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MOF – 🔥Cap 22🔥


Shary POV’s: Hola, si has llegado hasta aquí por medio de AO3, espero que puedas disfrutar esta bella historia y les recuerdo que la versión corregida esta Aquí en ALIANZA YOI e Inkspired. También aviso que este capítulo contiene +R15 tirando a +R18. ¡Ahora sí! les dejó apreciar la lectura. Nos Leemos al Final.

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🔥 Capítulo 22: ¡Altibajos! – (Completo)
🔥 Autora: Shary
🔥
Re-Beteo y Arreglos: Shary y Salem
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Sala de Operaciones T.S.P.A – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 08:00 A.M

Siendo las primeras horas de la mañana, los organismos de justicia repartidos entre el F.E.G.I de Shibuya y otros entes colaboradores a su causa principal, les han tocado días duros con respecto a las decisiones tomadas en la junta directiva anterior. Actualmente, Felstman ha puesto al tanto de la situación a la Fiscal que lleva el caso, y de manera simultánea expresó que le informarán todo el esquema a abordar. Para ello, les dio una fecha específica con la cual deberán presentar a los dirigentes de la ANP, a los magistrados o los Superintendentes de la Corte Suprema los testimonios y enlaces confidenciales que han surgido a raíz de las últimas pesquisas.

Como es de suponerse en Felstman, la presión fue en aumento y no solo para él o su equipo, también lo fue en su Teniente Coronel y mano derecha siendo testigo presencial de los hechos antiguos que avergonzaron en gran medida, la aplicación de justicia por parte de los gremios encargados en su momento. Con esa chispa de luz jugándole a favor, aspiraba reivindicarse y de paso brindar por lo alto una buena sentencia para las vidas que ya no yacen en este mundo terrenal.

No ha sido sencillo formular las denuncias en la base operacional como tampoco ha de ser fortuito para Policía Ordinaria e Imperial de Shibuya tener los archiveros al día con sus empleados de la modalidad de Secretariado/Ejecutivo y aquellos pertenecientes al Directivo/Tradicional. En lo que dicho rollo se resolvía, las pautas marcadas por el General empezaron a engranar para sus subalternos, cada uno dependía del apoyo del otro y eso aligeró por mucho la carga. De hecho, ahora se encontraban reunidos Giacometti, Chulanont, De la Iglesia y Dos Santos ajustando detalles a los documentos que se les fue asignado. Katsuki se retiró un instante buscando incesantemente en uno de los lockers de Chulanont otros papeles importantes para darles su uso correspondiente y mientras eso pasaba, Guan Hong y Nikiforova, llegaron allí a hacer entrega formal del encargo que se les encomendó.

La Agente Hong tenía un bosquejo resumido de todos los expendios de drogas con color, número y resultado parcial de los dominios que el Clan Kazuma (como chivo expiatorio de la Organización Criminal a la que sirven) había tomado para sí. En el caso de la Oficial Nikiforova, entregó una lista actualizada del número de organizaciones que pudieran emprender una relación con la simbología de cobra encontrada en las víctimas, sospechosos y objetos confiscados en cada redada (campo en el cual trabajó siendo guiada por Plisetsky), además del extra que hizo para Dos Santos sobre el artículo constitucional que halló esa vez en la Fiscalía para los requisitos judiciales que ella necesitaba.

Las buenas atribuciones para ambas señoritas fueron aplaudidas.

—¡Excelente trabajo Hong! —El Capitán Chulanont con gran regocijo ha de apreciar el esfuerzo ajeno —. Lee y De la Iglesia no pudieron haber escogido a mejor persona para este trabajo.

—¡Gracias, señor!

—¿A poco no, güey? Mi pecosita es la reina para las estadísticas, por eso la amo. —Ha dicho su tarugada el mexicano enamorado.

—¡Leo!

—¿Qué pasó amor?

—¡Deja de decir esas cosas a la ligera! —Guan no pudo con su pudor al regañarlo muy tierno en idioma español—. ¡¿Qué pensarán los demás?!

—Pos la verdad, ¡que no hay pedo!

—¡Pero estamos trabajando!

—¡Y nosotros estamos entre cuates! —Soltó el otro en su lengua fresca y la muchacha ha de colorearse como tomate.

Y si por allá llovía gracias a esas espontaneidades del Fedérale hacia la Agente y con un Capitán que de improvisto tenía que jugarle de mediador en ese par…

—¡Qué vaina fina, Catire! ¡Te has lucido con ambas cosas!

—Te dije que mi «petit ilegal» era y es toda una genialidad.

—¡Apoyo esto, Chris!

Tampoco escampaba para la pequeña Oficial de la ley, puesto que la Capitana y el Mayor estaban en las mismas.

—Yo… n-no hice mucho; Yurio ya tenía todo al igual que usted, Capitana.

—¿No quedamos que me llamarías como Ale? —Le corrigió recordando el trato que acordaron ese día.

L-lo siento, A-Alessia…. Ahammm… bueno, yo solo acomodé los «ítems» que Yurio o usted en su pedido, me asignaron.

Al final fue honesta expresándose con premura e incluso con algo de recato al sentirse cohibida por el bombardeo de halagos. Hong se adelantó a su fuga y quedó en tener una seria conversación con su pareja por sus demostraciones amorosas en pleno trabajo. Nikiforova también estaba por irse, más la malicia en su superior de ojos verdes aceitunos le pudo y se aventó al agua con su indiscreción.

—¿Petit, ocurre algo?

—¿Eh? ¿Yo…?, estoy bien, Christopher.

—¿Segura?, porque no sueles llamarme «asi», mi Petit.

El suizo mayor, notó la formalidad o el estado de ánimo perdido en la muchacha por lo que en su mesura le preguntó si se encontraba bien, Vicky aclaraba a su mentor cualquier duda, aunque Alessia, con una sonrisa ladeada negaba al mover su cabeza, puesto que inquirió un poco su proceder y de hecho, terminó de confirmarlo cuando cierto japonés de iris marrones apareció con la retreta de documentos que faltaban por anexar o que se dirigía a un Capitán y Fedérale en sus regaños.

Vicky al tener a ese hombre frente a ella, aquel ser insensible, deshumano y cuadriculado que por estos últimos días le ha generado tantos vuelcos a su pobre corazón de conejito, volvió a cambiar su actitud a una más extraña y chistosa. Primero se sonrojó de recordar sus deducciones sobre si su estima ya pasó a otra «cosa» con él y de la nada, también recobró otra hechura poniéndose muy esquiva, infantil y medio altiva por avivar los plantones que Yuuri le dejó en sus inconclusos encuentros. (Su puchero enojón la delató) Alessia, paseaba su vista de la Vicky furiosa y elitista que con sus filosos azulejos gritaban: «Ni me dirijas la palabra o te golpeo», a un Yuuri despistado que no sabía el por qué sudaba frío (bajo su fachada de jefe) ante la presencia espectral de su bonita Oficial.

¡Bien! Quisiera poderme quedar. —Vicky rompió el silencio llamando la atención a todos y manteniendo una cortesía de duquesa disfrazada en su voz—, pero debo regresar a mis labores para cumplir «como se debe» a la gente con quien me «comprometí», sería muy maleducado de mi parte si los dejo «plantados» 

Fue tan recalcada su justificación que Yuuri entendió la indirecta (como cosa rara en ese tierno atembado), ella aún seguía sin perdonarle…

Así que caballeros… —Les sonrió a cada uno de sus amigos con cariño genuino—, señorita… —De la misma manera fue amable con Dos Santos.

Menos al dar otra vez con el rostro de Yuuri; que por cierto, fue al único a quien mencionó con un escueto y estirado «Señor «Katsuki» en sus gestos creídos más su ceja por lo alto, y finalizó su oración.

¡Me retiro! ¡Que tengan un buen día! —Y se giró con porte tras su marchar.

Leo, Phichit y Chris quedaron viendo chispas y sin comprender nada. Alessia cruzada de brazos, no se calló.

—¿Entonces qué, chico? ¿No me digas que desde ese día no te has disculpado?

—He querido, pero… No he podido hacerlo y las veces que trato de acercarme, ella me ignora o se vá. —aceptó con vergüenza la vaciada mientras jugueteaba con su dedos muy nervioso, una que llegó con color rojo hasta sus orejas.

—¡¿Y qué esperas, Caramba?! ¡Aún puedes dar batalla!

—¿Pero qué fue lo que pasó? —Señalaron el trio de vagos al tiempo y sin disimulo en su chisme al ver a Alessia muy mandona con Yuuri.

—¿En serio quieren saber? —Esa mujer fue malvada.

A Yuuri casi se le escapa una mala palabra de su reservada boca japonesa y se opuso contra viento y marea, mas Alessia lo encaró diciéndole que ya era hora de que él tomara acciones y que se dejara ayudar. Entre otras variantes, como el que debía reconocer que cometió un gran error con Vickytoria.

La única dama del grupo, en lo que acomodaba su cabello con gracia divina, les comentó a sus amigos los pormenores que ocurrieron en estos días, y rápidamente Leo, Chris y Phichit miraron con ojos de gato acusador a Yuuri, una tan fija que no pudo con la culpa.

—¡Si serás!, ¡si serás!,  ¡si serás menso, cabrón! ¡Con razón la pelusa quiere hacerte chilaquiles!

—¡E-estaba ocupado! No es como si lo hiciera a propósito y como no vi que se enojara, supuse que ella me entendía.

—Pues, ya vez que no es así, señor cuadriculado. Debiste avisarle con antelación tus cancelaciones. —Aquí intervino el tailandés de modo comprensivo sin dejar de sonreírle. Su amigo deberá rezarle mucho a Kami-sama por un milagro—. Esa gracia la podemos apropiar nosotros porque te conocemos de años y sabemos que al hacernos tus plantones, hay algún trabajo pesado de por medio. Ya estamos acostumbrados. Pero resulta, que Vicky no lo sabe; resulta, que no todas las personas son iguales y para tu infortunio; ella no es así. Lo correcto era decirle de tus compromisos con Felstman, no dar por hecho algo que tú suponías. Debiste llamarle.

—Totalmente de acuerdo con mi hámster. —El suizo le miró con dejos maldadosos y burlones al pobre japonés.

Era increíble para él ver al imponente T.C de Shibuya en un aprieto de estos o incluso de apreciarlo tan minúsculo e inexperto como en su época más joven, definitivamente necesita unos «tips» con urgencia.

¿Y fuera de eso, le sales con la brillante idea de preguntarle semejante barbaridad en su último plantón, teniendo a la manzana de la discordia de sus «celos» a tu lado?

—Awww que lindo, gracias por el «titulo», querido. —Alessia quiso masacrarlo detrás de su falsificada sonrisa.

—No me lo agradezcas. —La cizaña bromista en ese suizo con pestañas largas, no daba tregua.

—A pos, no es por ser mamón Katsu, pero de ser la chamaca también te sueno la cara! ¡No te ofendas, cabrón!

—¡B-b-bueno! ¡¿Y qué esperaban que hiciera?!

¡Cualquier cosa menos que les preguntaras eso, Yuu!—Chris y Alessia lo refutaron.

¡Inche «atarantao», eso no se dice!Leo igual e hizo el gesto de querer golpearlo. ¡Y no te doy otra no más porque… me dejas después sin sueldo!

—Ya chicos, déjenlo. —Saltó el moreno a su rescate—, Yuuri aprendió la lección.

Los Oficiales decidieron por unanimidad el dar un cese al fuego a sus reproches avasallantes en contra de su amigo a quien le llevaban años de experiencia en los idilios del amor. Phichit en su labor de buen samaritano shipeador, lo animaba o corregía a esos desalmados. Pese a ello, Yuuri era consciente de su negligencia, sabía que esos achaques a su persona se lo tenía bien merecido y de ser posible, le hubiese gustado gozar de la espontaneidad de ellos y no ser tan él. Aunque ahora, su cuadro penumbroso o su baja de «stamina» emocional, no era alentadora.

—Vamos Yuuri, no te des tan duro, podrás arreglarlo.

—No… Creo poder hacerlo, Phichit… No soy bueno lidiando con estos asuntos…

—Ánimos, estoy seguro que ella te perdonará porque nosotros te ayudaremos. ¿Verdad, muchachos? —Phichit ladeó repetidamente su cabeza dándole señales a ese trío disparatado, terminaron captando sus intenciones y asintieron bien frescos como lechuga.

—Ufff, al paso que este hombre va, lo hará cuando Amilo deje de ser joto, o que el nuevo «presi» deje de regalar estampitas de la virgencita, la neta si miento. —Leo fue frentero y Alessia con Chris no contuvieron su maniática risa.

—¡¡Chicos!! —¡En serio que ese ratón quería tomar su palo de selfie y golpearles!

—¡Pero hoy es el día de suerte de este pinche japo culero! ¡Porque con mi inteligencia de charro con las mujeres, la sapiencia atractiva de esa cabrona y el eros maduro del otro mamón, recuperarás el amor de tu coneja!

—¡Cien por ciento garantizado, chamooo!

—¡¡Sacrebleu!! ¡Me encantan estas cosas! —Aplaudió el suizo a lo último y esos tres juntaron sus manos emprendiendo la nueva misión.

El rostro de Yuuri más que expresar un aura rosada de alegría, estaba morado y contrariado por lo que oyó, no sabía sí seguirles la cuerda o tener dignidad y morir como buen soldado. Phichit se llevó su palma a la cara al reírse, con amigos así solo han acabado por espantar al muchacho.

—¿Sabes qué?, mejor iré a tu casa por la noche y conversamos con calma de tu problema. Aunque lo haré después de confirmar la reserva del restaurant para… lo que te dije en estos días…

—¿Nani kore? ¿No me digas que tú siempre vas a…? —Esa entonación poco neutral en el japonés sí que apremió la atención de los otros chicos, en especial en el rubio descarado.

—Sí, Yuu. —Del bolsillo ha sabido sacar un pequeño cofre forrado en terciopelo—, será lo último que haga. —y al abrirlo se reveló un hermoso anillo de oro blanco.

Mejor descrito que nunca, y con pie de puesta para expresar aquella respuesta, el joven tailandés le ha afirmado sus dudas con respecto a cierto tema. Lo había meditado por mucho en solitario, lo había consultado por mucho usando su almohada noche tras noche, pero después de tanta remembranza y pantanos entre él o Katrina, llegó a la conclusión de abordar el siguiente paso.

Cuando se lo comentó a Yuuri una tarde de trabajo, de inmediato el japonés le previo todas los ángulos y apreciaciones que él ha absorbido desde los altibajos que Phichit ha acogido con su pareja hasta ahora. Si bien, mantenía su recato y respeto amistoso a quien consideraba un hermano más en su vida, él no era quien para decirle que hacer o no, pues este era un adulto hecho y derecho, pero incluso Yuuri, aunque tenga nulo conocimiento sobre el amor, había notado sucesos de los cuales le hacían preocuparse por su amigo y su anhelo de recuperar algo que a su parecer, le ha encontrado cristales rotos.

El resto del grupo como Alessia o Leo, fueron con él incrédulos sobre la decisión que ha tomado en este punto de su vida, tenían sus reservas con esa mujer y no les ha agradado para nada. Phichit en pleno uso de sus facultades y sabiendo que a estos no les encantaría su decisión solo les dibujó una línea curva y alegre de sus labios o les dio sus razones para querer hacer aquello. Tras oírlo, ambos latinos desde sus pensamientos, no les quedó de otra más que hacerse a la idea de apoyarle en su locura. Sin embargo, no compartían del todo esa movida a la que ha cedido. Inferían que su lado benevolente (uno cegado a no ver lo palpable) ha hecho que jugase esa última carta en tal forma.

Yuuri miró a sus amigos y comprendía sus sentires. De alguna manera congeniaba con ellos y luego, su vista se posó en alguien más. En alguien a quien quizás, si le esté afectando mucho el enterarse de dicha «crónica» casi perpetuada, por así decirlo.

De manera que… esto es definitivo y aun si intentáramos convencerte, no desistirías, ¿cierto, Hámster? —Christopher fue claro con su sonrisa aparentemente refinada a medio lado.

—¡Así es Chris!, ¡y espero que todos, incluyéndote, me apoyen! ¡¿Si lo harás, verdad?! —Le habló esperanzado y con un brillo especial en sus ojos.

—No tengo elección. —Se encogió de hombros explayando sus manos, así como Alessia y Leo intentaron abogar por esa respuesta en el mayor; mas Chris, los interrumpió haciéndolos entrar en razón—. Ya lo escucharon, señores. Allá él si quiere quedarse con aquella bruja por esposa, toca darle moral para cuando lo revienten a sartenazos.

—¡¡Chriiiiiiiiiiiiis!! —Phicihit Chilló y Alessia o Leo rodaron al piso por tamaña tomada de pelo.

—De acuerdo, retiró lo dicho Mignon Hámster, tu «huracán Katrina» es un «sol», ¿Verdad, chicos? —Bromeó el suizo y su amigos con voz cantarina lanzaron un: “Amen, hermano cabaretero”

Phichit no aguantó, terminó carcajeándose o achicando sus ojos en falsa recriminación a esos terribles compañeros. No obstante, para Yuuri, quien solo observaba callado y con sus manos guardadas en sus bolsillos, previo muchas cosas…

Cosas que ese hombre cuyo perfil de galán y joyas verdes que siempre emanan seguridad y dosanura por donde se le viese, se había apagado notablemente, dejando así un semblante menguado pero que pudo disimular muy bien.

El tiempo siguió su curso en la base, las labores no pararon, y el T.C Katsuki estando en su oficina terminó con unos formatos de tipeo único. En eso apareció el Mayor Giacometti con su informe y apelando a sus aires pícaros (aunque comprendía que era su fachada temporal para no decaer), y cuando estaba por abandonar el lugar, en sus impulsos nobles, Katsuki procedió con un sentir en su conciencia, una que necesita expresarle su simpatía y que no podía esperar…

—¡Kurisu-san! —Ha de levantarse de su asiento y apoyaba sus manos con timidez sin perder determinación—. Sé que esto no es de mi competencia pero… Aham…

—¿Hmm? —El contrario rozó su mentón con gracia y agrado—. Hace…años que no me nombrabas con ese apelativo amistoso, colega Yuu, ¿A qué debo tal honor?

—Yo… quería saber si… realmente te encontrabas bien por… lo de hace unas horas atrás.

—»Acaso él…”
—Chris no tuvo que ser adivino para inferirlo y su facciones con esa calma cansada salieron a flote—. “Ya veo, este chico es increíble”

Sí era cierto que no se encontraba bien, sí era cierto que la mención de esa propuesta inesperada de matrimonio le afectó, si era cierto que deseaba estar en lo más recóndito de este mundo donde no le hallaran para poder llorar, sí era cierto que necesitaba abrir su pecho y sacar ese poema de amor cargado de las palabras que pudo en su momento haberlas expresado al ser que más ama y sigue amando pero que por mera cobardía de su parte no lo hizo.

Sí, es cierto, son demasiados «¡sí!» que le duele aceptar.

Mas nunca imaginó que Yuuri, ese muchacho tan aislado como adverso en estas corrientes por su estado introvertido, fuera precisamente, el único que se percatara de su situación y quien sabe desde cuando lo supo. ¿Tal vez desde siempre y por ser tan respetuoso con los espacios ajenos no decidió intervenir hasta ahora? Todo lo que podía asegurar en la lectura de ese texto cuidadoso era la nobleza que aún esconde ese joven ansioso y afable de corazón como severo de profesión.

—Es que…

—Tranquilo, francamente puedo decirte que sí he de encontrarme así, es porque esto es única y exclusivamente mi culpa, Chéri. Agradezco mucho el que te preocuparas. —No le dio mucha importancia comportándose como de costumbre, caminó en dirección a Yuuri y se detuvo cruzándose de brazos procurando no quebrarse y verse regio en su hablar—. E igual lo hecho, hecho está. No puedo hacer más allá que solo conjeturar en mi cabeza lo que pudo ser y ya no es, por mi falta de decisión.

Yo… de verdad lo lamento… Kurisu-San.

—No hay drama, soy lo suficientemente consciente y debo aceptarlo.

Yuuri sintió pesar al ver a su amigo de esa forma tan endeble y descuidada, Yuuri se había sentado en su mueble con mucho desgane e inmerso en sí mismo por no poder hacer mucho. Pese a que Chris y él tengan pensamientos, estilos, físicos, u opiniones distintas, admitió que así como a Phichit, Leo o Ale, le consideraba un buen amigo y quizás alguien muy sabio, que sabía cuándo demostrarlo (aunque su personalidad liberal diga otra cosa) era algo que le ha admirado por mucho tiempo.

Chris desde su enfoque ya se ha resignado en su entristecido sonreír, pero la experiencia que le rodea, hizo que deduciera la pelea interna en el joven japonés. Sin más, aprovechó para reducir la distancia entre ambos, ha de posicionar una mano en el escritorio de madera y con la otra sostiene el mentón ajeno, perpetuando que le mirase fijamente aun si este ruborizara por el sorpresivo movimiento de aquella figura que le superaba en altura y en presencia.

No tienes porqué encontrarte así Katsu, este suizo descarado estará bien. Créeme. Ahora mi pregunta es: ¿Sí estarás dispuesto a dejar la banca de tu inseguridad para luchar por lo que sientes hacia mi linda Petit de ojos encantadores o seguirás mi patético ejemplo? —Le liberó dejándole absorto para erguirse y cruzarse de brazos solemnemente—. Pues a mi parecer, estás en un punto parecido a lo mío. La diferencia es, que yo tuve todas las oportunidades pero las dejé pasar y cuando quise reaccionar, ya fue demasiado tarde. En cambio tú, apenas estás iniciando. Si sé que no es sencillo para ti o el que no sepas como actuar ya que nunca te has enamorado, y menos si no tienes ni idea de cómo la gente o la sociedad reaccionarán, en caso de seguir. Sin embargo, tienes todo un recorrido por delante, mas no puedes abusar del tiempo.

Olvidando la tradición o la costumbre que el japonés suele ser metódico, Chris en pocas palabras le invitaba a ser arriesgado y que dejase de pensar en los perjuicios o sus miedos.

Lo que sé por Ale es, que esa pequeña demuestra un buen interés en ti. Pero como te dije, el tiempo no es amigo de nadie en cuestiones del amor, así que espero que no lo cranees mucho y vayas por ella. Porque sí te soy sincero, todos nosotros, incluyéndome pensamos que eres una persona de nobleza maravillosa que merece ser amado y si la vida te ha brindado esa oportunidad con ella, hazlo. Harían una bonita pareja. Tú y tu sobrino la merecen. Solo… no seas un cobarde como yo, ¿de acuerdo, Katsuki?

Finalmente, le dijo que entre todos le ayudarán en caso de apersonarse como se debe. Christopher se retiró lentamente con un ademán educado, además de su típico «au revoir, Chéri» tras cerrar su puerta. Yuuri con ese jugueteo entre sus dedos no hace más que pensar lo dicho a su persona o si está dispuesto en tomar su palabra, no creyó hacerlo ahora, fue demasiado para su sistema reservado, pero no desmeritaba la sugerencia que su amigo le dio, y pensaba plantearse todo con calma. Por lo menos necesitaba arreglar sus diferencias con Vicky y luego actuará conforme pasen los días.

Si nos vamos con Christopher, quien caminaba devuelta a su laburo en el Departamento del E.E.I para ver el progreso de sus muchachos. La risueña sonrisa en su boca se vio más real y se sintió mucho mejor e incluso liberado tras hablar con Yuuri. ¡Sí!, quizás él perdió su batalla por su propia culpa al no aventarse a tiempo como le propuso Alessia en su momento. Más sabe que ha logrado de verdad, en dibujar esa sensación o vaivén en Yuuri con respecto a su dilema con Vicky. ¿Tal vez con su vivencia, opinión y sentimientos más profundos expuestos a ese caballero serio por fuera pero tímido por dentro, pueda que sirva de algo y al fin, ese zorro amable lograse obtener el empujón que necesitaba para estar con la conejita?

Eso fue lo que pensó.


