Shary Pov’s: Hola si has llegado hasta aquí por medio de AO3, espero que puedas disfrutar de esta bella historia y que la versión corregida esta aquí en ALIANZA YOI e Inkspired. Originalmente el capi cuando estaba desde la «plataforma naranja» se divide en dos, asi que aquí en Alianza, como en Inspired estará el capitulo completo. ¡Nos leemos al final!
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🔥 Capítulo 24: ¡Disculpas y…! ¿Una Cita? – (Completo)
🔥 Autora: Shary
🔥 Re-Beteo y Arreglos: Shary y Salem
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T.S.P.A de Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 10:00 A.M ( Viernes)
Después de esa prueba de tiro, entramos en una nueva escena por comenzar, y tras los días faltantes dieron paso al preámbulo del fin de semana con el Viernes. La mayoría de los guardianes Imperiales, por decreto del General, tenían el día libre y Vicky se encontraba demasiado contenta; pues los chicos le habían prometido un paseo especial por toda la zona turística de Shibuya y comprarle lo que quisiera como un premio a su esfuerzo en ese examen. Se sentía especialmente bonita, no quería usar Outfits andróginas o ropajes toscos, deseaba lucir diferente y luego recordó ese regalo singular que entre Yuuri de la mano de su rollito de canela le obsequiaron.
Al ponerse dicho vestido, soltarse el cabello y verse en el espejo lo sintió perfecto. Se miraba bella y perfecta en medio de la sencillez que emanaba. Eso era lo que buscaba.
Aunque su felicidad no era completa, sabía por Phichit que Yuuki estaba de gira con la orquesta filarmónica de su academia (bajo supervisión de su tía Mary) en Okinawa y que su jefe bonito-amargado, pese a que hoy su día sería ligero, llevaría recados a varias oficinas gubernamentales para adelantar trámites, lo que le imposibilitaba a ella de invitarlo (más que todo como una «excusa» de pasar tiempo con él) y conociéndolo, declinará su oferta hasta no cumplir con sus compromisos laborales.
—Ese hombre no cambiará nunca, Makkachin. Deberé acostumbrarme a su lado despistado como cuadriculado. —Le comentó en confianza a su lindo perrito con una sonrisa algo opacada mientras le acariciaba con cariño su pelaje—. Y también debo hacerme a la idea de que él no hace estas cosas por negligente. Simplemente así es nuestro Yuuri. ¿No lo crees, amigo?
El caniche ladró contento. Ahora que lo ha meditado mucho gracias al tiempo extra que ha compartido con su jefe en esas inusuales prácticas de las noches, pudo comprender con más calma su naturaleza tan particular. Incluso entendió que sus anteriores plantadas no fueron en mala fe, de allí a que actualmente ya ni le reclame por la afamada «disculpa», olvidándose de ello. Aunque el hecho de que no le presionara, no significaba que le cobrase su desfachatez (muy a su estilo) con un par de castigos. Su lista de peticiones que cada día se hacía mas larga o las chanzas descaradas cuando le ganaba sus contiendas eran prueba de ello.
Pasó una hora, hemos de encontrarnos en el centro turístico de Shibuya, Vickytoria ha dejado a su fiel amigo peludo en la guardería Imperial y se hallaba tranquila en un restaurante a campo abierto esperando a que sus amigos llegarán pero…
—Lo sentimos, pequeña Vicky. —Respondió apenada Isabella a través de la vídeo llamada y Alessia sacó su lado fregón ante el culpable de esa falla.
—Créeme que si no fuese por ese mexicano con sus grandes «ideotas» culinarias, ya estuviesemos contigo y no aquí en el baño de hombres de este centro comercial.
—¡Siento que ya me lleva el chahuistle de tanto dolerme la tripa! ¡Ay que dolor!
—¡Debiste pensar eso antes de comerte esa cosa monstruosa con wasabi, de pana! —Le gritó desde la puerta.
—¡No seas culera, güey que me estoy muriendo! ¡Ay! ¡Mi pancita! ¡Un médico que me muero!
—¡Maldición! ¡¿Pero qué mierda comieron?! —Yuri quien sí estaba dentro del baño de varones auxiliando a féderale caído junto con Otabek, no disimuló para nada su agrio reaccionar al taparse su nariz o abanicar con su mano el olor a podrido.
—Lo mejor será pedir una ambulancia por intoxicación no solo con Leo, también para ellos. —Con el «resto» él se refería a Phichit, Chris, Georgi y Emil.
—¿Me estás jodiendo? ¡Yo quiero relajarme, no estresarme viéndoles lloriquear por diarrea crónica!
—Pobre señor Beka, desde acá se escucha el escándalo del gatito. —Vicky lo comentó y las chicas realmente lamentaron ese embrollo—. Y no se preocupen, ya acordaremos otro día cuando ese combo de golosos se encuentre mejor.
—Discúlpanos, pequeña Vicky.
—Te prometemos hacer lo que quieras el otro fin de semana si estos tontos mejoran.
—¡Hey, cambia esa carita! Trata de divertirte por nosotros ya que estás allá, Catire. ¡Cuídate!—La llamada culminó y ella resopló un tanto desanimada.
—»Lo hiciera…» «pero no es agradable estar sola» —Pensó muy triste.
Con sus puños apoyados en esos cachetes empojados, la señorita de ojos azules ya no disponía de ganas de pasear o hacer algo divertido por sí misma.
Quizás en otra época no le tomaría importancia, su rutina como danseur o su agenda tan convulsionada en Rusia no le permitían imaginar lo que era recrearse, el poco espacio lo aprovechaba en casa para estar con Makkachin, pero ahora, el hecho de vivir la experiencia de compartir este año casi todo el tiempo con sus amigos y miles y miles de sucesos, la tenían muy consentida.
Ya no encontraba sentido volver a su viejo estilo de vida.
Vicky tomó sus cosas para retirarse a no ser porque un trío de buscapleitos que soslayaban a la mesera y el noble dueño del lugar con pésima actitud detuvieran su andar.
El sentido justiciero en Vicky despertó.
En lo que eso ocurría, a sólo tres locales de allá, Katsuki Yuuri con su ropa de civil venía caminando y revisaba parte de su agenda. Sintió que su tiempo fue perdido ya que en el día de hoy cuando fue a entregar las correspondencias en los lugares asignados, estaban sin servicio por que la plataforma se les ha caído. Una acción inaudita a su parecer.
De ser Leo, este diría algo como: «Momento Latam»
El recorrido de los sitios gubernamentales a la zona turística no hay mucha distancia, e igual tenía que trasladarse viendo que allí el flujo de automóviles era muy poco. A Yuuri no le gustaba esa sensación de quietud, por lo mismo le agradaba adelantar asuntos prioritarios que quedarse en casa a menos que disfrutara su día con su sobrino, pero Yuuki al estar de gira (con su tía Mary a su cuidado) por los conciertos organizados de la orquesta Juvenil filarmónica de su academia, no estaba de humor para callejear o al menos… eso pensaba.
—¡Esa no es la forma de tratar a las personas! ¡Mal educados!
«¿Es mi imaginación o me pareció oír la voz de Vickytoria…?»
¿Se estará volviendo paranoico?, ¿Será posible? Él podría decir «sí», mas no fue así.
Al escuchar el hablar de la señorita y por segunda vez descartó todo desvarío en su cabeza. Sin mencionar que recordó muy sosamente que ella estaría por esos alrededores ya que Leo, le chismoseó ese recado.
Los ojos curiosos de la muchedumbre o de los comensales no hacen el mínimo movimiento. Nadie, en sus cinco sentidos, cometería la osadía que ha hecho la pequeña rusa al enfrentarse con palabras directas al trío de pelafustanes, que no eran más que una parranda de ilusos alardeadores porque pertenecían a la asociación de comerciantes camuflada de los Yamaguchi Gumi (De los tres únicos clanes yakuzas de élite que por convenios con su gobierno se hallaban amparados con ciertos beneficios al apoyar a su país con requisitos monetarios) sí solo por ello se creen con el derecho de ultrajar el trabajo honrado de los demás al tener esa fachada de protección, pues estaban muy equivocados.
La ley es la ley, regla incumplida es sanción interpuesta ya fuese en mayor o menor medida.
Vicky les exigía, en su buen inglés, que no tenían que comportarse de esa forma tan grosera con la mesera o de alterar el orden público dentro del recinto y que si no les parecía, entonces debían marcharse del lugar.
—Jeee, ¿y tú quién te crees, niña? ¿No sabes quienes somos nosotros? —Dijo uno de ellos con gran burla.
—Es que ella asegura ser una «policía» ja, ja, ja.
—Y si es que lo es, ¿en dónde está su placa?
—»¡Maldición, olvidé mi placa!» —Vicky con su aparente calma y templanza no podía hacer mucho. La había dejado en su cuarto.
—¡Esa mujer no tiene placa, solo un buen par de piernas! ¡Ja, ja, ja!
—¡Oiga, que grosero! —El anciano y la mesera se molestaron por ese atrevimiento.
Al no portarla, no podía ejercer sus funciones y menos usar la fuerza ante los miembros de un clan élite protegido por la ley, y como era su día libre, no esperó un irrumpimiento del orden público en ese lugar.
Por obvias razones Yuuri se había percatado de la situación, contactó el Koban más cercano y en dos minutos una pequeña patrulla estaría en la zona. También supuso un despiste total de ese tamaño en Vicky.
Siempre la ha regañado por no llevar su placa cuando está de civil. Sí tan solo escuchara y la portara, no se crearían este tipo de impases. Pero sin ella, con ese vestuario que lo sorprendió gratamente ya que usaba el traje que le había dado como regalo y gracias a su descuido ante los rufianes, ella lucía como una adorable conejita perdida y no como la intrépida agente de la ley.
Finalmente, en el momento que uno de esos tipos pensaba ir directamente con Vickytoria solo por molestarle…
—Disculpen… ¿Tienen algún problema?
Vicky no la creía y concretó en su mente un: «¿Él… Qué hace aquí?»
Trazó un par de pasos hasta llegar al lado de Vickytoria, se sacó sus espejuelos para guardarlos en uno de los bolsillos delanteros de su blazer desmanguillado y los miraba con esa ceja en alza o con su buena escama sin desestimar su toque neutral. Claro, pretendía reprenderlos. Claro, les enseñara a no juzgar a los demás por su portada, y ya saben como es ese japones con sus elocuentes e ingeniosas hijuepu… digo, «prácticidades»
—¿Qué rayos?
—¿Y ese cuatro ojos de dónde salió?
—¿Importa ahora?
—Yuu…Yuuri. —Vicky al fin pudo soltar su lengua del asombro.
—¡Cariño, aquí estás! —Le abrazó con cuidado.
—¿Eh? ¿Ca-cariño? ¿Y e-e-eso porq…? ¡¿Ah?!—Su encrespar fue mucho peor que un erizo de púas al asustarse por lo que acababa de ocurrir. Si mencionamos a Yuuri, no soltó su agarre y continuó con su plan.
Un Oficial Imperial de alto rango que tiene potestad de hacer lo que se le venga en gana con el intento de Yakuzas élites (primíparos al ser del nivel más bajo), que rompan su juramento legal y que este fingiera estar enojado porque se metieron con su supuesta «pareja» ante los ojos de los ciudadanos, deberá dejarlos con el terror en sus caras, ¿no?
Debió reunir mucho valor y olvidarse de su tímida existencia japonesa para actuar esa jugada y luego en un susurro, le comentó un: «sígueme la corriente»
—Really?!
—¡Estuve buscándote en el lugar que acordamos!, pero te vi por acá con estos «caballeros» —La voz fue audible en él al separarse y mirarle con mucha serenidad.
Continuamente, ladeo un poco su cabeza para observar a los alborotadores cambiando sus ademanes a uno mas retador como serio, y por el tipo de tatuaje supo cuales eran la procedencia de esos Yakuza.
—Dime, ¿Todo bien, amor? ¿Tienes problemas con ellos?
—Aham… ahh…Yo… —Se trabó y rápido, pensó algo para sí—. «¿Él … él me dijo, «amor»…? ¡Omg, me muero!»
¡Si! Todo indicaba para ella… ¡Que su jefe se enloqueció!
—La señorita intentaba ayudarme, señor. —Esclareció la mesera.
—Y yo de sacar a esos gamberros de mi local por irrespetar a mi personal o mi clientela. —Concretó el hombre entrado en años con suma indignación. —Seré viejo, pero jamás un troglodita y menos con una dama la cual solo quiso ayudarnos.
—Comprendo, señor. Yo haría lo mismo. —Yuuri en su estado más apacible le dio la razón al dueño. Eso les dio rabia a los sujetos—. ¿Por qué no toman sus cosas y se van pacíficamente del lugar?
—¿Y si no queremos porque no nos da la puta gana de hacerlo? —Mencionó el más alto de los tres Yakuza los otros dos le acompañaron.
—¿Y yo debería tenerles miedo? —Fue funesto con esos novatos, cayeron es su juego—. Se meten con la gente de este lugar y de paso amenazan a la señorita, la cual es mi pareja. Oh… eso es grave, caballeros. —Ironizó lo más que pudo.
y Vicky entendía a donde quería llegar con esto, pese a ello…
—Ahamm… Es… Decir… Ehemmm… ¿Honey? N-no le des…importancia. —Le costaba y Yuuri lo sabía. De reirse delante de ella, jamás se lo perdonará.
Es decir, lo normal era que Vickytoria sea quien organice ese tipo de chuscadas. El que sea Yuuri quien lo haga y en esa tónica, la tienen fuera de órbita
—Es… Que… Aham…
—Tranquila, amor. —Otra vez esa palabra, otra vez sus colores rojos superaron los circuitos en Vickytoria y otra vez ese Teniente Coronel reservado de cuello blanco, aumentó su apuesta acariciándole el mechón plateado o la mejilla ajena, siguiendo su papel de “novio”—. Seré amable, lo prometo. —Guiñó pícaro su ojo derecho.
—¿P-p-por qué s-será que n-n-no te creo, mi cielo? —Le afirmó en susurros la muchacha con semblante pálido, nubes negras a su alrededor y voz temblorosa en francés.
—Tienes razón, no lo soy. —Contestó él en ese idioma y la mujer no confiaba para nada en la sonrisa ladina de Yuuri. Supuso bien—. Seré un zorro muy práctico. —Y le pinchó su naricita gustoso.
—¿No sabe con quien se mete, idiota?
—¡Podemos quejarnos como queramos!
—¡Este es otro con complejo de policía!
—¡Oficial Imperial para ser exactos! —Con tono airoso u autoritario les ha mostrado su placa y les dijo su rango de Teniente Coronel. Esa vuelta no se la esperaban y se encontraban en un gran lío legal—. Aun si estoy de «civil» tengo privilegios con los cuales puedo tenerlos a raya. Amenazar verbalmente a los ciudadanos, generar desorden público o atacar directamente al vínculo sentimental de un Superior del F.E.G.I los deja mal parados a ustedes; su asociación o sus jefes al ver su comportamiento no les perdonarán tal humillación, técnicamente están infringiendo los acuerdos que se crearon para su beneficio. —Dijo serio con una expresión corporal austera.
Los infelices apelaban a un milagro, la cagaron hasta el fondo si sus Oyabunes se enteran de ese deshonor, no los van a contentar con un simple «Yubitsume» y lo siguiente… Ha de sorprender a la joven que tiene a su costado.

—Pero hoy es su día de suerte. Olvidaré todo si en tres segundos se largan de aquí. Pero sí no hacen caso a mi orden, si siguen metiéndose con el resto de civiles o con «mi mujer », los dejaré como colador.
—«¡¿E-espera?! ¡¿Su mujer?!» —¡Listo! ¡La ha noqueado!
Esa expresión en su faz, el agarre posesivo del Guardián Imperial japonés con ella y su arma desenfundada al soltar ese «disparo al aire», lograron el drama esperado.
En la muchacha, aquello la fundió de rojo por completo.
—Y no estoy bromeando…—Ya el revólver apuntaba hacia ellos y mantuvo esa sonrisa reservada que siempre saca a relucir cuando tiene sus cartas aseguradas—. No se busquen un problema.
¿Así o mas claro?
Lo mejor del caso no fue verles la apariencia de gelatina sin sabor que adquirieron los Yakuzas bajo esa explícita ordenanza…Lo mejor fue cuando Yuuri de reojo vio la carita sonrosada, tierna y estupefacta de esa conejita que lo quedaba mirando incrédula por este dilema fenomenal.
Fue épico e impagable para su imagen mental.

Restaurante «x» de Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 11:10 A.M ( mismo día)
En resumidas cuentas, el intento de huida fue nulo viendo que Katsuki ya había ganado el tiempo suficiente para que la mini patrulla los rodeara y capturara con éxito. El dueño de edad, la joven mesera, y los otros meseros del restaurante agradecieron su intervención, los pocos comensales que quedaban sintieron un respiro agradable pero… ¿Y Vickytoria?
Con Vickytoria lo más seguro era que no asimilaba esa jugada sutil pero práctica que hizo su jefe y que siguiera por inercia reclinada a su pecho.
Le dijo que era «su mujer», ¡O sea!, ¿qué esperaban?
Cuando todo se normalizo, y el restaurante volvió a su rutina, Yuuri optó por sacar de su burbuja rosada a la conejita pasmada.
—Зайка, lo que te pregunté hace un momento en medio de mi montaje… era en serio. ¿No se propasaron contigo?
—N-n-n-no… no me pasó nada. —Vicky se dio cuenta que Yuuri regresó a su actitud normal; sin contar del confort que sentía al continuar abrazada a él como un koala, por lo que se separó abruptamente y ni quiso preguntarle concentrándose en su respuesta y controlando sus rubores—. A-aprovecharon que no… portaba mi placa, de tenerla los hubiese pateado. L-lo siento, Yuu.
—No hay problema. A la próxima acostúmbrate a llevar tu placa para cualquier lado. —La aconsejó al guardar su manos en los confiables bolsillos de su blazer desmanguillado, pronto cambió el tema—. Veo que… Te gustó el regalo de Yuuki… Ehhhmmm… Se te ve muy bien.
—¿No dirás «tu» regalo, señor japonés cobarde? —El marcador se volteó en contra del victimario.
—¿Ah?
—No tienes que mentirme, sé que fuiste tú por la boca inocente de mi pequeñín…
—E-eso…bueno…—Se rascaba su cabeza de la pena—. Me alegra que te guste, y… realmente te sienta muy bien ese estilo.
—Gracias por el presente, Yuu. — El bonito elogio la tenía por las nubes—. Es sencillo… pero muy lindo y… Es la mi primera vez que uso algo tan casual como esto, mi tía nunca lo permitiría.
—¿De verdad? —Yuuri con eso siente que ganó una trama importante aparte del rubor de sus mejillas y ella asintió.
—¡Me gusta mucho! —No dejó de resaltarlo en medio de sus agradecimientos o felicidad—. ¡Gracias!, ¡y se nota que Yuuki te ayudó! —Fue sincera.
—Yuuki insistió, aunque no soy bueno en estos detalles de los colores.
—Con solo mirar tu ropa de dormir me da traumas a mi vista y apuesto a que esa que llevas puesta también te la habrá escogido en su momento, ¿que por cierto? No se ve nada mal. —Lo escaneaba con su vista de arriba abajo así como portaba su dedito indice y juguetón sobre sus propios labios.
—¡Oye!
—Sorry but not sorry. De no ser por mi lindo bebé Yuuki, tu sentido de la moda sería equivalente a tu poco tacto conmigo. —Lo destruyó.
—¿Gracias? —La decepción fue visible en su cara.
—No hay de qué. —Respondió educada.
—Ahammmm… y si te pusiste ese atuendo fue por lo de hoy, ¿cierto? ¿No deberías estar paseando con tus compañeros?
—Se supone… pero…
Ella le dijo del inconveniente a última hora que les sucedió a los muchachos y que por eso se encontraba sola. El carisma en sus ojos azules decayó muchísimo. A Yuuri no le gustaba verle así.
—Asumo que deberás estar muy ocupado en tus asuntos.
—Ya somos dos los damnificados, tuve inconvenientes en lo mío, lo que significa que perdí mi tiempo.
—Ya veo…—Se acomodó su mechón con delicadeza—. En fin… No veo razón para estar acá e igual pensaba irme a la T.S.P.A, Yuu..
Yuuri notó la poca emoción en sus palabras o la tristeza que destilaba y eso fue suficiente para tomar una descabellada decisión.
—Etto… ¡Vicky-san! ¿Te gustaría comer algo? —Fue muy directo y acartonado al sostenerle por sus hombros.
El parpadear o ese «¿Eh?» de la boca de corazón en Vicky hicieron notar su bonita confusión. Yuuri trató de organizar mejor su estrepitosa idea al toser y liberarla con disimulo.
—Digo… Podría ser un «presente extra» de mi parte para felicitarte por tu mérito en la prueba de tiro ya que no puede asistir y también una disculpa por lo anterior con…
—¿Te refieres a lo de ser… Tu «novia temporal» al reprender a esos Yakuzas? —Primero lo escudriñaba con sus brazos cruzados más su ceja altiva y sus cachetes ruborizados—. Mmm… De todas las prácticidades que se te han ocurrido, está ha sido la más original como atrevida de tu parte. Demasiado lanzado y ligero para ser un cuadriculado japonés que se caracteriza por su discreción. ¿No lo cree, zorro Katsuki? —Su franqueza lo golpeó en su ética y moral.
—Lo sé… Lo sé… Lo siento… G-g-gomenasai, V-vickytoria-san! —Y pareciera que ese gallardo galán se diluyó al noble y tímido caballero que la chica ha de conocer en plenitud dadas a las reverencias y palmas juntas en señal de arrepentimiento
—Eso fue muy malo, zorrito. —La voz juguetona en Vicky lo amedrentaba.
—¡Juro que no fue con mala intención!
Aunque, a sabiendas de que el motivo para que Yuuri hiciera eso fue de aumentar la presión en los Yakuzas cuando diese el reporte en la ANP, también lo tomó para ella como un ajuste de cuentas… La fechoría cometida ese día en el paseo con Yuuki de ser su prometida desconsolada delante de muchas personas en el parque se le vino a su memoria y esa chiquilla de hebras platinadas reía.
Lo vio justo.
El karma no la abandonaba y no olvidaba en nada. Vicky, fingió un tanto de drama la cual no duró mucho con su opinión.
—Tranquilo Yuu, aceptaré tu propuesta.
—¿De verdad aceptas? —Se ha esperanzado hallándose con un dejo iluminado en su rostro.
—Es lo mínimo que merezco por esa incomodidad. —Su línea curva dibujada en la cara su dedo índice sobre el borde de sus labios, la delató—. A cambio, yo escojo los platillos y el precio, eres muy tacaño.
—¿Ah?
—En el paseo con Yuuki nos restringiste muchos los dulces, y viendo que ahora eres mi «lindo novio amargado» ante este gentío, porque se te llenó la boca diciéndolo, no querrás quedar como un insensible en tu intento de… ¿Cómo es que le dicen? ¿Una cita? —Su maldad infantil salió a flote al dramatizar todo cuál actriz.
¿Acaso pensaban que ella se quedaría con esa? ¡Sigan creyendo que es un dulce conejito del ruiseñor!
—Ahhhhhhhh? ¿Es…esperaaaa?, ¿C-cita? ¡N-no somos novios!
—Oooooh, pero lo somos para esa gente. —Señaló a todos los clientes, meseros y el administrador con travesura la de ojos azules brillantes.
Y aquí entre nos, estaba a la expectativa sobre cómo se daban este tipo de cosas en las parejas así fuese para jugarle la broma a Yuuri.
