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MOF – 🔥Cap 16🔥


Shary POV’s:  Hola, si has llegado hasta aquí por medio de AO3, espero que puedas disfrutar esta bella historia y les recuerdo que la version corregida estará en ALIANZA YOI e Inkspired.

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🔥 Capítulo 16: ¡Paciencia perdida!
🔥 Autora: Shary
🔥Re-Beteo y Arreglos: Shary y Liz Nikiforov💜
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Penitenciaría de Máxima Seguridad – Tokyo, Japón
Mediados de Abril del 2017 – 2:00 am

A toda velocidad, varios hombres se deslizaban inadvertidamente entre barrotes fríos y los pasillos interminables del edificio, llevando consigo a un individuo que oponía resistencia bajo los centelleantes faroles del viejo alumbrado. Pasaron por varios puntos de detención, gracias a la ayuda de los guardias u de los oficiales corruptos que un par de fajos de dinero no pudieran comprar, hasta llegar a una zona lóbrega, insulsa y olvidada con los años. En ese mismo instante, arrojaron aquél ser con violencia al suelo, dando así de cara contra el corrosivo metal. Muchos de los reos en sus celdas, trataban de purgar sus penas orando, otros intentando dormir, sumidos en la completa oscuridad de sus injurias… Pero sólo uno de ellos, pagaría con alto precio el haber hablado de más.

Siendo las 2:10 A.M, varios golpes eran dados con alevosía y gusto, con toda la intención de masacrar al “traidor” y disfrutar lentamente su tortuosa condena. El foráneo era consciente que esto algún día sucedería inevitablemente. Estuvo esperando por este momento desde aquella vez que recitó cierto lema al hombre de la ley que le había capturado.

«»Demuestra fuerza y obtendrás poder. Haz lo contrario, y lo pagarás con sangre«»

En cuanto confrontó su dura realidad, el zumbido de otro puño taladró sus oídos, haciéndole caer nuevamente sobre la helada superficie. Uno de los que perpetuaban el cometido y relegado del cuadro, sacó un celular desechable de su bolsillo para realizar una llamada a sus colegas.

—Ya tengo al malnacido de Sullivan conmigo… ¿Qué quieren que haga? —Mencionó Jay C. con hastío en su voz.

Continuamente, desde uno de los puntos de mala muerte de los Kazuma, para Raven fue claro lo dicho por su hermano menor a través del altavoz. Akon se encontraba sentado con una postura pesada y su ceño fruncido producto de la seriedad, craneaba con calma su faena final. Las mujeres de la mala vida contoneaban sus caderas y cuerpos descubiertos en aquella tarima. Quizás otras, estaban encima de la clientela, sonsacándoles a su oído para invitarlos a consumar el placer con una buena corrida de sexo desenfrenado, o tal vez consumir las tan comunes sustancias como el éxtasis, el crack y otras anfetaminas nocivas para olvidar la realidad que les rodeaba. Akon, resopló por sus fosas nasales ese humo blanco fruto de su cigarro, el cual había dejado a un costado del cenicero y así, dio su última orden.

—Mátalo… y recuerda dejar el recado de parte del jefe y de nuestro Clan a los perros del F.E.G.I. con sus sanguijuelas.

—Perfecto, bro.

Sullivan reía, su vista estaba relajada captando el gris o el marrón del metal y esa mirada ahora la había vuelto a alzar para encontrarse cara a cara con su ejecutor. No mostraba miedo, no sentía temor, él supo de principio a fin cuál era su destino…

—Hora de dormir, escoria. —Expresó aquel quien se creía, Dios… El inglés fue silenciado sin tanta ceremonia.

Al IPhone personal de Raven, llegaron las imágenes del montaje que le prepararon a Sullivan. Debía admitir que su hermano menor era un sanguinario y desquiciado muy creativo a la hora de ajustar cuentas. Esas mismas fotos fueron enviadas a otra persona, la cual, no dudó en comunicarse con él a través de una video llamada.

—¡Akon! ¡Akon! ¡Akon! ¡Amigo mío! ¿A qué debo el honor de tu llam-?… Vaya… ¿Y ese tatuaje en tu rostro? ¿Te ves como todo un criminal en serie? —Bromeó con su típica cizaña acostumbrada.

—Algo sin importancia. —Trató de contener su rabia lo mejor que pudo.

—Ya veo… En serio te luce. Te da un aire más… «agresivo»

El extranjero estaba en su sillón amueblado de alta gama, juntando en puntas sus largos dedos. Una postura elegante se manifestó con ese típico cruce de piernas que todo hombre poderoso de la sociedad haría.

—En fin, basta de rodeos. Cuéntame. ¿Cómo vamos?

—Te debió de llegar un fuerte cargamento con dinero. Es… una cortesía de mi parte, por la ineptitud que cometieron mis hermanos.

—Tranquilo Akon, la mercancía va y viene. Así son los negocios. —Dio un par de caladas a su habano y tras expulsar esa humareda, su sonrisa endemoniada relucía por todo el sombrío lugar—. Pero te recuerdo que tu tiempo está por acabar y aún no has cumplido ninguna de las metas de tu juego.

—Revisa tu celular, Tryannus. Tal vez eso te agrade y te alegre el día.

—Eso espero, Akon. Hoy tengo reunión con algunos aliados de Europa y parte de Asia y ya sabes cómo se pone Deborah de histérica si llegó a faltar. En serio que me aburren esas cosas. —El hombre de ojos miel bufó de aburrimiento ante lo último.

Pronto arqueó su ceja con mucha calma, pasando por la pantalla táctil imagen por imagen y el gesto de satisfacción al regodearse por la hazaña, le brindaron una muy buena espina.

—Llevas uno de los cuatro desafíos resuelto, querido amigo. ¡Magnífico!, me encanta ese toque callejero que traen ustedes.

—El Clan Kazuma siempre será tu mejor opción…y próximamente, iremos por Yamamoto y por los desgraciados del F.E.G.I. porque yo llevaré a cabo el resto de los desafíos.

«Con que esas tenemos, ¿eh…?» —El silbido detrás de la línea grabada denotó la emoción del receptor.

Tryannus malició las palabras de su subordinado, se podía notar un perceptible tinte de ira acumulada en ellas. Él aún no conocía todos los detalles que habían ocurrido durante éstos días, pero lo que sea que haya sucedido, le convenía enormemente que el líder del clan mantuviera esa energía y ese deseo perverso. Él de primera mano, sabía cómo funcionaba la mente humana cuando ésta era «dirigida» bajo los efectos del odio o el rencor.

Era un sentimiento peligroso que correctamente llevado, podría romper todo a su paso o por el contrario, también podría hacer que los humanos cometieran la estupidez más grande del mundo. Era algo que ha visualizado a lo largo de su carrera…

El hombre a quien le rindieron pleitesía los dos Kazumas presentes, les dio unas nuevas indicaciones para expandir los negocios, despidiéndose de ellos con aparente cordialidad.

Raven pudo percibir la misma sensación y esto no fue de su agrado. Su hermano suele trabajar de forma excepcional cuando no se deja cegar. Akon sacó del mini bar una botella de sake, vertiendo el contenido en la copa sobre la barra y apuró ese tragó con mucha necesidad. El ardor recorrió su garganta, quemándole por dentro, más no le importó.

—Pronto acabaremos con ellos y con el policía que hirió tu hombro.

—Por eso no te preocupes, ya lo puedo mover… Ese maldito, me las pagará.

—Y también joderemos al otro que te hizo eso hermano… Por ahora podríamos ir con un cirujano y…

—Descarta esa opción…

—Pero, Akon…

—Si esa «chica policía» me hizo aquello, fue porque me confié. —Delineó con su índice la bien llamada matadura en su rostro—. Pero la próxima vez que la encuentre, haré que me recuerde con todo y cicatriz.

—¿Una chica… fue la que te hizo eso?

—Buen rostro, ojos azules, y cabello platinado… Apuesto que detrás de esa rudimentaria vestimenta, debe de tener una figura perfecta. —La describió como si la estuviese viendo en estos momentos—. Es alguien relativamente joven. Aún no sé si esa chica policía está completamente consciente de su «valentía»

—Yo diría «estupidez»

—Como sea, haré que su cuerpo recuerde el mío, una vez que me la folle día y noche, hasta que suelte su último gemido de dolor… —Declaró arrojando violentamente la copa contra la puerta, quebrándose en mil pedazos—. ¡Y obtendré lo que quiero! ¡Eso te lo juro, Raven!

Raven sabía que su hermano ahora mismo respiraba por su orgullo de hombre herido. Aunque por esa descripción, recordó que Jay C. había mencionado que una de las diez jóvenes maids que prestaron sus servicios en la falla inauguración de Luxus, coincidentemente concordaba con la descripción hecha por Akon. Quizás, sea la misma policía infiltrada (algo que lo ha dejado sorprendido, jamás había ocurrido tal aprobación siendo Japón un país muy clasista) y de ser así, la tiene totalmente en la mira.

Bajo cuerda, él empezará a reunir información para entregársela en bandeja de plata a Akon y de paso, ser un mensaje directo a las autoridades para que cuiden sus espaldas de ahora en adelante.


Penitenciaría de Máxima Seguridad –Tokyo, Japón
Mediados de Abril del 2017 – 6:00 Am (mismo día)

La madrugada transcurrió paulatinamente dando paso al amanecer y con ello, al siniestro efectuado hace un par de horas atrás. Para los presidiarios o para el mismísimo Yamamoto, aquello fue algo que previsiblemente ocurriría a Grey Sullivan al no pedir protección en su momento. Para las autoridades fue una baja en su juego de ajedrez. Ya quedaron sin «reina», tan solo les quedaba una pieza en pie, representada en un rey subintendente enjaulado.

A las 8:00 de la mañana, el Subteniente Altin junto con el Cabo Segundo Leroy se encontraban en el lugar de los hechos, tomando nota de cualquier movida sospechosa, puesto que al ser Sullivan el masacrado en esta escena, se enlazaba nuevamente al caso que llevan en la actualidad. Al hombre lo habían encontrado sin signos vitales cuando uno de los reclusos se dirigía a la lavandería a cumplir con su agenda asignada, pero al pasar por el pasillo que acortaba camino, le pareció extraño observar que una de las puertas clausuradas estuviese abierta y fue allí cuando apareció Sullivan, atado con una soga al cuello en lo más alto de ese cuartelillo.

Todo apuntaba a que el occiso, se había ahorcado.

A su lado, tenían al Oficial Nekola como un auxiliar provisional y no porque ellos quisieran. Cuando los dos superiores fueron convocados, acababan de intervenir una trifulca callejera entre bandas delictivas, donde tenían a su cuidado al checo y viendo que esto era de extrema urgencia, no podían dejarlo tirado.

Ambos le expusieron con mucha cautela al novato Oficial el rumbo de las cosas y de lo delicada que era la encomienda. El chico prometió no meterlos en problemas, guardar silencio sobre los detalles del caso y que, de ser posible, les ayudaría en todo lo que estuviera a su alcance. Altin y Leroy no dudaron de la lealtad de Nekola. El joven ha demostrado ser buen compañero a lo largo de su estadía aquí en Japón.

Cada quien se repartió labores, el C.S. Leroy junto con Nekola, fueron a realizar un interrogatorio al Oficial jefe encargado de la madrugada sobre cosas puntuales o si éste había presenciado algo «fuera» de lo común. El hombre negó. Más allá, los forenses del Departamento de Investigación Criminal (DIC) o los Agentes especiales del E.E.I. daban los primeros reportes, mostrándolos al S.T. Altin. Muchas de esas hipótesis no cuadraban para el kazajo y mientras se mantenía leyendo los documentos y observando las fotos adjuntas, uno de los hombres llegó, avisándole que el C.P Plisetsky había llegado. ¡Oh!, pero no vino solo….

—Es la primera vez que piso un lugar de éstos.

—Pues acostúmbrate rápido, conejo.

—Mooh~ ¡No soy conejito! ¡Barbie oxigenada!

—¡Bah, ya cierra el pico! Le reviró con mala actitud.

Los dos rusos caminaban por los pasillos del lugar. Aquellos presos, que en su mayoría eran extranjeros por la exclusividad de esa penitenciaría al tratar con casos internacionales, no dejaban de devorarlos con la mirada, en especial a Vickytoria. Al darse cuenta que era una mujer, empezaron a soltar cualquier amague para cruzar propuestas muy indecentes hacia su persona.

¡¿QUIÉN DE USTEDES QUIERE QUE LES META UN BARROTE EN EL CULO?! ¡¿HUH?! Plisetsky rugió cual tigre bravío como era de esperarse—. ¡¡SERÁ MEJOR QUE AMARREN SUS BOCAS O SE LAS VERÁN CONMIGO!!Y muchos no pudieron soportar ese estruendo en su ser, callando de golpe todo intento de voz.

—No…vale la pena. —Nikiforova puso una mano en su hombro, intentando calmar su lado huraño—. Son unos tontos descerebrados… Perfectamente los puedo patear si se llegan a propasar conmigo, peeeero ¡Agradezco tu intención! ¡Gracias, Tigresky!

¡Tsk! —Chasqueó su lengua de mala gana ante tal apodo y alzó sus hombros en respuesta, importándole poco o nada las palabras de su compañera. Ella rió suavemente, molestándole con cualquier cosa.

Aunque él hizo aquello para poder disimular su fase de… ¿hermano mayor, tal vez?

Ya esos dos venían trabajando en cortas investigaciones juntos desde hace un tiempo para acá. Todavía se daban uno que otro golpe entre ellos cuando discutían, no obstante, se habían hecho buenos amigos con el paso de los días, pero eso era algo que obviamente el ruso nunca dirá. Él rápidamente se mentalizó para concentrarse en la situación, y cambiando su chip para llevarlo a cabo.

—En fin, a lo que venimos Usaforov. No estamos aquí para ver clases sobre reos… Hace unos días Feltsman, me dio aval de avanzar sobre la búsqueda de esa simbología, y de recurrir a cualquier cosa para ello. ¿Recuerdas a Sullivan y Yamamoto?

—¿Esos no fueron los capturados del cartel académico? —Plisetsky asintió serio y Vicky no aguantó la intriga de preguntarle—. ¿Qué tienen que ver ellos con la investigación de campo que llevas?

—Mucho… Esto en sí, es clasificado y tú ni deberías de estar aquí.

—Yo… insisto en que el «amargado» nos regañará.

—Pero Feltsman me ampara, así que ese amargado no puede decirme nada. —Habló creyéndose la gran cosa—. Volviendo al tema, esos tipos están con el agua al cuello…

El Cabo le dio un resumen preciso sobre los enlaces de ese par con la «organización fantasma», sus tratos con los Kazuma y la simbología que hallaron. Esta nueva revelación, tomó por sorpresa a Vicky. Continuaron avanzando hasta encontrarse con Nekola y Leroy. Este último saludó de forma petulante a sus «súbditos», como el rey vanaglorioso que era, cabreando aún más a Plisetsky y dejando a Vickytoria e inclusive a Emil con sus cejas bien arqueadas, para dar el siguiente pensamiento: «El monarca quiere morir en manos del gatito y dejar viuda a la señorita Yang»

Pero dicho intento de homicidio que fue interrumpido por Altin, cuando también llegó a reunirse junto a ellos.

El kazajo entrecerró sus ojos, mirando con incredulidad a su compañero por haber traído a la novata en este primer careo interrogativo (aunque él no puede decir mucho porque hizo lo mismo con el novato). Por otra parte, el ruso le observaba con su típica arrogancia sobrada y sonrisa gatuna. Altin siendo «sutil» con sus palabras, mandó a los oficiales a buscar unos papeles con los dos de los forenses. Leroy comprendió la maniobra de su superior y al quedar solos, dos de los tres muchachos fueron directo al grano.

—¿Podemos saber para qué trajiste a la conejita oficial de la ley, gatito? —Empezó el canadiense.

—Yo también me pregunto lo mismo. —Le secundó el kazajo—. ¿Qué no era mejor buscar a alguien con mayor rango para que ayude con lo tuyo?

—Ustedes tienen al San Bernardo gigante consigo, así que estamos a mano. —Respondió confiado el rubio reseñando a Nekola—. Y tengo mis razones….

—Lo del cachorro fue una emergencia y lo sabes, gatito. —Estableció el de ojos grisáceos—. Al Kamikaze no le gustó para nada cuando involucraron a la conejita en el operativo anterior.

—Y se supone que esto es completamente clasificado. —Complementó el kazajo.

—Y yo me pregunto… ¿Han avanzado en algo u obtenido respuestas concretas desde que llegaron? ¿No, verdad? —El golpe fue directo hacia la dupla. Plisetsky logró «canasta».

—¿Eso qué tiene que ver? —Expresaron Leroy y Altin confundidos.

—La cuestión aquí, es que Sullivan amaneció muerto…

Los rostros de Nikiforova y Nekola se desencajaron ante la noticia. Se encontraban de vuelta y ya habían recogido el pedido de su superior, pero se quedaron escuchando lo comentado por el ruso. Plisetsky prosiguió.

—Hasta donde sé por el idiota de J.J…

—I’m the King J.J. for you!

—¡Ya jódete, rey charlatán!, ¡y no me interrumpas que esto es serio! —Jean quiso tomar su revólver y darle un par de tiros a ese ruso pero sus intenciones fueron truncadas por Nekola y Nikiforova. Yuri ignoró por completo la amenaza de su realeza, continuando con su explicación—. Como decía, hasta donde sé por ese idiota y también por ti, Beka… Es que los equipos de criminalística como del E.E.I. que nos acompañan en esta ocasión no son los habituales, por no decir primíparos y el Oficial jefe de éste lugar no ha colaborado del todo, ya va para una hora sin resultados. Tenemos que agilizar esto…y es «allí» —Apuntó con estilo cual duelista de las sombras a su homónima rusa—. ¡Donde invocaré a mi carta maestra para ganar este duelo! ¡NIKI-ZODIA! MANIFIESTATE!

—¿Eh? ¿Ah? ¿Yo? —Se señaló a sí misma con su dedito curioso.

—WOOOOOOT?! ¡¿Conoces ese juego?! ¡QUE EMPIECE EL, EL, EL, EL DUUUUELO! —Emil se emocionó—. ¡En la versión online suelo escoger a Joy!

—¡Yo soy el puto Yami!, ¡Cuando quieras, jugamos! —Aceptó Yuri su treta.

—¿A-alguien me quiere decir q-que es…Niki-zodia? —Obvio, la dama del grupo no entendía ni un quinto.

—¡Después te digo, conejo! Rajó con pereza en lo que Emil sólo reía por su pobre compañera y luego, Yuri  prosiguió—. Tú, solo limítate a escuchar lo que le preguntemos al tipo. Observa el entorno o lo que sea para que hagas esa «cosa» que siempre haces.

—Ahammm… ¿Hilar los hechos de modo continuo y rápido como la otra vez?

—¡Esoooo! ¡Eso es lo que quiero que hagas!

—»¿Tiene que estar bromeando…?» —Pensaron Altin y Leroy en el momento que miraron a una Nikiforova con todos los signos de interrogación sobre su cabeza. Los dos mantenían la misma expresión, entre chistosa y algo difusa, y luego pasaron a ver a Plisetsky.

El muy descarado sonreía gatunamente revoloteando esas orejas y cola de gato tramuyero al lado de Nekola.

—¡Hey! ¿Qué les pasa? ¡Ya relájense y dejen el drama! Me darán las gracias más adelante. Yo sé muy bien el por qué lo hago.

—¡Si Yuri lo dice, es por algo! —Apoyó Emil, alegre como siempre. Aunque no supiera en sí, qué tramaba su superior.

Plisetsky no era de los que les gustara esa parte del trabajo cuando trata de que el papeleo, las pruebas y dictámenes en el proceso técnico concuerden congruentemente. Le parecía totalmente «aburrido…» Pues, siendo él, alguien de acciones rápidas o de estar en plena adrenalina, lo es aún más. El fastidio era notable en su faz indiferente o con sus manos detrás de la crin, pero tenía sus propias razones de peso para llevar consigo a Vickytoria.

«La conejo frentona» como suele decirle, era alguien efectiva para enlazar cuerdas rotas. Desde aquella vez que con solo dar una hojeada a los documentos clasificados del cartel, atinó con precisión a varias teorías o cuando confrontó a su grupo adivinando su posición real, o en el operativo anterior cuando acertó con los civiles secuestrados, lo había dejado sumamente impresionado. Más las veces que le ha tocado misiones o casos donde los hechos están «preestablecidos» pero no concretados… Vicky brillaba en ese aspecto, dándole coherencia a los hechos y ahorrando valioso tiempo de sobra (era como ver una Sherlock en plena formación).

Claro que, si Yuri Plisetsky quisiera, haría lo mismo y podría, por algo se capacitó para ello. Sin embargo, la «paciencia» no era una de sus cualidades mejor trabajadas. El prefirió dejarle esa parte a la chica e intervenir solamente cuando necesitase sintetizar algo en concreto y viendo que el General le dio orden absoluta de valerse en cualquier método, aún si el cerdo japonés llegara a enterarse, él no puede hacer nada para desestimarlo.

Se dejaron de eso, tomando una actitud seria cuando restituyeron los interrogatorios y presionaban al Oficial jefe con la ayuda de dos jóvenes. El primero, forense y el otro Agente investigativo al lado suyo. Nekola con libreta en mano, escribía la entrevista improvisada, comprometido su labor de Auxiliar.

Plisetsky, Altin y Leroy se dieron cuenta que algo no estaba bien. Los gestos en el investigado no eran comunes y para colmo de males, daba la sensación de que dilatase la cuestión. Vicky escuchaba y analizaba todo desde su cabeza en lo que observaba el cuerpo inerte del inglés Grey Sullivan, tratando de buscar algo… Hasta que creyó encontrar una forma de empezar a hilar sus percepciones.

—Recuerdo que los primeros días, el tipo se quería morir por estar en una celda. —Relató el Oficial jefe.

—Pero Sullivan se calmó con el paso de los días. —Mencionó Plisetsky.

—E incluso nos colaboraba. —Remarcó Leroy.

—Quizás les hizo creer eso y al final cumplió su locura aprovechando su turno de limpieza, por algo amaneció así.

—No nos tome por ignorantes. —Ahora habló Altin—. En los reportes escritos mencionaron que a las 02:00 de la madrugada de hoy, Sullivan ya había concluido su turno.

—Tal vez no regresó a su celda en la hora acordada. Los reclusos siempre se las ingenian para quitarse la vida y sus forenses dictaminaron estrangulamiento por objeto maleable en primera instancia, ya les dije todo lo que sé.

—Sería creíble si… las marcas de esa soga fueran «Ante-Mortem» y no «Post-Mortem»

Las palabras de la joven Oficial blanquearon al hombre en extremo, haciéndole sudar frío. Ese titubeo no escapó de la vista aguda de sus compañeros y del forense.