Cafetería Sur (T.S.P.A) – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 10:20 A.M (2 días después)


El ritmo pareciera ir más lento de lo habitual para la más joven Oficial en la institución policial, pues, muy aparte de sus líos emocionales o de todas las grescas ocurridas en estos días, se le sumó otro pendiente a su listado. Veamos, siendo ella una novata en pleno periodo de prueba para el F.E.G.I, tiene ciertos requisitos que cumplir. Uno de estos independientemente de hacer bien su función profesional, era mantener el puntaje alto en la T.S.P.A donde recibe su complemento académico como Cadete de grado A (claro, con el estándar Ordinario ya que es su base y fue en donde pasó su convocatoria en primer lugar) pero resultó que la joven, pese a poseer una gran habilidad para los procesos de deducción y registro de casos como un buen enganche en los combates y estrategias, su talón de Aquiles la persigue a más no poder.

«2.0…» ¿Qué puntaje del orto es este, Conejo? ¡No puedo creerlo! —Horrorizado, el tigre ruso ha de expresarse en mala forma hacia ella—. ¿Sabes que una figura autoritaria como nosotros debe tener una óptima puntería con el uso de armas de fuego?, ¿no?

—Lo sé…—La conejita respondió sin muchas ganas, echada en la mesa y con su cabeza en otro lado que en ese lugar. No estaba para regaños.

«¿Lo sé?» «¡¿Lo sé?!» ¡¿Eso es lo que me dirás?! —Su fastidio se reflejó al poner sus ojos en blanco o bufar con sus labios dando a entender que no podía creer lo que estaba escuchando—. ¿No me digas que la vejez prematura en tu pelo de anciana te ha fundido el cerebro? ¡Esto es grave, mocosa! Si no pasas la prueba… ¡¿cómo haremos con la investigación?!

—Tienes a Emil y al bobotrón de Leroy.

¡Una mierda! ¡No pienso trabajar otra vez con ese par de bodoques, me atrasan! —La señaló a regañadientes pero a Nikiforova, sinceramente le importaba cinco.

Plisetsky odió esa actitud tan «me vale madres» en ella y continuó con sus sermones aprovechando que los demás se fueron a llevar los platos en donde comieron a la recepción de comidas en lo que estaban solos.

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💠

La justa en ese debate, se debe a que ayer fueron las pruebas de puntería y uso de armas de fuego, algo fundamental para todo aquel que preste el servicio como ente de la ley, pero; para ninguno de ustedes como lectores o así como a los compañeros de Vickytoria, le es secreto que ella y los fierros de metal no se las llevaban bien.

Unas de las exigencias que pidió el comité académico de la T.S.P.A, como los Funcionarios Ejecutivos del F.E.G.I y los Superintendentes Académicos que siguieron el caso de los novatos extranjeros (Nekola y Nikiforova) en Shibuya era, que ambos muchachos tenían que mantener un buen rendimiento en todas las clases, cursos, aprobarlos y destacarse en las misiones que fueran asignados. (si es quieren que su permanencia como Guardias Oficiales Imperiales se mantenga sin problema) No obstante, tanto el cachorro grandulón como la conejita no son muy diestros en lo que armas de fuego se refiere. Obteniendo puntajes por debajo del mínimo exigido.

Cuando la dupla Plisetsky-Leroy, junto a la Médico-jefe Yang y las Agentes Babicheva y Crispino se enteraron de esa piedra en el zapato en los dos muchachos estando en la cafetería, todos les brindaron su acérrimo apoyo. Emil con su carisma inquebrantable agradeció eso y prometió dar su mayor esfuerzo, no por ello, debió de admitir que un detalle como ese lo ha liado en más de una ocasión. Vicky fue pesimista en su desganado actuar de reina incomprendida, no fue dramática como otras veces (lo que era muy raro y los demás notaron) pero no le prestaron mucha atención e igual le daban palmaditas reconfortantes para que se sintiera mejor.

Ciertamente, al abrir la boca el ruso, fue destilando gruñidos y reprimendas por esa vergüenza. (Digamos que esa era su manera de preocuparse, más aun por la frentona; no es la mejor forma, pero por lo menos, hizo el intento) y aunque si demostraba inquietud por ese lado, el entrometido canadiense no comió de esa y lo desenmascaró pelando su dentadura real. Tal fue así que el gatito gruñón, más que preocuparse del impase, estaba con su humor del nabo al saber que posiblemente, a la princesa conejo la degradarían de Oficial Imperial a Oficial Ordinaria sino pasaba bien librada en su segundo intento; por ende, quedaría solo con todo el registro del caso de la simbología que llevaba, y por consiguiente, le tocaría escribir…

Y no hay cosa que más lo encabrone, que llevar observaciones como si fuese un maldito oficinista de saco y corbata.

El Cabo Primero al verse descubierto con esa irritación o con su felina y arisca cara muy enrojecida, se ensaño con el Cabo Segundo quien no dudó en defenderse usando a su amada reina como escudo. La comida fue acompañada por las risas de todos que invadieron el espacio donde departían amenamente su break. Solo Vicky seguía sin hablar o comía sin poca energía, todos asumían que fue por esa prueba, aunque en realidad le daba igual o no eso de las armas.

Quizás se mantenía triste y enojada al mismo tiempo porque el japonés llevaba días sin ofrecerle una disculpa. Las pocas veces que coincidían en lugares, Yuuri solo se limitaba a la parte laboral, obvio, él deseaba ser valiente y hacerlo, pero con su timidez jugándole en contra más su conciencia fatalista, lo mataban antes de tiempo; incitando que se fuese a lo seguro en su relación «Jefe/subordinada» y que Vicky, pensará lo contrario.

Y bueno… ella comprendía que el tema para él fuese difícil de sobrellevar, pero tampoco iba a demostrarle sus compasiones, flaqueos o devolverle el habla tan fácil, si quiere que ella sea retome su amistad, ese caribonito tenía que ganárselo a pulso. Por lo que Vicky, profesando su costumbre orgullosa, caprichosa y Nikiforov-neana, se mantenía cortante y un pelín pomposa en sus actitudes para con su jefe, además de la formalidad «fingida» acompañadas con frases como:

«¿Hmm? ¿Se dirigía a mi?»

«¡Oh lo siento no le escuché!»

«Ah, sí, señor no se preocupe no pienso dejarlo «plantado» como lo hizo conmigo»

O cosas así, sentándole más aprietos a ese pobre hombre sin saber qué carrizos hacer. Vicky fue traída a tierra, cuando los demás daban ideas de cómo podrían ayudarle a Emil o incluso a ella con eso de su examen de armas, hasta que…

—¿Para que se ponen a buscar otras opciones cuando tienen a su «Rey» frente a ustedes?

—¿Eh? —Los chicos parpadearon con incredulidad.

—Sí, sí, ya sé. —Abaniqueaba la palma de su mano de arriba a abajo con gesto de alcurnia y prosiguió—. Comprendo sus reacciones de emoción. Obviamente, soy el mejor para esa labor. —Terminó con una sonrisa de príncipe real (una engreída por sus facultades, pero en si no mentía)—. Y no por nada soy el Rey del disparo.

—¡Eso es genial, su alteza Leroy!

—¡Bien por ti, mi apreciado y fiel vasallo Nekola!

Emil, siempre le ha gustado seguirle el juego a su compañero con eso del «rey», pero fuera de broma, conocía de primera mano lo perfeccionista que era el canadiense en ese tema, puesto a que lo ha lidiado con más regularidad que su compañera en las misiones.

—. . . —Esa ceja en alto y el escepticismo en Vicky no tardaron en salir—. Sorry, Next! —Tenía muchas dudas la diva al respecto.

¡¡¡¡¿¿EHHHHHHHHHH??!!!! ¿Pero por qué rechazas está oportunidad de oro?

—¿En serio me lo preguntas, Don chaperón de Cuarta?

—Oh Vicky, vamos no seas tan mala con Jean. —Abogó Sala. Yuri por el contrario, no podía con la risa y Mila aguantando la suya, terminó la oración.

Es medio pesado, pero él sabe lo que hace.

«Esta princesita sabrá quién es el King»… —Pensó. La careta chistosa y casi matadora en Jean, fue increíble; pronto, se repuso como el poderoso rey león que guardaba en su ser, adquiriendo una apariencia retadora—. ¡Ja, ja, ja! ¡Eso dices ahora, porque nunca has visto mi potencial al máximo y varios matarían por mis conocimientos!

En este caso Jean tendría razón, pequeña. —Habló Isabella y Vicky ahora miraba a la señorita de ojos preciosos en cierto modo con intriga por semejante deducción—. Para las pruebas de ingreso al F.E.G.I Jean obtuvo todos los puntajes de armas de fuego sobre «100» ó «10», y no es por ser su prometida, pero conozco bien sus capacidades; aunque a veces peque por sus actitudes engrandecidas.

¡¡¡Isaaaaaaaaaaaaa!!!

—Lo siento mi rey… —La médico no pudo disimular esa pequeña sonrisa maldadosa—, pero lo tenía que decir y se dijo.

—¡¡Me dueles!!

Golpearon su ego por todo lo bajo. Aun con ese dolor clavado en su real existencia se mantuvo firme y se dirigió a Vickytoria con mucha osadía, al levantarse sorpresivamente de la silla, apuntándole con el dedo y captando la atención de todos los comensales..

—¡Escucha mis palabras, Bugs Bunny! ¡A partir de mañana te prepararé para esa prueba como no tienes idea! ¡Manejaras el revólver y lo harás con tanta experticia, que tu profesor dará con su boca al suelo! ¡Es una promesa!

—¿Eh? ¿Really?

Obvio, todo eso va garantizado por mi gran y reconocido… ¡¡J.J STYLE!! —La pose de batalla terminó por generarle un trauma a la chica de hebras platinadas—. ¡Y tú también entras ahí, cachorro! ¡Prepárate!!

—¡¡¡Si su majestad!!! Con el pulgar arriba y su enorme sonrisa, Emil se encuentra listo para lo que le pongan y Jean le devuelve el gesto.

Vicky no pidió que la metieran en ese lío, pero la carita de la médico Yang destilaba una ilusión única y solo por eso accedió. Realmente espera que ese «chaperón real» sea tan bueno así como se auto-alaba.

► ¡Fin del Flashback! ◄

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En ese contexto, Plisetsky seguía alegándole que no podía ser tan descuidada con una cosa tan insignificante como esa o que más le valía aprovechar al máximo al idiota de Leroy, pues será un engreído pero con su corta de veinte años era un genio en ese campo y fue lo que le otorgó su ascenso de Oficial inicial a Cabo Segundo. Sin embargo la señorita seguía sin prestarle atención en su estado más perezoso, e incluso le dijo mientras revisaba su IPhone las imágenes con la última colección de moda de la temporada, que ya buscaría como solucionar eso. Simplemente no quería oír más de lo mismo, sin mencionar que sus gritos le daban jaqueca.

¡¡¿Estamos hablando de algo importante y tú te limitas a esto, frentona?!! ¡¿Qué coños te pasa?!

—Tranquilo, Tigresky… trataré de pasar el otro bloque, no es para tanto. —Lo aturdió al punto de que casi cometía un asesinato en primer grado a menor de edad, más lo siguiente, lo sorprendió—. ¿Y si tanto quieren perfección? díganle a los instructores que pongan a otro a disparar por mí. No lo sé, tal vez a la Capitana nueva y…¡Oh! —Se distrajo por un segundo olvidando el tema al ver algo en el dichoso aparato de carcaza rosada con conejitos—. Esa blusa rosada es divina… ¿Cuánto costará?

¡Ok!, a eso le llamamos irse por la tangente, pero en su despiste berrinchudo habló dando información de más. El gato Plisetsky alzó su ceja con malicia y ya creyó saber por dónde le entraba el agua al coco. De haberlo supuesto desde un inicio, no se tomaría tantas molestias. Decidió molestarla como de costumbre.

—¿No me digas que aun sigues con tus celos, Usaforov? Al menos disimúlalo, ¿quieres?

—What?! —con su careta chistosamente enmarañada volteó dando con el rostro burlón del otro —. Osea, ¿celosa yo? ¡Ja! ¡Nada que ver, gatito! ¡No tengo nada que envidiarle a Dos Santos! ¿Qué te hace pensar eso?

—»¡De ser tres años mayor las tendría más grandes y más bonitas que ella, jum!” Imitó con mofa la voz y gestos infantiles de la conejita dramática dejándola muy avergonzada al agarrase sus propios pectorales como le hizo ella con sus pequeños pechos aquella vez que la espiaba—. Y eso que no menciono todo el repertorio de ese día. 

By Sharayanime


¡¡Eso fue diferente!! ¡¡No seas mentiroso!! Vicky encaró a ese gato rufián dándole por su altanero ser—. ¡En cambio yo no fui quien asumió el que Dos Santos estuviera coqueteándole al señor Atín sin preguntar de que eran familiares o no. —Su sonrisa boba de corazón y en apariencia «inocente» descolocó con ferocidad al ruso—. Ehhh~~ ¿cómo te quedó el ojo, Gato celocin?

—¡Yo no sabía que ese esperpento de… ¡Vaca! —Dijo eso refiriéndose a las boobies enormes en Alessia—, ¡fuese la prima de Beka y no hablamos de mí! ¡Hablamos de ti y tus celos!

—¡Que no los tengo!

—¿Ah sí? ¿Entonces, por qué ese comentario?, ¿será que has visto a esa piraña en alguna jugada rara con tu amado cerdo japonés o algo parecido? —Se la quedó mirando bien socarrón.

—No lo sé y ni me interesa lo que haga ese «tonto» «mal amigo» e «insensible» del cuatro ojos amargado con ella. ¡No me gusta Yuuri! Mintió, ya ni sabe si le gusta o no.

Vicky se defendió como pudo fingiendo indiferencia al cruzarse de brazos y peinarse su mechón con gracia.

—Y te pido el encarecido favor de no nombrarmelo. ¿Capicchi? ¡Grazie!

—¿Huh? ¿Espera un segundo? ¿Y esos insultos al tocino ahora por qué se deben? ¿Será que él y la Capit…?

—¡Plisetsky olvida lo que estés pensando! —No lo dejó terminar. —Te recuerdo que los superiores o subordinados no pueden relacionarse.

Yuri acabó de confirmar sus sospechas con los celos en Vickytoria, más aún cuando por estar en donde no le llaman (como esa vez que pilló a la chiquilla quejarse) en otra ocasión reparó una conversación telefónica entre el hámster con suizo cabaretero por la situación actual que vivía el japonés o las ignoradas de rusa por culpa de los plantones y esa mujer en el medio. Claro, como auto proclamado hermano mayor, no dejará de estar al pendiente. Mas no negaba que esto le ha causado una risa tremenda. Vickytoria deberá avisparse y el tal «Katsuki» más le valía andar con cuidado, así que se encargaría a como dé lugar de «despertarla» para que fuese más aventajada.

—¡Y antes de que salgas con tus tonterías no estoy celosa de los dos!

—Lo estás. —Yuri no ayudaba en su fresca hechura—. Ese par podrían pasarse por la faja los conductos y salir a escondidas. Yo lo hago con Beka.

—¿Quién cuenta contigo? —Sus ojos se entrecerraron, odiaba a ese gato y sus feas pero realistas respuestas—. Conociendo al amargado, no creo que lo haga y en lo poco que he tratado a la Capitana se ve que es alguien «seria» —Una parte de ella confiaba que ese lado correcto de Katsuki o de Dos Santos no llegará a flaquear y la otra, sentía más inseguridades.

—No he encontrado al primer hombre que se resista a un par de pechos o una mujer que no se deje seducir por una voz varonil y atrayente bajo las sábanas.

¡¿Ahhh?!, ¡C-Ca-calla, Grosero! ¡Estás frente a una dama! —Vicky se tapó sus oídos, no quería escucharle.

Sabía que ambos no tenían relación alguna, pero igual su corazón no dejaba de sembrarle esa dudilla o el «qué» podría pasar a futuro, más ahora que estaba confusa justamente por los nuevos sentimientos que han de surgirle hacia el Teniente Coronel.

Tras pensarlo demasiado consiguió ruborizarse tanto, que Plisetsky reía muy pícaro por sus reacciones pudorosas, a leguas se notaba a Vickytoria estaba muy prendada de la compañía del japonés y por la forma en que todo se ha llevado, la tenían hecha un mar de emociones producto de su inexperiencia como en edad.

—Mira, conejo, no sé qué haya pasado. El maldito lo supo (hasta cierta parte, no toda la historia), no obstante prefirió estar en bajo perfil sin dejar de aconsejarle en que esté alerta—, pero te diré que el cerdo por más serio o extremadamente trabajador que sea, al colmo que ni parezca humano, no deja de ser eso, un ser humano adulto, que para tu desgracia es un hombre como yo, que siente o maneje sus intereses como cualquier otro.

Vicky en silencio y con su carita tiernamente indefinida, intentaba comprender el punto del vándalo ruso quien estaba sentado de mala gana y con las piernas montadas encima de la mesa.

—Así que no se te haga raro que Katsuki como hombre y adulto, desfogue sus «necesidades» o «instintos» con otra persona, ¿sí comprendes lo que refiero o debo explicarlo con eso de las «abejitas y su flor» por si no quieres la versión guarra?

¡¡¡Yurockhaaaaa!!!! Vickytoria volvió subir sus colores al rojo vivo.

—Solo te digo las cosas como son en el mundo adulto para que no andes llorando. ¡Y ya deja esa cara! —Sin embargo, Yuri también le afirmó eso no quiere decir que haya ocurrido, que era solo un comentario porque así como dedujo aquello, ha de caber la posibilidad de que a Katsuki no le guste esa «Vaca» y por default, no llegaran a esa instancia.

Eso sí, sobre lo otro, le recalcó que si ve lógico el que estuviese celosa por muchos factores que le sacó en cara, y más cuando le comentó de los encuentros programados en el que Yuuri falló al no avisarle de sus debidas cancelaciones o que a ciencia cierta le estallase sus inconformidades con reproches a su persona, Vicky no sabía cómo se enteró, Yuri no confesó sus fuentes fraudulentas de espionaje, lo que sí quedó claro fue que por más que Vickytoria le intentara disfrazar los hechos negándose…

¡Acepta que estás celosa y que si te gusta ese cerdo!

Con sus mejillas coloradas, la cabeza gacha o sus manos jugando con la parte sobrante de su chaqueta imperial, a Vicky internamente le costaba admitir su derrota con ese gato.

—Tener celos es el primer indicio de que alguien te gusta y yo te dije hace rato que tu estima por ese tipo pasó a algo mayor.

—Pero… él es mi maestro…

—También es tu amigo, ¿no?

—¿Si?, ¿pero qué tiene eso que ver?

—Mucho. De una buena amistad nace el amor y cuando sale a flote no es predecible, tampoco discrimina géneros o edades, solo ocurre cuando tiene que ocurrir y ya. —Fue sencillo en su lógica y palabras—. y cuando interactúas mucho con esa persona o esta discierne tus barreras para permitirte el paso a su mundo una y otra y otra vez, no sabes en qué momento ese sentimiento amistoso creció demasiado transformándose en la palabra que sabemos. Simplemente te dejas llevar.

En ese instante donde Yuri relataba su explicación estaba mejor, sentado, con sus codos recargados sobre sus rodillas, su rostro daban a otro lado al observar a la gente pasar, lucía relajado e incluso sonreía nostálgico porque prácticamente, así fue como a él le pasó con Otabek estando en la FBS de Rusia. Jamás se arrepentirá de su decisión y agradeció que ese Kazajo de mirada fuerte como soldado fuese insistente.

—Wow… es muy lindo, Yurakcha.

Luego, Yuri se dio cuenta de su desliz poniéndose de piedra.

—Apuesto y esa parte dulce fue lo que hizo que el señor Altin se enamorara de ti. —Vicky en su franqueza ingenua, ligeramente anonadada y sin perder sus sonrojos, no espero presenciar tal placidez en el rubio.

¡Ni se te ocurra decirle algo a nadie de esto o te rompo la frente! —La amenazó y volvió a su actitud huraña—. ¡Y no me cambies el tema!

—Si tú lo dices… —No agregó más al encogerse de hombros.

¡Como sea! Su cara de gato disgustado solo era una vil fachada para ocultar su pena enamoradiza.

Ella ya se encontraba más atenta o menos apática, incluso pidió disculpas por actuar tan descortés en el día de hoy. Yuri sin mucha estela regreso a la conversación poniendo a la muchacha nuevamente con muchos rubores en su bello perfil. Él continuó.

—Veo que recién te das cuenta de lo tuyo, así que solo tú sabrás si ese sentimiento sigue ascendiendo por ese sujeto, te recomiendo no te precipitarte por ahora y consulta con tu peluche, la bola de pelos café o cualquier cosa en las noches para ver si él te conviene o no. Ah pero algo si te digo, como me entere que ese cerdo te haga llorar… ¡Que se prepare para recibir una buena patada en el culo!

—No creo a Yuuri capaz de hacerme daño… Él…suele cuidarme aun si estoy enojada o no quiera verle.

—Conocemos al cabrón en su trabajo, pero muy poco fuera de este. No te confíes. Él no deja de ser mayor que tú y a mis ojos, ese zorro tiene una gran ventaja por lo que yo no me fío.

—De igual forma si Yuuri fuese lo que tú dices, no creo que fuera así de cariñoso con Yuuki, ¿no crees?

«Buen punto para el cerdo»… —El pequeño Katsudon, sobrino de ese maldito, lo desarmó por ahora.

—Y no creo que él… sienta cosas por mí. Él me ve como una niña pequeña jugando a ser policía y soy todo lo contrario a lo que sus sensatos sentidos buscarían en alguien como yo. —Fue tímida y realista en su respuestas.

—»Ahh conejo, si supieras»… —Prefirió callar por la inocencia que vio en ella.

Yuri miró de reojo que a los chicos les faltaba poco por regresar, de tal manera que el tema lo dejó «allí» y muy a su modo, le ha dicho que cuando tuviese problemas, le avisara. Vicky comprendió su punto, se le hizo muy amable ver esos tintes protectores y agradece muchísimo su «rara intervención», a lo que ella le prometió que intentará de prestar más atención para pasar el examen y así no dejarlo solo con esa carga de papeles.

Aunque al mencionar lo de los papeles, Vickytoria le citó vagamente a Yuri si él, conocía sobre algún «caso» archivado. 

El ruso observó a su colega quien se esmeró en comentarle lo que había oído aquel día en palabras Yuuri o los demás. Ese motivo lo puso pensante, pues Chulanont en las fechas que había pasado la emboscada donde descubrieron algunos ases bajo la manga de ese Clan, le mencionó de un suceso del cual guardaba algo de relación pero que por razones de seguridad no podía filtrar la información, al menos no por ahora. Tal vez eso de alguna forma tenga que ver con lo que mencionaba Vickytoria, algo que de por sí, le ha despertado su curiosidad detectivesca.

—¿Cuál sería la moción por el cual ellos mencionaron ese caso archivado o qué relación tendrá con lo que llevamos?

—Ni idea. —Fue directo—, pero ten por seguro que en donde lo insinuaron, es porque eso tiene que ver con ese grupo criminal que maneja a los Kazumas. Lo que tú y yo poseemos se ha reducido a un número de variables pero no es suficiente para sacar algo en concreto con la simbología.

—Si leyéramos un poco de esos alegorismos, resúmenes o algo de ese caso que nos brinde una información nueva, avanzaríamos con este logo y daríamos perfectamente con el esquema base de la organización. —La expresión de Vickytoria fue seria, agregándole sus dedos en la parte baja de su mentón y de repente, una idea fugaz abrió sus sentidos al chocar su puño con la palma de su mano—. ¡Ya sé! ¡¿Y si entramos a la oficina de Yuuri?! Vicky se le ocurrió esa alocada puesta en escena—. Yo aún conservo el juego de llaves que él me dio cuando debía tomar su papelería en su oficina y adelantar los tramos para la ponencia en el tribunal.

—Puede ser… Esa es buena, Nikiforov. —Se vio picado a intentarlo—.  Más tarde nos reunimos y planearemos como le hacemos.

Amazing!

Ruso y rusa juntaron sus puños por la fechoría que harán, pero es para una buena causa, ¿no? ¡Necesitan resultados para el equipo!