—Según lo que yo he visto en las novelas, películas, cuentos de princesas e historietas, cuando un caballero invita a una dama a salir se le considera una cita. Y si bien, la tuya es amistosa porque yo lo sé, a los ojos del resto somos «pareja» y queda como romántica. ¡Awwww, que novio más lindo tengo! ¡Ahora sé que aguantarás y me comprarás lo que yo pida, Yuuuuu~~ri! —La abusiva apretaba la nariz respingona de su víctima con mucho entusiasmo—. ¡Y no olvides que darás un reporte a la ANP de este sector! ¿No querrás que se te caiga el teatro, verdad?
—Ahhh, pero yo….
—¡Señor administradoooor~~~! —Lo llamó cantarinamente y agitaba su mano—. ¿Podría darnos una cartilla para el «sexy novio» que tengo por policía y para esta servidora, y así ver sus exquisitos platillos, por favor?
—¡Vickytoria-San! —Se llevó una palmada a la cara ocultando su bochorno y pensó un: «¡Esa mujer no tiene vergüenza!»
—Oh, eso ni se pregunta, señorita. Por la buena acción de su novio y la suya, la casa invita. Igual por ser novios, en el día de hoy muchos establecimientos están haciendo descuentos especiales a las parejas.
—Amazing!!! ¿Lo ves? ¡Te lo dije!, ¡te saldrá barato!
—»Creo que esto fue mala idea…»
Tal vez una muy mala viendo lo aprovechada que era esa pequeña sabandija que tiene por Oficial o quizás si sea buena idea… ¿Quien sabe?

Parque abierto de Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 11:50 A.M (Mismo día)
—Vkusnooooo! —Feliz como una lombriz ella terminó con el último residuo de ese mega helado gigante de fresa con brownie que compró (son de los más famosos e innovadores en Japón) y no le importo ensuciar parte de su fino perfil.
—¿Por qué será que sueles elegir cosas tan caras? —En su lugar, él tenía un chococono de vainilla pequeño.
—¿No sabías que entre más delicioso sea el platillo es más caro? ¡Es un sacrificio que vale la pena!
—A costillas de mi sueldo.
—Of course!
Su amigo y jefe se vio vilmente atracado en su pobre bolsillo. Ni tenía ganas de comer.
Para ponerlos en contexto, nuestros protagonistas de este cuento se encontraban en un parque cercano, degustando de lo que sería el postre después de ese manjar de primera clase (auspiciado por Yuuri bajo la treta embaucadora de Vickytoria), esos precios casi le daban el infarto mortal al caballero. Y bueno, en estos momentos reposaban sobre el césped o hablaban de lo ocurrido.
—Ehhh~~~ no siempre puedo darme estos placeres con el dinero que gano. ¡Gracias! Eres un novio postizo muy adorable.
—¿Hasta cuando seguirás con eso? ¡Y no soy adorable!
—¡Vamos, es divertido! ¡El dueño del local dijo que hoy en muchos sitios están haciendo un descuento especial a las parejas sean casadas o no! —El dedo índice de esa descarada estaba por todo lo alto al explicar su punto—. Y te ahorraste mucho por fingir, tómalo como un incentivo a tu billetera.
—No me parece ético.
—Y si quisieras, fueras un príncipe precioso como mi Yuuki.
—¿Dirás amargado, recuerdas? —Se lo restregó nefasto y ella reía a sus anchas—. Retomando lo otro, me basta y sobra con tu listado de contrabando en las noches. Solo soy un pobre asalariado y mal pagado del gobierno.
—Tú ostentas un cargo mejor que el mio, ¡YUURI TACAÑO! ¡Y NO UNO, SON TRES! —Le sacó en cara lo de dirigir el F.E.G.I, la T.S.P.A o parte del FPJ.
—No soy tacaño, gasto lo indispensable. Yo no nací en cuna de oro. —En teoría era cierto, Vicky quiso pegarle por esa escueta referencia a su status social de casi zarina en Rusia.
—¡Yuuri amargado¡ ¡¿Porque eres así?! —Infló sus mofletes—, ¿esa es la forma en la que aspiras a tratar a tus parejas? Sí sigues así, quedarás solo.
—Ya te lo dije, soy un Oficial amargado. No tengo tiempo para helados o banalidades como esas.
—Ahora por eso, me quedo con «esto»
—¡Hey, eso es mío!
—¡Ya no lo es! ¡ No tienes tiempo para «banalidades» como los helados! —Le dio el mordisco a esa crema deliciosa y fría con mucha intención—. ¡Dayum! ¡Oye que banalidad tan deliciosa! ¿Quieres probar? —Allí fue muy infantil por estar encantada con el sabor.
—No gracias. —Soltó aburrido y enfurruñado.
Esa niña estaba haciendo lo que quisiera, lo tenía al borde de la locura y al verle su rostro lleno de pizcas de helado, sobre todo uno cercano a sus labios, hizo que premeditara mejor su jugada/venganza con su mejor cara de inocente.
—Oh, estás manchada.
—¿Dónde? ¿Dónde? —Su preocupación se manifestó algo apresurada pensado que fue en su vestido.
¡Cuán equivocada se encontraba!
Yuuri sostuvo el tierno mentón de la pequeña tomándola por sorpresa, y su pulgar rozó sin disimular esos labios rosados hasta llegar a la crema blanca, señalándole con propiedad y con voz cautivadora un: «Aquí»
Seguido de eso, ha retirarle ese minúsculo aperitivo, y la siguiente acción fue peor tras lamer lo que restaba en su dedo con mucha gracia.
—Tenías razón. —Sonrió atrayente por no decir algo descarado—. Es una «banalidad» deliciosa.
—Ahhh… ahmmmm… ¡Ujum! —Vicky quedó con una cara estrafalaria mucho mayor que la anterior.
Se devoró de un bocado el resto del chocono para no evidenciar el desajuste que eso le causó y por hacerlo muy rápido le dio un horriblísimo dolor de cabeza, además de atragantarse.
Yuuri en su travesura reservada dejó escapar su elegante sonrisa y mientras le daba golpecitos a la espalda de su pupila, ella se dio cuenta que lo hizo a propósito.
—¡¿Por qué hiciste eso?!
—Tú dijiste que probara el helado y eso hice. —Respondió neutral y sin demora alguna como si no rompiera un plato.
—¡¡¡Pero no así!!!
—¿Hmmm? No le vi nada de malo y te recuerdo que es normal que entre «parejas» se jueguen esas bromas, ¿no? Supuestamente somos «una» —La remató con esa carta. Vicky perdió el año—. Al menos mi ajuste de cuentas fue suave en comparación a lo que tú me hiciste aquella vez.
—Eso… no es cierto, ¡tramposo!
—¿Ah no te gusta cuando te devuelvo una cucharada de tu propia medicina , verdad? ¡Con eso quedamos a mano, «Amor»!
—¡Eres horrible, ya no eres mi amigo! ¡Jum! —Le dio la espalda muy enojada.
—¡Ja, ja, ja, ja!
—¡Y deja de reírte!
—Okay, lo siento… Pffff… ¡ja, ja, ja, ja! —Katsuki optó por no continuar con su broma, aunque fracasó en hacerle caso, no podía gozar de su seriedad con esa chiquilla actuando de esa manera tan berrinchuda y encantadora.
—¡Es en serio! ¡Ya bastaaa, tonto Yuuri! ¡Tonto! ¡Tonto! ¡Tonto!—Agotó su paciencia y le arremetió con manotazos a su persona. —¡No seas infantil!
—¿Y el pegarme por una broma no es infantil de tu parte? ¡Auchs! ¡Ja, ja, auchs! ¡Ya entendí!, ¡lo siento ja, ja, ja! ¡Hey, eso duele!, stop!! —Yuuri aparentó cubrirse, pero su radiante risa o el que se expresara tan abierto siguió colmándole la estratosfera a Vickytoria y ella más y más se desahogaba.
Por mucho que demostrara su irritación con sus cantaletas y desparpajos en contra del otro, en parte lo hacía para camuflar los sentimientos que desbordaba por las acciones inesperadas de Yuuri… Ya sea con sus bromas, diálogos o incluso lo de ahora, esa sonora y noble risa que pocas veces ha de mostrarle a ella y ni hablemos del roce que le dio él a sus labios, no pasó por desapercibido.
Claro, no negará que está algo contenta porque Yuuri le tenga confianza en revelarse así, más había un detalle con eso…Y era que Vicky desde hace varios días ya lo veía de manera distinta y eso no solo le causaba una gran revoltura o sonrojos por doquier. También temía de sí misma.
Dos minutos pasaron para que Vickytoria luciera calmada, con sus piernas recogidas bajo el manto de sus brazos, después de descargar sus rabietas en el otro y lucía distraída en ese detalle interno del cual no dejaba de pensar.
Era su temor.
El temor por todo lo que está viviendo al estar a solas con él, temor porque lo que este experimentando crezca a algo más grande y eso si sería un problema para su tierno corazón. Ella no está acostumbrada a dicha abruma pintoresca de colores rojos y rosados que representan el interés ingenuo, y digamos enamoradizo hacia alguien por primera vez en sus cortos dieciséis años de vida.
En este caso a un hombre adulto pero sabio en muchas vicisitudes, y que por sobretodo los mares encontrados en el mundo, era su «amigo»
¡Peor aún!, su amigo y «jefe»; lo que repercutió que su sentir fuese prohibido al ser menor de edad y su subordinada…¡Vaya problema!
—»Es solo tu amigo, Vicky… no pienses cosas raras»
Yuuri cauteloso, a unos cuantos centímetros separado de su lado, le dio su espacio para que se relajara. Al mirar el cielo, sentado en el verde césped ha de admitir que jamás pensó en ser demasiado osado o confianzudo con otra persona fuera de su rango habitual… Tampoco era el gran bromista y pese a ello, nunca se imaginó estar así o de cometer esos agasajos propios de la vida. Le sentaron muy bien y no se arrepentía, solo que ahora tiene un ataque de timidez tras meditarlo.
—»Katsuki, Vicky-san tiene razón, ya no eres un crío. ¡Compórtate!»—Sus actos lo abordaron pero esa curva sonriente no se alejaba.
Tales franquezas solo salían a flote puesto que Vicky es la única que ha visto su lado más noble como humano y que poco a poco, lo ha obligado a sacarlo de su baúl. Le era sencillo ser libre y olvidar lo que hay a su alrededor porque no le juzgaba pese a tener muchos espejos o enmendaduras que reflejan su austeridad o disonancia del resto.
Sin contar sus demonios internos del pasado.
¿Hará bien en seguir así?
¿Hará bien el sentir ese bienestar y ver que en menor medida, ella le corresponda aun si no pareciere?
¿Hará bien el pasarse por la faja el sistema, lo que piense la sociedad con sus prejuicios y ser honesto consigo mismo ante el amor que desbordaba por Vickytoria?
Esas y muchas más, son preguntas que lo tienen a la deriva.
Quizás, se tomará su tiempo y no se lanzará del todo al agua, quizás ahora solo quiere vivir a cabalidad estos instantes simples y preciados con la joven de ojos azules que cautivó su alma. Lo que sí tenía claro era, que si él pretendía tener una excelente relación, debía culminar un par de pendientes, dentro de ellos… Sus disculpas.
Algo que en sí, le debe desde hace semanas.
Respiró profundo y tomó una actitud inusual, una dócil, tal vez más nerviosa que de costumbre al sudar frío (no es que hiciera este tipo de pedidos a diario) y esperaba no equivocarse.
—Vicky-san… —Al nombrarle fue cuidadoso, ha cautivado a la pequeña de hebras plateadas, Yuuri redujo totalmente la distancia entre ellos apegándose a su lado y sin dejar de mirarle se acomodó. —¿Tú…y yo? ¿Realmente qué somos?
—¿Eh…? —Su despiste al mirarle la dejo desconectada y ruborizada pensando cualquier disparate adelantado en su cabeza. Claro, Yuuri aclaró su bienaventurada pregunta.
—¿Sigo siendo solo tu jefe o sigues enojada conmigo?
—P-pues l-lo de… siempre. —Tartamudeó un poco quedando rojísima.
—¿Con «lo de siempre» te refieres a que me consideras tu amigo después de todo? —Se alegró con ese tenue sonrojo en su rostro y expresión amable.
Bueno, ya lo sabia por lo que le dijo el día del operativo, pero quería reafirmarlo para sentirse aliviado y ver que su esfuerzo por enmendar sus errores, dio muchos frutos.
—¿Sigo siendo tu amigo?
—»Yo…pensé que él…¡Ok, cerebro, deja de sugestionarte a los hechos!»—Se masculló eso para ella. seguidamente, en voz audible aunque algo temblorosa le dio respuesta con insistencia—. ¿A q-q-qué viene eso? ¡Y-y-ya somos amigos hace tiempo! No dejaría de ser tu amiga… Aunque me hagas enojar.
—Es que… lo digo por lo de hace unos momentos…
—Nada que un buen peluchazo en tu nariz no arregle. —Le miró con una pantomima furiosa—. Y de tenerlo, lo haría.
—¿Y lo de hace unos días? —Yuuri fue directo, Vickytoria notó su cambio en su semblante, ya no veía al Yuuri bromista de hace unos minutos…
Solo era Yuuri, el muchacho sereno, tímido y resguardado de siempre y ese «Yuuri» necesitaba confirmar que lo que estaba oyendo no fuese un sueño o alucinaciones suyas.
—Yo… soy consciente que fui bastante negligente o egoísta contigo y por más que los chicos o mi sobrino me ayuden, soy yo quien debo hacerlo. —Vicky no comprendió hasta hacer memoria de lo que platicó cierto día con la Capitana y confirmó su noción.
《 « Al no saberse relacionar con el resto de personas, no se da cuenta de las cosas que comete más que todo por ese carácter seco, aislado o hermético que él tiene. Fuera de su papel de Oficial, Katsu es un muchacho sencillo como tímido y una vez que reflexione o le des su tiempo, de alguna forma, buscará sorprenderte. Dale tiempo, Catire «》
—«¿Acaso se está disculpando?»
Vicky tenía un bonito brillo en su iris azul al caer en cuenta de su percepción. Yuuri sabía cómo dejarle pasmada. El que tuviese esa intención ya era suficiente para ella.
—Sobre eso no te preocupes…Yuu. —Apoyó su palma encima de su hombro para darle un confort y prosiguió—. De hecho ya lo había olvidado. Con el tiempo comprendí que eres así. —Vicky fue muy franca y apacible tras asegurarle eso, ella no quería que se creara más lagunas o presiones de las que tiene en su cabeza, le bastaba y sobraba con sus propios males como jefe de mando o de tío/padre soltero de un pequeño genio violinista.
—Igual, yo…yo necesito pedirte… disculpas. —Lo dijo aun en su estado más ansioso al tomarle ambas manos, lo ha hecho…
Sin rodeos, mencionó la palabra bandera que tanto le había costado aflorar y ahora que el destino le brindó esa oportunidad de estar con ella, no lo piensa desperdiciar.
—Lamento mucho todos los malos entendidos, los desplantes y corajes que te causé… yo… lo siento, Vicky-san…
Yuuri se liberó de aquellos grilletes que enmudecen su valor y sin dejar de apreciar esos azulejos de su iris marrón le profesaba mil y un disculpas por cada acción inconsciente que cometió.
«Un disculpas» por anteponer su trabajo y palabra antes de informarle sobre cualquier cambio.
«Un disculpas» por haberle dejado sola cuando más le necesitaba en sus orientaciones.
«Un disculpas» por hacerle creer en su cabecita que la había hecho a un lado cuando no era así.
«Un disculpas» por esto, «un disculpas» por aquello…Esa palabra de nueve letras la mantuvo su presencia en cada oración.
—Yuu..Yuuri de… de verdad, todo esta bien…
—Pero… esta en mi en querer esto… de no hacerlo, me sentiré con mi conciencia perturbada, escúchame por favor.
Su determinación no tenía límites y Vicky perdió la cuenta entre ese mar de excusas dados por el joven timorato de cabellos negros que tiene frente a ella. Le habló de todo y de lo mal que se sintió días después al no saber cómo o qué hacer para reparar sus baches o caídas, se sintió un completo idiota cuando no encontraba los espacios adecuados.
Yuuri de la manera más tímida y sencilla en su hablar la supo conmover y de paso ganarse un fuerte espacio en los sentimientos de la muchacha ya que en su lenguaje le daba entender lo importante que era conservar su amistad para él o eso creía ella.
—Yo… ahamm…—Liberó las manos ajenas de las suyas al percatarse de su indiscreción, al tiempo que cobró compostura sobre sí mismo o que apoyaba su cabeza sobre sus rodillas. Necesitaba tranquilizar sus ansias—. Yo sé que no soy el ser más elocuente del mundo y que mis excusas son demasiado simples, mas puedo jurarte que mis intenciones son… reales.
—Eres… muy terco, ¿sabías? —Lo expresó sin tanto pensar.
—Lo soy. —Le dio la razón—. Soy un necio y cabezadura, peor que tú, pequeña Зайка…
—Mmmm… pero es bueno que pienses en mejorar ese aspecto, señor cuadriculado. —Su observación era franca y para nada desatinada, Yuuri lo sabía—. Los demás no serán tan altruistas como tus amigos o como yo y de seguir así, debes cambiar. —Lo regaño con un lindo mohín en sus labios
—Entiendo…—Yuuri pensó que él era muy afortunado en que Vicky gozara de esa cualidad noble y olvidadiza de su padre—. Otra persona en tu lugar no volvería a dirigirme la palabra y sí te soy honesto, me sentiría muy triste si dejases de hablarme y ahora más porque tú…
—¿Eh? ¿Yo que?
—Ahammm… porque tú eres…—Le ganó el miedo y en el último segundo, prefirió optar por su plan original—. Eres una amiga muy importante para mí… y no suelo mentir con ello.
Ciertamente es una gran amiga, pero era una verdad a medias puesto que él mismo comprendía que su apreciación para con Vicky ya rebasó los niveles de amistad hace años…
Lo de él era amor.
Estaba perdidamente enamorado, y de apoco su corazón lo va asimilando.
—Este año he tenido una series de cambios gracias a tus disparates.
—¡Oye! ¡Eso no fue amable!
—Estoy siendo amable, eres la única subordinada que ha tenido el privilegio de encararme con tal desatino en sus opiniones y salir ilesa, considérate halagada. Solo Yuuki era capaz de hacerlo.—Lo dijo con pícara treta, pero Vicky sabía que su sinceridad era genuina—. Desde el momento en que me expresaste que debo de ser abierto conmigo mismo, con los demás, o mis emociones, lo he puesto en práctica. Tal vez no de la forma fugaz que muchos esperaban, pero lo intento.
—Una cosa de esas no se da de la noche a la mañana, es cuestión de tiempo y de tenerte paciencia, ¿no? —Vicky fue sencilla en su ingenua respuesta.
—¿Lo ves? a eso me refiero, eres… diferente.
Sus amigos han intentado hacerlo en variadas ocasiones y no pudieron, porque Yuuri imponía muchas de sus barreras al verlo como su superior, y ellos; pese a que le apoyaban, no lo sacaban de su zona de confort.
—Tú… tú fuiste la excepción. Tú no te rendiste, te dio igual que fuera tu jefe o que te gane en edad, gracias a eso me encuentro mejorando muchos puntos negativos en mi.
—¿Y qué me dices de la Capitana Dos Santos? Ella… hace lo mismo.—Vicky no creía esa estima tan alta o quizás sí la tenía clara, independientemente de que se sentía con los nervios alterados o que su lengua picosa no pudiera evitar ese ruidillo que atosigaba su existencia—. Te conoce muy a fondo y es bastante expresiva contigo.
—Y Dos Santos con todo lo expresiva que es, nunca pasaba más allá de sus límites cuando pongo mi muro de contención.
—Pero yo… pensé que tú… y ella… ustedes… bueno…—Acá se puso demasiado roja, no quería ser entrometida y Yuuri inquirió a donde iba su pregunta.
Él negó lentamente diciendo que el vínculo entre ellos no es más que el de una fina camaradería profesional. De hecho… Se lanzó al pozo de las penumbras tras contarle su pasado escabroso viendo que ella al andar de oreja imprudente se había enterado del prontuario fatalista del japonés con la bebida.
—Esa noche todos estábamos borrachos. —El rojo en su rostro fue extremo hallándose minúsculo. Necesitaba dejarle en claro que la Capitana Dos Santos es solo es una colega, y que no tiene los alcances que Vicky ha logrado con él—. Tanto Alessia c-c-como yo somos pésimos con el licor, y gran parte de ese desliz entre nosotros, la tuvo el infeliz de mi Sensei, porque al señor «soy perfecto Nikiforov» le pareció muy buena idea que yo… Perdiera mi… B-bueno… «eso», ahamm… ¿Tú… me entiendes?, con alguien experimentado, para que no tuviera problema alguno en las misiones donde fuera de infiltrado o debiera recurrir a «esto» como última opción para sacar información primordial en los carteles del narcotráfico y en grupos terroristas.
—Ok, comprendo…—Vicky, ni se inmuto por los insultos flojos de Yuuri a su papá. De estar vivo, ella le apoyaría llamándole «anciano decrépito y sin pelo» Además, que buscaba la forma de que al muchacho no le diese una crisis existencial por tocar algo tan delicado de su vida íntima—. Ya me quedó claro que mi padre fue un libertino en cuanto a sus métodos de enseñanza.
—Ni que lo digas, para mi fue una tragedia el tener relaciones de ese modo. Recién cumplía mis dieciocho y en esa época era mucho más reservado de un cura, que ahora.
No le daba la cara a Vickytoria, prefirió dejarla enterrada sobre sus rodillas, mas ella veía que el rojo de sus orejas no desaparecía. Pobre hombre, se puso fatal.
Pero a ciencia cierta, le resultó muy curioso que a medida que Yuuri se confesara, despojara ese mal interno que llevaba por dentro como si fuese un niño consentido.
Actitudes que le hacen rememorar un poco al Yuuri gordito adolescente que conoció de niña, ella lo dejó ser…
—Recuerdo que en medio de eso, Leo, Phi, Chris y Ale con el pasar de los días debieron ayudar a Andrei para que yo le regresara mis respetos o el habla.
—¿Y tío Kou no hizo nada al respecto con papá?—preguntó inocente la niña con boca de corazón al parpadear con chiste—. ¿No lo sé? ¿Regañarlo? Él solía ser muy correcto.
—¿Nii-san?
Ahora sí le devolvió la vista, solo que con una careta de mal genio y puchero a bordo. Vicky debió contener su risa, ya se estaba divirtiendo.
—Ese zorro sinvergüenza… ¡Solo se reía con sus prácticidades diciéndome cosas con doble sentido de mi situación o cuando hacía mis misiones de espionaje porque me tocaba recurrir al alcohol y fue algo de lo cual no estoy muy orgulloso. ¡No te fíes bajo la fachada diplomática de ese canalla!
—»Wow! Pagaría por ver las prácticidades de tío Kou a Yuu, aunque… Creo que mi comentario en vez de calmarlo lo empeoró»… —Vicky caviló por interno con su gota escurridiza recorriéndole la frente.
Obviamente, Yuuri por respeto omitió los comentarios de Kouji. ¡Ese!, el amargado de mala sangre que tuvo por hermano y que no le perdonará su maldad infinita. Vicky a raíz de esto dedujo un par cosas.
