Shary Pov’s: Este capi fue fregado de sacar xD porque lo hice despúes de un mes y trece días sin subir nada por culpa de mi pc dañado, un cuadro de salud delicado (del cual no me recupero del todo y aun sigo recuperandome), y otros compromisos, os puedo decir que me reivindiqué. y Recuerden que han llegado hasta aquí por medio de AO3, espero que puedan disfrutar esta bella historia y que la versión corregida esta aquí en ALIANZA YOI e Inkspired. Nos Leemos al final.
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🔥 Capítulo 23: ¡Despertando Intereses!
🔥 Autora: Shary
🔥 Re-Beteo y Arreglos: Shary y Salem
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Campo de entrenamiento (T.S.P.A) – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 09:00 A.M (mismo día)
Un nuevo día ha arribado a la T.S.P.A, los cadetes que reprobaron la prueba pasada están próximos a enfrentar el nuevo examen de tiro. Mientras eso ocurre, ellos continuaron con la ardua labor de pulirse lo más que pudieran hasta que les llegara la hora cero con la presta colaboración del Oficial Imperial Leroy y sus clases personalizadas. Cuando Leroy por algún motivo no les daba sus «tips» diarios, ellos se las ingeniaban con los conocimientos que adquirían y repasaban de su cuenta en sus horas libres.
Hoy no podían, pues departían una intensa sesión de esgrima con el Capitán Crispino. No obstante, podríamos decir que cierto conejo ilegal no le iba de maravilla en esa mañana por los asuntos que vivió en la noche de ayer y parte de la madrugada al intentar conciliar su sagrado sueño.
—¡Oye, Nekola! —Uno de los compañeros de clase ha de llamar con ánimos amistosos al checo —.¿Sabes qué le ocurre a Nikiforov? ¡Parece un zombie!
—Si es cierto. —Habló otro más atrás—. Hoy se cabeceó varias veces en plena ponencia de Richelieu.
—Sí no fuese por el borradorazo que el Sub-Intendente panzón azotó contra su escritorio para despertarla, ella continuaría en sus laureles.
—No tengo ni idea, chicos. —Emil tomó la palabra muy sonriente—, pero se le ve que no durmió bien. —y el resto finalmente asintió.
—Moooooh~~, me siento molida… solo quiero dormir… Whoarmmm…
Ella, bostezando desparramada sobre su banca y con sus buenas ojeras a la vista de su lamento desahuciado, realmente deseaba descansar. Mas solo de acordarse de la razón por la cual no logró tal cometido…
—Tonto, amargado y sensual Yuuri, es su culpa. —Arremetía con pucheros o sin justificación contra el culpable de sus querellas—, ese bello y malvado japonés se robó mi sueño. —¡Si!, era el T.C Katsuki.
Bueno, siendo lógico el desgaste físico que tuvo por creerse «gallo de pelea» al tratar de romperle su cara pensando que era una buena idea en venganza, no le resultó como esperaba. Tampoco es que intentase dormir (y aunque quisiera su mente no lo haría), no después de seguir pensando mil y un insultos en ruso por el desliz que cometió al soltar esa frase halagadora hacia el cuerpo tonificado de su actual jefe. Cosa que no pudo pasar por alto y que al parecer, aún continuó afectándole parte de su mañana.
—Vickytoria, eres una desvergonzada. ¿Cómo le dices eso al zorro aquel con… abdominales perfectos?
Se puso con peor humor y acabó por estrellar su frente a la banca donde estaba tirada como una toalla mal envuelta. No quería saber de nadie.
—El que… Yuuri se viese increíblemente «apetecible» no te da derecho a hablarle de esa forma tan insulsa e indigna… ¡Eres su Oficial y toda una dama de clase! ¡Compórtate como tal! ¿Qué te está pasando? —Se reprendió por unos segundos pero su seriedad y ajetreos conspirativos de reina se quebraron de un modo más dramático—. ¡Ahh~~ me muero~~! ¡Ya no quiero retomar las clases en las noches en el día de mañana con él!, ¡no puedo después de eso!, ¡¿qué pensará de mí?!, ¡me tendrá como una mirona ilegal!
En lo que hablaba daba pataleos o se tapaba su cara para ocultar el rojo fugaz que relució al solo recordar sus palabras continuaba renegando, e igual no es que se arrepintiera mucho que digamos…
—Ehh ~~ pero no he dicho nada que no fuese cierto. Es que se veía taaaan bien sin suéter negro, mostrando esa escultura corporal hecha arte y con ese tatuaje. . . Ahh~, el tatuaje~ ¡El tatuaje! ¡El tatuaje! ¡El tatuaje! ¡El tatuaje era divino como sus ojos! —Y su caretilla de preocupación pasó sin pena a una picarona así como una sonrisa tonta con muchos corazones—. ¡Y lo ví todo, todito, todo para mi solita! that’s amazing!
En cierto modo era como si quisiera que nadie supiera de su fechoría, nomas había un problema…
Estaba siendo muy evidente para el resto de cadetes o un checo Oficial que se la quedaban mirando raro, pensando que algo la poseyó. Vickytoria tuvo suerte de que lo que dijo lo comentara en ruso y no totalmente en inglés.
¿Se imaginarían el revuelo donde le escucharan los injuriosos pensamientos a esa niña?
En fin, ella rodaba de un lado a otro, comportándose como lo que era: una adolescente caprichosa con la «hormona activada» en el buen sentido femenino al experimentar por primera vez, una situación de este tipo. (Y bueno, esto es algo propio de su edad, raro sería que no lo hiciera, ¿no?) El Capitán Crispino había regresado de concretar una llamada y se supone que dejó a su gente haciendo calentamientos; pero los encontró de pie, sin hacer un reverendo comino y a la otra volada, revoloteando por ahí desconociendo su paradero.
Con ese mal sabor de boca y rabia interna que se lo consumaba vorazmente sí o sí, se los hará saber.
—Muy bonito par de zánganos. Me pierdo un rato y ustedes hacen fiesta.
—¡¿Ca-capitán?! —Mascullaron todos en asombro.
—¿Mi-Mikey? —Lo mismo hizo el checo.
—¡¡Capitán Crispino para ti, Nekola!!! —Bufó por esa informalidad.
—¡Sí señor! ¡Lo siento, señor¡ ¡Perdóneme la vida, señor! —Emil apelando a su sonrisa Colgate, no quería morir de un vainazo sobre su cabeza.
—¿Dónde está Nikiforova?, ella debería de estar con ustedes
—Allá señor. —Señalaron sus estudiantes.
La niña seguía en su mundo de conejos rosados con corazones, suspirando cual lerda y quien sabe que más en su disparatada cabeza por estar admirando al cari-bonito de su T.C; Crispino se contrarió con una cara de pocos amigos. Ya verá cómo ponerla en cintura, no sin antes ajustar al otro grupo de vagos.
—¿No se supone que deberían de estar trotando?
—S-s-sí señor.
—¡¿Y?! ¡¿Qué esperan?¡ ¡¿Qué yo lo haga?! ¡A TRABAJAR, PARRANDA DE FLOJOS! ¡LOS VÍ, QUE PARA AYER ES TARDE!
Los chicos y el checo no escatimaron pérdida de tiempo y lo hicieron (o serían raviolis por cuenta de Crispino) el italiano se dirigió con la muchacha que daba vueltas sobre su eje y en un solo pie cual bailarina de ballet de lo más ensoñadora.
—Ahhh~ en serio que no me molestaría ver a ese «amargado» así una vez más.
—¡¡¡Pues no sé a qué te refieras, pero en mi clase se cumplen las órdenes Nikiforova!!! ¡¿Por qué carajos no estás trotando?!
—«¡Ah rayos!» —paró de tirón toda actividad con el miedo recorriéndole y en automático le habló poniendo su mejor cara. —¡Híííííííí~~, Capi bonito! ¿Cómo está en el día de hoy?
—¡Qué «Capi bonito» ni que ocho cuartos!, ¡Ya conozco tus tretas hija de Belcebú y…! ¿Huh? —Al mirarle mejor por un momento se intrigo, —¿Nikiforova, acaso tienes fiebre?
—¿Ehh? ¿Por qué lo dice?—Vicky parpadeaba confundida con esa salida.
—Porque estás demasiado roja. —Crispino hasta le tomó su temperatura pero todo encajó dentro de lo normal.
Le preguntó una vez más si se encontraba bien y Vicky supuso que dicha reacción se debe a lo que estaba pensando hace unos instantes; en definitiva eso la pulverizó y su rojo se intensificó.
—¡¿AHHHHH?! ¡Nooo para nada!
—¿Segura de que no tienes fiebre o algo parecido?
—Ahammm….h-h-ha de ser el calor de estos días…
Sí, pero uno de tanto pensar en ese «asiático» proveniente del sol naciente. De seguir así, se quemará y de manera monumental.
—Aunque yo estoy muy bien, Capi. ¡Mire! —La coneja revoltosa le hizo una voltereta hacia atrás para despistarlo—. ¿Lo ve?, ahora si me disculpa, esta señorita tiene un trote que cumplir. ¡Byeeeeee~~! ¡El deber me llamaaaaa! —Y salió disparada como bala para alcanzar al resto de sus compañeros o gritándoles que la esperasen.
—Mujeres… ¿Quién las entiende? —El hombre en su italianísima existencia se hallaba desubicado, estresado y rascándose la cabeza.
—«Eso…eso estuvo cerca» «¡Tengo que dejar de pensar en ese hombre!»… —La conejita se dijo eso mentalmente y luego se auto reprendió en voz audible—. ¡Tonto Yuuri, es su culpa!
—Woot, Woot, Wooot~ ¿Y qué tiene que ver el señor Kamikaze con el regaño de ahora, Vickycienta? —Emil la había alcanzado aunque obviamente no sabía por dónde iba el asunto.
—No pienso decir nada, Emiliano. —Vickytoria sintió sus mejillas hervir y no podría comentarle algo tan personal como eso.
—¡Anda, dime! ¡Llevas un buen rato con la cara ni un tomate. ¿Qué te hizo el jefe?
— ¡MIS OVARIOS!
—¡¡Vamos, Vickycieeeeenta, no seas así!! ¡¡No huyas!!! —Él aceleró el paso cuando vio que su colega fue más rápido.
—¡NOOOOOO! ¡OLVÍDALO! ¡PRIMERO MUERTA QUE SENCILLA! —Ella notando que la alcanzaría, hizo el cambio a primera sobresaliendo en solitario.
—¡HEY! ¡USTEDES DOS! ¡DÉJENSE DE TONTERÍAS Y VAYAN AL RITMO DE LOS DEMÁS, MALEDIZIONE! —Y literal el cachorro San Bernardo perseguidor detrás de la pequeña coneja escapista dejaron botados y a medio camino a sus compañeros de marcha.
Crispino se jaloneó sus cabellos de la frustración y bramaba de la ira. Se sobreentendía que ese par ya son Oficiales Imperiales y no simples estudiantes. Deben mantener un orden o ser un ejemplo a seguir; pero, el hecho de que ambos sean prodigios no los salvaba de su condición de críos jugando a ser adultos. El italiano suspiró y se llenó de paciencia, una de la cual carecía y que deberá rogarle al vaticano, al Papa Francisco y todos los sumos pontífices que se la regalaran porque su proceso con ellos sería largo y tendido.

Campo de entrenamiento (T.S.P.A) – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 09:00 A.M (mismo día)
Continuamente ese mismo día se estaba aplicando el procedimiento ordinario sobre los F.E.G.I.S que participaran al llamado magno-evento del Emperador de Japón. El sitio escogido fue en Chiyoda. (El barrio por excelencia de la familia Imperial) además de ser la residencia principal donde rige la ANP, la máxima corte suprema japonesa y muchos de los estatutos gubernamentales del país asiático. Cada F.E.G.I fue representado por una mini comitiva de tres o dos de sus más valiosos hombres para asistir a la reunión preliminar y acordar los puntos con el primer ministro; así como organizar los equipos y la cantidad de Oficiales que ingresarán en esos días. El Teniente Coronel, Daisuke Sagara acompañado de su perro fiel, el Mayor Ozuna, llegaron siendo voceros de la prefectura de Taitō a la cita en el palacio junto al resto de Oficiales de los otros barrios especiales como: Bunkyō, Sumida, Minato, Toshima, Arakawa, ShinJuku, Chūō, Kōtō, Kita y por supuesto Chiyoda, la sede que dio el surgimiento de la Guardia Imperial.
Muchos estaban a la expectativa, pues se corrió la voz de que posiblemente el F.E.G.I de Shibuya participaría en esta ocasión después de casi seis largos años de ausencia, algunos colegas entre los presentes estaban a la expectativa, incluyendo la bancada del gobierno o el propio emperador y sus acreedores, pues de ser así, este evento rompería el esquema y se vería una verdadera ponencia de poder, ya que el único F.E.G.I que era capaz de hacerle frente a Taitō, fue precisamente el de Shibuya.
Otros como en el caso de Daisuke, no tanto.
Para él era casi un hecho de que Katsuki aparecería puesto que la última vez que conversaron observó una postura completamente diferente e incluso ofensiva al «Yuuri» calmado y tímido que conoció hace muchos años bajo la guía de su hermano (el Ex Sargento Katsuki) dejándolo estupefacto y también chasqueado.
—¡Oye, Sagara! —El Teniente Coronel de Bunkyō se acercó con esa postura cortes de siempre en compañía de capitanes o mayores de las otras prefecturas—. ¿Será que veremos al T.C Katsuki y su gente aquí? ¡Eso sería refrescante!
—Dudo mucho que se presente.