«¡Bingo!» … —Cantó internamente Plisetsky. Luego ironizó con gusto ante el resto preguntándole una orden exacta a su subalterna—. Eso me parece interesante, Nikiforov. ¿Podrías decirnos el por qué lo mencionas?

Nikiforova era alguien a quien le gustaba manejar datos precisos cuando lanzaba sus juicios. Aprovechando que el forense estaba a su costado, lo usó a sus anchas, comentándole con todo el empoderamiento que le otorga su cargo de oficial o su semblante formal a modo de interrogante sobre las diferencias que hay entre las marcas, coloración, posición e incluso la temperatura o el mismo funcionamiento del cuerpo humano cuando se halla con signos vitales o sin ellos. El joven forense recién percibió su táctica y llamó a dos compañeros al lugar e hicieron revisiones más exhaustivas. En efecto, habían olvidado el detalle de valorar minuciosamente los vestigios, lo mismo hizo el Agente. Llegaron a la idea parcial que muchas de indagatorias, no concordaban con lo que se había manifestado.

Su coloración debería ser destacada y no tan incipiente. Aparecieron otros golpes que no habían encontrado cuando lo fotografiaron por primera vez y Nikiforova dedujo que el sujeto antes de «colgarse a la soga», ya se encontraba muerto.

—C.S. Leroy, el C.P. Plisetsky es experto en artes marciales mixtas como el Sambo, ¿no? — Y el «ujum» de Jean, aseveró lo dicho—. Al igual que el señor Altin lo es en Kick Boxing o Mu – Thai, ¿Cierto?

—¡Afirmativo, Nikiforov!

—¿Es posible dar golpes que internamente dañen a la víctima sin que éstos se noten, provocando así su muerte?, es decir, ¿es posible que esos golpes solo se distingan horas después de su muerte?

—Bueno, cuando la misión en este tipo de grupos criminales requiere ser lo más limpio posible, ciertamente el método es de los más difíciles de emplear, pero su margen de efectividad es infalible. Lo mismo aplica para nosotros.

—E-espere… ¿Usted insinúa que hubo gente aquí?, ¡Por favor hay cámaras! —Trató de molestarse el Oficial jefe con ese comentario que había soltado Leroy.

—Y las cámaras pasan a segundo plano cuando pueden ser manipuladas por interno, señor. —Lo silenció Nikiforova—. El sitio donde se halló el occiso era en exceso, alto. Él solo no pudo subirse allí. Yo… no sé cómo se manejan estos lugares, pero sé por anécdotas, que son peligrosos cuando cobran sus pendientes. Siempre hay gente que se vende al mayor postor, ya sea dentro o fuera de los reclusorios.

—Eso me recuerda que… Al T.C Katsuki y a ti, les costó trabajó luchar contra Sullivan. El tipo es… o bueno… era pura masa muscular. —Memoró Nekola en buena hora ayudando así a la teoría de Nikiforova.

—Eso es correcto, y quienes lo hayan reducido no eran de cuarta. Debieron ser profesionales.

—Y por lo que veo, son profesionales que conocen a cabalidad el cuerpo y, por ende, sus puntos vitales ¿No? —Sonsacó el ruso.

—Así es Cabo Primero. Usan como maquinaria, técnicas marciales muy sofisticadas.

Todos quedaron sorprendidos por la rapidez en la que Vicky desenmarañó en menos de dos minutos parte de la coartada del Oficial jefe. Yuri les observó de reojo. El que ahora tengan sus bocas ligeramente entreabiertas, le dio la razón y de que hizo bien en traer aquí a la frentona. Vicky continúo.

—No hubo heridas de armas u objetos punzo-cortantes hallados en la víctima. Solo está registrado el símbolo cuya forma de animal fue detectado en los operativos anteriores. Algo que me parece curioso, porque a Sullivan nunca se le indagó por tatuajes o marca alguna parecida a lo investigado por mi Cabo primero, junto al T.C. o en su momento, por mi persona.

—Y que los mismos forenses, acabaron de rectificar que muchos de sus moretones están apareciendo horas después de su muerte. —Trazó Nekola.

—Lo que me da la sospecha de que, si él hubiese muerto por estrangulamiento, hubiera realizado movimientos bruscos y presentaría marcas de maltrato en su cuello; y si hacen los análisis a profundidad al señor Sullivan, ¡sí o sí!, sus pulmones deberían verse comprimidos por falta de aire, o su tráquea debió acabar completamente rota. —Terminó Nikiforova.

—Esto se puso el doble de interesante. La versión relatada por usted, es completamente diferente. Plisetsky afiló su mirada esmeralda hacia el Oficial jefe. Él tragó grueso, con grandes gotas de sudor recorriendo su rostro—. ¿Qué ocurre «Jefe» ? ¿Le comió la lengua nuestro conejo?

—Tranquilo Señor, no debería lucir «nervioso». —Altin le siguió el juego a su colega ruso, manteniendo una postura seria e irritada. El kazajo verdaderamente odiaba las mentiras.

—Porque se supone que usted no nos ha mentido en ningún instante. —Continúo Nekola muy pícaro leyendo sus apuntes.

—Y como lo armado por Nikiforov es simplemente una «hipótesis» —Señaló entre comillas Leroy con sus dedos, retomando la palabra—. Podremos confrontar su versión con las cámaras. No debería de haber problemas con eso, así que… ¿Sería tan amable de acompañarme al cuartel de seguridad, por favor? Nekola, tú vienes conmigo.

—¡Si señor!

Leroy junto con Nekola y el Oficial se dirigieron al lugar indicado. Entre tanto, Plisetsky se quedó junto con Altin y Nikiforova. Cuando los encargados de criminalística intentaron levantar el cuerpo inerte, la boca de éste se abrió por la fuerza de gravedad y dejó correr la sangre acumulada… Tras ello, una especie de tarjeta pequeña o algo parecido, también salió de la cavidad bucal. Los forenses lo tomaron entre sus manos, limpiando los restos de sangre lo mejor que pudieron y leyeron en voz alta el recado.

«Esto es solo un entremés de lo que realmente les ocurrirá a ustedes,
de seguir entrometiéndose en nuestro camino.»

—No hay remitente. —Musitó Yuri, al mirarse con Otabek.

—Pero eso sostiene lo dicho por Nikiforov. —Resumió Altin. Pronto, recibió desde su intercomunicador los esbozos de Leroy, rematando con broche de oro los indicios preestablecidos.

La secuencia de las cámaras siguiendo el recorrido mencionado desde la Ex-celda de Sullivan hasta el pasillo que conducía al cuartelillo, se vio interrumpida en intervalos de 2 minutos, y en un pequeño margen de microsegundos, se aprecian unas figuras arrastrando a alguien.

Vicky tuvo algo en mente al escuchar la retroalimentación de sus superiores. Llamó su atención, comentándoles lo que pensaba hacer, y en lo que el forense y el agente colaboraban con los implementos que muy amablemente la chica les pidió, explicaba que en sus clases de Análisis de Casos Criminales impartidas por Yuuri, ese tipo de presentación era usualmente usada en décadas anteriores para intimidar e imponer dominancia entre las bandas al margen de la ley. Por consiguiente, a la misma autoridad.

Al no tener firma, creaba incertidumbre en el ambiente, dándoles tiempo de armar sus canalladas y en el momento menos pensado se mostrarían ganado toda esquina. Eso, siempre y cuando la banda, la Organización o el Clan, desee seguir de incógnito, pero este no era el caso. Estas personas optaron por jugar al acertijo, quieren que los descubran y según lo enseñado por Yuuri, hay miles y miles de formas para dar con los culpables usando procesos poco habituales, mucho más si a éstos, se aplican tácticas de vieja escuela. Puede que funcione como puede que no, pero todo apunta a que sí lo hará.

Ella roció el papel con un líquido especial, apagaron las luces del lugar y luego, usó una barra iluminadora fluorescente. Lo que vieron después, fueron las letras e imágenes faltantes a sus respuestas.

—¿C.K? —Soltaron Plisetsky y Altin con sus dedos rozando su mentón.

—Clan Kazuma. Dijo Nikiforova con mucha seriedad sin mirarles—. Es el único Clan Yakuza hasta ahora, que se ha rebelado en contra de nosotros o de su propia gente y no están solos. —Esas últimas palabras sorprendieron a la pareja de superiores—. El símbolo volvió aparecer… y si no me equivoco, el reptil usado aquí, tiene claramente una forma de «cobra» Ehhh~~ esto es muy sugestivo, ¿no les parece, caballeros?

—Nikiforova. —Le nombró Altin con asombro por lo que iba a decir—. Sí lo que estamos especulando es lo mismo que tú imaginas, eso significa…Que la organización fantasma que comanda al Clan Kazuma desde sus sombras…

—Dejó de ser invisible a nuestros ojos. —Completó Plisetsky compartiendo el gesto de su compañero.

—Vaya, esto… es increíble Nikiforov. ¡Buen trabajo!

—G-gracias, señor Altin. —Se sonrojó por el halago y prosiguió—. Pero pienso que el trabajo no fue solo mío, ya tenían un buen esquema, yo solo intenté ayudar, guiándome por ustedes y… WHAT?!! WAIT! WAIT!

¡JAJAJA! ¡TE LO DIJE BEKA!, ¡TRAERME A LA FRENTONA FUE BUENA IDEA!

El tigre ruso se sintió agrandado, casi en la cúspide por esa jugada espléndida. Estaba tan sobrado de jactancia, que sacudió con brusquedad los cabellos de la platinada haciéndola sentir como niña.

—¡Bien hecho, pequeña conejo! —La revoltura sobre la cabellera rusa fue peor.

—¡No soy conejito y tampoco soy pequeña, Yuriooooo!! ¡Cumpliré dieciocho este año y en el que viene, diecinueve! ¡PRACTICAMENTE UN ADULTO!

—Sigues siendo ilegal.

Descubrieron todo en menos de seis minutos y con esa nueva información, el resto sería «pan comido». Pero esa situación tan llamativa, causó tanta gracia en Altin, que no pudo ocultar la risa dibujada en su cara, viendo a Yuri en ese plan de «hermano orgulloso» de las habilidades de su «hermanita adoptada»

Era demasiado entretenido, se alegraba de que se la llevaran bien.

—Ahora, es cuestión de que compaginemos el resto de símbolos difusos de los operativos anteriores con este de aquí y si concuerdan, el margen de búsqueda se vuelve a reducir.

—Con estos forenses o agentes nos hubiésemos atrasado como cuatro días. —Acotó Altin.

—¡Perfecto, conejo! ¡Y lo mejor es que podemos irnos temprano de aquí! —Expresó Yuri sin vergüenza alguna, en lo que seguía con la revoltura de esas hebras plateadas sólo por molestar a la joven.

¡DEJA DE LLAMARME CONEJO, YURIO! Reviró Vicky haciendo sus berrinches.

—Todavía no sé cómo coños le haces con eso de los «hilos», pero admito que no te va nada mal.

—¡Auchs!, ya deja de hacer eso, m-me maltratas mi linda y sedosa melena. ¡Jum!

—¿JA?, eso lo dices porque quieres verte bien ante ya sabes «quien»

¡¿QUÉ?! ¡¡¡ NOOOOOOO!!! ¡QUE NO ME GUSTA ESE SEÑOR AMARGADO Y MENTIROSO!

—¿Huh? ¿Mentiroso? —Eso sí le extrañó.

—Sí, es un mentiroso, luego te explico. —El puchero en ella apareció como de costumbre.

—¿Ah? ¿De qué me perdí? —Y ese fue el Altin, quien ya ni sabía sobre qué hablaban.

—¿En serio quieres saber? —Yuri disfrutaba con maldad infinita la careta que hizo Vicky cuando Otabek mencionó eso, ignorante de todo—. ¡Descubrí que a la frentona le gustan los hombres mayores como el Cer…! —No logró terminar su oración cuando Vicky se le mandó encima al ruso con una buena patada lateral.

¡NADIEEEE! ¡NO ME GUSTA NINGUNO! ¡SON T-TONTERIAS DE ESE GATO MALCRIADO, BEKA!… ¡N- NO LE HAGAS CASO!

—No te preocupes. Sé que a Yura le gusta molestarte, Vickytoria. —En medio de sus brazos cruzados, Otabek miraba con malicia a su pareja recién golpeada, pronto le preguntará sobre este asunto.

—Ahrg…Sí, si lo que digas, conejo. —Prefirió salvar su malograda integridad física y vivir. Otro día la joderá—. Ya pongámonos a trabajar en lo que falta para largarnos.

—¡Hah! ¡Qué descarado! —Lo empujó delicadamente con sus índices sobre el pecho—. ¡Tú ponte a trabajar!, yo ya acabé lo mío. Eso significa que podré irme a la academia. —Vicky se enojó por esa pésima broma, y dio media vuelta, dejando solo al gruñón de su «superior»

—¿Ni siquiera sabes tomar el Shinkansen, frentona? ¡Te vas a perder!

Puedo irme en alguna patrulla con Emil…Mon’seur Chatón.

¡OE!, ¡OE!, ¡NO TE ATREVAS A DEJARME CON ESTO DEL PAPELEO!

—Soy capaz de eso y mucho más, querido… —Declaró la joven, mostrándole su bonito dedo del medio muy fashionista y avanzando sin voltearse.

En lo que se dirigía hacia la salida, muchos hombres y mujeres dudaban si era él o ella, debido a sus elegantes ademanes, pero no negaran que su presencia era hechizante por dónde quiera que se paseaba. Y con esas cuentas espesas, la vena roja en el rostro de irritación en Yuri, fue impagable.

—Hammm… —Suspiró el kazajo desde lo lejos—. Esos dos no cambiarán… 


Oficina del General Feltsman (T.S.P.A) – Tokyo, Japón
Mediados de Abril del 2017 – 2:30 pm (mismo día)

De aquella oficina donde se realizó una reunión improvisada, el Teniente Coronel Katsuki, acababa de salir con un semblante serio, cabreado y pensativo. En su mente, aún rondaban muchos de los puntos que fueron tocados por su jefe directo, Feltsman. El sendero a su propio despacho se hacía más y más largo a medida que avanzaba por las ramas de sus sentidos, las deliberaciones u ordenanzas impuestas de carácter irrevocable…

°°°《 Flash back°°°

🔥

El contenido tomó otros giros cuando Altin y Plisetsky llegaron con las consignas del caso clasificado. Feltsman se sorprendió aún más cuando el propio Plisetsky se atrevió a solicitar la disposición los servicios totales de la oficial Nikiforov para su recolección de datos. El Cabo ruso, sin mucha vuelta, justificó el porqué de tal necesidad; le habló de la capacidad de análisis y de la increíble clarividencia con la que ella resolvía los hechos continuamente. Altin verificó el resumen expuesto con el careo que fue llevado a cabo en el día de hoy. De no ser por Vickytoria, los forenses del D.I.C. o los Agentes del E.E.I. ni se hubieran dado cuenta de la cantidad de errores que habían cometido y, por consiguiente, su «plan de ataque» se vería afectado perdiendo valiosos minutos. Como adicional, también pidió que Nekola pudiera trabajar junto con ellos. (El checo, una vez que se le dan sus indicaciones puede ser muy colaborador).

Feltsman se encontraba callado, sentado desde su solemne puesto. Detrás de su rostro envejecido, se profundizaba esa ponencia de los dos integrantes de la FBS. Ciertamente, no esperaba que muchachos tan jóvenes como Nekola o Nikiforov, fuesen tan audaces en el desarrollo de su profesión, y el recordar esa antigua sensación de orgullo al mencionarle las proezas de su revoltosa «Vitya», era como verse en sus épocas de doradas con Andrei en sus inicios de novato.

En la junta también se encontraban el Capitán Chulanont, el Mayor Giacometti y el Capitán Crispino. Para Phichit no era algo nuevo, él ya ha visto de primera mano el trabajo organizado de Emil o la inteligencia suspicaz y estratega de Vickytoria, lo que ha hecho hablar al capitán, alabando sus iniciativas al igual que Christopher. Michelle acotaba que de vez en cuando el par de críos le sacaban canas, pero del mismo modo que sus colegas, les daba su balance positivo.

Sin embargo, Yuuri manteniendo su neutralidad, intervino en el floreado discurso de sus camaradas; y aunque él no desmeritó el potencial de ambos novatos (pues, son sus mejores pupilos), este caso, cuyo nivel es grado +A, demandaba suma experiencia, disciplina y madurez. Pensó que cabría la posibilidad de que Nekola pudiese ajustarse al perfil porque es alguien llevadero y se deja guiar, pero Vickytoria aún no estaba completamente preparada para asumir esos roles.

Tras acomodar sus anteojos, comentó que si bien, Vickytoria tenía un don nato para hilar las pruebas (ya había tenido muchas conversaciones donde ha explorado sus virtudes), el lado impulsivo de la muchacha le jugaba la contraria, y era un tanto rebelde cuando sucumbía ante sus emociones, en su afán de evitar tragedias a los civiles. Últimamente ha sido sancionada en repetidas ocasiones por Crispino, por otros superiores y hasta por él mismo debido a que no acata obedientemente las órdenes en misiones donde hay redadas. Ha salido bien librada en sus ocurrencias (claro, con una que otra magulladura) y puede que al final logre capturar a los enemigos, pero sus compañeros podrían verse afectados si alguna de sus ideas momentáneas no llegara a funcionar como lo planeó. No siempre iba contar con suerte… (Recordando lo pasado con el líder del Clan Kazuma) Incluso él, ya le había dado un «ultimátum» para que moderara su actuar y que mantuviera su disciplina, por así decirlo.

Pasando a un plano diferente, en los combates que implican alto riesgo, a Vickytoria le falta average, todo lo soluciona a golpes o espadazos, algo que es válido; pero ella debe aprender a dominar cada uno de los armamentos reglamentarios y cabe mencionar que Vicky, es su dolor de cabeza en las clases de armas de carácter bélico.

Katsuki estuvo estresado en esta semana. Había tenido muchos cúmulos, operaciones extenuantes y compromisos por parte de la ANP como para lidiar o estar al pendiente de las disparatadas de su novata oficial. Al finalizar su oratoria, dio un cortante «denegado» ante semejante propuesta. Su sensatez y su lado racional no le permitiría vivir en plenitud si algún día a esa muchacha le pasara algo, solo por apoyar tal irresponsabilidad en sus colegas. Además, tenía otra razón importante para no dejar que se involucrara en este caso «particular», que cada día erosiona una puerta podrida del pasado.

—Ja, por favor. Plisetsky bufó arisco ante lo que acababa de oír, y su lengua viperina no se controló—. La ilegal ha resultado ser mejor que muchos de los hombres que están bajo tus divisiones, Katsuki.

—Eso lo tengo claro. —No lo negó.

—Entonces… ¿Cuál es el «jodido» problemaTiró sin anestesia el subordinado de ojos esmeraldas.

—Ya escuchaste mi «jodida» respuesta. Le respondió en la misma tónica el superior de mirar marrón.

Altin le observó por el rabillo del ojo, con el ceño fruncido a su pareja, estaba siendo impetuoso en su hablar y le llamó la atención. Phichit, de alguna forma se hallaba consternado por su amigo y, por otra parte, Christopher y Michelle continuaban en silencio. Quizás, algo tensos por el temperamento de ambos Yuris, a excepción del General. El hombre sólo se reclinaba en su silla para acomodarse mejor. Quería saber a fondo sobre la actitud poco convencional de su «mano derecha»

—A tu fraseo le falta un pedazo. A mí no me engañas, así me pongas cara de culo… —Plisetsky siguió sin contención en su vocabulario. Katsuki no cambió su fachada endurecida, ya veía venir un comentario de estilo—. Chulanont, Giacometti y Crispino apoyan mi moción. Mi equipo piensa lo mismo y hasta yo me sorprendo por estar tocando el tema. Sabes que la ilegal no era santo de mi devoción hasta hace poco que la empecé a tratar y si algo le he de reconocer en este tiempo, son los ovarios y las agallas bien puestas que tiene.

—¿Ahora a la precipitación le llaman «valentía»? ¡Bravo señores! —Yuuri aterrizó a todo el mundo con su nefasta honestidad.

—Vamos Yuuri, esto sería una buena oportunidad para que la pequeña Oficial se ponga a prueba. —Intervino Chulanont, apelando a las habilidades de la joven y al voto de confianza en Plisetsky—. Si Yurio le da su apoyo, y nosotros también, tú puedes hacer lo mismo, ten un poco más de fe… Lo hará bien.

—Si lo que te preocupa es la parte donde ella deba tener contacto físico en el operativo, es solo cuestión de advertirle entre todos que únicamente colaborará en labores de inteligencia o en los escrutinios. —Ese fue Giacometti dando una solución de raíz.

—Y al rato la verán haciendo todo lo contrario y creyéndose… ¿No lo sé? ¿La mujer maravilla? Le di mi voto en el operativo anterior y no cumplió con el único ítem que le pedí ganándose una amenaza directa… Es un «No» de mi parte, y es mi última palabra. —Sentenció Katsuki definitivamente—. Nikiforov será buena y todo lo que ustedes digan… Pero, para ninguno de los presentes es secreto que ella no hace acopio de la «prudencia» y le cuesta seguir órdenes. Aún no tiene el criterio requerido para las misiones clasificadas por esos «importantísimos» detalles, y por lo mismo he de negarme. ¡No insistan!

—Lo siento, Katsuki. ¡Pero difiero contigo! —Phichit se incomodó e incluso su rostro expresaba algo de desagrado por la banda cerrada de Yuuri.

Ahora los dos colegas, acapararon toda la atención, no era común verlos hablarse así. Para Plisetsky, dicha situación alrededor de «Vickytoria» le había dado curiosidad, y pretenderá con el tiempo descubrir lo que «en realidad» está ocurriendo. Christopher puede que comprenda las razones de Yuuri, así como también lo haga con Phichit, pero más le preocupaba que los dos muchachos tuviesen esos roces por tonterías solucionables. Eso ocasionó que se interpusiera en medio de ellos para separarlos, el volumen de ambas voces fue en aumento hasta que…

—¡Cierren la boca!, ¡Ya oí suficiente parloteo entre los dos! —Por fin, la voz de Feltsman retumbó por todo lo alto y sin mucho protocolo.

—Nos… excusamos, señor.

Aquel hombre de pocas canas volvió a acomodarse sobre su asiento, colocando en esta ocasión sus codos sobre el escritorio, manteniendo el dorso de ambas manos entrelazadas debajo de su mentón y terminando de analizar todo el descargue expuesto. Respiró hondo, logrando expulsar por las cuencas de su nariz ese aire caliente de su envejecido ser y abrió sus párpados, mostrando el frío azul de su mirar, ese que ya conocen perfectamente y que sólo lo ha de usar cuando está por finiquitar un mandato.

—Yurokcha, solo respóndeme algo… y quiero que el resto cierre el pico. —Se dio el lujo de hablar con informalidad al rubio y a todos en la habitación, observándose el grado de familiaridad.