La primera: que nunca espero el que Yuuri se sincerara con ella en temáticas tan privadas o que recriminara de ese modo tan suelto de lengua como infantil en contra de su hermano y su padre (poniéndose en su lugar haría lo mismo)
la segunda: de que su papá era un calvo rufián de grandes ligas al igual que el tirano de su tío.
Y la tercera como la más importante era, de que su neblina con respecto a la situación de Yuuri con Ale término de difuminarse, dándole una sobrada luz y calor a su pecho.
Lo traduciremos como el fin definitivo de los leves «celos» infantiles en su contra y cuando la viese, querrá disculparse.
—Yo… Yo… No tuve valor para hablarle a Ale por mucho tiempo por lo que pasó, ella ya era aventajada en esos temas… y supo comprender eso al no tocar más ese punto. Los chicos de vez en cuando lo sacan a flote solo por molestarme. De allí en fuera, jamás me dejó de ver como un hermano menor o como una colega. Sin embargo con todo lo que te he comentado, nunca pude tener esas libertades de hacer locuras que no pasaran por mi cabeza o de verme en situaciones a las que no me acostumbre de no ser por ti, por tu insistencia y paciencia. Yo… Debo darte las gracias…—Le sonrió al terminar de desahogarse.—¡Gracias por ser mi…amiga…! ¡Una muy especial para mi y para Yuuki! ¡Para ambos!
—Ham…Yuu…ri…—Una bella calidez la rodeó tras lo último dejándole muy anonadada pues en cierto modo se sintió importante, no era cualquier sujeto o persona, ella era importante para Yuuri… «Su Yuuri»
¡Lo era!
—Espero seguir siendo a parte de tu jefe, un… buen amigo para tí.
La rusa se llevó sus manos a la boca conteniendo sus temblores y repentinamente le abrazó intrigándolo o tumbándolo al suelo. No le daba su rostro juvenil enrojecido al protegerlo en el pecho ajeno y tampoco lo soltaba.
—No… ¿No me mientes?—Su voz era suave a contrario de su abrazo que se fortalecía. A oídos de Yuuri le pareció frágil la forma en la que ella le pedía esa dulce afirmación en sus caprichos—, ¿de verdad no me mientes?
—Vickytoria… —Ella en lentitud levantó su perfil para dar con aquellos ojos envinados al tiempo que Yuuri se sentaba o que también la ayudara a acomodarse sobre de él—. Jamás podría mentirte y menos si me miras de esa forma con esos zafiros. —Le acicaló ese rebelde mechón como es su obstinada costumbre.
El brillo en el iris de Vicky se agrandó hasta decir no más y Yuuri cerró su enunciado con una simpática pregunta, la cual esperaba que su respuesta fuese positiva.
—Alors… Voulez-vous pardonner à ce monsieur ses péchés et redevenir mon ami, belle dame?
—»Él es están»…
Entendió por completo su fraseo y no tardó en darle a conocer su sentir.
—M-mas te vale que lo que me digas sea cierto, porque si resulta ser mentira lo que me dijiste o, o, o si me vuelves a dejar p-p-plantada…¡Dejarás de ser mi amigo y no te lo perdonaré! —En su exigencia intentaba no llorar—. ¡M-m-me iré muy, muy, muy lejos y aun si Yuuki o mi abuelo te ayuden, no me pienso retractar! ¡Puedes apostarlo!—Y giró su rostro ruborizado a otro lado aguantando ese escozor por querer lagrimear al sentirse así, de inmediato Yuuri la obligó a observarlo sin mucha presión.
—D’accord, mademoiselle. Es una promesa. —Continuó con sus dejos amables y galanes para con ella, esa mujer terminó cediendo ante la carga y procedió a abrazarlo como una excusa para que él no le notase su estado conmovido.
Yuuri no insistió, ni comentó apelaciones de más, se dejo hacer de ella lo que quisiera al corresponderle de la misma forma y regodeó de felicidad, pues hoy fue un gran día.
Oh, es precioso ver como ese par al final arreglaron todas sus diferencias , (por ahora amistosas) pero estamos en Japón, país donde la reserva es el pan de cada día, y dos muchachos así de ensimismados, juntos en un parque abierto, a la luz de muchas personas, en un siete de Julio, se prestaría para malos entendidos.
—¡Mami!, ¡Papi, miren! ¡Es la pareja de novios del otro día en el parque!
—Nani?! / What?!—Yuuri y Vicky se erizaron al tiempo que quedaron de piedra.
El karma a esos dos los sigue y recién rompieron su burbuja de lo concentrados que estaban.
—¡Y ya no se pelean!
—Oye, es cierto cariño, mira como se ven de tiernos.
—¿Cómo no?, con esa pedida de mano que el muchacho hizo la vez pasada ¿Así quien no estaría contento?, me recuerda a cuando yo te propuse matrimonio, ¿Recuerdas amor?
Algunos transeúntes, muy pocos, se hallaban encantados por la forma tan bonita y natural de ver a esos tórtolos el uno con en el otro y por supuesto, al darse cuenta de la forma en cómo se dieron las cosas, los oficiales de civil pegaron un brinco poniéndose de pie, hicieron una reverencia atropellada y salieron corriendo.
—Ahhh~ el amor, el amor está en el aire, cariño. —Dijo el señor, su esposa asintió.
Zorro y Coneja quienes huían lo más lejos posible de ahí, se habían evaporado del lugar hasta llegar a otra zona recreativa. Con ella en la banca y el reclinado sobre ese poste de luz, tomaron mucho aire y pasaban el bochorno de sus vidas.
—¡Qué… vergüenza! —Su resignación se vio perpetuada en todo su ser con la mano en su pecho agitado y lentes desajustados—. Creo que la vida nunca dejará de martirizarme con lo del parque.
—No te quejes, lo tuyo con los Yakuzas fue peor y no me ves dramatizando. —Se la aplicó y su compañero pagó el plato quedando muy sonrojado—. Esa carita me dice que lo que digo es cierto.
—¡Claro que no!

—Me… las vas a pagar mañana en la noche. —Más que una sentencia, fue un desquite ahogado.
—Está en veremos.—No obstante lo desafió y Yuuri estaba contento. Vicky igual.
Ambos se encontraban contentos y se contemplaron cómplices por lo que hablaron, por las fechorías, por todo lo hecho en un par de horas y porque no lo hicieron solos, estaban juntos. Lo mejor fue su revalidada amistad y la nueva simpatía alcanzada.
—Ahhh~~ eso fue muy entretenido, no pensé que me fuera a pasar algo así o que tú te dejarás arrastrar—. Al reposar, movía un poco sus piernas tras hacer ese pique monumental, recién Vicky empezaba a recrearse—. Aunque… He de suponer que… el juego se terminó por hoy y que ya te irás a casa. —El sonreír de esa muchacha mirando a las personas caminar fue algo endeble y no quería encerrarse a su academia, más era consciente del ajetreo que le ha hecho pasar al pobre de Yuuri desde que se lo encontró por casualidad en su camino.
Por cuenta del mayor, pudo acaecer el pequeño expresar en ella, si lo pensaba él también se había divertido (aun y con todos cabreos o chantajes del inicio) lo que ha generado una última salida de nobleza.
—No…necesariamente.
—¿Uhm? ¿No… no comprendo?
Él suspiro por ese despiste, a poco rato se reclinó casual usando el poste como base, guardo ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón y ha de prorrogar su idea.
—Ya que estamos aquí y no tenemos más nada que hacer, ¿qué te parece si hago lo que tu quieras solo por hoy?
—¡¿Hablas en serio?! —Sus ojitos de conejito curioso, su carita y gestos fueron incrédulos como adorables.
—¡No bromeo! —Descartó toda duda—. Tómalo como una disculpa extra de tu superior.
—¡Omg! ¡¿y, y, y, puedo pedir lo que yo quiera?! —Aplaudía y daba brinquitos emocionada.
—Lo que quieras.
—¿Todo lo que yo quiera, sin quejarte, sin molestarte o amargarte para cumplirlo?
—Vickytoria…
Ya parecía una niña chiquita con sus orejas de liebre y cola de algodón al revolotear de un lado a otro en el aire, Yuuri eso lo vio venir
—¡Ok…ok, ok, ok, Okay! ¡Necesitaba confirmarlo! ¡¡¡¡Eres amazing Yuuuu!!!! ¡Gracias!, ¡gracias!, ¡gracias!
—¡¿Espera?!
Esa escandalosa se le lanzó encima de un brinco y casi tacleandolo, Yuuri pudo contenerla a tiempo, le regañó por eso pero fue inútil, pues esta ni le escuchaba y solo hablaba como una lora de imaginar todo lo que haría estando con él, de los lugares que visitará, de todo lo que comerá y de las exigencias que le pedirá porque se lo prometió, pese a que la idea original de estar con sus camaradas era lo previsto, este cambio de última hora fue muchísimo mejor. Yuuri sintió una resignación tremenda con ese carácter tan voluble en Vickytoria,
—¡¡¡Vicky-san!!! ¡Deja de abrazarme!, ¡estamos en p-público!, ¡nos están mirando!, ¡compórtate!
—Het!—Fue caprichosa al tiempo que juntaba su cachete con el ajeno de muy buena gana porque así era ella—. ¡Que nos vean!, ¡dijiste que podía hacer lo que yo quisiera, y eso hago, estoy abrazando a mi amigo y no puedes quejarte porque estamos de civil. —Le ganó, en ese momento le tomó con ambas manos el perfil ajeno dejándolo acartonado—. Si realmente quieres que te perdone, debes cumplir la condición que tú mismo te impusiste.
—»Ahhh, eso me pasa por boca floja y ser complaciente con esta niña»… —Se flageló mentalmente y su escalofrío lo desahucio. Después habló en voz desganada—. ¿Por qué presiento que me puse la soga al cuello?
—¡Ánimos Yuuri! ¡Nuestra cita será divertida!
—¿Nuestra… cita? —Su cabeza explotó, ella asintió super feliz y cerró todo al sujetar su mano para jalarlo a remolque.
—Дa!, ¿O acaso has visto que una cita sea con más de dos personas? a menos que fuese una cita doble, claro está. —Fue bromista en su inocencia ya que solo lo tomaba por el lado amistoso, más Vickytoria no sabía todo el peso que acarreaban sus fraseos para Yuuri—. Ahora que ya es una cita de verdad porque me invitaste, con más razón deberemos fingir que somos novios si no quieres que tu bolsillo salga quebrado para que aproveches las promociones, zorrito amargado. ¡CAMINA! ¡TENEMOS MUUUUUUCHAS COSAS POR HACER! ¡YEAHH! —y de la nada se le dio por correr llevándose al otro en la marcha
—«Así que… ¿Una cita?»—Lo escaneaba en medio de sus ansias.
Mientras el tiempo pasaba sobre el andén y sin soltar el toque tierno que Vickytoria le instauraba cuando corrían con premura, él trataba de hacer memoria de cuando ha realizado algo como esto…
Lo pensaba, lo estudiaba, concluyó que nunca. Las veces anteriores no contaban puesto que fueron hechas en su labor de Oficial infiltrado e incluso después en una época de su vida donde era convulsionada y depresiva al punto de no acordarse de muchos sucesos una vez que recuperó sus carriles al tomar sus terapias.
Sería la primera vez que estando consciente, se daba así mismo esa clase de chanzas y con la persona que en secreto adoraba con su alma.
—»Creo que… Será interesante…»— Una línea curva en la comisura de sus labios se formó.
En verdad, que el tiempo sería poco, y quisiera alargar el día lo más que pudiera, no obstante, ese rayo de esperanza y color lo aprovechará como si no tuviese un mañana, retendrá ese ser que emana luz o ternura infinita a su lado y que espera recrear muchos recuerdo, unos nuevos en su mente y corazón para añorarlos en su propio oasis sentimental.
¡Lo será!
¡Esa cita se convertirá en lo más inolvidable que vivirá!

T.S.P.A de Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 2:40 P.M (Mismo día)
Fuera de todos los episodios que nunca hubo solicitado en ese nuevo telón, se halló en un campo abierto de juegos, comedia, infortunios, peticiones, aperitivos, caprichos y demás. Shibuya al ser un lugar exótico por excelencia dispone de sitios temáticos, mall centers y otras ubicaciones específicas para el ocio y la diversión. Vicky no perdió el tiempo y se tomó muy en serio lo de disfrutar el recorrido, al pasar por el cruce que hay delante de la estación, el llamado Scramble Kousaten obligaba al T.C a tomarse fotos con ella en cualquier esquina sea fuera o dentro de los establecimientos.
Vicky irradiaba un gran carisma y llamaba mucho la atención en los shibuyenses o gente no originaria de allí, sabiendo que el contexto predominante en belleza son las Gyaru. Obviamente, al ser una linda extranjera de tierras lejanas los hombres le caerían como lobos al acecho cuando la veía sola en algun monumento especial, por ejemplo en la Plaza Hachikō.
La vestimenta tan propia, juvenil, clasista y japonesa portada en una rusa de hebras platinadas los tenía locos, aunque no por mucho.
—Ehhh I’m sorry. I don’t speak Japanese very well. —Vicky en sus despistes no sabía cómo ayudarles y mucho menos les entendía ese japonés tan atropellado ya que eran demasiados—. Sorry, Gomen and…¿Eh? ¿Yuuri? —Más ella logró divisar a su amigo detrás de los muchachos que le rodeaban.
Ese hombre con su aura de zorro jugado, que había entendido los coqueteos descarados, y que regresaba con el aperitivo que su acompañante le pidió, se acercó con imponencia premeditada a marcar territorio, no por malo, él no era quien para estar reclamando cosas, solo no le agradaba que gente sin escrúpulos se quiera aprovechar de una linda señorita como Vickytoria.
—Aquí tienes, cariño. Disculpa la demora. —Cuando le expresó ese «cariño» disimulado, neutral pero sereno de su voz, fue una simple «advertencia al aire» para esos embaucadores de quinta.
—Menos mal y llegaste, estos señores me preguntaban por algo, pero no entiendo su japonés, ¿Puedes ayudarles? ¡Waaa, se ve amazing! —Vicky fue muy ingenua y entusiasta al tiempo que comía su rico kebap.
—¿Monday ga aru? —Su próxima jugada fue hacia ellos en su idioma.
La mirada aparentemente formal o en la manera tan sutil en que le rodeo con su brazo al preguntarles directamente ha hecho que esos hombres sintieran el verdadero terror espectral en su existencia y hasta les cambió el color cuando le pillaron la placa o él que se diera cuenta de su indiscreción.
Yuuri alzó su ceja esperando alguna acción, les comentó con esa sonrisa discreta y en japonés que de verlos otra vez no dudará en llevarlos a un Koban por acoso y los hombres solitos se escamaron diciéndole un par de cosas o disculpas, la retirada de aquel terreno fue bien vista,
A la conejita perdida en sus laureles con este aperitivo, le quedó sonando someramente ese «cariño» del inicio frente a los demás, y le dialogó sobre ello.
—Para nada, solo vi prudente llamarte así, porque tu misma dijiste que debíamos aparentar, ¿no?
—¡Ups!, ¡es cierto, tienes razón! —Cayó en cuenta la de boca de corazón al reírse.
Yuuri negaba pero al menos sabía cómo colarse de posibles interrogantes con esa actitud fresquísima en ella.
—Ah, se me olvidaba, ¿Quieres un poco? ¡Anda, di «aaaaaa»!
—Esta vez pasó Vicky, me encuentro lleno. —Mintió, sintió vergüenza con esos guiños fraternales y repentinos en ella para con él estando en público, por otra parte la chica le hizo un bonito puchero por rechazarlo. Él continuó cambiando inteligentemente la marea—. Comes mucho para ser un conejito pequeño.
—¡No soy pequeña pero soy una señorita en crecimiento! ¡Y en la academia no hay cosas tan ricas porque tío Yakov es muy estricto con el menú, al igual que «alguien» que conozco con sus clases! Debo aprovechar!¡Ñam! —El bocado que dio hizo combustión de sabores en su paladar—. Vkusnooo!
—»¿Eso…eso fue una queja indirecta conmigo?»… —La gota en su sien no mentía.
—¡OMG!, ¡Mira! ¡Mira! ¡Mira!, ¡Vayamos allá, Yuu!. ¡El último en llegar paga todo!
—¡¿Ahhh?! ¡Vicky-san! ¡Espérame, eso no se vale!
Cambiamos de sitio, a ciencia cierta Shibuya ha conseguido una fuerte popularidad entre los jóvenes y las parejas cuando se trata de ir a centros comerciales. Vicky había leído algo sobre Mall center más famoso de ellos y es el llamado «Shibuya 109°» (o Ichimarukyū). Este centro comercial es muy famoso por ser uno de los promotores de la moda en cuanto aranceles, ropa, marcas o todo lo que se vea estéticamente bonito marcándolo como el número uno en los patrones de lo «in» para toda Asia. Solo que ahora estaban en un punto fijo cumpliendo una pequeña misión de último minuto
—¡Yuuuuiu~ri! ¡Rápido! ¡Por aquí!, ¡mira! ¡Eso también le gustará mucho mi mini-príncipe!—Apuntaba a muchos estuches personalizados de superhéroes u accesorios para cuidar el violín del pequeño
—¡Da-dame! ¡Haaaaa…! ¡Un, un, un! ¡Haaaa…! ¡Un respiro mujer! ¡No puedo con todas las bolsas! ¡Whoah!
Suspiró rendido, y se dejó caer con todo y peso muerto al suelo. Algo que sí dejó perplejo a Yuuri fue que él se preparó psicológicamente para llorar por su bolsillo, y si, ha gastado en comida, bisutería pequeñas, lo habitual si te encuentras en unas de las tantas ferias internas del Shibuya 109° y teniendo como ventaja eso de jugar a ser una bonita pareja. (bajo la batuta descarrilada de la coneja traviesa) el desangre de Yenes no fue tan profundo como pensó. Lo que no esperó era el que Vicky fuese condescendiente en sus pedidos y que todo lo comprado fuera para su sobrinito.
Esa Oficial tal vez ni lo sepa, pero con eso se ha ganado demasiados puntos en el corazón cuadriculado de Yuuri cuando se trataba de su ser mas preciado.
—¡Vamos! ¡El tiempo apremia!
—Pero…
—Yuuki regresará pronto, tú me has dicho que le ha ido muy bien en su gira y como su tío, ¡debes recibirlo con muchos regalos y consentirlo por ser buen niño! ¡Yo también haré lo propio, así que camina!
—¿O-ok?—»ko-kowaiyo…»
Un miedo profundo sintió con ese dedo autoritario apuntando a su rostro
En dicho lugar no solo cubrían los departamentos de estética, había de todo y justo en el instante que ella se desvió….
—¡¡¡Oh por Dios, son conejitos!!!! —Salió disparada de ahí con esa aura rosada infantil, habían muchos animales (reales no de peluche) estéticos, pequeños, grandes, con cortes bien cuidados además de verse divinos, pero a Vicky la enloquecieron sus «tocayos», de no experimentar lo que se sentía tener a uno en sus brazos, nunca lo sabrá—. ¡Y son tan pequeños, suavecitos y esponjaditos! ¡Awww, me muero~!—Los corazoncitos o brillantinas pululaban sobre su eje y cada tanto chocaba rozaba su nariz con esa cosita peluda.
Entre otras cosas, su tía, doña Cruelaforova nunca la dejo tener mas mascotas, apurado pudo retener a Makkachin consigo porque su abuelo no permitió que ella lo regalara a la perrera municipal una vez que Andrei falleció.
—¿No que no te gustan los conejos, zanahorias? Ese en lo personal se parece a ti. —¡Y era cierto!, la criaturita blanca tenía un mechón a un lado igualito al de ella y sus ojitos eran azules. Vicky se malhumoró con esa comparación.
—¡No soy conejito!
—¡Te gustan!
—¡Pero igual, no soy conejito!, ¡el que me gusten no te da derecho de decirme así y…! ¡¿Ahhh?! ¡Oyee! ¡¿Espera amiguito?! —El pilluelo salto muy alto dando hacia Yuuri en protesta, y no sabemos cómo, pero…
Sfx: ¡Paff!
Logró tumbar al T.C en su descuido con todo y compras cayéndole encima. Al parecer no le agradó que molestara a esa bonita humana.
El pequeño conejito regresó al regazo de Vicky y se acomodó encantado al ser acariciado. Yuuri, perplejo e incrédulo por lo que acaba de pasar, prefirió no hacerle más tretas a Vicky mientras tuviera a ese mini-vándalo roedor, doble suyo, y de color blanco a su costado.
Un tanto más alejado, contemplaba al resto de animales y los que más llamaron su atención eran los perros sobre todo los caniches parecidos a Makkachin tamaño gigante o de Bolsillo. Yuuri estaba sosegado y no se dio cuenta en qué momento Vicky ya estaba a su lado.
—Seria genial que Yuuki tuviese una mascota, ¿no crees? —Le comentó en confianza sin dejar de mirar a esos preciosos perritos o de seguir sosteniendo al conejito.
—¿Lo ves viable?
—¿Bromeas?, ¿no has visto cómo Juega con Makkachin o Poyta, el gatito de Yura? ¡Mi niño, tiene libros sobre animales por montón, eso sería un gran regalo de tu parte, ¡piénsalo! ¡Una mascota le dará mucha compañía! —Acabó con encanto en sus palabras…
A Yuuri le sonaba la idea y quizás cualquier día, más no por ahora, lo haga. El agradeció su gesto y Vicky asintió con delicadeza.
Meditaba en el tiempo que ha estado comprando todos los regalos extravagantes con Vicky, aún no ha pedido un solo obsequio para sí misma delegando cada detalle hacia Yuuki. Esa acción volvió a contentarlo.
—Vicky San, y… ¿Que me dices de tí?— Fue sincero.
—¿Eh? ¿De mí?
—¿No Piensas pedir algo para ti? —Le cuestionó mientras acicalaba a ese conejito que ella tenía sobre sus brazos—. Recuerda que hoy puedes pedirme lo que desees. Estoy en tus manos.
—Descuida Yuu… Igual desde el inicio no tenía pensado comprar cosas para mí cuando esto se me ocurrió. Es que…Yuuki siempre me ayuda o me sorprende con sus ideas y dejos bonitos, también hace lo mismo contigo y más cuando estás en grandes líos conmigo… Es justo que le entregaramos algo, ¿no te parece algo dulce? —Le sugirió y hasta insistió con otra idea—. ¡Es más!, ¡Soy capaz de poner gran parte de mi sueldo para alivianar tu billetera!
—Vickytoria…—La exclamación suave como expresión en Yuuri fueron únicas.
—El pequeño se lo merece, ¿qué mejor forma de premiarlo que su tío y su señorita consentidora le den todo lo que le gusta? ¿Que dices? —Guiñó muy pícara su ojo izquierdo en post de convencerlo. — ¿Aceptas?
—Si tú insistes…—Terminó asumiendo su trato. —Aunque… he de repetir de que si quieres, yo… puedo comprarte algo.
—Me conformo con comer muy rico, tomarme muchas fotos en esos lugares que me has mostrado o divertirme todo lo que quiera a tu lado en nuestra cita amistosa y eso estoy haciendo, Yuu~ri. ¡Puedes apostarlo, cariño!— Su viejo ademán de simular un revólver con sus dedos le apuntó a su nariz el travieso «bang»
Uno mudo que ella nunca dejaba de hacer y su pícaro guiño de ojo acabó con todo alegato en el mayor.