—¿Seguro? —La saña en las palabras de su colega fue directa y Sagara debió disimular muy bien su malestar—. No deberías tomarlo a la ligera, puede que Shibuya no haya estado tan presente como otros tiempos, pero siempre se ha caracterizado por tener oficiales contundentes y aunque ya no esté con nosotros el Sargento Katsuki, ahora que su hermano ha tomado el mando, no hay que ser adivino para saber que por muy joven que él sea, su mano pesa y lo sabes.
—Eran otras épocas. Háblame del ahora, Saeba. —Trató de despreciar con hipócrita gentileza los elogios de su rival—.Taitō actualmente, en ese transcurso de tiempo, ha demostrado ser el mejor y lo seguiremos siendo.
—Nunca cambiarás, ¿eh?
—Tan así, que aún seguimos esperándolo y nada que se manifiesta. —Rió irónico extendiendo sus brazos con soltura—, a lo mejor le dimos miedo y optó por huir.
—¿Qué te parece sí esperamos el momento para enfrentarnos y que repitas tus palabras en mi cara? —El T.C de Shibuya respondió con la misma ponzoña—. Es de mal gusto hablar a las espaldas de tu adversario.
Muchos murmullos alrededor conversaron de lo que pasaba en ese momento. Katsuki, reservado y neutral caminaba solemne y firme con Chulanont a su izquierda y con Plisetsky a su derecha. Llegaron a hacer su anuncio formal con el encargado de llevar el listado, siendo Shibuya el último de la comitiva en presentarse, se podría decir que ahora estaban listos para arrancar con la orden del día.
A Sagara se le cayó parte de su teatro, mostrando su tensión o ese chasquear de sus dientes en disgusto, por otra parte Saeba si se alegró de ver a su viejo colega otra vez y no solo por ello, también quería constatar otras cosas.
—¿Decías algo, Sagara? —El T.C Saeba fue perspicaz y algo burlón—. Espero que no te acobardes.
—No me importa. Somos los mejores y eso nadie lo cambiará. ¡Ozuna, ven conmigo!
—¡Ahh!, ¡este!, ¡sí, T.C!
Cuando la voz en alto se oyó en protesta, fueron derecho al salón de actos para buscar un buen puesto. A Saeba no le extrañó que su grosera actitud reluciera, pues ya le conoce. Cualquier comentario se lo toma como un insulto. No demoró mucho en buscar al joven superior y recibirlo como se merece, por no decir que fue el único en hacerlo.
—Ese tipo… Siempre vanagloriándose. En serio, me urge romperle la cara.
—Déjalo, tigre. Ya lo harás en los combates, por ahora debes calmarte. —Chulanont lo incentivó con tónica alegre.
—Que no te extrañe eso de él, ese imbécil siempre busca llamar la atención de algún modo. —Katsuki fue más seco en su respuesta. Yuri no se resistió el soltar un chiflido.
—¿Tú? ¿Insultando? —Se lo quedó mirando—. ¡Nada mal, no me lo esperé!
—Créelo, ganas no me faltan de continuar. —Fue sincero—, pero puedo esperar un poco más hasta llegar al ring. No permitiré que haga más falsos en contra de ustedes o de mi persona.
—No suelo hacerte caso, pero esta vez haré una excepción. ¡Así que cuenta conmigo para darle su merecido, amargado!
—Ehhh… Al parecer ambos «Yuris», están con muy mal humor aquí. —El hámster suspiró con ese aliciente, al menos no se estaban matando entre ellos y su puja iba contra el cretino de Sagara.
—¡Katsuki–Tōrikusan, es bueno verte por aquí!
—Saeba–Tōrikusan. —Katsuki le recibió formal, haciendo su reverencia—. Lo mismo digo de usted.
Ambos departieron un poco, Chulanont se le sumó a esa conversa y presentaron sin reparo al ruso, quien por ser nuevo solo podía escuchar. Pero eso no le impidió deducir que el ambiente no era el más ameno y que lo dicho días antes por Phichit o por Christopher sobre la percepción que muchos tenían sobre Yuuri como Oficial era cierta. ¡La envidia de esa gente les salía a flote!
—Aunque veo que a varios no les cayó bien esa noticia de tu regreso. —Saeba también notó ese cambio en la atmósfera. No era partidario a repudiar a alguien por su buen desempeño.
—No se preocupe, no es primera vez que nos ven así o bueno, que me ven así.
—Para nada. Tu hermano y tú han hecho una buena labor. Y en lo que respecta a mi delegación, esperamos darle una buena pelea a la suya. —Sabea al igual que los Oficiales de Bunkyō son la única entidad que tienen buenas relaciones con Shibuya y también la única en llevar una amistosa rivalidad en este tipo de enfrentamientos—, y muy en el fondo, sí llegaras a tener un versus con el creído aquel, espero que lo bajes de su nube.
—Primero debemos llegar a las finales, aunque realmente aspiro a ello.
—¿Aspirar, Katsuki? ¡Hah!, no lo creo. —Yuri no pudo contener que su lengua porque esa parte en su vago japonés, si la entendió—. Yo no aspiro… ¡Es un hecho que entre todos le patearemos su «trasero» por no decir su cu…!
—Plisetsky. . .
—Descuida, me agrada su fiereza. —Alabó el mayor en inglés—. Quizás te robe la idea y le proponga a mi jefe el empezar a ingresar extranjeros en mi comitiva.
—¿Lo ves Katsuki?, él reconoce lo que es bueno.
—Sigue soñando, niño.
—¡¿Haaaaaah?!
—¡Bien! —Phichit se metió en la mitad tratando de que el tigre no cometiera alguna imprudencia. —¿Qué tal si nos vamos todos al salón? ¡Ya está por comenzar la reunión!, ¿cierto Katsuki? —La cara pálida del hippie de su Capitán le decían: «paz y amor» a todo.
El Teniente Coronel, con su ceja en alto le hizo caso y dejó de molestar al ruso, por ahora.
—Tienes razón. Camina Plisetsky. No tengo todo el día. —El T.C Katsuki fue el primero en retirarse.
—¡Tú no me mandas, yo lo hago por mi cuenta! —y por lo bajo soltó un: «Enano cabrón» yéndose detrás de él.
—Jóvenes. —Sonrió Saeba. Se recordó a sí mismo en sus inicios—. Es un tigre difícil, ¿eh?
—¡Ah! y eso que no conoces al resto del personal, Saeba. Son algo explosivos, pero muy buenos chicos. Solo que Yuuri así como su hermano, los pone al límite con sus prácticidades.
—¿Y qué me dices de la mujer que tienen en sus filas, Chulanont? —Fue directo en su planteamiento.
Él no pudo verla participar en el operativo pero los pocos hombres de su comarca que sí lo hicieron, le dieron variados comentarios bajo la percepción de Sagara, él no es de los que traga entero.
—¿Sí es tan buena como para arriesgar su pellejo por ella?
—¡Lo es! —Afirmó Chulanont muy orgulloso—, y lo sigue siendo. Sé que es alguien muy joven pero debes repararla por ti mismo y sacar conclusiones.
—Comprendo. —Saeba no hizo más preguntas—. ¿No sé el por qué toman las opiniones de este tipo como la última palabra?, para mí es un hablador y envidioso de mierda, ¿sabes?
—Kouji definitivamente te apoyaría. —Chulanont rió.
Saeba pensó de que si ellos se han mantenido firmes en seguir abiertos con su cobertura a los extranjeros o incluso en aceptar a mujeres, fue por algo. El ser arriesgados o innovadores era una característica propia en sus colegas de Shibuya y los ha de admirar.
Por su parte, y en simultáneo, quienes ya tenían previsto su nuevo concierto para delinquir o regresar al ruedo eran los Jefes del Clan Kazuma. Akón y Raven desde las instalaciones que les prestó la trémula organización en Inglaterra, ultimaron detalles de lo que sería su nuevo atentado. A su hermano menor Jay C. le faltaba poco para recuperarse por completo y que su operación como reajuste a su cuerpo en parte «biónico», fuese un éxito. Mas no por eso dejaba de lado sus otros pendientes.
Sus hombres al realizar los trabajos de inteligencia le han dado luz verde a Raven sobre qué hacer para deshacerse de cierto detractor en Japón.
—Me gusta lo que veo, bro. —Akon al mirar los planos, los trazados y cada apunte milimetrado le dio una buena espina—. Les dejaremos buen presente y será más fácil para nosotros.
—Obvio, esto no puede fallar, es ideado por mí.
—Por algo eres el maldito nerd que fuma la juca y marihuana, ¿no?
—Ja-Ja-Ja. Que gracioso, Akon. —Lo remarcó con voz indiferente y sin despegar la vista de los hologramas. —Pero con esto en marcha, ganaremos algo de tiempo con Tryannus. Además de darles una buen preludio a esos malnacidos en todos los sentidos al bajarle su «as».
—Será nuestro aviso de regreso y la maldita vuelta para ellos de que su recreo se les acabó. —El vidrio que portaba en su mano derecha lo rompió por su exceso de fuerza, debido a que esta se transformó en la extraña figura de garras afiladas de aquella vez.
Ciertamente necesitan resultados para tales atrocidades que piensan manifestar. Akon tomaría cualquier cosa a favor cuando al rato de haberle explicado parte de su juego a quien era su jefe (sin dar detalles de los nombres por seguir sus estúpidas reglas en su retorcida trivia) a Tryannus le ha encantado.
El británico cortó su llamada con la sonrisa siniestra y pícara que relucía en medio de su barbuda faz, «no la flagrancia» desde la oficina obscura en el que se encontraba, observado a través de sus pantallas u hologramas de última generación los avances y los mapas de cada territorio ocupado por su organización lo tenían de un excelente humor. Gran parte del viejo continente y América los tenía bajo sus dominios al levantar su lema, ahora que está a solo unos pasos de conseguir sus acuerdos en Rusia e imponer su absolutismo en Japón como puerta definitiva para arrastrar a Asia junto al resto de sus potencias, sería el inicio de esa ansiada era esperada durante ocho largos años o incluso más de los mencionados en aquel lugar.
En su pasado, la supremacía que quería iniciar en el sol naciente o el frío desolado de ese país eslavo comunista fue retrasada por un par de individuos que le hicieron frente, dejándolo casi abolido al igual que a su antiguo equipo. Por azares del destino pudo sacarlos del camino bajo engaños, dinero mal habido a sus secuaces y claro, funcionarios podridos que avariciaban soberanía en sus manos. Gracias a ello, resurgió como el fénix de sus cenizas de modo silencioso, silencio que pronto estaría por romperse a no ser que juegue con las cartas indicadas puesto que le sigue llamando la atención que en ese lugar haya «alguien» capaz de enfrentársele.
—¿Harás bien en enviarles a ese sujeto con esos títeres de los Kazumas? —Preguntó la voz madura pero delicada a sus espaldas.
—Normalmente te anuncias. —El continuo sonriendo en lo que ella le hacia otro interrogante.
—¿A qué diablos estás jugando?
—A nada especial, cariño. —Se volteó confiado acabándose su fino coñac y dejándolo sobre la mesa la copa vacía—. Muevo mis fichas.
Deborah escuchó todo y no le agradó el tinte que esto tomaba, solo intentó buscarle la lógica a los extraños juegos de su jefe. Uno de los lacayos que suplía la alta jerarquía bajo el mando de Tryannus, fue de los pocos que pudo sobrevivir en su vieja comandancia y debido a su mal estado debieron reconstruirlo. No obstante, en el proceso sufrió graves consecuencias las cuales afectaron su salud mental. Como mercenario era eficiente, mas no dejaba de ser agresivo con cualquiera, incluso con él mismo por sus periodos de histeria. Tryannus vio esta oportunidad perfecta para poner a prueba todos los avances hechos en su cuerpo, esperaba que resistiera y así, sacar mejoras en los estudios que su organización y el equipo que le ha seguido en años.
—¿Qué es lo que te preocupa?
—Tú mismo has dicho, ese tío no está del todo bien.
Por otro lado, Deborah no lo veía así. Deborah dedujo que sí aquel hombre en medio de sus desvaríos comentaba algo que no debería a las personas equivocadas, podrían dar con ellos. Claro que Tryannus sabía el riesgo de seguir con ello, sin embargo, también fue consciente de que sí no arriesgaba algo a cambio, no sabría el potencial que realmente ostentaba su maquinaria y premisa real.
—Bueno, su cabeza se ha zafado pero sigue siendo útil, y no esta demás darle la mano a Akon en su plan, quiero probar cómo se maneja, es… en pos de la ciencia y la misma heurística. Ensayo y error, cariño.
—¡Y él podría hablar demás y mandar a la mierda todo lo que has trabajado por años! ¿No lo entiendes? —Caminó segura de sí ante el hombre imponente que tiene por líder—, de todas las autoridades en el mundo solo esa gente en Japón se ha acercado peligrosamente a tus orígenes, les has dado mucha cancha a los Kazumas con ese tonto juego que tú los has obligado a llevar al no decirnos nada sobre quienes «enfrentan» ¿Qué pasaría sí algunos de esos oficiales resulte ser alguien con quien luchaste en tu pasado? ¿Qué pasaría sí…?
—Relájate, Deborah. . .— Su orden fue clara al igual que esa facultad en su serio mirar. —Te extremas demasiado. No me cuestiones.
—Tryannus…—Deborah quedó estática.
Sabía que si él empleaba ese tono no estaba bromeando y sus labios como aliento fueron engullidos por ese hombre.
Lentamente Tryannus aun con el lipstick de color carmín sobre su boca, se despegó dando un último paso poniéndose detrás de su espalda y acaparó los glúteos bien formados que estaban cubiertos por esa falda negra cautelosamente sobre su cuerpo y quizás, le ha restregado descaradamente cierta parte de él que ya estaba abultada, endurecida y que crecía más y más con solo verle su arranque de dama salvaje al reclamarle.