—Eh…claro…es decir, General. —A Yuri le pareció extraña esa tonalidad del mayor con él.

—¿Qué tan dispuesto estás para apelar por Vitya y su habilidad de percepción?

—Lo suficiente para meter las manos al fuego… Después de lo que hizo, dispondré de sus especialidades para seguir con el caso de la simbología.

—Si refieres a la organización, ya había hablado con Sullivan en base a tus reportes antiguos. Nos rectificó días atrás que la imagen que él había visto en algunos hombres, era un reptil… Las fotografías tomadas en las víctimas sometidas o asesinadas, fueron llevadas a análisis y comparación de vectores. Chulanont y yo personalmente, concluimos que posiblemente usen una figura de cobra… —Espetó Katsuki rindiendo sus cuentas.

—Y todo ese proceso que ustedes hicieron en una semana, la conejo lo resolvió en sólo seis minutos en el día de hoy. — Yuuri quedó helado y el ruso sacó de la baraja su carta del triunfo, representada en los documentos donde se plasmó paso a paso o las conjeturas realizadas por la joven—. El deceso de Sullivan nos dio la llave para conectar todos los procesos que se llevaban por separado en un solo hilo conductor. Nosotros hicimos un buen careo… y Nikiforov los unió uno por uno, de modo rápido, aportó bastante. ¿Cierto, S.T.?

—Efectivamente, C.P.

—¿Y ustedes? ¿Qué me dicen sobre la propuesta de Yurokcha? —Esta vez se dirigió a Christopher y a su subordinado.

—Pienso que es una excelente idea. Todos los presentes hemos supervisado a los novatos y hemos puesto mucha más atención en Vickytoria debido a sus condiciones, y sí, admito que es algo «especial» de tratar. Sin embargo, vale la pena resaltar sus triunfos.

—Aunque «algunos» —Dijo el tailandésenfatizando esa palabra apropósito para Yuuri, cosa que el japonés entendió—. Continúen empecinados en no aceptar lo visible, por crearse perjuicios anticipados… Con buen tacto, ella camina sobre las aguas.

—»Je… tu hija es una copia exacta de ti, Andrei»… —Mientras que el mayor pensaba aquello, salió con esa curva irónica en su rostro y después, dirigió sus palabras al exterior para todos—. Bien, habiendo oído todas las adjudicaciones, me queda muy claro lo que pienso definir… Plisetsky, en mi poder como máxima Autoridad, lo que me has solicitado sigue en pie. Tienes mi Aval.

—Cool!!! — El ruso, no disimuló su triunfo—. ¿Cómo te quedó el ojo, Enano? —Y parece que su cinismo, tampoco lo difuminó.

—Yurokcha más respeto, y presta atención.

—Señor… ¿Esto es en serio? —El japonés no lo podía creer. El ruso mayor ignoró la queja, continuando hablándole al ruso, al kazajo y los tres superiores de más rango.

—Plisetsky, si uno de tus recursos es apoyarte en Nikiforova, hazlo. Altin, si usted y sus compañeros necesitan el aporte de Nekola, háganlo. Aparte de ello, Giacometti, Chulanont y Crispino, colaborarán con los novatos… —Eso puso contento al moreno, quien miró confianzudo a su amargado amigo y el otro colocó sus ojos en blanco en desaprobación—. Plisetsky, como punto adicional, quiero que reportes a los mencionados todos detalles más mínimos, así como al superior directo de ellos, que es Katsuki, cuando concreten barridos, redadas, fogueos de campo, entre otras cosas en base a sus escrutinios…

—¡Esto es absurdo! —Yuuri opuso resistencia.

—¡No a lugar, Katsuki! ¡Es una orden! Sigues siendo el Jefe principal de los comandos y las divisiones. Los novatos como el resto son tu responsabilidad, aún si no estás de acuerdo con los arbitrajes tomados en estos momentos.

—Si no hay más por hoy me voy, Viejo Feltsman…

—¡Yurokcha, no abuses de tu informalidad, carajo! —El hombre mayor rezongó por ese trato impersonal.

Plisetsky pasó por el lado de Katsuki y terminó con un—: «Nos vemos, Jefe» —Restregándoselo de manera mordaz en todo su rostro. Altin le reclamó por esa osadía, pero nada ni nadie le robaría al rubio esa sonrisa sagaz. Ambos jóvenes se retiraron, al tiempo que lo hizo Crispino para buscar a Nekola y ponerle al tanto de su nuevo status.

Katsuki volvió a recriminar de forma exasperada a su General, justificando que esa decisión no fue del todo acertada, pero Feltsman lo hizo caer en cintura a la fuerza.

—¿Acaso estás poniendo en duda mis resoluciones?

—N-no señor… pero….

—Yuuri, no insistas…—Le miró Phichit, un tanto calmado.

—Los hechos hablan por sí solos… —Lo confrontó Christopher. El suizo ya se encontraba aburrido de sus quejas—. Sí el jefe le hubiese dado la gana de poner esto a votación, serían seís votos en tu contra. — Contestó, matándole sin demasiadas vueltas.

—Pero…

—Pero nada, muchacho… —Lo paró Feltsman—. Sé muy bien lo que me quieres decir con respecto a Vitya, tu preocupación e incluso, sé perfectamente lo implica involucrarla en algo tan complicado por su personalidad rebelde o volátil. Pero, necesitamos resultados rápidos con este caso. Una vez me dijiste que era un diamante el cual se debería pulir poco a poco. Lo que ha logrado en el día de hoy fueron pasos agigantados. Andrei Nikiforov solía tener ese esquema y Vitya no le perdió ni pie, ni pisada. —La última frase la dijo tan rozagante que brillaba con luz propia. Sin duda Vickytoria es digna sucesora de su ex-pupilo—. Es algo que no pienso desperdiciar y aprovecharé eso a nuestro favor.

—Pero señor Feltsman…

—No pienso excluirla y doy por concluida la reunión. Ahora, ¡Todos fuera de mi oficina!, ¡A TRABAJAR!

—Bien, perfecto «señor» … —La mirada de Katsuki revelaba la furia contenida en su interior. El hombre se fue del lugar y…

—Oh vamos Yuuri… No te eno…—Estrelló de un portazo la puerta—, ¿jes?

—Déjalo que se oxigene, Phichit. —Le aconsejó Chris—. Ese amargado anda obstinado, y no nos hará caso…

°°°°°°

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Con ese orden de ideas, regresamos con Katsuki. Aquél Teniente Coronel no le había agradado para nada la decisión tomada por su superior. Se encontraba en desacuerdo que novatos como Vickytoria o Emil fuesen participes en esa latente peligrosidad, y más en Vickytoria… Aún más en ella por todos los cúmulos que él ha ido descubriendo a medida que la investigación ha roto brechas o dado pinceladas oscuras. Pinceladas viejas que lo conectaban lentamente con cierto caso archivado de su pasado y que, de ser así, Vickytoria podría verse afectada. Su cuerpo se tensó y su presión se aceleró de solo pensar que las cosas se están engranando, generándole una terrible sensación.

Más atrás, el tailandés de ojos negros caminaba por los pasillos con desespero. De hecho, no esperó a que su jefe de rango y su otro superior de línea terminaran de hablar… Los dejó, para ir en busca de su amigo y saber por qué se encontraba así.

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—Me extrañó esa actitud renegada en Katsuki y conste, que yo soy la oveja negra del equipo. —Regateó Giacometti.

—Pero, quiera o no, deberá acatar mis órdenes. —Expuso Feltsman—. Hace…años que no veía tales destrezas en un oficial que no fuese Andrei, el que Vitya lo heredara es provechoso y… ¿Huh? ¿Chulanont?

—¿Hey, a dónde vas Phichit?

—¡Lo siento, ya vuelvo! 

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Phichit imaginó tener una mínima idea sobre el su actuar. Puede que Yuuri use como excusa las debilidades de Vickytoria, y puede que tenga lógica muchos de sus planteamientos, pero está casi convencido, que el japonés tenía una razón más fuerte para estar así de intranquilo… ¡No! Volviendo a evaluar todo, concluyó que sobreprotector era la palabra adecuada. Le observó a unos metros de él y pegó la carrera para poder darle alcance. Yuuri no se percató de que el tailandés venía aproximándose hacia él, su cabeza estaba hundida profundamente en sus pensamientos. Frunció el ceño al tiempo que empuñó su mano, pero detuvo su movimiento y desairó siseante al golpear la pared que se encontraba a su costado.

—¡Argh…! ¡Maldita sea! ¡Esto es increíble!

—Lo increíble es verte maldecir de esa manera, Yuuri. —Llegó Phichit a su lado, respirando agitadamente. Después, le miró en buena chanza.

—Será mejor que… me dejes solo si vas a empezar a sermonearme, Phichit…

—¿Pues qué crees?, seré todo un recriminador y ahora te tocará escucharme, Yuuri amargado.

—¡Ah! qué bien! —Yuuri trató de aislarse de su amigo y continuó el rumbo directo a su propio despacho.

Phichit ya conocía los arranques del japonés, e igual le valió un bledo el que Yuuri se comportara así de grosero. Llevaban años de conocerse, solo les faltó ser «concebidos» por la misma madre. El moreno no le dio tregua alguna, sacándole los trapos al sol. Yuuri en su elocuencia, logró evadir todos y cada uno de sus regaños, armándose con sus juicios establecidos. Desde hace cinco o seis años, Katsuki era de los más interesados de tomar las riendas en esta misión clasificada por la importancia que le tiene a nivel personal.

Phichit, como el resto de sus amigos (Leo y Giacometti) habían luchado con él a capa y espada buscando pruebas, cosas tácitas que les ayudarán a confirmar y a derrumbar esa «versión rebuscada e impartida» por los dirigentes que comandaban en su momento a Rusia o Japón, cuando las tragedias y el derramamiento de sangre ocurrirían en cierta década de los 90’s y parte del 2000, en base a ese grupo u organización terrorista al margen de la ley, trayendo como consecuencia la pérdida de muchas personas inocentes y la matanza de varios oficiales por una módica suma de dinero. En ese listado, incluían los fallecimientos de Kouji Katsuki, Andrei Nikiforov y Lucy de Katsuki.

Después de un extenuante seguimiento y monitoreo de inteligencia, empezaron a exponerse resultados concluyentes, que los acercaban más y más a reabrir esa vieja encomienda archivada en el olvido, todo eso, a partir de la llegada de nuevos miembros a su equipo y eso obviamente destacaba a Vickytoria. Pero aquello en lugar de alegrar al joven superior, lo tenía con su neutralidad algo alterada, cosa que quizás los demás habían pasado por desapercibido, yéndose por las ramas disciplinares, (viendo los regaños y sanciones diarias impuestas del Mayor hacia a la menor por sus «travesuras») pero que Phichit, si supo leer más allá con todo y punto sobre las íes.

—Yuuri, por favor, tampoco es tan malo.

—Eso lo dices porque tú no eres quien debe lidiar con ella o sortear sus ocurrencias en momentos críticos de nuestras labores, las veinticuatro horas y siete días a la semana.

—Puede que tengas razón, aun así, cosas como la rebeldía o los impulsos son… algo propio de los jóvenes a esa edad. —Phichit le ganó la partida—. Yo lo fui. Tú lo fuiste. Todos lo fuimos alguna vez, hasta el mismísimo Andrei o Kouji, lo fueron…

—Pero con ella ya es otro nivel de estrés, y como bien han dicho todos…Vickytoria es hija de Andrei, la leyenda más brillante que el mundo pudo conocer, y lo que tenía mi maestro de lobo estratega, también lo tuvo de imprudente, y la imprudencia, es algo que ella le heredó muy bien.

¿Una tan grande como su drama acumulada? —Ese comentario desatinado pero intencional, asombró a Yuuri.

—¿Tal vez? —De la nada se le escapó un intento de risa, pero eligió negar.

Phichit logró su cometido, el moreno solía salir con alguna de sus bromas cuando Yuuri estaba al borde de mandar al carajo su paciencia por su propia naturaleza o su propia presión. Era alguien que pensaba a fondo sobre el asunto, siempre observando miles de vías alternas para así ir de fija sobre la más segura, pero cuando Yuuri no tenía control en ciertas movidas, fácilmente se sumía en un estado de completo estrés; lo que hacía imposible poder charlar con él y de igual manera, Yuuri se había sentido como un tonto por haber discutido en la oficina de Feltsman y de esa manera con su amigo.

Los dos continuaron su travesía. El silencio fue conciliador en Yuuri y un previsor para Phichit. Él solo le llevaba tres años de ventaja a su hermano japonés, (no de sangre, pero sí de corazón) esperó a que estuviese más calmado y así, escudriñar poco a poco entre sus preocupaciones. No era algo bueno que se las estuviera guardando…

—Ahora que lo pienso, la pequeña conejita también es igual de frentona que su padre.

—Así como el doble de caprichosa. Pero agrégale dentro de su prontuario el ser alguien completamente mimada, infantil y ni hablemos de su faceta de princesa dramática, Phichit. Es peor cuando arma berrinches o hace sus… pucheros.

—¿En serio? ¡Chris y yo pensamos que sus pucheros son adorables! —Fue sugerente y pronto el T.C. reaccionó ante ello—. Esa descripción de tu parte hacia Vicky, no me la esperaba, Yuuri. Veo que ya la conoces muy bien.

—Ah… —Katsuki terminó con un tenue carmín.

La incomodidad se apoderó dentro de él y percatándose de que había bajado la guardia por unos segundos, Phichit con ese indicador, completó sus indicios. El joven trató de camuflar su jugada, demostrando su formalidad.

—Aquello lo dije porque en la mayoría de las ocasiones, es otro de los factores que coloca en desventaja a Vickytoria y que no pienso experimentarlo en dicho operativo clasificado…

—Sabes que no te creo. —Detuvo sus pasos, cruzándose de brazos en frente de él.

—¿Es malo que yo prefiera prevenir algún suceso?

Perfecto, dos podemos jugar este juego, señor práctico. ¿Exactamente a qué le temes?

—¿A qué te refieres con temer? —Le devolvió la pregunta algo intrigado.

Phichit dudaba mucho que fuera debido a los análisis criminalísticos, Vickytoria era un abundante oasis en ello. Quizás sí era por sus imprudencias que, en parte, formaban el factor número uno que les daba peso a los argumentos de Yuuri, pero eso era algo que fácilmente se podía corregir. No olvidemos que su amigo es: Yuuri «Don práctico» Katsuki y hasta ahora, ha domado muy bien a Vicky, para que no cometa muchas de sus travesuras.

—Bromeas, ¿verdad? Sólo en esta semana, ya me dieron quince reportes por su pésimo comportamiento, sin contar las anteriores. Todos saben cómo ella suele desenvolverse y, aun así, Yakov insiste dejarla participar… Yo —Se pasó una mano sobre sus hebras oscuras, expresando su infortunio y desespero—. Yo no tengo tiempo para discutir o darle sermones a Vickytoria sobre lo mismo en temas tan decisivos, todo por tomarse las cosas a la ligera. No quiero llegar al límite de mi paciencia y revelar mi verdadera dureza un día cualquiera, dónde realmente se encuentre salpicada en un serio problema, provocado por sus disparates. Sabes que la mano no me temblará cuando le haga un severo juicio y lo haré, así ella sea…

—Alguien que últimamente se está convirtiendo en una persona muy valiosa para ti, ¿cierto…? —Yuuri calló, reaccionando a este ese enunciado y Phichit habló…—. ¡Lo sabía! El tailandés sonrió al ver que un sonrojo más pronunciado que el anterior, se esparcía por las mejillas del joven.

Phichit ya se lo había mencionado con anterioridad y esto solo confirmó rotundamente sus sospechas. No obstante, sentía que había algo más profundo que se encontraba oculto y se aventuró a presionarlo un poco más para que éste terminara de soltar todo lo que tenía escondido dentro de sí.

—Yuuri, escúchame. Ahora estás negado y comprendo lo que dices a nivel laboral… pero, ya Yakov se dio cuenta del buen elemento que ha sido Vicky en los dos últimos operativos… Tú mismo se lo dijiste cuando evitaste que la devolvieran a Rusia. Tú fuiste el primero en creer en ella, después fuimos nosotros y ahora el resto del equipo lo está notando. Plisetsky es prueba de ello. Te peleó con argumentos. —Ante la declaración del tailandés, los orbes de Yuuri se desviaron hacia el lado contrario. Phichit conocía perfectamente sus puntos débiles y sabía cómo golpearle hasta dejarlo en knock-out, así que no se detuvo, prosiguiendo con sus palabras.

—El caso clasificado de los Kazuma es muestra que vamos por buen camino. Estamos más cerca de descubrir las circunstancias reales de esa organización, que ya no es tan secreta para la cual sirven o su vínculo con el modus operandi del otro grupo delictivo de hace años atrás y…

— Lo sé, ¿crees que no lo sé? ¡Sé perfectamente de las capacidades analíticas de Vickytoria!, es… igual que Andrei. Una vez que toma algo, no parará hasta desmenuzar a fondo todo a su paso.

—¿Y eso no es bueno? ¡Tú eres de los mejores en estudio de casos!, ¡y con esa mano extra de Vicky, dos cabezas piensan más que una! ¡¿No lo crees?! —Lo esperanzó, pero…

—Para mí no lo es… —El tono inexpresivo que se percibía su voz y el desánimo reflejado en sus iris apagados, dijeron todo lo contrario.

—¿Yuuri?

Abrió la puerta de su despacho con desgano, y se sentó en uno de los muebles, estaba pensativo. En lo que llevó sus índices juntos en medio de su nariz y se masajeaba el entrecejo, manteniendo sus ojos cerrados, se encontraba con una cruz que no sentía desde hace tiempo…

Esa cruz que va y viene, memorándole su objetivo, sus miedos, sus demonios y a la culpable de su cambio. Phichit se arrodilló ante él. Lentamente retiraba sus manos, revelando su rostro y le miró con preocupación.

—Hey, Katsudon… ¿Hace cuánto que somos amigos?

—Desde niños…Phichit-kun.

—Vaya… es agradable que aún me llames así…

Phichit fue, es y seguirá siendo un apoyo incondicional en la vida de Yuuri y en estos momentos, el moreno no pensaría ni un instante en brindarle fraternidad a su compañero. Fue su primer amigo cuando llegó a Japón con sus familiares. Siendo un niño de ocho años que no dominaba en absoluto el japonés pero que, de algún modo, Yuuri con solo cinco años de edad, se las había ingeniado para buscar toda clase de formas para comunicarse con él cuando asistían a clases, vendiendo su timidez y siendo su amigo desde el día en que Phichit, le defendió de unos bravucones que estaban molestándole debido a su estatura. Quiso hacerlo sentir bien acogido, incluso en un país tan frío y cuadriculado como el suyo. Claro, al moreno jamás le importó que fuese menor o lo que sea. Su amistad fue verdaderamente genuina y eso siempre lo ha de valorar. Al ir creciendo juntos, Phichit presenció muchas virtudes en Yuuri, como su lado bondadoso y gentil, la majestuosidad artística con la que se desenvolvía en los instrumentos musicales, su enorme fuerza de voluntad, su calidez, o su gran amabilidad, más aquello, era opacado por una sombra que siempre aparecía frente a él, haciendo alarde de mala hierba… la ansiedad.

—Entonces ¿Me dirás el porque te encuentras así?, Sabes que… puedes confiar en mí y también sabes que no es bueno que te reprimas o te hagas el fuerte… Lo prometiste, Katsu.

Había olvidado lo que era figurar en Yuuri esos asomos de ansiedad. La ansiedad no era algo que se pudiera curar mágicamente, tampoco era algo que se erradique de raíz. Es una lucha constante con la cual, se debe luchar día tras día y puede manifestarse en muchos grados, según quien lo padece y también puede someterse a variaciones debido a las circunstancias.

Phichit, Mari, Lucy, Kouji y Andrei (esos tres últimos en vida) fueron a quienes les tocó sopesar gran parte de la carga emocional de Yuuri.

Tras la muerte de su hermano, de su cuñada y de su maestro, la ansiedad se elevó a un grado crítico que lo atacó ferozmente. Fue una época penumbrosa y depresiva en la cual, no era consciente de sí mismo, ni de sus propios actos. Phichit fue ayudándolo poco a poco a recuperarse, llevándolo a sus terapias, ayudándolo con su sobrino, recordándole día a día las razones para no dejarse vencer y fue gracias a su empeño que Katsuki continuó firme.

Yuuri tomó un respiro pausado. Sus ojos se encontraban mirando a cualquier punto, mientras que podía notarse un tic de movimiento nervioso en su pie. De la nada, empezó a hablar.

—Cuando decidí retomar mi profesión a causa de los acontecimientos ocurridos, lo hice impulsado por sentimientos para nada gratos al inicio. Eran unos cargados de completo odio y de hecho, me daba igual el cómo se desarrollarán los contenidos o lo que necesitara realizar para lograr mi objetivo final.

—Yuuri ni se te ocurra decir esas cosas, ya lo hemos hablado. El odio no conlleva a nada bueno…

—Lo sé… Sonrió en corto sin perder la amargura en su voz—. A fin de cuentas, yo escogí esto. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para dar con el culpable cuando hace tiempo nos asignaron este caso clasificado, pero…

—Un momento… ¿Estabas…? —Chulanont no fluctuaba la palabras secas y honestas en Yuuri.

—Eso parece…—Hablaba muy serio. Más aquello, fue sorpresivamente revelador.

—¿Algo cambió? —Preguntó el tailandés.

—Sí… —El japonés respondió—. ¿Y sabes a qué cosas temo por primera vez en años…? —Phichit negó. En realidad, no tenía ni la más remota idea, pero Yuuri estaba claro en su sentir—. Temo… El no saber cómo seguir llevando este caso, teniendo bajo mi mando a una de las personas que indirectamente fue afectada en el proceso.

—No comprendo…

—¿En serio no tienes ni idea? —Puntualizó más sosegado.

Un intento de sonrisa sincera y sin amarguras se asomaba por las comisuras de sus labios. A Yuuri le hacía muy bien hablar con Phichit. Luego, soltó sin miramientos sus miedos.

—Conozco perfectamente los alcances y fortalezas de esa persona, la cual tú conoces bien, así como sus debilidades. No negaré que éstos meses han sido… Muy interesantes. No te negaré que por momentos me ha sabido dar buenos consejos, haciéndome sentir más cercano a mi lado humano y no negaré que… Algo sucede dentro de mí cuando comparto con «ella» fuera del ámbito policial, hasta mi sobrino se encuentra a gusto con ello… Ambos lo estamos.

—»¿Ella?» … —Especuló Phichit internamente y sus suposiciones las exteriorizó de inmediato. —¿Acaso estás refiriéndote a Vicky?

Yuuri guardó silencio. Ese silencio implícito le dio a conocer a Phichit lo complicado que era asumir el reto.

