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Herencia Maldita.


I. SUEÑO.

“Que la muerte y el exilio, y todas las demás cosas que parecen terribles, estén a diario ante tus ojos, pero sobre todo la muerte; y nunca abrigarás un pensamiento abyecto, ni codiciarás ansiosamente nada.” Epicteto (55—135 d.C.), El enquiridión.

Sintió sus piernas flaquear y su mente sumergirse en las tinieblas. Irremediablemente caería de no ser por unos fuertes brazos que le sostuvieron evitando el percance.

—Yuri…—La voz jamás la había escuchado, pero se le hizo extrañamente conocida, sin lograr oponer mayor resistencia se dejó llevar por la inconsciencia.

—Y ahora permítanme presentarles a mi hermosa hija, Yulia Plisetsky. Denme un segundo, iré por ella.

La voz melosa de su madre la escuchaba lejana aunque sabía que estaba cerca, él mantenía los ojos cerrados sintiéndose terriblemente agotado y a la vez asustado ya que no tenía certeza de lo que a continuación sucedería. Sin embargo estaba seguro de que algo estaba mal, muy mal.

 Se encontraba recostado, pero no estaba en su habitación, el lugar no era su casa y además sabía que había mucha gente alrededor fuera de la habitación donde se encontraba, lo sabía por la cantidad de voces que escuchaba.

—Cariño, vamos, todos están ansiosos de conocerte—dijo acercándose peligrosamente a él. Sintió la esencia de la mujer llegar a sus fosas nasales, por instinto la esencia de la madre omega siempre tranquilizaría a los cachorros sin importar el tipo de situación.

—No, no por favor—suplico en un susurro sabiendo que sus sentidos le engañaban y el peligro era real, le aterraba salir, no quería ir al lado de su madre. Él sabía que pasaría aunque fingía no hacerlo, pero lo sabía ya que su hermano le había contado todo.

—Vamos, no te harán daño, al contrario han esperado por ti todos estos años.

—No, mamá, no...

—Vamos cariño.

—Esto termino hace muchos años, no puede volver a a repetirse—Se dijo mentalmente mientras hacía un esfuerzo por abrir los ojos. No entendía de donde había salido ese pensamiento.

—El sacrificio habrá valido la pena, nuestras plegarías serán escuchadas al fin, muy pronto te darás cuenta de que tenía razón. No importa el número de sacrificios, pronto seremos recompensadas Yulia. En cuanto lo conozcas y conozcas tu propósito así será.

—¿A quién?

—¿Señor Altin?

Yuri se encontraba recostado en una de las bancas de la capilla, a su nariz habían acercado un pañuelo impregnado con una esencia que no reconoció, pero que percibió como un aroma bastante fuerte, tanto que le trajo de nuevo a la consciencia.

Con pesadez abrió los ojos lentamente esperando encontrar a su esposo, pero no. Frente a él se encontraba un hombre que jamás había visto en su vida.

—¿Se encuentra bien, Señor Altin?—La persona frente a él definitivamente no era su esposo. Se trataba de un hombre bastante alto, de complexión delgada, cabello platinado y ojos tan azules como el mar. En realidad era bastante atractivo, pero no por ello disminuyo su sorpresa al encontrarse completamente solo y con aquel desconocido en ese estado.

—¿Cómo sabe mi apellido?—preguntó a la defensiva intentando levantarse, pero fracasando terriblemente en el intento.

—Por favor, no tan rápido—pidió tomándolo por los hombros obligándolo de nuevo a recostarse.

—¿Quién es usted y cómo rayos sabe quién soy?          

—Permítame recordarle que hace unos momentos Yuri Altin dio unas “encantadoras” palabras a su madre y lo siento, no me he presentado, pero no encontré el momento adecuado. Yo soy Víctor Nikiforov, el abogado de su madre.

Se sintió como un idiota al pensar que después de aquel discurso no lo recordarían como el ingrato hijo de Irina, pero no tuvo mucho tiempo de auto reprenderse ya que tuvo un fuerte mareo, por lo que cerró los ojos con fuerza y aspiro profundo intentando tranquilizarse, se sentía terriblemente mal.