Lo silenció y coloreó sus malares de un tono carmesí en la manera mas linda y ocurrente que se le pudo pasar por su franca cabeza. Esa respuesta, finalmente le encantó permitiéndole descubrir el lado más amoroso de Vicky para con su sobrino, ¿Y por qué no? Con él…

En alguna plazoleta temática en Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 4:30 P.M (Mismo día)
La tarde brillante y calurosa sobre Shibuya seguía en descenso, los chicos después de esa parada obligada en el mall center continuaron con su recorrido no antes de haber pagado las seis bolsas repletas de regalos que Vicky le sugirió/obligó a comprar.
Que en realidad eran diez pero Yuuri debió hacer un exhaustivo reparo con lupa sobre lo que necesitaría o no su sobrino y que éste solicitara el servicio de entrega a domicilio para el día siguiente puesto que no podía pasear a la hiperactiva señorita como tener esas bolsas al mismo tiempo.
En concreto, fueron a más lugares y vieron hermosos espectáculos culturales de los cuales Vicky, quedó maravillada con la mística ancestral de japón, y sin dejar de abrazar a Yuuri como sí fuese un oso de peluche al comentarle como un lorito lo mínimo.
Yuuri era más recatado por su naturaleza. Sin embargo, ya empezaba a disfrutar de esos momentos efusivos o de la calidez arrolladora en la muchacha consentida.
Aquello se repitió muchas veces hasta llegar a donde estamos ahora, en una de esas plazoletas temporales cuya temática son las fuentes de agua interactivas, lagunas artificiales o sistemas a chorro por la temporada de calor. Muchas familias, amigos o personas de todas las procedencias suelen ir allí para refrescarse y pasar un buen rato. los ingenieros que construyeron esa locación aseguraron de que no hay desperdicio de agua, ya que lo diseñaron con un sistema especial de recirculación que, a partir de motobombas y tanques, garantizara el flujo continuo del líquido y la generación de los juegos de agua en un solo llenado, abarcando siempre la misma cantidad.
Dando las cuatro y media de la tarde, Yuuri se encontraba sentado sobre algún borde de las escaleras de mármol, descansando del recorrido maratónico y respondiendo uno que otro mensaje en su IPhone, oh pero Vicky…
— ¡Yuu~ri, ven aquí!, ¡el agua es muy refrescante!
—No me pienso ganar un resfriado. —Su respuesta se concretó.
—¡Zorro Abuuriiiidooo!, ¡anímate! ¡Para una temperatura como esta, no hay nada mejor que esto! —Gritaba a los cuatro vientos de donde se hallaba jugueteando con las plumas y chorros automáticos.
A ella le valió un bledo de no poseer ropa adecuada, simplemente se metió en las fuentes bailarinas convirtiéndolas en el marco ideal para la sana recreación, la delicia de grandes y chicos que interactuaban con estas o que juegan con sus chorros multicolores.
Luz, agua y color, eso fue todo para Vickytoria, aun con su cabellos y vestido mojados por gusto, las risas de los niños y de los adultos que como ella entraban a liberarse la tenían en plena armonía. La música que amenizaba el sitio llegó a los oídos de Vickytoria y se le dio por saltar sutilmente en medio del agua que yacía en esa plataforma dejando atónitos e impresionados a los lugareños mientras que a viva voz, intentaba convencer a Yuuri de que entrase con ella.
—¡Yuuki de estar aquí me apoyaría! —Un doble pirouette y el gran juego de fuentes que expulsaban el agua con creatividad hicieron que Vicky se viese imponente con sus dotes de bailarina de ballet.
Algunas pequeñas la imitaban en sus minúsculos saltitos al moverse de aquí hacia allá con esa encantadora sonrisa, y eso dejó contento al caballero quien ya se había levantado y terminado de acercar.
—Te creo, igual, gracias por la oferta. —Más aún se negaba al remojo y por esa impulsividad en la contraria.
— ¡Tú te lo pierdes!
Ahora él deberá comprar una toalla en uno de esos puestos de control para cuando esa atolondrada salga de ahí.
Ya que Yuuri no contemplo esa posibilidad, Vicky le exigió que le tomara muchas fotos y cada que podía, él lo hacía sin que esas fuentes disparadas desde suelo al cielo lo empaparan. Las gotas que recorrían el ecuánime ser de Vicky jugaban un lindo contraste con los sonrojos de sus mejillas, su risa o su fino perfil entre pose y pose.
Toda una diva que tenía una estrella propia.

El mensaje que le entró de su amigo fue muy específico, Phichit rápidamente le comentó la calamidad que estaba padeciendo por culpa de Leo, de sus inventos de comer chicharrón con wasabi y otros aliños extraños.
Podría mentir un poco y decirle cualquier cosa, inventarle que sigue ocupado. Pese a ello, al observar a Vicky llamándole a unos metros de ella, de masticar con detenimiento las palabras que Phichit le brindó hace pocos días, aún duda en si contarle o no, lo que realmente está haciendo.
—¡Yuu~ri!, ¡Este es un buen lugar! ¿Eh? ¿Qué tanto haces?
—Es Phi… Él está averiguando por mi paradero…
—¡Dile la verdad!! ¡Que ya hiciste tu trabajo y ahora estás paseando conmigo!
—No… lo sé… yo… no creo que sea prude….
—¡Ok! ¡Dame eso! —Todo en ella se iluminó con lo que pretendía realizar.
La dama arrastró con el caballero a su lado y le ha pedido el favor a una pareja de jóvenes de que tomaran a ambos una foto, ella se puso delante de él, lo obligó a que le agarrase por la cintura (riendo por lo bajo al ver la timidez cautelosa de Yuuri con ella), al final, esa pilluela con la mano sobrante acercó el rostro de Yuuri para juntarlo al suyo y soltó las palabras mágicas.
—Tú sígueme y solo sonríe, ¿sí?
Yuuri quedó pensando por un segundo, pronto le dio igual y mandó todo al diablo. ¡Total!, Vicky al día siguiente se lo dirá al Ratatouille de su amigo o él lo obligará a cantar.
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¿Quién sabe qué convulsión titánica con espuma le dio hámster?, lo que sí diremos es que ese moreno debe estar cantando muchos aleluyas y mantras a Budha por tal milagro.
Por cuenta de Vicky, seguiría en su sesión fotográfica, sin embargo Yuuri, decidió que ya era suficiente y de no salir de ese campo de ráfagas de agua, se empapará.
—¡Ja, ja, ja! ¡Fue muy divertido! ¡Hey! ¡Me gustaron muchas de tus tomas, Yuu! —Revisaba las imágenes denotando mucho su curiosidad al estar sentados muy juntos el uno del otro—. ¡Le robarás el puesto a Phichit! Si fuese modelo, serias mi camarógrafo personal.
—Eres… muy exagerada. —Le puso parte de esa tela rosada rústica (que por cierto, le compró) sobre su cabeza del modo más tosco posible solo por molestarle. La querella no tardó en aparecer, por su parte Yuuri, empezó a secarla—. Y solo a ti se te ocurren esas cosas, creo que tengo a una niña conmigo y no una joven Oficial.
—¡No soy pequeña! ¡Tengo diecisiete!
—Sigues siendo ilegal.
—Moooh~~ ¡Este año tendré mis dieciocho, legalmente seré adulta y no me podrás reprochar, ya me caes mal! —Cruzada de brazos se había enojado.
El otro rió un poco por esa reacción y continuó su labor de «niñero», al cabo de unos segundos Vicky se dejaba hacer del toque suave que Yuuri le daba con la toalla.
—No obstante me… agradó mucho hacerlo. ¿Sabes?
—Ya me di cuenta. —Afirmó. —En verano cuando tengo algo de tiempo, siempre traigo a Yuuki a este lugar, y así como tú se quejaba porque no me gusta mojarme.
—¡Que bien!, a la próxima Yuuki y yo obligaremos, al señor «no me mojo porque soy muy delicado» para que disfrute del espectáculo.
—Olvídalo, Zanahorias.
—¡Algún día lo haré! —Ella rió y Yuuri le achicaba sus ojos asiáticos con recelo por esa mención, acabó por volver a la rutina sacudir esa toalla sobre su cabeza. Conversaron un poco más del tema, hasta que ella sin querer fue franca con Yuuri en darle pequeños detalles que guarda de su fugaz niñez.
—Una sola vez en verano… Estuve en un lugar así en Moscú, y fue con papá. Ese día nos reímos mucho, apenas vi estas fuentes aquí solo quise meterme en ellas. —La añoranza de memorar esa página de su vida le trajo bonitos recuerdos aunque también hizo que sus ánimos se diluyeran un poco. —. Cuando papá falleció y comencé de lleno con la danza por las exigencias de mi tía, mi abuelo por más que quisiera no podía estar a mi lado por su salud o de llevarme a lugares como estos para distraerme y ella no me dejaba verle todos los días. Tampoco supe que era compartir o disfrutar del ocio para mi o de estar con alguien… La soledad no es agradable y más de estar en la cúspide. —Lo expresó ida, sin tener un punto fijo en que mirar.
Yuuri a diferencia de Vickytoria siempre contó con la fortuna de crecer en un ambiente amoroso aún con su ansiedad y modo de ser haciéndole estragos. Por mucho que ella tuviera al caniche juguetón desde sus ocho años o que lo adorase demasiado, comprendía su punto.
Tras oír esa confesión, la reconfortó lo mejor que pudo.
—Hey… Ya no estás sola, Зайка. —Detuvo a tiempo ese repentino desliz entristecido en la chica llamando su atención al consolarle con su sosegada voz, de arroparle con su brazo y pegarla con nobleza a su costado—. Tu padre ya no se encuentra contigo, pero gracias a tu esfuerzo y la hazaña que hizo el señor Sergey, ahora conoces a muchas personas y te reencontraste con otras desde que llegaste a Japón. Tienes al señor Feltsman, a tus camaradas y a los chicos. —Fue muy enfático y amable al decirle aquello—. También está mi sobrino, Yuuki y… me tienes a-a mi con todo y lo amargado que soy. —Se señaló y de inmediato se corrigió—. ¡Nos tienes a ambos! Dudo mucho que insistas en repetir esa palabra o en decir que ya no te diviertes estando con nosotros, ¿no?
Las facciones en Vicky fueron dulces al oír esas bonitas palabras en Yuuri.
—¿Vez que si puedes ser un príncipe adorable cuando te lo propones, Yuu~ri? —El vestigio a su persona lo dejaron congelado, ella reclinó su cabeza y parte de su cuerpo a un costado buscando abrazarle con mucho cariño, uno culposo… —¡Arigato! Ahora sé… que ya no estoy sola, que cuento con todos y contigo.
—Ahammm… Por supuesto, Зайка. —No dijo más del tema al saber que su señorita se encontraba mejor.
Al rato de unos minutos, tal vez cinco o más, Vicky vio un pequeño puesto que vendía hielo picado con sirope, Yuuri conociéndola querrá acabar con todo lo que hay allí, y ella fue directo al lugar (con la billetera ajena) en ese lapso de tiempo, Yuuri contestaba la llamada de Phichit, quien no se aguantó exigiendo todos los detalles de esa salida furtiva, pero fue interrumpido por un par de muchachas francesas que quedaron fascinadas por el físico de nuestro oficial.
¡Hey! ¡No es por nada!, ¡pero ese maldito japonés reservado tiene buen levante y calienta más que el sol de verano!
Las señoritas lo abordaron interrumpiendo su conversación, fingían no conocer el lugar y solicitaban su ayuda hablando en un sofisticado inglés. Él teniendo ciertas ventajas que la vida le ha otorgado, pudo darse cuenta que esas mujeres no son unas santas palomas, y capaz, buscaban alguna propuesta «más allá» de una simple guía. Intentó ser cortés sin perder su neutralidad pero no quiere y ni tiene ánimos para estar con nadie que no sea Vickytoria.
—¡Ja! «ilusas» … ¡Sigan creyendo que mi Yuuri es un oficial fácil! —A lo lejos, cierta personita vio los disimulos educados de Yuuri al querer huir de esas bellezas y salir bien librado.—¡Ya verán!—El tic de enfado en su frente se reveló, se arregló lo mejor que pudo y con alta gracia.
—Si van con un guía turista, les podrá ayudar… —Repitió el oficial japonés en inglés.
—Pero nos gustaría que fuese usted. —Dos de ellas lo acorralaban de lado y lado rodeando sus fornidos brazos.
—Ahora que sabemos que es un Oficial de la ley, con más razón nos sentiremos seguras, ¿verdad chicas?—Dijo la tercera mujer.
—Niñas, sí o sí, ese bombóm tiene que estar con nosotras. Hay que emborracharlo, hacerle cosas ricas y robarle su dinero. —Habló en francés una última muchacha creyendo que Yuuri solo entendía inglés…Las otras mujeres asintieron con malicia y continuaron su juego en jerga inglesa.
—Por favor, venga con nosotras, señor oficial.
—Le prometemos no meterlo en problemas, señor oficial.
—Me gustaría, pero no puedo,— Yuuri manifestaba su amague diplomático al saber los planes macabros de esas mujeres con el alcohol—. Hay un kōban cerca el cual pueden pedir información y…
—No sea cruel, señor oficial
—¿Qué se lo impide?
—«Yo querida»
Miss bunny entró al rescate maquinando eso en sus adentros y ella despampanante en su actuar de diva, les desinfló todo intento a las mujeres nombrando al susodicho con su bocota acorazonada de una manera muy particular e intencional en francés.
—Chériiiiiiiiiiiiiiiiiiii~~! ¡Mi vida!, ¡ya vineeeeeeee~~!
—«¿Chéri?» —Se impresionó.
Las francesas le soltaron en el acto y Yuuri giró completamente al dar con esa pequeña pelusa quien sin recato alguno le caminó con pasarela de reina y contoneo de caderas al relucir todos sus mechones mojados hacia atrás. A sus anchas, ha de mirarle pícaramente al capturar su cuello con el agarre de su mano derecha, debió pararse en puntitas para hacerlo y en la sobrante tenía el delicioso sirope de fresa frente a sus labios hablándole en francés como si nada o comiéndolo provocativamente.
Pero de inmediato las otras chicas al detectar que el japonés conversaba con la extranjera (que era rusa pero se las tiraba de francesa) en su lengua franca, ataron sus cabos de que él pudo entenderles desde un inicio lo que balbucearon bajo cuerda minutos atrás, perdieron color.
Por otra lado, Vicky siguió su teatro de tierna novia rescatadora de zorros japoneses.
—¡Mira, Mon’chéri! —No desistió en llamarlo de forma caprichosa—, compre uno para ambos y así lo degustamos juntos.
—¿Chéri? ¿En serio?—Susurró para ella el otro zorro con su ceja en alza, usando la misma lengua con asombro y sosteniéndola por su cintura para que su papel actoral no cayera. ¡Ah! ¡y no se quedó callado! —. ¿Y eso a que se debe, «Mon’chérie»?
—Calla y sígueme el juego.— Demandó muy dominante, luego prosiguió dándoselas de inocente mariposa. —¡Oh! ¡¿y esas señoritas? ¿Les pasó algo mientras yo no estaba, «Chéri»?
—En lo absoluto. —Yuuri estaba a casi nada de reírse al verle el pavor en esas mujeres o que Vicky con esa elocuencia aristócrata relucieron esos esbozos disimulados de «celos», él prefirió irse por la vía amable demostrándoles en su mensaje cifrado, las razones por la cual las rechazaba en francés—. Buscaban una dirección porque se habían extraviado, al yo ser un oficial solo les orientaba que fueran al koban más cercano ya que no puedo acompañarlos por estar con mi bella pareja. ¿Cierto, señoritas? —Ante ese bateo super directísimo de Yuuri, no les quedó más que asentir con desgano y perderse del lugar al fracasar en sus intentos.
—¡Byeee ~ viejas fufurufas! ¡Busquense otro policíaaaaaa!—Vicky las despedía con burla en ruso al tintinear sus dedos gentilmente.
Acá Yuuri, no pudo con tanto y acabó perdiendo el año con su risa reservada. No dejó de mirarle por esos gestos y mucho menos por lo que oyó. ¡Esa niña era un caso!
—¿Hmmm? ¿Y tú qué ves, zorro desvergonzado? —Le estampó el sirope a su pecho y Yuuri lo atrapó a tiempo.
—¿Era necesario hacerles eso…? Con lo primero bastaba.
—¡C-c-claro que sí! ¡Eso les enseñará a respetar a los hombres ajenos! ¿Quién sabe a cuantas chicas dejaron sin sus parejas o amigos?
—«¿Ahora soy su hombre?…eso no me lo esperé» —Lo mentalizaba y negaba sonriente ante la princesa despistada por esa ida de liebre…
Vicky, no se retractó al fruncir su adorable ceño, tampoco desistió de su agarre a su brazo cual koala y siguió despotricando cosas en contra de actos impúdicos en mujerzuelas así.
—¡En Rusia cuando iba a las presentaciones, muchas de las bailarinas con quienes me codeaba eran y son así! ¡Y tú fuiste demasiado permisivo! ¡Ahh, pero al fin zorro y hombre!— Acabó cruzándose de brazos y resoplando de malagana.
—Soy un caballero decente, tengo mejores gustos.
— ¿Ah sí? Pues… pues… ¡Pues no lo parece! ¡JUM!
Yuuri se hallaba encantado con esas reacciones encandiladas. Pero no mentía con ello a sabiendas de que esa jovencita era su mayor interés en el mundo. En confianza le recalcó lo de sus gustos sofisticados y Vicky no le creía para nada.
Nuestro acusado continuó con su defensa.
—En realidad ya me había dado cuenta de las intenciones en aquellas mujeres… Aunque…
—¿Hmmm?
—Por ese reclamo debo suponer que marcabas territorio al «cuidarme» ¿no?
—WHAT?!
—Y eso significa que… ¿Estabas celosa de que te robaran a tu amigo, «el zorro-sexy y Teniente Coronel de bonito tatuaje? —Se sacó el clavo en su broma camuflada—. Dime, ¿Lo estás?
—¡Ja! ¡Y-ya quisieras! —Echa un bermellón, le costaba no ser evidente—. ¡Tam-m-mpoco lo hice a-a-si! ¡Ni que fueras la gran cosa!
—Si no lo fuera, este zorro, el cual es tu amigo y jefe, no te importara, ¿o sí Зайка? —Parece que el japonés se acostumbró culposamente en tomarle del pelo en medio de su práctica reservades.
—¡Yuuri katsuki!, ¡si sigues así dejaré de ser tu amiga, me olvidaré que soy una señorita educada en este preciso instante y te patearé tu asiático trasero! ¡No me busques!
—»Ok, ya se enojó»—Lo detectó y de la nada lanzó una señal de paz—. ¿Qué te parece si nos vamos a otro lado o te compro algo de comer? —Se hizo el loco pero eso no borraba ese tinte bromista y neutral de su cara.
—Hmmmgrrrrrrr… ¡jum! ¿si claaaaaro?, conejita… ¡Mis ovarios! ¡Juro que si vuelve a llamarme así lo haré cuadritos!
Ese sonido malhumorado y aura tenebrosa en la coneja le indicó que pisaba campo minado, así que tendrá que irse con mucho cuidado sí realmente desea no ser un Oficial deshilachado o que su sobrino quedase huérfano por homicidio en primer grado…

Zona comercial de Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 6:00 P.M (Mismo día)
—¿Y si comemos Katsudon en algún restaurante, Yuu? ¡Dicen que en esta zona de Shibuya los hacen muy ricos!—Comentaba la muchacha que le abrazaba tras lamer una enorme paleta artesanal—. Así podremos descansar y estar muy a gusto.
—«Ahhh por Kami…Deberé ir al banco y saber la cantidad exacta de mi presupuesto»… —Esos eran los pensamientos agónicos de un Yuuri fatalista al revisar su billetera.
Poniéndolos en cintura, les diremos que Vicky con el blazer ajeno encima suyo para evitar algún resfriado, olvidó el mosqueo que tuvo de un santiamén, al comer de cuanto aperitivo que veía por la calle sugerido por el zorro aventajado que tiene por superior, poniéndola muy feliz.
¡Sí!, el hijo de su práctica madre se había salvado porque se los ofrecía pero no espero a que Vicky le tomase la palabra con fuerza y lo acribillara económicamente de esa forma. Dulces, chocolates, paletas, takoyakis, yakitoris, kakigōris, algodones de azúcar, y otros manjares entre dulces o salados regados por doquier. Como dicen por ahí: 《Barriga llena, corazón de conejito contento.》
¡Pero vaya precio!
Por lo menos que agradezca a Kami-sama por no tener un peluche estampado en su nariz.
Mas si lo analizaba, sentía una leve envidia (de la buena) por ese metabolismo tan perfecto en la pelusa tragona de su acompañante. Él de comer así, subiría demasiados kilos pareciendo un rechoncho cerdito y tendría que quemarlos apunta de ejercicios.
Al llegar a cierto cruce muchos empleados de una nueva boutique comercial entregaban volantes especiales y Vicky no pudo contener esa faceta fashionista curiosa que trae.
—Si usted con su novio utilizan nuestros servicios y trajes tradicionales, los dejaríamos hermosos para la celebración del Tanabata que se efectuará en la noche de hoy.
—¿El Tanaba…what?
—Es…cierto…—Su impresión muda no tardó en surgir. —Recién caigo en cuenta que hoy es el festejo…—Declaró ido y con algo de timidez Katsuki.
—¿Ehhhh~?..Yuu~ri, ¿qué es un tanata-algo?
—¿Tanabata…? —Corrigió y la pequeña señorita asintió muy expectante y vivas en sus dejos infantiles.
Yuuri se encargó de esclarecer que el Tanabata era un festival especial que se celebra en su país y en otros lugares de asía como China siendo la promotora. Donde las luces y el cielo nocturno hacen su gala conmemorando una historia romántica de toques ancestrales. Se puede disfrutar en familia. Pero lo común era ir con sus parejas (especialmente las últimas por el valor remarcado en la historia que le rodea) y que lo ideal era que al ser tradicional, la gente pudiese vestir con uno de los trajes típicos y/o variantes del Kimono (el cual era la Yukata) de ese modo se le da la reverencia que merece dicho acontecimiento.
Para finalizar, como no pierde su estatus de festival, siempre se ven artesanos ofreciendo cosas hermosas, juegos, música y muchos puestos de comida, y como cosa rara, ese nimio resumen fue suficiente para prender los sentidos aventureros en Vicky.
—¡¡¡YUUURI HAY QUE IR!!!!—Gritó a boca llena la coneja entusiasmada en ruso.
—¡¡¡¿¿EHHHH???!!! ¡¿Es-etás bromeando?! —Masculló el otro en la misma tónica solo que bajito.
El japonés se negaba girando su cabeza de un lado a otro muy frenético y nervioso, y se quería tirar a un puente porque toda su valentía mermó.
— ¡Es imposible! ¡N-negativo en civil!
—¡¡¿¿Ahhhh pero por qué???!!!
—Disculpen…¿Está todo bien entre ustedes?
Interrumpió la empleada al no comprender lo que decían y Vicky con rapidez le habló en un educado inglés que todo estaba en orden. Le pidió un segundo a solas con su «novio postizo», la empleada no tuvo impedimento y les dijo que de necesitar alguna cosa estaría por allí, mientras sorteaban sus asuntos.
—¡Yuuri malvado!, ¡no seas así!,
—¡No pienso ir!
—¡Eso del tana-algo tiene que ser amazing!
—¡Ya dije que no pienso ir!
—¿Dame una razón justificable para no hacerlo? —Lo enfrentó sin rodeos.
—Por…por…porque esto va más que todo… dedicado a los enamorados o esposos. —Yuuri con un semblante nervioso y tímido explicaba su punto—. Y tú y yo… No… somos pareja o algo parecido. — «Aunque quisiera»…
Pensó al final para él en su cuadriculada existencia.