—Pero si nos enfocamos nuevamente en nuestra profesión o en lo que ha ocurrido en estos días, junto a ese giro inesperado en los historiales de hoy, para mí todo pinta de un modo poco alentador, siendo sincero. —Atestiguó con inquietud—. Los enlaces de esa nueva organización gradualmente se relacionan entre sí, con las inconsistencias del antiguo caso que nuestros ex-superiores rendían hace años atrás. Si… Ella con poca información, ya se adentró a la olla podrida, no quiero ni imaginar lo que hará cuando se dé cuenta del designio a trazar o de las «falsas» declaraciones rendidas que hicieron los de arriba para disimular la magnitud real. —Phichit quedó pasmado ante la declaración del otro.

El resumen de Yuuri fue concreto, y no paró allí.

—Yo… temo, porque sé que ella escudriñará más de la cuenta y en medio de su indiscreción, se topará con cosas turbias, cosas ajenas a las que no debería someterse tan pronto. Temo, porque no la siento «lista» o «preparada» para asumir con madurez los golpes que le dé esta «prueba», por así decirlo. No a nivel profesional… sino emocional. Que mencionen a esa persona a quien amó y respetó en vida, le dará un golpe de suma importancia y lo que más temo es…

Katsuki ahora levantó su rostro menguado, posando su mirada en los ojos de Phichit e hizo una pausa para terminar de explicar su punto.

—Lo que más temo es que esa persona, la cual tú y yo conocemos… Se pierda en el dolor, una vez que descubra cómo fueron las circunstancias reales en las cuales falleció su padre, quien era nuestro jefe o sus seres queridos, como mi hermano o mi cuñada. Temo que la ira, la tristeza o esos sentimientos distantes que te mencioné, la embarguen. Temo que sus joyas azules ya no emanen esa calidez inocente que tanto me gusta admirar, que oculte el brillo de su risueña sonrisa… Que se aleje o que cambie drásticamente. Yo temo que… Vickytoria pase algo parecido por lo que yo tuve que pasar… Yo… ya estoy quebrado y jodido en muchos sentidos, y no creo tener solución para mi problema… A mí no me gustaría que viviese lo mismo.

—Yuu…ri…

Finalmente, Yuuri descubrió su interior, hallándose desnudo y sin velos que otorguen amagues, nubes, o embrollos. El japonés sacó fuera de sí todo ese peso que durante mucho llevaba cargando, sintiendo una sensación de alivio. Más no por ello, perdió el foco de dicha conversación, manteniendo su compostura todo el tiempo.

—Yuuri, puede que vislumbre tu situación, pero como alguien adulto, uno mayor que tú, y como tú amigo, veo justo que Vickytoria se entere de la verdad y busque respuestas sobre lo acontecido. — Yuuri lanzaba una mirada en negación, pero Phichit no ocultó sus verdades—. Claro que le dolerá, más ella es… una chica fuerte que sabrá sortear las cosas. Ha demostrado ser muy fuerte física y emocionalmente hablando, más de lo que imaginamos; y también como agente de ley, te recomendaría seguir los conductos y enfrentar con firmeza lo que el futuro te depare junto a tu subordinada. Piénsalo, yo veo muy acertada la orden de Feltsman.

—No. —Aseveró tajante—. Definitivamente no pienso hacer eso. A Vickytoria todavía le falta madurez y responsabilidad para llevar una labor como ésta, y lo digo desde su función como oficial.

—No seas terco… El destino les ha entregado una oportunidad única de buscar juntos a los agresores, de hacer justicia por Kouji, Lucy y Andrei. Tú eres excelente como guía, ella es buena en lo que hace y lo sabes. Estoy seguro que, si hablas con Vicky, le explicas sus falencias a fondo y le dices de una buena vez las cosas ocurridas hace años atrás, la chica andará con mesura. No te dejes auto-gestionar por pequeños baches como su rebeldía, o indiscreción. Aquello es corregible, y obvio que no se logra de la noche a la mañana, pero se puede, Yuuri.

—Y ya te dije lo que pienso al respecto. Chulanont. —Confirmó su ordenanza con severidad. Katsuki retomó su semblante duro como Teniente Coronel, dejando a un lado ese momento de fragilidad de hace unos segundos atrás. Se puso en pie y caminó hacia su escritorio para posicionarse en su puesto, mirando la correspondencia esparcida sobre la superficie de madera y los nuevos recados pegados sobre el pizarrón—. Ah, y será mejor que me oigas, porque no lo repetiré. Ustedes exigen que la involucre en esto, ¿no? ¡Perfecto, no hay problema! Pero les recuerdo, que puedo alternar ciertas directrices.

—Yuuri, ¿No harás lo que estoy pensando, o sí? —Phichit no terminó de imaginar lo que iba a seguir a continuación, puesto que esos irises rojizos serios observando fijamente hacia su dirección, la ceja arqueada y su oratoria, le dieron contestación.

—Nikiforov no participará físicamente en misiones, casos u operativos de categorías A+, A o B+, incluyendo este folio de categoría clasificada. Sin embargo, ella sólo podrá dar soporte en la… «locura mencionada», observando los reportes escritos desde su lugar en la academia, y solo verá lo que yo disponga, porque sigo siendo el superior encargado de la oficial. Es lo mejor por ahora y legalmente no he incumplido con el dictamen del General, por lo que es un movimiento válido.

—¡Katsuki Yuuri, eso no es justo! ¡Estás siendo egoísta y lo sabes!

—Llámelo como quiera, y soy Teniente Coronel Katsuki, para usted, Capitán. —Ratificó con autoridad—. Tome esto como una practicidad de mi parte.

Phichit se enfureció enormemente. Hablar con Yuuri en su fase más cerrada, era imposible. Por lo mismo, el subordinado prefirió dejar las cosas así porque de continuar con aquello, le ganaría el impulso de golpear en la cara a su jefe.

—¡Como usted ordene «su amargada eminencia!» ¡Eso me quedó muy claro! —Soltó sin mesura—. Cuando se te pase la obstinación y estés dispuesto a escuchar de verdad, ¡Hablamos!, ¡Yo me largo!

—Cierra la puerta al salir. —Le comentó sin mirarle, en lo que leía las correspondencias e ignorando la querella del capitán para con él.

Más este al final salió del lugar y la tiró de un trancazo. Fue tan fuerte que, al azotarla, asustó a las secretarias y ejecutivos de las oficinas; y nosotros nos preguntamos: ¿Alguien puede pensar en las pobres puertas, por favor?

Phichit intentaba serenarse, pensando en su mantra o apelando a sus buenas vibras. Aun así, presiente con esas aguas agitadas que lo que viene… no haría el ambiente agradable.


Sala de juntas de los altos mandos. (T.S.P.A) – Tokyo, Japón
Mediados de Abril del 2017 – 1:00 pm. (al día siguiente)

Muchos pasos sobre los pasajes se escuchaban acelerados, cada uno con su propio sonar. Tacones, suelas, botines, miles de calzados que se distinguen entre ellos, pero solo uno, se sentía cargado de impotencia…

El azul de aquélla oficial no lucía como otras veces. Su humor distaba por mucho al alegre y gentil que le caracterizaba, dejando a varios en total sorpresa. Giró por una esquina y continuó avanzando hacia su destino. La ruta a atravesar era larga, mientras ella se mantenía estructurando en su mente las palabras adecuadas para poder enfrentar a su amargado superior.

El día de ayer, Plisetsky le avisó al par de novatos que asistían junto con él a clases de japonés, que cumplirían labores especiales en su investigación y solo debían esperar la notificación escrita del T.C. Aquello los emocionó en demasía, prometiéndole al rubio dar lo mejor de sí. Emil lo tomó por el lado benéfico, deseaba aprender al máximo de sus colegas. Vicky por su lado, si bien se sentía completamente honrada de que la convocaran para algo importante, ella encontraba esto demasiado provechoso, ya que le daría la oportunidad de estar más cerca de Yuuri y así preguntarle en el momento indicado, las cosas relacionadas con su propio pasado que sólo él conoce, y puede que le revele datos ocultos sobre aquellos fatídicos días.

Vickytoria, por ser una niña desamparada en ese entonces, no podía hacer nada. Su abuelo y su tía siempre fueron esquivos referente a ese tramo doloroso. A medida que fue creciendo, y dándose cuenta que no todo es lo que parece en su gobierno o en las incipientes respuestas que obtuvo, se sintió con el deber moral de indagar sobre los hechos reales, dándole otra razón suficiente para empecinarse aún más en ejercer la profesión de su padre, profesión que Andrei amó en vida hasta su último aliento de existencia, sirviendo lealmente a la rectitud como a la justicia. La misma profesión que acabó con la mitad de la felicidad en una pequeña criatura, y que ahora en su juventud, tenía la oportunidad de cobrar con creces esa impunidad.

La noche continúo su curso, trayendo consigo sus pormenores en la mañana.

Tal como les había dicho el ruso, en las primeras horas del día, un dragoneante les llevó la notificación. Nekola al leer la suya, no pudo evitar mostrar su boba sonrisa de completa felicidad celestial. Pero Nikiforova al leer la suya… solo pudo sentir como una inmensa furia viajaba rápidamente por su cuerpo, observando en total indignación la notificación escrita que sostenía entre sus manos. Vio injustas las condiciones que le fueron impuestas para permitirle participar en el caso ¡Todo en ella fue injusto! y sin poder soportarlo un minuto más, se fue hecha una fiera hacia el sector de los altos mandos. Emil fue detrás de la joven, preocupado al observar el caótico estado en el que se encontraba y se dirigieron hacia allá, pero más al hablar con la secretaria en jefe del lugar, les había informado que el T.C. junto a varios de sus hombres, se encontraban en plena contienda de imprevisto, por lo que hacía imposible un enfrentamiento verbal con él y debían esperar hasta las horas de la tarde.

Emil miró con plena calma a esa pequeña conejita tierna y enojada. A él tampoco le pareció justo dicha redacción, pero supuso que su superior debió haber tenido alguna buena conjetura para llegar a esa conclusión, por lo que se colocó frente a Vickytoria y hablándole igual que un hermano mayor, le aconsejó que, si ella lograba hablar con Katsuki, que lo hiciera manteniendo su cabeza fría y serena. Creyó conocer suficientemente a la joven como para saber que al estar completamente exaltada, no suele frenar su lengua. Ella sólo pudo lanzarle al checo una mirada llena de frustración, pero al no haber otras opciones, se retiraron de las oficinas.

Vickytoria no consiguió concentrarse en sus clases. Se encontraba dispersa, rogando al tiempo que acelerara el reloj para estar cara a cara con ese amargado que tiene por jefe. Dos días después, corrió el rumor que los superiores ya estaban de regreso, y ella sin pensarlo dos veces no volvió a ingresar a su salón, sino que dirigió sus pasos hacia las oficinas centrales y así, plantarse frente al teniente y reclamar sobre las injustas que fueron las condiciones en la notificación escrita… De hecho, volvemos al punto donde la vimos marchar con desenfreno. Llegó a la recepción con su aire elitista y solicitó sin rodeos a la secretaria que le brindara información sobre su jefe. Ella le confirmó que ya se encontraba en la academia, pero que aún se mantenía ocupado…

—»Hah» …» ocupado» … —Pensó con la ceja levantada en medio de su enfado—. «¡Mis ovarios!» … —Concluyó. Luego volvió a preguntar a la funcionaria—. Señora, ¿Con ocupado se refiere a una reunión con el General o los de la ANP?

—Bueno… no exactamente, pero… el T.C y sus colegas se encuentran ocupados en sus itinerarios.

—¡Qué bien! Eso significa sí puedo hablar con él. Si me disculpa, iré para allá.

— En serio oficial, no puedo permitirle el acceso. El señor Katsuki dio órdenes explícitas de no molestarle y…

—Y yo tengo que hablar con el T.C. Katsuki de algo que le compete, «ahora». —Interrumpió tajantemente a la funcionaria, casi colmando el límite de su paciencia.

La secretaria intentó persuadir a la joven, negándole por completo el paso y Vickytoria viendo su plan, pensó en hacer uso de otros recursos. Se cruzó de brazos en pose altiva acomodando su mechón, ese rostro de diva maldita decía en ella: «¿No sabes con quién te has metido, cariño?», y sin mucho cuento, amenazó con armar un gran escándalo monumental y sin mucho cuento, amenazó con armar un gran escándalo monumental si continuaban en esa tónica y no le permitieran pasar.

Todos los presentes sintieron un escalofriante dejavú al recordar la ocasión en que aquélla señora de prendas finas (llámese «Cruelaforova») utilizó la misma técnica para lograr su objetivo. La niña se fue de largo y más atrás, la secretaria con su auxiliar…

En otro punto, Yuuri, Phichit y Chris observaban el mapa trazado de Shibuya que se extendía frente a ellos, marcando los puntos articulados y desarticulados de droga, armamentos y/u otras operaciones delictivas originadas por el clan criminal. Hoy no había sido un buen día. A los tipos que iban a sorprender en ataque armado, les dieron el campanazo anticipando su huida, dejando un «regalo atribuido» donde la sangre, el terror en el tumulto de civiles desorientados y los heridos del bando policial, fueron los protagonistas de la escena.

El enfrentamiento frontal ya venía declarándose desde hace muchos días atrás, siendo el tráfico de sustancias peligrosas el problema más visualmente latente en la localidad de Shibuya, que atentaba contra la comunidad anexándole a ello, la prostitución forzada, la venta de armas entre otras prioridades que si bien, se encontraban en segundo plano, no dejaban de ser importantes. No había sido nada fácil erradicar esa hierba venenosa. Día tras día el clan Kazuma había ido retomando liderazgo en las calles y pese que el cuerpo policial del FPJ tanto como del F.E.G.I. intentaban detener a presuntos individuos implicados en éstos delitos, las recientes fallas habían estado expuestas a oídos de la A.N.P, y los altos dirigentes exigieron respuestas concretas, por lo que al final, armaron un comunicado directo a los organizadores del caso. Tras lo último, Feltsman con una dureza insuperable, no paraba de apuntar significativamente a todos de sus metas, de los delitos contra el patrimonio, de la comarca y de las ordenanzas. A los chicos no se les había hecho extraño el actuar marcado en el General, siempre había mostrado firmeza cuando las situaciones lo ameritaban y más aún al trabajar bajo presión.

Para completar el asunto, Chris estuvo poniendo varias veces orden entre los oficiales. Su trabajo fue muy individualista, haciendo las cosas cada quien, por su lado, pareciendo perros ladrando por todo, y en parte influyó mucho en el fracaso tensionante de hoy.

¡BUENO, YA BASTA!— Christopher los mandó al diablo. Los dos asiáticos parecían un par de críos, faltos de buenas reprimendas —¡¿Qué carajos?! ¡Compostura señores! ¡Todos los subordinados se dieron cuenta de su actitud!, ¡Somos la puta cabeza de las divisiones y de los escuadrones que dirigimos! ¡Los necesito a ambos centrados!

Tal vez eso no hubiese pasado, si aquí el «Teniente Coronel», se dignara a «escuchar» a su gente… —Esa puya la había dicho con doble intención.

—Será porque lo que estaba pidiendo no era viable, «Capitán». —Se la devolvió, haciendo uso de su negro sarcasmo.

—Lo tuyo tampoco era viable.

—No más que tú y lo sabes.

¡NINGUNO DE LOS DOS FUE CERTERO EN LA REDADA DE HOY! Giacometti los volvió a callar. Katsuki y Chulanont, se cruzaron de brazos y voltearon sus rostros con fastidio hacia otro lado—. Desde ayer están así. Ambos son adultos, separen sus jodidas molestias y sus «mierdas» del trabajo que nos compete… Y no quiero más ladridos entre los dos, sobra decir que lo de hoy fue una completa porquería. ¡No se puede volver a repetir! —Dio un suspiro completamente estresado, no le simpatizaba esta situación en el par de muchachos.

Una vez que Giacometti volvió a traer el orden, estaba por retomar la palabra y pedirles ideas sobre el cómo actuar en los puntos faltantes, hasta que la joven secretaria, apareció sin anunciarse. Katsuki fue directo, preguntándole la razón de su interrupción y la empleada apenada por esa repentina intromisión, resumió lo sucedido en la recepción.

—¡Ah! qué bien, más problemas… —Intuyó el T.C. con fastidio.

En los pasillos, se escuchaban dos voces de mujeres aproximándose a su oficina, donde una de esas, era la voz de Vickytoria.

—Espero y Vicky te deje un par de «estacas» en tu coraza. —Se lo arguyó con justa causa el moreno.

«Oh esto no es bueno» … Presintió Christophe seriamente. Con sus dedos tocando su mentón, escuchó las últimas palabras de Phichit.

Solo rogaba que el ambiente no se tornara más pesado de lo que ya estaba, pero era una persona realista. Con Yuuri en esa tónica, era probable que Vickytoria le terminara por reclamar por su condicionada notificación. Katsuki fue al meollo del problema y Vickytoria se hallaba decidida a pasarse por la faja las indicaciones de la secretaria y su auxiliar.

—Oficial, entiéndame por favor…

—¡Voy a entrar, y puede apostarlo!

¡NIKIFOROV! —La voz de Yuuri hizo acto en escena. La platinada posó su vista en su superior y su actitud férrea no desapareció. Katsuki mandó a las dos trabajadoras de planta a seguir en sus labores.

—No me iré de aquí hasta que me explique «esto» —Exclamó, mostrándole el papel de la notificación y lo estrellándolo sobre su pecho.

—Así que ya te enteraste. —Fue intuitivo y directo—. Podrías haber esperado un par de horas. Sabes que estoy ocupado y aun con eso, desobedeces una orden.

—No sería capaz de interrumpir su «reunión», si no fuese por lo que leí en su notificación, ¡y si!; ya me enteré. Como también me enteré de otras cosas por Plisetsky y no me iré de aquí. ¡No me pienso ir hasta que hable contigo, Yuuri!

—Teniente Coronel, Oficial. No olvide sus conductos. —Dijo eso último de manera cortante—. ¿Y después, el resto se queja del por qué no estoy de acuerdo en la decisión que tomaron ayer? ¡No tengo tiempo para discutir niñerías contigo! y si ya acabaste, puedes retirarte. Tengo asuntos pendientes por resolver que no son de tu incumbencia.

«¿Quién se cree que es para dejarme así hablando con la pared?» … —Jadeó incrédula con ese puchero reluciente gracias a la actitud tan nefasta en Yuuri—. «ahora verá» … —Puntualizó recobrando valor y luego exteriorizó su indisposición—. ¡YUURI AMARGADO, AÚN NO HEMOS TERMINADO!

El T.C. la esquivó haciéndose el sordo, yéndose de ahí. Ya había discutido con Phichit encontrándose incómodo y a raíz de ello, Christopher los había regañado. Se sentía terrible…

De hablar con Vicky ahora y con el estrés que tiene, se hallaría peor.

Él no quería enfrentarla, no quiere, y ni lo desea, rogaba para que no aflore ese lado «malparido» que tiene como último recurso porque de hacerlo, quebraría la buena relación que ha logrado con ella. Continuó avanzando sin detenerse, más Vicky no perdió ninguna de pisadas y al final, lo siguió directo hasta una oficina contigua. Vicky no paraba de tirarle querellas al japonés como tampoco dejaba de mirarlo. Ella se sintió como en sus primeros días luego de su llegada a la academia, y eso no era bueno. Intuyó que le había sucedido algo a Yuuri para que se comporte así de tajante sin previo aviso, sin ningún precedente, pero, también se sentía inquieta porque aún no había terminado de asimilar que ese severo superior, fue alguna vez un bondadoso joven de mirada dulce. Sigue sin dejar de preguntarse infinidades de cosas que se encuentran ocultas detrás de la fachada de ese hombre que hoy por hoy, tiene frente a ella.

Al entrar a la oficina, Vicky no le dio descanso a Yuuri. Llegó reclamando con toda la fuerza que le competía sobre su situación «condicionada». Katsuki dejó que la joven se regodeara en sus palabras y a las cuales, no prestaba la justa atención, puesto que ya tenía su meta anunciada y no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer. Cuando Yuuri con voz autoritaria le vuelve a reincidir sobre sus mandatos y las razones por las cuales lo hizo (sin ahondar en detalles), Vicky solo pudo reír con un gesto más incrédulo que el anterior… ¿En serio?

¿Realmente hablaba en serio?, su jefe la tenía que estar jodiendo.

—¡Yuuri Katsuki, eso es injusto!

—Es mi decisión y no pienso cambiarla.

—¡¿Tan poca fe tienes de mis habilidades como oficial?! ¡¿Tan poca confianza me tienes?! ¡Yo pensé que…!

—En ningún momento he dudado de aquello, Nikiforov. —Le aclaró antes de que ella hablara de más.

—¿ENTONCES, CUÁL ES EL MALDITO PROBLEMA? —Se exasperó, importándole poco su formalismo—. ¡TENGO DERECHO A SABER!

El cadejo platinado lo tomó con estropicio entre sus dedos. Su rostro mostraba inconformismo, puesto que se sentía burlada y confundida dada las conjeturas de ese antipático japonés.

—Yo no te comprendo… —Vickytoria intentó serenarse, acomodando su mechón nuevamente y no dejó de mirarle—. Soy de tus mejores oficiales novatos y también una de tus mejores pupilos. No lo estoy diciendo por vanagloriarme o algo por el estilo, todos lo dicen. Muchos de los altos mandos también opinan lo mismo, pero no con buenos ojos… y solo por ello, trato de dar lo mejor que tengo como oficial, metiendo mis manos al fuego para no defraudar el voto de confianza que depositaste en mí. Porque si hago algo mal, al primero que señalarán es a ti, Yuuri…

Katsuki se sorprendió enormemente por las palabras de su pupila. No esperaba tal presión manejada en esa pequeña oficial, y dicha presión, ya era algo muy familiar en Vickytoria. Siendo una genio prodigiosa por naturaleza, nacida bajo el manto de un detective, el cual se convirtió en una gran leyenda policial, y una gran dama, maestra del Danseur, trae consigo su propia cruz; eso sin anexar su porte en el mundo de la altivez social.

Eran sucesos con los que lidiaba desde muy niña y ahora al ser una de las primeras mujeres cuyo rango profesional era propio de hombres, en un país un tanto parecido al suyo en muchos contrastes conservadores, se sumaba a la lista de esa «presión» acumulada.

—Hasta hace poco logré que mis camaradas del F.E.G.I., los contiguos del FPJ o mis compañeros de la T.S.P.A. no me vieran como alguien pequeño y me tomaran como lo que soy… La prueba está, en que he colaborado dando con datos puntuales, guiándome por los chicos del E.E.I, los de la E.A, o los de la FSB y mucho más en Plisetsky para tu caso clasificado. Enlazamos muchas cosas, ¡Eso es muy bueno para ti! En serio… no te comprendo, Yuuri. —Se acercó al escritorio del japonés y ahora la mirada que adoptó desbordaba consternación, pero no por ello, dejaba de tener esa pizca de incertidumbre en sus ojos, cosa que Yuuri pudo leer en aquel rostro y que por poco hizo acceder ante la oratoria convencedora de Vickytoria, más él sacudió su cabeza, y se cerró a ello.