—Demasiadas emociones para un solo día, me parece que tuvo una baja de azúcar—dijo intentándole tomar por la muñeca para revisar su pulso, pero el rubio de manera grosera lo apartó de sí.

—No me hables de usted, ni siquiera luzco mayor a ti—dijo irritado.

—Lo siento, Yuri.

—Da igual—Cerró de nuevo los ojos colocando su brazo por sobre ellos intentando relajarse aunque no hallaba la forma. De pronto sintió el ambiente diferente, confortable y agradable.

—Así que…tú eras el abogado de la bruja—dijo más tranquilo logrando por fin incorporarse.

—Así es, al menos por los últimos años me encargue de sus asuntos legales. Sabes, ella jamás te olvido hablaba mucho de ti y del hombre en el que pensaba te habías convertido.

—¿Por qué sigues aquí? Yo no pienso continuar pagando tus honorarios—dijo ignorando por completo sus últimas palabras.

—Ella sabía lo que pasaría, estaba enferma y quiso dejar las cosas los más ordenadas posibles.

—No entiendo ¿para qué? Te mueres y lo demás no importa.

—Para ti. No quería que tuvieras que lidiar con todo esto, quería facilitarlo. Quería que tuvieras un apoyo en estos momentos.

No le estaba gustando la conversación, las últimas palabras que escucho le dejaron sentimientos encontrados, no supo que decir y mucho menos que pensar. No quería pensar, quería olvidar pero estar en aquel lugar no le ayudaría en nada.

—¿Se la han llevado ya?

—Así es, debo admitir que tu desmayo entorpeció un poco el proceso, pero las cosas pronto tomaron su curso. En estos instantes el cuerpo de Irina debe estar arribando al cementerio.

—¿Dónde está mi esposo?—pregunto algo aprehensivo recordando que había acordado con Otabek encontrarse en el cementerio y empezando a resentir su ausencia. Solo él lograba centrarlo, hacerlo entrar en razón y olvidar esos sentimientos confusos.

—Él se fue mucho antes de que saliera la carroza de Irina.

—Le dije que nos veríamos en el cementerio, debo estar con él, con mis hijos y mi abuelo—dijo de repente algo alterado—Entre más rápido termine todo, más rápido podré regresar a mi vida—Intento levantarse de golpe, pero al parecer lo hizo demasiado rápido ya que un mareo lo hizo tropezar.

Víctor sin alterarse volvió a sujetarlo con fuerza y acomodarlo en la dura banca de madera.             

—Tranquilo, en cuanto te encuentres mejor los alcanzaremos en casa de Irina para la recepción.

Claro la recepción. Como si necesitara más recuerdos de lo vivido tantos años atrás aún debía hacer frente a regresar a la casa de su infancia, recibir a todos los asistentes al funeral y agradecerles con una pequeña recepción. De solo pensar en regresar a aquella casa la cabeza le daba vueltas y volvía a sentir como el aire le faltaba.

—¿Estas bien?

—Deja de tomarte tantas molestias, una vez que se acabe lo que te haya pagado mi madre no te necesitaremos más—refutó aún más irritado, no le gustaba verse tan débil y menos ante un desconocido—Maldición, estúpido mareo.

—Tranquilízate, todo está bien. Tomate tu tiempo, yo te llevare con tu esposo—Dijo el platinado con voz suave, calmada e incluso seductora. No lo toco en ningún momento, pero Yuri pudo jurar sentir una descarga eléctrica apenas escucho la varonil voz. De repente todo cambio de manera poco sutil. El ambiente se sentía agradable, tranquilo le inspiraba cierta seguridad, además un aroma bastante curioso lo envolvió. Tal vez era almizcle o algo más…

—¿Qué rayos?

Por supuesto que lo supo al instante, aquel hombre era un alfa y buscando tranquilizarlo había hecho uso de sus ¿feromonas?

—¿Qué carajos crees que haces?

