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I’am your Father (2)


El italiano terminaba de arropar a su bebé en su cuna, por primera vez, pues no habían contado con mucho dinero para comprar cosas para Anezka, salvo ropa, cobijas y comida, sin embargo los abuelos Nekola habían sido muy generosos en regalar aquel mueble para su peculiar y preciosa nieta.

Michele se sentía aliviado; Había disfrutado de tener a su hija en su cama, y a su lado en esos primeros 7 meses, pero también había desarrollado el pequeño miedo de que por los movimientos bruscos del checo, terminarán en dañar a su bebé en alguno de sus acciones adormilados.

Ahora, por fin probarían en dejarla en su cama nueva, solo para ella.

Riposo, piccola principessa. —Besó la frente diminuta, dando una pequeña caricia en la mejilla rosada para así despejar la habitación.

Llegó a la sala común, notando al alfa que terminaba de lavar algunos platos sucios que dejaron de la cena. 

Notó la espalda ancha, el rubio tenía una camisa que se podía apegar a su cuerpo, lo que hacía que se notaran algunas marcas de su cuerpo en base de músculo, el resultado de tanto ejercicio en sus peligrosos deportes extremos, así como por la pista de hielo, donde también podía admirar esos músculos esculturales en movimiento.

¿Cómo será tener aquello, sin ropa y encima de su persona?

Michele desvió su mirada, tratando de que su rubor no creciera, o que Emil alcanzará a notarlo y comenzara a hacer preguntas sobre eso.

—¿Mickey?

Bueno, muy tarde.

—¿Sucede algo? —El alfa se quitó el mandil, acercándose a su pareja— ¿Pasa algo con Anezka?

—N-No, es… Es solo que…

Mordió su labio, agitándose mentalmente en lo que su rubor bajaba.

—Mickey… —Nekola se acercó, la distancia se iba cortando con tener su rostro casi rozando el cuello medio expuesto del omega— Hueles bien…

—¿Q-Qué?

Eso no podía significar algo bueno.

—Miche… Creo… C-Creo que se acerca tu temporada —El alfa seguía teniendo su rostro en el cuello ajeno—… Tu celo…

Se silenció, sus respiraciones eran aceleradas, al igual que sus corazones. Estando así de cerca, Michele sintió que no podía estar de pie por mucho tiempo.

—Y-Yo…

Emil tan solo pudo retirar su cabeza, alejándose, pero mantuvo su mirada en el italiano, para poder notar que el Omega estaba tratando de mantenerse firme.

Aún no entraba por completo en calor, pero aún así, las feromonas comenzaban a fluir, su omega interno quería asegurar en tener al alfa con quién quería pasar sus días en calor, asegurando de que no iba a estar en soledad.

No sabían qué hacer, nunca lo habían hecho; Emil entendía que Mickey podía seguir en superación de lo que había pasado anteriormente con Yuuri, así que siempre evitaba tocarlo de más, o cuando llegaban sus celos anteriores, procuraba mantenerse en cuidados de su entrenador, para evitarlo.

—Creo que es mejor que me vaya…

Comentó Emil, aunque fue el italiano quien estaba retrocediendo, pero no se había ido demasiado, porque por un lado, no quería que esto se detuviera.

Miro al alfa con deseo, súplica, quería que lo tomara.

Una marca.

—Q-Quiero hacerlo… —Volvió a acercarse, le tomó su mano, a lo que exaltó un poco al checo— Quiero… Quiero estar contigo…

—¿Estás seguro?

Michele trago saliva, Emil lo consideraba, sabía que a pesar de esa noche que tuvo con Yuuri, este no recordaba mucho lo que hizo de su parte, y si fuera así, no creía que todo lo que él hizo sería lo mismo que lo que podría hacer con el checo.

Era inexperto, pero no quería caer completamente en su celo, no quería depender de ello, quería hacerlo, estando consciente, recordar cada detalle cuando Emil le hiciera el amor.

Así que no lo pensó más, besó los labios contrarios, enganchando ambos brazos alrededor del cuello más alto, esperando que el otro tomara riendas del asunto también.

Emil estremece, siente la necesidad, aunque no es fuerte, y puede controlarse, pero tampoco es que quiera evitar su primer encuentro sexual. Quería a Mickey, y realmente estaba ansioso de demostrarle lo mucho que lo amaba.