—Digamos que entiendo tu punto… y no digo que no hayas hecho un gran esfuerzo. Sin embargo, el operativo anterior me dejó muy en claro que aún no estás preparada en muchos aspectos. —Dijo con voz ecuánime e incluso llegando a ser fría. Le apenó en el fondo ser así de distante con ella.

Su propio cegamiento no dejaba expandirse a otras concepciones habladas, que no fueran las ligerezas y el modo de ser tan apurado de Vicky. En sus explicaciones, se mantenía empecinado en que, si ella no empezaba a tomar las órdenes con la seriedad que le compete, sus impulsos serán un enorme problema, tanto para ella como para su equipo; y por ese detalle, fue que aplicó muchas condiciones en los variados operativos que puedan llegar de hoy en adelante, sobre todo en el clasificado.

—Eso no es justo. —Obviamente Vickytoria vio aquello como una irrisión a sus percepciones—. Yo no niego que soy algo impulsiva, lo reconozco, pero… —El que lo fuese, no era una excusa tan grave como para tenerle entre ese amarre tan complicado…

Eso pensó y se lo hizo saber.

—Las imprudencias, y los desacatos pueden costar el operativo o en el peor de los casos, pueden costar vidas… Las veces en que has participado, todo se ha complicado para tus compañeros, o terminas herida porque nunca acatas las órdenes impartidas… Si vas a notificar los escrutinios con Plisetsky, lo harás, siempre y cuando sigas mis condiciones, porque no pienso exponer a mis hombres en tus «ocurrencias».

Escuchar esas palabras de la boca de Yuuri fue irreal, fue un golpe bajo a su orgullo, a sus criterios, para todo por lo que ha ido ganando en la lucha de verse como un igual, era como un retroceso.

—Al ser tu superior, tengo voz y voto sobre qué hacer o no hacer, como lo mejor para todos, incluyéndote.

—Si claro… «Lo mejor» —Bufó por lo bajo, tratando de hallar la lógica a tal aseveración, sabiendo que el joven también ha fallado a su integridad—. ¿Cómo el ser un completo mentiroso conmigo desde un inicio, porque era lo mejor para mí en su momento? ¿Por ejemplo?

—¿Mentiroso?

—¿En serio no sabes o infieres el por qué te lo digo, Superior mentiroso? —Lo encaró apoyándose en el escritorio con sus manos y su faz se templó—. Oh, entonces es cierto. El superior «mentiroso» aun no deduce nada, debí suponerlo.

Ella se alejó enderezándose nuevamente y no dijo más señales dejando al hombre extrañado. Vicky, tenía unas ganas enormes de escupirle en su rostro todo lo que sabía de él desde hace días y que de no ser por la promesa que le hizo a su pequeñín, probablemente lo hubiera mandado al caño. Pero se contuvo… Un tema personal no tiene nada que ver con esto… Solo que ella, se sentía con los ánimos por el suelo, con su orgullo herido y con una desilusión tremenda. Yuuri, obtuvo una rara sensación, hay algo oculto detrás de ese discurso que no le ha gustado y tampoco le agradó para nada el que Vickytoria, le hablase de en ese modo tan altanero.

—¿Puedo saber a qué se debe ese apelativo a mi persona?

—Eso no es de tu incumbencia, y si tanto quieres saber el por qué lo hago, busca la respuesta por ti mismo. —Le respondió mordazmente y eso a Yuuri le punzó—. Así como no es de «mi incumbencia» el saber de tus asuntos o el por qué reincides en juzgarme efímeramente sobre mis imprudencias, omitiendo el resto de mis virtudes o de mis logros a nivel profesional… Porque sabes que soy buena, lo sabes de sobra.

—Te deje en claro mis razones, pero nunca he negado lo otro.

—¡Pero lo haces! …—Lo refutó con enojo—. ¿De qué me sirve ganarme la confianza de los demás, cuando mi propio Jefe de línea y mi… amigo, si es que me tienes en esa estima, duda de mí y desconfía de mí? ¡Esa actitud tuya me frustra como no tienes idea!

—Igual tengo mis razones. —Repitió. No agregó más detalles, pero le estaba costando mantener la conversación—. Y hasta que no vea un cambio maduro y una mejor disciplina en ti, mantendré mi postura.

—Será… mejor que me vaya antes de que te tire cualquier cosa que tenga a la mano. —Mencionó seriamente, aunque se podía percibir el enfado en su voz. Dio media vuelta y avanzó hacia la salida, más está, se detuvo un par de pasos para decirle una última frase—. ¿Sabes algo? Cuando te empecé a lidiar, yo… Pensé que eras un hombre diferente al resto que siempre me rodeaban en Rusia, a los dirigentes de aquí o incluso a mis familiares, con ideales intachables y dignos de un líder… Pero detrás de ese rostro, veo que eres igual o incluso peor que ellos al pre-juzgarme… No debí ilusionarme. —Mostró un fuerte orgullo ante ese superior que le hizo presentir una pésima espina por el cambio reflejado en Vickytoria—. Y también creo que esas razones que me has dado no son las reales, lo puedo notar en tus ojos… Es… más profundo y me duele que no confíes en mí o que no me tomes con la seriedad de un oficial para haber optado por tan absurda decisión. —Finalmente la joven oficial se retiró allí, completamente devastada.

Si Katsuki Yuuri, creyó esa cualidad menguada u errónea de Vicky, pues le tocará prepararse. A ella le dará igual lo que piense y lo que ordene, porque ahora sí, tendrá motivos para decirle «imprudente» con toda razón… Ella se encontraba lo suficientemente encrespada para cabrearlo con gusto.

—Es un tonto… Nunca debí creer en su palabra. No debí creerle, ni siquiera pedí volverlo… A ver… —Su vista se nublaba a cada paso, limpiando con la palma de su mano el asome de pequeñas gotas en sus ojos. Le había dolido demasiado—. Ni sé por qué razón me siento… así…

Phichit y Chris continuaban avanzando por los pasillos, buscando el lugar en donde pudieran encontrar a los dos oficiales y al final lograron toparse con Nikiforova, pero al cruzar miradas, les saludo con un ademán en su mano, sonriendo de un modo tan falso como amilanado. Eran signos de que no se hallaba nada bien. Desvió su paso…

—Oh…no… Esa naricita y rostro enrojecido… parece que mi pequeña ilegal estaba por llorar…

—Recemos porque ese amargado se dé cuenta del traspié que está cometiendo. —Rogó Phichit.

—Y que a nuestra Vickytoria no le afecte demasiado o haga algo apresurado que erróneamente refuerce la noción cerrada y egoísta de Yuuri. —Concretó Christopher con mal augurio.

No obstante, y tal como había aflorado de los labios del suizo, los días fueron pasando, trastocando un ambiente denso y arraigado entre los dos jóvenes. Caminaban en un mar de infinidades que agrietaban paulatinamente las razones iniciales y las oxidaban, creando laceraciones. Nikiforova era estoica con Katsuki, y claro, el hombre comprendía su actitud, pero sintió que fue lo mejor para ambos, en lo que buscaba una forma de solucionar el problema. La severidad en Yuuri, regresó tras la cantidad de casos asignados que habían surgido a partir de las escenas de crímenes perpetrados. Phichit, Christopher y el resto del personal estaban trabajando bajo un agobiante estrés que solo iba en aumento. A veces lograban atinar en algunos golpes, en otros, los Kazumas se burlaban en la cara de las autoridades y Feltsman pudo evidenciar eso.

Por otra parte, Vickytoria, en las misiones de grados B o C, muy rara vez hacía caso a sus superiores, pero logrando capturar con éxito a los maleantes sin exponer civiles, y sacándole arrugas al Teniente Katsuki por las quejas de uno que otro oficial jefe recibía de ella, pero, así como la joven lo había prometido, también se pasó por el mango las instrucciones dadas sobre no estar en operativos de grado (A+, A y B+). Se había llenado de razones para hacerlo, la primordial era para ayudar a Yuri en su investigación presencial, sin que los demás se dieran cuenta, hilando con mejor eficacia los datos conseguidos, pero en sí, no participaba de las redadas directamente, solo en los escrutinios. La rebelión planteada era su protesta justificada.

Para colmo de males, Yuri encubría sus acciones secretamente, él tampoco estaba de acuerdo con esa estúpida decisión del «cerdo» de su superior. Lo mismo hicieron J.J y Emil bajo amenazas, ya que Yuri les dijo que, si cantaban algo, los haría trizas. Por supuesto, el rey y su arlequín acataron la orden de ese tigre que tenían por jefe, y porque también muy en el fondo, apoyaban a la conejita.

Ciertamente, cuando departían en la academia, los tres jóvenes también pudieron distinguir el desánimo de la rusa. Ella solía ponerse triste, estaba deprimida porque no le gustaba que ese sentimiento fuese generado por una de las personas que más apreciaba y admiraba en secreto, pero luego respiraba hondo, tratando de ocultar ese mismo sentir por uno de puro orgullo cuando el T.C Katsuki se llegaba a topar con ellos totalmente. Yuuri no podía percatarse de esos minúsculos detalles por estar metido en sus propios asuntos, o porque Vickytoria poco o nada le dirigía la palabra y sin embargo…

—»¿Esos dos se la van a pasar así?» «Ahhrg, esto es peor que una novela», ¡Parecen esposos!» —Expresó Yuri de mal genio y arrugando su ceño huraño.

Para él, era obvia la situación que se había generado, estaba claro que ninguno de los dos se retractaría. 

El primero, por auto sugestionarse y no mirar las cosas más allá de su pensamiento. 

La segunda, por su presunción u arrogancia caprichosa, solo para demostrar «sus capacidades»

Y mientras que en ese juego de «tire que afloja» acontecía, ambos eran igual de culpables, ambos pecaron… Ambos fueron orgullosos, ambos no cederían y tampoco se negarían a perder sus criterios e igual Plisetsky, no era quién para meterse en asuntos que no le competían. Ese par deberá ingeniárselas y arreglar sus diferencias solamente entre ellos.

Así continuaron por varias lunas y soles, hasta que la cuestión finalmente tocó fondo. La alerta roja indicó un R7 de imprevisto y revolucionó la tranquilidad de los habitantes de Shibuya. Un grupo desertor, enorme y repleto de terroristas del mal común, les dio por armar terror, llenando de bombas explosivas uno de los recintos públicos más grandes del centro de la icónica prefectura, creando caos y confusión en la gente. El comunicado fue avisado por un anónimo a los noticieros y prontamente se regó como pólvora hasta llegar al cuartel de la FPJ. Mandaron información precisa al F.E.G.I, haciendo que Katsuki y sus mejores hombres tomaran rumbo, con dirección al lugar para colaborar con la policía ordinaria, pero la situación cada vez se tornaba más delicada, encontrándose en gran desventaja.

Habían logrado capturar al portador de las bombas, pero estas no tenían un artefacto que las desactivara electrónicamente, debía ser manual y solo él conocía la clave. El tiempo se estaba agotado, además de emprender la lucha constante contra los malhechores causando heridos en ambas partes, (mucho más por el bando de la ley), no podían hacer a sus anchas, debido a los civiles presentes en el lugar, los cuales eran comprendidos por familias, parejas o trabajadores del sitio que corrían llenos de temor por cualquier cosa que les pudiese pasar. El T.C. Katsuki se encontraba atado de manos, y todo se complicó cuando se enteró que, dentro de los refuerzos, Feltsman no tuvo otra salida que usar a los oficiales novatos en su plan de contingencia, y dentro de esos oficiales estaban Nekola y Nikiforova. La redada, cuyo nivel era de alta complejidad por los inocentes involucrados, tendría que ser lo menos traumática posible y Katsuki sabía que con Nikiforov en sus filas, se convertiría un lío completo.

En pleno operativo, la situación presentada en el epicentro dejaba entrever a varios funcionarios del centro comercial heridos, con nueve presuntos delincuentes abatidos y con muchos despliegues en durante ese momento. Nikiforov en un intento de colaborar con los individuos que yacían en el campo de batalla (o rebeldía según Katsuki), no hizo caso de las indicaciones lanzadas por colegas de más edad. En cuatro ocasiones, a él mismo lo desobedeció, en especial por el plan metódico que había craneado bajo el concepto de otros oficiales expertos para así poder dar con las bombas al tiempo, desactivándolas al tanteo.

La joven explicó a sus compañeros que, de llevarse a cabo, perderían incontables minutos. Esas bombas al tener un sistema de cableado independiente no explotarían, aún si fueran arrancadas del lugar del cual habían sido fijadas (esto fue lo dicho, según los informes que analizó Chulanont). Ella viendo los pros y contras, se le ocurrió la idea de tomarlas y lanzarlas al lugar más apartado, cerrado y alto del edificio. Si bien, tendría esa neblina de «no funcionar», los chicos Plisetsky, Nekola, Leroy, le siguieron la cuerda, lo que dio pie a que el capitán Chulanont o el Fedérale de la Iglesia, tomaran sus apuntes como viables.

Katsuki desde otra zona, con Giacometti atacando en conjunto, se hallaba completamente iracundo. Quería impedir el desastre originado por la irresponsabilidad de su subordinada. Dio un «negativo» desde su intercomunicador, pero la oficial se rehusó, diciéndole que su maniobra era la mejor opción. Todos los uniformados podían escuchar la discusión desaforada de ambos, su señal había quedado abierta.

¡¡¡NIKIFOROV, QUE ES UNA ORDEN!!!, ¡¡ESTÁS EXPONIENDO A TU EQUIPO Y A LOS CIVILES!!

CLARO QUE NO SEÑOR, DE HACER LO QUE TIENEN PENSADO MUCHOS INOCENTES VAN A MORIR.

TE LO ADVIERTO, NO SE TE OCURRA CORTARME, NI DESAFIARME, SOY TU SUPERIOR.

¡¡¡Y YO SIMPLEMENTE CUMPLO CON MI TRABAJO DE OFICIAL!!!, ¡¡¡LOS CIVILES ESTÁN PRIMERO, CAMBIO Y FUERA!!! —Acabó, y arrancó con sus motores bien puestos a trazar su meta. Phichit, Yuri, Jean, Emil, Otabek le estaban respaldando, pues no podían permitir que la chica fuese sola contra el mundo y que le pasara algo.

AHHHHG ¡¡ESA MUJER NUNCA PIENSA LAS COSAS!! — Fue certero y mortal con el sablazo envainado al adversario descuidado por todo su cuello, el descargue de sangre manchó su ropa, y tomando el arma de éste, descargó las municiones, que fueron a parar a las cabezas de tres contrarios que también venían al acecho.

Giacometti, quien con sus dagas había atravesado el corazón de otra ave de rapiña, al tiempo que observó a Katsuki en ese estado tan colérico, pensó que esto no acabaría nada bien para su protegida una vez que la redada culminara con su objetivo.

¡¡¡ATENCIÓN A TODAS LA UNIDADES, REPITO, A TODAS LAS UNIDADES, LES HABLA EL T.C. KATSUKI!!!, ¡¡¡LAS BRIGADAS «A» Y «B» CON SU RESPECTIVO EQUIPO ANTI-EXPLOSIVO, DEBEN SEGUIR AL PIE DE LA LETRA EL NUEVO PLAN!!!, ¡¡¡DEFIENDAN A SUS COMPAÑEROS, TIENEN CARTA BLANCA PARA QUE ACABEN CON LOS MALNACIDOS SI ES NECESARIO!!!, ¡¡¡ LA BRIGADA «C» DEBE DE EVACUAR POR VÍAS ALTERNAS A LAS PERSONAS QUE AÚN SE ENCUENTREN AQUÍ!!!, ¡¡¡CAMBIO Y FUERA!!!

—Katsuki yo creo que es una buena idea, sólo piens…

¡TÚ NO ME DIGAS NADA! Lo silenció. Prefirió concentrar sus energías y esa ira contenida sobre el objetivo—. Vayamos por la tercera bomba y hagamos lo que idealizó tu imprudente oficial, antes de que ocurra otra calamidad. —Sentenció y se fue corriendo, llamando a sus hombres…

El plan por muy presuroso que pareciera, por mucho que lucharon en contra de la lluvia de balas, y que decoraron barricadas ¡Funcionó sin contratiempos! Las bombas detonaron minutos después de que el 80% de las personas fueran retiradas de la zona de conflicto, y por suerte para el equipo, dichos aparatos no tenían el cargamento ideal, por lo que la explosión fue de baja magnitud.

Había pasado una hora después del suceso. Los reporteros no paraban de anunciar la primicia, los paramédicos corrían de un lugar a otro mientras el General Feltsman (quien había arribado para apersonarse de la situación) se encargaba de distribuir a su personal por la zona del atentado. Pudo distinguir a lo lejos cómo su mano derecha caminaba con un aura de pocos amigos, un aura que jamás había conocido en él o quizás sí lo había presenciado bajo otras circunstancias en el pasado, pero verle así justo ahora era de «extrañar».

Su colega, el Teniente Coronel caminaba en dirección hacia cierta Oficial que estaba siendo tratada por sus heridas en el combate. Detrás del joven, iban pegados el capitán Chulanont y el mayor Giacometti tratando de conciliar con él con la finalidad de detenerlo, pero fue inútil, aquel japonés no escuchaba a nadie, teniendo el rostro de un ser espectral. No sentía nada, y solo traía consigo unos deseos enormes de desahogar su enojo con esa muchacha rebelde.

¡Y vaya que lo hará!, ¡La regañará de la peor forma!

Entre tanto Vickytoria, ignorante de lo que estaba por ocurrirle, reprimía un gemido de dolor cuando la médico jefe Yang le aplicaba una inyección anti-tétano sobre su brazo. Se había enterrado un pequeño fragmento de metal oxidado en el momento que había explotado una de las bombas que, para fortuna de muchos, no pasó a mayores y detuvieron a los responsables en el momento preciso.

La médico sonrió compasivamente mientras sacaba ese utensilio puntiagudo. La joven rusa suspiraba de alivio, ya que las agujas y su piel eran enemigos mortales, eso era algo que Isabella sabía. También conocía lo dramática y exagerada que podía ser Vicky cuando se trataba de curar «sus heridas» con los implementos de salud. Sobre todo, con las agujas, ¡Las detestaba con toda su rosada alma! 

En ese momento, Isabella se disponía a tratar el resto de la herida con alcohol y nuevamente se escuchó un lamento resentido.

¡AUCHHHHS! ¡Dueleee…dueleee! ¡Mi bracito me dueleee! ¡¡NO ME GUSTA EL ALCOHOL!!! Berreaba a más no poder, como si fuese niña de cinco años.

Sus mocos y los lagrimones que brotaban de esos ojos azules parecidos a una gelatina en movimiento, la delataban. Yuri estaba a su lado, observando con fastidio la escena, le parecía increíble el cambio drástico que presentaba su compañera dentro y fuera de su cargo. Es decir, como oficial era digna de admirar, toda una guerrera a la altura de cualquiera, pero fuera de su investidura, solo veía a una conejo mocosa, frentona y consentida de dieciséis años.

¡AYYYYY!

—Lo siento Vicky… ya pasará por suerte, no fue algo mayor. —Dijo la médico Yang, mientras limpiaba con más delicadeza su herida.

—Tks!, ¡Ya, deja de chillar! ¡Sobrevivirás a eso, conejo! —Rabió el ruso con pose malcriada.

—P-pero… pero me dueeelee bbb…bbb…—Le respondió quejosa. El otro farfarrulló, alegándole de muy mala gana.

—A mí me duele el culo y no me ves llorando.

—¿Ay por favor?, ¡estabas muerto del miedo cuando pensaste que una bala había atravesado tu felino trasero, y no fue más que una simple astilla! ¡Una pequeñita y de metal, querido gatito cobarde!

—¡Cierra la boca! —Enrojeció de la vergüenza y su mal humor fue peor.

Isabella solo reía ante la discusión de los dos rusos. Ya estaba acostumbrada a que ese par peleara tontamente por cualquier cosa como si fueran hermanitos, más ella sabía que ese era el modo particular de ambos para demostrar cariño el uno al otro. Los dejó solos por un momento mientras iba buscar más algodón y vendas. Lo bueno de esto es que al final, dicho atentado fue neutralizado y los pocos heridos, entre civiles o policías, incluyendo aquellos del grado élite imperial, no obtuvieron causas de gravedad, todas eran mínimas.

Sin embargo, había alguien que no estaba dispuesto a esperar. Su paciencia ya estaba «perdida» y caminó por todo el trayecto hacia donde se ubicaban los dos rusos.

—Hola señor Katsuki, le comento que… ¿Señor Katsuki? —La médico Yang enmudeció con solo observar al superior pasar a un lado de ella, sin saludarle y premeditó lo peor, al cerciorarse a qué dirección se dirigía…

Yuuri fuera de sí, enojado, frustrado, con ganas de romper lo que sea con tal de sacarse lo que tuviera en su interior, no hizo caso. Isabella, siguió el paso vertiginoso del joven como podía, más el japonés no se detenía y al llegar allí, la potente voz que se mandó, sacó a todos de sus pensamientos, dejando a un lado todo lo que estuvieran haciendo.

¡VICKYTORIA!

¡Gyaaaaaaaaaaaaahh! Plisetsky y Nikiforov dieron un respingo horrible, abrazándose entre sí muy descoordinados.

El resto de auxiliares de la brigada de salud voltearon. El Teniente Coronel no perdió el tiempo, los empleados fueron abriéndole camino y cuando llegó con su subalterna, la separó de Plisetsky atrayéndola consigo, jalándole de la ropa. Sus rostros se juntaron, uno frente al otro de modo sorpresivo. La joven de hebras platinadas quedó helada tras la acción y se limitó a observar a su jefe. 

Ese hombre que normalmente mantiene un semblante serio pero cordial, había cambiado tomando una postura turbia y oscura, pudiendo percibir ese rastro de ira en su iris marrones. No auguraban nada bueno y él, solo pudo soltar una frase…

¡Tú, vienes conmigo! ¡AHORA!

Sin más la soltó bruscamente, tomándole por uno de sus brazos (desconociendo por su ira, que agarró el lastimado) y la llevó al remolque detrás de él, para ir algún lugar donde la multitud no fuera molestia. Él iba a reclamarle duramente las fallas garrafales cometidas en el día de hoy. Plisetsky le reviró, pero no le prestó atención e Isabella se preocupó.

—¡Demonios! —Maldijo el suizo.

—¡Llegamos demasiado tarde, Chris!

—¡Hey, Hámster! ¡¿Qué rayos le pasa al cerdo?!

—¡No hay tiempo para eso! —Habló Phichit cansado de tanto correr—. ¡Solo díganos a dónde se fue Katsuki!

—Hacia la derecha. —Respondió Yang—. Creo que ese camino lleva a las carpas temporales.

—Gracias querida Isa, y Yuri al rato te explicamos. —Respondió Chris, corriendo apresurado.