—¡Ah! y por tu dignidad… Deja de ser tan celosa, ¿quieres?

—¡¡Yurio, basta con eso!!

Los chicos al arribar a su puesto con los rusos, los encontraron en su estado más habitual (peleando como siempre y jalándose de las greñas como animalitos) hasta que el sonido ensordecedor de la sirena, ha interrumpido la paz tanto a Cadetes, Alféreces, Subintendentes e instructores de la T.S.P.A, como a los Oficiales Imperiales directivos y funcionarios ejecutivos del F.E.G.I.

La voz del capitán de segunda línea, Michelle Crispino resonó por las bocinas de cada rincón del lugar.

 ¡Atención a todas las unidades principales del F.E.G.I! ¡Se nos ha informado de un R4 cuyo código rojo es de alta peligrosidad! ¡Las tropas las prefecturas de Bunkyō y Taitō van en camino a la zona de conflicto, sin embargo no son suficientes, necesitan más apoyo!  

—Esto no me gusta. —Isabella no puede evitar la angustia con ese llamado.

—Tranquila cariño, no pasará nada. —Jean la calmaba al poner su mano con delicadeza sobre su cabeza o al darle pequeños besos en su frente.

 ¡Repito que no es simulacro!, ¡repito!, ¡no es simulacro! ¡Se solicita a todo el personal médico y oficial de las comarcas iniciales listo en cinco minutos al sureste de la base de apoyo para tomar los Lenco Bears! ¡Sus jefes les darán las instrucciones! 

 ¡Cambio y fuera!  

—Para que mi hermano hablase así tan «tenso» es porque algo muy pesado ocurrió en ese perímetro. —Sala reprimió sus desasosiegos.

—Las indicaciones fueron claras, debemos irnos.

—¡S.T Altin! —Todos lo nombraron al unísono.

—S.T, ¿puede darnos algún adelanto del reporte? —Plisetsky fue a la fija sin titubeos.

—Negativo Cabo. —aún desconoce la causa—, hagamos nuestra labor y que ellos nos comenten.

¡Si señor!


En algún barrio marginado de Shinjuku – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 10:30 A.M (Mismo día)


¡¡FUEGOOOOOOOOOOOO!!

Esa palabra se materializaba en medio de la trifulca infundada por la pelea del poder que presenciamos en estos instantes. Los habitantes de la calle, gente del común, mujeres de la vida alegre u hombres que se dedicaban a cosas clandestinas, muy desorientados e inmersos en el miedo, corrían sin cesar a cualquier lado para protegerse del diluvio de balas que han de romper ventanas, puertas o todo lo hecho por vidrio templado a su paso.

—¡Malditos policías, no se dejen joder! —Gritó uno de los mafiosos.

—¡Ustedes tienen la culpa, de seguro se dejaron ver! —Otro de ellos que estaba en un grupo distinto, les reclamó.

—¡¿Y quien mierda nos dice que no fueron ustedes?! —Devolvió con asadura un tercero en la justa.

Si nos vamos a ese mismo lugar, la pequeña comarca del FPJ Ordinario de Shinjuku encargada de hacer el debido proceso de recolección de datos, fue delatada por un traidor que monitoreaba desde sus filas y ahora resultó metida en ese ajuste de cuentas de varios Clanes desertores de los Yakuza, Yamaguchi Gumi.

—Señor. —El Oficial raso ha de darle los reportes actuales a su Oficial-Jefe—. Los del F.E.G.I de Taito y Bunkyō ya llegaron y empezaron con el plan de choque.

—¿Y los de Shibuya?

—Ya recibieron nuestro S.O.S y en dos minutos estarán dando batalla.

—¡Perfecto! —Al menos se encuentra aliviado, ya podrán hacerle frente a esos desgraciados—. ¡Señores! ¡Ya lo oyeron, no podemos dejarnos doblegar por esas escorias!

 ¡Si, señor!

En resumen, a sus oídos corrió el rumor de una posible dotación de «x» objetos de contrabando por su prefectura gracias al mercado negro y en grandes cantidades. Por lo general el FPJ de Shinjuku pese de no contar con un FEGI, su oficiales ordinarios son de los más eficientes. Sin embargo, por tratarse de un sondeo delicado requerían manos amigas y los jefes de esa prefectura al gozar con el buen respaldo de su colega, el Oficial-Jefe Himura, no dudo en ser el mediador con el Comandante de línea de su FPJ Katsuki Yuuri y que a su vez, también era Teniente Coronel del F.E.G.I en Shibuya.

Por supuesto, siendo participe de su lema altruista de ayudar a cualquier aliado y tras haber consultado previamente con su General Felstman, el FEGI de Shibuya aceptó servir como asesor o monitor externo de los avances investigativos de tal FPJ, además que les llamó mucho la particularidad del caso. Entre pauta y pauta, los Oficiales Ordinarios no solo dieron con esa enorme cloaca, sino que también esos grupos emergentes estaban siendo beneficiados por la mano de obra del Clan que escalonaba como espuma en estos últimos meses y que hacía la guerra o el caos contra otros criminales (Los Kazumas) en la entrega del cargamento que resultaron ser armas letales de última generación. Se notaron muchas discrepancias entre los capos de cada banda, su desconfianza fue mutua, no obstante, a los Kazumas solo les importaba obtener ganancias y les daba lo mismo si se mataban entre ellos, el único requisito era no dejarse pillar o que les siguieran el rastro; de ser así, que olviden cualquier intento de negociar otro día con ellos.

Tal vez no previeron la magnitud o quizás, al ser el primer caso que trataban de esa índole en el FPJ pecó de inocente por el cómo querían llevar el asunto; pero, sin esperar de que en sus filas hubiese un «soplón» de los Kazumas, quien dio la señal a los cabecillas temporales; la guerra se armó y quedaron atrapados en esa zona de mala muerte. Al ipso facto, el clan proveedor desapareció sin dejar huella aprovechando la confusión y es aquí, donde nuestros muchachos, comprendidos por dos comarcas veteranas y una relativamente joven, haciendo uso de sus chalecos antibalas debajo del ropaje Imperial o armas de distinta procesión (las blancas y de fuego) contaban los minutos para llegar y apoyar a las otra unidades que ya habían arribado antes que ellos.

Siendo las 10:35 minutos de las horas de la mañana, Katsuki se quedó con el grupo más novato para dirigirlos personalmente. Desde su intercomunicador con frecuencia de un canal abierto para el resto de las comarcas lideradas por Crispino y Dos Santos, ha de disponer sus órdenes explícitas en capturar a aquellos que gocen de liderazgo criminal. Al terminar, uno de los muchachos no pudo ser discreto cuando osó de preguntarle su inquietud.

—¿Y en caso de que nos rodeen y nos encontremos en peligro, señor? ¿Continuamos con el plan original de atraparlos con vida?

—No a lugar. ¡Ejecútenlos! —Fue explícito.

Vickytoria helada al igual Emil o que sus compañeros por esa rudeza tan cruda en Katsuki o incluso tras verle su mirada severa u obscura, se aminoraron. Es una de las razones por la cual los dos chicos tienen su conflicto con las armas de fuego y que prefieran el asalto de cuerpo a cuerpo o las armas blancas. En cierto modo con ellas, portan el chance de herir al enemigo pero respetan su vida, con las de fuego corría la remembranza de poder fallar un tiro y lastimar por error a quien no tenga que ver en esta circunstancia, un civil por ejemplo. Katsuki al dar un vistazo al rostro cohibido de los más jóvenes Oficiales, previó su pensar y aclaró esa ordenanza.

—Más que Guardianes Imperiales que sirven al Emperador de la Nación, también son Oficiales, y como Oficiales, deben de estar preparados para cualquier tipo de situación y no dudar en las decisiones que tomen. Está bien en no usar la fuerza o que opten por otras vías para medir la agresión que enfrentan, eso se los he enseñado. Pero no todos los operativos son iguales. 

Katsuki no demostró temor, incluso relataba su postura cuando daba un último vistazo a su revólver o giraba el tambor, como si eso le comprobase que todo fuese en orden. De un movimiento espectacular y calculado, maniobró esa arma y la ha guardado en la funda que le corresponde. 

—Si ninguno de los medios que hagan surte el efecto esperado y se ven en peligro al igual que los civiles que protejan, es preferible acabar con esos canallas a que ellos acaben con sus vidas. Eso en frases castizas, es un «Matar o morir» ¿Comprenden el punto, caballeros?

La ausencia en las voces de sus muchachos le indicó que sus palabras dejaron una fuerte sacudida, que dicho suceso les puede ocurrir en cualquier segundo y consciente de su duro hablar, no le quedó de otra más que recurrir a ese método práctico para hacerlos reflexionar ya que a ciencia cierta, esta era la primera vez de muchos, en un código rojo de tal tamaño. ¡No puede permitir desaciertos!

¡La guerra con esa gente, tal y como se lo prometió a su General ha empezado y no dará marcha atrás!

—¿También quedó claro para ustedes, Nekola y Nikiforov? —Tampoco les escuchó murmullo alguno pero ambos entendieron su sentir y aunque no les guste la idea, deben hacer caso—. ¡Bien!, sabiendo esos puntos espero que sigan al pie de la letra todo lo que les dije, yo estaré direccionándolos y les recuerdo que sus colegas del FPJ como la gente del común están en ese campo de guerra por lo que nos toca ayudarles.

—Sí, Señor…

 ¡¿Fui claro o no?!

¡Si, Señor! —Entonaron con más fuerza.

 ¡Rompan filas y tomen sus posiciones que no tengo todo el día!

El telón ha cambiado y ahora entraron al ruedo. Las balas, la sangre esparciéndose, los desmedidos perdigones y el olor a pólvora en ese sitio desolado era tan constante en el aire que era difícil respirar. Las cortaduras con navaja en la cara, o que dichos proyectiles pasaran muy cerca de la yugular, ameritando un buen control de defensa en los oficiales no se hicieron esperar. La gente corría de un lado a otro siendo guiada por los grupos de evacuación mientras que los otros, dirigidos por Dos Santos, les cubrían en barricada humana demostrando su poder de ataque y acción.

Crispino y su equipo acompañados por el Capitán o el Mayor que monitoreaban a la comarca de Bunkyō, descubrieron las localizaciones de muchos cabecillas de esos grupos prófugos de la ley. Algunos fueron capturados, otros, tal y como lo predijo Katsuki, debieron ser abatidos en el combate.

¡Abajo!

Tres disparos limpios y certeros perforaron con furia el cráneo contrario al volarle los sesos. Uno de los tantos Oficiales novatos quedó en pasmado en el piso por ver en cámara lenta, la caída estrepitosa de quien por poco sería su verdugo. Detrás suyo, el ejecutor de tal proeza inminente, ha de hablarle con suma neutralidad parca en su agitada voz, haciendo amagues con el resto de los adversarios para darlos de baja y sin perder su agarre posesivo en el revólver Magnum S&W500.

¡¿Acaso no di la orden de acribillar al enemigo, en caso de peligro?! El TC Katsuki fue claridoso en su nefasta locución, los otros refuerzos llegaron a socorrerlos agotando sus proyectiles—.  ¡La próxima vez no contará con tanta suerte y de vacilar, a quien dejarán tres metros bajo tierra y en un cajón será a usted! ¿Entendido, oficial?

Asintió por inercia, sus compañeros pese a que estaban tensos con esa reprensión, le daban total razón a su jefe y eso que aún no han llegado al clímax total.

 ¡Hagan un barrido por este lugar y demuéstrenle a esos malnacidos quienes son! ¡No se dejen intimidar!

 ¡Si señor!

Al otro extremo, el trío de la FBS (Plisetsky, Altin y Leroy) iban tras la pista de tres hombres de mucha importancia operaciones que tienen una fuerte relación con los Kazumas según lo comunicado por Chulanont desde su base de operaciones. De capturarlos, podrían someterlos hasta sacarles buenos datos al respecto y vincularlos con su caso. Claro, la plaga Yakuza con sus narcos se interponían en ellos usando sus metralletas, fusiles o el resto de armamentos que traían a la mano e igual ruso, kazajo y canadiense luchaban haciendo alarde de sus mortíferas habilidades francotiradoras al volar brazos, piernas o cabezas usando sus implementos de corto y largo alcance.

—Cabos, ¡¿alguna novedad?! —Los tres estaban escudados detrás de unos unos escombros mientras recargaban municiones.

—¡Negativo, S.T Altín! —Respondieron al tiempo.

—¡Bien, sigan así!

—¡Que no quede ni uno vivo! —Muy cerca, otro Oficial dirigía a su grupo.

—Esos tipos…—Leroy arrugó el ceño.

—Se creen la gran cosa. —Plisetski les miraba con repudio acumulado.

—No hagan caso y sigamos en lo nuestro. —Altin tampoco estaba cómodo con su presencia, aun así debió mantener la «armonía» para que no se fueran por las ramas.

Odiaron compartir escenario con los sujetos que le rinden pleitesía a ese bastardo T.C del F.E.G.I de Taitō, y que por cierto, a pocos metros del sitio conflictivo y desde la base temporal con otros oficiales Ordinarios acordonando el lugar de cintas amarillas, patrullas y demás, esa estampa los dirigía de lejos.

Plisetsky podrá tener sus diferencias con Katsuki, pero hay algo que ha de reconocerle y era que ese tipo tiene los huevos de ponerse al frente del problema como cualquiera de ellos, de no dejarles solos o de hacerse matar en caso de ser necesario para pelear por sus vidas. No es de los que se queda achantado en su oficina y esa es otra razón más para prepararse o darle la paliza del año al tal Sagara cuando los convoquen al mencionado Evento de Élite Imperial.

Daisuke Sagara, tras las cámaras de seguimiento, ha de ver a su rival con su altanería sobrada. Deseó por mucho que le ocurriera algo en ese acontecimiento caótico, pero conociéndole, no pasará, pide un imposible viendo sus dotes de guerrero y estratega. A él nunca le cayó bien y aborreció que un «crío pelagato» tuviese tantos éxitos en tan corta edad o que le promoviesen tan rápido en su carrera policial.

El Mayor Ozuna, hombre de su entera confianza consideraba los croquis reseñados de su Superior, y su grupo junto a los de las FBS lograron dar captura a dos de los tres Saiko Komon dejándoles lesiones graves.

El último se hallaba en plan de huida, Plisetsky da aviso a los compañeros más cercanos y Nikiforova al identificarlo…

¡Tenemos al objetivo en la mira!

Ella va tras él, acompañada por tres hombres del F.E.G.I de Bunkyō y cuatro de Taitō con el Mayor Ozuna liderando.

La persecución no fue sencilla, debían derribar la fuerte coraza de protección al momento de hacerles frente. El tipo tomó otro rumbo y más atrás, la Oficial rusa no le perdió el camino. Sus amigos desesperados querían ir con ella, pero con ese punto álgido del fuego consumiéndoles por doquier, de seguir evacuando a gran parte de los civiles o los oficiales del FPJ afectados sin dejar de contraatacar agresivamente o de que fuesen baleados a mansalva de no estar al pendiente en medio del reguero de sangre, chispas y pólvora, no les permitía irse y dejar tirado el colosal operativo.

Sobretodo Katsuki o Plisetsky quienes no disminuyeron su espíritu de lucha.

¡A TU IZQUIERDA, PLISETSKY! Gritó Katsuki. No dudó en lanzar sus disparos tumbando a varios enemigos.

¡TSK! ¡SOLO AGÁCHATE! Yuri se hizo a un lado rodando al suelo y su coleta se perdió liberando las hebras de su cabello dorado.

Secuencialmente se puso de pie para arrancar a correr, en su rapidez llegó con Katsuki pegando un gran salto, haciendo que se agachara como le indicó y finalmente Plisetsky, en su salvaje maniobra dio una severa patada al adversario que pretendía tomar en sorpresa a su colega. 

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By Sharayanime

Mientras el Cabo primero ruso arrebataba el arma ajena para descargar las balas restantes sobre el pecho del agresor a quemarropa y que su sangre se confundiera con la suya, el Teniente Coronel Japonés estaba igual, y siendo maestro del arte marcial, ha hecho uso de su pericia de samurái esquivándo a los atacantes sus redadas determinadas con combinaciones de swings, crochets, geris laterales en medio de sus acérrimos tiros.

La hoja del libreto cambió otra vez, y ambos Yuris acabaron juntándose con cátedra de cómo se debe luchar, pasando de un extremo a otro al usar sus estilos y derrotando uno por uno a esos desgraciados, reventándoles sus cervices, dislocándoles sus hombros u acertar fríamente en sus disparos a las cabezas, ojos, yugulares o corazones.

¡Maldita sea! ¡Esas escorias son peor que una plaga! —Yuri estaba muy alterado. no hallaba la hora de poder salir de ahí—. ¡A este pasó la conejo quedará muy lejos de nosotros!

—¡Lo sé!, ¡no me gusta para nada! ¡Por más que los de Bunkyō estén de apoyo, no me fío en los Oficiales de Sagara! —Mencionó Yuuri desesperado aunque no lo demostrara.

—¿Y entonces qué hacemos?

—Seguir con el plan, Cabo. Aún tenemos un jodido problema aquí. —Tenía que calmarse y serenar el desboque de ese tigre siberiano en medio del disturbio.

—¡¿Me estas jodiendo?!

—¡Ya di una orden!

—¡No podemos dejarle sola con esos tipos!

—Y comprendo lo que dices, yo soy el más preocupado de lo que pueda pasarle con ellos a su alrededor!  ¡¿Ah?! ¡Cuidado!

Ruso y japonés se refugiaron detrás de unas columnas de las ráfagas de plomo, Yuuri seguía su idea y Yuri escuchaba atento.

—Tenemos prioridades. Hay civiles que aún dependen de nosotros y no sé cómo, pero conociéndola ella sabrá qué hacer.

—Pero…

¡Escúchame, no hay tiempo para deliberaciones! Lo centró—. Hay que hacernos muy pronto a la idea de confiar en ella cuando sucedan cuestiones así, puesto que es una Oficial y no cualquiera, es una con mucho potencial que tú y yo conocemos de sobra. No es la primera vez que realiza sus ocurrencias o que salga bien librada de ellas.

Plisetsky no compartía esa imagen más entendió su punto al mirar con sus ojos verdes el enseriado iris marrón. Katsuki esperaba que su intuición fuese acertada o trataba de tomar un último respiro para sosegar su mente u obligarse a respetar sus propias palabras; y los dos Yuris, en un mutuo acuerdo apelaban a las peculiares virtudes de Vickytoria o que no se metiera en problemas.

—Cuando solucionemos esto de aquí iremos por ella, hasta entonces, sé paciente. ¿De acuerdo? —Yuuri fue cauteloso con su petición.

—Si, ya, ya, ya, me quedó claro, ¡pero que sea rápido! —Yuri no pudo objetarle.

Sus colegas ya estaban teniendo más control en la zona, a Katsuki le llegó el comunicado a su intercomunicador que el equipo de Dos Santos ya estaba casi en la justa. Ideó un esquema improvisado, calculando un tiempo prudencial para que estos salieran con su santo seña y luego…

—A la voz de «uno…»

—»Dos…»

 ¡¡AHORA!!

¡PÚDRANSE EN EL INFIERNO, PERROS! Plisetsky en su rugir se dio el lujo de insultarlos al descargarles su Colt 9 milímetros.

¡NO TE DETENGAS CON ESOS INFELICES! Katsuki también dio gala de su Magnum S&W500.

Ellos como el conejillo de indias al ponerle el pecho a ese asunto y aprovechando que el enemigo quedó sin municiones retomaron la guerra, más atrás la comarca de la Capitana Dos Santos se unió a la acción y arrasando los pocos que quedaban.

Los pasos siguieron ese recorrido furtivo, villano como heroína hostigan en esa treta en medio de los callejones y ambos, al percatarse de que uno de esos murales obscuros, sin salida, que esa rata se mantuviera acorralada teniendo su mal estado físico o que Nikiforova desenfundara su revólver y le recitara con tenacidad las palabras protocolarias antes de iniciar su captura, en medio de ese hecho, los lacayos del malhechor salieron a su defensa tomándola desprevenida. Algunos de los camaradas que montaron la persecución junto a ella no dudaron en disparar, Vickytoria jamás se despegó del presunto cabecilla. No obstante, su sentido de pertenencia y justicia para los desamparados hicieron meollo en ella, cuando el grito de un oficial (uno de los que acompañaba al Mayor Ozuna) fue abandonado por sus múltiples heridas en la pierna y por supuesto, las aves de carroña estaban dispuestos a caerle.

«¡Rayos!» El metal apuntaba al reo pero su mente divagaba.

¿Deberá retenerlo y olvidar al desvalido o dejar partir al canalla y mandar todo al carajo por salvar esa vida?

A escasos momentos de su fluctuación, el segundo grito desolado fue decisivo.

¡¡Hey!! ¡¡¿Qué coños haces?!! ¡No lo dejes escapar!

¡Lo siento, alguien peligra!

¡Mujeres! —Rabió Ozuna por tal desperdicio—. ¡Que alguien siga a ese tipo!

—No podemos señor, apurado podemos contener las respuestas del enemigo.

 ¡¡Carajo!!

Sabía que la regañarían, sabía que por lo que hizo lo tacharían de «desacato total», pero un ser humano peligraba, y Vicky no tiene corazón en darle la espalda a alguien necesitado.

 ¡HEY, IMBÉCILES!

—¡¡¿Qué dem…?!! —Trató de insultar uno de los Yakuzas.

 ¡¡DÉJENLO EN PAZ!! 

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La rapidez, su golpe cruzado y el desenvaine de la espada ropera en esa Guardiana Imperial no se hicieron esperar…


Zona de conflicto controlada en Shinjuku – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 5:30 P.M (Mismo día)

El cometido por los entes de la Ley obtuvo un buen balance tras acabar con el disturbio. Los bomberos y la defensa civil apaciguaron las llamas o trataban de organizar un poco los escombros del lugar. Hubo heridos por el rango que ameritó desde un inicio y sabían que no sería fácil, destrozos que superaban millonarias sumas, más no hay pérdidas mortales donde sí lo eran por el lado de las bandas Yakuzas emergentes que se hallaban regados en el suelo. Los sobrevivientes, fueron apresados y amparados a las tres penitenciarías de máxima seguridad.

Lamentablemente gran parte de las pruebas evidenciadas en el cargamento de armas contrabandeado, se las quedaron sus proveedores originales (el Clan Kazuma) y la poca que quedó sufrió daños irreparables, además que no se supo por dónde huyeron o como le hicieron para esfumarse como la sombra o sin contar que el dinero que las otras bandas pagaron ha sido robado, se salieron con la suya.

Los forenses del Departamento de Investigación Criminal (D.I.C) iniciaron sus pesquisas como los levantamientos de los cadáveres. La ANP y funcionarios del departamento policial Ordinario Metropolitano de Shinjuku, dieron rigor a sus funciones. Los afectados conversaron a carpa cerrada y detallaron sus testimonios al máximo con los superiores de cada F.E.G.I, mientras esperaban ser medianamente atendidos y luego pasar a su trasladó de un buen centro asistencial.

Los reporteros no tardaron en esparcir lo ocurrido como pólvora en sus canales televisivos puesto que no es común que Shinjuku, uno de los distritos o barrios especiales que ostente el más importante centro comercial y administrativo de Tokio o el edificio del Gobierno Metropolitano del mismo, se viese involucrado en tan crudo asunto.

En otras de las carpas que estaban habilitadas para las brigadas de salud, Vickytoria Nikiforova era atendida por Isabella Yang. Pese a que se hallaba en desventaja en número, pudo bandearse y al final con un par de jugadas maestras o de obtener el «triunfo» en ese round, hizo uso de su ocurrente pero valiente eficacia, dejándola como ganadora.

Claro, terminó con cortadas y moretones tratados con ungüentos, en especial en uno que dio con la parte de su pómulo y labio inferior resultando partido. Dramatizó tormentosamente pensando que ninguna crema hidratante “Neutrogena” o reparadora como la “Cicatricure», podría recuperar ese lado afectado y deforme en su piel.

Ya saben, la diva y sus obsesiones rimbombantes con su ecuánime ser.