Terminó tomando al omega, guiándolos hasta el sofá, en cuál fue interrumpiendo el beso al ver en donde se supone que sería. El rubio soltó una pequeña risa ante la confusión del omega.

—No queremos despertar a Anezka, ¿Verdad?

El sonrojo del castaño creció más, pero terminó dando un asentimiento en lo que volvían a besarse, siendo inmediata las acciones que sus manos hacían para querer retirar cualquier prenda del alfa, arrastrando la primera hasta dejarla caer al suelo, ahora dando su vista hacia lo que primeramente había dado inicio de sus pequeñas fantasías íntimas.

Emil se acercó a besarlo nuevamente, pero esta vez dejó que sus labios descendieran a otras partes de la piel morena, mientras comenzaba a desabotonar lentamente la camisa; Michele tomó provecho para tratar de relajarse, y también en tocar los músculos del más joven. Sus jadeos daban paso, acompañado de las feromonas que querían atraer aún más al checo. 

El cuerpo del omega fue expuesto, lo primero que pudo sentir fue un poco vergüenza, pero poco importó cuando el rubio repartió más besos y gestos cariñosos, haciéndole transmitir que realmente estaba fascinado, que lograba cautivar en todo sentido.

Tanto eso fue suficiente para Michele, o eso le parecía; Abrió sus piernas, mirando al checo con la pequeña necesidad, solo eso, una intromisión dentro suyo.

—Por favor… Por favor…

Lo único que recibió, fue un beso fogoso, antes de que el alfa se levantara, yendo exactamente a la alacena.

El castaño le miró confuso, pero permaneció en el sofá, y en su misma posición, aunque impaciente. No fue cuando el rubio regresó con un vaso de agua, y una caja de supresores, levantándose por inercia.

Emil se sentaba, dejando el vaso en la mesita enfrente del mueble, mientras abría la caja, tomando dos cápsulas.

—Es mejor prevenir esto…

Michele tomó aquellas, aunque se mantuvo viendo la expresión sosegada de Nekola, aunque su semblante cambió cuando algo quería decirle el Omega con su mirada.

—¿No quisieras tener algún día la oportunidad de que tengamos otro hijo? Pero… Que tenga tu sangre.

Emil resopló sin fuerza, sonriendo con ternura, y parpadeando muy leve.

—Creo que aún es demasiado pronto para darle un hermano a Anezka, Mickey.

—N-No ahora tonto, pero si algún día sientes que…

—Mickey… —Tocó una de las mejillas del Omega, haciendo que ambos par de orbes se miraran. Emil mantenía una sonrisa— Te prometí que iba a querer a Anezka como si fuera mi propia sangre, y… Quiero cumplirlo, centrarme en ella, y solo en ella —Con su mano libre, tocó la de Michele— Si lo que quieres saber es que si me gustaría, pues… Si, la idea de tener un hijo con mi ascendencia me suena más que perfecto, pero… Por el momento quiero darle toda mi atención paternal a nuestra Anezka —Se encogió de hombros— Quizás, cuando ella sea un poco más grande, y cuando comprobemos que si salimos muy buenos en esto de la paternidad —Rió— Después de eso, sí… podamos pensar en ello.

¿Cómo es que Emil podía enamorarlo más, sin tanto esfuerzo? 

Expresó un poco de alegría y conformidad, tanto en su rostro como en sus feromonas, haciendo que el alfa se sintiera más atraído, su instinto le exigía marcar al italiano.

Estaba moderado, pero no había mejorado cuando aún así, Michele se acercó a darle un beso casto, llevando consigo un poco de su labio inferior cuando se separaron, excitando aún más al checo.

Se tomó ambas pastillas, el alfa le acercó el vaso para que se pasara fácilmente con agua; El olor del Omega se había reducido, el calor era tenue, pero aún así, el hambre sexual que habían comenzado seguía ahí, así como ambos miembros seguían erectos ante la pequeña fricción que causaron aún dentro de sus pantalones.

El alfa volvió a dejar el vaso, no tardando en encimarse en Crispino, recostándolo nuevamente para volver a devorar sus labios con ferocidad y lujuria. Michele se abrazó al cuerpo más ancho, hundiendo sus dedos en la cabellera más clara en lo que repetía en abrir sus piernas y ponerlas en cada costado de la cintura del menor.

