y rábanos, que le pasó la camarera. No podía importarle menos saber de quien le hablaba.
—Que bien, te felicito -contesto irónico-
—No te acuerdas ¿verdad? Vamos Yura. el luchador que te hable el otro día…
—¿El luchador? -Yuri entrecerró los ojos, empezando a sentir el dolor de cabeza que le martilleaba las sienes-. ¿En serio Geo?
—No seas así. ¡Es un encanto! aunque un poco serio. Esta semana se ha pasado por aquí casi a diario y siempre se sienta en mi sección, eso quiere decir algo, ¿no crees? -al ver que Yuri se quedaba callada la ayudo cargar una caja de cebolla dejándolo en el suelo y se saco un paquete de chicles del bolsillo del delantal-. Nunca dice nada, o como Robert y su pandilla. Creo que es tímido… y que esta muy solo.
Se metió uno en la boca y le ofreció uno a Yuri.
—¿Un luchador que parece tímido? -Yuri rechazo el chicle con un gesto-. ¿Te estas oyendo?
—En cuanto lo veas, lo entenderás. Tiene unos ojos marrones que…
Georgia se abanicó la frente con los dedos, fingiendo sofoco.
—¡Georgia! -Evans apareció en la puerta- Deja de estar chismorreando y entra de una vez, La mesa cuatro te reclama.
El hombre lanzó una mirada asesina a Yuri a modo de muda advertencia, como queriendo decir que le descontara más univs de la factura si no dejaba de distraer a sus empleados, y luego volvió dentro sin esperar una respuesta. Georgia le saco la lengua a sus espaldas.
Yuri se apoyó en la cesta de cebollas contra la cadera, cerro la puerta trasera de la nave y rozó a la camarera al pasar.
—¿La mesa cuatro es él?
—No, él esta en la nueve -se lamentó Georgia, Levanto la de zanahorias y rábanos. Atravesaban de nuevo la húmeda cocina cuando la joven ahogó un grito-. ¡Ay qué tonta soy! Llevo toda la semana queriendo enviarte una com para preguntarte por tu diedushka. ¿Ya sabes algo?.
Yuri apretó los dientes. Las palabras del mensaje volvieron a zumbar como abejorros en su cabeza. «Caso cerrado«
—Nada nuevo -contestó y dejo que el bullicio creado por los gritos que intercambiaban los cocineros ahogara la conversación.
Georgia la siguió hasta el almacén y dejo caer las caja que llevaba, mientras que su amiga empezó a organizar las cestas antes de que la camarera tuviera ocasión de darle ánimos, pero solo se limito en decir: «Intenta no preocuparte Yu, Volverá», antes de regresar al comedor.
A Yuri empezaba a dolerle la mandíbula de tanto rechinar los dientes. Todo el mundo hablaba de la desaparición de su abuelo como si se hubiera perdido Potya cuando sale y regresa a la casa cuando tiene hambre.
Sin embargo, llevaba más de dos semanas desaparecido. Se había esfumado cuando ella despertó, sin enviar una com, sin despedirse, sin previo aviso a pesar de que había comprado todos los ingredientes para hacer los Piroshki como le había prometido.
Ninguno de los jornaleros la había visto irse. Ninguno de los androides que trabajaban en la granja había notado algo extraño. Había dejado su portavisor, pero Yuri no había encontrado ninguna pista en las coms almacenadas,ni en la agenda, ni en el historial de l red. Sin embargo era muy raro que se le hubiera olvidado. Nadie iba a ninguna partes sin su visor.
Aún así aquello no era lo peor. Ni el portavisor abandonado, ni los piroshkis por hacer.
Yuri también había encontrado el chip de identidad de su abuelo.
Su chip de identidad. Envuelto en un trozo de gasa manchado de sangre en la encimera de la cocina, como un paquetito.
El inspector había dicho que aquello era lo que hacía la gente cuando huía y no quería que se le encontrara, se extraían los chips de seguridad. Lo había dicho como si hubiera resuelto el misterio, aunque Yuri imaginaba que, probablemente, la mayoría de los secuestradores también conocían aquella artimaña
DEFINICIONES:
*дерьмо: Dermo, Proveniente del Ruso que significa Mierda
*Bonjour: Modo de Saludo en Frances que da a entender como «Buenos días»
*Diedushka: Traducción a abuelito de Ruso a Español.
*Piroshki: Son panecillos rellenos típicos de las gastronomías rusa, bielorrusa y ucraniana. Pueden ser horneados o fritos con levadura.Sus rellenos son de carne, verduras u otros ingredientes.
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Hola gente Hermosa! Aquí les traigo el primer Capitulo de la Segunda parte de Vicder.
Como pudieron ver, tenemos la integración de nuevos personajes como lo que es Georgia (que es Georgi, solo que en su versión femenina) Nicolai y Yuri. En esta historia se cambiaría a Yuri como Mujer, y se centrara en contar su historia y como se estará ligando a la historia de Vicder trayendo más sorpresas.
Agárrense fuerte que se vienen situaciones emocionantes, (No digan que no se los advertí xD) Los invito a que se sumerjan conmigo en la historia ❤
Nos vemos pronto!!! 😀
Alianza Yuri on Ice 