Víctor le regreso una sonrisa inocente, pero de sus labios no salió ni una palabra.

Después de que Yuri se recuperara Víctor lo llevó consigo en su auto a la residencia Plisetsky. Aún había mucho de que hablar y por legislación local en los temas a tratar debía encontrarse al lado de su alfa.

—Yuri, cariño ¿qué sucedió?—Ambos autos coincidieron al llegar a la enorme casa. Apenas Yuri descendió del auto de Víctor y corrió hasta su esposo—¿Estas bien?. Me preocupé cuando no te vi en el cementerio.

—Ahhh—No quería contarle a su esposo lo sucedido. No deseaba preocuparlo más de la cuenta ni continuar agobiándolo con sus problemas—Yo…tengo a alguien que presentarte.

Después de estacionar correctamente su vehículo, Víctor descendió de él. A Yuri le irritó ver la elegancia y el porte del abogado, parecía más un modelo de revista que el hombre que su madre contrato para temas legales.

<<<Seguramente la bruja debió pagarle una cantidad absurda de dinero. Un tipo como él no debe ser barato>>>Pensó el rubio.

Víctor alcanzó a Yuri y Otabek en la entrada de la residencia Plisetsky y comenzaron las presentaciones.

—Víctor, mi esposo Otabek Altin. Beka, él es Víctor Nikiforov, el abogado de mi madre.

Ambos alfas estrecharon sus manos, Otabek mirándolo de arriba hacia abajo con su estoica mirada en tanto al platinado poco le importó solo se limitó a sonreír y decidió ir al grano del asunto.

—Sé que ahora mismo nos espera la recepción y estaré encantado de ayudarlos, pero también debo informarles que el día de mañana necesito hablar con ambos a primera hora.

—Pensé que todo el proceso legal terminaba el día de hoy-argumento Otabek.

—No se trata de eso. Irina ya ha descansado y con ella los tramites que esto implica. En realidad me refiero al testamento, pero las leyes locales son estrictas. Señor Altin, en nuestro país la ley nos pide que si el omega heredero cuenta ya con una pareja alfa este debe encontrarse presente para la lectura del documento, en caso contrario se acompañará de un familiar, amigo de confianza, tutor o lo que aplique—Explico paciente, era un tema delicado e incluso ofensivo por las limitantes a las que debía enfrentarse como si de un menor se tratara, pero su tono de voz ayudaba bastante haciéndolo parecer algo casual, como estuvieran en medio de una conversación entre amigos.

—Ya veo—En realidad no, a Otabek ese tipo de preceptos lo agobiaban. Le daba a Yuri de la independencia, libertad y privacidad que necesitaba aún cuando en América tampoco fuera bien visto, pero haciendo gala de su centrado carácter decidió ceder.

Yuri escucho atento la conversación, no había pensado en la existencia de un testamento. Era normal después de todo la posición económica de los Plisetsky era envidiable, pero él se había despedido de todo el día en que huyo de casa.

—De acuerdo, si Yuri no tiene inconveniente yo tampoco.

Aun confundido simplemente asintió.

—Bien, en ese caso continuemos con los protocolos.

Los tres adultos se giraron hacia la residencia tras ellos. Para ambos no era más que una casa bastante hermosa y lujosa, pero para Yuri era como regresar al mismo infierno.

Víctor fue el primero en ingresar a la residencia, al parecer él, mejor que todos ellos conocía el interior del lugar, al poco tiempo ingresaron los hijos del matrimonio seguidos de su bisabuelo, los muchachos no pudieron evitar mirar sorprendidos la enorme residencia que por mucho superaba su pequeño departamento en Nueva York.

—Wow, parece salido de una película—murmuró por lo alto Boris mirando con los ojos bien abiertos desde el amplio jardín hasta el interior de la casa.

Por su parte Yuri miraba receloso desde la entrada evitando entrar.

—Cariño, ya casi han ingresado todos.

—Lo sé—dijo cortante.