Emil fue bajando sus manos, desde la cintura esbelta del italiano, hasta donde sus propios pantalones, bajando solo un poco lo que restaba de ropa, liberando su enorme falo que rozó rápidamente en la entrada del omega, haciéndole gemir levemente, percibiendo la calentura en ese reproductor.

Michele había lubricado su entrada gracias a su excitación y la necesidad, por lo que fue fácil para Emil haber penetrado, pero aún así, dejó reposar su miembro en lo que seguía repartiendo besos alrededor del rostro y hombros del otro.

—E-Esp…Espera…

Se detuvo, rápidamente mirando al Omega con pequeño recelo, temiendo en haberlo incomodado.

Sin embargo, Michele tan solo miró fijamente los ojos azules del alfa, contemplarlo, querer asegurarse que estaba bien, que esto que hacían no era malo, que era lo correcto para él, para su bebé, tener a un alfa y padre como estaba dispuesto a ser Emil. 

Terminó en besar sus labios, a lo que Emil no se resistió, pero mantuvo el límite, solo para poder ahora él mostrar con una mirada la convicción de que esto lo había escogido por sentimiento, por amor, tanto por Mickey, como por Anezka, ahora que estaba con ellos.

—Yo jamás te haré daño —Besó una de las manos del omega.

Michele sonrió muy endeble, mientras prosiguió los besos candentes de la situación.

—Lo sé… —Alcanzó a comentar entre besos— Te amo…

—Mickey… —Jadeó el alfa, a duras penas por sus labios ocupado— Te quiero ahora…

Comenzó a moverse, dando pequeñas estocadas en lo que el Omega seguía acostumbrándose, pero no tardó en indicarle al menor sus ansias.

—M-Mueve… Ah… —Se soltó de sus besos, siendo compensados con gemidos reducidos— Hazlo… Q-Quiero más…

No soportó, dejó que su omega interior dominará un poco de sus sentidos, al igual que los del otro, que no tardó en cumplir la petición del mayor, aumentando la velocidad hasta convertir las estocadas en embestidas más feroces y rápidas, arrancando más gemidos de parte del italiano.

Michele puede sentirlo más dentro, le encantaba, quería más, la profundidad no era suficiente; Sus piernas fueron enrollandose en la cintura del más alto, mientras que cubría su rostro en el hombro del otro para que sus obsenos sonidos no se escucharán tan alto.

—Oh no… —Emil separó un poco su cuerpo del castaño— Déjame oírte…

—N-No quie…A-Ah… —Mordió su labio— No quiero de-despertar a la bebé…

—Entonces acércate, hazlo solo para mí…

El Alfa tomó con firmeza la cintura de Mickey, tratando de verificar bien sus puntos para dirigir su pene. Logró llegar a un punto en el hizo que el italiano volviera a abrazarse a él, volviendo a dar gemidos más elevados, no que inundarán toda la sala, pero sí que llenará de éxtasis ambos cuerpos.

—Más… ¡M-Más…! —Exigió, sintiendo el como la virilidad del alfa llegaba hasta su próstata, golpeándola de una manera tan placentera— Lléname to-todo… ¡Por favor…!

No desobedeció; Emil fue más rápido, las embestidas se volvieron feroces, al igual que sus besos, y sus mordidas, permitió que esté le hiciera lo que quiera, los rasguños no se hicieron de esperar, sintiendo esas uñas encajar su piel ardiendo hacía más motivación a seguir sus estocadas más profundas.

Estaba perdiendo la cabeza, lo expresaba al punto de cuánto gemía el nombre del rubio, al igual que este el suyo, acompañados del sonido que producían sus cuerpos al juntarse y profundizar mucho más, mezclando el sudor del otro, al igual que los besos húmedos y excitados.

El calor le enloquecía, podía sentir a Emil, tocando sus partes más sensibles, besandolas de igual manera, apreciando de cierta forma su cuerpo completo, ese cuerpo que ahora le pertenecía, era del alfa, quería serlo.

Ambos sobresaltaron cuando el miembro del rubio comenzaba a hincharse.