—Si no nos vamos ahora, tu jefe matará a tu compañera. —Más atrás fue Phichit que poco o nada había aclarado. Pero el hecho de ver al japonés enojado, era sinónimo de problemas. Serios problemas.

—Yuri… ¿Qué fue lo que pasó? —Preguntaron Emil y Jean, completamente desconcertados.

—¡Ni yo sé que coños está pasando!

—¿Qué se puede esperar de ti, gatito? De seguro mi Isabella, médico de mi corazón si sabrá. —Terminó por hablar J.J.

Yang solo pudo negar y Plisetsky le reprendió.

—¡Ya párenle al pedo o les meto sus chingadazos, cabrones! — Se metió Leo, a detener la pelea «a lo mal».

—¡Leo de la Iglesia! ¿Qué es esa forma de hablar? —Le sermoneó Guang.

—Lo siento, amorcito. —Se acobardó inmediatamente, sonriéndole por inercia con todos sus dientes.

La pareja de novios (que lo habían hecho oficial dentro del grupo) se habían familiarizado con ellos, y tenían días colaborando, por lo que ya conocían sus salidas. Al escuchar ese regaño y quisieron averiguar lo ocurrido.

—¡Esta cosa es seria, rey charlatán! —Seguía Yuri.

—¡Yo sé que es serio, gato gruñón! —Respondió Jean.

—¡Entonces dejen de jugar!

¡CAPITÁN CRISPINO!, ¡SUBTENIENTE ALTIN! —Musitaron todos al ver en suceso a sus superiores con ellos.

—Escuchar a Katsuki alzar la voz de esa forma… no es muy común. ¿Nos pueden decir que pasó? —Concluyó Altin. Había notado que Plisetsky y Yang estaban incómodos.

—Yo en realidad no lo sé, Beka; el cerdo llegó como loco y se llevó a la mocosa. Parecía estar muy cabreado.

—Y sin darse cuenta, tomó a Vicky por el brazo que tiene herido. —Completó la médico, completamente intranquila.

—¡Carajo! —Leo siseó por lo bajo—. Eso no es bueno, el hecho que esté llamando directamente a la pelusita por su nombre, y de ese modo, me da muy mala espina, chavos.

—¿Por favor…? —J.J. continúo con sus comentarios descuidados.

—¿Es el enano del «cerdo»? —Apoyó Yuri.

—Nuestro jefe será algo serio y un poco severo…—Secundaron Isabella y Guang con tinte de preocupación.

—Pero no creo que le haga algo… ¿O sí? —Titubeo al final Emil, un tanto nervioso.

—Se ve que ustedes no conocen a sus superiores, en especial tú… ¿Verdad, cabeza hueca? —Enunció Crispino, entrando en la conversa y dándole un porrazo en la frente al atolondrado de su pupilo. Emil se quejó, pero a éste le valieron sus gimoteos de cachorro.

—No es para menos. —Los ajustó De la Iglesia con un tono y hechura formal, no propios en el carismático Fedérale. Eso a los chicos, les indicó que el asunto era muy grave y Leo, prosiguió—. Estamos hablando de Katsuki Yuuri, Señores. Mano derecha del General Feltsman, el más joven del FPJ con el alto grado Teniente coronel y comandante de línea de unas de las divisiones más eficaces de la Fuerzas Especiales de la Guardia Imperial en la prefectura de Shibuya, por no decir de las mejores en todo el perímetro metropolitano de Tokyo. Además de haber pertenecido a la FBS en su momento y ser el discípulo más destacado del Ex-Sargento y Detective de Élite: Andrei Nikiforov.

Aquello dejó muy curioso a Plisetsky. El no esperó que su Jefe y rival a vencer, tuviese ese detalle guardado sobre sí mismo, además de comprender el por qué Yuuri tiene esa familiaridad tan particular con Vickytoria. Ser el maestro de la hija de tu ex-jefe no se ve todos los días.

—Lo que pasó hoy fue y es muy delicado. —Michelle arguyó con justificación—. Nikiforova desobedeció no una, sino cuatro órdenes directas. Aunque no pasó nada «grave» entre comillas porque su plan, por muy improvisado que haya parecido, resultó exitoso por las masticates de Chulanont y que nosotros le apoyamos, incluyéndose él mismo porque no le quedó de otra, ¿Qué hubiese pasado con Vickytoria sí las cosas no hubieran salido a su favor? —Terminó de hablar el Capitán con seriedad y el Fedérale avaló lo dicho.

Los dos Cabos, la Agente, la Médico jefe y el Oficial de menor rango quedaron en silencio absoluto, dándole en parte la razón a lo que ambos hombres habían acabado de explicar.

El Subteniente tomó la vocería.

—Lo más probable es que Katsuki esté muy molesto por lo que Nikiforova ha hecho, y sabemos que nuestra compañera no lo hizo por malo buscando lo mejor para los civiles o nosotros, pero se dejó llevar. La actitud del T.C nos mostró que no será un simple sermón… Incluso, puede ser algo mucho peor.

—Esperemos que… el Mayor Giacometti o el Capitán Chulanont puedan ayudarle… —Fue lo único que pudo decir con sus manos retraídas al pecho la bella canadiense.


Resguardos en Zona del Atentado – Tokyo, Japón
Mediados de Abril del 2017 – 5:00 pm (mismo día)

Hombre y mujer continuaron su camino escabroso, dirigiéndose al lugar donde darían un punto final a la encrucijada. El quejido como el desafuero en la menor era insistente, en cambio, el mayor no emitía sonidos de sus labios. Prefería callar y dar rienda suelta al cúmulo de sentimientos encontrados. Sentimientos, atorados y disipados que pronto estallarían cuando ambos estuvieran en completa soledad. Al llegar a la carpa más alejada, soltó a la Oficial con poca delicadeza y pasó de plano al otro lado de la mesa para tener al menos algo divisorio que distanciara a esa mujer de su propio ser, porque de hallarla cerca, él definitivamente no sabría cómo responder ante su falta de discreción.

—¡¡Auchs!! ¡OYE! ¡¿QUÉ PASA CONTIGO?! —Vickytoria no paraba de estrilar—. ¿Acaso me quieres dejar sin brazo?

¡SERÁ MEJOR QUE GUARDES SILENCIO O NO RESPONDO, NIKIFOROV! —Vicky paró su querella sintiendo un peso horrible en su interior al oír esa orden demandante y clara en Yuuri. Él no estaba bromeando—. Lo que te haya pasado o no en el día de hoy me tiene sin cuidado. ¡Es más! ¡Te veo perfectamente bien! —Rectificó a su favor con sarcasmo—. ¡Porque aún con todo y heridas, no dejas de hacer tus benditos reclamos infantiles!

—¡¿Reclamos infantiles?! ¡No seas tan retrograda, Kats…!

¡QUE YA DI UNA ORDEN! —No la dejo terminar. Se impuso con más fuerza con el puñetazo que le dio a esa mesa, haciéndolo retumbar por toda la carpa solitaria—. ¡¡YA ME CANSÉ DE TODO ESTO!!, ¡¡NO VOY A PERMITIR NI UNA FALTA MÁS DE DISCIPLINA O DE IRRESPETO A MI PERSONA Y QUIERAS O NO, ME VAS A OÍR!! —Katsuki ya completamente encolerizado, no dejaba de mirar con reprensión a su rebelde subordinada. Ante sus ojos, lucía totalmente asustada por el severo rugir en su mensaje.

 «La próxima vez no serán sermones o simples ejercicios recriminatorios» 

Vickytoria tragó seco. Recordó vagamente las palabras que el joven japonés le había mencionado hace días atrás al finalizar el operativo donde se toparon con el líder de los Kazuma, del porqué de su advertencia o de su insistencia… Y ahora… Estaba a punto de descubrir en carne propia…

《 «Aún no me conoces enojado cuando se trata de temas muy primordiales en nuestra labor.
No tientes a tu suerte o mi paciencia. ¿Estamos, Oficial Nikiforov?» 

Lo que es ver a Katsuki Yuuri, en su fase más temida y cruda…

Al momento de tomar cartas en el asunto…

¿Quién te crees que eres para pasarte por la faja los dictámenes de cualquier autoridad? El joven de cabellos oscuros con justa causa de sobra, le vociferó sin florituras, carente de toda gracia en su formalismo por el hecho cometido—. ¿Con qué derecho vienes a amedrentar las planificaciones, solo porque a ti te dio la reverenda gana de no hacerme caso?, ¡¿TENGO CARA DE SER UN FREGADO PUNTO EN LA PARED PARA TÍ?¿ACASO SOY UN IMBÉCIL O UN BASTARDO CUALQUIERA PARA TÍ?

—C-claro que no, es solo que….

¡TE RECUERDO QUE SOY TU SUPERIOR INDEPENDIENTEMENTE DE QUE ESTÉS CABREADA CONMIGO POR RAZONES INTERNAS! ¡Y COMO CABEZA DE ESTA DIVISIÓN, TENGO UNA RESPONSABILIDAD MUY GRANDE CON TODOS LOS OFICIALES A MI CARGO, INCLUYÉNDOTE! 

Yuuri, expuso a ciencia cierta todas y cada una de sus fallas, atrevimientos y arrebatos de cría malcriada que pudo observar en dicha misión.

¡No cumpliste las ordenanzas de los subalternos veteranos! Katsuki fue aproximándose como demonio al acecho, directo a Vickytoria—. ¡Desarmas el plan de contingencia haciéndome quedar como un cero a la izquierda! ¡Como un panfleto ante los demás por el simple capricho de no acatar mi decisión y el de los experimentados!

—T-tuve mis razones para hacerlo, si continuábamos su idea, las bombas podrían explotar en cualquier instante. ¡Eso sería fatal! ¡Los civiles son el objetivo! ¡T-todos los chicos me apoyaron, incluso tú lo hiciste! —Ella trato de demostrarle seguridad y hacerle saber que no se equivocó.

¡LO HICIERON PORQUE NO LES QUEDÓ DE OTRA, AL IGUAL QUE A MÍ! Le respondió en voz alta hecho una fiera—. ¡¿Y sabes qué fue lo más inaudito que he visto de ti con esto de hoy?!, ¡Que no puedo creer que llevaras tu arrogancia y orgullo tan lejos sin medir consecuencias!

¡ESO NO ES CIERTO KATSUKI!, ¡Y TÚ NI SIQUIERA DEBERÍAS DECIRME ESO!

¿Dame una razón? —Le remarcó con su propio dígito y llevándolo al centro de su rostro—. ¡¿DAME UNA JODIDA RAZÓN LÓGICA POR LA CUAL NO DEBERÍA DECIRLO?! ¡Admite que pudo más tu maldita arrogancia y orgullo por querer hacer lo que se te diera la gana con tal de irritarme!, ¡Que arrastraste a varios de tus compañeros en tu disparate de último minuto!, ¡y sin tener en cuenta las condiciones prioritarias del sitio! La calló por segunda vez y continuó con su reprimenda—. Las bombas podrían haber explotado en tu «brillante idea» 

—Chulanont explicó que los aparatos tenían un sistema operativo algo desfasado y poco estructurado. 

—¡Y yo sigo insistiendo de que corriste con suerte que algo peor no ocurriese!, ¡¿PERO A QUIÉN CARAJOS LE IMPORTAN ESOS DETALLES INSIGNIFICANTES?!

¡A MI SI ME IMPORTAN! ¡¿CÓMO DIABLOS SE TE OCURRE DECIR ESO?!Dio un par de pasos con fuerza, se halló indignada.

¡CLARO QUE NO TE IMPORTA! Le volvió a acusar—. ¡NO LO DEMUESTRAS!

¡TODOS LOS PROS Y CONTRAS TIENEN VALOR!

— Entonces si lo tienen, ¿POR QUÉ CARAJO NO PENSASTE A FUTURO QUE ESA CONTRARIEDAD PODRÍA PASAR? 

El golpe frontal y lógico a los sentidos afectados de la muchacha, la habían hecho estremecerse por un instante. Su escueto silencio la aniquiló, y él no se contuvo.

—El que no tengas con qué responder, es porque recién caes en cuenta de lo que hiciste y eso me da la razón… No justifiques tus torpezas usando tus enojos conmigo como excusa. —Se alejó nuevamente para ponerse detrás de esa dura mesa.

Por otro lado, Christopher y Phichit buscaban desesperadamente en todas las carpas al par de muchachos. Temían que las cosas se salieran de control, y en lo que eso ocurría, Yuuri apoyó sus manos en la madera y mantuvo su vista gacha. Miraba sus dedos en lo que pensaba sus fraseos para exteriorizarlos.

—¡Nada de lo que ocurrió te importó! ¡Nada! ¡Absolutamente nada, porque solo pensaste en lo que «tú» creías correcto, sin tener en cuenta o no, un plan A, B o C! ¡Solo pensabas en la forma de no hacer lo que te pedí por seguir tu capricho! ¡Reconócelo! —Pronto, se quitó sus lentes de mala gana. Tomó un respiro y se masajeó el puente de su nariz, denotando la carga de estrés que le generaba la conversación.

— Ahhmm, Yo… —Vickytoria no sabía qué decir y se vio otra vez interrumpida…

—Sé que ambos no estamos en nuestros mejores días. —La imparcialidad en su voz fue vacía, ya ni tenía ganas de discutir. Él en ese momento estaba expresándose abiertamente con ella de manera personal—. Yo sé que estás muy disgustada conmigo por las decisiones que tomé de modo preventivo… Sé que no hacías caso en las redadas intermedias, y hasta sé que has estado rompiendo las reglas con lo otro que ordené. —Vickytoria intuyó de alguna manera que él sabía que había estado trabajando con Plisetsky, dejándole helada—. No me preguntes cómo, solo lo sé, y fue algo que vi venir. Más no quise tomarle importancia porque no te inmiscuías en las otras incursiones de mayor complejidad, eso para mí era «pasable…» —Se sinceró—. Incluso… estuve pensando en estos días sí… ¿Si realmente me había equivocado contigo?, ¿si yo de pronto me hice ideas apresuradas como me había dicho Chulanont al respecto, cuando peleamos precisamente por esta novedad?

«¿Eh? ¿Phi, discutió con él?» …—A Vicky, comprensiblemente le sorprendió saber aquello.

—Pero el que hayas hecho este berrinche y el que hayas jugado arbitrariamente con la vida de varios incluyendo la tuya… No tiene nombre, eso honestamente me decepcionó. —Su última oración impactó a la de mirar azul.

Vicky se encontraba en una situación embarazosa, porque hasta ahora, se había dado cuenta de su error, y aunque ella sintió que en sus buenas intenciones había hecho lo correcto, porque recurrió a los datos dados por Phichit, y que sentía que su jefe estaba exagerando (según su opinión) con el reclamo, había gente en situación crítica, por otro lado… Vicky era muy joven, sus impulsos de rebeldía al mezclar todo, le estaban cobrando con causa el indulto cometido.

Si miramos el punto del Teniente coronel, no dejaba de concebir los remolinos recorriéndole a través de sus venas. Se apresuraba con solo tocar los acontecimientos vividos hace un par de horas atrás. Él sentía muchas cosas y el sentimiento que más le embargaba era la decepción.

 Una decepción dolida, puesto que en medio del embrollo causado, él muy en el fondo, trató de sortear lo mejor que pudo, sin tomar acciones desbocadas para así, no juzgar sus arrebatos futuros, (él no es idiota, ya sabía cómo bien mencionó, de su protesta altiva) y solo por ello, desde los días siguientes, esperaba que las aguas agitadas se calmaran, para poder hablar con ella y más adelante, si él veía que todo marchaba bien, daría la iniciativa de explicarle sus razones y prepararla con el caso clasificado, teniendo en cuenta que Vickytoria, pese a su edad puede ser alguien de criterio cuando se lo propone… O eso pensó…

Yuuri fue consciente que su lado protector lo desvió un tanto de su razonar al principio y quiso recapitular lo manifestado por Phichit. Sin embargo, jamás esperó ver ese juicio tan incisivo, desbocado e irresponsable en Vickytoria.

Él no espero que su pupila se extralimitara, llevando su orgullo berrinchudo al extremo de mezclar sus emociones y preponderar su molestia, desobedeciéndole en pleno operativo, exponiendo a sus colegas y de paso, a los civiles.

Eso… fue la gota que derramó el vaso para Katsuki.

—Viendo esto, solo me dio razones de sobra para decir que siempre estuve en lo correcto sobre tus imprudencias.

—¿Ahora soy imprudente por querer salvar vidas? ¿Ahora te decepcionas de mí porque buscaba una solución pensando en la gente? ¿Solución que sirvió y minimizó el número de heridos? — Vicky no se midió. Estaba debatiéndose entre su molestia, haciendo crecer su impotencia, hablando sin meditar bien las cosas—. ¡Antes de mirar y criticar a los demás, deberías evaluarte a ti mismo, señor Mentiroso!

¡Ni siquiera sé el por qué me dices así y tampoco me interesa, no me cambies el tema!  ¡TÚ ACCIÓN FUE IRRESPONSABLE!

¡QUIZÁS LO FUE UN POCO, Y LO ACEPTO!, ¡PERO YA SABES EL POR QUÉ LO HICE! ¡YO…!

¡SILENCIO!

Los dos jóvenes siguieron levantando más y más sus voces. Giacometti y Chulanont lograron encontrar la carpa de dónde provenía aquella acalorada discusión y entraron para tratar de intervenir, pidiendo calma en Vickytoria y paciencia en Yuuri, pero eso fue imposible. Frases sacaron más frases, una más molesta y lastimera que la anterior, hasta que Yuuri se colmó y tomó una decisión radical.

—Mide el cómo me hablas, no hagas que yo realice una gesta de la cual te puedas lamentar.

—¡Yuuu…Yuuri!, ¡Calma!, ¡no le hagas caso, ya sabes cómo es Vicky! —Ese fue Phichit. —No hay que llegar a extremos…Si buscas algún culpable, yo podría enjuiciarme ya que, por mis datos, Vicky se atrevió a armar ese plan de rapidez.

—¡Claro que no Phi, tú no tienes culpa!

—¡Vickytoria, por favor, tranquilízate!. —El otro fue Chris.

Al ver lo estricto que Yuuri estaba siendo con Phichit, Vicky lo enfrentó con rabia y sin pensar las consecuencias que traería al final, justificando su quehacer. Para Yuuri, quien ya estaba cerrado a escuchar, fue más de lo mismo, puros ahogos inmaduros de niña encaprichada. Se cansó endureciendo su semblante.

¡No solo desobedeciste mis órdenes! Pusiste en peligro a tu grupo… A civiles… ¡A TI MISMA!Exhaló e inhaló con fuerza en repetidas ocasiones queriendo por primera vez en su vida golpear algo, pero en medio de todo, logró controlarse—. ¡SI QUIERES SALTAR POR AHÍ CUAL CONEJO Y EXPONER TU VIDA, ESE ES TU JODIDO PROBLEMA! ¡PERO NO EXPONGAS A TU EQUIPO O A CUALQUIER INDIVIDUO POR NIÑERÍAS COMO ESAS! Vicky intentó revelarse, más Yuuri ya completamente frustrado, se pasó la mano por sus mechones regados y soltó su locución—. ¡Nikiforov! ¡No me has demostrado la madurez necesaria como oficial! Por ahora, serás relevada de todas las actividades del F.E.G.I. como de la T.S.P.A. hasta nueva orden en lo que decido que hacer contigo. ¡Y ES MI ÚLTIMA PALABRA!

—Yuuri espera, no es necesario llegar a esto…

—¡Giacometti!, ¡Créeme que si lo será! —Habló Katsuki sin demora—. ¡Chulanont! ¡Ni se te ocurra decirme otra palabra! ¡Y TÚ! —Dijo aquello señalando a la jovencita la cual estaba casi por llorar.—. ¡Dame tu arma y tu placa! ¡AHORA!

Vicky nunca creyó ver esa sentencia hecha realidad en Yuuri. Tenía una vaga idea de lo que haría con ella… pero si eso era lo que él pensaba, que lo hiciera. Hace días atrás, la había desilusionado al condicionarla. Hace años atrás, la desilusionó con sus promesas rotas, ni siquiera le vio en el entierro de su padre cuando más lo necesitó… ¿Por qué no le era de extrañar que esto ocurriría?

—Di la verdad de una buena vez…. ¡Me darás de baja! —Vicky ni sabía cómo su voz aún mantenía fuerza sin notarse cristalizada. 

Yuuri se sorprendió, ella supo leer una de sus posibles ideas

—Acepta y di de una buena vez que ya quieres librarte de mi presencia… Siempre me lo dices a cada hora o a cada instante que me regañas sutilmente. Di de una buena vez que todo lo que yo hago para ti nunca es suficiente. Que todo es malo. Si eso es lo que realmente quieres y deseas, no me pienso oponer. ¡Ten tu estúpida placa! El revólver de la joven pasó a manos de Chris, pero en uno de sus arranques, la insignia de metal se la arrojó directo en la cara.

Yuuri en un amague rápido, la paró con su mano derecha haciendo alarde de su característica seriedad, pero Vicky salió corriendo de allí. No soportaba más el aire pesado del lugar; en sí, le costaba respirar, de quedarse un poco más, soltaría todas las lágrimas que estuvo tratando de contener y lo que menos deseaba, era que ese hombre de dura coraza le viese llorar y que siguiera recriminándole en cara cualquier palabra.

Phichit y Christopher le llamaron muchas veces, pero ella no volteó. El tailandés miró a Yuuri demasiado molesto y Christopher hizo lo mismo. Ambos mayores pensaron que Vickytoria hizo mal y merecía una sanción, una severa debido a que ella no debió volarse los conductos. Pero la reacción tan insensible y soberbia en Yuuri no había sido la adecuada y mucho menos, en tener esa posibilidad latente que Vicky le tiró sin anestesia, había sido demasiado. Ella pecaba en sus acciones por ser alguien joven, Yuuri en cierto modo se le olvidaba por momentos ese detalle.

Capitán como Mayor se lo hicieron saber en tónica penetrante. El T.C. no quería más altercados, lanzó sus respuestas dejando más liados a sus compañeros, sobre todo, a Christopher. Phichit presintiendo que eso iba para largo, se fue en búsqueda de Vicky. En su estado podría pasarle algo, dejando a suizo y japonés solos.

Vickytoria seguía corriendo, se mantenía huyendo pese a los gritos de sus compañeros. Huía y huía, queriéndose borrar del mapa. Sus lágrimas no paraban de brotar como cristales de hielo de sus ojos azules, sin dejar de acariciar su rostro desmigajado. Ella no dejó de correr con todas sus fuerzas durante un buen tiempo, hasta que su resistencia y alma se drenaron, llegando a una de las tantas plazas que hay en Shibuya.

¡¡¡ESE AMARGADO JAPONÉS CON PROBLEMAS SOCIALES!!! Exclamó asustando a las palomas y a la gente que pasaba por su lado de la banca. Ellos eran ignorantes de los remolinos que traía la joven consigo, solo dedicándose a su cotidianidad o sus asuntos habituales—. Es…es tan cruel…—Reprimió como pudo un nuevo sollozo.