Isabella sonriente, sabiendo de las reacciones disparatadas en la niña, le ha hecho entrega de una receta medicada a seguir, que combinase perfectamente con sus productos de belleza y eso le ha traído felicidad al saltarle cual conejita en un efusivo abrazo a su salvadora.

Casi a las 6:00 de la tarde, varios de los oficiales se han ido retirando quedando solo a los delegados en patrullar la zona, el equipo de Shibuya y algunos de sus amigos estaban dispuestos a llevarla, mas Vickytoria debió declinar la oferta, pues tenía que culminar un pequeño asunto y no lo había hecho por recibir los primeros auxilios.

Habiéndose despedido de Otabek, Emil, Jean o el resto de la comarca, decidió ir al puesto de atención improvisado donde se encontraban los jefes de todos los F.E.G.I.S que participaron en el ambicioso operativo de rescate y concretar la entrega de sus declaraciones escritas.

Tema que ya estaba siendo tratado y no de la mejor forma. Las personas que tienen cierto conocimiento del Derecho saben que esta premisa enjuiciada por esos grupos desertores, hace tambalear peligrosamente el acuerdo en conjunto que firmó el gobierno nipón a los Yakuzas (o en su caso el Clan Yamaguchi-gumi) se considera como una traición «gravísima» a los estatutos y por consiguiente, deberían responder por los daños y perjuicios que su gente o lo que quedó de ellos realizaron sino desean una disputa peor. Sin embargo, no sucedió.

Katsuki Yuuri no estuvo del todo satisfecho con esa sugestión, sus mandatarios perfectamente pudieron valerse de la ocasión y quitarle sus privilegios, pero prefirieron la segunda vía, la silenciosa; sorteando así las nuevas condiciones para ellos y como era de esperarse, se acogieron.

Plisetsky a su lado estaba algo decepcionado por esa jugada y para sacarse la frustración, se quejaba por lo bajo con insultos en ruso en los cuales Katsuki muy en el fondo, simpatizaba con su sentir y de vez en cuando le respondía positivamente aprobando sus palabras, solo que más discreto. Ah, pero lo que no vieron venir fue que ese Japonés luchara a capa y espada, el poder enlazar a los Saiko-mones capturados al caso actual que lleva con los Kazuma y con las pruebas dicientes, los asesores de la ANP se vieron de manos cruzadas dándole el aval de proceder a su estrategia bien montada.

—Entonces, quedamos así, caballeros. Katsuki Yuuri endureció su sonrisa, dando una corta reverencia.

—»Ok, eso fue cool»…— y aunque ayudó un poco en el alegato de Katsuki, Plisetsky expresó su emoción por dentro con mucho asombro sin que el otro se diera cuenta.

Quizás aquello lo dijo porque vio que a «ese», a quien llama «cerdo», supo cuándo y cómo hacer un buen protocolo de ataque en el momento menos inesperado. Otro ítem más a su lista si quiere superarlo algún día. ¡Y no! No es que quiera verse como él o algo por el estilo, solo le pareció cool los parones prácticos que realizó. Así que olviden la idea que se haga amigo del todo a futuro de Yuuri, porque sigue odiando con cojón su régimen de entrenamiento militar o los putazos que le da en los combates de cuerpo a cuerpo.

Para el T.C Katsuki eso era ganancia y un achaque menos a su agenda laboral, ahora le preocupaba en gran medida llegar con su subordinada y saber de su situación médica debido los reportes que escuchó de Plisetsky cuando él habló con Altin por sus intercomunicadores.

Cruzarían unas últimas palabras con los de la ANP y así irse, pero Sagara con su gente se toparon en su camino.

¡Hasta que al fin apareces!

El T.C de Taito estaba enojado. Los presentes como los otros Oficiales del Bunkyō, enfermeros, forenses y demás suspendieron toda actividad o se aglomeraron en un semicírculo al ver a la figura autoritaria llegar con presunción junto a sus lacayos. El sonido acompañado de un gesto de desconcierto en Katsuki lo han puesto gazuzo sobre lo que dirá.

—¡Señor Sagara! ¡¿Qué son esas formas de invadir una conversación o el fomentar un espectáculo como este?! —Exigió uno de los funcionarios de ANP.

—Lamento acogerme a esto, pero no lo hiciera si Katsuki realizara mejor su trabajo sin que perjudique a mis hombres. —Esa fue la excusa que dio.

—¿Puedo golpearlo? —Masculló en su idioma Plisetsky tronándose todos los dedos de su puño derecho. Con su mala cara, estaba dispuesto a romperle la boca a ese papanatas en caso de ponerse pesado, sin embargo…

—No a lugar, Plisetsky, pero créeme, ganas no me faltan de acompañarte. —Katsuki hablándole en ruso, fue mediador y al detenerle con una aparente calma adusta que el ruso supo entenderlo al escucharle esa respuesta o quedarse sorprendido porque no visionó esa actitud en él.

Dejó que continuara y por obvias razones, Katsuki lo hizo en un fluido inglés para que su aliado le entendiera.

—Cualquier querella sobre mi o mis Oficiales lo puedes hacer sin necesidad de «victimizarte» ante la A.N.P, estrategia que no me afecta en lo absoluto y lo sabes. —Supo por dónde iría la confrontación—. Tú y yo ya no estamos para esos juegos de niños, ¿no crees?

—Entonces ya debes saber que por culpa de la ineptitud de tu «Oficial» se escapó uno de los tres Saiko-mones.

Nikiforova al arribar le extraño ese gentío, por lo que fue abriéndose paso en medio de «disculpas» o «permisos» para así avanzar, las voces fueron más claras como espesas en su expresar y las reconoció de inmediato. Aquello simplemente la supo aturdir en frío, ponerle en una terrible estela de juicio donde varios pagarían la imprudencia que ella cometió y no es para menos. Ver a ese tipo hablando sobre la mala ejecución que ella dio al abandonar un objetivo por ir a socorrer a otro colega, le era una estupidez en todos los sentidos, que como agente tendría que acatar la orden y no abandonar el puesto aun si otro se vea expuesto porque se supone que está en la facultad de auto-defenderse.

Menos, si esa persona era de suma importancia. Esa y otras razones más, son las justificaciones que le hacen pensar que nunca se debió admitir a alguien de poco temple en las filas o peor aun tratándose de una mujer.

—¿Entonces según tu lógica era mejor que se perdiera la vida de un Oficial, que por lo que sé era uno de tus hombres precisamente, y sólo para capturar a una inmundicia de esas? ¿Eso debo entender? —La crudeza de Katsuki se sintió.

—Si ha de morir combatiendo por su pueblo, que así sea. —La hipocresía de patriotismo barato solo causo repulsión en Yuri y cólera en su homónimo superior. Pero Sagara continuó con sus deslizamientos hacia la muchacha. —Nuestro F.E.G.I se caracteriza por ser firme o cumplir a cualquier costo los mandatos y aquel que se somete a nuestro régimen, sabe a lo que se atiene. Ahora, con lo de hoy, esto solo confirma lo que dije desde un inicio sobre tus «modernizaciones», las mujeres no están hechas para un rango tan riguroso como el directivo, ¡no sirven!

—Lo mismo se puede decir de su porquería de personal o su política de mierda al abandonar a uno de los suyos. —Yuri a diferencia de Yuuri, ya se encontraba sulfurado por la forma tan déspota en que ese sujeto hablaba de su compañera.

—Sin mencionar el poco control o la falta de respeto que tienen tus subordinados para con sus superiores.

—Hijo de…

—¡Plisetsky! —Lo retuvo y solo dijo un: «No caigas en su juego, tigre»

¡Quería mandar al diablo la diplomacia! ¡Daría cualquier trato! Pero con esos funcionarios allí observándole su desaforado ser, sería picar el anzuelo ante Sagara y darle la razón. Lo que menos le convenía era hacer eso o que el cerdo perdiera credibilidad de mando. (Cosa que nunca ha pasado) Debió tragarse su orgullo y comportarse.

Por otra parte, el filo en la lengua de Sagara fue más mortal cuando Ozuna vio a la chica a unos cuantos metros detrás de sus opositores, le avisó del suceso a su jefe y Sagara acabó por sonreírle con fingida elegancia mientras le dedicaba más y más desgarros en algo que él quiso convertir en un «error» a su beneficio. Eso surtió efecto.

Pronto, la gente dio con la mencionada del caso. Todos le miraban, todos le rumoraban a escondidas y esa presión interpuesta, hizo que Vickytoria se pusiese mal al mirar a muchos lados acusadores. Ambos Yuris voltearon sus cabezas un poco, notando el cambio de las expresiones de su compañera, eran llenas de fragilidad, con su perfil decaído, sin saber qué hacer y quién sabe qué cosas estaría saturándose en su mente, creyendo que aquello que hizo estuviese mal.

Yuri Plisetsky fue con ella para darle confort y mandar a la mierda a quien sea que la moleste, ya que Yuuri no podría por sostener la discusión con el tal Sagara.

Alessia ya le había dicho a Yuuri que Vickytoria estaba sorteando muchas presiones, presiones fuertes por los comentarios hallados en contra de ella, aun sí hiciera bien su trabajo. Él sabía que Vickytoria era un diamante en ascenso dentro de su profesión y que no merecía que le juzgaran así solo por el maldito escepticismo o los estereotipos. No obstante, la propuesta apañada en Sagara fue el tope de sus persecuciones.

—Di lo que quieras, pero si los «sentimentalismos» en esa muchacha van a entorpecer el trabajo de aquellos que sí están capacitados, es mejor desecharla. ¡Es más! —Aquí ya se dirige a Katsuki directamente—. ¿Te parece si discutimos la mediocridad de tu Oficial con los funcionarios de la ANP ya que están aquí?

¡Suficiente! Su paciencia se ha agotado y con ella su circunspección—. ¡Cuida tus palabras o el cómo te refieres a mi personal, Daisuke!

—Yura déjame ir allá… Es… Es mi culpa… —Vicky se desesperó—. Meteré en problemas a Yuuri de no ir…

—¡Ni de coña! ¡Ya es hora de que el cerdo le dé su merecido!

Ciertamente esos hombres reguladores del ámbito policial no expresarían su opinión en público, pero concordaban mucho con Sagara en discutirlo tras oír sus declaraciones. Sin embargo Yuuri se encargó de borrar todo misticismo.

—Cada uno de mis muchachos cuenta con un buen proceder, y estos reaccionan según el contexto. No me pidas pleitesía por tus absurdas inconformidades, sí tus hombres se molestaron o no fueron capaces de capturar a esa rata estando en el mismo lugar de los hechos, no es mi problema ¿Que no se supone que todos estaban tras él?

El equipo de Taito se transfiguró con esa sentencia negra en Yuuri, les dio a entender que fueron el doble o el triple de inútiles por hacer lo mismo que Vickytoria, exceptuando por ciertas condiciones.

—Lo de ella está soportado al socorrer una vida en peligro y tus hombres no siguieron al implicado por… ¿No lo sé? ¿Tú dime? —Daisuke enrojeció por esa operancia en Yuuri. Repudió que le volcase su plan orquestado quedando así como a un zapato—. Tampoco pidas que me retracte porque no lo haré y mucho menos, que vengas a deformar un acto que fue claramente fue de valentía y camaradería con tu Oficial. ¿O acaso me equivoco?

Aquí Yuuri miró fijamente a los de la ANP y ellos tras pensarlo mejor le dieron un punto a favor. La muchedumbre pronto ha de quedarse callada y Plisetsky con sonrisa arrogante ha de admirar más y más a ese cerdo, se las lució.

Vicky solo quería que esa tortura acabara o que Yuuri no se metiera en un grave problema por defenderla.

—Sí mi Oficial decidió hacer lo que hizo, no fue al azar. ¡Ah! ¿Y quieres saber un dato adicional? —Se hizo el interesante obviamente para fastidiarlo aún más—. En lo que respecta a ese Saiko-mon no pudo huir muy lejos, porque una de las barricadas de mi equipo junto a las de Bunkyō fueron testigos de su captura, no viene al caso tu reclamo.

«Definitivamente tengo que hacerles algo así a mis malditos superiores en Rusia cuando quieran joderme«— Pensó Yuri, no puede estar más contento ese tigre.

Sagara miró a Ozuna encolerizado, su subordinado del miedo le había asegurado que el tipo se escapó, pero al parecer no se había informado con antelación de esa última captura de la cual Yuuri iba a entregarles a la ANP antes de ser interrumpido por ellos. El telón finalizó con un Yuuri con aire perspicaz. Los de la ANP no vieron más razón de ser de estar allí, todo fue un pésimo mal entendido y acabaron amonestando a Sagara finalmente por esas atribuciones.

La gente fue regresando a sus labores una vez que los funcionarios se encargaron de regresar todo a la normalidad, dejando solos a ambos bandos. Daisuke en su rabiar los mandó a todos sus lame botas a la porra y que se retiraran lo más pronto de lugar, Ozuna y los demás de su comarca han de hacer caso al no dejar ni un rastro y Yuuri en medio de su neutralidad práctica, ha de molestarle.

—¿No debería el «gran amo y señor» Daisuke, el darme ejemplo del cómo comandar a mis subordinados?

—¡Cállate, infeliz! —Lo jalo de su ropaje con mucha intensidad y Yuuri solo mantenía su ladina sonrisa.

Yuuri tampoco es de los que fuese de andar provocando, más él pagaría cualquier cosa de seguir viendo a Sagara así como está ahora, fuera de sus cabales.

Sin embargo esa idea debió camabiarla cuando Plisetsky o Nikiforva estaban a la defensiva por lo que le pudiese pasar. Obvio, al no saber el lado volátil y ardido en Sagara, ellos suponen sus propias cosas, sobretodo Vickytoria,

—¡Señor katsuki!— La vocesita temerosa o los ojos azules llenos de preocupación en su Oficial por su bienestar, instaló esa alerta en Yuuri.

No le gusta verle esos dejos acongojados en su lindo rostro.

—¿Hmm? ¿Tendrás las agallas de golpearme sabiendo que están mis chicos como testigos?

—¿Quién demonios te crees?

—Un Oficial de mando como tú, supongo. —Presumió su hecho.

Iracundo, así podríamos denominar el desborde fulminante del T.C de Taito con ese reverso a las aprensiones. Debió contenerse y liberar al creador de tal jugada y de inmediato. Luego Katsuki, en sus donaires se dirigió con una faz más amable a una Vickytoria expectante o al Yuri ruso malicioso al burlarse por dentro de lo que ocurrió.

—Plistesky, adelánte con Nikiforov por favor… Yo necesito hablar un par de cosas a «solas» con el Teniente Coronel. —Esperaba que captara lo que tenía pensado hacer.

—Ok, como tú digas, Jefe. —y Plisetsky con una sonrisa arrogante supo comprender su intención.

Se despidió con un fresco ademán al juntar dos sus dedos a su frente y luego retirarlos como si nada. Vicky, no fue tonta. ¡No lo era! Quiso apelar, y el ruso no la dejó.

—Ya lo oíste conejo. Nos vamos.

—¿Y sí ocurre algo entre esos dos, Yura? ¡No me traten como a una niña!

—Ese cabrón de Katsuki estará bien, sé porqué te lo digo. —La sacó de allí con la facilidad más grande del mundo o tal vez ella sabiendo que no podía hacer mucho, se resignó y no opuso resistencia.

—Yo ya no tengo nada que hacer aquí, me largo. —Decretó con rabia Daisuke.

—¿A dónde crees que vas?

—¡Suéltame!

—Oh, qué delicado. Solo diré algo corto, no te quitaré mucho tiempo. —Ese fue Yuuri.

Ahora es quien ha de sostener la manga del ropaje ajeno con fuerza y lo hace voltear a voluntad. Sagara igual se contrapuso, aunque admitió que la seriedad en los ojos marrones distintos a los suyos, fue única. tanto, que lo quebraban de modo grotesco.

—Esta será la última vez que te metes con mis allegados y ni creas que no me enteré de lo que hiciste en la biblioteca en estos días precisamente con «mi» Oficial. ¡¿Quién te crees para tal descaro?!

—No fue para tanto, eso solo una insignificante «Oficial» como cualquiera de mis subordinados o los tuyos.

—¡Me importa un bledo! —Aquí se explayó y Sagara se intimido al sentir ese corrientazo en sus vértebras. Katsuki prosiguió—. ¡Los problemas que tengas conmigo a nivel personal son únicamente para mí!, ¡no con ella, y ni con el resto de mis hombres, no los uses en tus canalladas!, ¿de acuerdo?

—¿Estás intentando amenazarme por una pavada, Yuuri?

—¡No lo intento, lo afirmo y de ser necesario, lo hago!

El agarre en Yuuri fue peor denotando que va en serio, Sagara se retorció un tanto de dolor. ¡Juraba por todos los cielos que ese tipo estaba poseído!

—¡Que te quede claro que ahora mismo voy a la par contigo, Daisuke! ¡No tengo que depender de un «familiar» político para ascender a mi puesto y aunque mi hermano no se encuentre para darte tu merecido o que creas que no seré capaz de hacerlo!, ¡te recuerdo que ya no soy el crío de antes!

Fue retador causándole úlcera al ego de ese guiñapo que se hace llamar autoridad.

—¡Y lo que es con mi gente es conmigo! ¿Te quedó claro?

—¡Ahhhg! !Ahhg! ¡Okay! ¡Okay! ¡Solo suéltame!

—Perfecto…

—»Es un atarban» «¿De dónde sacó tanta fuerza?»… —Dijo eso al tiempo que masajeó como pudo su adolorida muñeca.

—¡Ah, una cosa más! —Se regresó para darle otra notificación apuntándole con su índice—, espero que tú y tu equipo estén preparados porque iremos con fuerza en las contiendas este año y no estoy bromeando.

—»Gezz» «¡Maldito Yuuri!«

Daisuke ha de quedar mirando ese punto perdido. Ha de crujir sus dientes de la rabia que emana y se ve realmente en apuros de lo que se pueda prestar en dicho evento. El F.E.G.I de Shibuya tenían años sin participar por estar inmersos en sus asuntos; pero con esa declaración de guerra a su persona y a la institución que representa, ponían en riesgo su honor y prestigio en juego.

Yuuri en su aura neutral se fue a paso rápido de allí, quizás se le fue la mano pero necesitaba ser claridoso en su mensaje con Sagara. Jamás en su serenada vida pensó hacerlo de ese modo, simplemente ya le estaba hartando que hablara mal de sus chicos desde hace días atrás y con lo de hoy hacia Vickytoria, rebasó su copa. ¿Quién mierda se creía ese tipo?

—Si el deslenguado de Nii-san, estuviera aquí o supiera lo que hice con ese tipejo, me ovacionaría tomándose un coñacDivago suspirando un poco en sus acciones al desacelerar su andar y guardar sus manos en sus bolsillos.

Su hermano en vida no permitía que nadie pisoteara o doblegara a sus hombres o colegas (incluyendo al vago de Andrei aunque no lo parezca, le tenía su aprecio), la línea curva de sus labios escapó al memorar esas cosas y él también decidió desde este momento, que seguirá la misma premisa. Sí le toca tornarse agresivo en medio de su sosegado ser, lo va asumir con tal de proteger a sus amigos o camaradas. Empezando por esa linda señorita de la cual aún no ve la forma de cómo disculparse correctamente.

¿Y hablando de ella? Esa mujer caminaba de un lado a otro en el mismo punto, muy angustiada y de brazos cruzados. Yuri en arisca existencia le decía que si no dejaba de moverse crearía un piso en el suelo y Vicky no soportó más esa espera.

—¡No puedo quedarme aquí, necesito ir!

—¡¡Oe!! ¡¡Oe!! ¿Qué rayos harás?

—¡Iré a buscarlo!

—¡Huh! ¡No seas terca!

—¡Es demasiado tiempo!

—¡Creo que fui claro con mi orden, Nikiforov! —Supuso que por la manera en la que Plisetsky contenía a Nikiforova, estaría a «nada» de armarle una de sus pataletas.

—Cerdo/Katsuki-san…—Musitaron al unísono.

—¿Ya discutieron todo lo que tenían que hablar? Porque yo si me quiero ir, terminar temprano lo que falta y de allí, largarme a mi casa.

Apareció el mencionado japonés y fue bastante neutral en su cansado hablar. Saliendo de aquel lugar para ir a unas cuantas cuadras donde se hallaba la patrulla que les llevaría de regreso a la T.S.P.A, Yuuri sin tanta cuerda aprovechó para ser directo con cierta muchachita desobediente al no avisarle sobre las cargas que le acusaban desde hace mucho. Unas de las tantas obligaciones que tenía Yuuri como superior era el no permitir cuestionamientos o falsos testimonios a cualquiera de su mando si no ha fallado en ningún aspecto.

—Callarte las cosas no aligera y ni disminuye el problema, Nikiforov. —Todos los batazos los ganaba su superior.

—Y por muy increíble que parezca estoy de acuerdo con Katsuki, Conejo. —Apoyó el Cabo Primero su noción dejando sus manos detrás de su crin.

—Lo siento, señor… —No podía sostener su perfil ante esa franqueza.

—Y no es la primera vez que lo haces, sabes que no me agrada.

—Lo siento…

Además Yuri notó un mínimo dejo de irritación en Yuuri porque ella no está cumpliendo con su promesa de ser «sincera» en cuanto a lo que le pase en su quehacer laboral.

—Me castigará por lo que hice, ¿verdad, señor? Preguntó con su mirada gacha al suelo muy desanimada.

—No lo haré y no veo razón de hacerlo. —Fue muy claro—, aunque si me molesta el que me ocultes sucesos como esos… ¿Sabías que en cualquier momento debiste hablar de esto conmigo?, ¿no?

—Sí, señor…

—Entonces, ¿por qué no lo hiciste? y no es excusa el: «no quería perjudicarte», por algo soy la cabeza.

—»Oh genial, ahora me siento en medio de una junta matrimonial»

Digamos que ese gato hacía un mal tercio entre el disimulado sermón del maestro Imperial asiático a su pequeña y rendida pupila rusa. No es que pudiera largarse solo, de tener su moto lo haría y dejaría que esos dos se fueran de largo; pero su preciado vehículo no estaba con él, aún no entiende el idioma demoníaco japonés y no conocía el distrito en el que está. 

En fin, el silencio fue largo, Yuri se sentía ahogado en dicho ambiente entre esos necios. Así que volvió a meter mano, solo que que esta vez aconsejaba a la frentona muy a su manera o le daba su respectivo apoyo recordándole sus logros. Yuuri ya no tenía zozobra de su malestar pues, ojeaba ese cuadro raro pero afectivo por parte del tigre gruñón a su compañera la conejita. No ponía en duda que se han hecho muy buenos amigos e internamente concordaba mucho con el joven en variados puntos y más, donde hizo énfasis al hablar pestes del tal Sagara o del quien sea que difamase a Vickytoria.

Fueron las siete de la noche, estando en la patrulla transitaban por las carreteras nocturnas llenas de luces de neón, Vickytoria no sabía de lo que hablaban Katsuki o Plisetsky (tampoco es que les entendiera, lo hacían en Alemán para no aturdirla sobre el tema de Sagara), ni les prestaba atención ya que en su apartado más sumiso de achicopalamiento, se encontraba impotente consigo misma. 

Lo sentía así, porque seguía clavando en más y más problemas a Yuuri con todos los de la cúpula policial. Lo sentía así, porque aun si hacía una entrada impecable de sus funciones, siempre le buscaban una mancha para enlodar el trabajo que el resto de sus camaradas le confió.

Odió verse débil, lo odió irremediablemente, y odió tantas cosas acumuladas en sus pensamientos que terminaron frustrándole o que en sus justos impulsos hiciera de todo para no llorar, no debía,  no delante de ambos Yuris porque sería ratificar la imagen actual que ellos se han creado (cosa que Vickytoria se auto-impuso, cuando la realidad Yuri o Yuuri no pensaban así). Al llegar a la zona de parqueo temporal de las patrullas en la T.S.P.A, cada quien se reportó al departamento de registros para notificarse.

Vickytoria continuaba ida y quien sabe en donde, al final eso a Yuri, le causó náuseas.