—Tarde o temprano tendremos que dar la cara… Sé a lo que me atengo, sin embargo.— Luego una de sus fuertes manos subió lo suficiente hasta llegar a su pecho o que lamiese con gusto su cuello. —¿Qué sería de esto si no hay riesgo de por medio? Fuera muy aburrido, ¿no crees?
—E-eres un maldito…No es momento p-para esto, cuando estamos en medio de…un p-posib-b-ble proble…Ahhh~ —Ella no se resistió con el nuevo toqueteo brusco a sus partes y la satisfacción le produjo un suspiro lujurioso.
—Siempre hay tiempo para el placer en medio del caos, amor…
Tal vez no se apreciaba del todo su rostro por la poca luz del lugar manteniéndole su aire misterioso. Pero Tryannus estaba claro en lo que buscaba con su idea de poner a prueba el trabajo por el cual dedicó toda su trascendencia, además del otro asunto pecaminoso con su mano derecha.
El tiempo cobró factura en cuestión cuando el calor oportuno se apoderó de ambos, su escritorio fue testigo del sin fin de gemidos fogosos y estocadas en su ardiente sexo.
Una tras otra cuando ella le arañaba su espalda, una más fuerte que la anterior cuando él al desgarrar sus ropas, le tomarse con vigor o vertiera en ella todo su blanco semen. Ya sea en su boca o en ese lugar de perdición en medio de sus piernas de ébano, Tryannus logró lo que quería al inundarla de placer y que no pensaré de más sobre lo que le devenga el futuro de estar desnudos y reclinados encima del sobrio mueble de marca cuando arrancaron en su segunda faena.
Ella lucía tranquila fumando su cigarro, él se mostraba excitado y guardando algo de fuerzas en caso de un último desfogue. Aunque Deborah lo trajo de nuevo a tierra con un pequeño asomo de incertidumbre sobre lo que él pretendía llevar a cabo.
—Preciosa, ya te lo dije.
—Pero Tryannus….
—El que no arriesga no gana, y en los grandes negocios, toca jugarse el todo por el todo. Confía en mí. —Guiño su ojo en descaro—. En fin, en caso de que ocurriera lo contrario o quisieran matarme, para eso tengo una poderosa fiera a mi lado.
—Eres un… ¿Sabes qué? ¡Que te jodan el orto! —Se levantó del lugar y fue tomando sus cosas.
—¿Eh? ¿A dónde vas? estábamos de lo más de bien.
—Me iré a bañar, y deja de perder el tiempo.
—¿Oh vamos, mujer? no seas tan fría conmigo. —Fingió dolerle.
—Nos queda menos de dos horas para llegar a la cita con tus acreedores.
—¿No pensarás dejar cachondo a este hombre que solo te dio placer donde más te gusta»?
—Hazte la paja con la mano si es necesario, ya luego te desquitas con tus putas o perros, pero esto es importante.
—Esas putas y perros también son tuyos, cariño. —Adora fastidiarle con sus bromas.
—No me obligues ir hacia allá y cortarte la verga.
—¿Así que dijiste que tenemos dos horas? —Ese jíbaro de buena caña aparentó ponerse «serio» (o eso intentó) tras ver su Rolex—. Deberíamos ir en mi Lamborghini, ya sabes. Esos trancones son un martirio. —Cuando Devorah lo amenazaba de esa forma sabía que no dudará en castrarlo y como amante del pecado carnal preferirá la horca antes de que lo caparan.
Ella puso sus ojos en blanco, bufó del hastío, y desapareció de ese lugar azotando la puerta buscando el baño privado que estaba contiguo a ese pasillo secreto que conducía directamente al cuarto privado del excéntrico magnate.
Tryannus con esa perra sonrisa no disimuló su burla. Al reclinarse con gusto en su mueble con la frescura más grande en la vida, pensaba la espera de que sus jugadas fueran acertadas, que la corriente tomara su rumbo, y pese a que Deborah no mentía en su directa opinión, él está preparado con muchos años de experiencia que lo acreditaban manejar sus ases bajo la manga.
—Esto será divertido…

En algún Bar temático y reconocido del centro de Shibuya – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – (Días después)
No era común ver un bar latino que goce de buen prestigio en un país como Japón, tampoco era habitual encontrarse en ese mismo lugar a gente local o extranjera y mucho menos, que fuese un combo de Oficiales Imperiales de civiles. ¡Así como lo leen!
Era la despedida de soltero de Phichit, y Alessia junto con Leo le habían reservado una mesa V.I.P del local para ellos el día sábado después de su jornada laboral. Decidieron hacerlo por adelantado ya que Phichit en estos días se lanzaría al matricidio…digo, a los brazos del matrimonio, y le pediría la mano a su amada Katrina. Pero a muchos se fueron muy hondo con las copas y ya tenían al T.C Katsuki (quien no tomó por auto-conservación) muy estresado en su papel de «niñero a prueba de balas»
—¡Coño! ¡No jodaaaa! ¡Súbanle a esa canción! —La venezolana ya estaba entonada y con micrófono en mano.
—¡No más escucha ese cumbión, papu! ¡Hay que dedicársela al «japo-culero» en el karaoke! —Su colega Mexicano estaba igual o peor que ella.
—¡Con cariño pal’ Yuu!
—¡Éntraleeeeeee cabronaaa!
—Mañana se las pienso cobrar. —Dijo Yuuri con poca paciencia y sentado en la barra.
—¡No seas amargado, Yuu! ¡Es una fiesta! ¡Ja, ja, ja! —Phichit se rió de su desgracia.
El japonés con la pena liada en su cara se ha disculpado con el bartender, quien resultó ser el propietario. Oh pero lo peor estaba por llegar cuando Alessia teniendo a Leo en aquella tarima atinaron al coro, y Yuuri con escuchar la letra se le subieron todos los colores rojos además de enmarañarse más que antes.
—¡No importa el qué dirán!~ —Intervino Alessia.
—¡¡¡El viejo Toshi o Hiroko san!!!~ —Le continuó Leo.
Al público le estaba gustando mucho el show que habían montado al son de esa tecno-cumbia clásica texana y que llevaran el ritmo con sus pasos alegres; y pronto los latinos se fueron en dúo.
—¡Pero no importa porque en ellos hay amooor…! ¡Del buenoooo! ¡AMOR PROHIBIDO MURMUUUURAN POR LAS CAAAALLES! ¡PORQUE AMBOS SON BIEN DISTIIIINTOS EN EDAAAAADEEES! ¡AMOR PROHIBIDO LES DIIIIICE TODO EL MUUUUNDO! ¡QUE LA ONU NO INFLUYA EN ELLA O EN TIIII! ¡SINO EL CORAZÓÓÓÓN!!!!
—¡WOW, WOW!
—BAAAAABYY, HEAHHH~~! ¡Para el Papirikieee de Katsuki! ¡Que se decida a pelear por su coneja ilegal!
— ¡A HUEVOOOOOOOOOO! ¡MANDÉMONOS OTRA DE LA SELENA!
—¡Phichito-Kun no te rías! ¡E-e-esto es serio! ¡Hay que irnos! ¡Esos dos ya están diciendo incoherencias!
—Solo entendí en español «amor prohibido» o la «ONU» y eso es suficiente para mí. ¡Hazles caso y ve por Vicky ja, ja, ja, ja! —No pudo contenerse y molestarle un rato.
—¡Bastaaa! —Fue demasiado para su timorato ser el que lo expongan de esa manera—. Y de cosas logré contener a Chris o que no se desvistiera e hiciera unos de sus «eróticos espectáculos» allá arriba con ellos. —Hablando de ese Suizo, estaba desparramado con la camisa entre puesta y en su pantaloncillo brasileño morado sobre en uno de los muebles. En medio de sus ronquidos se quejaba de la bruja piruja de Katrina y se empinaba la botella de Whiskey cada tanto.
—¡Ohhh Vamos Yuu, ríete! ¡No es un funeral! ¡Déjalos que hagan lo que se les pegue la gana! —Este resoplaba en desaprobación mientras el tailandés continuaba su gesta amistosa. —Además prometiste quedarte con nosotros y hacer lo que yo quisiera, es mi despedida, ¿recuerdas?
—Sííí…pero…
—Descuide, Patrón. —El dueño habló en un español de lo más cordial con Yuuri, ya tenía años de conocer a los tres chiflados y al serio Teniente Coronel—. Créame, no pasa nada y pues dudo mucho que esos se bajen de ahí por ahora, latino que se respete es fiestero hasta decir no más y con esos tragos o las rolas como esa, pos ni modo.
—No sé qué dijo, ¡pero creo que me dio la razón! ¿Lo ves? ¡Disfruta de la serenata! ¡Dele un tequila para el amargado de mi amigo y otro para mí!
—No pienso tomar, soy el conductor.
—Ah, es cierto. Yo tomaré por ti, eso no se pierde. —Phichit se carcajeó y el señor solo preparó un doble shot de tequila.
El karaoke continúo así como las horas, con los tequilas o mojitos por doquier y con un hámster grabando lo mínimo. El público animado por todo el repertorio musical al español de ambos «artistas Federales» encaramados en esa tarima, se bailó temazos como: «Sobre dosis de Tv» de Soda Stereo, «Bidi bidi bum bum» de Selena, «Cuarenta y veinte» de José José, «Diecisiete años» de Los Ángeles Azules, «Detalles» Oscar de León, «Tarde o temprano» de Camilo Sexto, «Si tú no estás» de Franco De vita y «Mi Dulce Niña» o «Chiquilla» de Kumbia Kings y otras más, que fueron parte de ese compilación directa para el renegado japonés, quien ya no podía de la pena gracias a sus sonrojos.
—Definitivamente se las pienso cobrar, esto es el colmo. —Ese, el Katsuki, estaba con su puño apoyando su molestosa e inflado cachete y el codo en la barra.
Se giró hacia otro lado para distraer su vista y sacó su celular del bolsillo, revisó algunos mensajes de su hermana avisándole que los conciertos de Yuuki van muy bien, accidentalmente cuando iba a cerrar la aplicación del Whatsapp, abrió la galería dando con unas de las fotos del día en que fue de paseo a Ikebukuro y esta era especial puesto que allí salía su niño abrazado a él y la linda señorita a su otro costado en un intento de selfie familiar propiciada por ella. Sonrió de modo reservado y algo enternecido al memorar dicha vivencia.
Lentamente se le fue pasando su mosqueo al observar más y más fotografías, algunas de ella con Yuuki, de ella con él o en donde estuviese sola con esa radiante sonrisa de corazón, pero por muchos pretextos que pusiera en contra del desatine de sus amigos, lo cierto era que su sentimiento y amor hacia esa pequeña se fortalecía día tras día y ahora se ha intensificado desde que logró esa jugada maestra para que le ayudase a entrenar por las noches.
► ¡Flashback! ◄
💠
No negará que el primer entrenamiento nocturno le costó un poco para que Vickytoria se adaptase a su ritmo o que ella se relajara, en vista de lo que le ocurrió esa vez cuando le mencionó esa última exigencia con el tema de su suéter y tampoco refutara de que sí le tomó por sorpresa.
Es más y ni durmió esa madrugada buscándole lógica alguna o que finalmente aceptara que lo que dijo de su persona si fue «real», porque lo fue. Supo darse cuenta que ella tenía vergüenza (aunque le aparentaba su típica divosidad para no demostrarle su caída total) y bueno, que la chica que te guste, se le dé por encontrarte «atractivo», es sinónimo de que quizás sí le intereses en otro sentido, ¿no?
A Yuuri no se le borraba su tonta y tímida curva de sus labios estando en su cama por ese detalle arbitrario despistado pero bonito en su Oficial. El brillo en sus ojos lo delataba haciéndole ganar algo de más confianza.
Claro, ya estando en ese coliseo, y en su sabia prudencia, prefirió hacer oídos sordos y dar como si esa ocurrencia nunca pasó por la boca de la espontánea pelusa «sabiendo que fue lo contrario, solo deseó darle su tiempo.»
A la voz de eso, y puesto que no quería que las cosas se mal lograran, una que otra prácticidad a nivel competitivo de su parte o que encendiera en ella esa chispa de: «yo puedo contigo porque los Nikiforov podemos con todo» bastó para hacerle olvidar momentáneamente esa incomodidad a su quejona pupila y que luego, el resto de noches con las secciones físicas o marciales al ruedo con ella siguiendo sus guías y consejos de batalla fuesen pan comido.
Vickytoria le demostró ser una gran aprendiz y captaba con rapidez todos sus movimientos, lo que lo motivaba a explorar y aventarse rutinas cuyos niveles de exigencia fuese casi para profesionales y tuvo razón en hacerlo, Vickytoria sacó la buena madera que llevaba por dentro, Yuuri no podía estar más contento por esa digna rival. Cuando ella ya se sentía con buenas facultades de enfrentarlo, hacían apuestas y el perdedor debía cumplir alguna usanza de calentamiento o ejercicio espartano, solo por diversión. Fue en parte ventajoso para ambos (y más en Yuuri) porque les permitió acercarse el uno al otro de modo natural, sin presiones o sin gente alrededor.
Sí era Yuuri quien perdía, Vickytoria en su gusto culposo lo obligaba a que hiciera abdominales, él por comodidad quedaba en una franelilla negra estilo esqueleto y como se pegaba demasiado a su piel al sudar, se le llegaban a marcar todos sus músculos. Obviamente esa coneja tenía su hecho pensado, los ojos azules curiosos y ese dedito índice en su boquita de corazón, ¡no desmentían sus pícaras intenciones!
¡Vamos! Sabemos que las lectoras harían lo mismo que esa coneja que recién descubre los placeres del «taco del ojo», no se hagan.
En otras ocasiones Yuuri debía hacer flexiones de pecho (estilo lagartija) y ella, solo para molestarlo se sentaba encima de su espalda con suma elegancia, generándole un peso extra, contando una por una cada intento o provocándole con frases infantiles tirando a retadoras.