—¡Pero somos amigos y estamos en una cita amistosa!— Vicky le sonrió, ella concretó que esa carita o gestos en Yuuri eran muy adorables—. Sin mencionar el trato que me prometiste en el día de hoy, me diste tu palabra.
—Pe…pero…
—¡Anda! ¡Vamos, Yuu! No seas malo… ¿Sí? ¡Yo nunca he visto algo así y me encantaría tener un lindo recuerdo! —La voz que ha empleado fue tan dulce en su ruego que Yuuri empezó a sentirse culpable—. ¿Por favor?
Ese pedido, los ojos de tierno conejito con ese sutil toque de Vicky al usar sus manos y sostener el rostro ajeno para que Yuuri la mirase, le derritieron su débil corazón de cristal.
—«Eso…eso no es justo…esa mirada, debería ser un pecado»…—Alegó silenciosamente al rendirse.
Yuuri caminó trayéndose a la rusa agarrada de su mano, esa acción la sorprendió pues no sabía que haría y la tenían en gran expectativa. Al dirigirse con la empleada en un sosegado inglés, le preguntó de que si aún ofrecían alquiler de Yukatas para lucirlos en el Tanabata y la muchacha muy cortés dijo un: «sí»
—¡YUUURI, GRACIAS! —Por tercera vez esa niña de boca acorazonada pegó su brinco al caerle sobre su entelequia, arrinconarle su cachete con el suyo como quisiera y quedar adherida él como una solapa. Yuuri ha evitado ir de bruces al suelo al mantener su equilibrio o sostenerla desde sus muslos y espalda—. ¡¡ERES EL MEJOR DE TODOS!!!
—No puedo creer que vaya hacer esto…
—¡Te prometo que te divertirás o que no causaré problemas! ¡y obvio, nos veremos muy regios con nuestros trajes porque yo me encargaré de eso! —La nube rosada con brillos púrpuras y escarchas blancas de Vickytoria operaba en disonancia contra película nublada, hermética y de color azul resignado en Yuuri.
De inmediato Vicky le dejó botado, mirando por todas las esquinas qué hermosas Yukatas podrían usar bajo la asesoría de la joven vendedora, Yuuri quiso ignorar un poco esta nueva condición o eso parecía, pero sus sentidos le indican que sí estaba sucediendo, que si era real, que todo lo vivido no era un simple sueño idealizado.
Nunca esperó tener una salida así con alguien…
Nunca esperó divertirse así o ser el mismo con alguien…
Nunca esperó cerrar con broche de oro con eso de presenciar algo tan significativo como el Tanabata al estar acompañado de alguien…
Y nunca espero que ese «alguien» con quien viviese todas las emociones repartidas en el tarde / casi noche de hoy, fuese Vickytoria…
¿Qué le deparará el festival? ¡Aún no lo sabe!
más algo que sí tiene claro es, que quiere dejarse llevar por lo que venga…
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Zona comercial de Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 6:00 P.M (Misma tarde)
La aventura continúa en esta bella velada que bajo el ocaso tardío en Shibuya teñía el cielo que lo cubría. Las telas de cuantiosos y llamativos colores han de rodear a nuestros chicos, cada a uno a la medida resaltando con elegancia sus atributos.
Yuuri no está acostumbrado, aun si hace años atrás asistiese a pequeños matsuris (porque su familia lo obligaba o accedía a los deseos de su retoño) lo de hoy hacía que su cabeza tuviese choques internos con sus neuronas.
No es cualquier festival… ¡Era el Tanabata!
El que sea con esa preciosura que tiene por acompañante, la cual se deleitaba por todos los accesorios y fangirleaba por la grandilocuencia vista en los detalles de los estampados como nunca lo ha hecho en su vida, lo tenían de por sí muy ansioso.
Yuuri fue el primero en alistarse, ya estaba en el salón de espera del local con las bolsas donde yacía la ropa que usaban. Poseía una Yukata en degradado azul, uno que otro bambú que le daba sobriedad sobre su tela y su cabello estaba peinado hacia atrás. Él hablaba con su hermana Mary por vídeo llamada. Le preguntaba por su bienestar y cuando se hallaba en lo mejor…
—¿Está lista, señorita?
—¡Sí lo estoy!
El muchacho alzó un tanto su rostro para golpearse fuertemente ante la imagen que disponía en sus idilios más dejados y tal vez atontados con el siguiente pensamiento—: «Se ve preciosa»
Uno que se guardó para sí, solo que el tenue carmín y sus facciones de tímido zorro no ayudaron mucho.
¡No era para menos!, la yukata que Vicky traía consigo era sencilla y deslumbrante con esas tonalidades de rosados y variadas flores en blanco con toques dorados en los bordes, lucía un maquillaje muy natural, solo resaltan un poco sus labios con brillo y su cabello quedó elegantemente cepillado con un pequeño tomate de aun lado, lleno de pétalos junto a su infaltable mechón.
—¿Le ha gustado?
—¡Es lindísimo! —Contestó sin dejar de mirarse en el espejo de cuerpo completo.
—¡Nos alegra mucho!
Katsuki continuaba ido, admirándole sus actitudes risueñas, salvo que otra de las empleadas lo supo despertar haciéndole la misma indagatoria. Expresó no solo su buen conformismo, también se ha atrevido a decirle que ya no desea alquilar esos trajes, si no comprarlos y no le importará si son caros o no. Ver completamente feliz a la joven de ojos azules le daba miles y miles de razones.
—¡Hey! ¡Katsudon! —Al asustarse por esa voz de la nada tomó conciencia de que había aislado a su hermana y se dignó a observarle través de esa pantalla—. ¿Qué es más importante que atender a tu hermana?
—¿Ah?… G-gomen Mary nee-san, es que…
—¡Omg, Yuuri! —Vicky lo sorprendió provocándole un buen erizamiento saltarín al verse acorralado a sus espaldas por esa revoltosa. Sin demora lo volteó a su frente y siguió reparándolo de pies a cabeza muy sonriente con su boca de corazón—. ¡Mírate! ¡Te ves estupendo, decente y muy guapo con esa ropa! Omg! Hiiii~~ miss Mary!
—Oh, ya comprendo…—La astucia sugerente en Mary resurgió por medio de la línea telefónica al decirle con burla ciertas cosas en japonés a Yuuri, que por cierto, él ni sabía cómo encararla.
A Vicky le hablaba en un coloquial inglés y hasta se tomó el trabajo de buscar a Yuuki para que le saludara, la pequeña le soltó toda la sopa a su autoproclamada «cuñada» (solo que aún no sabe) de lo atento que había sido Yuuri en el día y ahora en la noche de hoy.
Claro, esa abogada del diablo con todas las cartas sobre la mesa, en su donaire jugado procedió con las prácticidades milenarias de la familia Katsuki.
Su hermanito amargado en una linda cita romántica. ¡¿Quién lo creyera?!
—Bueno, sí se trata de la futura madre ilegal para mi sobrino, por mí, ¡distráete todo lo que quieras! ¡Y más te vale tratarla bien porque la quiero de cuñada!
—¡Nee-san! ¡Basta!
—Agradece que papá aún no sabe nada. Bien sabes que él y Kou son peores que yo con eso de ser «prácticos» en sus bromas.
—Ni me lo menciones…—Algo verídico para el espíritu derrotado en el Oficial, puesto que su padre al igual que su hermano a todo le sacaban ventaja, siendo Toshiya Katsuki el patriarca original.
Vicky no tenía ni idea qué tipo de japonés usaban ese par, supuso que algún día lo entenderá eso o que en su clase se lo explicarán. Al finalizar la llamada y de despedirse de esa arpía que Yuuri tiene por hermana mayor, la bella jovencita no paraba de reparar al caballero que sería su acompañante en esa bella noche sin igual con mucha admiración.
—¿No estás exagerando?
—Para nada— Lo refutó muy feliz—. Y no es que yo sea la gran experta en look o fashion, pero puedo darme el lujo de decir que he creado una majestuosidad digna de presentarse a los dioses en el «Tana-tango»
—¿Qué no era «Tanabata»?
—Anyways! ¡Me entendiste! ¡Te ves bien y fin de la discusión! —»Sexy amargado…»
Aquí la niña picarona al callarse lo último para ella y de usar esa pose caprichosa que de por lejos dejaba ver su mano en la cadera y la otra en señal victoriosa bordeando con uno de sus dedos aquellos labios rosados, le terminó de decir bien exigente que por ningún motivo permitiría que su jefe anduviera por ahí en cualquier facha.
—¡Solo falta tu Katana y te parecerás mucho uno de esos guerreros milenarios que salen en las películas Ninjas!
—¿Un Samurai?
—Yes! —Lo dijo con esos brillos en medio de su aura rosada.
—¿O…Okay? —El pánico eterno lo invadió.
—¡Eso puedes apostarlo! —No se contuvo en sus impulsos—. Y bueno, yo tampoco me pienso quedar atrás… ¡Me fascina el atuendo que me diste! ¡Gracias Yuu! —Giraba sobre sí misma haciendo que sus mangas se regodean del aire, cualquier cosa que ella realizara a los ojos de Yuuri le daban un toque dulce—. ¡Me queda a juego con el tuyo!
—Si…te soy sincero. Yo creo que… El ropaje es lo de menos puesto que tú eres quien lo haces resplandecer. —La forma en lo dijo fue candorosa y franca—. Luces maravillosa, Vickytoria. —Y ni ha de preguntarse cómo hizo para lanzarle tal confesión a su amiga (que por cierto, el sistema operativo de las neuronas en Vicky quedaron sin servicio por breves minutos) pero al menos Yuuri logró expresar su sentir sin tartamudear.
Nuestro reservado Japonés al ver la reacción espontánea y avergonzada en la joven rusa, desvió su revolturas en otro punto, cosa que le permitiera serenarse por lo que hizo y de paso, en darle tiempo prudencial a Vicky de destrabarse.
—Aham… esto…
—¿Eh? ¿Q-qué… qué pasó?
—Hay que ajustarlo. ¿Me permites? —Y supuso bien, recién captó la dejadez en ella.
—Ah… ¿Q-q-qué no era a-así? —Soltó sin pensar y Katsuki negó.
—Si no lo arreglamos, no se verá elegante y la señorita bonita de mi sobrino no podrá lucirlo con la gracia que se debe. ¿De acuerdo? —El muy maldito sonrió al acomodarle mejor la cinta que da a juego con su traje tradicional.
También ha peinado un poco las hebras escurridizas que daban con su cara, (con el debido respeto que siempre le ha demostrado en su plena razón de ser) sin embargo, pensamos que su solución fue peor, la coneja era un mármol en su lugar.
—«Él… él me dijo señorita bonita por segunda vez, me muero…»—Y con esa apreciación a oídos de su «amiga» fue un golpe directo a su estado más tímido y enamoradizo dejándola colgada de un rosado casi que igual, a la yukata que usaba.
Tras terminar el pago y de dejar las bolsas de manera que la boutique se encargase de llevarle a domicilio eso al día siguiente, emprendieron la travesía que tanto esperaban. El taxi con una calma infinita los llevaría al mejor de los sitios en Shibuya para disfrutar esta noche especial, Vicky desde el asiento trasero no paraba de estar quieta al revolotear de un lado a otro por las cosas bellísimas que aparecían en medio del trayecto. Las luces, las decoraciones y la gente con su mismo atuendo la dejaron en un trance del cual no media sus alborotos.
Yuuri sentado, recatado como ha de ser y algo conmovido por el aura risueña de la pequeña conejita, negaba cada tanto por sus ocurrentes impulsos o preguntas de lo que observaba, y bueno; además de que esa niña le invadiera su espacio cada tanto que iba a la ventana que le corresponde al mirar más y más cosas asombrosas.
Al bajar sitio donde llevarían a cabo el festival, Vicky no pudo con tanto colorido y sutileza en un solo lugar, parecía una cachorrita a quien la sacaban por primera vez a pasear en un gran jardín.
—¡Esto es estupendo, Yuuri!, ¡mira cuantas cosas lindas hay aquí!
—Hey, esto apenas comienza, зайка. Si no nos medimos, nos quedaremos sin un yen. — Dijo aquello en broma.
Más en su prudencia, sabía que él podía darse el lujo de desprenderse de su estado ahorrador y mandarse sin filtro con todo.
—Mooh~~~ ¡Seré amable con tu bolsillo, lo juro!
—Oh que bien, eso significa «bancarrota» para mis oídos.
—¡Oyeee! ¡Eso no fue amable!
Frunció su rostro ante el sarcasmo del jefe amargado-precioso que ella tiene y ese mohín no tardó en surgir de sus labios rosados. Que entre otras cosas, el desgraciado de cuello blanco ya le halló el gusto en molestarla y deleitarse, por la paz lo dejó así.
O bien, eso intentó.
—Ok, lo siento señorita quejona, ¿contenta? —Fue sutil en esa tonalidad atrayente pero amable su voz.
—¡No! ¡Y n-no soy quejosa!
—Para mí si lo eres. — Le picó su nariz dejándola más molesta o que ella expresara cosas como tonto en «ruso»—. A la vista de cualquiera, te ves como una mujer que denota sobriedad y elegancia al lucir tu estatus de Oficial, pero a mis ojos y como ya te conozco, sigues siendo una conejita pequeña que se queja a toda hora de su jefe amagado. —Y se retiró finalmente con una sonrisa al volver a puntuar por última vez la respingona parte de la cara sonrojada ajena—. Aclarado eso, será mejor que ingresemos o te perderás de las funciones callejeras, zanahorias.
—¡N-no soy pequeña y tampoco conejito o zanahorias!! ¡Ooooye!, ¡e-espera!, ¡no puedo ir tan rápido con estos zapatos y la Yukata!
—Te acostumbraras.
—¡¡Yuuri!! —La risa sincera o ese relajo en el japonés tenían en cierto modo, al borde del drama desconcertado a la llorona muchacha.
Katsuki, no demoró mucho en captar su pequeño y chistoso error, optó por despejarle toda cadencia de bravura en Nikiforova al ponerse frente a ella pidiendo nuevamente sus disculpas (esta vez siendo aplomado y sincero), ha de ceder su brazo caballerosamente o en decirle que podía apoyarse en él cuando lo desee.
—¡Gracias, pero no quiero! Y-y-yo puedo sola, ¡jum! —Con su perfil distinguido dando a otra dirección, Vicky pretendía hacerse la digna.
—Si no me devuelvo, el copo de algodón que tienes por «cola», estuviera besando el pavimento.
—Un traspié lo tiene hasta la reina de «Miss universo», pero no me he caído, sigo firme como un roble y sin tu ayuda.
—»Oh…realmente está molesta, esto será largo…«—Concluyó el muchacho y para mejorar el ambiente no la pensó dos veces con lo que iba a hacer.
Acá la atrajo con mucho cuidado a su lado, y prácticamente en su insistencia la obligó a sostenerse en su esencia más simple. Sabía lo complicado que son los ornamentos y vestuarios de su país, sobre todo en las mujeres.
Son bonitos, pero es liado usarlos o moverse con ellos.
—Vamos, no seas terca y hazme caso.
—Pero…
—Cero peros, aun si me armes querellas no desistiré con esto, me sentiré incómodo si te llegas a caer por estar pendiente a las rabietas que te generaron mis bromas y no por donde pisas, ¿estamos? —Y Vickytoria al verse superada por aquella simpática acción de Yuuri, bajó la altivez que traía consigo.
Yuuri al darse cuenta, miró nuevamente a esos bellos azulejos con nobleza y de ahí en fuera, con ruegos sutiles aseguró el agarre de su acompañante marcando el rumbo a paso calmado. Pese a que por dentro estuviese ansioso por el simple hecho de permanecer al contacto directo de todos los ojos que le observaban, se sacó lentamente cualquier nerviosismo de su cabeza. Solo por esta noche él haría un gran esfuerzo de vencer parte de sus estigmas al divertirse con ella, de hacerle sentir bien como se lo prometió y lo hará, aún si deba romper un poco su estricto y reservado molde japonés.
En cuanto a lo que nuestra conejita pudo intuir al dejarse llevar asombrosamente por la tranquilidad con la que Yuuri se manejaba, de lleno sabía que no era usual en él este tipo de pedidos o de arranques. Pero que si aplicaba esa franqueza para sí misma le gustaba verle así de abierto con ella. (Puede que la haga enojar por momentos, sin embargo era lo que menos le importaba) la cuestión era que este «Yuuri», el Yuuri honesto, noble, sin dejar de patrocinar esa nueva faceta abierta y bromista que veía últimamente con los murales o reservas desplomadas a su estribor, le atraía día tras día al codearse infinidad de veces cuando la situación lo ameritaba.
Atracción que ella la ha obligado a cuestionarse reiteradamente sobre su admiración y si esta, ha de seguir siendo amistosa…

En algún Matsuri tradicional Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 7:10 P.M (Misma noche)
Ambos jóvenes amparaban su andar sobre la corriente de gente que se ha conglomerado en la noche, no era común ver a extranjeros lucir y acudir a estas festividades propias del pueblo nipón y claramente, Vickytoria resaltaba entre los demás como una bella flor de cerezo. Pueda que al principio ella no se ubicaba en lo más mínimo, sin embargo Yuuri le ayudaba mucho enseñándole parte de las tradiciones del festival y en medio de su explicación, aquello le concedió soltarse a como usualmente Vicky se comportaba.
Ella cada tanto debatía su vista entre el bello paisaje, los puestos caseros de entretenimiento o comidas, los niños alegres corriendo, las estrellas y las luces tenues enriqueciendo su distracción como impresión, pero no por mucho, puesto que al regresar su mirar azul al de ojos marrones o de verse en extremo tan cerca de él, recordaba la nueva paradoja que su mente le enfatizó.
Una tan inesperada para ella que al aterrizarse, su dulce inquietud naciente pululaba a punta de sonrojos con la extrema cercanía que tenía hacia Yuuri.
—¿Ocurre algo, Vicky-san?
—¿Ah? What? —La despistada apenas si pudo reaccionar cuando rompieron su burbuja al escuchar ese lindo nombramiento, pensando algo como—: «¡Vicky, has algo! ¡Disimula!»—. y negándolo todo chistosamente, ya habló en voz alta o exagerada—. ¡Estoy bien! ¡No! ¡No pasa nada! ¡Ja, ja, ja!
—Mmmmm… ¿Segura? —Yuuri fue intuitivo como precavido al notar ese aire tan dócil y algo particular en la señorita —. Porque normalmente estarías gritando emocionada por todo lo que te digo del evento.
—Bueno… Si lo haría, solo que… —y aquí se detuvo para juguetear un poco con el abanico de mano en lo que ella le daba respuesta justificada o creíble manteniendo la dulce voz, su sonrisa en medio de la timidez que no le abandonaba—. No… tengo palabras para expresar lo que veo, el festival ha estado de maravilla.
—¿De verdad?
—Ujum. Gracias otra vez por… Invitarme, Yuu.
Lo que decía era cierto…
Sí que lo era, solo que su corazón sabía que su razón principal no era del todo la salida como tal, sino el caballero propiciador de ello.
—¡Y, y, y voy en serio con lo de no ponerte en aprietos con tu bolsillo! Yo… —La vergüenza le superó, mas no perdió sus desatinos adorables.
—Ya veo…—Él estaba algo incrédulo ante lo que estaba viendo pero sus gestos no dejan de reflejar lo feliz que se encontraba—. Me…alegra que te diviertas, Vicky-san. Sobre lo otro, no te preocupes porque eres mi invitada y pienso cumplir mi promesa.
—Pero Yuu…
—No aceptaré un «no» por respuesta, ¿De acuerdo, señorita? —Ella con el rojo más notorio, asintió al ser tomada de la mano y siendo guiada a una de las tantas funciones callejeras que había en el sitio.
Yuuri reía con discreción, de hecho le era curiosa toda esta situación, pues por lo general es ella quien siempre lo lleva a empellones cuando se trata de cosas «así» y no «al revés». Lo que lo condujo a una pregunta en cuestión:
¿Era ella su Vicky de siempre?
Porque la conejita escandalosa y despampanante que él conocía, difería mucho con la ternurita que veía en estos instantes. Aunque era comprensible su comportamiento.
¡Puntualicemos! Tiempo atrás, ella ni se imaginaría que un giro como estos se daría en la persona enseriada que tiene como jefe, más aún sabiendo «a medias» los motivos de su actual naturaleza.
No obstante, era consciente que algo le estaba pasando con su amigo, que no le era indiferente, que le encantaba estar a su lado y que el calor que bordeaba su acelerado corazón ha hecho que reflexionara sobre esos sentimientos bondadosos que día a día afloran con claridad y que quizás esos «nuevos sentimientos» agradables como confusos gracias a lo de hoy, unos propios que el ser humano experimenta cuando se siente a gusto con alguien, la tuvieran ahora en jaque y sin saber qué hacer con ellos.
La función de bailarines en el Matsuri otorgado por Shibuya dejaba a la multitud emocionada, aplaudiendo y dando ánimos cada tanto. Yuuri al estar concentrado en el espectáculo no se daba cuenta de que Vickytoria le observaba sutilmente y mientras más lo hacía, más preguntas e inseguridades surgían en su cabeza con respecto al sentimiento que por primera vez está afrontando.
¿Debería dejarlo crecer gradualmente hasta que llegase a convertirse en algo más fuerte para ella que una simple simpatía con Yuuri o si en cambio, debería callarlo, y obligarse a tenerlo en reserva?
—¿Será posible que yo si pueda agradarle algún día de otra forma…?
Distraída, dijo aquello susurrado para sí misma. Luego, tras hacer «clic» por vicisitudes como esas que la conllevaron a meditar, la sola posibilidad de imaginarse algo así, la asustó y se replicaba en contra suya.
— «¡Vickytoria! ¡¿En qué estás pensando?! —Giraba su rostro a cualquier dirección y continuó con su auto regaño mental, en un tono diluido—. Yuuri es tu amigo y jefe, te ve como una amiga. Eres alguien… pequeña a sus ojos… —Y sin querer expresó algo más al surgir una sonrisa floja—. Todo esto es una locura… Él en su sano juicio no estaría contigo.
—¿Dijiste algo? —Yuuri no pudo comprender por el ruido. —Es que me pareció oírte algo como «locura»
—Ah eso… Yo… —Soltó en su mente un «дерьмо» en ruso y se las ingenió poniendo su careta de fresca rebuscada—. ¡Yo decía que los bailarines son una locura! ¡Son demasiadas acrobacias!
—¡Tienes razón! —Yuuri creyó en su palabra y Vicky pudo respirar tras no verse descubierta.
Ella retomó la mirada hacia el culpable de sus sentires, y aunque sus dudas no desaparecieron del todo a la conclusión que ha llegado sobre lo nuevo que ha descubierto, lo que siente lentamente por Yuuri o que se aferre a la idea de quitárselos de su cabeza, ha de fallar y esa latente sigue allí, punzándole con ternura en su frágil corazón.
Después de tanto pensarlo o acudiendo a su tranquilidad, decidió no angustiarse. Al menos no por hoy, porque sabe que Yuuri está dando lo mejor de sí mismo para demostrarle sus sinceras disculpas por las molestias anteriores, de sus plantones y de ser abierto con ella al complacerle con su «cita improvisada»
El primer baile había acabado con los vectores del público indicando que la función, fue un éxito. Cuando estaba por comenzar la segunda muestra cultural, Vickytoria adquirió un ademán adorable tras ver que por lo pronto, ha conseguido consolidar su amistad con Yuuri y como la noche de hoy se trata de que ambos se diviertan, de la nada se sacudió sus pesares haciéndose la loca y regresando a su rutina impulsiva habitual. Ya era hora de disfrutar esta maravilla de festival.