—¡Hey anciana!

—¿Eh? —Regresó a sí.

Realmente su rostro distraído y actitudes apocadas, la hacían lucir indefensa.

—¡Ya cambia esa cara decrépita que da asco! ¡Tendrás que ponerte tus cremas si no quieres verte vieja como la Bruja o esa Baba Yaga!

Con esas referencias tan pintorescas a Mila y Alessia, trató aquello como una forma para animarla o distraerla; pero ella a los segundos perdió esa chispa y solo contesto un notable: «Quizás lo haga, Yurokcha»

La incomodidad en Yuri surgió con ese semblante tan dócil o apagado que Vickytoria le transmitió. Yuuri se dio cuenta de ello y se acentuó mucho más cuando ella le ha solicitado el permiso para retirarse a su dormitorio. No se encontraba bien.

—Concedido, Nikiforov. —Trató de ser comprensivo.

—Gracias, Katsuki-san. —Rompió un poco el formalismo con el que llevaba tratándole. Realmente agradeció ese lado no invasivo de Yuuri.

Avistó a su amigo rubio, a quien medio le sonrió para no preocuparle y así como lo hizo, se fue a reposar. Katsuki concibió bien el ser prudente al darle su espacio y también el agarrar a Plisetsky a tiempo.

—¿Y la dejarás ir así?

—Lo sé.

—¿Y tampoco piensas hacer nada?

—No es el momento.

—Haaaah, ¡¿y cómo coños eso va a ayudarle?!

—Llámame anticuado, niño. Pero la soledad es buena consejera en estos casos… Ayuda a refrescar la mente o conectarte contigo mismo. Mucho más que si miles de personas con demasiada intensidad le rodeasen y eso nos incluye a nosotros. Dejémosle descansar por hoy.

Yuuri no se inmutó al ver de lejos a la dama de cabello platinado, sostuvo su postura amable y seria ante ese ruso que le miró con pésima caretilla de gato malgeniado al nombrarle «crío», no negó que le entendió, solo que no se acostumbraba a que lo traten de esa forma.

Total, chasqueó su lengua al dar inicio a su partida y sin voltearse, le exigió en su hablar al enano mayor que tiene por superior.

—¡Tks!, ¡Será mejor que lo que digas sea cierto y que mañana la animes, Katsuki! ¡No deseo verle más esa cara o actitudes tan depresivas! y si tú no haces algo al respecto… ¡Al día siguiente lo haré yo! Señaló.

Plisetsky huyó muy despavorido antes de que le notara sus nervios y sonrojos por ese discurso tan cursi expresado de su boca, el otro Yuuri de apellido Katsuki, algo sorprendido y con la ceja en alza, no imaginó ese desenlace.

—Yurio-san, no es tan malcriado como pensaba. —Relajó su rostro a uno amable tras cruzarse de brazos o descubrir que la linda conejita contaba no solo con un amigo gatuno, sino que también era como una especie de hermano mayor.

Sin embargo, por muy buenas intenciones que Yuuri tuviera en ayudar a Vickytoria sabía que no le tocaría fácil, partiendo de que pareciera que todo se le juntara en contra.

Veamos, a nivel amistoso aún sigue sin poder disculparse de sus embarradas anteriores, lo que lo tiene en la cuerda floja, de cosas se salvaba en la parte laboral, y con mucha suerte debido a lo de hoy, al menos, eso le ayudó a que ella le nombrase con el bonito honorífico de «Katsuki-san» cortando el formalismo que traía desde hace días y pese a que le dio una suave amonestación, supo tomar aquello con madurez.

Eso lo alentó y le dio señales de seguir con vida. Aun así no puede fiarse, sabe que Vickytoria es voluble en el buen concepto de la palabra y que le toca ir con mucha delicadeza. Virtud que no posee en su repertorio y que deberá por sus propios medios manifestarlo.

—Hammm… esto no será sencillo. Expulsó el aliento estresado de su ser en lo que rascaba su cabeza o sacudía esas marañas que lucía por doquier.

La función terminó con un T.C que partió a su hogar para ser recibido por su bello niño consentido sin igual, que al reclinarse en su cama pensara con la almohada su actuar y dormir, dormir y dormir hasta decir «no más»


Departamento de Plisetsky y Altin – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 11:00 P.M (un día después)

La tarde concluyó con la caída negra sobre el cielo estrellado de Shibuya, cada quien había arribado a sus hogares o en caso de estar en formación, debía seguir viviendo en la academia. Cierta dupla tenían rato de estar en su recinto tras darse un merecido aseo dejándose llevar por el roció del grifo de agua que caía sobre sus músculos para relajarse, de tener una buena cena o de adelantar en algo sus legitimaciones y al poco tiempo, por la la ventana que da con el paisaje urbano se encontraba un Yura Plisetsky apoyado de los barandales o bebiendo sin apuros la cerveza que tenía en una de sus manos.

Lucía distraído, descomplicado, la poca brisa del lugar ondeaba una mínima parte de sus hebras doradas y usaba su pijama habitual, la cual consistía en un simple pantalón de tela ancha dejando al descubierto su torso hacia arriba.

Otabek, con la misma imagen solo que con una franelilla negra y sin perder la seriedad en su rostro, se hallaba sentado sobre el gran mueble de su sala. Ya había terminado un par de informes que presentaría en el día de mañana, se ha sacado sus anteojos para pasar a restregarse con delicadeza los párpados de sus ojos y un Potya que buscaba atención o caricias a su pelaje se manifestó a su costado. No demoró mucho en hacer caso a las demandas del minino y en lo que lo cargaba a su regazo o le sacaba ronroneos alegres, ahí ha de mirar a su compañero de lucha una vez más, pero esta vez con una media sonrisa dibujada en sus labios.

—Vaya, realmente a tu dueño le ha sentado mucho el quedarse en Japón, ¿no crees, amigo? —Le habló por segundos muy orgulloso por ese visto bueno del tigre y el maullido cariñoso se escuchó.

Si nos remontamos a lo ocurrido, el éxito de la pasada operación fue de un noventa por ciento de efectividad según las menciones de Chulanont o Katsuki, pero de un modo algo agridulce para algunos personajes, no fue tan satisfactorio (al menos, no para la Conejita, por ejemplo) y es allí donde Otabek simpatizaba cordialmente con el sentir en Yuri o su preocupación hacia su quejosa pero linda «hermanita adoptada»

Los funcionarios policiales pese a que ven lo evidente de las excelentes capacidades de la chica, optaron por poner en duda su nombramiento ya sean por perjuicios anticipados o por boca de algunos como Daisuke Sagara que no toleraban el que una mujer, les superase en talento.

Otabek sabía lo mucho que a Yuri le enervan las injusticias, más si se trataba de aquellos a quien deja entrar en su vida de manera amistosa y que se lo ganaran a pulso como Vickytoria. Aunque no le viese su faz, el Kazajo suponía que estaba enojado y tenía razones para estarlo. En otra época a él le importara un rábano, pero Yuri al interactuar con la involucrada en sus investigaciones, que descubriera sus destrezas, que ambos compaginaran o que se respetaran el uno al otro como Oficiales y que de a poco la rivalidad que ese par tenían en su momento evolucionara de modo natural a una bonita amistad, hacía que cambiaran las notas del juego.

Decidió soltar al pequeño para que caminara a sus felinas anchas en la sala, ahora se ha dirigido con Yuri que aún sigue rezongando sobre cómo moler a golpes al tirano aquel o el que no le desespere la situación como le dijo Katsuki.

—Ese Katsuki. —Masculló entre dientes para sí solo y se terminó de engullir de un buche la cerveza que atesoraba—, más le vale hacer algo para que no sigan jodiendo a la conejo.

—Tranquilo, tigre.

—Be… ¿Beka?

El nombrado le rodeó con sus brazos haciendo que su peso tenga contacto con su espalda. Yuri no se inmutó en sacárselo, pero si le sorprendió esa complacencia de su parte.

—Dale tiempo a que los ánimos en ella mejoren.

—Pero…

—Tú me comentaste que Katsuki te pidió ser «paciente» y si me preguntas, yo concuerdo con él. Ya verás que tu hermanita menor estará mejor y se repondrá de esos ataques a su persona.

—¡Ahrg! no empieces… —Vitoreó sus ojos en blanco—. ¿Y Quién te dijo que es mi hermana o algo mío?

—Nadie. —Le bromeó al acomodarse mejor o depositarle un beso en su hombro izquierdo.

Extrañamente no suele tomarse esas atribuciones pero lo vio sensato para aminorar el ambiente. Pronto elevó su vista entre seria y picarona con la de él y así responderle.

—Aunque ya sabes lo que pienso al respecto, Yura.

—»Idiota» —Se sonrojó.

Yuri gruñó y quedó mirando malhumorado hacia otro lado, apoyando su pómulo sobre el puño sobrante para que no viera su avergonzado rostro. Otabek no era adivino pero imaginó que en sus adentros lo estará maldiciendo y supo reírse. Luego de eso pasaron diez minutos, unos largos donde estaban sentados y acomodados el uno al otro sobre esas sillas de jardín que son balanceras. Otabek en su hablar sosegado no dejaba de despejarle las dudas y preocupaciones a un Yuri reclinado de espaldas y encima de él o mientras más le convencía que su amiga pronto estaría mejor y que ya le verá hacer de las suyas como siempre, este cedía resignado.

Tal vez tenga razón y se esté apresurando.

—Espero y realmente se cumpla lo que dices.

—¿Acaso suelo mentir? —Le aseguró en lo que dejaba otro beso sobre el dorso de su mano izquierda con mucha propiedad.

—No pero…

—Entonces, hazme caso, Yura. —Sin mucha demora, le dio uno más en el hombro o incluso sobre el lóbulo de la oreja ajena llegándole a sorprender—. Solo relájate, ¿quieres? Además de hablarle de un modo tan ronco y grave que el estupor hizo que el rubio tuviese un cosquilleo o reprimiera con gusto un gemido.

—¿Hmm? Estás demasiado entusiasta, con eso de «relajarme», ¿no crees? —Preguntó con fingida inocencia angelical en sus palabras.

—Por supuesto. —Aquel se deleitaba apreciando la estampa bajo su mirada obscurecida y retiraba las hebras doradas que cubrían su cuello para buscarlo y adornarlo de más besos.

—¿O más bien quieres devorarme? —Yuri será joven pero no era ningún tonto.

—Esa idea me gusta aun más. —Respondió en confianza.

Y en su maldadosa jugarreta felina, Yuri ha de ponerse en pie, separándose del regazo contrario para así enfrentarlo como se debe con una sonrisa ladina.

—Porque se supone que estoy charlando con mi «superior», y no con un «depredador» —Sin rodeos, le presumió lo que vendría.

—Puedo darte consejos y ser lo que mencionas al tiempo, ¿no te parece? —Y él confirmó las sospechas al apegarse a su pareja buscando un beso que fue correspondido de aquellos labios rosados.

No es que este tipo de interacción sea el más común que la mayoría de las personas tienen en la vida. Lo es y seguirá siendo. Sin embargo en ellos, se podría decir que son actos o espacios tan valiosos, que pocas veces podían demostrar ese sincero interés o confianza, en sus distintas etapas de la vida, denotando diferentes grados de importancia y de trascendencia.

De a poco abandonaron el balcón tras ir a la sala al intensificar su necesidad mutua de aprisionarse o darse caricias sutiles. De a poco sus bocas no paraban de buscarse o que sus besos fuesen más húmedos con el contar de los segundos, en medio de ese revoloteo algunas cosas fueron tiradas al suelo, al casi llegar a sus aposentos, se detuvieron para tomar un par de respiros sin dejarse de separar y aunque se podría decir que al ruso le gustó esa iniciativa por parte del Kazajo, no pudo evadir la risa, divertirse o molestar a propiciador de esta insólita situación.

—¿Qué es tan gracioso, Yurokcha?

—Nada. —Mintió—. Solo pensaba que a todas estás, ¿quién irá abajo? —Mencionó el rubio mordaz rodeándole con sus brazos nuevamente—, porque lo que soy yo, no pienso romperme el culo.

—Entonces será un problema. —Lo aprisionó a su cuerpo dejándose llevar por la jugarreta del momento—. Porque yo sí quería hacerlo.

—Iluso, ¿te crees capaz de joderme? Le encaró alzando su ceja al tiempo que estampaba a Otabek en la pared e inmovilizándolo por los hombros para valerse de su fuerza y altura.

—¿Así que me estas retando, niño?

—Así parece.

—Perfecto, tú lo pediste.

—¡¿Huh?! ,¡Oe! ¡Oe! ¡¿Qué diablos haces?! ¡Suéltame!

Lo agarró inesperadamente desde sus muslos y lo lleva a cuestas consigo, en medio del trayecto Plisetsky le suelta insultos, majaderías o cualquier improperio que se le ocurra por el repentino acto. Al depositarlo en la cama de forma abrupta o que este se montarse sobre él, acabaron mirándose fijamente. Verde y negro en complicidad como si ya supieran lo que va a acontecer.

—Te ves… increíble desde aquí, ¿sabes? —Quiso contemplar una vez más el bonito desastre dorado que tenía debajo de su ser—. Я люблю тебя всей душой.

El ruso no pudo con esa confesión, mucho menos con su sonrojo, y antes de que su lado avergonzado recriminase en contra de la cursilería del superior kazajo…

—¡Geez! ¡C-c-cállate y bésame o me voy arrepentir! —Fue él quien concretó lo que habían iniciado.

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By Sharayanime

Esa noche se despojaron de toda prenda, revelaron sus pieles para entregarse largo, tendido y por completo al deseo y el amor.

Esa noche en sus vaivenes, los fogosos besos y cada promesa eterna, recorrían sus cuerpos enajenando quemaduras o desgarrando sus pieles con marcas de guerra al punto de que los poros de su erótica sudoración fueran producto del desgaste acalorado entre los dos.

—¡Ahg!…B-beka…

—Mmmhmp…Yura…

Yuri, sintió enloquecer su alma y su ser pensando o gimiendo mil y un fantasías sin desvelos, al ser tomado con dureza por aquel veterano de guerra y que su pluma escribiera sobre su lienzo las más erógenas escenas de un «blanco amor», amor que se notaba entre cada estocada y en el cual Yuri sucumbía lujurioso pidiendo «más» y «más»

Cuando se trató de Otabek y su despojo del rol de «domador» a ser «domado» por un tigre vigoroso, se vio embriagado del licor corporal al besar a su amado  o que se agitara en su avidez tras dejarse poseer sin restricción y que dicho jardín fuese regado para que su afecto amoroso se viera florecer en jadeos silenciosos. Dedicados a esa persona que no paraba en hacerlo estremecer, una y otra y otra vez.

Acá no se trataba de una lucha de poder, no se trataba de quien dominara a quien. Eran dos soplos de vida compartiendo ese lazo que les une, afianzado ese encantó u esencia de su equilibrado querer y por esa noche, solo esa noche, se olvidarían de sus asuntos y vivirían como lo que son, un par de amantes que no hacen más que dedicarse amor en sus estrofas.

Al llegar al clímax, sus cuerpos mermaron ante el cansancio y acabaron la bella velada. La madrugada los recibió perlados, agitados y abrazados en fulgor. Altin ya se había rendido a Morfeo con una disimulada línea dibujaba en sus labios, Plisetsky le faltaba poco o nada para caer y acompañarlo en dicho viaje de ensueño. No obstante, antes de sortear lo que a sus ojos era incuestionable, dio respuesta tardía con una bella frase a algo que el hombre de tierras kazajas le mencionó.

—Я тоже… Я тоже я люблю тебя всей душой.

Y así durmió en tranquilidad absoluta hasta que la alborada tocase la ventana y los despertase junto a su compañero en sus risueños cantares.


T.S.P.A de Shibuya – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 10:00 A.M (Horas después, en ese mismo día)


Dicen que al mal tiempo buena cara, pero a la joven de ojos azules no parecía acomodarse, Vickytoria de hecho, estaba perdida consigo misma el día anterior al caso, no le fue muy bien que digamos con las clases pendientes, incluyendo la de armas blancas como la esgrima en donde había perdido la contienda. Sus compañeros distinguieron su estado de ánimo, y por mucho le brindaban su apoyo (gracias a un Emil entusiasta), lo cierto para ella era que no le gustaba sentirse así, generar esa desazón o dejar por el suelo el nombre a la institución en donde servía y todo por su condición.

¿Era tan malo ser mujer?

¿Acaso no bastaba con ser buena oficial?

¿Era realmente tan prodigiosa como se creía en un inicio?

¡Ya ni sabía cómo ni qué hacer de su impotencia y los interrogantes vistos acompañaban a su frustrada cabeza! A eso de las diez entraron en un receso de clases donde los pasillos internos estaban parcialmente solitarios (todos estaban fuera del campus o en la cafetería). Ella, «por el contrario», se encontraba en lo más aislado de la biblioteca para que nadie la molestase, haciendo lo que últimamente realizaba al verse frente una mesa: echar todo su peso muerto, desanimarse, y hastiarse de más por lo que estaba pasando.

Veámoslo de este modo, era claro que no le gustaba sentirse inútil y menos que por apuntarla con un dedo crearan supersticiones o comentarios mal intencionados a su equipo y superiores, por algo se estaba formando como Oficial y trataba de responder con honores a su cargo anticipado en el F.E.G.I, pero tampoco quería que sus colegas se viesen obligados a protegerla como princesa o que le rescatasen a cada rato de esos dardos pesados. Ella podía defenderse, de hecho podría, solo que con el último careo de Sagara hacia a Katsuki o el que la ANP la tuviese en la mira, temía de que las cosas se vayan a mayores y es allí donde su inseguridad e inexperiencia atacaban fuertemente su lado vulnerable.

Con ese semblante decaído no quería hablar con ninguno, aunque…

—Ya…no sé qué más hacer—. Vicky, en su reclinar sobre la mesa seguía mirando a la nada o que a los pocos segundos se resguardara su rostro achicopalado entre sus brazos cruzados y apoyados en ese mismo lugar.

—Entonces, podrías empezar dejando de culparte y pasar la página. —La voz seria pero afable de cierto japonés llamó la atención en la pequeña, él muy sigiloso se encontraba a su lado y posaba su palma encima de los cabellos platinados.

—¿Ah? ¿Yuuri?

Asombrada al agrandar sus ojos azules y realzar su mirada para encontrarse con el perfil de su superior, Katsuki vio que ese nombramiento fue genuino y sincero. Algo que en sí, ni esperaba a sabiendas que ella no le dirigía del todo su palabra, eso lo puso contento y revalidó sus esperanzas dándole una sobria pero cálida sonrisa.

—¿Cómo sigues, Nikiforov-san? —Incluso tomó el atrevimiento de retirarle ese bello mechón para verle mejor.

—Aham… Yo… Es decir…—En cambio Vicky con ese desliz se ruborizó, hasta se auto reprendió mentalmente con un: «¿Querida, qué te ocurre? ¡Solo háblale!» y eso hizo—. Me encuentro bien Se-señor. —Terminó por aconductarse el cabello detrás de su oreja y se encrespó cual liebre escurridiza, no le gustaba que le viera así o tampoco que la tomara como alguien pequeño aunque lo sea, en teoría.

—»Nekola tenía razón… No está en sus mejores bríos» —Katsuki fue compasivo, mas no bajó su guardia y Vicky por más que trato de encubrirse, fue demasiado visible para su jefe.

Después de lo de ese día, Yuuri dejó pasar el de ayer y parte de la mañana de hoy para darle tiempo a Vickytoria de reponerse o que analizara lo sucedido a solas y así no atosigarla; cuando preguntó por ella al Oficial Nekola, le respondió lo que supuso en su cabeza y al confirmar lo que ha visto de lejos, definitivamente la decisión que tomó fue lo más acertado; sin embargo, él poseía un límite de espera. Puede que no esté en buenos términos como su amigo, mas sigue siendo su superior y con el presunto indicio sobre la marcha o lo poco que escuchó de Dos Santos sobre lo acaecido en su otro encuentro con Sagara y de los consejos de Chulanont, le tocará actuar y hacer que ella soltara todo lo que llevaba por dentro para que se sintiera bien consigo misma, que dejara de pensar que todo lo que hiciere está mal, y que se aceptara tal cual como es.

No es su culpa que los demás superiores y autoridades de la cúpula policial estuvieran reacios a reconocerle sus méritos o que repitieran como loros sus apegados mitos banales. A fin de cuentas, la profesión que Vickytoria escogió en Japón no es fácil y siempre estará rodeada por de espinas o piedras que querrán hostigarle hasta que cediera y se retirara por propia voluntad.

Y en lo que eso respecta a Yuuri, no permitirá que esa cabezadura tuviese algun asome arrebatado para perpetuar dicha idea (ya intentó renunciar antes y casi le daba un vacío inconsolable), aunque ahora la situación tenga caracteres distintos.

Sí deseaba tomar las riendas y hacerla reaccionar, deberá salir trasquilado con la prácticidad que hará y esperar quién sabe cuántos días más para ella se le bajen sus malos instintos de degollarlo o que le nombrara deliberadamente: «¡Zorro amargado!»

—Hmmm…

—¿Pasa algo?

—Nada en especial, solo que…—Se la quedó mirando con pose neutral o pensante y preparándose para un posible reclamo de la menor. Como dicen por ahí: lo que hace por «amor» —Aunque me digas estar bien, sigues lloriqueando por algo que no pasó a mayor trascendencia.

—¡¿Ehhh?!

—¿O me equivoco?

—¡Claro que no lo hago y ya te dije que me encuentro bien! ¡No soy una niña! —Vicky empezó a molestarse caprichosamente y olvidó su formalismo, odiaba cuando Yuuri se ponía en plan «sabelotodo antipático»

El japonés ni se sorprendió porque eso buscaba en ella, que se avivara.

—¿Ah sí? ¿Y por qué será que un Oficial que se dice ser «maduro», aparentaba fortalezas contra gente pesada donde no las tiene u ocultaba las cosas a sus superiores cuando requerían solución de raíz? —Fue directo al grano dejando a Vicky callada por un segundo y más sonrojada—. Ya lo has hecho antes.

—¡S-s-sé cuidarme sola, sí no dije nada con antelación fue para evitarles problemas a todos! —Lo enfrentó mascullando su voz, de no estar en una biblioteca se lo gritara.

—Pero esa no es la mejor solución. —Trató de convencerla de lo más calmado.

—T-t-tampoco es agradable ver… como tachaban a varios o a tí de «incompetentes» por… mi culpa. —Vicky seguía a la defensiva.

—Allí te equivocas, Nikiforov. —Yuuri entendía su punto, pero él también quiere hacerle entender el suyo.

A estas alturas para Vicky le intrigaba la actitud de Yuuri. Es decir, en otras ocasiones estallaría, y aunque sabía que la estaba regañando duramente, también ha notado que mientras lo hacía no dejaba de ser «amable» con ella y no encontraba como tomarlo. ¿A favor? ¿o en contra?

Yuuri se dio cuenta de las caretas chistosas y escamosas en su adorable oficial, caminó airoso hacia a ella y sin rodeos le explicó el punto que quería abordar.

—Quiero que me escuches y que me prestes atención.

—Pero…

—¿Me dejaras hablar o debo pedírtelo como una orden? —Vicky negó frenéticamente girando su cabeza de un lado a otro y el rojo avergonzado apareció. Yuuri continuó—. Desde el momento en que te integraste a mis filas, tengo todo el derecho de saber o no sobre el cómo están mis Oficiales, de lo que rumorean sobre ellos, de las pleitesías y de más al ser tu superior. Eso lo sabes perfectamente, ¿no?

—Comprendo…

—¿Entonces?, ¿por qué lo sigues haciendo? Sabes que no me agrada cuando te guardas asuntos delicados y que prometiste avisarme si llegabas a estar en apuros.

—Yo no quiero perjudicar a… nadie con lo que me ocurra y…

—Eres muy necia, ¿eh? —Le interrumpió. Vicky seguía sin creer que esto fuese un «regaño»—. Ahora, también sé que en el instante en que te acepté, me lloverían las críticas porque…

—Yo soy extranjera, ¿no? —Completó ella.