—¡Vamos, zorrito amargado! ¡Más rápido!
—¿Zorrito…? —Yuuri no podía con tanto descaro—, ¿Sabes que hablas con tu superior?
—¡No seas llorón! Agradece que estoy siendo amable y trabaja.
—¿Hmm?
—¡Sé que puedes dar más que eso! Por algo también te dicen «Mr. resistencia» —Aparte de ella, tenía a Makkachin en su regazo.
—Me dirás…lo mismo c-cuando te toque tu t-turno. ¡Arhgg!—Respondió Yuuri, estaba apurado y con poca paciencia ante las respuestas disparatadas de esa muchacha—. ¡Ya bájate! ¡Pesas mucho!
—Mooohh~~ que zorrito tan grosero, eso no se le dice a una dama de cuerpo estilizado como el mio. —La burla elitista no desaparecía en Vicky.

—Es en…s-serio, ¡Pesas¡ ¡Auch!
—¡Nope!— negó por segunda vez y las fuerzas en Yuuri flaquearon dejándose caer al suelo. Ella seguía encima suyo cual reina y cruzada de piernas—. Debiste pensar eso antes de llamarme «morsa».
—¡No lo hice, solo dije que pesabas!
—¡Es lo mismo, honey! —Yuuri sintió terror en ese momento por cada pellizco que esa niña hacia a sus mejillas—. ¡Menos charla y más acción! ¡Estás próximo a enfrentarte a esos insulsos de Taitō! ¡Mi misión es el que quedes regio y poderoso ante ellos!, ¿verdad Makkachin? —El perrito ladró en aprobación—. Esos brazos fornidos o tus abdominales no se trabajan soloooos, «zo-rri-tooo~~. —Dijo lo último con voz cantarina.
—»Es igual de pretenciosa que su padre»… —Pensó resignado y luego habló con sarcasmo e hizo otra flexión—. ¿Ahora resulta que eres mi jefa? —Vicky se divertía en su poderío por haberle ganado—, ¿Desde cuándo?
—¡Desde que te pateé tu «zorro» trasero en la noche de hoy con el reto de esgrima!
—Tuviste suerte.
—Sigue soñando, sabes que soy la mejor después de mi «Capi gruñón» Mikey, y me enseñó muy bien. —No pudo refutarle porque eso fue cierto.
Yuuri perdió debido a que no contó con que Vicky mejorase mucho su esgrima gracias a las clases con Crispino. Una cosa era el Laido con katana, arte en el que él es experto, y otra muy distinta era la esgrima. Pese a que conoce las bases, parece que la «Vicky» con la cual luchó hace un par de meses para su ingreso en el F.E.G.I, difiere mucho con este monstruo actual. Debió tragarse sus palabras.
—¡Ahora calla y deja de quejarte, Zorrito Katsuki! ¡Es una orden de tu nueva jefa!
—¡Ok, va jugando, Zanahorias! ¡A la próxima nos medimos con otro estilo!
—¿Disculpa? ¿Cómo me llamaste?
—Oh, es cierto. —Recordó esas reglas que ella le impuso y debió retractarse. Pero Yuuri, es Yuuri. No es que lo hiciera de la manera más «sumisa y adorable» que digamos—. Excúseme «Teniente Coronel» Nikiforov. No volverá a ocurrir. ¿Contenta Zanahorias? —Su humor enmarañado entre cada flexión fue más nefasta.
—¿»Teniente Coronel Nikiforov…»? ¡Amazing! ¡Me gusta cómo se oye!
—Aun te falta muchos años para alcanzarme, niña.
—Moooohh~~¡Puedo superarte y no soy niña! ¡En diciembre cumpliré mis dieciocho y al fin seré legal! —Se quejó.
—¡Ya bájate!
—Ok, me bajo pero no te la pienso dejar fácil. —En su maldad infantil dio una orden a su fiel compañero—. Makkachin tráeme esas bolsas de arena, necesitamos más peso para este amargado.
— NANIIIII?!!!!!
Pobre hombre, lloren su desgracia al quedar en manos de esa mujer.
Ahora, si era Vicky quien perdía, Yuuri no es que dejase de ser soberbio…Ella debía ejecutar limpiamente cada movimiento de las técnicas de combates que él empleaba en plena práctica.
Pero Vicky no era la más juiciosa prestando atención a lo que realmente debía ver.
—¡Dios mio…! ¡No puedo creer que ese hombre sea mi jefe…! —Echándose fresco con la palma de su mano al estar sentada en la banca después de cumplir parte de su castigo y medio mordiendo su labio inferior, ahora andaba acalorada tras solo deleitarse con el cuerpo y perfil varonil de Yuuri.
¿Y cómo no? Su rostro, serio y decidido. Su voz, potente y varonil, ligeramente ronca cuando le daba sus pautas. Los músculos marcándose cuando hacía algún esfuerzo y esa bendita franelilla negra que no le dejaba mucho a la imaginación. «ufffffff», ¡claro que estaba perfectamente enfocada!
¡En cosa cualquier otra cosa menos que en sus clases! ¡Nótese el «sarcasmo»!
—¡Vicky, ya concéntrate! Es Yuuri, tu jefe…Un jefe que está como Dios quiere, ¡pero noooo!, ¡es tu jefe! ¡Deja de mirarlo de esa forma! ¡Piensa en bebé Yuuki y Makkachin!
Lo intentaba pero no le fue posible.
—Mmmm…. ¡Ahhh ~~ demonios! ¿Este japonés no puede ser menos sexy cuando explica las técnicas? ¡Siento que es un castigo! ¡Él no debería interesarme! —Fluctuaba y por montón al despeinarse sus cabellos…Oh pero cometió un pequeño error.
Su último pensamiento lo hizo en voz alta.
Yuuri vio echada dramáticamente a esa despistada quejosa, y no sabía cómo tomarse el halago. conste que el revoltijo que sentía era placentero pero estaban en prácticas, así que sin más, le nombró poniéndola en alerta.
Su mirada se encontró con la suya, Vicky se asustaba y derretía al tiempo que esos ojos de tono envinado la escaneaban. Ella temblando, observaba como el Teniente Coronel se acercaba más y más a ella para decirle un: «Cinco vueltas al campo»
—What?!, Why?!
—Va como castigo por «distraerte» y comentar «cosas banales» en mi presencia, «colita de algodón»
—¡Oh merde!
—¿Pensándolo bien?, que sean diez, ah y no olvides que entiendo francés. —Regreso al costal de box para seguir con su instrucción, ella fue mas atrás resolviendo su enigma con chistosa desesperación.
—Pero si yo hable en voz baja…
—Según este «sexy» Jefe amargado, no lo hiciste.
—¡¿Ahhhhhhhhhhhhh?! ¡¡Eso…eso no fue lo que dije!!!
—Sí lo hiciste. Nunca miento.
—¡¿Haaaahhhhhh?! ¡¡NO LO ERES!!!
Estando de espaldas Yuuri sonreía ante la queja de la menor, eso le sirvió para ir tomando más confianza, ser más abierto y hacerle bromas al respecto. Vicky por otra parte se sulfuraba, aunque también su confianza y trato hacia el mayor se fue elevando.
En ocasiones, las otras penitencias de Yuuri a Vickytoria eran más sutiles haciendo que ella elongara su cuerpo al máximo esplendor (aprovechando sus dotes de danseur) o a veces iba a su puesto (supuestamente a rectificarle su ejercicio) «ayudándole» y «sosteniéndole» en su astuta reservades, sus piernas o cintura; y le jugaba la misma gracia con eso de tirarle comentarios retadores, solo que…
—¿Dejaras de quejarte o te dedicaras estirarte y abrirte para tu amargado superior?
—What?! —»¿A-brirme?
Su cerebro no lo procesó bien.
—Debes relajarte y abrirte de piernas para hacer bien ese split. ¿De que otra forma harás los ejercicios gimnásticos que te pedí si no calientas bien tus músculos?
En la postura seria como pícara que Yuuri al dejarse llevar en sus chanzas le hablase a Vicky con ese tono de voz calmado y tentador, ella escuchaba jodidamente las cosas en «otra» tónica en su inigualable cabeza. No es que Katsuki lo hiciera en ese sentido (su explicación nos quedó clara), más bien era Vickytoria quien al adelantarse a las justas, se jugó su mala pasada.
—«Ok….eso…fue… muy…. ¡Ahhhgg!!! ¡Cerebro!…¡Basta!»
Y aún no sabía cómo controlar el mariposeo que Yuuri generaba en su estómago.
—¡Y-y-yo me estiro cuando quiera y como quiera sin tu ayuda!
—¿Segura?
—S-s-s-síííi. —Vickytoria debía fingir dignidad o armarle berrinche diciéndole que puede con todo, hasta parecía un muñequito de esos que negaban o afirmaban con chiste usando su cabeza.
Sin embargo la verdad era que…
—Sigo esperando, Nikiforov. —No se separó ni un segundo de ella y menos su agarre.
—¿T-te importaría soltarme?, g-g-gracias. —Ella sentía que moriría derretida por cada acción inesperada de ese cabrón al estar así de cerca o revolucionarle sus emociones de adolescente sonrojada.
Odiaba esa parte y odiaba perder por ello.
Katsuki falló al tratar de no reír con esa caretilla o mohín infantil en la rusa. Ella se enojó un tanto llamándole de muchas formas: «Cari-amargado, tonto, cuatro ojos», lo de siempre. La actividad consistía en que le diera seis vueltas alrededor de la plataforma de combate, con la condición de que hiciera giros completos de gimnasia hacia adelante con manos y pies perfectamente elongados sin detenerse, pero eso implicaba resistencia (algo de lo que aún no gozaba del todo, Vickytoria). Yuuri sabiendo eso, quiere asistirle correctamente en caso de que se llegara a cansar, él la sostendría de su cintura.
—¿No me digas que te doy miedo a estas alturas del partido? —Yuuri fue suspicaz sin dejar sus tretas.
—¡Nunca, tonto amargado! —Estaba reacia más era obvio su estado de flan.
—Entonces, no veo necesario apartarme de ti. —Se posicionó detrás de ella retomando su rol de jefe sin dobles intenciones o nada por el estilo. Ya dejó la broma (coqueteo para él) a un lado y solo se centró con los ejercicios de Vickytoria y que ésta cumpliera—. El ejercicio que harás es sencillo, pero se complicará ya que no será del modo habitual y me sentiría mal si te llegarás a lastimar como la vez pasada. Así que será bajo mis órdenes y vigilancia. ¿Entendido? ¡No es debatible!
—Mmmm…pu-puedo hacerlo sola.
—Vicchan… —mantuvo su firmeza sin abandonar el gesto noble en su rostro. —No seas terca. ¿Sí?
—Aham…
Ella al reclinar su cabeza hacia atrás le miraba con dejos adorables en sus ojos grandes y azules. Él aún detrás de la muchacha, le suelta una curva risueña en medio de su sosegado ser y otra vez el bonito carmín colorea las mejillas en la curiosa Oficial tras la amabilidad de su Jefe.
—»Demonios, es demasiado amable cuando se pone en ese plan. ¡E-e-eso no es justo!»… —Maldijo en sus adentros la coneja descarriada y no le quedaba de otra más que asentir o hablar—. E-e-está bien, Y-Yuu… —Aunque no pudo evitar reprenderse mentalmente con un—:»¡Vickytoria no deberías estar nerviosa! ¡No es primera vez que el sexy amargado se porta como un caballero contigo a solas!»
—»Eso fue tierno»… —Pensó Katsuki. Le agradaba presenciar ese lado dócil en ella.
—P-pero aclaro que p-p-puedo hacerlo sola. ¡Jum! —No le miraba y tampoco quería mostrarse tan «pequeña» en sus suntuosidades.
—Perfecto, iniciamos desde cero, ¿de acuerdo?
—Ahammm… Sí…Señor.
Vickytoria concretaba su penitencia lo mejor que podía, debía hacerlo. Si Yuuri cuando perdía no restaba objeción alguna, ella no pretendería hacer menos, (era muuuuuy orgullosa) sin embargo, le cobraba factura al día siguiente y quedaba tan agotada que Yuuri consideró que en los días en donde perdiese, la dejaría de monitora auxiliar durante el día para que no se viese forzada a realizar los ejercicios de rutina.
Para variar el asunto, al final de cada práctica el bolsillo de ese hombre salía trasquilado.
Oh, esa lista de peticiones dada por la menor no ha sido fácil de cumplir, cremas, lociones, champús, acondicionadores, perfumes, energizantes, agua minerales saborizadas, jabones perfumados, los chocolates, los mecatos dietéticos, los Dogs chows o los filetes/chuletas de primera para su mascota, lo han dejado medio ahorcado. Tiene suerte de ser alguien ahorrador y de disponer fondos extra. De igual forma todo este proceso de recuperar la amistad en la pequeña conejita le ha permitido ganar algunos logros, por ejemplo que le llamase por su nombre, de que olvidase gran parte de sus enojos y lo tratase en sus caprichos quejosos habituales, eso sí, él sabía que su cometido no estaría finalizado si no enfrentaba sus miedos y le pedía sus bien merecidas «disculpas»
Aunque por ahora para empezar, no le ha ido tan mal.
► ¡Fin del Flashback! ◄
💠
Técnicamente con esa frecuente nocturna ha hecho que poco a poco la brecha entre ambos fuese más llevadera o que Vickytoria le pintara pequeñas muestras de interés hacia él. Aquello fue una buena señal de que quizás sus amigos si tenían razón en decirle de que se aventara a ser algo más que un simple «amigo» o «superior» una vez que quedara «1A» ante la damita; No obstante, su mente o su ansiedad por ratos le juegaban sugestiones prejuiciosas de que si lo que manifestaba por Vickytoria fuese o no correcto (él es alguien mayor y ella menor), y a su metódica manera de hacer las cosas procuraba de no «presionarse» o «forzar» las cosas.