Con eso se conformaba y era todo lo que necesitaba.
—¡¡YUUUUUUUURI!! ¡¡¡MIRAAAAA!!! —El grito de esa coneja loca sacó de onda a nuestro zorro japonés al igual que sus lentes atrapados en el aire—. ¡¡SON ALGODONES DE AZÚCAR GIGANTES!! ¡COMAMOS JUNTOS, YUU!
—P-p-pero si aún no acaba el espec… ¡Waghh!
—¡Después lo vemos! ¡Hay que ir!
—¡Me dejarás sin brazo! ¡C-cálmate!
—¡Sobrevivirás!
—¡Hey! ¡Esa es mi frase!

En algún espacio de descanso, Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 9:30 P.M (Noche del Matsuri)
El Tanabata se trata de una tradición especial que ha de tener sus antiguos orígenes en la China y se popularizó muchísimo hasta llegar a nuestros días siendo adaptado a las costumbres del pueblo del sol naciente. Eso era lo poco que Vicky había comprendido en los panfletos o de las pocas cosas que Yuuri le había comentado cuando lograron sentarse una de las mesitas públicas para degustar del enorme algodón de azúcar que la golosa se compró (además de los tempuras que Yuuri pidió) ciertamente, este no pasó por alto el que Vicky escogiera su aperitivo con forma de conejo pero eso a ella le valió, y lo cierto era que estaba demasiado delicioso.
De allí a que no desperdiciara sus energías con las bromas y chistes malísimos del cuadriculado de su superior.
Aquel espacio de descanso (puesto que habían pasado por todos los puestos y juegos tradicionales sin parar), también le permitió a Vickytoria observar otros detalles que al inicio no comprendió del todo y que Yuuri amablemente le fue explicando, como por ejemplo, que durante el antiguo Tanabata era costumbre de ofrendar poemas y escritos a los dioses Orihime y Hikoboshi para que estos traigan prosperidad en las cosechas, hasta ahí vamos de lo más normal.
Sin embargo, como ya conocen que en esta historia deschavetada todo puede pasar, la cosa estalló cuando uno de los señores que traía el pedido de Yuuri a su mesa escuchó la conversación y les mencionó en un rústico inglés que dicho festival en el mes de Julio aparte de marcar el inicio de las cosechas o el cambio de estación, se le nombraba, en la antigua Japón «medeaizuki», el cual era muy especial porque eso, traducido en nuestro idioma significaba: «El mes de los enamorados»
—REALLYYYYYY?!!!
Al estar relacionado con la vieja leyenda de amor (cosa que el zorro le omitió a la conejita) y sobre cómo se conocieron los dioses Orihime y Hikoboshi (los protagonistas del Tanabata) han despertado la curiosidad total de Vicky y de conocer la procedencia a fondo. El señor se retiró a entregar el resto de encargos dejando al japonés en un lío bastante chistoso, porque de plano él sabe que Vicky no desistirá hasta que le sacien su interés novelesco de color rosa hasta el final.
—¿Yuuri porque no me dijiste esa parte y que en sí era la razón principal de esos descuentos? —Esa niña se emocionó por montón al aplaudir. —¡Amo estas cosas y más si son románticas!
—No lo vi necesario… —Se abochornó el muchacho.
—¿Podrías contármela?
—¿Es en serio, Vickytoria?—La miró como bicho raro y ella tenía la ilusión de saber más del asunto. —¿No crees que eres lo suficientemente «grande» para este tipo de cuentos infantiles?
—Estamos comiendo, recién llegaron las tempuras y nos servirá para reposarnos. ¡Katsuki Yuuri, ni creas que te vas a salvar de «esta»! —Se sentó a su lado muy caprichosa demandando sus exigencias, Yuuri trataba de verse serio, pero falló por cada risa que soltaba—. Sabes que me gustan los cuentos. Tú solías contarme muchas historias de pequeña.
—Bien dicho, de «pequeña», ya no tienes la edad de Yuuki.
—Mooh~~
—Y se supone que tienes diecisiete, que eres emancipada y que está a pocos meses de convertirse en una «adulta» de modo oficial.
—¡No me importa, sigo siendo ilegal! —Apeló a su defensa con ese «as»—. ¡No seas amargado!
—Ilegal cuando te conviene, ¿no?
—¡Yuuriiiii!
—Ja, ja, ja, aunque…
—¿Qué?— Su amigo reía rendido y Vicky no contuvo su intriga. —¿Por qué te ríes?
—Es que, me sorprende mucho saber que algunas costumbres de la «pequeña Vicky» que vi en Rusia no se han desligado de la «Vicky actual» que está conmigo.
El noble rostro y la simple añoranza de las cosas comentadas con tal delicadeza, acabaron cautivando a la niña y de paso que ella maldijere a las rosadezcas mariposas de su interior por derretirse cada vez que Yuuri saliera con una gentileza de esa clase. Las querellas no faltaron, los bocadillos o que esos dos entablaran distintos asuntos amenizaron mucho su conversación con respecto a anécdotas de su pasado y lo que veían del festival, del cual no demoraron mucho en retomar el tema de los dioses y por ende, la historia detrás del Tanabata.
—Nuestros abuelos nos comentaron que hace mucho, mucho tiempo vivió una hermosa joven en los cielos…y fue llamada Orihime. Tenía como única tarea la de tejer y tejer bellísimas telas siempre a orillas del río Amanogawa, que en este caso era la Vía Láctea. —Yuuri miraba al velo nocturno dando con las estrellas, esas que fueron señaladas en su relato.
Vicky imitó su gesto con mucho asombro, pues estaba atenta cual niña encantada al desempolvar su baúl del recuerdo a como Yuuri le daba el misterio y emoción en sus narraciones (lo hallaba grabado y bien fresco en su memoria) le contaba que en esa leyenda, Orihime disfrutaba tejiendo vestidos y que era la mejor entre las Diosas gozando de gracia y carisma. Por cada tejido, era un universo repleto de estrellas, una más hermosa que la anterior a lo largo de ese río y encontraba en esta actividad todo lo que podía desear para ser feliz pero se dio cuenta que era una milésima parte, pues este trabajo, si bien le gustaba, la abarcaba en soledad y le aislaba en cierto modo de todos.
—Ya veo… «una bella ave en una jaula de oro» —La mirada dispersa como simpatizante en Vicky con esa revelación en la mágica historia fue tal, que ha de transportarla al escenario de los hechos desde su punto de vista e imaginación. Ella se sentía y se veía reflejada en Orihime, incluso ya se veía así misma tejiendo de noche a noche. Algo en lo que no difería mucho con su antigua vida como danseur y la sociedad elitista de Rusia.
En pausada voz, el japonés ha de proceder en la historia (ahora con el plus de nuestro elenco de policías interpretando los sucesos en la mente de la conejita Nikiforova y no se les haga raro si ven modificaciones), expresó de que la Diosa tejedora pasaba plácidamente los días en la llanura alta del cielo para llegar al río, absorbida en su trabajo y al ritmo del monótono sonido de la lanzadera del telar. Pero una mañana, al dirigirse al telar, Orihime vio a un joven y apuesto Dios llamado Hikoboshi. Se le conocía por ser el pastor por excelencia del ganado estelar (dígase por estrellas fugaces, asteroides o soles y extrañamente, esa pelusa se imaginó al Dios como a Yuuri)
Día tras día, ambos jóvenes se hablaban por las mañanas, más días pasaron y aun con sus responsabilidades, se hicieron amigos. Comentó que ambos Dioses con el tiempo cayeron perdidamente enamorados y aunque mantuvieron el romance en secreto, la Reina del Cielo (que en la historia original es un «rey», pero ya saben cómo es Vicky, en su cabeza era una «Reina» y no cualquiera… Doña cruelaforova) se enteró de ello gracias a su fiel lacayo lamebotas (Sagara le dicen), y pese a que este quería deshacer el amorío por gusto propio de ver sufrir al pastor porque envidiaba su posición, la reina no vio perjudicial la relación o el amor que tanto Orihime como Hikoboshi se profesaban y les permitió unirse en matrimonio.
—¿Matrimonio…? —Sí, su imaginación es algo sin precedentes. No obstante ella pensaba si algo así pasaría entre ella con Yuuri a futuro y luego caviló un: «Vicky, volaste muy alto, muñeca, es tu amigo, tu amigo, tu amigo»… —El carmín adornó su faz y giró su cabeza enérgicamente para sacudirse esos raras ideas…
En lo que quedaba de la noche, se prometió no comer más dulces para justificar su sobre producción de ocurrencias mentales.
—Lo malo fue… Que la felicidad no iba a durarles mucho a esos dos teniendo a gente como ese lacayo en su contra…
—¿Eh? Wait?! ¡¿Cómo así…?! —Su mundo feliz se rompió y Yuuri procedió a explicarle.
Como en todo cuento romántico, no tardaron en contraer matrimonio, mas aquello repercutió que Orihime, la bella Diosa princesa, haya descuidado un pelín sus tareas como tejedora, su nueva situación de casada le ha quitado mucho tiempo y no es que recuerde su obligación para con su madre, digamos que todo esto la ha superado.
En cuanto a Hikoboshi, ocurrió lo mismo. Tal fue su despiste y tan sumido estaba en su plácida felicidad de hombre casado, que había descuidado a su ganado (los seres de luz que iluminan a los humanos en la tierra), y se hallaba perdido por lugares recónditos o difíciles de entrar.
La dejadez de la pareja, acabó enfureciendo a la Reina Celestial. ¿Y cuál fue su reacción?
Si en un principio toleraba parte de su comportamiento, no tardó en tener que tomar medidas drásticas gracias a los reportes del Lacayo envidioso ante el cariz que había adquirido la situación. Fue así que como castigo, a los dos amantes, los separó para siempre convirtiéndolos en seres interestelares y para sumar una piedra más en su camino, a cada uno de ellos los delegó en los extremos del río Amanogawa.
—Se sentían devastados ya que no podían tocarse, ni verse y ni hablarse…
—Sniff…Sniff… eso…es…tan… cruel…déjenlos ser felices…un error lo comete cualquiera…bbb.
—¿Ah? ¿Vicchan? ¿Es-espera? ¡¿Qué te ocurre?! ¡¿Por qué lloras?! —Yuuri, nervioso, no tardó en prender sus alarmas tras ver a esa dramática llorando como Magdalena exagerada, la cascada brotaba hermosamente de sus enormes y acuosos ojos azules de huevo frito y no dejaba de sorberse la nariz (y tampoco de comer los tempuras) en medio de su dolor.
—Ya no me gusta esta historia…es muy triste…sniff…
—»Que tierna…»—Pensó.
Olvidó por completo que a Vicky de pequeña no le agradaban los dramas temporales en los cuentos que le relataba y por lo que ve, a la Vicky actual, tampoco,
—»Definitivamente algunas cosas en ella no cambian…»—Afirmó para sí riéndose por lo bajo, y rápidamente se encargó de contentarla.
—Es cierto, fue algo drástico separar a dos enamorados por toda la eternidad. —Le secó cada gota con una servilleta que sostenía en su mano sobre el rostro de la conejita adorable y chillona que tiene a su lado—. Demasiado cruel; aunque no todo estaba perdido.
—En… ¿en serio? —Dejó de hipear a medida que Yuuri terminaba de limpiar su naricita enrojecida o que asintiera.
Le dijo que días después, Orihime, desesperada por ya no tener con ella a su marido, pidió a su madre el poder verse una vez más. Aunque fuera solo una vez al año. Y así fue, accedió con una única condición, que ella siguiera con su trabajo como Tejedora y su esposo como Pastor. La noticia le cayó como agua salada al Lacayo envidioso cuando los amigos del Hikoboshi le llevaron el comunicado.
Para en ese entonces, podrían verse siempre y cuando sea solo en el séptimo día del séptimo mes lunar.
Pero aquel acuerdo encerraba además una pequeña trampa que la madre de la Diosa no les comentó. Porque podían verse, desde luego… pero no tocarse. Cuando por fin ha de llegar el gran día, la pareja estaba separada por el río, el cual no podían cruzar porque el puente no era seguro.
Orihime lloró y lloró desconsoladamente, y lo hizo tan fuerte que el pequeño Dios de los animales del cielo (nuestro rollito de canela, Yuuki) había escuchado los lamentos de la linda princesa, y él comandando a sus amigos, una bandada de urracas (representadas en la cabeza de Vicky por Emil, Yuri, Otabek, Jean, Isabella, Mila, Sala, Michelle, Georgi y toda la comarca del F.E.G.I) acudió en ayuda de la joven. ¿Y qué hicieron los nobles animales bajo las órdenes del pequeño Dios?
Formar un puente con ayuda de sus alas, y tras ser seguro, Hikoboshi cruzaba el río camino a los brazos de su amada, así como Orihime se mandó al manto acogedor de su amado.
Vicky al saber ese hermoso final feliz, toda su aura entristecida pasó a una llena de satisfacción y alegría aunque se descolocó al conocer de inmediato por boca de Yuuri, que los dos Dioses han sellado su reencuentro con un gran beso…
Un beso que no escapó de la imagen mental que creó Nikiforova en ese momento siendo ella y Yuuri los protagonistas de esa historia. Lo siguiente fue el rojo total de su vergüenza por imaginar esas cosas.
—¡¡¡Ahhhhhhhhh!!! ¡¿Esto es una broma verdad?! —Gritó en voz alta sin darse cuenta al estar centrada en lo que pensó.
—No, no lo es.
Yuuri respondió casual, creyendo que ella le hablaba a él y no que la chica habría quedado impactada por ese final feliz. Vicky al reconectar sus neuronas se quiso morir y corrió con suerte de que no pillara sus tarugadas o metidas de pata.
—Orihime y Hikoboshi lograron quedar juntos. Hasta nuestros días, les fue concedida la posibilidad de volver a verse una noche cada año, la noche del séptimo día del séptimo mes y todos los animales junto al pequeño Dios del cielo ponen de su parte para que los esposos sigan encontrándose. Eso sí, siempre y cuando no llueva. Porque de hacerlo, deberán aguardar hasta el año siguiente. Cuando ocurre eso, a la lluvia que cae del siete al ocho de julio en el paraje nocturno, se le conoce como «la noche de las lágrimas»
Claro, Yuuri terminó por enfatizar que de si no hay mal tiempo, los Dioses se juran amor eterno y terminada la noche, él volvía a su trabajo de pastor y ella se quedaba tejiendo, anhelando ambos el próximo reencuentro. Vicky no espero que tal desarrollo de una bellísima leyenda acabase por transportarla en muchos escenarios ocupados por el príncipe japonés que ha de tener a su costado y no negará que ahora sí quedó más confundida en sus emociones que antes. Solo deseaba que eso sea pasajero…
De ser así no sabría cómo mantener su amistad y admiración para con Yuuri.
—»Aunque en caso de que yo…»—Vaciló por un microsegundo y luego, negó con una sonrisa—. «Vicky no guardes ilusiones. Es Yuuri. Eres su Oficial, él es tu superior y sobre todo un amigo que intenta disculparse contigo…»
En fin, ella desistió del tema y trataba de concentrarse en su guía y orador japonés personal, no obstante, queridos lectores, dudamos mucho de que su sentimiento confuso sea «momentáneo».
Cerrando el tema de la historia, Yuuri concluyó que los humanos en la antigua Japón escribían alabanzas y poemas a los dioses, para que las cosechas fueran bendecidas y sus familias fuesen tan prósperas como ellos. Que en la actualidad, ese concepto cambió, y ahora son reemplazados por un deseo plasmado en letras otra vez, que se pueden colgar en un Tanzaku en la cúspide más alta del bambú, y entre más alto se encuentre ese deseo del cielo, tendrán la esperanza de que se cumpla.
—Una vez acabada la fiesta este se quema junto al bambú durante la media noche o puedes optar por tirar el bambú al río y que este sea llevado por la corriente para dar directo al mar… la cuestión era… que ambas formas son el medio para que los deseos lleguen a los dioses Orihime o Hiroboku y si ellos aprueban tu deseo, lo cumplirán. ¿Es…increíble, no?
Vicky con lo último, se le ha prendido el bombillo con una idea fenomenal. Una de la cual no piensa decirle hasta encontrar el momento indicado.

En algún espacio de descanso, Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 10:00 P.M (Noche del Matsuri)
La noche avanzaba sin desaprovechar todo el clímax acogedor de los lugareños demostrando si oda artística en bailes, juegos, recitales y muchas cosas más, logrando que Vicky apreciara a profundidad la belleza inigualable de Japón y que en Yuuri reafirmara ese gusto olvidado de su niñez al acudir a estos escenarios.
Ambas partes estaban complacidas por ello, no obstante, cada tanto se veían incluidos en una que otra situación embarazosa para Yuuri y no tanto para la descarada aquella cuando los fotógrafos y vendedores ambulantes los confundían por novios o querían promover sus productos. Yuuri buscaba la forma de explicarles que no eran pareja, pero con una Vickytoria oportunista tomando las riendas y sacándose los clavos anteriores en su mini-venganza, no había forma de que el pobre pusiese ocultar sus sonrojos o que ella hiciere lo mismo con su risa pícara cual malvada y suelta de esa boca de corazón.
—Gracias señor. —Se despedía ella del fotógrafo que amablemente les regaló la foto instantánea—. ¡Nos vemos preciosos! ¿No crees Yuu~?
—¿No tienes vergüenza? —El hombre renegaba en lo más rojo de su ser, aunque mermaba siempre y cuando la niña siguiera abrazándolo cariñosamente a un costado como si nada.
—Eres mi novio de mentiras, hay que aprovechar las promociones.
—Por eso tu tío solía quejarse de tu padre. No le perdiste ni una pisada.
—Y por algo soy digna hija de Andrei Nikiforov. ¡Ya no seas amargado!, ¡diviértete! —Le ganó por «cuatro años luz»
Pronto ella se quedó observando en una dirección específica, Yuuri en su intriga le ha preguntado y ella no demoró en hacerle saber.
Yuuri le ha de decir que en aquel lugar es donde se arman los tanzakus y finalmente, esa efímera idea que discurrió por su mente horas atrás, la puso en marcha…
—¡Yuuu! ¡Sígueme!
—¿Eh?
—¡Hay que comprar esas cosas y pedir un deseo!
—¡¿Ahhhhhhhhhhhhhh?!
—¿No pretenderás traerme aquí y no hacerlo? ¡Será amazing!
El festival en sí mismo encerraba la poesía de otra manera al disponer de los tanzakus y/u otros objetos que permitiesen transmitir el deseo a los Dioses en esa espectacular noche, Katsuki siendo jalado por el pequeño huracán de tierras rusas llamado «Usaforov», le pareció inútil contradecirle (de hacerlo, podría), solo no quiso llevarle la contraria y dejar que ella disfrutara a sus anchas su bella tradición. En cierto modo aún se sentía con el deber de reivindicar sus malas pasadas días atrás y ya lo había conseguido. Sin embargo, lo que implicaba realizar esto en conjunto le parecía tan irreal, que debía decirse a sí mismo un: «Lo es Yuuri, estás con ella, está pasando».
Constatado ese punto, el vendedor artesanal, un señor de mucha edad le hablaba amistoso al par de jóvenes, Vicky no comprendió pues la jerga usada por el propietario del puesto, era muy antigua como trabajosa y Yuuri debía hacer las veces de traductor, además de no implementar mezcolanzas con el inglés como ocurre en el japonés actual debido al manejo de antaño que el otro orador declaraba. Vickytoria una vez hubo discernido lo que Yuuri le comentaba en palabras más sencillas, reavivó sus emociones alegres. No dudó en armar su deseo y de paso le obligó a que hiciera el suyo.
El festival aún no culminaba al igual que la noche, siendo las once y cincuenta de esa zona, muchas personas se vieron animadas a arrancar con la tradición principal. Los bambús al ser un referente importante para hacer llegar ese mensaje o deseo a los dioses de la prosperidad y el amor en Japón, estaban cubiertos de bellos maderos de colores por las ramas más altas. Los niños reían, los adultos les ayudaban y al detallar a la rusa junto al japonés que disponían del relieve adornado de un verde y profundo vínculo entre la escritura o la apreciación, o más bien explorando (como si de un nuevo acontecimiento se tratase) la fuerte conexión que exigen esos asuntos con la palabra clara en sus manos, el Tanabata a ambos jóvenes, les marcaría un bonito recuerdo en sus vidas.
Yuuri ya había puesto su tanzaku sin tanto rollo, Vickytoria al no ser muy alta se le dificultaba o saltaba sin resultado alguno, (quería guindarlo en una de las ramas más altas que vio en su predisposición por la recomendación que le dieron) Yuuri supuso que esa parte se la tomó muy enserio, así que olvidándose que de pronto medio mundo lo tendría en la mira o que le comería su timidez, fue con ella al ubicarse a sus espaldas y tomarle a tiempo antes de que diese un traspié, Vicky se sorprendió.
—¿Te ayudo?
—¿Eh?
—Te alzaré y lo pondrás en la rama que desees, ¿de acuerdo? —Para ese segundo ya él estaba frente a ella y posicionando sus manos en la pequeña cintura.
—¡¿Ah?! ¡¿Espera un momen…?!
—二… 一… 零 … Hurry up!
—¡¿Ahhh?!
Yuuri de inmediato no lo pensó, la levantó como si se tratase de una pluma (ya lo ha hecho antes en sus prácticas nocturnas) y Vicky todavía no salía de su asombro sonrosado o chistoso reflejado en su cara. Intentó persuadirlo pero no lo logró, él seguía allí, esperando pacientemente y presumiendo de su resistencia física o de su amable sonrisa a que ella hiciera su parte.
Aquello fue un gesto encantador y Vickytoria discurrió en embelesarse por las actuaciones nobles y caballerosas de quien es su amigo y persona a admirar, finalmente aceptó, tuvo acceso a esa rama y el tanzaku quedó entrepuesto embelleciendo sus hojas.
Tras bajarle con esa misma delicadeza y que ella quedara ahora en medio de sus brazos o refugiada en su entereza, la lectura «inconsciente» en la rusa fue mirarle de una forma inocente, la cual no sabía el por qué le nacía. Solo lo hizo sintiéndose protegida. El japonés seguidamente, realizó lo mismo dejándose llevar por lo que dictaba sus sentimientos y por esa nueva estela que halló en la señorita.
En el tiempo en que el iris del él se vio reflejado en ella, era como si todo se detuviese, logrando así difuminar los límites que normalmente conlleva a abrirse al mundo y consigo mismo. Cada vez más sin caer en los posibles errores. Así lo percibió Yuuri y así reparó ese nuevo brillo especial en Vickytoria que lo hizo estremecer y que le confirmaba que tal vez él pueda tener una posibilidad o resquicio de trazar algo con ella, que su corazón le insistía que era lo correcto y no sería tan descabellado como su razón le indicaba a la hora de limitar ese alocado objetivo.
Bastaba con dar un rápido vistazo al contexto para no hacerse el sordo o seguir negando lo innegable.
Le gustaba esa Oficial…
Le fascinaba esa Oficial…
Le gustaba y le fascinaba en demasía la naturalidad e ingenuidad con el cual lo ha de mirar a través de sus ojos hechizantes y azulados, esos luceros brillantes y puros que desde el primer momento en que volvieron a cruzar sus caminos de modo inesperado, le ha permitido conocer todas sus facetas al punto que se convirtieron en otra razón más para querer vivir y seguir viéndolos (a parte de su niño adorado) Él no desestimó que su físico también lo envolvió, ciertamente la mayoría solía deleitarse con lo carnal, pero Vickytoria no tuvo necesidad de valerse de dichas triviales.