—¿Quieres esperarnos en casa de tu abuelo?—Hubiera querido decir que si, pero tampoco podía limitarse a esperar que todo el mundo hiciera las cosas por él. Debía responsabilizarse y dejar de depender de su esposo, él era quien debía cerrar ese círculo en su vida y esta era la oportunidad perfecta. Por lo que haciendo acopio de todas sus fuerzas ingreso.

Indeciso, con los ojos cerrados, no sabía que esperar después de tantos años de haber abandonado el hogar fraterno. Sin poder retrasar más el momento abrió los ojos con lentitud encontrándose con una casa que lucía tal como la había abandonado años atrás. De frente a la puerta de bienvenida las amplias escaleras de madera, a la derecha del recibidor el hall donde se congregaban todos los asistentes. Yuri camino al interior pasando de largo las escaleras y no pudo evitar mirar a un lado la pequeña alacena debajo de estas. Un escalofrió recorrió su cuerpo cuando noto como la pequeña puerta había sido bloqueada por una pequeña mesa de madera adornada por un mantel blanco y sobre esta un florero con rosas blancas marchitas. No quiso detenerse ni siquiera para intentar cambiarlas. Fue directo hacía la cocina, evitando acercarse a la pequeña alacena que le causo tantas pesadillas durante la niñez.

Afortunadamente Nikolai se había adelantado y preparado bastante café, té que llevaron al hall con bocadillos, se abrieron algunas botellas de vodka y mientras mujeres y niños tomaban algunos de los bocadillos con café o té, los hombres en su mayoría disfrutaban de un trago.

Una vez terminaron de servir Yuri fue directo a una silla al lado de una ventana donde después de tomar un vaso con vodka se sentó.

Sentía las insistentes miradas sobre él y escuchaba los cuchicheos de las demás personas en torno a su persona.

“Hermoso omega, pero mal hijo”

“Ingrato”

“Cría cuervos y te sacaran los ojos”

“Ni siquiera fue capaz de decir algo agradable en el funeral de su madre”

Estaba harto de escucharlos, pero no podía hacer nada, quería salir, pero siendo al anfitrión sería peor. Al final abandono aquel rincón para ayudar a su abuelo y esposo que continuaban en la cocina lavando los trastes sucios que dejaban los invitados y trayendo más café y bocadillos. Las costumbres marcaban que debían ser generosos y agradecidos con sus invitados. Mientras iba de un lado a otro encontró a su hijo Ivan sentado al pie de las escaleras comiendo un bocadillo.

—Ivan, ¿estás bien?

—Si mamá luces cansado—Su pequeño hijo Ivan a veces era muy perceptivo, en ese comentario había preocupación que se reflejo en su tierno rostro.

—Ha sido un día largo, tú también debes querer que termine ya, dime ¿has visto a tu hermano?

—Arriba, está sorprendido con la casa y dijo que exploraría un poco.

—¿Qué?—Tan solo de escucharlo todas sus alarmas se encendieron.

—Tranquilo, él está bien.

—No, nadie en esta casa está a salvo.

—¿Qué?—El pequeño extrañado se asusto por las palabras de su madre.

—Por favor ve con tu padre y abuelo, yo buscaré a tu hermano.

No había nada de que temer, es cierto que en aquella casa había vivido las peores experiencias y fue testigo de horribles tragedias, pero no era un lugar inseguro por si mismo, de eso estaba seguro. Sin embargo un terror infundado oprimió su corazón y le obligo a buscar a su hijo adentrándose en el corazón de la casa aún si con ello estuviera enfrentando uno de sus tantos temores y traumas.

—¡Boris!—Subió a toda prisa por las escaleras de madera llegando a un largo pasillo del cual se desprendían cuatro habitaciones—.Maldita sea, ¿cómo se le ocurrió?—Se quejó mientras sus piernas se negaban a dar más de un paso estando al pie de las escaleras.

—¡Boris, ven ahora mismo!

Sudaba a mares, y sentía una fuerte opresión en el pecho, temblaba y el cuerpo lo sentía tan pesado.