—Yo aún me niego que esto sea real…—Le costaba asimilar que no era un bello sueño o que al despertar se esfumara.
—Y aquí esh donde me perrrr…gunto: ¡Hip! ¿Cuándo deeeee-dejarásh de negarte y aceptar sheeer felizh, hijo de tu renegada madree?
—¿Phichit? —Se ruborizó al tener ese hámster a su lado, y bien tomado—, ¿hace cuánto estás acá?
—Sheee…¡hip!…Sheeevo obshervándote un buen tiempo. —Le remarcó con dos de sus dígitos en «v» dirigiéndolo a sus ojos y luego hacia los de Yuuri con pésimo equilibrio. Parecía pollo recién nacido y mojado.
Ese tailandés había dejado solos a los otros cantores que ya tenían una sola mezcolanza de idiomas, la mayoría del público ya se había ido del bar a sus casas y él, buscaba a Yuuri dando tumbos, pero verle así tan sosegado y mirando a la señorita que le robaba sus suspiros en su IPhone, le pudo muchísimo a su instinto shipeador.
—¡Ni intentes refuuuteearme!, ¡esa sonrrrrrisa bobalicona de enamorado al mirar las fotos quee tiieenesh de miss bunny contigo o mi shobri, hip!…¡Me dan una idea bien cochina de lo que estabas haciendo!
—¡Ahhhh, no es cierto!
—¡Y también esa misma sonrisota la veo por momentos cuando …¡hip!, entraba a tu oficina en estoshhh diashhh!
—¿Eh? ¡Yo no lo…!
—¡Claro que shiiiiiiii, íuuuuu…! —Le abrazó y dejó todo su aliento etílico en la cara ajena. Yuuri en automático se tapó su nariz—. ¡Inclushho, cuando estash a solaaaash! ¡hip! ¡Con ese mujerón ilegal de nochiiiie! —y el aludido enrojeció mucho peor.
—¿M-m-me estás espiando de nuevo?
—¡Nooooop! ¡Yio nop! ¡Yio shoy san Phicheeeto, patrono del Iuuuvik! —Yuuri no le creyó nada, el otro no aguantó su risa burlona delatándose por completo en su borracha existencia—. Di-digamosh que cualquier día quise buscarsh…¡Hip!, algo en el coliseo, y noté que, ¡hip!, que lo estaban usando. Tú shueles estar ahí martes y jueves, no todos los díash. Encontrarme esa sorpresota tuya con la Vickytoria entrenando contigo fue como diría el calvo: «¡MUY AMAZING!» —Fingió hacer como Andrei, escandaloso llevando sus brazos por lo alto.
Yuuri quiso taparle la boca, más Phitchit no se dejó y para colmo de males, lo comenzó a abrumar con esas deslindases de su floreciente boca.
—Con razhón es que te veo shuper….¡hip!, contento, ¡hip!, shi esa niña usa ese outffit de entretenimientoo…¡Ah! espera, era entre…entrenamiento reveladorshhhhh, ¡Hasta yo me la robo!
—¡¡¡Phicht!!! ¡No eres Chris, por amor a Kami!
—¡Yio no me corro! ¡y tampoco soy corri-shensual! Lo…¡hip!, ¡lo juro! —Mencionó orgulloso—. ¡Y tienes que admitir que la Vicky tiene una bonita colita de algodón! ¡Una bien boneeeta que te la quedas mirando y pensando en cosas pochinas, zorro desgraciado! ¡¡Niégamelo!!
—Deja de decir eso. —Mintió, le fascinaba ese derrier bien formado de la rusa y sabía que va caído con Phichit—. ¡Juntarte con Leo no es bueno!
—¡Cuernosh!, ¡mira!, ¡mira! —Le movía su mano derecha haciendo la figura de un par de cachos tal y como le enseñó el mexicano—. ¡No te creo nadaaaaa…zorrazo! ¡Y tienes que dechiirme cómo lo lograste!
Yuuri con sus orejas al rojo vivo y con ese moreno agitándolo de un lado a otro en su fanboyleo, le explicó la situación de las cosas (obvio omitiendo cierta escena comprometedora del suéter o que ella le saliera con dejos de interés) y aprovechando que Yuuki está de gira con el grupo orquestal junto a su tía Mary asistiéndolo, Phichit vió lógico que intensificara su rutina física.
—¡Hay que …hip!…¡brindar por esa hazañaaaa práctica así sea con agua!
—Eres… un exagerado.
—¡¡¡¿Bromeas Iuuuuuri?!!!, hip!…¡Esto es una buena noticia!, ¡ya verásh que shi sigues así, tú y esha serán pareja! ¡Sho quiero boda! ¡Pido ser el padrinooo!
—Es…muy pronto para eso… —Se encogió con timidez—. Recién puedo codearme otra vez con Vicchan.
—Todo acercamiento es… ¡Hip! ¡Bueno Iuuuuuri!, ¡no te demerites! —Le aseguró Phichit con mucha alegría y sabiduría—. ¡Y pienso de que shi… ¡hip!, las cosas pasharon así, fue por algo.
—Tal vez… tengas razón. —Yuuri acabó sonriendo, no de un modo tan abierto como Phichit quisiera, pero comprende que recién él esté explorando de a poco ese tramo en su vida. —En lo personal ustedes me aturden mucho, me va mejor cuando estoy solo.
—¡¡Oiiiiiyeeeee!!! ¡¡Eresh un zorro Desgrashiado!!
—¿Te la pasarás llamándome así?
—¿Pues, ¡hip!… ¡Puesh shhiii! ¡Ja, ja, ja! ¿No que muy valiente, zorrrrrrrrrrrrrrrro? —Arrastró esa «r» con gusto.
—Sabes que no lo soy.
—Como yia te creesh todo un «Don Juan», ahora nos desechiiias. ¡Mal amigo!, sholo por eso, te daré un ¡hip!…¡hip!, ¡um me emperrrra en mi instagram!
—Es Facebook… y no tengo cuenta allí.
—¿Ah no? —Se rascó su cabeza—. ¡Igual, te crearé…!, ¡hip!, ¡uno!
Yuuri prefirió reír ante la querella de ese borracho, ni en mil años tendría la experiencia que Alessia, Chris, Leo o que el mismo Phichit disponen en cuestiones románticas.
—Aunque… ¡Hip!… Me alegra que tomarash la inishiia… hip… Inishiativa! —Se acabó el último sorbo de su trago con algo de dificultad pues los efectos del alcohol realizaron estragos en él—. Shé que aun dudas, pero mi consejo… ¡hip! Sheguirá siendo el miiiishmo.
—»Ir por ella», ¿no? —Yuuri completó el mensaje.
—Exaaaaaar… ¡Hip! ¡Exaaaarrrrrto! —Alzó su dedo índice muy efusivo. —¡Ve por esha!, ¡ve a tu ritmo! P-pero ¡hip! ¡No dejes perder tu felichiiiidad! ¡Yiia es tiempo de que … hip …también pienshes un poco en ti! ¡Hip!… ¡Todoshhh estaremos apoishiiiiándote!
¿Será que hará bien en oír los consejos de alguien que no está en sus cinco sentidos?
¿Será que hará bien en creerlo?
Yuuri sintió algo cálido, algo que de por si le superó sus expectativas y que de apoco respondía sus dudas, no al paso que él esperaba. Pero que al menos ya dio pie para que él comenzara a creerse esta realidad con muy buenos ojos.
—De acuerdo Phi. Vámonos. —El japonés pasó uno de los brazos del tailandés por encima de su cuello y le tomó con firmeza para que no se cayera.
—¿Ehh? ¿A Dónde me sheevas? ¿Con mi linda Katrina? —Estaba muy esperanzado con esos brillos en sus ojos negros de borrego enamorado.
—No lo creo, hámster borracho… —Respondió—. Iremos a mi casa… Necesitas dormir y los demás también. —Observó el resto del lugar con una Ale y Leo tirados en la tarima o un Chris dormido en ese sillón.
—Le tocó bien difícil, patrón.
—Ya me di cuenta, señor…
—¿Le ayudo a llevarlos a su auto?
—Si, por favor. —Yuuri no dudo en recibirla.

Casa del T.C Katsuki – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 8:30 A. M (Domingo en la mañana)
—¡Phichit creo que voy a morir, cabrón! —El fedérale tenía su frente estrellada en la mesa y su cabello hecho un nido de curucucha—. Todo me da vueltas, no vuelvo a tragar más tequila con botellita de jeréz y vodka.
—¡Ni que lo digas! —El Mayor con mascarillas en su demacrada cara y en bata verde manzana pasaba su dolor de cabeza—. En estos momentos deseo estar con mi Bae.
—¡Y yo quiero pegarme un tiro, coño! —La Capitana traía el mismo atuendo que su colega suizo—. Joda, que vaina tan arrecha. Hace años que no tenía una pea así, vale.
—¡Señores, ya estamos viejos! —El último del combo (un capitán casi casado) portaba una de esas bolsitas con hielo para bajar un poco su resaca—. Y perdiendo bríos. ja, ja, ja ¡Ay!
—¡Que Jesucristo te cosa esa boca, aún sigo divina bajo mis fachas!
—Opino lo mismo, Ma’ chéri
—Yo solo quiero a mi chinita y que me haga cariñitos en chino.
—¡Ah que bien!, ¿ahora mi casa resultó ser un refugio de alcohólicos anónimos?
—¡Yuuuuuuuuuuuuriiiiiiiiiiiiiiiiiii! —Le chillaron Phichit, Ale, Chris y Leo en reproche.
—Yo no fui quien acabó con las reservas del señor González en su bar, ¿o sí? —Katsuki fue severo e indiferente con esos moribundos—. Les recuerdo que a las cuatro de la tarde tenemos que darle el reporte a la jueza del caso clasificado. No es mi problema si están jodidos. —y fue a la cocina a buscar lo que les preparó.
—Este hombre no tiene piedad, solo maldad. —Expresaron los tres quejosos con el malestar en su estómago. Phichit se carcajeo.
Después de ese reventón entre licores y karaokes terminaron en la casa de un superior bien cuadriculado, que ya portaba parte de su vestuario policial, solo que aún no se ponía su chaqueta imperial puesto que faltaba de acomodar los platos en la bandeja.
Algunos como Chris, Alessia o Leo, se quejaban por el regaño que Yuuri les dio o que este desde la cocina sacara a relucir con argumentos de peso lo que implicaban sus comportamientos. Para Phichit aquello le fue gracioso, ya que hace años atrás cuando eran más libertinos, su amigo pagaba los platos rotos y debía encargarse de sus borracheras (con el extra de los dos alicorados de sus Ex Jefes) eso le trajo muchos recuerdos del bien llamado pasado.
Los tres chiflados no dejaban de llorar ante cada zarpazo del niñero amargado, que por cierto, ya había salido del mundo de las cacerolas con su delantal y teniendo en su mano la bandeja lista que los comensales degustaran.
—¿En serio tenemos que ir? —Chris se vio con el horror pintado en su cara—. No quiero trabajar… ¡Quiero dormir!
—Pateleen todo lo que quieran, pero ya están advertidos. —Dijo en voz audible Katsuki mientras llegaba con ellos—. Si no los veo a las cuatro en punto tendrán serios problemas conmigo.
—¡Tas’ peor que mi jefa cuando me da cuerazos, güey!
—¡De pana, marico! ¡Solo te falta una chola!
—¿Chola? —Pregunto curioso el rubio.
—Eso sería la milenaria «chancla poderosa» de toda madre. —Le aclaró Leo.
—Te lo creo, no por nada es padre soltero responsable con mi bonito sobrino y nuestro niñero por excelencia. ¿Qué esperaban? —Phichit hizo esa chanza y Yuuri viroteó sus ojos en blanco negando tal disparate.
—¿Aún no sé cómo el cabrón se enamoró teniendo esa manera tan culera de ser?
—Quizás con nosotros le da igual ser así de seco, Leo. Pero con Vicky no pudo ya que es la única que le ablandó su amargado y japonés corazón. Ja, ja, ja, ja.
—¡Ya te oí, Chulanont!
—¡Es verdad!, ¡Y aun me debes el chisme completo de ayer, zorro sinvergüenza!
—¿Cuál? —Le cayeron los tres como sanguijuelas.
—¡Al rato les digo, chicos y son buenas noticias!
—»No vuelvo a confiar en borrachos…» —Yuuri lucía su ceño fruncido en lo que craneaba alguna sanción enteramente para ese moreno traidor y rápidamente habló de otra cosa desviándose del tema—. Veamos si aún recuerdo cómo era esto.
Los chicos al sentir la explosión de aromas que inundaban sus fosas nasales, se olvidaron de su despotricamiento en contra de su tirano opresor, pues traía consigo la mejora para su ansiado guayabo. Hizo variadas sopas o caldos según la procedencia de cada compañero, si le diera la gana solo les daría sopa de miso y punto; pero Yuuri al heredar ese lado compasivo por parte de su madre Hiroko, no le molestaba practicar de vez en cuando lo poco que aprendió de la buena sazón hogareña de la señora o de las extravagancias culinarias su Ex Maestro Andrei.
—Gracias virgencita por condolerte de mí. —El charro no evitó rezar a su patrona por ese milagro.
—¡Esto si es vida, chamo! ¡me siento en mi casa! —Se alegró la leona—. Estoy pensando seriamente conseguirme un marido que me cocine así de rico. Con Yuuri ya no puedo porque es de la catire.
—¡¡Ale-san!!!
—Y con este «marico» menos, porque le gusta el plátano.