De hecho, toda aquella magnificencia visual pasó a un segundo plano cuando en su entereza, ella le fue revelando su real identidad. Una tan palpable y sincera en su análisis, que no todos lograban obtener a profundidad por cegarse o no discernir más allá de sus conjeturas y de la belleza exterior que Vicky emanaba. Él sí lo hizo y se agradeció así mismo, por esa parte observadora en su ecuánime ser.
En todo este tiempo en que Vickytoria Nikiforova llegó a Japón buscando la oportunidad de materializar su sueño, le ha abierto su corazón siendo una muchacha honesta en acciones de modo que Yuuri, se fuese deleitando de su espíritu indomable, de lo aguerrida, lo justa, analítica, estratega o lo guerrera en una profesión tan peligrosa, predominante y elitista como es ser una Guardiana Oficial Imperial.
Pese a su diferencia social, de lo inexperta en muchos temas por las restricciones a la que fue sometida, del que sea muy joven (sin mencionar lo caprichosa, llorona, extravagante, despistada u otros pequeños defectos propios en cualquier joven de su edad) o de los dolorosos golpes que recibió del destino en su niñez hasta la fecha, su fuerza de voluntad no decayó.
Con esa fuerza abrió muchas puertas cerradas en su camino, con esa fuerza encaró a varios que no creían en ella, y con esa misma fuerza, le bastó para que a Yuuri Katsuki, el serio, neutral y estricto Teniente Coronel de la comandancia de Shibuya le pusiese prueba, que se ganase su confianza a pulso y en última instancia, una reservada y amistosa admiración que con el lapso de los meses cambió al sentimiento más hermoso que todo individuo podría tener.
Porque solo allí y justo allí, fue que esa muchacha en su tierna amistad develó ese último lado inexplorado y el cual terminó de atraparlo por completo; el candoroso, el sensato, el protector, el cariñoso y encantador de su riqueza interior. La ternura de su caricias, sus arranques enternecidos y la dulzura en cada frase o palabra salida de esos labios rosados; puede que sea posible que todas esas cualidades y contornos (agregándole el plus de su estima como amor absoluto para con su niño Yuuki) hicieron que pareciera más bella de lo que ya era a sus ojos.
Entonces, ya no descubrió que le gustaba o que le fascinaba esa Oficial…
Descubrió que era capaz de explorar un sentimiento mayor como el estar enamorado de esa Oficial… ¡Corrección!
¡Ya la ama!
Él ama con todas sus fuerzas a su Oficial!
La ama con todo su ser aun con todos los predicamentos que eso pueda traerle a futuro viendo sus diferencias de edades, de sus cargos o cualquier otro impedimento.
Pero era un hecho para él así como en la grandeza de su alma donde resplandece su reciente riqueza y capacidad de amar, una sola cosa…
Que Yuuri Katsuki, un viejo zorro aislado que siempre consideró que algo así, jamás le ocurriría en su precaria vida por ser quien era y por devengar tantos compromisos de peso sin hacer aun lado sus demonios e inseguridades… Ha caído ante la dulzura despampanante y colorida de Vickytoria Nikiforova.
Él lo meditaba. Ha de tener miedo por lo que hará, e incluso su mano tembló un poco al pasarla por última vez sobre los mechones platinados y quedar sutilmente en la melliza ajena. Vickytoria instintivamente lo sigue observando con dejos de ternura o agradeciéndole por esa caballerosidad de ayudarle, total que no fue muy consciente de la atmósfera que le rodeaba y se vio impulsada a guiarse por sus enamoradizas emociones.
—Vickytoria… —Él le nombró con aparente serenidad.
—¿Eh? ¿D-dime? — Ella seguía en esa tónica alucinante y sin saber qué esperar.
—Yo…
Y en ese instante en que él se preparaba para revelarle lo que sentía, la imprudencia en forma de fuegos pirotécnicos o que los actores teatrales pasaran en medio de las personas que aun colocaban sus tanzakus, aparecieron cortando en el momento en ese par o por lo menos en Yuuri. Bajándole así, el nimio valor que había adquirido o que Vickytoria se distrajera a mirar de repelón por la misma dirección y todo enfrió aún más al avistar a esa gente arribar a su dirección.
Vicky, en su despiste aplaudía feliz del espectáculo callejero, y Yuuri a un par de metros sonrió por lo ocurrido resignándose.
Mucho más teniendo esas tres cosas bien puntuales en su mente, ahora será cuando le tocará trabajar por ello, y son las siguientes: número uno, que ya la tiene clara con respecto de amar a Vickytoria. Número dos, que él ya se dio cuenta que ella podría corresponderle, solo que la distraída no es consciente de sus acciones y número tres, que aún no era el momento para confesarse.
Necesariamente ambos deben estar en la misma sintonía como conciencia romántica y ya creyó entender mucho mejor los consejos dados por Phichit, Leo o Alessia, e incluso las palabras que Christopher le brindó sobre lo de ser arriesgado y que dejase de pensar en los perjuicios o sus miedos, puesto que «el tiempo y la cobardía no dan tregua en los mares del amor»
Pronto, al ser medianoche toda la multitud en distintos puntos rezaban para que sus deseos llegaran a oídos de los dioses mientras eran quemados en medio de la danza, la tradición y conmemoración arraigada de años.
Vicky quien ya estaba con Yuuri, imitaba la hazaña, muy en el fondo deseó conforte para ella, su familiares, sus amigos y su pequeño rollito pero también pidió algo muy especial, algo que en si no era personal o propio en sí misma.
—»Deseo que a Yuuri siempre le vaya bien en cualquiera de sus logros y que pueda conseguir su paz o felicidad»
Lo susurró muy bajito en ruso…
Era un ruego que sinceramente deseaba de corazón que se cumpliese.
Por su parte, Yuuri no era muy dado a estas peticiones, más por primera vez en su adultez sintió la necesidad de hacerlo. Habló de que en mucho tiempo pensaba que luchaba solo o que era un simple estorbo y que hasta hace poco cayó en cuenta de cuantas personas le valoraban por quien era… Por ello, deseó que ellos desde su potestad divina cuidaran de su sobrino, de sus familiares y amigos, que no los desamparara. Aunque si era más honesto, también deseó tener algo más.
—Deseó tiempo… Deseó mucho tiempo para estar con todos, mi sobrino y más con Vickytoria.
Pues a fin de cuentas, fue ella quien de alguna forma logró forjar ese nuevo pensamiento de colores en su paleta gris, quien le buscó el cómo alejar esas neblinas con referente a lo anterior y lo agradecía.
—»No sé cuánto tiempo he de seguir así o cuánto tiempo mi cuerpo resistirá en los operativos con lo que se avecina… Realmente no sé… Lo que sí reitero es que permitan estar con mis allegados para expresarles mi gratitud, de permanecer con mi sobrino y también con ella aunque sea por poco. Solo, quiero tiempo para disfrutar con ellos, tiempo para confesarle mis sentimientos a Vickytoria. Solo denme tiempo… por favor»
El ser humano se caracteriza por demostrar bondades y maldades, por profesar lo bueno y lo malo, afortunadamente, cuando los deseos consumados son para el bien común, resaltan lo mejor de cada individuo y eso por lo visto, es remarcado en ambos oficiales de civil. Deseos dignos de admirar por su valor sentimental.
Los fuegos pirotécnicos adquirieron más furor en el cielo irrumpiendo el casi finalizado ruego de todos los lugareños, figuras incandescentes denotaban la majestuosidad con la que pintaban ese lienzo obscuro de pizcas blancas y Vicky junto a Yuuri, sin separarse el uno del otro, no dejaban de asombrarse o de estar alegres.
—¡Es hermoso Yuu! ¡Mira!
—Lo es, зайка.
Sin lluvias o asomo de nubes que entristecieran el festival, se podría decir que su transición fue un éxito rotundo, todos se hallaban en buen plan de que este año una vez más, los dioses enamorados del Tanabata se reencontrarán. Ya habiéndose desarrollado el punto principal algunos ya disponían a retirarse, otros en continuar con los festejos y si hablamos de los Oficiales….
—Ehhh~~Por cierto, tú… Estabas por decirme algo antes de… que nos interrumpieran.
—¿Ah… yo?
—Ujum… ¿Qué era?
—Este…Yo…—Se vio atorado en sus nervios—. Yo… quería decirte que… hace mucho tiempo que no me divertía así… fue una buena idea en venir juntos. Gracias…—Lo ventajoso fue que su pericia supo salvarlo.
—¿Ves que si tenía razón? ¡Es bueno cambiar la rutina! —Le respondió con ingenuidad además de sugerirle que el próximo año deben traer a Yuuki. Eso le ayudó a Yuuri a constatar que hizo bien en no apresurarse con ella y dejar que todo vaya tomando un buen camino con la linda señorita. Ah pero la siguiente pregunta lo descuadró un poco—. Cambiando de tema, ¿Cuál fue el deseo que escribiste Yuu? —Preguntó la pelusa con cara curiosa.
—Reserva de sumario, Vicky-san. Lo siento. —Yuuri en su amabilidad le sonrió y ha de resguardarse con sobriedad de ella.
—Moooh~ ¿Entonces no me dirás? —Le afirmó con pucheros.
El hombre diciéndole un: «me pides un imposible,» negó gentilmente en su tenue sonrojo.
—Okay, eres feo y cruel, ¿sabías?
—No creo que me digas el tuyo, ¿o sí? —Le dijo con propiedad y Vicky le ha mirado quedando en blanco o que de inmediato pasara a un lindo color rojo.
Más no por mucho. Se supo reponer haciéndose la interesante.
—Tienes razón. —Manejó con elegancia ese abanico de mano o que sellase sus labios indicando un silencio jurado—. Es secreto, zorro caribonito. —y le picó su ojo azulado.
—¿De cuándo acá tienes tales atribuciones para nombrarme así? —Fingió seguirle el juego enseriándose con astuto actuar.
—¡Desde que somos amigos! —Vicky no le prestó atención y solo buscó estar a su lado o estrujarlo como pusiese al rodearlo parte de su torso con sus brazos.
—¿Así que «amigos»?—Su sonrisa, su actitud afable al acariciarle sus cabellos o su felicidad lo delataron ante la muchacha quien se sentía muy contenta por lograr que Yuuri le devolviese el gesto muy a su manera reservada. Obviamente el más agradecido de los dos era Yuuri, aunque bien, no piensa venderse tan fácil, ya saben cómo es nuestro señor honorable y práctico—. Te recuerdo que soy tu jefe. Pero ya que las cosas están «así» ¡Perfecto! Eso significa que puedo llamarte zanahorias, Usaforov o conejita, cuando me plazca.
—¡Ehhhhhh! ¡Nooooooooooo, eso no se valeeee! ¡Tramposo!
—No. No lo soy, solo soy un zorro práctico, ¿no?
—Ah, pues…pues….¡Ahora deberás comprarme muchos takoyakis si quieres mi perdón!
—¿Eh? ¿Pensé que ya estaba perdonado?
—La cita aún no acaba y eso te pasa por andar de chistoso. —Ella se adelantó para conseguir el mejor puesto con su mejor cara de alcurnia dando a otro lado con ese «Jum» pronunciado.
—Ok…No hay problema, igual tengo hambre. —Él no aflojaba su paso.
—¡Y los pienso pedir caros!
Sin embargo, este último reclamo infantil, lo hizo reír… ya a estas alturas no le importaba ver que ella se enojase o que demostrase sus caprichos, claro que no. Él tenía clara una sola cosa…
—»Katsuki Yuuri, estás en un serio problema, uno llamado Vickytoria…»—Fue lo que pensó sin perder de vista a esa linda muchacha de noble corazón.

En algún puesto de feria, Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 12:30 A.M (Noche del Matsuri)
—Acéptelo como un pago de mi agradecimiento hacia a usted, Oficial. ¡Por favor!
—¡¿Eh?!, ¿E-e-esto es…?—Estupefacto y con su cara en extremo roja por tal gentileza, no hallaba cómo declinar severa oferta sin ser descortés.
En resumen, cuando la pareja ya se preparaba para irse a casa después de comer a gusto en los puestos de comida, los dueños de lo ajeno no desperdiciaron el tiempo para hacer de las suyas. El grito de unos cuantos ciudadanos encendió las alarmas en Guardián Imperial de Élite y lo que no esperaban el par de forajidos era que Katsuki de la manera más experta, los capturó en medio de su camino.
Uno de ellos al verse en el suelo quiso hacer amague de huir y dejar a su compañero botado (Ya Katsuki lo tenía asfixiado con esa llave mortal) más no le resultó. Nikiforova, como correspondía, sirvió de apoyo a su jefe, el tipo no supo en qué momento esa chica lo desarmó usando su abanico de mano o que lo noqueara con su típica patada infernal dándole directamente a al tabique de su nariz.
¿Por cierto?, ¿como dato curioso sabían que ese movimiento dejó más de un hombre embobado, con muchos pañuelos limpiando su sangre o que sus esposas y novias los arremetieran con cachetadas en sus caras puesto que a ella, no le importó de que le viesen parte de sus esbeltas piernas por estar concentrada al impedir el escape de ese ladrón?
¿Qué cosas, no?
Volviendo a la historia, los policías ordinarios arribaron y terminaron el protocolo que antecede a estas situaciones. Nikiforova daba sus declaraciones mientras Katsuki atendía al dueño que se vio temporalmente afectado en ese robo, no paró de darle las gracias y esto, nos llevará al punto del inicio con ese japonés abochornado hasta la médula.
¡Lo intentó! ¡De veras que trató de no acceder a eso! En su simpleza, le explicó que no había necesidad de tal detalle; sin embargo, el artesano no se rindió, y como el destino siempre ha sido un perro malnacido con Yuuri en estos temas… Todo se le complicó aún más cuando Vickytoria llegó a su lado, que ella le viere esos bellos anillos de fantasía (algo baratos pero no dejaban de ser hermosos) con los grabados de media luna en sus manos y que el noble señor pensando que aquella jovencita fuese pareja del oficial, lo tomó como la oportunidad perfecta diciéndole a Vicky que el regalo va por cuenta de la casa.
Obviamente, esa mucha despistada, escandalosa y de valores intachables no permitiría que Yuuri saliera con un desplante tan insulso ante semejante obsequio, ¿así que ya saben lo que pasará, no?
—¡Yuuri, no seas grosero! ¡Acepta el regalo que amablemente te da el artesano! ¿Qué son esos modales?—Le regaño en ruso, con pose mandona y con un gran puchero que se vio muy tierno. Luego tomó uno de los anillos y quedó muy encantada o expresando lo que pensaba en inglés—. ¡Míralos! ¡Son muy bonitos, Yuu! ¡Podrías obsequiarlos a tu hermana y a tu mamá!
—Es que… No los puedo aceptar.
—Mooh~ ¿Cómo qué no? —Él encare fue peor provocando un pánico fantasmal al cobarde japonés.
—Bueno, sé que no son lujosos pero creo entender al joven viendo que estos no son cualquier clase de anillo, son… especiales.
—¿Especiales?
Asintió el señor riendo al ver la careta de confusión en la pequeña.
El hombre con seguridad le relató que en la antigua Japón, a estos anillos se le conocen como «promesa» y eran muy apetecidos por su diseño. Actualmente ya no se hacen por su material corriente, pero estos adquieren un valor muy especial en la cultura nipona. Afirmó con sabiduría cuando estos son portados por una pareja formalizada, funcionan como símbolo de compromiso recordando su juramento de amor eterno, hasta que fuesen cambiados por unos anillos de «almas gemelas» o de «matrimonio»
—¡¿Compromiso?! ¡Ahhhh! ¡Qué lindo!
A ella se le salieron los corazones tras conocer esa costumbre romántica y en su picardía (deduciendo el por qué Yuuri estaba con insistencia cuadriculada en rechazarlos), le jugó una bromilla inocente, cambiando su semblante a uno más adulador.
—Eso significa que… ¿Ahora el príncipe amargado será mi prometido de verdad y se dejará besar de su princesa como en todo cuento de amor? —Esa mirada fascinante con la mano levantada agraciadamente a la altura de su rostro y mostrando directamente el anillo en su dedo anular, acabó con el poco raciocinio en Yuuri.
—¿Ehh…? —Y el pobre sin disimular, quedó algo ido, e imaginando efímeramente a Vickytoria como su prometida oficial.
Automáticamente su cara se coloreó de un carmín monumental que a la vista de Vicky, fue un tanto evidente, y él como pudo, embarajó/aclaró al señor en japonés que no son pareja o algo parecido. La conejita traviesa rió por ese aspaviento respetuoso en el temeroso zorro de su superior.
—Lo siento, aunque admito que sí fue divertido hacerlo.
—¡E-eso no es gracioso, Vicky san!
Su cara hecha un poema, aparte de enmarañarse o de quitarle el anillo, fue muy adorable para Vickytoria, tenía sus ratos de no ver a Yuuri en ese estado y en medio de la timidez del caballero o la jugarreta de la dama, el señor reveló la segunda función de esos anillos.
—Oh es una lástima que no sean pareja, aunque si bien no lo son, también los pueden portar como un amuleto de buena suerte.
—Really?! —Vicky le llamó mucho la atención.
—¿Eh? ¿Eso se puede? ¿Pero creí que eran solo para parejas? —Yuuri con su proceso lento estaba incrédulo ante el señor.
Rápidamente, el buen artesano en su hablar mencionó muy bien que estos, también se les llamaba «Anillos de promesa» porque toda persona que tuviere un amigo o amiga incondicional para apoyarse en las buenas o malas siempre poseía uno de estos, y si esos dos amigos compartían esos anillos, les traería prosperidad y mucha suerte el uno al otro. Sin mencionar, que es una excelente señal de que su amistad perdurará para toda la vida. Vicky ha de sorprenderse una vez más, Yuuri igual.
—Un regalo de estos brindado por alguien que aprecies y con esa connotación tan especial como el amor o la amistad, debe de ser algo espectacular para quien lo reciba. ¿No te parece Yuuri? —La voz en la muchacha fue delicada.
Hubo sinceridad en cada palabra y no desvió sus iris de esas bonitas joyas que Yuuri sostenía, sabiendo el valor significativo que representa desde un lado «amistoso», puesto que ella nunca ha recibido un amuleto o alguna cosa parecida por alguien cercano que no fuese su padre o abuelo al estar aislada desde pequeña.
—Y cada día confirmo que la cultura japonesa tiene una sutileza única para estas cosas. —Concluyó su mirada en los ojos marrones de aquel joven que le acompañaba y regalándole una de las sonrisas más alegres que él haya podido adorar en su reservada vida.
Vicky dialogaba o en su curiosidad, hacía más y más preguntas al respecto de esos anillos e incluso de otras artesanías que vio en el puesto del trabajador y que con paciencia genuina, le comentaba gustoso.
Yuuri callado le miraba y luego, observaba detenidamente esos objetos de fantasía.
—«¿Debiera de hacerlo?»—Fluctuó un poco, no obstante alejó cualquier negativa pensando en lo feliz que se pondría su Oficial, o eso quiso pensar.
El artesano ha optado por dejar un momento a solas a la rusa mientras atendía a dos clientes, Yuuri vio eso como una buena oportunidad y en sus arranques, ha de tomar la mano de Vicky, poniéndole estática un segundo.
—Y-Yuu… ¿Qué… qué haces? —Y le colocó con cuidado ese suntuoso regalo.
—Dijiste que… sería un maleducado al rechazar ese detalle, ¿no? —A medida que hablaba en ruso o sintiéndose abochornado por un acto así, fue poniendo sus condiciones—. Ahammm… si… usas esto como un regalo de mi parte, aceptaré quedarme con estos anillos. —E hizo lo propio poniéndose el suyo—. De lo contrario, declinaré la oferta y los devolveré. Solo así los usaré.
Esperaba que aceptara, además de sentirse sumamente ansioso al jugar con sus manos. Pronto su conciencia lo traicionó reaccionando nervioso o tartamudeando más que de costumbre creyendo que ella lo mal interpretara, más Vicky comprendía lo que deseaba hacer.
Del lado amistoso…claro está.
—¡Ehhh! ¡Pe-pero no lo regalo por lo primero! ¡C-c-como s-somos amigos sirve como…un amuleto para que te vaya bien en tus misiones o tus exámenes y esas cosas! B-b-bueno… E-etto…Yo… Lo siento… Esto… Fue una muy mala idea…
—¡Hey!, ¿Cómo pretendes que de mi veredicto si andas pensando cosas por adelantado?— Le detuvo a tiempo y continuó—. No veo nada de malo en ello, al contrario, ¡me gusta mucho, Yuu! —Sin más le dio su respuesta de lo más tranquila y alegre—. Es el primer regalo con estilo que te he visto porque en el anterior te ayudo Yuuki y ese no cuenta.
—Vicky-san…
—Ahora, el señor fue claro que esto es un amuleto entre amigos, ambos lo somos, y si uno de los dos no lo usa, no funcionara. Así que usaré el mio si no te quitas el tuyo. No… lo harás, ¿verdad Yuu?
—Yo…—Logró calmarse y respirar hondo. Logró esperanzarse al ver esa aceptación de Vicky con lo que realizó—. Claro que no, Vicky-san.
—Amazing! ¡Eso significa que tendremos mucha suerte y que soy una amiga muy querida para Yuuri-chubby!
—¡Es-Esperaaa, whoahhhhh!— La tacleada fue efectiva en esa coneja, y toda la gente quedó observando la chistosa escena en ese par.
—¡Bájate! ¡Deja de abrazarme!
—¡Ño quiero!
—¡Nos están mirando!
—¡No me importa!
—¡STOP!
—¡No seas tan amargado y déjate consentir!
—¡Bastaaaaaaaaaa!
Sí, quizás esté enojado, quizás se esté quejando, quizás la esté regañando y hasta sienta el rubor en toda su cara, pero ¿Qué más da si la castiga al día siguiente?
Lo realmente importante para Vicky fue saber alguien del carácter de Yuuri la tuviese en tan alta estima dándole muchos vuelcos a su corazón.

A pocas cuadras del T.S.P.A, Shibuya – Tokyo / Japón
Inicios de Julio del 2017 – 01:30 A.M
Acabándose las últimas atracciones, Yuuri decidió que ya era hora de regresar. Tomaron un taxi que les hiciera el recorrido siendo la academia, el primer lugar y por sugerencia de Vicky, debieron bajarse muchas cuadras antes. Si lo ven en esas con ella y de esa forma al ser el superior de élite en la T.S.P.A, se prestaría para rumores mal intencionados. Vicky no se perdonaría ni un instante en que hablaran dudosamente de la reputación de Yuuri como Oficial, de allí a que le insistiese. Yuuri conociendo lo testaruda que es esa niña, no le quedó de otra más que acceder a su petición.
Caminaron sin apuros bajo esa noche estrellada, no había ni un alma en esas calles salvo ellos, por lo que la rusa en sus impulsos decidió quitarse las sandalias de madera y andar descalza importándole cinco los regaños del japonés. Según ella, sus bellos piececitos no merecían aguantar ni una hora más esa tortura y Yuuri, ha de seguir pensando que le heredó toda compostura dramática y mimada del calvo de su Ex-maestro.