—Boris por favor no me obligues a buscarte.                                                                        

Inseguro camino apenas unos pasos. Conocía a la perfección los cuatro cuartos, él suyo, el de su hermano, el de sus padres y el que bien pudo ser para su hermana no nacida. Los conocía a la perfección, pero no por ello quería volver a transitar ahí.

—¡Boris!—Con voz autoritaria lo llamó esperando apareciera, pero ese muchacho desde que cumplió quince hacía todo aquello que le viniera en ganar.

—Maldita sea—masculló y comenzó su travesía. Giró la perilla del primer cuarto, el suyo y su corazón latió con fuerza. Entró, pero al momento en que lo hizo sus pensamientos se desconectaron por completo de su primogénito y de la realidad.

—Imposible—Su cuarto no había sufrido modificación alguna. Todo lucía tal y como lo abandono tantos años atrás, el armario, el sencillo ordenador, el tocador y sobre la cama.

—Maldita sea—Un sencillo, pero bonito vestido blanco—Después de todos estos años no fuiste capaz de desecharlo maldita bruja—Impecable, como si lo único que hubiera hecho su madre todo ese tiempo fuera limpiar el polvo y cuidar que la habitación y todo dentro de ella permaneciera intacto. Camino directo hacía él para tomarlo. Con odio lo sujeto con fuerza y antes de que fuera consciente de lo que hacía comenzó a llorar con fuerza.

—¡No! ¡Noo!—Intento romperlo, destrozarlo en medio de su ira, pero sus fuerzas no eran suficientes para ello, por más que quisiera no podía hacer nada más que soltarse a llorar ante la impotencia de su pasado—.No, ¿Por qué no pudo ser diferente?—se lamentó olvidándose por completo de todo y todos. Su mente había entrado en shock al sentir de nuevo aquel vestigio de lo ocurrido en las manos, de estar de nuevo en aquella habitación encontrándola tal y como la dejara, como si el tiempo no hubiera transcurrido, como si aún fuera el niño de quince años, el débil e indefenso Yuri Plisetsky, aquel muchacho que a la vista de todos los demás contaba con una privilegiada vida acomodada, pero que en la realidad vivía el peor de los infiernos en lo privado.

Con lentitud ya sin estrujar el vestido lo tomo con delicadeza entre las manos, mirándolo detenidamente, repasando con la yema sus dedos la textura de este, apreciando el hilo dorado que adornaba la falda.

Yulia, la preciosa hija omega del matrimonio Plisetsky”

Los recuerdos comenzaron a abrumarlo.

Camino hacía el tocador de la habitación encontrando en él aún los artículos de aseo y cuidado personal que usaba en su adolescencia, algunos que él mismo había elegido y otros tantos que su madre le había regalado. Se miró al espejo aún con el vestido en manos y no encontró en el reflejo al hombre de treinta y cinco años que era, no, por el contrario estaba el joven adolescente omega, aquel que por sus hermosas características andróginas podía pasar tanto por un hermoso y delicado hombre omega como por una preciosa señorita.

—Yulia…—susurró fuera de sí y coloco el vestido a la altura de sus hombros como si quisiera imaginar cómo se vería puesto.

¿Verdad que quedó divino? Mañana será un día especial querida, y me he esforzado todos estos meses en que tu vestido haga justicia a tu belleza.

La voz de su madre rondaba en su cabeza, como si estuviera ahí, a un lado suyo, susurrándole al oído.

—¿En verdad yo soy Yulia?

El espejo le regreso la imagen del muchacho de quince con el vestido sobre puesto, en verdad iba a lucir bella.

—Mamá, ¿qué estás haciendo?—Boris abrió la puerta y desconcertado ante el comportamiento de su madre se sintió incapaz de entrar.

Yuri lo ignoró, en su mundo no existía un hijo a sus quince años y por ende continuo en lo suyo. Boris se acercó con lentitud, a su madre, asustado por su errático comportamiento no supo si lo mejor era llamar a su padre o arreglárselas él solo, pero temeroso de que el rubio se hiciera daño decidió continuar por su cuenta.