—Bien dicho hermana, amen por ello, el «plátano» es mi pastor y nada me faltara. —El cabaretero afirmó ese juicio tras dar su primera cucharada al plato de primera clase hecho por su jefe. —¡¡Ummm, ummm… Magnifique, Yuuri chéri!! ¡Te quedó como los dioses!
—¡Qué bien se ve Yuu, aún no lo has olvidado! —Y el hámster anhelaba algo así para su sistema.
—Con esto no creo que tengan excusas para faltar. —Se cruzó de brazos con aparente exigencia, aunque una reservada sonrisa se figuró en su rostro.
—¡Claro que no «mamá Yuuri», gracias por la comida! —Le dijeron en broma todos.
Este suspiró resignado, no les dijo nada más, se sacó el delantal para ir a su cuarto y terminarse de arreglar, el deber le llamaba en la Academia. Los chicos quienes estaban nostálgicos por ese gesto, extrañaron por mucho esa vieja como amable faceta de Yuuri y no esperaron volverla a ver. Acabaron saboreando ese desayuno/almuerzo con ganas.
El resto del domingo no tuvo mayores complicaciones, Yuuri ya estaba en la T.S.P.A cumpliendo órdenes de Feltsman y mientras que Alessia, Chris y Leo cuando se pusieron al corriente con Phichit, se hallaron felices de esa buena proeza en Yuuri para con Vickytoria y rogaban porque ese muchacho supiera aprovechar esa oportunidad dorada.
Cumplieron la cita en la hora acordada, actualizaron algunos términos con la jueza que llevaba su caso, de las flagrancias que se estaban ejecutando actualmente y del rumbo que los Kazumas han causado proponiendo la guerra territorial con otros Clanes bajo las sombras de esa organización fantasma que poco a poco ya no era tan invisible a la vista de ellos…

Sala de Juntas de la T.S.P.A (F.E.G.I) – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 8:30 A. M (Lunes)
La nueva semana empezó con mano dura debido a las nuevas ordenanzas en Felstman o los resultados de contra inteligencia realizados. Descubrieron que un cargamento con material de procedencia desconocida (llámese droga o armas) que estaría por entrar a Shibuya y probablemente sería custodiado por varios Yakuzas del Clan Kazuma o incluso cabe la posibilidad de una masacre como represalia a lo ocurrido con otras bandas criminales para pelearse por el premio ajeno.
Katsuki y su equipo ya tomaron las precauciones necesarias para ese operativo y en términos jurídicos, la constatación subjetiva del delito los ayudaría a caerles de sorpresa en dicha situación delicada. La única que no estaba del todo contenta era Vickytoria. En esta semana ya tendría su prueba de tiro, y al ser de carácter obligatorio (viendo que asiste como estudiante de la T.S.P.A para culminar su formación básica) No había asistido a las reuniones con su equipo de élite y lo mismo ocurría con su colega Emil. Pese a ello, comprendía el asunto; si fallaba a sus clases en la T.S.P.A la darían de baja en el F.E.G.I y automáticamente quedaría como oficial ordinaria, lo cual no era malo, pero ciertamente el rango de Oficial Imperial pesaba más.
Por eso trataba de dar su máximo empeño junto con el checo a los tips dados por Jean, quien no era para nada suave; resultó ser bien estricto en medio de su arrogante carisma y Katsuki cualquier día que les vio practicar pudo constatar eso en el canadiense.
Ella ya deseaba salir de ese lío y ayudar a sus amigos en ese operativo.
En la noche, Vickytoria estaba algo estresada, intentaba seguirle el ritmo a Katsuki, aun si deducía con facilidad los movimientos enseñados no obtenía el resultado esperado, Yuuri debió hacer un pare.
—Tomemos un descanso por hoy.
—¿Ehh? pero ya falta poco para tu evento, ¿no quieres mi ayuda? —Dijo inquieta en el suelo.
—Me has ayudado como no tienes idea, pero si tu cabeza está en otro lugar, no te concentrarás y te lastimarás. Tu prueba de armas es en estos días. La inauguración Imperial empieza la semana más arriba y con suerte, para antes de que empiece, lograré junto con el resto de las divisiones dar un buen golpe en el operativo. —Fue directo—. Necesitas centrarte en lo tuyo. Haré un pare y continuaré cuando ya hayas hecho la prueba.
—No es necesario, he mejorado mis tiros en estos días.
—Pero no lo suficiente. —Le arguyó—. Te he observado y tú no estás apropiándote del todo sobre los conocimientos que te brinda Leroy. Cosa que sí han hecho Nekola y tus otros compañeros de clase.
—Como si fuese tan fácil soportar el ego del chaperón. —Susurró un al recoger sus rodillas entre sus brazos.
—Sé que Leroy tiene una personalidad algo… «colorida» y difícil de maniobrar. No obstante, debes reconocerle que es bueno en su campo y que sabe lo que hace.
—Mmmmmm… tú eres mucho mejor enseñando que ese capirote de la realeza. —Infló sus mofletes y ese sonidito quejumbroso se escuchó mirando hacia a otro lado.
—En combates, planes de acción, emboscadas y armas blancas, si. En armas de fuego aunque lo domine a la perfección, he de confesar que Leroy tiene una técnica envidiable y con esa actitud no aprenderás a conocerle.
—¿Estas bromeando? —Le miró sorprendida e incrédula bajo su careta de reproche.
—Lo dudo. —sonrió gentil a medio lado.
Yuuri fue paciente ya que él sabe que ahora mismo lidia con la «Vickytoria infantil» y debe hacerla entrar en razón.
—Para hacerse grande, hay que comenzar por ser pequeño. Es unas de las bases de la humildad y el respeto sea aquí u en otra profesión. —Se sentó a su lado y acarició sus cabellos llamando la atención en la pequeña—. Y si incluso aquel que consideramos necio muestra su apoyo sin poco recato…
—El necio a veces está en lo correcto porque no nace siendo maestro, pero lo demuestra con acciones…
—¿Así que conoces el refrán? —Yuuri esperaba algo así.
—Mi papá…solía decirme muchos refranes de esos cuando estaba equivocada en… algo…—La conejita fue escondiendo su rostro poco a poco en sus piernas, sintió vergüenza—. Y mi abuelito cuando puede me los dice a su manera. —también mermó su voz a una muy quedita.
A Yuuri le pareció adorable.
—Entonces comprendes al punto que quiero llegar, ¿verdad? —El zorro sabio pero amable la supo tomar en su guardia más baja. —Eres alguien talentosa que brilla con luz propia. Aunque tienes el defecto de te guías mucho por tus primeras impresiones y eso no te deja discernir el potencial en los demás, o si los detectas, te cuesta reconocer a viva voz que son mejores que tú.
—Hamm…—El jadeo por esa revelación la dejó en shock—. Yo no quise decir eso del chaperón…
—Tus gestos me dicen otra cosa, pequeña Зайка. —Y Yuuri no desistió. Vicky quiso contradecirlo pero fue inútil. Con sus orejas de conejo caídas y esa caretilla más roja que nunca, por fin aceptó esa guantada a su moral.
Ella debe aprender a admitir que no siempre será perfecta en todo.
Ella debe aprender que si le brindan auxilio externo o que si la persona resultara aparentar algo que no es pero demuestra con bases ser muy superior, le queda aceptarlo con humildad.
—Leroy no se pavonea por gusto y tampoco se encuentra en el nivel que está solo por ser quien es, debió trabajar muy duro a su corta edad, y en lo personal lo considero de los mejores francotiradores que he visto. —Las palabras de Yuuri no sonaron toscas, fueron contundentes. Vickytoria se abochornó a un más—. Tu padre, tus compañeros o mi persona no nacimos siendo «maestros». Debimos trabajarlo en el camino hasta ser expertos, siempre y cuando mantuviésemos la tolerancia, el respeto y sobre todo la humildad. Si pretendes ser buena en una cualidad o si ya lo eres pero deseas serlo mejor, deberás pasar por muchas manos que serán más diestras que tú. Es allí donde verdaderamente aprendes a crecer y a valorar tus capacidades o el de los demás, ¿si me comprendes?
Ella asintió sin decir nada, Solo que ahora se siente tonta por revelar esos juicios injustificados. Vickytoria se autoreclamaba por su pensar poco maduro, era cuestión de compararse con Yuuri y notar su lejana diferencia tanto en mentalidad como en edad… Yuuri no tenía que lidiarla mucho para predecir lo que esa cabecita conspirativa estaba cavilando, así que prefirió evaporar todo cuestionamiento.
—¿Puedes mirarme a mis ojos, por favor? No me agrada cuando haces eso. —Se lo pidió con mucha gentileza y Vicky lo hizo. Yuuri en su hablar le retiraba con valentía un par de mechones —No… pensaré nada malo, es de sabios reconocer errores, tu padre en menor medida también solía ser así.
—Eh… ¿en serio? —Ella soltó curiosa y Yuuri afirmó.
—Eso sí, cuando detectaba su falla, cambiaba con esa persona y allí se reivindicaba. Creo que también puedes hacer lo mismo a partir de hoy con el Cabo Leroy. ¿No crees?
—¿Tú…Tú lo crees?… —Dudó.
—Eso lo dejo a tu elección, Usagi-chan. — Respondió sin dejarle de acomodarle su rebelde cadejo y luego meditó con timidez para él un—: «Su rostro es… demasiado hermoso»
Seguiría ahí perdido en esos luceros azules, a no ser porque Vickytoria lo despertó.
—Ahamm… Yuu… —parpadeo confusa —. ¿Estás bien?
—¿Ehh…?
—Es que… parecías ido…
—¿Ahh? …¡No! ¡No! ¡Estoy bien! Solo pensaba en… «algo»
Tal vez en la mirada adorable y los dejos de niña regañada de su pupila. Simplemente golpeó muy fuerte el gusto protector de Yuuri al punto de ablandarse. Debe ser más cuidadoso la próxima vez. ¡Oh!, pero rápidamente para encubrir ese desliz, se puso de pie y tomó la mano de la muchacha con determinación diciéndole un—: ¡Ven conmigo!
—Ah…What?! ¿Es-espera? ¿Y nuestras cosas?
—Al rato volvemos por ellas.
Aún disponían de mucho tiempo, por lo que él sorteando las cámaras y pasillos de la academia se fueron a otro lugar. Vicky en su afán le preguntaba Yuuri, este no le hablaba pero cada tanto le devolvía su mirada con una distinguida sonrisa y bueno ella tampoco es que peleara mucho por soltar la mano ajena, le gustaba estar así con él.
—Zorro Katsuki…. ¿D-d-dime a dónde vamos?
—Ya lo sabrás, zanahorias.
—¡No soy zanahorias!
—Yo tampoco soy «zorro» y bien qué me llamas así.
Al prender las luces llegaron a una plataforma de tiro antigua. Ese sitio solo estaba restringido para Oficiales de alto rango como él y disponían de su uso las veces que quisieran con el propósito de practicar e igual por ser algo desfasado no era viable comprometerlo con los estudiantes, para ello están las plataformas modernas.
—Mi estilo es distinto, pero la base enseñada por Leroy es la misma y si no mejoras con lo que te digo de modo personalizado o con los consejos de tu colega, entonces puedes considerarte «acabada» y dada de baja del F.E.G.I por tus instructores. —El Teniente Coronel en su practicidad tomó algunas armas básicas (las que usaría Vickytoria en su prueba) y rápidamente ella captó al vuelo su idea. Él pensaba ayudarle.
—Yuu…Yuuri…
—¿Te quedarás ahí mirándome como lo haces con mi tatuaje o tienes miedo de no poder con algún objetivo?
—¡C-claro que puedo! ¡¿Quieres apostar?! —Le robó la pistola bien escamosa.
—Si no atinas, me quedo con tus chocolates.
—¡Ja! ¡Ya quisieras, esos chocolates me pertenecen! —Reviró en sus actitudes de diva—. Y sobre lo otro, no te creas la gran cosa solo porque ese tatuaje te quede genial.
—¿Hmmm? Así que…—Le jugó una pequeña broma—. ¿Ahora soy «tu» Teniente Coronel regañón, príncipe azul, zorro cuadriculado, y un japonés amargado muy atrayente para tí por un tatuaje genial? —Se colocó sus lentes protectores y los cascos sobre sus oídos con mucha soltura ante su último apodo—. Interesante, ¿puedo saber a qué debo ese honor?
—¡No dije eso! —Le gritó ruborizada —. ¡Y me referí al tatuaje no a tu persona!
—¡Ok! —Con picardía en medio de su seriedad Yuuri se sintió agrandado.—¿y entonces de dónde salió lo de sexy la otra vez?
—¡Bastaaaa! ¡Y-y-y-y si sigues con esas cosas, no pienso perdonarte y olvídate de ser mi amigo!
—Pero si yo no fui quien sacó el tema a flote.
—¡No me importa! —Se volvió a quejar. —¿Ya vas a disparar o no?, porque yo quiero entrenar ¿si no es mucha molestia?
Sí claro, ya estaba hundida y roja con ese segundo failball de su parte, Yuuri suspendió sus juegos al ver el enojo y pucheros a flote en esa muchacha. No quiere salir mal librado y menos perder lo que ha logrado. Esa noche le tuvo paciencia al sobrellevarle sus ademanes, cuando debió ponerse serio lo hizo y Vickytoria conociéndole esa faceta férrea, en alguna parte práctica desechó su mal humor concentrándose en las guías sopesadas. Sin importar lo que los libros, series, e historietas develen en sus cuadros hollywoodences, disparar con precisión una pistola requiere de balance y técnica.
—Repite la postura.
—¿Eh?
—Repite la postura y relaja más tus hombros allí tienes tu falla.
—Sí señor. —Katsuki se puso detrás de ella.