A Phichit le tomó veinte minutos conocer su paradero. Fue sencillo encontrarle, el pendiente que ella llevaba en su oreja izquierda tenía un microchip de búsqueda que él podía activar. Cada oficial llevaba un chip auxiliar en caso de emergencia. Cuando llegó, se quedó observando la situación, sonriendo con algo de pesar.

—»Ambos son igual de cabezas duras» … —El tailandés pensó que todo este embrollo se pudo haber ahorrado si Yuuri no hubiese sido tan necio desde un inicio o si Vickytoria no se hubiese dejado llevar por el frenesí de sus bríos cuando le dieron sus condiciones. 

Cada quien mostró sus sensaciones y emociones de manera proporcional a lo que vivían en ese preciso instante y finalmente, habían roto sus lazos con tal abrupto, que no repararon en el daño que se hicieron, en especial Vicky. Por su propia edad o falta experiencia, aún no sabe manejar muchos aspectos de la vida emocional y profesional. 

El lío aquí, es que ella se encuentra en una etapa complicada y volátil, la cual hace que su actuar sea impulsivo y obviamente, se le fue la mano al no acatar órdenes, concordando en eso con Yuuri sobre una fuerte sanción. Más no por ello, se le debió crucificarla de la forma en la que Yuuri le dijo las cosas. ¡A él también se le fueron las luces! Phichit optó por dar un par de pasos y se sentó a su lado.

—Hey, una bonita conejita como tú no debería de estar enojada.

—Phichit…—Susurró su nombre, al verle llegar agachó su cabeza y se puso más triste. —Lo… lo siento, por mi culpa hice que también te regañaran, ¡¡¡Pero tengo unas ganas inmensas de golpear a ese japonés!!!, ¡¡¡DE NO HACER ESO, HUBIESE SIDO UNA CATÁSTROFE!!!

Puede que tengas razón, pequeña. —Phichit acariciaba sus cabellos. Ella seguía con impotencia—. Y sé que no lo hiciste por malo porque usaste la información que ya tenía pre-evaluada, pero tu plan también pudo haber fallado, linda Vicky. En estos casos, es mejor seguir a los superiores y tener a la mano miles de planes para no recurrir a uno solo de imprevisto.

La calmada paciencia de Phichit, le hacía comprender las cosas a Vickytoria, aunque su lamento por sus esfuerzos pisoteados no menguaba.

—¿Te digo un secreto? —Retomó la palabra Phichit—. Yuuri, nuestro Jefe amargado, puede ser el ser más estricto sobre la faz de la tierra. —Se rascaba su nariz mientras miraba al cielo de tonos anaranjados. —Otras veces, es un auténtico cerrado a la banda cuando se lo propone.

—Más bien es un grano donde no le llegan los rayos del sol. —La pequeña dama bufó molesta. El capitán se rió con gusto, nunca esperó ese tipo de comentarios en Vicky, viendo lo quisquillosa y refinada que es en su hablar. Tal vez el juntarse mucho con Plisetsky, trae sus malos hábitos—. Y conste que estoy siendo «educada» —Dijo, cruzándose de brazos con enojo—. ¿No entiendo como puede ser así? ¿Es tan?

—¿Frío, apático, antisocial, cuadriculado y desesperante?

¡¡¡SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ!!! ¡TODO ESO ME DESESPERA! —La oficial de hebras plateadas se frustró y revolvió sus cabellos con molestia. Su acompañante solo mostró una pequeña sonrisa al aire.

—Y por lo que veo, tú también tienes otro defecto que compartes con él.

—¿Cuál?

—El ser terca… ambos son tercos como mulas.

—Lo que menos quiero, es compartir algo que tenga que ver con ese… amargado. —Atrajo sus rodillas, pegándolas a su pecho y abrazándolas con desafuero. En medio de su querella, ella pensó que Yuuri era peor.

Chulanont, al ser mayor, había comprendido las actitudes de Vicky y entiende del todo su malestar, pero tenía el gran deber ético de hacerle ver que no siempre sus impulsos le iban a ayudar. Que habrá decisiones que no deberá tomárselas tan apecho (por muy engorroso que sea). Que no deberá mezclar lo emocional con lo laboral. Que deberá aprender a dejarse guiar, aun si en muchas de las ideas, ella no logré estar de acuerdo, porque hay rangos distintivos en la cúpula policial.

Nikiforova es una oficial en formación y Katsuki es su maestro, como superior al mando.

—Vickytoria… —El que Phichit le llamase por su nombre completo o le mirase directamente a sus ojos, significaba que lo que sea que estuviera a punto de decirle, era de carácter serio. La pequeña ya estaba lo suficientemente despejada de sus calenturas malhumoradas y ya razonaba con cordura—. Todos te entendemos y te apoyamos, en eso nos incluimos Christopher y yo. Esas patadas en contra de aquellos desgraciados son dignas de película de acción, guapa. Hiciste bien hasta cierto punto… y digo hasta cierto punto, porque no todo te lo puedo aplaudir. No siempre los arranques te van ayudar y más con lo de hoy.

Vicky se apreciaba en una laguna muy defraudada… Pero ya no con el mundo…Si no de ella misma.

—Sé que… te diste cuenta muy tarde que gran parte de lo que te dijo Yuuri fue cierto, y por muy enojada que estés con él… sabes que es verdad. Tengo razón en eso, ¿eh? —Le confirmó con una sonrisa y una caricia en esos mechones plateados—. Lo otro es… que también erraste mucho. No solo te expusiste, pudiste morir y de allí a que los chicos bajo mi tutela te fuésemos a ayudar, porque de alguna manera, conocemos tu lado terco o incluso tu lado caprichoso cuando te pones insistente. Eso es algo que quieras o no, deberás controlar.

Vickytoria le observó en silencio, sin saber exactamente qué decir ante lo dicho por el tailandés, mientras el continuó hablando.

—Todo eso no se logrará de la noche a la mañana contigo, porque aun eres muy joven. Aun tienes un largo camino que recorrer y tela por cortar como oficial. Pero sé que, con esto de hoy, ya estás más consciente de lo que implica ejercer tu profesión. ¿Qué te equivocarás? ¡CLARO QUE SÍ! ¡QUE DEMONIOS! ¡Y eso no significa que te estoy exonerando! ¡Al contrario! ¡Mereces tu buen castigo, muchacha!

Le miró, hablándole en una pésima imitación práctica de severidad (ser severo no es lo suyo), con los puños a lado y lado, muy mandón. Vicky se sintió cada vez más pequeña con el regaño. Los correctivos de Phichit son equivalentes a como se los haría su abuelito…

—Y eso estuvo mal, soy de los primeros que quiere darte unos buenos «zapes» como diría Leo, e igual los demás. Pese a ello, de ese largo camino que te mencioné… podrás sacarnos las canas que desees. Porque allí estaremos para corregirte y me incluyo en ello. Eso sí, ya sabes que trataré bonito. —Terminó rodeándole con uno de sus brazos, acercándole a su regazo con mucho cariño.

Vicky meditó lentamente el discurso dado por su capitán. Abrigó su cabeza de todo lo acontecido y ahora se sentía peor o más culpable que antes… Ella, no debió desobedecerle o haber pactado sus razones antes que las valoraciones de su jefe, eso lo aceptó y se lo había hecho saber a Phichit con mucha vergüenza. También aceptó que, en variadas ocasiones, Yuuri ya le había advertido de buena manera que no realizara las cosas a la ligera. Ella creyó que eso dio pie para que él tomara esas prevenciones. Al estar tan enojada en estos días, una cosa llevó a la otra y he allí el resultado final. Uno muy atropellado del cual no sabe en sí, lo que le deparará su destino.

—Con esto de hoy, colmé su paciencia. Creo que él fue acertado en regañarme «así».

—Patrañas, ese japonés pudo tener más «tacto» para decir las cosas. Solo que su terquedad cuadriculada también hizo estragos. —Le rectificó y aclaró su punto—. Ciertamente, Yuuri tiene autoridad para sermonearte, castigarte y hacer lo que desee por ser el jefe, y repito, estoy muy de acuerdo en una buena reprimenda para ti. Pero hacerlo de esa forma no era la indicada. Él lo sabe perfectamente y de hecho parte de este malentendido se pudo evitar si él, desde un principio hubiese sido más «honesto».

—¿Honesto?—Soltó Vicky confusa y él asintió.

—Yuuri es… un caso especial si me lo preguntas, Vicky… Hay detalles que debes saber de él y que solo sabrás preguntándole, si realmente deseas conocerlo a fondo como me prometiste… —El joven moreno se levantó de la banca y le tendió la mano a la pequeña conejita captando su atención—. Él… no es como los demás y hablando aquí en confianza, los que somos muy cercanos a Yuuri como Leo, Chris, los Nishigori, tu tío Feltsman, Minako, que fue maestra de Yuuri, o Alessia, quien es una vieja colega de antaño y a mí por supuesto, nos ha costado mucho el sobrellevar a «este Yuuri» actual que tú conoces…

—Y Yuuri no…¿No tiene más amigos?

—Somos los únicos amigos que él tiene por ese inconveniente. Yo en lo personal soy su mejor amigo y no me cambiaría por nadie, pero como te dije, él es muy aislado y no es dado con las personas, incluso a veces se pone reacio conmigo, más no lo juzgo ¿sabes? —Le sonrió y continuó su explicación—. Él ha vivido muchas cosas no muy gratas que lo han marcado y desquebrajado en su pasado, demasiadas diría yo, de allí a que él sea así. Dejó su verdadera naturaleza encerrada en un baúl para dar paso a ese hombre serio y duro que conoces hoy por hoy. Se ha vuelto un hombre distante que se refugia mucho en su trabajo o en su pequeño sobrino. Siendo Yuuki, el único que ha tenido el privilegio de sacar a la luz su nobleza oculta de la cual te hablé aquella vez.

—¿T-tanto así? —La confesión prendió las alarmas en Vicky… Phichit algo melancólico asintió—. ¿Y su familia? ¿Ellos están… peleados con Yuuri? —Preguntó preocupada.

—Descuida, sus padres y su hermana lo adoran… pero Yuuri no es la persona más abierta del mundo con ellos desde… —Phichit calló y dudó si debía hablar o no sobre aquello. Ya estaba tocando una zona delicada que no era de su competencia, pero Vicky pudo entender ese silencio, porque ella ya comprendía de quienes hablaban.

—Desde la muerte de mi papá… Él… fue su maestro, ¿no? —Phichit se pasmó en el acto y ella terminó de atar conjeturas—. Y lo que lo hizo cambiar aún más, fue cuando también fallecieron los padres de Yuuki… ¿Mi tío Kouji con su esposa Lucy, verdad? —Vicky solo entristeció una vez más…—Es lamentable todo eso que me comentas.

—Vicky…Tú… ¿Desde cuándo lo sabías?

—Hace poco me enteré por el pequeñín muy a su manera…—Le explicó cómo ocurrieron los hechos de modo rápido y continuó—. Creo que, si no fuese por Yuuki, no me hubiera enterado de muchas cosas. Lo que sí te diré es que yo… No tenía idea del impacto que esto generó y que sigue generando en Yuuri. Ahora veo el por qué no regresó en estos años, dejando muchas promesas inconclusas o el por qué Yuuki me decía que no le reprochara… —»él todavía mantiene ese dolor muy escondido»

Pensó la jovencita de hebras plateadas y callándolo para si misma.

Yuuri, aun con esos estremecimientos apesadumbrados y acumulados en su interior, sacó fuerzas para llegar a ser quien es. Ella no sabía a profundidad las cosas. No obstante, infirió que él, se ha auto presionado desde muy joven, dividiéndose en su labor de buen padre con Yuuki y forzándose a madurar constantemente. Había inferido que que Yuuri, pasó un pésimo momento, y que quizás, él vio en primera fila los acontecimientos en Kouji, Lucy o Andrei. Se hizo tantos interrogantes en su cabeza, que Vickytoria miraba al suelo con pena. Una pena tan honda como la cagada que había cometido, (en parte contribuyó a que le regañaran de esa forma) y que lo suyo era un mero capricho. No tenía comparación a las hazañas hechas por Yuuri para surfear sus problemas.

—Yo… Me siento como una estúpida. —Sus ganas de llorar nuevamente regresaron y apretaba sus puños con una fuerza desgarradora, tornando blancos sus nudillos. —¡Soy una tonta…! ¡Yo…realmente lo decepcioné! ¡Lo defraudé!

—No te desanimes. —Dijo Phichit. Apreciaba el torbellino caótico que ya estaba armando Vicky en su inocente sentir y él sonrió, sacándola de sus vacilaciones—. Él ahora está enojado contigo… con eso no digo que tenga toda razón, ya te dije debió reclamarte de otra forma. Pero viendo que eres la hija de su maestro, que eres la sobrinita postiza de su hermano, que eres esa pequeña conejita que conoció en su adolescencia y que hoy eres su amiga como pupila u oficial… Puedo decirte que también eres la única persona que lo ha sacado de su zona de confort.

—¿Eh?

—¡Hey, no pongas esa cara!, ¡Eso no es malo! —El comentario del tailandés dejó contrariada a Vicky—. Es muy bueno. El que prácticamente te «regañara» de esa forma quiere decir que le preocupas. Ya has visto cómo se pone de «protector» cuando te pasa algo, ¿no? ¡Ni a mí, que soy su mejor amigo me ha gritado así! Solo digo que te relajes y pienses muy bien lo que vayas a hacer, no te apresures…

—Yo… no lo sé Phichit… Ésta vez fue… diferente… —Vickytoria fue realista—. Yo no me comporte a la altura, dejándome llevar por cosas equivocadas y le provoqué muchos disgustos… Tal vez Yuuri tiene razón en pensar así de mí y yo no he hecho nada para cambiarlo, solo he renegado como una niña…tal vez… deba irme…Ya no quiero crearle más problemas de los que ya tiene o incluso a ustedes…

—Y yo te dije que no pasará… todo estará bien. No pienses en esas cosas, conejita. —Le abrazó, reconfortando sus energía—. Todo estará muy bien, yo lo sé. —En ese manto de fraternidad, el moreno le dijo palabras conciliadoras a esa pequeña que no pudo más con su propio peso, soltando una a una, cada gota de sus joyas azules en silencio.

Sí o sí, Phichit hará que ese Teniente Coronel, recapacite de su extrema decisión.

Simultáneamente del otro lado de Shibuya, el General Yakov Feltsman, estaba en completo silencio observando a sus mejores hombres alejarse del grupo una vez más, tomando como destino final el parqueadero. Allí en ese lugar, el rubio de ojos verdes aceitunos se veía molesto en su totalidad. Discrepó por mucho en la forma en la que su amigo, ese necio y testarudo que tiene por superior había llevado la estricta conversación. El azabache, por el contrario, ni se inmutaba en su andar y como se dio cuenta que Yuuri no hablaría, Christopher retomó la contienda…

¿En serio piensas hacer eso?, ¿En serio lo harás? ¡¿PERO QUÉ CARAJOS TIENES EN LA CABEZA KATSUKI YUURI?! —Bramó tomándole del cuello de su vestuario imperial.

¿Y QUE, SI LO HAGO, MALDITA SEA? Yuuri también gritó, posicionando rápidamente sus manos sobre su captor. Giró para dar frente a frente con él y le detuvo con mucha fuerza, algo que no escapó para la agudeza del mayor.

 Giró para dar frente a frente con él y le detuvo con mucha fuerza, algo que no escapó para la agudeza del mayor
By Sharayanime

Los minutos fueron tensos, los agites en el respirar se sintieron eternos entre ambos hombres. «Si sus miradas mataran», suizo y japonés tuvieran armando la tercera revolución, o se debatirían a muerte. Christopher no se contuvo, le imprimió fibra al batir su brazo y pudo zafarse del agarre ajeno, no sin antes dejarle en claro muchas cosas además de sacarle sus verdades.

—No puedo creer como una de las personas mejor preparadas y que supuestamente yo consideraba más «sensatas» de todo el laburo policial en Japón, puede ser al mismo tiempo, el imbécil más grande del mundo.

—¿Dime algo que yo no sepa de tu repertorio reciclado, Christopher? —Soltó completamente nefasto.

—Entonces… ¿Es un hecho que el señor «soy práctico», si lo hará? ¿Estás consciente de la decisión apresurada que estas tomando? ¡A diferencia de tu roce con Phichit, lo de hoy no tiene precedentes!

—¡Oh, perfecto! ¿Ahora resulta que yo soy el villano por tomar mis decisiones? ¡¡Estoy harto de repetirle a esa niña lo mismo!! ¡¡Y estoy harto de que me acusen por tratar de imponer orden!!

—¿Realmente estás harto? ¿O solo reaccionas así porque ella te desafió abiertamente con lo del caso clasificado? 

Yuuri se quedó quieto, inconscientemente no pensó en aquello, pero Christopher dio por donde era.

—Estas actuando de la misma manera que ella con tus impulsos en estos momentos, Katsuki; aparte de ser egoísta por no dejarle participar como se debe. Sé de la conversación de tuviste con Phichit y de tus preocupaciones. Es normal que te sientas así, no tienes que fingir con él y mucho menos conmigo. —Le atacó sin vacilación—. Y concuerdo abiertamente con Phichit, lo de hoy, era algo que se pudo haber evitado si tú hubieras sido sincero desde un inicio. ¡Admítelo de una puta vez, Katsuki!

Lo enfrentó valiéndole cinco todo. Yuuri por inercia retrocedió unos pasos atrás. Christopher vio su amague y pudo percatarse del titubeo del joven. Al final su semblante regio, pasó a uno más reposado y despeinó un poco sus cabellos al arrastrar sus dedos en medio de ellos. Luego, retomó su dialogar con su mística sublime y elocuente de siempre.

—Katsuki, ¿Estás consciente que una vez que des de baja a Vickytoria por cualquier motivo errado en tu cabeza, no podrá reintegrarse otra vez? ¿Qué la perderás? ¿De que no la verás más? ¿Y qué probablemente, te puedas lamentar de por vida por seguir tu falso orgullo? —Esas palabras hicieron un eco potente en la mente de Yuuri—. Sé que estás enojado y más que enojado, estabas muy preocupado cuando Vicky ejecutó ese plan original. «Uno muy práctico», si hago uso de tus líneas. —Christopher no perdió finura en su erguir, en cada daga lanzada.

—Esto es absurdo. —Expulsó exasperado, escuchando lo impensable, y giró su rostro a otro lado.

—Y debes admitir que lo hecho por ella, aunque fuese descabellado, estuvo muy bien estructurado. Mejor que el de nosotros. Solo que tu neura te nubla la razón. Nikiforova minimizó en gran medida los heridos de nuestras brigadas a un 80% y dio como resultado que los civiles se salvaguardaran o que no tuviesen ningún rasguño. —Le ganó la partida—. Claro, ella hizo mal en no hacer el debido proceso o en rebelarse ante la autoridad y allí sí concuerdo contigo, merece reprensión… una ejemplar y digna de las que tú, como Teniente Coronel sabes dar. Pero también, debes admitir que los gritos, las contestaciones, la pérdida de control extremo como “eso» o que tú al cegarte por tu juicio anticipado por cuestiones externas no son buenos consejeros. ¡Así no se llevan las cosas!, y allí… ¡fallaste!

—No pienso seguir oyéndote, me largo. —Estaba por entrar a su auto y Christopher evitó que abriera su puerta, usando su fuerza en uno de sus brazos para llamar su atención.

—Yo no soy Phichit, Yuuri… —Le recalcó con prepotencia y voz profunda sacando de base a su colega—. Tú me conoces. Puedes huir, largarte y hacer lo que tenías pensado… Yo lo único que te diré es, que si forjas aquello que estas pensando, quizás a futuro te arrepentirás de tus actos y cuando te des cuenta, ya será demasiado tarde. —Mencionó sin pelos en su lengua—. Está en ti o no en seguir con esa estúpida decisión o…—Dejó una solución al aire, que resonó intensamente en la cabeza del ajeno—. Está en ti buscar un fin a esta situación de la forma en la que Phichit y yo te hemos sugerido desde el principio… Por una maldita vez en tu vida, sé sincero contigo mismo y de paso con ella… ¡Libérate de tus demonios! —Retiró su peso de esa puerta y dejó que el japonés se fuera pronto en su vehículo, pero él ya sabía que había logrado sacudirle parte de las telarañas o su tribulación.

Feltsman, pudo oír algunas cosas del careo entre par y par, no mucho para saber a cabalidad todo el asunto, pero captó lo principal… Vickytoria y Yuuri tienen impases a nivel de «subordinado – superior». Preparó su auto y también se dirigió al mismo sitio que su mano derecha.

Oficina del T.C Katsuki (T.S.P.A) – Tokyo, Japón
Mediados de Abril del 2017 – 9:00 pm (mismo día)

El murmullo habitual y las actividades a esta hora por los pasillos oscuros de la academia, eran casi nulos. Cadetes, Alféreces, Dragoneantes y demás, yacían en sus dormitorios, descansando plácidamente para estar listos y aguantar la nueva jornada. Otros, como el personal administrativo, el ejecutivo o el policial, compuesto entre una avalancha de hombres y mujeres que pululaban en tonos bajos, se preparaban para irse a sus casas en medio de la noche y sus distintivas luces de neón.

Era lo normal en estos casos… o quizás eso parecía…

Para cierto individuo que se encontraba en su despacho desde hacía un buen tiempo, deliberando internamente consigo mismo y nadie más, era inexistente. El avistaba si lo que había enjuiciado en esa discusión (que no fue nada amena) lo llevaría a cabo.

Lo primero que hizo al arribar a su despacho a las 7:00 pm, fue deshacerse de su chaqueta imperial y arrojarla con fastidio lo más lejos de su existencia. Buscó en el cajón de su escritorio una documentación específica y se dispuso a llenar reportes, calificando aspectos negativos o salvoconductos violentados, no había poder alguno que le detuviera. El impulso de frustración lo cargaba en su puño y letra al viajar de extremo a extremo sobre esa hoja a diligenciar.

Cuando vio que solo estaba a un paso de cubrir ese reglón donde solo faltaba su firma y acabar el problema de raíz, se detuvo. Esa pausa venía trastocada con muchos ecos en su cabeza, con voces en su conciencia que median en una balanza lo acontecido…

Pese a que no se encontraba en las mejores condiciones (aunque no lo pareciera), que estaba chasqueado y que todo esto le estaba quemando, porque no deseó que las cosas llegaran a este punto. Su parte racional, lógica y disciplinada le repetía continuamente, instándole que la conducta tan irrespetuosa en aquella muchacha debía ser amonestada de modo drástico, manteniendo las reglas establecidas, no podía ser blando ante ello. No podía permitirlo.