La charla rápidamente cambió a otra al recordar todo lo que vivieron, a veces Yuuri intentaba enojarse por uno que otro disparate ocurrido en ese intento de cita, pero fracasaba cuando Vicky reía llevándole la contraria o le decía en su cara que dejase de ser tan amargado, que por primera vez en su vida disfrutara de las buenas cosas del mundo, y que no todo era trabajo. Cabe resaltar que con esas conclusiones floreadas de esa coneja, perdía el año riendo.
—Mira el lado amable, resulté ser una bonita pareja de mentiras, le compramos muchos regalos a mi Yuuki, pedimos deseos y todo salió barato.
—¿Ah sí que… tú eres una excelente compañía, no?—Ironizó alzando su ceja con solo ver a aquel «conejito blanco e inocente»
—¡Por supuesto! —No lo negó haciendo un gesto muy infantil.
—¿Sabías que me dejaste quebrado, zanahorias? ¡Comes demasiado!
—Oye, ese el precio por tu perdón.
—Sobre tu conciencia, recaerá el que no logre pagarle la colegiatura de mi sobrino. —Mintió, tiene dinero de sobra (quizás no en su billetera pero si en sus cuentas bancarias) Lo dijo por molestarla.
—¿Sabes que no te creo?
—¿Hmmm? Dame tus razones.
—Porque eres japonés.
—¿Y? ¿Eso que tiene que ver?
—Empezando de que los japoneses cuadriculados como tú, siempre tienen un plan A, B o C para todo. ¡No seas tacaño! —El cinismo chistoso en su cara y boca de corazón lo decía todo—. ¡Y aunque me digas conejo, nada me quitará esta satisfacción de que al fin te divirtieras! ¡Yo lo sé y tú lo sabes!
—Okay, eres increíble. —En serio que no podía con las ligerezas descaradas en su oficial.
—¡Lo soy, zorro amargado! —Se adelantó un tanto y giró sobre de sí para tenerlo esos ojos marrones frente a ella y afirmar lo siguiente con fashion—. ¡Toda la vida!
Yuuri ha de negar resignado sin perder esa sonrisa reservada y prefirió dejarlo así. Le queda más que claro que se fue a pique en esa batalla, lo cierto era que en ambos, ocurrieron nuevos recuerdos en su memoria y que pretenden atesorarla por mucho tiempo.
La dama y el caballero en cierto momento guardaron silencio, Vickytoria en la punta y a unos metros separada de Yuuri, contemplaba con mucho cariño ese objeto de fantasía en su dedo anular derecho.
Su rostro adquirió un toque dulce y se veía feliz por ello. Entendía que fuese un amuleto amistoso, pero no dejaba de ser precioso a sus ojos porque Yuuri tuvo ese detalle inesperado con su persona. El sentimiento al que se expone es uno cálido y que no sabía bien cómo explicarlo. No era admiración, tampoco respeto, de hecho sobrepasa lo amistoso a uno mayor y que simplemente comprendía que todo esto era nuevo, que nunca lo había presenciado, que era generado por su amigo, ese joven caribonito que aparentaba ser amargado como Teniente Coronel y que en el fondo, con sus seres queridos, con su sobrino o con ella, ha de esconder una extraordinaria nobleza humana digna de un príncipe que la hacía suspirar muy enamoradiza.
O bien, no quería creer que algo así le esté sucediendo solo para protegerse además de cuidar ese lazo amistoso que mantenía con Yuuri. No deseaba arruinarlo.
Si las dudas en la señorita crecían por el rumbo que tomaba ese sentimiento, ya por el otro extremo estaba definido.
—»Un Amuleto de buena suerte, ¿eh…?» —Pensó Yuuri al darle una ojeada a ese vínculo especial que comparte en el mismo dedo con Vicky—. «Phichit no me lo creería…» —y sonrió por tal absurdo descabellado.
Uno que ciertamente le encantó.
No difería con esa consonancia. Lo de hoy le ayudó a esclarecer muchas de sus inquietudes o una gran parte de ellas. Sabía que está enamorado, sabía que Vicky en su inocencia le corresponderle (no de modo consciente, pero lo hace). Sin embargo, digamos que al ser un adulto hecho y derecho que analizaba a fondo las situaciones con todos sus cargos, más el peso que la sociedad le atribuye, le costaba dar el siguiente paso sin que esté de alguna manera, perjudicara a ese ser que apreciaba en su alma o que ella se asustara.
A través de los ojos se puede ver quien nos quiere, pero solo a través del tiempo nos damos cuenta de quién nos ama. Yuuri la tenía clara con solo mirarla.
Él la amaba… y tal vez, ella sí lo haga o eso quiere creer. Solo necesitaba tiempo para armarse de valor e ir por esa damisela y robarle su corazón.
Ambos necesitan tiempo.
—A–Auchs… Lo lo siento.
Yuuri por estar muy concentrado en sus pensamientos no se percató cuando Vickytoria había dejado de caminar tropezando con ella. No obstante, lo intrigó y le preguntó
—¿Pasa algo? ¿P-por qué nos detuvimos?
—¿No, es obvio? —Vicky en confianza le regaño con chiste al pellizcarle su cachete en sus caprichos—. Si te ven así conmigo acompañándome en la entrada de academia, los centinelas van hablar, señor práctico desubicado. Es…mejor que te quedes aquí y me dejes ir sola. ¿No lo crees?
—Ah… es… es cierto. —Menciono en voz audible y se dio garrote a sí mismo por ello pensando un: «¡Claro que lo es Katsuki! ¡No seas idiota!»
La vergüenza le ha ganado pintando su rostro de rojo o que se lo tapase con una mano y con esto, disimular el fail ball cometido. Pese a ser mayor que ella, Vicky sin reproches supo reírse de esos despistes increíbles en Yuuri. Fuera de eso, hizo un comentario para amenizar el ánimo en el caballero desgarbado.
—En medio de todo, yo… no esperaba que mi día resultase tan divertido al estar contigo, Yuu…
—¿De verdad? —Sorprendiéndose, su expresión y facciones cambiaron a otras tímidas sin dejar de ser afables—. Yo… pensé que estarías aburrida. Ya sabes… Para los demás soy un…»ogro, serio y amargado»
—No lo negaré. —Afirmó eso sin dejar de aclarar unos puntos al acercarse muy segura de si con él. Yuuri quedó helado, al retroceder trastabilló un tanto cayendo al suelo sin saber que responder, más Vickytoria cambió su actitud la tierna o usual de siempre, asombrándose otra vez. —Pero solo eres un «amargado» cuando te apropias como el «exigente» Teniente Coronel. Yo en estos momentos, solo veo a mi amigo Yuuri… «Mi Yuuri»
—»¿Su Yuuri?»—Lo desarmó por completo.
—Mi Yuuri es un joven amable, muy guapo como adorable aunque no lo acepte, tío responsable, consentidor que ama su sobrino y que buscó de la manera más linda de volver a ser mi amigo o el enmendar sus errores pidiéndome «disculpas», si esa descripción que hice no te representa, entonces, ¿no sé qué más sea?
—Yo…
—¿Y sabes algo más?—Vicky trasmitió un aura de alegre finura inigualable que Yuuri no podía con ella y él negó enérgicamente con su cabeza gracias a sus ansias.
Ella al ver eso, se dejó llevar de sus impulsos adolescentes al dar el último paso que acortaba su distancia con Yuuri, no la pensó dos veces. No era correcto, lo sabía pero…
¿Que puede hacer ella si aquello era su más grande deseo?
Se arrodilló a su altura dándole un lindo beso en toda la parte baja de su mejilla y casi que rozando el borde de sus labios, aclarando que enfatizamos en el «casi», ya que no fue esa su intención, solo quería devolverle el gesto con algo que fuese sencillo. Al separarse y ponerse de pie, Vicky se había sonrojado por cometer ese acto. Sin embargo, no se arrepiente.
Obvio, su sonrojo no superaba el encandillamiento extremo de su superior quien no reaccionaba al tratar de levantarse.
¿Tal vez su sistema operativo se atrofió con ese humo ilegal y de cabellos platinados llamado «Vickytoria» o quien sabe?
—Vic…chan… ¿Y…e-ese…b-beso? —Se llevó su mano al pómulo y quizás ese lado de su labio acariciado que aún portaba la calidez que le fue obsequiada.
—No… sabia como deslumbrarte, así que esa fue mi forma de sorprenderte y agradecerte por lo de hoy.
—¿Ehhhh?
Todo lo que diremos es que ella no aguantó el reírse por esos ademanes relentizados en su Yuuri o de lo caballeroso (como torpe) que resultaba ser en casos así.
—También, he de decirte que quedas totalmente perdonado de tu castigo…. —Un segundo beso en la nariz del japonés al tomarle su rostro como jugarreta, lo acabó de acribillar y a sabiendas que pudiese salir crucificada con muchos castigos o conociendo lo reservado que es con esas acciones en público, no le importó. Ya eso es lo que menos le importaba en este instante.
Finalmente, con una voz tan suave que deleitó el oído ajeno, soltó otra confesión.
—Y no dudes que deje de hacer esto más seguido porque en mis últimas condiciones me permitiste el poder abrazarte o realizar lo que quisiera, Lo prometiste. ¿Estamos, señor Katsuki amargado? —El tercer y ultimo beso fue a su frente. Todo acabó cuando lo soltó acicalándose su flequillo para observarle cómo se debe seguido de un: «Nos vemos mañana, Yuu. Cuídate»
El ademán elegante de despedida y el guiño pícaro de su ojo fueron el toque final de la linda señorita extranjera de tierras siberianas. Su figura femenina fue perdiéndose cada vez más hasta que logró traspasar el portón de la academia sin problemas y de la nada, ella expresó con encanto.
—Ahhh Yuuri se vio tan lindo cuando lo besé. —Oh sí, estaba que gritaba de la dicha. Solo que de inmediato la preocupación le invadió con sus nubes negras por lo que le esperaba—. Lo malo de esto es, que deberé prepararme para correr la otra semana o de ser pateada en la cola en las noches… ¡Ahhh~~me muero!»
No había poder humano que le sacara ese pensamiento de su cabeza al caer dramáticamente al suelo. Menos, de esa revoltura de hormonas o mariposas rosadas de su estómago por sus atrevimientos a ese hombre quien ya la tenía demasiado anonadada.
¡Oh!, ¿entre otras cosas?, regresando a las afueras de la T.S.P.A, Yuuri, terminó de recomponerse (sin dejar de acariciar esa zona que fue besada por la bella dama), pudo obligar a sus sentidos desordenados a calmarse, aceptó que lo ocurrido no fue broma alguna y que esa muchacha cualquier día lo va a matar de agarrarlo desprevenido si repite esa suntuosidad con su persona. Ya lo ha besado antes pero no de esa forma, ni con esa intención.
Sonrió como bobo…
Sonrió como nunca, sonrió como cualquier persona lo haría en estos casos (sobra decir que es uno reservado) pero en resumidas cuentas es uno enamorado, y que está feliz. No más le falta hacer lo que dictara su corazón, sin importarte lo que digan los demás o su cuadriculada razón.
Andaba a paso lento por el anden, pensando en todo lo que ha logrado hasta el momento. Lo recordaba y reía de forma incrédula al peinar con una mano las hebras de sus negros cabellos, pero fue real. Lo vivió y eso era lo importante para su frágil corazón.
Oh, más fue sacado de su ensueño cuando su dispositivo en ese momento sonó con fuerza, y al abrir la llamada, el personaje detrás de esta, ¡se pronunció!
—¿Moshi, moshi, Katsuki Desu?
— ¡¡YUUUUUUUUUUURIIIIIIIIIII, AL FIN TE ENCUENTROOOOO!!
—¿Phichit? ¡Auchs! —El tailandés desesperado por la otra línea no dejaba de aullar en su idioma natal, al punto que y Yuuri debió alejarse su IPhone o ponerlo en altavoz.
— ¡¡¡MI MALDITA BATERÍA SE DESCARGÓ, AUN ME DUELE MI ESTOMAGO Y NO PUDE SABER NADAAAA DEL CHISME, AHHHHHHHHHHHH!!!
—¡C-cálmate y háblame en japonés… No entiendo Talagot!
— ¡¿Dime que lo que leí por whatsapp o la foto que tengo en mis manos no es una jodida broma del photoshop?! ¡¡No juegues con mis sentimientos shipeadores Yuvikistas!!
—¿Mmmm? —No comprendió lo último hasta que recordó el extraño término—. Oh, Eso… Aham…—Se preparó con algo de temor para comentarle parte de lo ocurrido pensando que sería buena idea—. Phichit yo… quisiera preguntarte algo y quiero que seas muy honesto c-conmigo.
—¿Ah si? —Parpadeaba confuso con el signo de interrogación que se podía ver en su enfermiza cara al estar sentado en su cama y rodeado de sus hamsters.
—¿C-c-como…. interpretarías si… la persona que te gusta, se le dio por darte…un beso al final de una cita en pleno «Tanabata»? —y lo dijo muy quedito, pero….
—¡¡¡¡¿¿ESPERA?!!!!!! ¡¡¡¿QUE TUVIERON UNA CITAAAAAAAAAAAAA EN EL TANABATA CON BESO EN LA BOCA Y TODO??!!!!! —A ese hombre casi le dá otro paro cardiaco en un mismo día, saltó de esa cama haciendo volar a la pequeñas criaturitas. Eso y que mal entendió lo que dijo Yuuri porque las líneas telefónicas estaban copadas.
—¡¿Phichito-kun, de donde sacaste eso?! ¡E-el beso no fue en mi boca! B..bu-bueno… «casi» ¡Aunque no lo fue! —Le hubiese gustado más era sabido para él que no fue así. Optó por sacar del error al «artistero» que tiene por amigo—. ¡Te repito que…!
— ¡¡¡MALDIGO LA HORA EN QUE LEO ME DIO A PROBAR ESA COSA!!!! ¡TOMA UN TAXI Y VEN A MI CASA! ¡NO QUIERO PEROS! ¡NECESITO CELEBRAR ESTO! ¡ESTOY TAN FELIZ!
—Pero…—Esa gota escurridiza y aura nublada han hecho su aparición—. No tengo dinero, Vicky me dejo sin un yen de mi billetera y te repito que las cosas no fuer…
—¡NO IMPORTA, YO TE LO PAGO! ¡Y NECESITO DETALLES EXACTOS DE ESTE SUBLIME ACONTECIMIENTO! ¡MI YUUVIK SE OFICIALIZÓ! ¡BUDA ME ESCUCHÓ! ¡ALELUYA, GLORIA DIOS!—Lloraba de la emoción y siguió con sus disparates—. ¡¡DEBO LLAMAR A LOS CHICOS!!!
— ¡Eeeeeehhhhh! ¡NOOOOO!, ¡A ELLOS NO!!! ¡¡SI LO HACES NO IRÉ!! ¡ Y e-escúchame! ¡Nosotros aún no somos Nov…!
—¡¡HECHO!! ¡¡Y NO SE COMO LE HARÁS, PERO PIDO SER EL PADRINO EN TU BODA!! ¡YUUKI AL FIN TENDRÁ MAMI, MUCHOS HERMANITOS Y NO HABRÁ EXCUSAS PARA QUE NO TE DIGA PADRE!
—¡Lo estás mal enten…! ¡¿Me estás escuchando…?! ¡¿Phichit…?!, ¡¿Phichit? ¿Hola…?—El pitido sonoro le indicó que le colgaron.
¡Vaya suerte la suya!
El decaimiento en Yuuri fue grandísimo, ni el último suspiro con dejos de bufido desganado dejaron de hacer presencia o que ambas manos arrastradas a su cara no le ayudaran en nada.
¡¿Ni sabía cómo carajos le explicará a ese ratón shipeador de que él y Vickytoria, todavía no son más que simples amigos o jefe y subordinada sin que se desmoronara sus esperanzas?! Aunque lo de hoy y por la forma en cómo se dieron ciertos asuntos entre ellos, le den por sentado que en sí, algo muy especial les está sucediendo.
—«Esto será largo y tendido. «¡Kami sama…! ¡Realmente te lo pido! ¡Dame tiempo y paciencia!» —Rogaba para que los dioses le ayudarán con ese dilema.
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Continuará…
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Vocabulario Cultural o Idiomático ( Laaaargoo xD)…
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*Chérie o Chéri / 「Shay-ree」 = Del francés, Significa «mi querido(a) o cariño.» el francés es lengua romance, y así como el español, acá sí aplica lo de los géneros «masculino y femenino» «Chéri» va dirigido a un «hombre», si lo escriben como «Chérie» vá dirigido a una mujer .
* Зайка / 「 zayka 」 = Del ruso, Significa «Conejito»
*Het! / 「 Net!」 = Del ruso, Significa «¡No!»
*Да! / 「 Da!」 = Del ruso, Significa «¡Si!»
*「Alors… Voulez-vous pardonner à ce monsieur ses péchés et redevenir mon ami, belle dame?」: Del francés, La frase significa «¿Perdonarás a este caballero por sus pecados y volverás a ser mi amiga, bella dama?»
* 「 D’accord, mademoiselle 」 : Del francés, La frase significa « Deacuerdo señorita . »
* 「 ¿Monday ga aru ? 」: Del japonés, la frase significa « ¿ algún Problema ? »
* 「 Ehhh I’m sorry. I dont speak Japanese very well 」: Del inglés, la frase significa « Ehh lo siento. Yo no hablo el japones muy bien . »
* ギャル / 「 Gyarus 」 : Del japones, extrañamente hay traducción en español y se les dice «Gals» más su transcripcion en Romaji es « «Gyaru» » y son una tribu urbana japonesa de jóvenes que se preocupan principalmente por su belleza,1 cuidando al detalle su ropa, cabello, maquillaje, uñas, etc. Su contraparte masculina son los Gyaruo.
*指詰め /「Yubitsume」: De origen japonés. segun la wikipedia significa (acortamiento de dedo) es de esos rituales japoneses para compensar las ofensas hechas a alguien, y una forma de ser castigado o de disculparse sinceramente ante ese jefe, es por la auto amputación del dedo meñique/chiquito. Es practicado casi con exclusividad por la Yakuza, la mafia japonesa. Aunque ya sabemos que una simple rebanada de dedo no les servirá xD.
*七夕/ 「Tanabata」 = Del Japones, Significa «Festividad de las estrellas .» Segun wiki, es una festividad japonesa derivada de la tradición China «Qi xi» o «La noche de los sietes»
*浴衣 / 「 Yukata」 = Del japonés, De un modo muy literal, significa «traje despues del baño» pero con el tiempo no se limitaron a eso, pues las yukatas son una vestimenta muy tradicional japonesa hecha de algodón para los festivales de verano o estaciones calurosas.
*Cariz: Aspecto que presenta una cosa o un asunto delicado. También puede representar algun aspecto de la cara debido a su etimología catalana o del Latin.
*Anyways! / 「 ˈenēˌwāz!」 = Del inglés, Significa «¡Como sea!» дерьмо
* дерьмо ! / 「 Dermo! 」 = Del Ruso, Significa «¡Mierda! o ¡Maldición! »
* 短冊 /「Tanzaku」: Del japones, significa«Tiras de papel hecha de colores» estos representan la Buena caligrafía y estudios en la época antigua en japón pero, con el tiempo en el Tanabata estos pasaron a ser un objeto emblemático para escribir los deseos a los dioses de los cielos.
*てんぷら /「tenpura」: De origen japonés. En español escribimos tempura con «m», en el romaji es con «n» y según la wikipedia significa «fritura japonesa» mas que todo que lleve mariscos con verduras.
*「Moshi, moshi, Katsuki Desu?」: Del japonés. La frase al contextualizarse en nuestro idioma seria un «¿Hola, Katsuki al habla? o ¡Hola!. Soy Katsuki ¿Dígame?» ya que en sí la expresión moshi, moshi (もしもし) tiene una laaaaarga explicación cultural (en leyenda mitológica) como idiomática (a nivel de uso telefónico) y como asumo que ya muchos deben saberlo, solo me fui al contexto de la escena, pero en caso de no saber. pueden preguntarme aquí en este apartado.
Para info de carácter técnico policial, pueden ir al botón que dice (Vocabulario del Fic)
🔥 N/De Shary: HOLA AL PUEBLO ¡¿Cómo están?! ¡Yo aspiro a que muy bien. Si creían que esto broma, les digo que cuando subí esto el 28 de diciembre del 2019 nunca le he jalado a eso de los inocentes xD….so? ¡La MOF-aventura continua y con ello, culmino ambas partes del capítulo 24 y contando!, Esto tuvo en la 1era parte 16.140, y ahora en la 2da 14.500 Palabras lo cual no es mucho, (¡pero si las juntamos con la nota del final, todo me quedo en 30.000 !!! ) ALV!!!!
Bueeee, voy con lo propio: -La shary inserta imagen de la gaviota, inhala, exhala y luego grita un: AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH JODERRRRRR XDDD ¿¿NO SE COMO COÑOS LE HACEN LAS DEMAS PA ESCRIBIR FLUFFFF? LASJHDLASHDLKJASASHDKAS -se muere- La plena dure casi todo el mendigo mes bloqueada porque les soy sincera, para estos temas soy como Yuuri, una pelota xD… prefiero escribir cosas cómicas o de acción. Incluso el drama se me da muy bien (descubrí eso con el fic de Ennead ) así que señoras y señores…tomen eso como lo segundo mas fluff que he hecho o dibujado, hasta ahora. Agradezcan a Nataly boo, a Caro y mi beta Salem que esto saliera.
¿Les gustaron los dibujitos del cap? este de la escena 3 fue de mis favoritos

lol me reí mucho con la historia imaginada en la cabeza de vitya xD y bueno… ¿alguien captó la referencia del dibujo final?
De los mismos productores de: «eso no es beso, fue un abrazo»… ahora llega, «¡A mi no me engañan! ¡esa vaina no beso en la mejilla, fue un pico!» …Lo malo es que como autora, les remarqué mejilla.
lo siento xD conformense con el dibujo de dudosa procedencia xD
Si lo sé xD… Soy una hija de la chingada ¿Ahora ven por qué la beta Salem se emputició, y más atrás mi ex Beta ardilla Liz xD?, no más diré a mi defensa, que debía seguir las tradiciones de Mappa y de san Kubito de sazone con ese par así como en el canon, lo siento xD ¡Awww pero igual nuestro Yuuvik ya empezó a tomar cancha weeeeee!
Eso me lleva a las siguientes preguntas. Chan chan chan:
-¿Qué cosas creen que pasarán en el capitulo 25? (porque ya se acabó el recreo y retomaremos la acción)
-¿Vicky aprovechará los bugs pa’ abrazar o besar a su jefe xD?
-¿O se privará Phichit cuando sepan que aun no son novios xD?
Pregunta extra: –¿Como le hará el zorro Katsuki para ir enamorando a esa coneja a partir de ahora? -la autora huye después de tirar esa vaina a los lectores
Todo esto y mucho más en el próximo capítulo !!!
PARA FINALIZAR:
1)Podrán saber de adelantos y cosas sobre mis fanarts en mi fanpage de facebook “StarsDub’s” y también los invito a leer otros fics que llevo por allí en Alianza YOI, u otras como Inkspired, o AO3.
2) Si tengo dedazos de redacción, o alguna corrección que hacer, ¡Díganme! la idea es mejorar q_q y que estos capítulos estilo biblia para ustedes queden bonitos, gracias ❤
3) ¡Nos vemos en el que sigue! ¡¡¡Cambio y fuera!!! ¡¡Muchos Saluditos a todos!!
Atte: su servilleta, la Shary : D
aaaahh que me muero!! había quedado aqui en la otra plataforma y aún me da tantas sensaciones al leerlas!!! me encanta
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