Su rostro lo aproximó un poco en medio del hombro y la clavícula ajena, además de tomar entre sus manos las de ella para sostener la pistola.
—Tus pies deben estar separados a la altura de tus hombros, y el pie que es dominante un paso detrás para estar estabilizada.
—Ya veo, con razón el chaperón me reclamaba lo de los hombros o pies.
—Ahora, Inclínate un poco hacia adelante con tus rodillas dobladas, asegurándote de mantener un buen equilibrio. El codo de tu brazo dominante debe estar completamente recto, mientras que el otro codo debe permanecer flexionado ligeramente.
—¿Así?
—Perfecto. —Le dio su aprobación.
Las manos de Yuuri soltaron las de Vickytoria y estas pasaron a afirmar su cintura, a la chica por poco le gana el nerviosismo de tenerlo tan apegado a ella, pero también le reconfortaba el ver la naturalidad y seriedad con la que se apropiaba de su rol.
Y bueno, tal vez eso la dejó algo embobada y con esas chispas rosadas en su estómago, aunque no por mucho.
«¡Vicky concéntrate!, deja de tontear por cada cosa que haga el amargado de tu superior»…
Lo ideal era que ella sea quien ejecute su hecho y que él, solo fuese quien la supervise. De allí a que Yuuri retirase sus manos y las dejara en otro lado.
—Lo último es lo más importante. Solo relájate y escucha mi voz, ¿Okay?
—¡Si, señor!
—Enfoca tu mira frontal, hazlo despacio…que toque el borde borroso de la diana y en el momento preciso… — Vicky con sus ojos azules fijos en el blanco, no dudo en seguir la orden. —¡Coloca el dedo en el gatillo y dispara!
Sxf: ¡Bang!, ¡Bang!, Bang!
Tres descargues, tres casquillos, tres blancos móviles atinados en puntos con buen puntaje. El maestro aplaudió con modestia a su pupila quien le miraba con su iris brillante de la emoción y le mencionó que de seguir así o de prestarle más atención a Leroy en sus trucos, para mañana podrá dar en los blancos exactos.
— ¡¡YEEEEEEEEEEEEES!! ¡SÍ, LO HICE! AMAZING!
La alegría le absorbió con sus efusivos gritos que se abalanzó hacia el desprevenido japonés, le abrazaba o hablaba en extremo rápido, y de que su feo instructor de armas, el viejo Richellieu o los que se mofaron de ella deberá besar la calle por donde pisa de ganar su examen. Yuuri quedó hecho mármol, hace tiempo no sabía lo que era ser tacleado cariñosamente por la señorita, lo que lo puso colorado y Vicky, la despistada, se dio cuenta soltándole de inmediato al tiempo que calmaba sus arrebatos.
—Aham… yo… lo siento. —Se alejó disimulando su fachada mimada y el leve rosado que coloreaba sus pomulos—. Gra-gracias por todo.
—Descuida. —Yuuri escondió sus manos en los bolsillos con aparente vergüenza aunque estaba contento—. Ya debería estar acostumbrado a tus impulsos y embestidas.
—¡¡¡¡Yuuuriii Malvado!!!! ¡¿Por qué eres así?! —Farfarrulló ella al intentar golpearle con lo primero que tenía a la mano y él no habló más. Continuó sonriendo con discreción o esquivándole como pudiese sus arranques.

Campus abierto central de la T.S.P.A – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 1:30 P.M (Día de Prueba de Tiro)
Tres días después de ir con todos los motores en las tardes para los tips del canadiense se sintió muy satisfecho porque por fin esa princesa se estaba tomando en serio la importancia del tiro, y el arma o que nuevamente en la vista nocturna estando con Yuuri reforzara lo aprendido. El gran día llegó para Vickytoria, Emil y los demás Cadetes, a las nueve de la mañana se daría la tal mencionada prueba. Aunque lamentablemente no todos estarían presentes para verlos y apoyarlos en su examen.
—Pero… ¿No se supone que el operativo sería dentro de tres días?
—Dijiste bien, «lo era» —Leo intentó calmar a la pelusa novata en su metida de pata—. Las cosas se complicaron y les tocó actuar antes de lo previsto. No te preocupes, ya verás que el Kamikaze Katsuki y los otros batos estarán bien.
El resto de chicos como el trío de la F.B.S, el Capitán Crispino o su novia, la Agente Hong, querían fulminarlo por andar de boca floja.
Parte del F.E.G.I debió adelantar ese operativo puesto que uno de los Yakuzas capturados tiró la información del cambio de plan por parte de los criminales, y por ende Katsuki, Chulanont, Giacometti y Dos santos debieron moverse. Emil se había llevado a una Vickytoria inquieta a la zona de espera donde compartían cubículos con los otros equipos y fue allí, donde la culpa en el mexicano salió a flote.
—¡TÚ… YANKEE IMBÉCIL! —Plisetsky estaba encabronado por esa pavada.
—¿Ya la regué, verdad? —Se escondió detrás de la Oficial china evitando que el ruso rubio lo destrozara—. ¡Juro que fue sin querer queriendo!
—Espero que esto no la afecte. —Comentó Jean algo inquieto.
—De no sobreponerse, bajaran de rango a la bambina. Es su última oportunidad.—Las palabras del Capitán Crispino sí que preocuparon a al rey.
—Confiemos en ella, lo hará bien. —Altin intentó darle un punto positivo, aunque también tenía sus expectaciones algo dispersadas.
Después del cuarto equipo irían los otros Cadetes y dentro del combo se hallaba Vickytoria y Emil. El checo trataba de distraer a la rusa lo más que podía, pero era inútil, ella no conseguía aplacar su desasosiego. La noticia le entristeció porque sabía lo mucho que ese japonés-caribonito quería verle en su prueba (así sea para molestarle por pequeñeces), pero también le preocupó por no poder estar a su lado o ayudarle en ese plan de choque en contra del narcotráfico. También le impacientaba porque Yuuri en algún arranque quisiera luchar solo como la vez pasada. El operativo era de una elevada categoría y ella no soportaría volverlo a ver en un hospital.
—¡Viiickyyyyy! ¡A dónde vás!
—No te preocupes, iré a tomar agua. —Mintió, haría otra cosa.
—¡¡¡¿Pe-pe-pe-pero qué le diré a Mikey?!!! —Se puso blanco como la hoja del regaño que se le vendrá.
—¡Regresaré para la prueba! ¡Lo prometo!
Yendo al lugar de los hechos con Katsuki, portaba su traje antimotines del E.S.M.A.D y ya había bajado de los Lenco Mars con un grupo de Oficiales Imperiales, más una parte del Gaula de la Policía Ordinaria Metropolitana. Los demás estaban siendo distribuidos por sus colegas de confianza y en esas recibe una llamada por su intercomunicador con la onda radial cifrada pensando que era Phichit para entablar algo privado, pero no. No lo era.
—¿Vicchan?
Pasar horas con ese hámster en la sala de operaciones tienen sus ventajas.
—Pensé… que no contestarías, ¡¿eso significa que aún no han comenzado?! —Contestó con los sentimientos de angustia y alivio revueltos.
—Nos adelantamos en cubrir la zona para cuando ellos lleguen, ¡¿pero cómo supiste de esto y por qué entraste a la sala de operaciones sin autorización?!
—¡¿Acaso importa?!
Le mencionó preocupada, Yuuri caminaba a paso acelerado buscando un lugar alejado del caos para hablar con más calma.
—Si estoy allí o no es lo de menos ¡¿Por qué no me dijiste nada?!
—Por la misma razón que tú deberías estar en tu prueba, yo… —Katsuki se había estresado—. ¡Yo estaré bien!
—Aún no hemos iniciado, por eso estoy acá escabullida…
—¡Regresa a tu lugar!
—¡No es justo que me lo ocultaras, no me cambies el tema! —Le reclamó, y Yuuri lo previó.
Conocía a esa obstinada muchacha cuando se trataba del bienestar ajeno, y más cuando son sus seres queridos cercanos a ella, por lo mismo les hizo obligar a todos los del equipo principal de callar lo ocurrido, pero al enterarse que Leo y su lengua floja le dieron las señales a Vickytoria de lo que pasaba, la vio complicada.
—Aun sí quisieras apoyarnos no podrías asistir. Tus exámenes son obligatorios y te excluyen temporalmente de los operativos.
—¡Eso lo sé!
—¿Entonces? —Allí sí que no entendió el comportamiento de esa mujer.
—¡Se supone que eres mi amigo!, ¡el más especial que tengo! —Yuuri supo sonrojarse y avergonzarse por esa mención honorífica y sincera—. ¡Y siempre me dices que… que, ¡que los amigos se dicen las cosas! ¡No es justo que me preocuparas de esa forma! ¡Tonto Yuuri!
Más que el reclamo de una amiga a su amigo (bueno, en parte lo era) también tenía sus dejos matrimoniales, aunque este par de lentos no fueran algo («todavía»), Vickytoria no dimitió su inquietud al saber que él y su equipo aceleraron ese operativo o que prefiriera ocultarselo.
—Sé que no querías angustiarme, sé que no puedo ayudarte, sé que tengo un examen el cual pienso cumplir, y sé que como superior estás en todo el derecho de guardarte las cosas. Pero como mi amigo y mentor, mínimo merecía que me explicaras lo que harías hoy, así la necia de tu pupila estaría más tranquila.
—Etto…—Cometió un error, uno grande y no pudo negarse.
Al detenerse detrás de esa columna deseaba calmar lo más que pudiese a su amiga y sensata Oficial. Pues ella le demostró una vez más, el ser capaz de comprender los contextos. Le tapó la boca por adelantarse a los acontecimientos.
—Yo… Lo lamento Vicchan. Realmente no buscaba preocuparte y menos alterarte el día de tu examen.
—¡Eres un Tonto! —Se encaprichó y Yuuri con ese insulto adorable, descartó que ella lo fuese a fusilar—. ¿Al menos… al menos puedes prometerme que estarás bien y que no harás cosas tan peligrosas por tu cuenta? ¿Por…por favor?
—»Ella…Ella…realmente se preocupa por… mi»… —Esas palabras realmente lo sacudieron por completo.
Vicky sabía cómo ablandarlo aunque él debió fingir su buena compostura donde no la tenía saliendo con sus prácticidades para no inquietarla y que ella estuviere en sus cinco sentidos para su prueba.
—Jeee… ¿Me lo dice la Oficial desobediente que nunca me hace caso en los operativos?
—¡¡¡Llevo un mes cumpliendo mis ordenanzas!!! —Vociferó berrinchuda.
Yuuri no podría verla, mas juraría que le hizo un buen puchero tras eso. Ya debía cortar porque la mayoría de sus hombres en los dos minutos que duraron hablando estaban casi listos para recibir a los delincuentes.
—Ok, tú ganas Nikiforov, pero lo haré si me prometes ir a tu prueba y pensar solo en eso. Te puedo dar mi palabra de honor que así será. —Le aseveró con nobleza en su voz—. Podrás confirmarlo con Chulanont o los muchachos. En serio, ahora hazme caso, estaré bien…
—Mmmm… —Vicky no dejaba del todo su escama, más le apaciguaba que estaría al lado de sus amigos o que no cometería actos arriesgados—. De acuerdo…Yuu~ri.
—Debo cortar.
—Aham… ¡E-e-espera!
—¿Dime?
—¿C-cuídate si? —Le habló con mucha ternura y delicadeza sin darse cuenta—. Cuídate mucho y regresa pronto… Davai, Katsuki-san…
—Anotado… —Él susurró ese presagio—. Y…Gambatte Kudasai también para tí, Nikiforova-San.
Ambos jóvenes silenciaron sus señales.
Si hablamos de Yuuri, ese andaba en las nubes de modo temporal… ¿Eros enamorado tal vez?
En fin, tomó un gran respiro para calmar sus sentidos después de ver esa bella muestra por parte de su «señorita» y al expulsar todo ese cálido cosquilleo, retomó su rol de mando posicionándose en la cabeza de sus divisiones. El Mayor Giacometti, El Capitan Chulanont, o La Capitana Dos Santos, ya estando con él, le preguntaron que si todo estaba en orden. El T.C Katsuki en su práctica neutralidad les respondió.
—¡Todo en orden, caballeros!
—¿Es mi imaginación? —Phichit ni terminó la pregunta cuando Alessia le completó.
—¿O ese pana de poca madre nos sonrió?
—No están equivocados…—Chris estaba igual o peor que esos dos—. Ese japones no me engaña.
—Debemos averiguar con lupa que le pasó, chicos.
—Concuerdo, chamo.
—¡Hey!
— ¡¡¡Gyaaahh!!!
—¡¿Se quedarán ahí mirándose sus caras largas o debo traer sus escuálidos traseros de Oficiales, aquí? —La trama nefasta en ese sujeto fue con estilo tras ponerse los lentes obscuros especializados en combate y sonreírles con dureza. —¡Tomen sus posiciones, rápido!
—¡Como ordene mi T.C!
Si, el hijo de puta los regañó, el miedo y esa gota en su sien los invadió. Solo que ellos le detectaron detrás de su fachada un gesto tranquilo y confiado llegando a ser pícaro.
—»Definitivamente algo le ocurrió»… —pensó el trío de chiflados al tiempo.
Si nos vamos con Vickytoria, después de eso realmente deseaba que a su superior le fuera bien, aunque no negará que la frase del final la ha dejado medio atontada y con una bella sonrisa que adorna su rostro. Aun si al instante le diera el drama por concienciarse en las últimas cosas que le susurró.
—Vickytoria, no debiste reclamarle de esa forma. Él no es tu novio o algo parecido… ¡Ahhh me mueroo~~cada día estoy peor! —Se echó como siempre hecha la víctima sobre el enorme teclado y con su torpe corazón acelerado. Al mirar de soslayo sobre el sistema operativo holográfico, encontró la hora y…
— ¡ДЕРЬМО! ¡LA PRUEBA! ¡EMIL ME MATARÁ!