Seas Forastera o no, es solo un pretexto barato.Fue bastante osado en su respuesta. De ser así, Felstman ni nos comandara. Digamos que los altos mandos no les gusto que una «mujer» sea ser la primera en ingresar legalmente a las filas del F.E.G.I superando por mucho a varios aspirantes japoneses.

—Mi pregunta es: ¿por qué seguiste con esta locura?

—Tal vez porque soy de los que les da igual el personal que llegue a mis filas, si este cumple su función al pie de la letra y demuestra ser bueno, es suficiente para mi. —Fue franco—. Aunque obviamente, te usarían a ti como medio rápido para ir a mí persona y de una forma sucia.

—¿Eh? ¿No? ¿No comprendo? ¿No debería de ser conmigo? —Vickytoria parpadeaba más adorable y confusa que nunca, Yuuri sonrió con calma ante la boquita de corazón.

—Se supone, pero yo también tengo mis antecedentes,  «зайка» ; y no soy santo de su devoción por llevarles siempre la contraria en su moral, el que sea reservado y cumplidor en mi trabajo no me garantiza que les agraden mis métodos o mi pensar.

—Wow…—Vicky quedó impresionada con esa revelación.

—Por más buena que seas en tu gestión, porque para mí ya lo eres, ellos querrán convertirte en su blanco de pruebas; querrán aminorar tus logros echándome en cara tus supuestas falencias y así atacarme, pero a mí no me importa lo que Sagara o su horda de gente digan, sigo firme mi decisión de… tenerte a mi lado.

—What??!! —Ok, algo así no se la espero.

—Lo que escuchaste, y…y… y digo lo de mantenerte a mi lado desde el punto de vista como Oficial, si me entiendes, ¿verdad? Ahamm… —Allí perdió su brillante compostura y tartamudeó con timidez, tampoco quería que lo mal interpretase por otro asunto (no obstante, todos sabemos que muy en el fondo, él si deseaba algo con ella), al respirar hondo recobró su donaire de autoridad y se limitó a seguir su ponencia—. Conociendo mis razones e insistencias, te exijo que dejes de guardarte las cosas cuando te ocurran. —Como broma en medio de su sosegado pero regaño práctico, le ha punteado su frente reiteradas veces.

Ese japonés admitió francamente que hacer aquello con la conejita era terapéutico.

—¡Auchhhs…eso duele! —Lentamente los gestos pomposos en esa niña fueron regresando a su normalidad.

—También exijo que actúes como la imprudente de siempre y que no les prestes atención, ¿de acuerdo? ¡Es una orden!

—¡Ayyy! ¡Mi frente!

—¡Más te vale hacerme caso, zanahorias ! ¡O te ira peor! —y acabó sacudiéndole su melena con mucha fuerza—. Tómalo como un llamado de atención suave y práctico de mi lado.

 ¡¡OYEEEE!!! ¡¡QUE NO SOY ZANAHORIAS!!

¡Shhhhhhh!  Nikiforova san, no se permiten escándalos en este recinto.

—¡Ahgg!… ¡Sunimasen, Minari-domo! —Vickytoria debió tragarse sus gritos y fingir una gran sonrisota acorazonada o hacer muchas reverencias cuando la bibliotecaria pasó por ahí tras escucharle su alboroto.

Yuuri ya se había apartado a unos cuantos estantes de ella, hasta llegar a la salida y esperarla reclinado de lado sobre una de las paredes, puede decir que parte de su cometido estaba casi culminado; pero sabía que aún no ha difuminado las inseguridades en Vickytoria. Una vez que la señora ha dejado sola a la pequeña conejita enojada en la entrada, ella buscaba por todos lados al culpable de su cabreo, hasta que…

—¡Hey, Usaforov! —Le llamó en una voz neutral pero audible sin irrumpir la paz. Vicky volteo a ver con mala cara a ese antipático—. ¿Piensas quedarte allí para toda la vida? Te recuerdo que hoy tú y tus compañeros tienen examen conmigo.

«Ese tontarrón, ¿quién se cree?»… —La vena roja marcada indicaba que su desprecio creció—. ¡Deja de llamarme conejito!

—Lo que digas.

¡¡¿Really?!! ¡¡Claro que no lo soy!! ¡Ah! ¡Oye, espera! ¡Aún no hemos terminado, cuatro ojos-cuadriculado!

«Ah que bien, Katsuki»… —Caminó resignado sin voltearle a ver—. Supiste animar a la señorita pero ahora te hundiste con ella, bravo»… —Fue nefasto consigo mismo.

¡Hey!, al menos Vicky le dirige la palabra y le tutea (con pucheros) ¿pero ya es algo no?


Campus de Tiro (T.S.P.A) – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 9:00 A.M (Dos días después)


¡ J.J-SAMA ! Gritaron algunos cadetes escondidos—. ¡Cúbrase!

¡Cuidado! —Emil igual lo hizo con un Makkachin temblando a su lado.

—¡¿Ah, qué ray…?! ¡¡¡WAAAAAHHH!!! No pudo continuar, debió tirarse a unas de esas trincheras para salvaguardar su gloriosa vida y esperar a que las balas fuese agotadas por cierto personaje singular.

—Mi rey, ¿Qué pasó? ¿Todo va bien con Vicky, Emil y sus amigos? —La voz de Isabella a través del aparato telefónico destilaba alegría.

—S-si amor, —Mintió, estaba jodido—. Esto será pan comido para tu rey. —El azul real fantasmagórico en su faz no le dio tregua.

Sin contar que Emil le decía la verdad cuando le afirmó que la princesa dramática de hielo, era malísima con todo lo relacionado a las armas de fuego y más con las de tipo ráfaga. Mínimo esperaba que desde ese día que hicieron la prueba de tiro hasta la fecha tuviese más malicia y mejor arbitraje de sí misma, pero digamos que esa despistada mujer, es todo un caso excepcional.

Como pudieron leer, Emil junto algunos compañeros de la T.S.P.A asistían en lo que sería su primera clase improvisada de mejora al tiro, que Jean y con su magnífico sistema del «JJ-style» les impartía. El carismático canadiense les atestiguo que con sus tips, elevarían sus habilidades de un dos por tres, y que de hecho, en estos dos días se han visto los resultados con el cachorro grandulón y los cadetes, pero en la conejita (quien a última hora si decidió aceptar su propuesta)  no le iba para nada bien.

¡Gyaaaaaaaaaaaaaaah! ¡Esta cosa no se apaga! ¡Esta cosa no se apagaaaaa! Vicky chillaba por cada proyectil lanzado, no tenía control y temía lo peor con ese zarandeo fugaz. Apurado puede con el revólver o las pistolas, les manejaba con más garbo; pero pónganle esa cosa del averno y den por muerto a aquellos que no les hayan avisado.

Jean en su pericia logró quitarle el arma y detener el tiroteo desmedido. Vicky lloraba del susto siendo consolada por su perrito y el rey solo le regañaba.

—¡¡Pude morir y Makka también!! —La bola café dio su ladrido, los mofletes inflados y los ojos acuosos azules de huevo frito afloraban sin cesar de la señorita—. ¡Por eso prefiero mi espada y no las armas de fuego!

—Solo a tí se te ocurre quitarle el seguro antes de mis indicaciones. —Jean dejó el artefacto en un lugar a metros de ella —. Y después dices que soy un «inepto chaperón de cuarta»

—¡Ahhh me muero~~! ¡Esto es una tragedia! ¡En el ajetreo me rompí una uña!, ¡eso no es amazing!

—¡Vamos Vicky!, ¡ya lo harás mejor la próxima vez! ¿Verdad, su majestad?

—No seas suave con ella, cachorro. Sí la princesita no pone interés en esto y le sale con un chorrro de babas al instructor de tu prueba, la cual será en un par de semanas, o si el T.C Katsuki vuelve a ver ese desempeño tan deplorable, la regresaran a Rusia, ¡Esto es serio! —Vicky perdió fashion con esa amenaza.

—¡Ehhh!, ¿En serio no hay otra forma de hacerlo?

—¡Sabes bien que las palabras de tu rey son la verdad impoluta!

—¡Moooooh~~! ¡Eso no es justo…!

—¡Díselos a ellos!, y si yo fuese el instructor de tal prueba ni te dejará pasar el primer nivel.

Aquí Jean le habló con mucha seriedad y todos los demás se dedicaron a observarle, Vickytoria paró sus hipidos teniendo el rostro de ese aristócrata engreído muy cerca de ella.

—Eres «Oficial» aquí en Japón porque este país tienen unas condiciones distintas al resto de naciones, pero sí prestaras el servicio en Canadá u en otro lugar, sabrás a conciencia que lo fundamental para nosotros como entes autoritarios es nuestra «arma» —Jean sacó sus preciadas gemelas y las manipulo en ambas manos, dándole templadas piruetas espectaculares hasta llegar a la altura de su rostro y detenerlas de un parón con estilo.

Se hizo a un lado para caminar a unos pasos al frente y en lo que se ubicaba con elegancia no dejó de hablarle a ella y a los demás, les explicaba que ese objeto de acero será indispensable la mayor parte de su vida, y que en situaciones de gran riesgo no siempre podrán valerse de su espada.

—¡Pero no se preocupen lacayos míos, ¡porque su rey J.J, ya está aquí!

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By Sharayanime

¿Puedo pegarle con la empuñadura de mi revólver? —Estaba dispuesta a hacerlo.

—¡Vicky, no! —Emil y los cadetes, la sostuvieron por sus hombros intencionalmente evitando problemas.

Jean en su sobrado ego continuó la clase.

—Las armas de fuego mantienen un punto fijo, un estilo de tiro y cada una por sí sola, evocan una estrategia única en su especie. Por eso es importante conocerlas a fondo. Una vez que las interioricen o que las consideren con respeto, entenderán sus utilidades, pues esto en las manos equivocadas es una sentencia de muerte y el enemigo… ¡No escatimará ni un segundo para acabarlos!

Sfx:  ¡Fwoshhhh!

Tres platillos voladores, de esos que se usan en las pruebas de tiro al blanco fueron expulsados por la máquina al campus de práctica. Al llegar a mitad de terreno, no sabían cómo, pero Jean sin mirarlos logró destrozarlos con el «bang» característico de su Beretta M92F por completo al mantenerse de medio lado, y terminó su lección con una sonrisa de alcurnia digna de un Sheriff.

Todos los cadetes y el cachorro novato pensaron que eso fue genial.

«¡Дерьмо!, ¡Yura e Isabella tenían razón! ¡El chaperón es bueno!» —Pensó helada y luego habló—. ¿Có-cómo hiciste eso?

—Con muchos años de entrenamiento, my lady. —Se alabó con jactancia, Vicky no podía con sus actitudes supremas, de no ser el novio de la linda enfermera Yang hace rato lo mandaba a la goma y un Jean optimista se extendió—.  Si educas tú oído, podrás ser capaz de realizar no solo cosas como esta, sino que lo anterior le permitirá mayor estabilidad con el blanco a disparar y salvar vidas en momentos rigurosos, niña. Of course, siempre y cuando le pongas empeño.

—¡E-eso fue calentamiento, sabes que doy más que eso! —Vicky fingió superioridad con ese acomode distintivo de sus mechones—. ¡Y te tragaras tus palabras cuando me veas manejar a la perfección el revólver y la pistola!

—Esa es la actitud que quiero ver, princesa. Porque hasta ahora no he visto nada que me sorprenda.

—REALLY?!!

Emil y los otros tres cadetes se resignaron y rieron ante las pomposidades de su compañera, pero era bueno verle con mejor semblante. No es que Jean dijera eso de mala manera, más el comentario tocó una fibra muy sensible en Vicky ya que sus palabras le recordaron la soberbia retadora de un sujeto a quien no quiere ver ni en pintura y que todos aquí conocemos bien. ¡Oh! ¿Pero si quieren saber más a fondo del motivo para que esa chiquilla haya renovado sus fuerzas imprudentes y su actuar habitual? ¡Ya se lo explicaremos!

► ¡Flashback! ◄

💠

El día en que el T.C y la Oficial tuvieron esa conversa poco usual en la biblioteca y que rondaran el pasillo solitario devuelta al salón de clases, Vickytoria quería con todas sus fuerzas propinarle un par de golpes por sus comentarios pero no podía. Todo lo que le ha dicho estaba nefastamente justificado y sabía que Katsuki cuando adoptaba esa postura, su palabra era ley. De algún modo eso la hizo reaccionar y quizás reflexionar sobre su quehacer, pero eso no le impedía molestarse con Yuuri y su poco tacto para decirle las cosas.

Se hallaba con sus mofletes inflados, cual diva indignada por las prácticidades del zorro aquel que en medio del trayecto, retomó. ¡Total!, él ya es consciente que esa niña no le hablará bonito por un par de días y claro, cuando llegó al punto donde la sal en la herida le recordaba lo buena policía que era y que se sacudiera de esas marañas de su cabeza, la incertidumbre otra vez remontó en ella; expresándole por medio de sus gestos retraídos parte de sus miedos y de lo mucho que temía de cometer algún error.

En el momento que él apelaría a sus atribuciones, un hombre que les ganaba en edad a los dos, apareció expresándose muy cordial con ambos.

—Disculpe… ¿Es usted, el señor Katsuki?

—Con él habla. —Katsuki fue educado y le asintió con una corta reverencia. A Nikifova le pidió que le esperase y luego se dirigió al señor—. ¿Dígame, en qué le puedo ayudar?

—Verá yo… —El hombre mayor quien resultó ser uno de los Guardias Imperiales que participó en el operativo anterior bajo la comandancia de la prefectura de Taitō, llegó personalmente a Shibuya, para averiguar por uno de sus colegas oficiales o más bien, una oficial. Aquella jovencita valiente que arriesgó su vida y que sin importarle las órdenes del resto, le socorrió.

—¿Eh? ¿A mí?

—¡Hai!, ¡Nikiforova-san! —Su alegría fue sincera—, usted fue muy osada al enfrentarse con esos delincuentes. Pudo dejarme solo como hicieron los demás, y no lo hizo. Realmente lo agradezco. Agradezco que personas como usted sean dignos de portar esa profesión y para ser una mujer, bueno… Debo admitir que fue mucho mejor que cualquier hombre con uniforme.

Vicky no pudo ocultar el carmín apabullante que surgió de sus mejillas por tal halago del Oficial. Al ladear su rostro justo donde estaba Katsuki, su superior se sintió más que satisfecho, puesto que con esto, le daba peso a todas las elocuencias que él comentaba de ella en la Biblioteca y que lo que decía con respecto al tema, eran ciertas.

Cuando dio sus gracias infinitas a la joven o que luego Katsuki entablara un rápido diálogo con el señor en japonés y de su situación en Taitō, Katsuki aplicó un par de llamadas ofreciéndole un puesto en sus filas, el hombre con gran respeto le manifestaba su gratitud al joven superior, y le comentaba que ahora sabía de primera fuente que dichos rumores sobre su persona son una vil falacia y que por el contrario, se le hizo alguien de mano firme y de corazón noble. Katsuki no demoró en sertirse abochornado, solo que su reservadez lo ayudó disimular muy bien.

Vicky a un par de metros, contemplaba y fluctuaba con las frases dichas por Yuuri en la biblioteca. Si, ellos aún no es que arreglaran sus diferencias como «amigos» pero le quedaba claro que como su jefe tiene razón en varias cosas, y con ese bonito gesto del señor hacia a ella, la animaban completamente a que si debía pasar la página y dar todo de sí.

Yuuri tenía un buen rato mirándole, además de estar solos por ese pasillo. Vicky daba su vista a sus manos y jugueteaba con ellas pero al menos se veía adorable y mantenía una tonta sonrisa de corazón producto de lo que le ocurrió. Eso para él era bueno porque al fin ella recuperó su estado risueño. Tan solo le faltaba que recobrara su ímpetu y ya encontró el modo de hacerlo.

En fin, ya está fregado. Otra prácticidad a la lista no estaba de más.

—¿Y bien, miss bunny? —Sondeó su jefe y ella dio un respingo feo. Se malhumoró con ese apodo —. Espero y eso sea suficiente para creerme y que olvides esas necedades creadas en tu recurrente cabeza.

—¡No soy conejito y yo veré como le hago!

—… —No dijo nada, solo arqueó su ceja—. A menos que realmente quieras darle gusto a esos sujetos y retirarte.

—¡No lo pienso hacer! ¡Es solo que…!

—Te dije que no pienses en el «que dirán» —Esta vez fue exigente sin perder su hechura—, a ti solo te debe interesar lo que opine Felstman o mi persona de tu trabajo, ¿De acuerdo?

—De ti, no. pero de mi tío si me preocupo y…

—¿No me digas qué después de un tiempo, empezarás a comportarte del modo «correcto»? —El caballero fue acercándose con cautela. La damisela apurada, fue retrocediendo hasta quedar pegada a la pared—. Por qué la Vickytoria que llegó a Hasetsu buscando un cupo solía «revelarse» ante cualquier autoridad o hacia a mí; siempre y cuando no cometiera actos inapropiados.

—¡Sigo siendo la misma! —Ella le bramó con determinación.

—Yo no lo veo. —Y él se impuso al dejar su mano sobre esa superficie lisa a propósito y arrinconarla a su merced con una mirada que destilaba autoridadHuelo tu «miedo» y si te soy franco, eso no me agrada en lo absolutoVickytoria

Sintió su rostro arder ante esa agudeza sería que percibió en Katsuki o quizás el hecho de que le pareciera sexy verlo en esa iniciativa tan retadora no le ayudó en lo más mínimo.

¿No que no le gustaba? ¿Quién la entiende?

—A menos que demuestres quien eres, no esperes a que Sagara o los jefes de alto mando te vean como un «igual» o un «verdadero Oficial» y eso también va de mi parte.

—¡N-n-no soy débil y menos una cobarde!

—Entonces, hazlo. —Se atrevió a tomarle de su mentón, estaba decidido a sacarle de quicio y de proponerse su meta—. Demuéstrame que no lo eres, demuéstrales a ellos lo que vales, y deja esa mediocridad contigo misma, ¿quieres? ¿No te la pasas diciéndome que eres mi mejor oficial, «Zanahorias»? —Su sarcasmo negro fue imparable.

—Lo soy. —De un manotón le apartó mirándole de la misma forma—, y sigo siendo de las mejores. ¡No me retes!

«Perfecto, eso quería oír» . . . —Pensó y sonrió un tanto ladino, logró su objetivo.

—¿O acaso Se te olvidó que fui la única que se dio el lujo de hacerte desenvainar tu espada en plena contienda?

—Lo sé, pero como te dije, aquella «Vickytoria» era más aguerrida y se ganó a pulso ese derecho, está que veo se llenó de inseguridades. Sin ofender. —El golpe a su orgullo fue fatal y Vicky sabía que el que le hablase así no era por gusto. Algo traía entre manos—. La profesión de nosotros es hostil al punto de que nunca tendrás a nadie contento, y siempre querrán lanzarte la daga cuando más alto vueles. Cómo te has dado cuenta, muchos no gustan de mí por tener un buen puesto en este medio, pero llegué aquí con trabajo duro y dicho mérito también me acredita respeto ante ellos. Quieran o no, deben hacerlo. ¿O crees que tu padre fue quien fue solo porque se haga apellidar «Nikiforov»? —Esa fricción sí que la aterrizó y un «Je» socarrón de su parte salió—. Si pensabas eso déjame bajarte a la dura realidad, novata… y no pienso retractarme.

Sí Vickytoria con esa puya no reaccionaba, ya no sabría qué más hacer. Por suerte la llamarada en sus iris azules o la presión que ella hacía con su puño cerrado, como queriéndole devolver el guante a su quijada, le indicó que ahora sí terminó de despertarse.

—Ya te di mis opiniones. Bajo ese punto tú verás si te rindes o decides pelear, definir de qué estás hecha y si vale la pena llamarte «Oficial»

—Esa gente y tú están muy equivocados si creen que voy a rendirme. —Le habló muy desafiante y gestos refinados propios de ella—. ¡Y lo voy a demostrar!

—¿No te veré llorar como reina abnegada?

—Totalmente. —Ambas manos estaban en sus caderas y todo su estatus corporal decían en ella: «¡Pruébame, baby!»

—Ok, ya era hora. —Él sintió que ya habló lo suficiente para dejarle las cosas en claro así que decidió cerrar con broche de oro con una pequeña broma, para cambiar los ánimos—. ¡Ah! y si quieres que te tome con seriedad o que te deje de llamar como me venga en gana, comienza pasando tu prueba de tiro porque supe que tu resultado fue patético, por no decir una porquería.

—¡¡¡Ahhhhhg, No me lo tienes que recordar, amargado-antipático!!! ¡¡¡Lo pienso ganar con «100» y puedes apostarlo!!! —La señorita quedó de chistosamente de piedra con esa mención y le sacó la lengua en mofa.

Él en su reserva final quiso reírse con lo último, no pudo evitarlo y ya con eso aspiraba a que de aquí en adelante ella no se dejara amedrentar. Como precaución, se fue alejando para no ser molido a golpes, con Vicky nunca sabe y mientras contestaba una llamada esa mujer expelía un aura cabreada.

—¡¡Moooohhhh~~ Ese…hombre, es un demonio, un grosero, un patán, un… un…  ¡Ahhhhgr! ¡No puede gustarme ese zorro!, ¡Me niego! ¡YURIO DEBIÓ EQUIVOCARSE!

La tarde llegó, sus clases acabaron y ahora ella buscaba al supuesto francotirador canadiense con ínfulas de rey. Vickytoria desaprobó el hecho que la retaran, y si tenía que ser perfecta en todo incluso con esas cochinas armas, acudirá a quien sea para indicarle a aquellos que la tomaban por «pequeña», de que ella era toda una Oficial. Fue a enfermería y no lo encontró, pero sí se topó con un grupo de conocidos, entre ellos su amigo, el gatito gruñón.

Alessia, Chirs, Leo y Phichit hablaban con un Yuri y Otabek de civiles (era su día libre) esos dos antes de ir a comer a un restaurante de Rock temático pasaron por la T.S.P.A para dejarle el último avance que Yuri hizo sobre la simbología y Phichit le agradecía, pero…

—¿Hmm? Osito, ¿Qué te pasó aquí? —Alessia en su indiscreción se percató de un pequeño moretón en el cuello de su primo.

—¿Ehh? —Otabek por inercia, cubrió la evidencia a la luz de la Capitana. Yuri y los demás dejaron de hacer lo suyo por estar al pendiente del par—. Ah… Eso… fue un mosquito.

—Ajam… ¿Estás seguro que fue un mosquito o te lo hizo alguien con cara de gato? —Ella en su gran malicia, quiso jugarle una buena tomada de pelo.

Descubrir ese lado pasivo de su primito fue un buen acontecimiento, pues con lo serio y jodido que es, se hacía a la idea de que él era quien llevaba los «pantalones» en esa relación.

—¿Qué insinúas, vaca lechera? —Le reviró el vándalo de Yuri.

—Que ustedes ayer jugaron a las «espadas», y le diste buena cajeta a mi «osito», ¡a mí no me engañan! —La maldad en esa mujer era fuerte.

Chris silbó encantado por el encare, mas el Kazajo, quien normalmente acostumbraba a tener un rostro estoico, no lo soportó. Terminó abochornándose al mirar a otro lado dándole la razón a Alessia sin que él hablase o que su chaqueta se abriera de más, mostrando el resto de la evidencia.

—Pinche Ale, no tengo necesidad de saber esa información, la neta. ¡Ni me gusta el plátano! —y Leo quedó traumado.

—Pana, no te «quejei», que tú tenei unos buenos «limones» importados desde la China.

—¡Y son de lo mejor cuando les saco el «jugo»!

¡YA CIERREN LA BOCA,Y DEJEN EL TEMA! ¡PAR DE PUERCOS! Estalló el ruso—. ¡SÍ SIGUEN HABLANDO DE NOSOTROS O ALGO RELACIONADO A ELLO, LES ROMPO SUS CARAS! y fue peor cuando a Yuri en sus movimientos bruscos se le cayó la bufanda, dejando ver todas las marcas y rasguños que Otabek le hizo en respuesta.