—Estoy cerca… —Se acercó, tomando el pene del italiano, recibiendo un gemido entrecortado— Corramonos juntos…

Michele soltó un grito cuando Emil lo masturbaba con premura; Sus uñas volvían a enterrarse, su límite estaba llegando. 

Sabía que era su momento, no había marcha atrás; tanto su Omega como su propia consciencia quería, lo anhelaba, eso que haría pertenecerle al checo por siempre.

—Muerde… —Fue una manera de hacerle entender a Nekola que también estaba cerca, además de expresar un poco de resistencia al no querer correrse aún— Quiero ser tuyo… Sé mi Alfa…

Tenía la intención de eso, quería unirse, no podía dejar pasar esa oportunidad ahora que Michele le había dado el permiso de hacerlo, de ser Alfa y Omega, siempre.

Mickey terminó ladeando su rostro cuando terminó por correrse, al mismo tiempo que sentía a Emil soltar toda su semilla dentro suyo. Gimió sonoramente, suavizó el agarre desde la espalda muscular del rubio, pero siendo sorprendido por los dientes del mismo que simplemente se acercó a marcar en su clavícula.

Ahora era de él, Emil Nekola.

Y Emil también era suyo, no iba a deshacerse de él, no dejaría que nadie lo tuviera más.

Emil terminó por maldecir en checo, algo que Michele aún no aprendía; una de sus pequeños propósitos era saberlo antes de que su hija tuviera consciencia para el habla.

El Alfa se soltó todo, esperando que fuera indicado para retirarse dentro, y en lo que pasaba, trató de limpiar la mordida que había dejado.

—Mhg… Ya te condenaste. —Mickey sonrió con malicia— No podrás deshacerte de mí nunca más.

—Bueno, es la mejor condena de la vida. —Rió entrecortado, aún seguía cansado— Y el «castigo» más precioso es ser la figura paterna de la pequeña Ane.

—Estoy seguro que ella estará complacida tener un papá como tú. 

Terminó de lamer la herida, dejando reposar todo su cuerpo, queriendo tomar un leve descanso, antes de reiniciar la rutina de padres primerizos.

Aunque no siempre pueden ser tan generosos.

Un llanto a lo lejos de la sala se presentó, haciendo que Michele se deshiciera del cansancio sin excepción.

—Justo a tiempo… —Soltó entre risas el omega, ambos levantándose para atender a su pequeña.

************

No iba a decir que criar a una pequeña alfa fue fácil, pero… Siendo sincero, tuvo menos dificultad a lo que lo había imaginado.

Tenía que admitir que el principal parecido facial de su primer padre había disminuido conforme el tiempo pasaba; los cabellos azabaches se lizaban, y los ojos violáceos se notaban tal y como los de su madre, la piel era más perlada, ni tan blanca ni morena; Tanto Mickey como Emil la consideraban perfecta.

Al primer año, la pequeña tan solo hacía lo que cualquier bebé, sin embargo, también había tomado enseñanzas propias que ni el mismo Michele tenía idea de dónde provino, entre esas cosas, era de privarse un poco ante los demás; cada vez que había alguna visita de un vecino o incluso de la demás familia Nekola, la pequeña Anezka no hacía más que tomar sus juguetes y retirarse a la habitación de sus padres. Era difícil para ella socializar con gente tan fácilmente, muy difícil fue para los mismos abuelos hacer que la niña alfa tomara confianza en ellos, pues era difícil para ellos verse con la pequeña familia de su hijo al vivir más alejados de este.

Sara había señalado eso como algo normal, habían pensado que era del todo comprensible esa timidez que ella había desarrollado por sí sola; Michele no recordaba haber sido así en su niñez, incluso se recordaba un poco más amistoso antes de llegar a la pubertad, pero bien, no todos los niños eran iguales.

La pequeña llegó a los 3 años, la actitud no había evolucionado, aunque su pequeña mente había captado con quiénes se debe comportar así, y podía reconocer fácilmente el aroma familiar, el parentesco al de sus padres.

Si bien no era malo, pero de algo, Michele se dio cuenta.

Debía de admitir que, por mas que le agradaba que su hija no fuera tan confianzuda con cualquiera, le hacía sentirse un poco incómodo; tardo demasiado, pero por fin pensó en la posibilidad de que esa reservada actitud lo haya tomado de alguien más.