—Mamá, ya casi se han ido todos, papá está buscándote, debemos irnos con el abuelo ya.

Lentamente llegó a su lado, le tomo por el hombro delicadamente apenas intentando llamar su atención, pero continuaba enajenado.

Yuri sintió una mano sobre su hombro, temeroso giro su rostro.

—Mamá…—La esbelta y hermosa figura de su madre se mostró detrás de él, su hijo continuaba sin existir en su mente y por el contrario lo que vio fue el rostro de Irina que lucía molesto probablemente porque tenía en sus manos el vestido, seguramente lo reprendería pensando que pudo haberlo estropeado.

—Yulia, ¿Qué haces con eso?

—Mamá, lo siento yo.

—Dámelo—dijo tomándolo con delicadeza volviendo a colocarlo en la cama.

—Acompáñame, debes tomar tu baño, debemos purificarte cariño. Por la noche vendrán a verte. Quieren estar seguros de que estés lista—Sintió como sujetaba su muñeca con más fuerza de la que recordaba poseía y él se negó pese al miedo por las consecuencias de hacerlo.

—No, por favor hoy no. Mamá hoy no.

—Querida, todo está bien . Vamos, una vez que todo termine él nos recompensara, él no abandona a sus hijas y menos a quienes le han dado tanto—Habló con devoción volviendo a tomarla con fuerza—Él es generoso con todos sus amados siervos,  con los débiles y los fuertes, aún cuando lo hayan ofendido como lo hicieron tu padre e Ivan.

—No, no…—forcejeo, lloraba y gritaba, pero ella era más fuerte, sin cuidado continúo jalándolo sacándolo de la habitación hacía el largo pasillo.

—Vamos cariño, en unos meses veras que habrá valido la pena—Continuaba, pero él estaba aterrado, él no quería hacer algo como aquello. No obstante no había más que hacer. A la noche siguiente ya no sería el autor de su propio destino. Debía huir, debía hacerlo, ese era el momento, no había más tiempo. Sacando fuerzas de quien sabe donde es que decidió por fin hacerle frente.

—¿Mamá, que te pasa? cálmate, ven conmigo ya casi llegamos. Iremos con papá, con el abuelo e Ivan—No tenía idea de que estaba pasando, él jamás había visto a su madre actuar así, pero como fuera posible debía guardar la calma y llevarlo consigo. Sentía que si lo dejaba en esa habitación algo malo pasaría, Boris estaba seguro de ello.

Llegaron al pie de la escalera y estando ahí Boris ya no sabía que hacer, ¿acaso debía cargarlo?

—Mamá, cálmate—dijo tomándolo por ambos brazos.

—¡No, basta Irina Plisetsky, no pienso continuar con esto!

En su ensoñación Boris continuaba siendo la viva imagen de Irina. Ambos habían comenzado a forcejear y su mente volvió a recrear el momento de su huida.

—Tú vas a hacer lo que yo diga. Después de todos estos años consagrada a ti no me lo vas a echar a perder niño ingrato, no justo ahora que hemos llegado tan lejos.

—No pienso ceder, este es el fin de todo Irina—Aterrado hizo uso de todas sus fuerzas y en su ensoñación había empujado a la mujer adulta al pie de las escaleras.

Yuri aún sin regresar del todo sintió un sudor frio recorrerle la frente, el cuerpo temblarle y un escalofrió recorrerle la espina, señal de que había hecho algo terrible. No sabía que era lo que había hecho.

¡¿Yuri que hiciste?!-La voz de Otabek lo había hecho despertar, en efecto, había hecho algo terrible.

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Publicado por nincoxx

De entre todas las cosas en la vida mi mayor placer es escribir, para mi es tan esencial como el aire que respiro. Por medio de mis historias puedo ser libre, explorar mil y una posibilidades, salir de la monotonía, vivir varias vidas y convertirme en distintas personas. En lo personal me considero una persona completamente romantica, sin embargo mis historias pueden estar llenas de tragedia o finales no muy felices, pero sin embargo nunca faltará una buena dosis de amor.💓

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