—¡Coño, chamo! ¡¿También te dieron cajeta?! ¡¿Entonces son versátiles?! ¡Qué molleja vale! ¡Esa no la esperaba!

¡Pffffff… ¡wa, ha, ja, ja, ja!, ¡No puedo con esto, maldita sea! —Chris entendió lo que dijo en español y cayó de carcajadas al suelo.

—¡Beka, sí no callas a esa desgraciada vaca, lo haré yo!

—¿Pero qué tiene de malo, que tú des y que te den amor? —La purpurina en Ale fue demasiado ostentosa para Yuri.

Eso creó un trauma mayor en Leo o que un Phichit le pasara el chisme por Whatsapp a Mila y en lo mejor del agarrón entre Alessia con Yuri…

¡¡YUROCKCHA!!

Vicky le cayó en su estado más arrollador e hizo parar todo revolcón. Dejando a la leona y el tigre quietos como estatuas en el momento exacto antes de que hicieran alguna tarugada.

—¿Sabes en donde se encuentra J.J?— Preguntó Vicky a Yuri.

—¿No tengo ni puta idea?

—¡Hey! ¡Sé más refinado en tus respuestas con mi Catire!

—¡¿Huh?! —Refunfuñó—. ¡No soy niñera ese bobalicón!

—No te preocupes Ale, Yura no me ha insultado, ese gatito arisco siempre es así.

—¿A quién le dices gatito, conejo? ¡Más respeto a tu jodido superior!

Vicky estaba por reírse por esa amargura de su colega cuando Yuuri ingresaba al lugar buscando a Phichit. Sus miradas se cruzaron una vez más y la bonita empatía que había en el lugar, pasó a gestionar una tensión abismal de la cual todos los presentes, la sintieron en ese par con esas chispas eléctricas.

Ella con sus orejas de conejo bien infantil y queriéndolo matar.

Él luciendo fresco con su cola y orejas de zorro como si nada.

La rusa al final, se hizo la indiferente con el japonés, retomando su comentario hacia el ruso siendo como ella es. ¡Toda una diva de etiqueta y glamour!

—No tengo más nada que hacer por aquí, gracias honey. —Le ha guiñado su ojo con estilo—. Si ves a tu chaperón, le dices que acepté su ayuda y que mínimo, espero que sepa lo que hace. Porque pienso demostrarle a muchos, «incluyendoooo» al jefe amargado de «allá»—Eso último lo enfatizó para Yuuri —. De lo que soy capaz. ¡Byeeeeee~~!

—¿O-o-okay. . .?

Ella se despidió de los demás muy cortes, menos con Yuuri, dado que se volteó divinamente realzando su cabello con gracia e ignorándole por completo, el «¡Jum!» se hizo presente.

Yuuri suspiró con esos arranques, pero su lado masoquista, los extrañó.

—¿Qué diablos le hiciste, Katsuki? —Muy huraño, el gato le preguntó.

«Es cierto, ¿qué le hizo?» —Y todos en con ese pensamiento se lo quedaron mirando.

—Lo que me pediste. —Fue todo lo que pudo decirle a Yuri en su neutralidad—. Hablé con ella y eso hice. Que se tome a mal mis comentarios no es mi problema y ya sabe lo que tiene que hacer si no quiere que le cante sus verdades—. Se fue antes de que el otro combo le caiga con sus ráfagas de interrogantes.

Yuri no sabía si replicarle o asombrarse, pero todo parecía indicar que la conejita recuperó sus bríos, que Beka acertó en sus consejos y que ahora quiere saber qué carajos le dijo Katsuki para que esté así tan retadora y encaprichada. Phichit si no se quedaría con las ganas, abandonó a todos a la deriva y siguió la marcha militar de ese japonés así le tocara correr. Yuuri escuchó sus gritos y se detuvo. Cuando llegó a su lado, pensaba que le averiguaría por alguna razón importante pero al saber de qué se trababa. . .

—Reserva de sumario, Chulanont y ya ve a trabajar.

—¡¡Yuuriiiiiiiiiiiiiiiiiii!! ¡¡No seas así!

—Olvídalo. —Se limpiaba sus espejuelos y Phichit chilló por su seca actitud.

 ¡VAMOS! ¡SOY TU MEJOR AMIGO!

—Y también el megáfono número cuando es para vociferar mis dilemas.

—¡¡Me ofendes, Yuuu!!!

—¡Oféndete todo lo que quieras!, no quiero morir en manos de Alessia, Chris o Leo si saben lo que hice.

—Ooooh… Eso me da a inferir que te estás más hundido que antes con ella. ¿Verdad? —Acertó bien con eso, Yuuri se sonrojó enmarañado—¡Ay Yuuri…!, eres todo un caso. ¡Pero no todo está perdido! mira el lado bueno, ya te dice «amargado» y te dirige la palabra. ¿Eso es algo, no? —Fue optimista.

—Tienes razón. Ya es algo. —Y tiene pensado arreglar su situación.

► ¡Fin del Flashback! ◄

💠

Vickytoria con ese indicativo de suma importancia hará lo que sea para taparle la boca a varios allá fuera y que sepan de qué está hecha. Empezando por el tonto caribonito de su superior. ¡Ella tenía con qué! El mismísimo Yuuri se lo dijo pese a que estuviese enojada más que todo, por esa prácticidad de aquel día (y ya no tanto por sus plantones, de hecho lo olvidó), sabía el peso de sus intenciones o del por qué la orilló a eso, de alguna forma buscaba motivarla a que se valiera más por ser quien es, ¡y vaya que lo logró!

Los días siguientes, Vicky le puso tanto esmero a sus refuerzos de armas con Jean ayudado por Emil, que su manejo pasó de ser deplorable a decente, esa misma actitud se comprobó en algunas misiones de clase B donde su pericia y habilidad analítica jugó mucho. También en sus clases con sus diferentes instructores. Hasta Yuuri se vio impresionado con su cambio en los entrenamientos de combate matutinos del F.E.G.I y se vio apurado en ocasiones.

Aunque allí sí les diremos que en secreto, ella se le dado por mejorar su arte marcial a altas horas de la noche escabulléndose al viejo salón de combates (con Makkachin de llavero) A ciencia cierta, muchos Oficiales Ordinarios o Imperiales de otras prefecturas se crearon una débil imagen de ella en su cabeza, sobre todo por la pésima reputación que Sagara evocó de ella, y no quería eso. En caso tal de topárselo de nuevo no le dará cabida a criticarla.

Mientras el curso era agitado durante la semana, el comunicado del posible sitio donde se efectuaría el evento de Élite Imperial llegó a manos de los dirigentes de cada F.E.G.I y con ellos nos referimos a los generales. Tenían de que diligenciar quienes representarían su institución por rangos Oficiales (teniendo derecho a usar reemplazos en caso de alguna novedad), lo de las categorías en los combates se vería mucho después. Katsuki al enterarse, le había pedido con anticipación a Felstman que el F.E.G.I de Shibuya también participaría.

—Tenemos años sin asistir, ¿realmente los chicos y tú quieren hacerlo?

—Siento que ya es hora de retomar viejas costumbres, ¿no lo cree, Felstman-san? —Sonrió muy calmado.

A Yakov Felstman, le agradó su actitud. como también el que le nombrase con ese viejo pero simpático apelativo.

—Esto servirá como una motivación para los cadetes que apenas iniciarán su formación o para los nuevos Guardias Imperiales que han ingresado a las filas. Podrán ver a qué niveles pueden llegar de hacer bien su trabajo, ¿Y quién mejor que los chicos o mi persona para demostrárselos?

—»¿Con que esas tenemos, eh?»

El General entendió lo implica dicho evento, pues el Katsuki mayor solía asistir por ese motivo e impulsar a sus muchachos a dar más de lo que tenían. El que saliese siempre victorioso en las contiendas era otra historia. Obviamente para cuando ocurrió su fatídico fallecimiento, todo el equipo se ausentó de ello. De allí a que nunca les haya vuelto a mencionar el tema.

Ahora, que sea el propio Yuuri expresándole el sentir del resto y de sí mismo, le dio muy buena espina.

—A lugar, Yuuri. —Se permitió ser igual de cercano e informal—. ¿Solo contéstame una cosa?

—Ah ¿si, Felstman-san ?

—¿Dime que le romperás la cara en la lona al sobrino bocón que tiene el Viceministro en Taitō? —Lo dijo por Sagara. ¡Ya estaba harto de ese oficialucho de pacotilla!—. Porque juro que de ser más joven o de cumplir con los requisitos… ¡Lo acabaría de un santiamén! ¡No soporto a ese imbécil!

—»Lo que no se hereda se hurta y después dice que Andrei o Vickytoria son impulsivos» … —Concluyó un Yuuri sonriente y asombrado en buen sentido.

Solo le pareció increíble ese comentario de alguien intachable como el señor Yakov, no obstante le comprendía. También le gustaría verlo como en sus gloriosas épocas nomas para apreciar lo que sería el que dejase sin boca o dientes a Daisuke de un tirón.

El asunto con Sagara era que se ha inmiscuido en muchos de los trámites de rutina haciendo que Yakov Felstman interviniera directamente para que lo indicado por orden de la Fiscal de guardia avanzara, y todo debido a la bronca que este hombre ha de tener con su mano derecha. En su registro fotográfico sabía la clase de pelafustanes que están al mando del F.E.G.I en Taitō, empezando por su General; son enemigos naturales y ni se diga de su gente, con el ingreso de Sagara desde hace unos años para acá, la diplomacia se ha resquebrajado aún más.

También supo por boca de Katsuki sobre las sucias jugadas del tipo atacando directamente a su sus subordinados, en especial con Vickytoria tomando como pobre excusa, cosas demasiado banales o el que fuese extranjera o una mujer (conociendo el escepticismo que hay sobre el tema) razones suficientes para querer acribillarlo en público. Claro, si pudiera hacerlo.

Él reconocía que su sobrina no es monedita de oro, puesto que suele sacarle sus buenos corajes; pero lo que sí da por sentado es la entrega y pasión que ha tenido Vickytoria en sus filas al cumplir su misión de Oficial Imperial, destrezas, ímpetu y sueños que le recuerdan mucho a cuando él, lidiaba a Andrei en su juventud y que ahora pudo revivir con añoranza esas épocas con su presencia.

Quizás no de la misma forma (Yuuri es su actual maestro) pero no dejará que ese cobarde se ensañe con lo más preciado que tiene del legado de su Ex-pupilo.

A parte de su Ex-esposa, quien fue una gran prima ballerina absoluta en Rusia, que actualmente era unas de las instructoras de mayor peso del Ballet de Bolshoi en Moscú, que se encontraba de gira promocionando a su exótico pupilo bailarín (que por cierto, es japonés) con la obra de Romeo y Julieta o que de paso, regañase a ese patinador ruso por andar distrayendo a su estrella.

Volviendo al meollo, Katsuki con esa luz verde se figuraba con poco tiempo para terminar de ponerse en forma; hasta hace poco fue que pudo participar en operativos por dictamen del médico y aunque no le ha ido nada mal, necesitaba agilizar su proceso, los combates con Guardias Imperiales de otras prefecturas demandaban mucho desgaste físico y por supuesto, él no pensaba quedarse atrás. 


Viejo coliseo de combates (T.S.P.A) – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 10:00 P.M

Eran las Diez de la noche y Vickytoria como ya se le estaba haciendo costumbre, entró como reina por su casa al viejo salón de combates, ya sea para fortalecer movimientos con su espada o practicar escapes rápidos con un juguetón Makkachin. La semana vino con buenas noticias sobre la escogencia de varios colegas suyos para participar en el evento Imperial. El fuego verde en las esmeraldas de Plisetsky y esa seguridad flameante fueron sinónimo de alegría, a boca llena se jactó diciendo que solo cuenta los días y las horas para tener al frente suyo al tal Sagara y romperle el culo de la paliza que le dará. Vicky y Emil, no participarían porque los consideraban muy inexpertos, pero se ganaron el mérito de ir como asistentes en su condición de estudiantes con tres cadetes más a apoyar la comitiva del F.EG.I en las barras.

—¿Cómo crees que será ese evento Makkachin?

Su perrito moviendo su cola, estaba muy atento, sentado en el suelo. Escuchándo a esa muchacha de ojos curiosos y chispeantes en su hablar, mientras ella hacía arco invertido como ejercicio de elongación.

—¡Dicen que es todo un espectáculo cuando hacen las luchas con las espadas! ¿Te imaginas si yo estuviera allí?

Rápidamente se paró de manos y la gravedad la hizo caer sobre sus pies con mucha delicadeza, pronto simuló muy emocionada cual niña el blandir una hoja afilada dando tiros al aire y narraba lo que podría pasarle en un futuro, si llegase a pisar la lona.

—»Vickytoria Nikiforova, se vuelca a su contrincante con una barrida espectacular», «¡¡Oh sí!» «El público la ovaciona con júbilo dándola como ganadora indiscutible», «¡Bravo!» —Giró dando un brinco, Makkachin ladró contento, alzando su patitas delanteras muchas veces y la joven carismática terminó con un—: ¡Eso tiene que ser amazing, esperaré con ansias el próximo evento!

Sin embargo, al momento de seguir simulando juguetonamente su relato, el ruido portón le dio el aviso de estar abierto.

—¡¡Hamp!!! ¡Makka ven aquí, rápido!

Dueña y caniche se camuflaron como ninjas detrás de unas de las barandas de cemento, al escuchar las voces conocidas Vickytoria ya se encontró en un problema

—¡Diablos, son Phi y el odioso del amargado!, ¡debemos salir de aquí, amigo!

Katsuki a partir de hoy ha de recordar su vieja maña de practicar hasta el cansancio aprovechando que su sobrino está en casa de sus abuelos por estos días; y su amigo Chulanont le acompañó hasta la puerta, le hubiese gustado quedarse, mas necesitaba irse. Despidiéndose del moreno, el japonés se puso manos a la obra. El plan de Vickytoria era esperar que en algún momento Yuuri se distrajera y así salir rápido de allí. En lo que eso ocurría, ella le observaba sus calentamientos. Fueron frenéticos al igual que sus secciones marciales, Vicky impactada visualmente por el aura y la mística con la Yuuri ejecutaba las posiciones, en su curiosidad también detalló muchos movimientos desconocidos y ni hablemos de cuando usó su Katana, era imponente la soberbia con la cual la maniobraba con una o dos manos y le pareció asombroso la forma en la que Yuuri se manejaba en su área.

Escapó sin problemas con su fiel caniche a su lado y ella quedó con una sonrisa de oreja a oreja, ahora tenía otro motivo para ser más fuerte y decidió recortar su tiempo de prácticas en las noches para así no toparse con el horario de Yuuri. Aquello lo hizo por tres días seguidos donde cada noche trataba de imitar los movimientos raros de japonés. Algunos sí le salían otros no tanto. Para el cuarto día con cara de noche, se excedió un poco en su tiempo, en sí guardó sus cosas pero y entre apure y apure…

—¿Un pañuelo?— Yuuri lo encontró regado en el suelo.

Por la mañana, en su oficina miraba de cerca esa evidencia coincidencial, pensando sobre quién más aparte de él, usaba ese sitio. Supuso de una que algún estudiante sin permiso entró para hacer de las suyas. Al ir al viejo salón horas después para buscar algo, se encontró con una bella sorpresa.

—¿En serio no lo ha visto señor? —Era Vicky desesperada.

Le preguntaba al aseador fingiéndole que por la mañana debió entrar, llevarse algunos espadines para el Capitán Crispino y que en su trayecto dejó su pañuelo.

—Lo siento pequeña, hoy hice la limpieza y puedo jurarle que no me he topado con ese tipo de pertenencias.

—Oh… que Interesante. —Yuuri ya no daba más especulaciones sobre el «intruso» revoltoso.

El resto de la tarde quedó armando en su cabeza sobre cuál sería el mejor escarmiento para Vickytoria por espiarlo y de paso por usar los sitios sin autorización, pero lo repensó mejor y tal vez esta gesta de la vida le brindó la luz que necesitaba para acercarse a ella.

El velo nocturno cayó, Yuuri ya estaba allí, escondido para deducir más o menos en que horarios arribaba Vickytoria. La chica entró al lugar como a eso de las de las diez y con el lindo perrito de melena café. Ella en su costumbre, se despojó de su pantalón o de su camisa militares, quedando solo en un top y un short azul enlicrados (ambos de uso reglamentarios en la institución pero que no es muy usual verlo) y el señor… No más se le fue el ojo en la figura despampanante que tiene por Oficial y en su bonita como esponjosa cola.

¡Hey! ¡El hombre tiene sus prioridades aparte de admirar los ojos azules! ¡Déjenlo ser!

La rutina de Vickytoria era sencilla, siempre elongaba todas sus extremidades con mucha facilidad, Makkachin ya conocía los quehaceres de su dueña y a veces, remarcaba su patas en la espalda de ella cuando se explayaba de piernas y así, ayudaba a descansar sus manos totalmente estiradas en el suelo. No negaremos que para ese «zorro» fue un complacencia a su ojo el ver tal elasticidad en la niña, pero también admitió que era ingenioso el como esa muchacha compaginaba a Makkachin en sus calentamientos, incluso pensó que eso debió hacerlo desde tenía sus prácticas de ballet.

Al pasar al entrenamiento fue todo un chiste creativo, Vickytoria y Makkachin eran una dupla muy peculiar y aquello le sacó una sonrisa sincera a ese japones. Luego miró su reloj y prefirió poner en marcha su plan. El ruido alarmó a Vickytoria, ella supuso que Yuuri se adelantó y se escondió en el lugar de siempre, Yuuri halló dónde ubicarla y desde la lona orquestó lo demás. Normalmente el usaría su suéter negro, pero esta vez se lo quitó revelando parte del cuerpo estilizado aunque tonificado que él poseía.

¿Y si nos preguntan el por qué hizo eso? Diremos que aquello, ¡fue intencional!

—¡Por la madre Rusia! ¡¿Qué rayos estoy viendo?! —La imagen dejó con los crespos hechos y muy colorada a la conejita curiosa.

Él no olvidó que la vez que esa niña lo vio a medio vestir en su oficina fue muy pudorosa, al punto de caerle la culpa (y meditándolo bien, creyó que sí a ciencia cierta, fue algo que él hizo adrede, aquello fue en su momento, un tanto descarado de su parte) Para bien o mal, esa vieja lección ayudó a escarmentarla, la piensa retomar como un castigo extra en su sanción.

—»No debería de avergonzarme, ya me vio una vez»Pensó así, por mostrarse de esa forma.

La timidez le ganó por un par de segundos, pero tenía que ser fuerte. Al menos sabía que valdría la pena por el efecto esperado y con los ánimos bien puestos, al calmarse y pasar deslizar hacia atrás su cabellera, ¡ahora sí empezó a entrenar!

El T.C al voltearse y exponerse una vez más de modo que ella captase toda la vista, cubrió con sus manos gran parte de su cara. ¿Cómo se supone que aprenderá algún movimiento si ese japonés estaba así?, respiró hondo, tomó valor, y poco a poco tenía los dedos entreabiertos viendo lo que no debería, luego de unos segundos aparte de sentirse martirizada, se vio perdida en ese cuerpazo.

Entendámosla, no todas las noches tendrá el gusto de apreciar a su jefe, quien era de carácter amargado mostrando sus buenos abdominales, su espalda y hombros bien trabajados, sin mencionar el maldito tatuaje en su pectoral al aire libre. ¡Era el jodido Dios «Eros» representado en él!

—¿Cómo es que ese hombre tan serio puede ser tan sexy? ¡Madre mia! ¡Eso debería de ser ilegal! —. Oh si, si que quedo embobada o mascullando en bajo sus piropos y pronto se reprendió—. Ahhh… Vickytoria Nikiforova, ¿qué clases de modales son esos? ¡Si te escuchara tu tía te daría una cachetada por lujuriosa! ¡Eres una señorita de casa! ¡No puedes! ¡No señor! No debes hablar así de tu jefe por más… encantador que se vea sin su… ¿Suéter…? ¡Oh my god!

hyghjgh
By Sharayanime

Pero sus reprimendas no sirvieron de mucho, creemos que eso fue peor.

—Mostrando a la intemperie toda su masculinidad y ese maldito y sensual tatuaje… Ahhhh~~ ese tatuaje es perfecto. —Su boca quedó en seco, tragaba en seco, todo estaba seco después de que semejante belleza asiática le robase sus suspiros y solo allí… —¡Ok! ¡¿A quién engaño?! ¡Estoy frita! ¡Estoy frita! ¡Estoy frita!

Se echó bien dramática al piso por esas conjeturas en su cabeza y se sintió con su moral por el suelo.

—Makka, Jamás pensé decir esto, pero… ¡¡Yuuri esta como quiere!!Lo admitió y siguió hablando más rápido que una locomotora tras llegar a esa conclucion—. ¡y eso no es bueno porque se supone que es mi jefe!, ¡y no puede gustarme mi jefe porque soy su subordinada como también su amiga!, ¡p-p-pero me gusta como se ve mi jefe así en la facha que está!, ¡y se ve riquísimo! ¡¡Ahhh~ me muero~~!!

Pobre alma, ayudémosla un poco con su dilema ¿sí?

Sfx: ¡PRAFF!

—¿Eh?, ¿Qué? ¿Qué hizo? se paró rápidamente con sus orejitas y cola esponjosa al oír a Katsuki dar un grito con fuerza y comenzó a romper pequeños sacos de box con su Katana que salían de la nada.

La bola café ladeó su cabeza un poco o con pequeños mordiscos, jaloneaba parte de su manilla porque pedía atención. Vicky se dio cuenta y acariciaba a su perrito, pero al distraerse no despegaba sus ojotes de conejo de la paronímica. Yuuri esa noche se mostraba diferente, su mirada era seria más no la habitual, de hecho era algo «llamativa», a veces ella tenía la impresión de que esos ojos marrones sabían en dónde hallarle por lo que se ponía muy roja como tomate y se cubría sus ojos. Al cabo de diez minutos ella no pudo concentrarse, le era imposible apreciar como se debía los giros, patadas y ataques tácticos propios del arte del Laido usado en la katana y menos estando Yuuri en esa forma, no era tan descarada después de todo.

La idea era que dichos sacos no tocaran al contendor y que él, los destruyera de muchas formas. Yuuri en cada golpe o gota de sudor recorriéndole su piel expuesta, perpetuaba la estruendosa práctica, no obstante para Vicky, su intento de aprender fracasó esa noche. Por no decir que se quemó y sin bloqueador.

A la media hora, el japonés fue a hidratarse tomando una botella de agua o que la mitad de ese liquido cristalino se lo echase sobre si mismo para refrescarse, (¡Ah si! esa sexy imagen mental fue mucho peor para la rusa) Escondida detrás de esa barandal hablaba muy quejona con la cara de Makkachin entre sus manos sobre los movimientos que no vio porque el «lindo amargado» estaba en fachas menores (¡A pero bien que le gustó!) Parecía niña pequeña criticando un peluche nuevo. Yuuri a hurtadillas llegó a ese lugar y apoyado con frescura sobre el borde de metal, solo esperaba el momento para abordarla.

—Cuando se vaya, intentaré poner en práctica lo poco que vi, aunque dudo mucho que me salgan…

—¿Y por qué no me lo pides directamente en vez de esconderte y espiarme?

¡¡¡AHHH!! ¡¿J-JEFE?! Se giró alterada tras oír su voz—. Yo…yo… ¡¡No es lo que está pensando!!

—Hmmm…—Su ceja en alza, ese ruido mosqueado y mirada penetrante fueron todo para Vicky. Ni rezándole a buda se salvaba.

Con el suéter negro puesto, cruzado de brazos y junto a un Makkaachín arrepentido con el rabo entre las patas al ladito de su dueña que estaba de rodillas (en la típica posición de todo japonés cuando era regañado) o su cara de farolito rojo impagable de la vergüenza, Yuuri comenzó a recordarle las reglas y las consecuencias que conllevaba en caso de ser pillada en esas.

—Yo solo quería mejorar mis movimientos. —Se defendió con su puchero.

—¿Y para eso tenías que observarme?