Era igual a Yuuri.

No era algo que debía considerarse fuera de lo normal, en algún momento, Michele espero en qué otros aspectos podría tener su hija en base del asiático, aunque no podía evitarlo, llegar a ver el reflejo de Katsuki en Anezka era algo que no sabía si estaría preparado de tener.

Fue difícil asimilarlo, pero debía agradecer a Emil la paciencia que le tuvo cuando llegó a pensar en ello, tanto Emil aunque también podía parecerle notable el parecido al patinador japonés, no negaba que lo miraba curioso, además no se quejaba el hecho de que Anezka tuviese gran diferencia en ellos, eso no cambiaba el hecho de sus sentimientos, de ellos y los de ella.

Poco después Michele se había relajado, incluso más cuando la personalidad de Anezka había tomado algo más de su persona: Los celos sobre a los que más quería.

Obviamente no era al grado de lo excesivo a como solía mostrar el italiano, sin embargo demostraba el hecho de no querer que nadie toque lo que es suyo, o también el hecho de sentir temor de que sus padres le quiten la atención que les brindaba, sobretodo su papá checo, siendo alguien tan social con la gente, encima igualmente con cualquier infante; cuando iban de visita a casa de la familia Nekola, era inevitable que los pequeños sobrinos y primos fueran encimados del alfa para jugar, algo que para Anezka era «una falta de respeto» hacia lo que le pertenecía; Así lo había deducido Mickey.

A pesar de la dificultad de entender un poco más a su hija, no puede decir que todo es difícil, si. Tenía una buena relación con su tía Sara, la cual no paraba de consentirla cada vez que podía, a Michele no le solía agradar que su hermana «malcriara» a su hija, no podía negar que le encantaba cuando tenía su obsequio, su pequeña no dejaba de sonreír en todo el día, o incluso toda una semana; Todo lo aceptaba por su hija y su felicidad, aún y si la envidia picaba un poco sus emociones, sabía que no por cosas materiales, Anezka lo quería.

La familia Nekola habían logrado a llevar una buena relación con la pequeña alfa, a pesar de saber que no compartían sangre alguna, ellos habían aprendido a apreciarla y considerarla una más de su familia; los padres de Emil solían ser los que más veían a la menor. El hermano del alfa tenía poco tiempo por sus estudios y sus competencias de Hockey, pero también él tenía consideración con quién su hermano mayor trataba como su hija, así que logró en que ella tuviera una pequeña confianza hacia él como su tío.

Anezka también había tenido oportunidad de conocer a Leo de la Iglesia y Jean Leroy; Al principio hubo un pequeño desacuerdo entre Emil y Michele con decirle a cualquier otro patinador sobre ella, pero el hecho de que el checo recalcaba la gran amistad que tenía con estos dos, además de también dar un ejemplo de que ambos americanos pudieran comprender la situación, al final había obtenido aprobación sobre ello.

Mickey lo tenía en cuenta, que ser madre no sería pan comido, eso bien lo supo desde que decidió conservar a Anezka, pero a pesar de eso, cada segundo que podía hacer de su hija un mejoramiento en su vida tanto económica como por salud y cariño, con tan solo ver esa pequeñita mirada de amor que ella sabía brindarle en sus momentos indicados, Michele se mantenía tranquilo y feliz, se sentía compensado de la mejor forma.

¿Que podía decir de Emil? No sabía por dónde comenzar; El checo había sido todo a lo que había esperado, incluso mucho mejor. Jamás vio un acto de rechazo de su parte, ni el de ella, siempre fueron cercanos, atenderla cuando lo necesitaba; Anezka solía curiosear cada vez que Emil hacia cualquier proyecto de la universidad, el alfa simplemente la tomaba en sus brazos mientras le indicaba lo que hacía, por más que ella no llegara a entenderlo, o incluso recordarlo después.

Había sido buen compañero de juegos, solía preferir a Emil para esas cosas, aunque también optaba por decirle a su madre sobre eso, sabía que su alfa era más efusivo, casi llegando a introducirse en el papel que Anezka le daba para que interpretara, o el peluche que le prestaba para jugar.