Casi le iba el alma puesto que le faltaban pocos minutos para empezar su prueba y debió hacer alarde de su rapidez de coneja escurridiza para llegar a tiempo a la zona de fuego.
—¡¡¡Vickyyyyycientaaa!! ¡¡Hasta que apareces!!! —El checo chillando pudo alivianarse de su martirio al zarandearla cuando llegó—. ¡Ya estaba por buscarte!
—¡¡Lo siento, Emil! —Ella se disculpó y le abrazó muy consentida. —Y gracias por cubrirme, prometo recompensarte con muchas de mis botanas de contrabando.
—¡Quiero todas tus galletas y caramelos de animalitos!
—¡Hecho! —Vicky lo vio justo.
—¿Y qué tan importante era eso que hacías como para exponer tu pellejo y de paso el mío?
—¡Más de lo que crees! —Le atestiguó con su sonrisa de corazón—. De no hacerlo, jamás me tranquilizaría. Luego te explico, ahora tenemos que dar lo mejor de nosotros. —Su semblante pasó a uno muy carismático que podría devorar al mundo entero al elevar su puño al aire—. ¡¿Preparado grandulón?!
—¡Por supuesto, Conejita!
—¡Prueba de tiro, aquí vamos!
—¡Yeahhh!

En uno de los suburbios acordonados de Shibuya – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 5:30 P.M (misma tarde)
La lucha contra el crimen organizado discurrió en un fatídico día para los detractores y un contundente golpe para el operativo adelantado que llevó toda la división de Katsuki. Con ciertas bajas que en gran medida que pertenecían al Clan Kazuma, el éxito obtenido fue primordial puesto que miles de kilos de sustancias alucinógenas como base para la cocaína, marihuana, éxtasis y otras de calibre elevado fueron interceptados.
Que a su vez su distribución también fuese detenida a tiempo logrando salvar así a muchos ciudadanos de Shibuya y sus alrededores de su consumo, como también la reventa del mismo en otros de los veintitrés barrios especiales.
No fue tan complicado como suponían los expertos, como reforzaron los focos clave pudieron contenerlos hasta dejarlos en rendición. Algunos de los secuaces fieles que sobrevivieron a la redada fueron puestos a la disposición de la ANP para que estos fueran quienes determinarán su destino final. El informe de la organización perpetuada en la tarde de hoy hizo un detallado recorrido por las estructuras dedicadas a dicho negocio ilícito. Al final toda pesquisa arrojó nuevas brechas donde pretenden hacer entrar sus caletas.
Esa nueva ola descubierta ahora es el principal objetivo a desmantelar. Sin embargo deberán hacer un estudio exhaustivo y comprobar que dichos referentes estén al cien por ciento.
Mientras tanto, los superiores como Chulanont, Giacometti o Dos Santos celebraban el triunfo con apuntes obtenidos; el Teniente Coronel Katsuki formalizar algunos acuerdos fortuitos de rutina con los veedores de esa entidad al igual que con el equipo enviado del FPJ encargado de sustraer las evidencias con respecto a la droga.
Habiendo terminado la charla, se disponía a volver, estaban a pocos minutos del parqueadero improvisado, ya poseían a la mano sus IPhones con ellos y completamente activados (pues en pleno operativo lo indicado era dejarlos apagados o en su defecto en modo avión) pero en esas recibe un mensaje a su Whatsapp.
»Conejita: Cuando puedas conectarte, avísame para saber que estás bien, por favor… \(^ ♡ ^)/
—Esa niña…—esa sonrisa sincera o mirada sentimental en su rostro lo decía todo.
Estaba avergonzado mas no en el mal gusto, simplemente no hallaba cómo superar esa fuerte sensación reconfortante del genuino interés de Vicky a su persona.
Los mensajes de Vickytoria le cayeron en cascada, los había mandado hace rato donde le explicaba que todos los chicos así como ella, pasaron sin problema alguno la bendita prueba de tiro y que ella al obtener el puntaje más alto se ganó una mención honorífica en el podium.

—¡Qué Bien!—Yuuri no contuvo esa alegría poco usual en él, estaba orgulloso (después de todo es su maestro). La sonrisa de corazón a través de la pantalla de su IPhone iluminaron sus ojos marrones y cuando pretendía contestarle…
—¿Que tenemos aquí, chamo?
—¡¡Ale-san!! —Se asustó al punto que casi dejaba caer ese aparato, por otro lado, alguien se apresuró al tomarlo en su poder.
—Awwww, que bello, vale.
—Con razón su cara de cachorrito atontado. Mi linda ilegal lo mensajea con palabras bonitas. —Las ratas de alcantarilla de procedencia latina, y suiza se metieron en donde no les han llamado.
—¡Y hasta te mandó una foto y todo!
—¡Que ternurita! ¡Procura darle una hermosa respuesta a tu princesa, príncipe amargado¡ —El suizo de poca madre fingió conmoverse—. ¡¡¡Hey Phiii!!! ¡¡Ven a ver este material!!
—¡Chris! ¡Si no me devuelves mi IPhone en este instante, no respondo en lo que haga en tu cara! ¡Eso es privado¡
—¡Ay cariño, cuanta agresividad! ¡Era una broma! —Ese demonio rubio de ojos verdes no dudo en escudarse detrás de su compañera.
—¡¡¡Y será peor si no me haces caso!!! ¡Dame eso, condenado cabrón! —Yuuri en su desespero se lo arrancó de sus manos.
—¿No que muy neutro con vuestro español? ¿Cómo osas corregir al par de gilipollas de Ale y Leo cuando no os ponéis el ejemplo? ¡Hijo de tu santísima madre!
—¡Noooo, qué va!—Respondió con sarcasmo y le importó un rábano el como estuviese hablando.
Alessia tenía un pie en el más allá de tanto reírse de la reprimenda latino-españolizada en Katsuki.
—¿Acaso puedo ser neutral contigo o con esos dos cuando salen con sus pendejadas por no decir otra cosa? ¡No seas descarado!
—¡Verga! Te falto un «no joda» al final de la frase y quedas listo como «latino» —Además que la dama también pensó que el juntarse con Vicky le ayudó a ser más «expresivo» en estos días, lo había notado.
—¿Dime un día en que este pecho europeo y sensual no haya sido neutral? —Yuuri lo miraba con infinito fastidio y Chris se retractó—. ¡Ok! ¡No me respondas!
—Giacometti, guarda silencio y Dos Santos, no empieces. —El hombre malhumorado la apuntó con su dedo—, ¿Saben qué? Quiero ver cómo le harán para regresar a sus casas. ¡Adiós!
—¡Ay chamooo, papirikiee! ¡Espérate¡ —Alessia perseguía a su furibundo jefe sin dejar de barburrearle a su amigo—. ¿Viste lo que hiciste pajúo?—Susurró por lo bajo.
—¿Lo que hice? ¡Hostia! ¡Pero si vos iniciaste todo!—Él otro hizo lo mismo.
—¡Y tú me seguiste el juego, balurdo!
—¡Bueno, eso no importa ahora! ¡Tenemos que hacer que nos lleve a casa! —Concluyó, y de inmediato Chris le gritó a su jefe un—: ¡No seáis tan poca leche, tío!! ¡Ten piedad!
—¿En serio nos dejarás acá, chamo?
Yuuri hizo caso omiso a los cacareos, había entrado a su auto de lo más neutral, y automáticamente puso el seguro para que ninguno de ellos abriese las puertas y al final, los fregó con su típico: «Sobrevivirán»
—¡¡¡YUUUURIIIII!!!
El rastro de polvorín en ese pavimento solo demostró lo desgraciado que podía ser ese japonés cuando lo cogían con su apellido revuelto.
—¡Ahora si chicos, Vayamos a casa y…! ¿Eh? ¿Y esas caras? Por cierto, ¿Dónde está Yuu? Dijo que nos llevaría?
El pobre hámster quien no tenía idea de nada, quedó hecho un mar inocente de confusiones por no saber el sitio al cual fue a parar Yuuri.
¡Ah! ¿y hablando de sitios? Al regresarnos con los novatos oficiales, les estaban haciendo un mini festejo especial en uno de los puestos de comida más cercanos fuera de la academia. Yuri se mandó todo el pago como resultado de esa apuesta que perdió contra Jean y los auto-elogios más esa extravagante pose hicieron presencia en el optimista canadiense.
Mientras la pequeña conejita solo observaba a quien fue su «instructor provisional», recordaba las palabras que Yuuri le mencionó esa noche. Debió reconocer que de no ser por su perseverancia y el arduo trabajo que Jean operó en ella, no lograría el puntaje que ganó.
—¿Y bien? ¿Qué tienes que decir de este inútil sujeto?
—¡Qué le bajes a tu ego! —Ese fue Yuri de los más malcriado en su puesto.
—¡Oh vamos! ¡Es sencillo, gatito! Debes cumplir con el trato para tu monarca.
—¡Jodete, charlatán! —Yuri no lo soportaba.
—No se ustedes, pero… —Vicky está vez fue la vocera sorprendiendo a todos—.Yo sí pienso que Jean si fue un digno «Rey» de la realeza que supo explotar al máximo las habilidades de sus subalternos…
Su porte grandilocuente apareció con una buena venia ante el caballero y se irguió rápidamente sacándose la medalla que ganó para ponerla sobre el cuello ajeno.
—Parece que esto luce mejor en él, que en mí. ¿Verdad, Emil?
—¡Bien dicho, Vicky!
Jean dejó de funcionar, su cara roja lo delataba; era la primera vez desde que pisó la academia que esa princesa consentida lo trataba con respeto alguno, Isabella y el resto de chicos (menos Yuri) estaban felices.
—Pero que no se te haga costumbre. Serás muy «rey» y todo lo que quieras en pistolas y revólveres… sin embargo, hay ciertas actitudes para nada elegantes que te hacen ocupar tu puesto original de «chaperón de cuarta«
—¡HEYYYYY!
—No he dicho ninguna falacia. —Las risas no escaseaban en esa tarde maravillosa.
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Continuará…
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Para info de carácter técnico policial, pueden ir al botón que dice (Vocabulario del Fic)
🔥N/De Shary: HOLA AL PUEBLO ¿¡Cómo están!? ¡Yo aspiro a que bien. la MOF-aventura CONTINUA ¡Capitulo 23 y contando!, Este tuvo 16.200 Palabras :3 (¡con la nota del final me quedo en 16.818 !!! ) No es record, pero igual es largo.
Bueeee, voy con lo propio: Culpo a YOUTOBE POR LOS CANCIONEROS que se pegaron Alessia y Leo en el día de hoy XDDD
¿Les gustaron los dibujitos para el cap 23? solo me limité a dos escenas espero que les haya gustado.
Vityaa y Emil pasaron su pruebaaaa wiiiii, agradézcanle a Jean… Nuestro rey tendrá su ego inflao pero de que sabe, ¡Sabee! …El capi de hoy nos reveló muchas cosas, ¿sobre los intereses crecientes de Vitya por Yuuri y vicseversa. ademas esa lista de peticiones Vickytoria se la ha hecho cumplir a Yuuri de pies a cabeza (lloren el sueldo de ese man xD)
Ahora en muchos fics, sea Victor como en el canon original (o su version gender) siempre es el/la coqueto/ta (pero recuerden que acá será a la inversa) y el coqueteo de este niño japonés será «muy sutil» y acorde con su personalidad. Con esto cumplo mi deuda de algo bonito. se vienen momentos dulces y veo menester que los niños del Yuuvik avancen con sus dilemas amistosos/amorosos jajaja , sooo por ahora no habrá sufrimiento.
Eso me lleva a las siguientes preguntas. Chan chan chan:
-¿Qué cosas creen que pasarán en el capitulo 24? (ya mi beta leyó las primeras dos escenas y anda en shock y ni ustedes la verán venir xD)
-¿Vicky seguira babeando por Yuuri?
-¿De que manera le pedirá Yuuri las famosas disculpas a Vitya?
Pregunta extra: -¿Como creen que será el evento de los Combates Imperiales? -la autora huye después de tirar esa vaina a los lectores
Todo esto y mucho más en el próximo capítulo !!!
PARA FINALIZAR:
1) JOSELINEE ME REGALO ESTE BELLO YURA MOF DE 15, EN SUS INICIOS DE LA FBS, EN RUSIA … BELLO MI RUSO. Ya lo había compartido en mi facebook, y ahora lo haré por aca:

2) Sé que ya mi nota esta siendo larga, pero de verdad pido mil disculpas por demorarme mucho en subir los capis… Mi pc no colaboró para nada complicándome la existencia (aunque ya la arreglé) Lo otro que me dificulta mucho es mi salud que no es muy buena por mis alergias y laringitis Crónica. (mas ahora con ese Coronavaina fregando el parque) De alli a que demoré pero en los espacios en que me encuentro mejor, intento escribir (hasta por el celular si es necesario) que por cierto, en septiembre ¡ME REGALARON UNO POR SER NIÑA BUENA Y DIBUJAR MONOS GAES! XDDDD CARO, SALEM Y NATTY LAS AMOOOO ❤
3)Podrán saber de adelantos y cosas sobre mis fanarts en mi fanpage de facebook “StarsDub’s” y también los invito a leer otros fics que llevo por allí en Alianza YOI, u otras como Inkspired, o AO3.
4) Si tengo dedazos de redacción, o alguna corrección que hacer, ¡Díganme! la idea es mejorar q_q y que estos capítulos estilo biblia para ustedes queden bonitos, gracias
5) ¡Nos vemos en el que sigue! ¡¡¡Cambio y fuera!!! ¡¡Muchos Saluditos a todos!!
Atte: su servilleta, la Shary : D