—¡¡Oye, yo no pedí que te quitaras la camisa, eso fue cruel!!! Gritó al poco tiempo supo que Yuuri lo hizo adrede—, «sensual, pero cruel» —Lo siguiente se lo calló en su mente.

—No lo fue… y si reporto lo que hiciste, estarás en la cuerda floja, a menos que…

—¿A menos «qué»?

—A menos que aparte de entrenar duramente en las mañanas, aceptes entrenar al mismo ritmo todas las noches en lo que yo me encuentre aquí y sin derecho a replicar. —y debió jugarse el todo o nada si quiere que su plan terminara de funcionar.

 ¡¡¡¿Ehhhhh?!!! ¡¡NO SE VALE!!

—¿Acaso no tienes aguante?

—¡Una cosa es que yo practique cosas suaves en las noches y otra es someterme a tus trabajos espartanos y explotadores! ¡¡Yo soy un ser humano, no un robot como tú!!

—Sobrevivirás. . . —Fue irónico, pero no titubeó que esa chica podía soportarlo.

—¡No! ¡Prefiero otra cosa!

—Entonces te espera un largo reporte a nivel disciplinar con Richelieu y todos los archiveros de todas las dependencias académicas. ¿Eso es quieres?

 ¡¡¿¿AHHHHHHHHHHHHHHHHH???!!! ¡¡ESO ES PEOR!!

—Richelieu se toma muy en serio ciertas normatividades y él está en facultad de hacerlo en calidad de Sub-Intendente. Yo te estoy brindando una mejor opción y lo sabes.

—¡Te demandaré por chantaje!

—¿»Chantaje puro»?, no. ¿»Estrategia práctica»?, ¡Si! —Le entrecerró sus ojos acusadores al tiempo que una curva ladina cruzaba por sus labios. —Yo no fui quien espió a un «Superior»

—Pero eres un «Superior» que sabía muy bien lo que hacía y que por pura crueldad, se quitó su suéter apropósito. ¡Makka es testigo! —El perrito se recompuso de repente al ladear su cabeza sin entender nada.

—Eso te complicará más las cosas, te la pongo de esta forma: Espiabas a tu superior, quien practicaba a gusto y sin una parte del vestuario requerido pensando que estaba solo.

—¡Ni te miré! —Jamás se lo admitirá a ese japonés del tatuaje sensual.

Entre otras cosas, ya notaron que esa niña aparte de gustar del galán que tiene por mandamás también tenía una bonita afinidad por su tatuaje, ¿no?

—Y en un sitio donde no deberías tener acceso a estas horas de la noche e irrumpiste el «toque de queda» Sí nos vamos a esas justas, ¿a quien crees que le creerán?

—Eres despreciable…—Su querella infantil resurgió.

—Gracias por el cumplido. —Agradeció en sarcasmo—, sí no quieres que Richelieu te sancione, acepta mi propuesta, miss bunny. Tu treta inicia a partir de hoy, y tienes mucho trabajo por hacer.

—Ahhhsh…Ese presuntuoso… —Odiaba cuando ha de obtener la razón, aunque ya lo meditó mejor.

¿Sí tanto quiere pelear podrá romperle la boca, no? ¡Al diablo con todo!

—¿Aceptarás?

—¿Sabes qué si? —Le encaró con rabia, Yuuri se descolocó—. ¡Y te vas a arrepentir de esto, tonto amargado!

—¡¿Eh?, espera!!

Sfx: ¡Slap!

Vicky sorpresivamente asumió el ataque con un golpe rápido seguido de un combo de patadas. Si no fuese por sus buenos reflejos y ese último salto, Yuuri sería «hombre muerto»; alejado a unos metros de ella, la feroz contrincante adoptó la postura básica de ofensiva.

—¡Vamos! ¡¿Qué esperas Katsuki?! ¡¿Querías entrenar, no?! ¡Y aquí me tienes! ¡Zorro cabrón! —Y como estaba tan enojada ni le esperó y ni midió sus palabras.

—Oh-oooh, Vicchan va muy en serio con querer «noquearme» —La gota escurridiza sobre su frente apareció—, debí buscar otra estrategia.


Viejo coliseo de combates (TSPA) – Tokyo / Japón
Junio del 2017 – 11:50 P.M

La siguiente media hora se fue en ese arranque desmedido de la menor en contra del mayor, golpes duros, rápidos y sin estética hicieron mello en ese primera práctica improvisada, Yuuri la mareaba, ella se aturdía, a veces Vicky atinaba en sus hits, en otras perdía el equilibrio y resultaba moreteada o él con una que otra buena patada dolorosa bien dada por Vicky a su estómago, pómulo y espalda. El último asalto fue un complique total para Yuuri, pero supo bandearse, además de aprovechar el desgaste progresivo y el mosqueo de la rusa a su favor.

—¿Y así piensas ganarme?

¡¡Grrrrrr…!! ¡¡Ya verás!! —Vicky lanzó un golpe muy abierto, y fue su perdición.

—»¡Te tengo!»

Ágil como zorro, la agarró y en menos de un segundo le hizo una llave al aire que de inmediato, la dejó de cara al suelo y él atrás sobre su espalda imponiendo su resistencia.

—En un combate de más nivel ya te hubieran «acribillado»

—¡Ahhg, suéltame…!

—N-no lo haré hasta que te calmes. —Presionó con más fuerza.

—¡Que me sueltes!

—¿Vas a insistir?—Recurrió a usar otra vez esa fricción y Vicky no soportó.

—¡Ya estoy calmada!, ¡ya lo estoy!

—Hmmm…

—¡¡Lo juro!!

—Te he dicho mil veces… que ataques con la cabeza fría y no de manera impulsiva… —Yuuri agitado soltaba sus palabras muy cerca de su oído, Vicky respiraba con rapidez, estaba cansada y molida.

Sin embargo, la voz en el mayor se oyó tan seria y erógena o que el estupor expulsado de su aliento fuese tan cálido que hizo que la femina se encandilara o sintiera un erizamiento extraño en su interior, ni ella comprendía el por qué se comportaba así.

Él la soltó y rodó hacia el otro lado para quedar desparramado en el suelo. Vicky, estaba tan matraqueada que no quería ni levantarse y con ese resultado, Katsuki fue el ganador, pero aun precio bastante alto, ambos realmente quedaron agotados.

Cinco minutos después nos encontramos a una Vickytoria chillona consolando su propia frente, su brazo, con la mano derecha lamida por Makkachin y hablando muy bajito en contra de Yuuri. Por andar en sus asuntos no se percató en qué momento ese hechicero silencioso se puso a su lado, y ella debió tragarse todo lo que dijo por estar de lengua suelta…

Hoy no era su noche.

—Si no fueras tan ocurrente al atacarme de esa forma y pensaras más las cosas, no estuvieras así.

—Tú tienes la culpa, jefe malvado… ¡Ay ¡Auchs! m-mi, mi manito…—El movimiento que hizo, la puso demasiado sensible y consentida de sí misma, Makka retomó su labor de lamerle con cariño.

«Ah, ¿ahora yo soy malvado?»… —Suspiro y siguió pensando—, «esa niña quejona no cambiará» … —Cuando le miró de reojo su mano, eso sí que le preocupó y enseguida habló—. Déjame verla.

—No gracias, no quiero. —La resguardo muy gestona.

—No seas terca. Esa mano se ve muy hinchada.

—Yo estoy bien… ¡Ay!

—¿Lo ves?, anda déjame verla… Es una orden.

—Ese…es… es mi pañuelo…

Yuuri seguidamente con esa la pertenencia de Vicky que sacó del bolsillo de su pantalón militar le puso algunos bloques de hielo (que consiguió al vaciar parte el agua de su termo), con ello le bajaría la hinchazón, Vicky le miraba con desconfianza infantil a su cara y luego a sus manos con lo que pretendía hacer.

—Por favor, Vicchan…

—Mmmmm…—Al final esa cara de tierno cachorro terminó sonrojándola—. ¡Haz lo que quieras! ¡Pero deja de mirarme con ese rostro o de llamarme «así»!—Se sintió mal porque la nobleza en ese japonés si era sincera.

Yuuri le dio un «gracias» de forma tan cálida que derritió el corazón de esa librecilla pucherosa, y accedió a darle su mano para que Yuuri con suaves movimientos circulares al usar el hielo cubierto con esa tela encima del dorso de su muñeca le bajase el dolor.

—Al parecer solo sufriste un pequeño maltrato, si seguimos así, notarás que con el pasar de las horas estarás mejor. —Sus gestos y el trato fueron de lo más dócil y bonito en este mundo, Vicky no pudo con tanto.

—»No es justo, eso es tierno, así no puedo enojarme»… —Maldijo en sus adentros por tener sentimientos tan volubles cuando se trataba del «Yuuri bonito» y no del «Yuuri feo-cuadriculado»

¿Será que lo ama o lo odia?, ¡Por nuestra salud mental y la de ustedes que ella se decida!

El silencio en ese lugar fue prolongado por un par de segundos y ha de romperse con ese amague dubitativo del mayor, Vicky prestaba atención.

—Yo… Cuando pensaba en esta propuesta no la hacía con el pretexto de fastidiarte o de hacerme el arrogante, tampoco buscaba que te lastimaras. Más bien fue, porque sé que querías mejorar y lo he visto, solo quería ayudarte, lo siento. —Vicky pensó que si él hubiese deseado sancionarla como debiera, ni se tomara estas atribuciones y aun así, ahí está, teniéndole paciencia y dejándole pasar su fechoría—. ¿Sabes? En Rusia solía hacer esto muchas veces a tu edad cuando sentía la necesidad de ser mejor en lo que hago.

—Really?

—Y de hecho… Por eso me veías aquí por las noches, necesito rendir lo más que pueda para el evento que se nos viene, tengo años sin saber lo que es enfrentarme a otros colegas que comparten mí mismo rango o incluso más.

—Vaya… Ahammm… Sí lo que querías era que yo te ayudara a entrenar, debiste decírmelo y no usar esta forma.

—Bueno… Tú aun sigues enojada conmigo por muchas cosas…

—¡Lo estoy! —Le infló sus cachetes de modo adorable. Recordó todos los plantones y desplantes a su persona.

—Y preferí hacerlo de este modo viendo que en parte podía. Pero terminaste enojándote aún más y no sé cómo…disculparme. —La timidez y torpeza en Yuuri tomaron fuerza al punto de verse como un zorrito de orejas caídas—. Etto… Soy consciente de que fui un negligente con el tema de los plantones y que ahora fui egoísta al obligarte a ayudarme cuando ni debería sugerírtelo… Ahamm… Y… Bueno… Dudo mucho que aceptes, eso lo entiendo. —Yuuri ya se había resignado con sus ánimos decaídos, Vicky vio que fue muy franco—. Yo prometo de no decir nada de lo que hiciste aquí, es lo mínimo que puedo hacer después de todos los disgustos que te causé.

Vicky reflexionaba al ver a ese hombre arrepentido o muy concentrado en su mano tratándola con cuidado, y por primera vez en mucho tiempo vio un intento de Yuuri por arreglar las cosas, al menos era algo.

—Ya, Ya, Tranquilo, deja esa cara, Katsuki. —Se acomodo un poco mejor poniendo su codo encima de su rodilla y apoyó seguidamente su cachete sobre el puño que le sobró—. Solo… dime los días en los que debo venir.

—¿Honto? ¿De verdad me ayudarás? —El aura timorata del T.C cambió a una más esperanzada tras casi no creer ese milagro.

—Pero tengo condiciones. —La chica con esa ceja alzada y su dedo en alto es muy orgullosa como para aceptar esas «disculpas a medias» y evocaba su opinión—. y más te vale cumplirlas. Yuuri amargado. —Lo regañó.

Yuuri aunque no quisiera, tenía dibujada una línea curva en sus labios por ese impulso en la señorita.

—¿De qué te ríes, señor cuadriculado?

—Que… por fin me llamas por mi nombre, Vicchan… A-Arigatou, ne. —La forma en que lo dijo fue muy dulce para ella—. Eso… me indica que ya no estás tan enojada conmigo.

—T-te equivocas, aún no eres mi amigo. —Se negó muy berrinchuda. El caniche le hizo ojitos en defensa al humano y Vicky no cedió—. No le ayudes Makka, te recuerdo que el que le esté colaborando por esta ocasión, no significa que le haya perdonado. Aún le falta muchísimo para eso. ¡Él lo sabe!

—Oh…ya veo. Aun así, gracias por interceder, amigo. —Aminoraron las energías en el japonés.

Makkachin bajo sus orejitas en respuesta cuando el muchacho le acarició con paciencia y Vicky debió hacerse la fuerte con su corazón de flan por tan linda escena. Yuuri de igual forma sintió que ha ganado mucho en la noche de hoy, y ahora la dama poderosa, procedió con su pliego de condiciones, y para nada sencillo.

Número uno:  después de cada entrenamiento nocturno deberás traerme suministros energéticos como bebidas deportivas, y agua mineral de muy buena calidad para recuperar mis fuerzas. Quizás agregue un par de cremas humectantes o todo lo requerido para mantener mi cabello y piel, saludables.

—¿Eh? ¿Esto es en serio?

—No siempre puedo darme esos lujos. Mi buen dormir, mi cuero cabelludo y mi piel lozana se sacrificarán en las noches por ti, baby; y yo lo valgo, no seas tacaño. —Ella veía sus uñas izquierdas de lo más relajada.

—»Siento que estoy pagando un karma…» —Él se vio en bancarrota, y conociendo los gustos de la hija de Nikiforov, todo lo querrá original, por no decir carísimo.

Número dos: también pido que me traigas muchos mecatos, dulces y bombones de chocolate para mí y comida de pedigrí para Makkachin.

—¿No crees que estás abusando?

—Para nada. Agradece que no te he pedido ropa. —Yuuri quedó en blanco con esa sugerencia fatal—. ¡Ah! ¡y obvio, tienen que ser dietéticos! Una oficial y su perro guardián deben cuidar su figura. ¿Verdad amor? —Se lo dijo a su mascota y está contenta ladró.

—»Ella es mucho peor que Andrei cuando condicionaba a Nii-san de no acusarlo con Lucy-chan»… —Eso pensó.

Y número tres:  nada de ponerme a correr el campus, hacer sentadillas, de atacarme con esa insulsa máquina de pelotas o de obligarme a realizar ejercicios espartanos por las mañanas en tus clases durante el tiempo en que te esté ayudando en las noches. Eso sería muy desgastante para mí.

—No puedo cumplir la última, eres mi estudiante, y como a todos, debo tratarte igual. Eso que haces es chantaje. —Se quejó de lo más enfurruñado.

—Yo le diría «estrategia Práctica», ¿recuerdas, jefe bonito? —Su bocota tramposa de corazón relució al devolverle su jugada y a los ojos de Vicky, encontró adorable esos ademanes de reproche en Yuuri, así como lo hacía su mini katsudon al enojarse.

—¡Eso no es justo!

—Puedes ponerme hacer otras cosas como ser «tu monitora», ¿por ejemplo?, tú querías mi ayuda, y si quieres que esta princesa te perdone por lo menos una parte de tus acusaciones, esas son mis condiciones para hacerlo… tómalo o déjalo.

Vicky quedó como diosa triunfal y Yuuri perdió esa batalla porque le comentó de que si fuese a ella a la que hiciera eso, le diría exactamente lo mismo y con ello tenía razón. Cerró su trato con la siguiente frase: «Es un Hecho»

La conejita Nikiforova creyó que a la final, esto de hoy fue muy provechoso y se la pensaba desquitar al máximo o disfrutar de todas sus fechorías antes de dar su brazo a torcer y de perdonarle.

Volviendo con el zorro Katsuki, tal vez no le fue como esperaba, no obstante la luz al final del túnel empezó a abrirse con Vicky y quizás mate a dos pájaros de un tiro, la primera, es que practicará con ella todo lo que necesite en estos pocos días, no negará que le encantó verla en esa plan y hecha toda una loba siberiana al acecho. Algo masoquista si analizamos esa postura pero bueno, sí la persona que te gusta era un Oficial, para remate que sea mujer y que te encare de esa forma, eso a la mayoría de los hombres (todos sin excepción) lo encontraban muy atractivo.

La segunda (la cual es la más importante), fue que la tendría para él solo, sin interrupciones o intervenciones de terceros. No lo mal entiendan, adoraba a sus amigos, sin embargo solían aturdirlo cuando se trataba de Vicky y se cerraba demasiado, le resultaba mejor ir a su ritmo. Y cuando tuviese un buen estado de inflexión en estos días, querrá ser capaz de pedir esas afamadas «disculpas»

Se la debía con todos los honores.

Yuuri vio la hora, ya era demasiado tarde, no quieren que regañen a su señorita cuando el centinela haga la revisión nocturna habitual por los dormitorios, y viendo el sobre esfuerzo que hizo Vickytoria, le dijo que dejará pasar el día de mañana y lo retomarán al siguiente día. Así le dará chance de que su mano esté en mejores condiciones.

Al salir de allí Yuuri le acompañó hasta uno de los extremos, indicándole que por ese camino sería seguro y por ser punto ciego no la pillarían. Vickytoria le agradeció.

—»No se vale que sea un ángel precioso y un demonio castigador al tiempo». . . —Se lo dijo para sí.

A Vicky esa parte protectora de Yuuri le seguía pareciendo linda en medio de su dictadura, y por mucho que fingiera indiferencia ante él, lo cierto era que con tales aclaraciones le crearon más mariposeos en su estómago sobre lo que apreciaba de Yuuri, de lo tambaleante que está su percepción amistosa (porque se ha dado cuenta del cambio que está surgiendo de ella hacia él) o si de verdad podría ir más allá de una simple admiración.

Ella se iría, ya verá qué hacer con eso. Necesitaba mantener su bajo perfil. Lo necesita ya y lo hará de la forma aparatosa en que lo sabe hacer para no levantar sospechas.

—¡Ah! ¡por cierto, tengo otra petición extra! —Se regresó bien mimada.

—¿Más? —y Yuuri esperaba alguna de sus querellas costosas más lo que dijo lo avergonzó.

—¡Tienes prohibido llamarme «conejita» y patear mi cola en los combates! ¡No es discutible!

—¡¡¿Ehhhhhhh?!! ¡¿De donde sacas lo de la cola?!¡Y-y-yo nunca he hecho eso! —Verle su cara adorable y en extremo ruborizada fue de lo mejor para ella.

Tal vez lo de llamarle conejo, sea creíble. Lo de su cola, no mucho, pero sí que el señor lo ha pensado o incluso la ha amenazado en más de una ocasión con eso cuando ella le sale con sus disparates en sus clases.

—¡Y nada de quitarte tu sueter en mi presencia!, ¡No puedo concentrarme con esos sexies abdominales distrayendo mi atención y….— ¡Ups!, esa mujer al instante quiso golpearse a sí misma por hablar de más.

—Es…Espera…—Yuuri quedó shockeado—. ¿Entonces s-s-si me mirabas?

—Ahammm… Ahammm… Ehhhmmm… ¡Corre Makkachin! —La conejita emprendió su retirada con ese juicio mal efectuado y el «¡woof!» suena una vez más. He aquí un ejemplo de cómo morir sin «disimulación» ante tu «crush» hermanos míos…¡¡AHHHHHH ME QUIERO TIRAR DE UN PUENTE! ¡NO PUEDO CREER QUE LE HAYA DICHO ESOOO!!! ¡¡SOY UNA IDIOTA!!

Por hoy finalizaba el episodio con una trama feliz para Yuuri, y no tanto para Vickytoria pues con el drama brotándole por los poros y el carmín desde los pies hasta sus orejas, quería darse de topes con lo primero que viese. Más esa sensual imagen mental de verlo sin suéter como adicional, no es que sea de mucha ayuda

 ¡Tonto Yuuri! ¡Tonto Yuuri! ¡Tonto Yuuri! ¡Él y su tonto «sensual» tatuaje tienen la culpa!

Parece que una adolescente en pleno despertar de su adultez, no podrá dormir bien esa noche por algo llamado «hormonas»

📷📷📷📷📷
Continuará…
📷📷📷📷📷

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Vocabulario Cultural o Idiomático ( Cortito xD)…
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* Я люблю тебя всей душой  ya lyublyu tebya vsey dushoy」 = Del ruso, Significa «Te amo con toda mi alma. »

*Я тоже… Я тоже я люблю тебя всей душой./ 「 ya lyublyu tebya vsey dushoy」 = Del ruso, Significa «Yo también te amo con toda mi alma»

*дерьмо der’mo」 = Del ruso, Significa «¡Mierda!»

*зайка zayka」 = Del ruso, Significa «¡conejita!»

*Dar Cajeta : En mi país y en algunas zonas de Chamozuela, es una frase «amistosa» que se usa para referirse a aquel o aquella que se gozó la noche con su pareja en la intimidad. xD

Para info de carácter técnico policial, pueden ir al botón que dice (Vocabulario del Fic)

🔥 N/De Shary: HOLA AL PUEBLO ¿Cómo están? ¡Yo aspiro a que bien! ¡Don MOF regresa al ruedo y estamos por el capitulo 22!, originalmente en Wattpad estaba dividido en dos partes, la primera fue de 16.615 y la segunda tuvo 14.290 Palabras :3 (¡con la nota del final + vocabulario me quedo en 31.176 !!! Alv xDDD) y como no escribí mucho fue que pude publicarlo, wiiii.

Bueeee, voy con lo propio: ¿Les gustaron los dibujitos? esa escenita Otayurio la tenía escrita hace ratotes xD y al fin la pude liberar, J.J siendo J.J me encantaaa!!! y bueno… intenté colorear al Yuuri al estilo de Aru xD pero no me salió del todo LOL, en fin…. ¿quien más quedó como Vitya fem?
ah pero tambien quise irme a la fija con las escenas de acción xD ljagskdgas (los dos yuris me hacen babear y mi vitya sacó su lado fiero xD) y pos en joda si o si dibujaba al Yura jodiendo a su hermanita con eso de los celos xDD ¡El cosplay perfecto si existe jaja!

Bue…pos les cuento que nuestra coneja no la pasó del todo bien por las inseguridades y presiones que maneja pero sus amigos y Yuuri tratan de darle ánimos. Ehhh y tambien se le despertó su atracción física por el Zorro xDDD ¿como no? si ese man se le pone así, a cualquiera se le va hondo el ojo, Yo también quiero lavar todo en esos lavaderos y ver de cerca su tatuaje xDDDD. MI BETA Y YO SOMOS LIBRES DE TODA CULPA XD

Aquellos que me tienen por el face sabían parte del los spoilers, y les dije que nuestro Yuuri ya se pondría HPTA con los criminales, Ya sean Kazumas o no, si eso es chevere pero la conejo ya empezó a maliciar del caso archivado D: !!! poco a poco nos acercamos a esa fea experiencia del pasado TOT me dolerá hablar de eso pero vitya deberá ser fuerte si en realidad quiere hacer respetar la memoria de su papá q_q

Eso me lleva a las siguientes preguntas. Chan chan chan:

-¿Qué cosas creen que pasarán en el capitulo 23? (espero y tengan muy en cuenta el final…porque se viene algo que ni yo la vi venir xD)
-¿El zorro y la conejita finalmente se arreglaran?
-¿Plisetsky pateará a todos por chismosear de sus intimidades xD ?

Pregunta extra: -¿Vicky aceptará más rápido su atracción por Yuuri? -la autora huye después de tirar esa vaina a los lectores

Todo esto y mucho más en el próximo capítulo !!!

1)Podrán saber de adelantos y cosas sobre mis fanarts en mi fanpage de facebook “StarsDub’s” y también los invito a leer otros fics que llevo por allí en Alianza YOI, u otras como Inkspired, o AO3.

2) Si tengo dedazos de redacción, o alguna corrección que hacer, ¡Díganme! la idea es mejorar q_q y que estos capítulos estilo biblia para ustedes queden bonitos, gracias 

3) ¡Nos vemos en el que sigue! ¡¡¡Cambio y fuera!!! ¡¡Muchos Saluditos a todos!!

Atte: su servilleta, la Shary : D

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Publicado por sharayanime

Profesora de Día, Artista, Fanficker y Fanduber de noche.

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