Por mucho que le duela… debe hacer lo correcto en teoría… pero…

«»¿Realmente deseas esto, Katsuki?»»
««¿Realmente quieres hacerlo?»»

Pensó por fracciones de segundos en los comentarios del Mayor Giacometti, cuyos iris son verdes como el olivo. De modo indefinido, la duda ya se había sembrado y aquello hizo un nudo en su garganta. Así mismo, le hizo amagar muchas veces en dar su estocada final con ese esfero que portaba en sus manos.

Maldijo su suerte y su maldita benevolencia.

Corrieron las horas desperdiciándose, y junto con ellas, la motivación inicial que lo indujo a su oficina a tomar esos papeles. Ya siendo las 9:10 pm, el T.C. Katsuki había dejado en algún lugar de su escritorio esa acta final usada y sin concluir, que era utilizada para excluir del sistema a los oficiales. Llevaba un buen rato con una de sus manos inquietas en el bolsillo reclinado a su ventana. Con la otra, sostenía la nicotina hecha cigarro entre sus dedos, llevándolo hacia su boca y besando sus labios. El paraje nocturno que se podía apreciar desde lo alto le había permitido serenarse, además de captar ese efecto «calmante» que viajaba a través de su garganta y que salía de su ser en un humo tan blanco como la nieve.

No era algo que él estuviera acostumbrado hacer a diario (cosa que no efectuaba, tenía años sin probarlo) y no era que le agradara o tampoco porque fuera un fumador empedernido. Él sabía cómo controlar ese hábito mal habido, que vio y aprendió de sus hermanos Mari o Kouji. Digamos que las mismas circunstancias lo habían hecho recurrir a ese vicio reservado en ocasiones extremadamente excepcionales y ésta, era una de ellas.

Realmente necesitaba algo como eso porque la angustia, el fogoneo, el decaimiento y el estrés, ya le habían pasado factura con aquella sombra ansiosa persiguiéndole, esperándole como siempre… esperando pacientemente a que se auto-sabotee. 

Yuuri lo sabía…y porque lo sabía, luchaba en contra de ello todo el tiempo.

Al dar su última aspirada a esa delgada colilla, la puerta fue abierta, dándole paso a la imponente figura que brillaba por autoridad.

—Señor Feltsman. —Soltó el sobrante de sus dedos, para luego pisarlo con la suela de su zapato.

—Katsuki… El hombre de edad fue directo al grano—. Para que hayas acudido a ese vicio que creí extinto en ti, y que tengas esos papeles regados en tu escritorio, es porque lo ocurrido en el día de hoy con Vickytoria fue grave.

—Señor, con todo el respeto, no quisiera sonar grosero o que malinterprete mis criterios, pero le pido que, si usted intenta recriminar mis acciones al igual que los demás, yo…

—No vine a eso muchacho. —Fue claro en su palabra—. Cada quien es responsable de sus actos. Ella se encuentra bajo tu jurisdicción. Tú sabrás cómo obrar en ello.

—Yo… lo siento señor. Excuse mis palabras… —El japonés se avergonzó, girando su cabeza nuevamente a la ventana. De hecho, no se sentía cómodo para entablar una nueva conversación con ninguno.

—Pero… para que tengas a medio personal en contra, tal vez se deba a algo ¿o me equivoco? —Su afirmación fue acertada—. Katsuki, ¿Aún te sientes en pleno uso de tus facultades para seguir a cargo de Vickytoria?

—Si le soy sincero, estoy a esto de tirar la toalla con ella… Sé que le dije desde un inicio que me haría cargo de Nikiforova o de responsabilizarme, pero lo que hizo hoy, está fuera de todo precedente y…

Yuuri descargó como pudo de todos los errores e infracciones cometidas por su subordinada, desde los últimos días hasta la cumbre de hoy (la cual fue la tapa de todos sus vejámenes) Yuuri con ambas manos restregándolas por su cara, expresó su inconformidad, su rabia, y hasta sus preocupaciones. Yakov solo escuchaba cruzado de brazos, allí parado frente a él con su porte de antaño. Reconocía en su entereza la desazón extenuante en ese joven de rasgos asiáticos. Se había dado cuenta de las intenciones principales de Yuuri con esos papeles… y también se dio cuenta que si el muchacho hubiese querido acabar con todo de una buena vez (porque conoce de primera mano las resoluciones hechas por él), desde hace rato ya los hubiera firmado, más no lo había hecho…

El que no lo hubiere consumado todavía, es porque suponía que está a la espera de alguna señal que lo inunde en una conmensurada prudencia.

—Yo…Yo…

—Déjame adivinar, ¿a veces dudas si vas a poder con ello, eh? —Aquello llamó poderosamente la atención en Yuuri, devolviéndole la vista hacia Yakov, una genuina—. Nosotros como superiores tenemos ese mal común de querer mantener todo bajo control o de creer que todo lo que decimos sobre algún sujeto es la verdad absoluta, pero no en todos los casos siempre será así… Eso lo he aprendido con el tiempo, y es algo que intento corregir pese a mi vejez y aspereza.

El mayor de cabellos canosos, entendió que su mejor hombre estaba atorado en un hueco profundo. Se dignó poco a poco a ir en su dirección, y sosteniendo muy íntegro su rostro.

—Para alguien tan joven, centrado, disciplinado como tú en el rol importante que asumes, lidiarás con muchos baches o tropiezos. Algunos no serán muy gratos, chocarás con ideas e incluso, pensarás muy cerradamente porque así lo escudriña tu opinión, y eso es normal. Yo pasé por ello, también tuve tu edad Katsuki. —La sabiduría expuesta hacía ver a ese honorable veterano más grande de lo que ya era—. Ciertamente cuando se tiene más experiencia medimos eso, pero, no nos exenta de cometer fallas gracias a nuestras emociones. No obstante, insisto que, a tu edad o un tanto por decirlo así, no visionan más allá de lo que tienen en sus manos y en tu caso, guiar a Vickytoria es como darse topes contra la pared.

—No… no lo entiendo señor, ¿A dónde quiere llegar?

Feltsman seguía observando la curiosidad pintada en ese muchacho reservado, que se obligó a «madurar» sacrificando varios aspectos de su vida, y que, por esas definiciones tan arraigadas, tal vez en algún punto también había cometido sus tropiezos. El señor resopló un bufido burlón, uno airoso que terminó con una dura sonrisa y como si nada, empezó a hablar.

—Cuando Rusia pasaba por épocas difíciles o cuando el estado soviético ya venía en decadencia bajo un gobierno nacional y una economía altamente centralizadas, gracias a las organizaciones criminales que en aquel entonces manipulaban las leyes o los propulsores de estas a su antojo, se daban frecuentemente cosas como la incidencia en el abuso de drogas, la corrupción en la forma de soborno o a la iliquidez de bienes y servicios en el mercado abierto en la URSS. Los pocos políticos nobles en un intento desesperado, permitieron el ingreso a hombres de todas las edades por la escasez de policías, y el abatimiento visceral de los mismos. Andrei tendría un año o dos años menos que cierto personaje que tú y yo tenemos en nuestras filas —Aquello lo dijo refiriéndose a su hija—. Y en el instante que puso un pie en esta profesión, te puedo decir que pasé por muchos corajes. Los mismos que tú estás pasando ahora. —Al final; se animó a contarle algo tan personal como eso. 

Yuuri sabía que su ex-jefe era alguien particular, pero conocer ese detalle por boca de Feltsman, lo asombró demasiado.

—Era el sujeto más descarado que ha tenido toda la cúpula policial. El chico podrá haberse graduado con honores del bachillerato, pero era un lobo solitario y poco comprendido, que hacía lo que se le viniera en gana. Ningún superior era capaz de soportarlo debido a sus actitudes extravagantes, retadoras y revolucionarias. Sin embargo, a veces me preguntaba el por qué la vida dejó a ese muchacho a mi cargo, y claro que la había… Todo en esta vida tiene un propósito…

Sonrió al recordarlo.

—Andrei era de los pocos que me sacaba de mi zona de confort… Estaba a punto de echarlo o relegarlo a otra división, y un día cualquiera, escuché una conversación entre sus colegas. En sí, el motivo principal eran las burlas hacia su persona por los castigos severos que yo le imponía y ese muchacho con su estúpida cara de idiota y boca de corazón simplemente mencionó algo como el estar agradecido… —Yuuri seguía atento, pestañeando con paciencia y analizando el sitio de reflexión a la cual quería llegar su jefe—. Les dijo que me daba las gracias infinitas por haber caído en sus filas y por ser el único que hasta ahora lo había soportado. Dio las gracias por muchas cosas, pero, sobre todo dio las gracias porque pese a que él reconocía los sulfuros que yo soltaba con justa causa, el sentía que eso le demostraba que yo no me rendiría tan fácilmente, «fe» según sus resoluciones y solo por ello, trataba de esmerarse y de auto-convencerse de ser el mejor oficial o de intentar ser «menos imprudente» para no llegar a perjudicarme… Eso me dejó con intriga.

«»Trato de dar lo mejor que tengo como oficial para no defraudar el voto de confianza que depositaste en mí. Porque si hago algo mal, al primero que señalarán será a ti, Yuuri«»

Esa frase golpeó fuerte en la conciencia de Katsuki. Esa frase, de la cual había hecho caso omiso por encerrarse anticipadamente a sus intenciones reales de relegarla, tapándose a fuerza con las intromisiones invasivas de Vickytoria cuando ocurrió su primera fricción, taladró muy profundo en su pecho. Yakov continuó.

—Sabes Katsuki, cuando leí sus archivos, vi que todos y cada uno de los superiores anteriores a mí, hicieron lo mismo, lo habían dejado en el camino. Yo después de eso y de oír sus palabras, no podía simplemente hacerme el loco. Preferí llenarme de paciencia, algo que no tengo… y poco a poco, fui descubriendo la calidad bestial de lo que Andrei podría ser como oficial, y lo fue… Es mi orgullo, no por nada le consideraron la máxima leyenda en Rusia.

Infló su pecho cual gallo de pelea, vigoroso y muy seguro de su testimonio.

—Tú, Phichit, Leo, Alessia o Christopher, conocieron al Andrei estratega, el pulido, el magnate, y también llegaste a conocer alguna de sus imprudencias, solo que en baja transcendencia. Para mí, ese bastardo seguirá siendo el mismo muchacho riquillo, descarado y consentido de siempre… Tu hermano concordaría conmigo en ello, ya que tres o cuatro años después llegó a mis filas también, y alcanzó a verlo en esa etapa arbitraria. Varias veces dejé que Kouji le pateara el culo por sus idioteces.

Yuuri no se hallaba, había quedado perdido en la voz señorial que rememoraba ese extracto de su vida.

—Pero ya eso es otra cosa. A lo que voy es, que aquello que obtuvo Andrei se logra con tiempo, castigos severos, paciencia por parte de sus superiores, colegas y la experiencia… Experiencia de la cual aún Vickytoria no goza, porque apenas es una jovencita que ha entrado a juro en el mundo de la adultez, que está dando sus primeros pininos, obligándose a actuar acorde con este sitio y también por lo que te acabo de decir… y dadas las circunstancias, está en nosotros hacerle frente a sus «arbitrariedades equivocadas» cuando las llegue a cometer pero también, está en nosotros en no huir de los problemas, sea cual fuere. —Atacó nuevamente con agudeza debido a que todo el embrollo se debía a eso—. Toca enfrentarlos con dureza. Si es necesario, asumirlos y ni creas que no me di cuenta que en aquella reunión tratabas de excluirle del caso clasificado por el motivo de relacionarlo con el viejo proceso archivado que llevaban Andrei y Kouji.

—Señor…

El silencio imperó, Yuuri había sentido como una larga serie de largas razones iban y venían martillándole intensamente. Poco a poco terminó por reconocer que se dejó llevar por esa marea, que no fue centrado al tratar de dilatar algo que debió hablarlo con antelación.

—Recién puede comprender parte de tu inquietud al leer los avances de la nueva investigación días antes de la reunión. Obviamente, los apuntes de Yurokcha, apoyado por los análisis de Vitya, han brindado un enlace agigantado que de ser así… Será inevitable, no tocar el tema… —Le debatió con templanza—. Y por más que yo adore a esa pequeña revoltosa o que tú le tengas aprecio por ser la hija de ese fanfarrón… Ella escogió esa brecha por voluntad propia y ya se metió de lleno en esto. Estoy casi seguro que la razón de peso en Vicky para ser oficial, más allá de su gusto heredado, fue el buscar sus propias respuestas y tarde o temprano deberá vivir muchas emociones. Si se deja quebrar o no cuando se entere de ciertos asuntos relacionados con el pasado e imperceptiblemente, con su padre, ese será el precio que ella tendrá que pagar.

Los gestos de asombro en el rostro de Yuuri lo habían delatado y ahora Yakov había confirmado que dicha percepción en Yuuri al no hacerle frente como se debe, fue lo que hizo que Vickytoria reaccionara del modo equivocado y que en parte tiene razón, él debe retomar el punto inicial.

—Ahora, si regresamos a lo de hoy, te diré un par de cosas…—La rectitud la hizo resonar en el semblante de su voz—. Si quieres darla de baja, ¡Hazlo!, es cuestión de que me entregues esos papeles que tienes allí tirados, yo no tengo problemas en hacerlo. ¡Total! eres su jefe, y eres quien tiene la última decisión, ya que no puedo tomarla por ti. ¡Pero no permitiré que te comportes de esa manera tan cobarde en mi presencia!

No midió sustentaciones o privilegios en ese mensaje para su mejor hombre y Yuuri solo calló al verse reprendido por tremenda falla

—Entre otras cosas, sabes perfectamente que no me gusta encubrir majaderías. Lo que Vickytoria hizo por sus caprichos de «yo lo sé todo» para llevarte la contraria, fue una estupidez enorme y contó con suerte que todo saliera a su favor. Y en vista de que aún no sabes qué carajos hacer, ya que leí el reporte de que por ahora, has dejado a Vickytoria suspendida de toda actividad, prefiero que aproveches su inhabilidad y que te tomes estos días sin verle para que pienses correctamente con la cabeza fría, tu postura final. —Dijo eso último en tono claro y demandante.

—¿Esto es en serio, señor?

—Sin peros… —Afirmó—. En estos momentos, estás disgustado y no puedo ver objetividad en ti al estar en ese estado. En su lugar, ella será reemplazada indefinidamente para que le hagas entender, mientras meditas tu decisión, que su estampa no es prescindible en tu equipo o en cualquiera de mis divisiones. Ella quiera o no, deberá corresponder a su rango y lugar. Restricciones como éstas, son las adecuadas… —Yakov tampoco se la dejará fácil a la rusa adolescente.

El señor calzó muy confiado de que uno los puntos heredados de Vicky en Andrei, era hacerle entrar en razón basándose en fuertes circunstancias. Vicky pecó pensando que recibiría trato especial y se topó con una gran muralla japonesa derrumbando cualquiera de sus maniobras, así que el ruso aprovechando el regaño monumental de Yuuri hacía ella, podría sacar ventaja y asumir que Vicky reconocerá de una buena vez que esto no es un juego, que aterrice los pies firmes sobre del suelo y que llegue a ser más humilde y respetuosa con sus aires «prodigio intelectual» ante sus mayores. No siempre dispondrá de manos extras que le apoyen.

Con esto no quiere decir que ella fuere la única culpable en este dilema operacional, (porque Yakov ha limitado todo desde el campo laboral), también esperaba a que Yuuri aprendiera una nueva experiencia a partir de este impasse como superior. Debe ir al ritmo de sus subordinados y si son brillantes y algo revoltosos como Vickytoria, deberá sacarles provecho, guiarles, hablarles o reprenderlos con mano dura sin perder el norte y su neutralidad. Quizás él no empatice de un modo automático (o de pronto, le cueste trabajo hacerlo), más no perdía la fe de que Katsuki, pudiera sacar de sus adentros esa fuerza comprensiva que le caracteriza y finalmente afronte sus errores.

Ambos jóvenes debían finiquitar sus justas.

El General le dio unas últimas instrucciones al Teniente coronel, dejándole en claro que lo quería ver mañana a primera hora en su oficina con sus reportes y que hiciera caso, sobre todo, en lo último que dijo acerca de su decisión final. Feltsman necesitará una pronta solución, necesitará a su mejor carta en buenas condiciones. Los roces o malos entendidos deben quedar atrás y no dejando contaminar las órdenes judiciales que se lleven durante el proceso. Katsuki afirmó en medio de sus dudas.

El general se retiró de su oficina. Estando solo en completo silencio y con su cabeza hecha un malestar. Katsuki no vio otra forma de buscar sosiego en su ser que no fuera sacar otro cigarro de su cajón y llevarlo a su boca. La exigencia había sido concisa, él no tuvo que acarrear mucho para darse cuenta que las palabras de Feltsman, eran un ajuste de cuentas no solo para la chica, sino que también para su persona; y suponiendo que aquella charla que había sostenido minutos atrás, le hubo reiterado un revoltijo silencioso, así como a un niño regañado oyendo el pedido de su maestro. Ante esta situación, advirtió que debía serenarse, resaltando el acuerdo implícito de un realizar un sondeo sobre su conducta, sobre los siguientes días que se le amparen encima y por sobre todas las cosas, lo que decida sobre Vickytoria…

By Sharayanime

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Continuará…
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Vocabulario Cultural o Idiomático (corto)…
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* R7 = A nivel policial en mi país, son códigos cifrados o en clave que usan los policías para hablar sobre los operativos según la letra y el número indican el tipo de operatividad y la peligrosidad.

*Adjudicación = del latín, adiudicatĭo, -ōnis … vendría siendo el modo de adquirir el dominio de bienes, contratos, operativos, etc. y según el contexto varía.

*Dictamen= a nivel judicial y/o policial, serían las opiniones o juicios técnicos, que se forman o emiten sobre algo.

* URSS = es la sigla que identifica a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

NOTA ADICIONAL: veo menester recordarles que lo narrado en este fic es «ficticio» y con muy pero muy leves cosas «verídicas» por ejemplo, si nos vamos a lo real la URSS si existió en su momento pero he modificado ciertos acontecimientos…de no modificarlo para mi universo «el hermano de yuuri» no podría haberse enlistado en Rusia xD

Les recuerdo que según la historia real, la vaina del URSS se formó en 1922 oficialmente con Lennin y 1989, señaló dramáticamente el fin de la misma con sus dominios en la Europa central y oriental, y culminó dos años más tarde 1991 con el desmantelamiento del sistema sovético… pero aun Japón y RUSIA (como después se le denominó al país soviético) no tenían esas relaciones bien arregladas. por cosas pasadas

Así que vuelvo y repito que en este universo muchas cosas fueron totalmente modificadas para que se pudiese llevar como yo quiera en los ritmos temporales de cada país y también he tomado como referente parte de los acontecimientos históricos del mío para complementar los casos e investigaciones policiales :3

Para info de carácter técnico policial, pueden ir al botón que dice (Vocabulario del Fic)

🔥N/De Shary: HOLA AL PUEBLO ¿Cómo están? ¡Yo aspiro a que Bien!, ¡Capítulo 16 y contando!, tuvo 29.131 Palabras :3 (¡con la nota del final + vocabulario me quedo en 29.920 Juemadreee!!! Alv xDDD) No hubo récord, pero igual es laaaargo.

Ah si, este capítulo ha sido corregido y re-beteado

Bueeeeno, voy con lo propio: ¿Les gustaron los dibujitos pal cap 16? no hice muchos y tampoco fue el «súper coloreo» por falta de tiempo, pero creo que eran los adecuados a ilustrar.

El capítulo ha sido uno de los más serios hasta ahora, ya empezamos a rozar situaciones delicadas además de los asesinatos conspirativos gracias a los Kazumas, que ya principiaron a repuntar… los chicos ya están avanzando tras el misterio de esa organización que los dirige, pero como también han leído… parece que esto nos lleva a cosas interesantes que tocan las fibras nostálgicas en el pasado de los personajes.

Ahora… antes de que me acribillen a mi beta, de que arranquen con una «civil war» xDDDD, o maten a una tal «shary» (¿?) xD…(beta y autora se ponen sus cascos)

Solo les digo que en el capítulo anterior Yuuri, ya le había dejado una fuerte señal a Vitya

Solo les digo que en el capítulo anterior Yuuri, ya le había dejado una fuerte señal a Vitya…(creo que esto responde a la pregunta que me hicieron sobre cómo sería un Yuuri totalmente enojado) así que esto, sí o sí, estaba programado para que ocurriera ¿y por qué? sencillo… Vitya necesita concienciarse de que no siempre resultaran las cosas a su manera y debe tomarse todo con más cautela en su trabajo como oficial, el profesionalismo va de primero. Está su vida en riesgo y las de sus compañeros. Si bien Yuuri provocó parte de este embrollo por adelantarse a los hechos y a su vez porque le preocupe directamente lo que pueda pasar cuando se ahonde más en el caso clasificado, a Vitya se le fueron todas las 4 patas cuando optó por hacer su «berrinche» … esas no eran las maneras y ¡Yuuri tampoco se salva! ¡Debió confiar y tirarle todo desde un inicio a vitya!….En conclusión, Ambos deberán arreglar este chicharrón por ellos mismos o si nó, no puedo avanzar en el Yuuvik xD

 Eso me lleva a las siguientes preguntas. Chan chan chan:

-¿Qué cosas creen que pasarán en el cap 17? o__o 
-¿ las justas expuestas por los Kazumas, y su misterios con la organización se irán revelando ahora que ya sabemos la simbología?
-¿Yuuri cumplirá su sentencia a Vitya al darle de baja por lo ocurrido en el atentado terrorista?
-¿o será que arreglaran las cosas entre ellos y el Yuuvik se salvará?

PARA FINALIZAR:

1) MÁS DIBUJITOS, ¡MI BETA ARDILLA ME DIBUJÓ Y REGALÓ ESTO EL DIA DE MI CUMPLE CARAJO una Vicchan con Yuuki (aunque a Liz se le olvidó que Yuuki es peli-largo) pero no importaaa askdhasas lo amo!!

2) AL FIN TEGO INTERNET T------T (iora failmente de felicidad) agdkfashdk así ya no demoraré con las entregas de MOF o mis COMISIONES DIBUJADAS wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!! Si se demoran las publicaciones, todos los regaños haganlos llegar a las...
By Liz Nikiforov

2) Podrán saber de adelantos y cosas sobre mis fanarts en mi fanpage de facebook “StarsDub’s” y también los invito a leer otros fics que llevo por allí en Alianza YOI, u oras como Inkspired, o AO3.

3) Si tengo dedazos de redacción, o alguna corrección que hacer, díganmela! la idea es mejorar q_q y que estos capitulos estilo biblia para ustedes queden bonitos, gracias 

¡Nos vemos en el que sigue! ¡¡¡Cambio y fuera!!! ¡¡Muchos Saluditos a todos!!

Att: su servilleta, la shary 😀

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Publicado por sharayanime

Profesora de Día, Artista, Fanficker y Fanduber de noche.

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