Entre más cosas, tanto padre como pareja, Emil había aprendido a manejarlo, a cuidarlos, a tomar un rol el cual no le correspondía, pero a final se acopló a esa oportunidad. Otra de las cosas que Michele nunca se arrepentiría, de haberlo aceptado, a pesar de toda la situación.

Estaba agradecido, porque cuando pensó que había perdido todo, terminó por obtener algo mucho mejor.

**********

—Mamá…

Anezka corría desde su habitación a la de sus padres donde Michele se encontraba en esos momentos, acomodando la ropa limpia para después guardarla.

El omega no detuvo sus acciones, pero tuvo oportunidad de prestarle atención a su hija.

—¿Que sucede, Ane?

La niña sube a la cama, con cuidado de no destender la ropa doblada y acomodada.

—¿Podemos apoyar a papi?

Mickey alzaba una ceja, terminando de doblar una prenda y seguir con la otra— Claro, siempre apoyamos a papá, tesoro.

La niña negó, y el mayor se extrañó ante como le miraba; Percibía cierta inquietud en ella.

—Ir… A apoyarlo.

Las palabras ya fueron claras, pero Michele temía a lo que se quería referir Anezka, no es como que no hubiese esperado que en algún momento tendría que conversar con su hija sobre este tema, pero tampoco esperaba que fuese demasiado temprano para tener que explicarle el asunto.

Dejó a un lado la ropa faltante, ya no importaba, debía de hablar sobre ello.

—Es… Complicado cielo. —El omega hizo una mueca— Es arriesgado, llevarte a otro país que no sea República Checa, o Italia.

—¿Por qué? Papi estará en Canadá, y el señor JJ vive ahí.

Michele trató de impedir que sus ojos se tornaran en blanco en tan solo oír el nombre del alfa americano.

—Lo sé, pero… Mira tesoro, lo que pasa es que hay que viajar en avión, y para eso no hay mucho dinero.

—El señor JJ me dijo que podía darnos permiso para viajar en avión…

Bien, ahora sabía el porqué y cómo su hija tenía esa idea en la cabeza. Reprimió un gesto molesto para no preocupar a su hija. Desvió su mirada en lo que trataba de calmarse.

—¿Mami?

Al oírla llamarlo, volteó a verla con su mejor expresión, normal. Despojo toda ropa alrededor suyo para así acomodarse mejor.

—¿El señor JJ fue quien te dio esa idea de ir a ver a papá? 

La niña asintió sin duda. Michele soltó un suspiro pesado.

—Ane, ya sabes cómo es el señor JJ en ciertas veces —Alzó ambas cejas, queriendo recalcar un tema anterior sobre lo que había hablado con su hija sobre aquel americano— A veces tiene el ego demasiado subido como para pensar, está como que… Fuera de lo normal.

Anezka rió suavemente, haciéndole saber a su progenitor que recordaba eso.

—Bien, debes de entender que no todo lo que dice el señor JJ es buena idea, solo indaga cosas porque ni Yuri ni sus padres le prestan demasiada atención.

Volvió a oír las risas de la menor, y con eso este tampoco pudo evitar soltar unas de igual manera. Acariciando la mejilla perlada.

—Entonces… —Anezka tomó calma— ¿No es cierto lo que dijo de que a papi le gustaría vernos en una de sus competencias?

Michele no respondió, ni siquiera había esperado aquella pequeña revelación, y quedó estupefacto.

Sabía que Emil entendía la situación, y por eso nunca le había pedido algo como lo que decía su hija, pero bien, sabía que quizás aquello no fuera algo extraño de lo que el alfa podría querer.

La verdad es que no le parecía algo malo, pero seguía siendo riesgoso; antes no le parecía demasiado extraño al tan solo ir él, brindarle apoyo a Emil en lo que esperaban a Anezka en su vientre, pero ahora era diferente, y sabía que quizás algunos no tardarían en captarlo con su niña, y no sería nada difícil descubrir que se trataba de su propia hija.

Tesoro —Por instinto, la pequeña se acercó más a su madre, este la tomo y la sentó en sus piernas con una sonrisa— ¿Qué más dijo el señor JJ sobre eso?

—Dijo que papi no decía nada porque no quería hacerte enojar… —Esta pensó un poco, haciendo un pequeñito puchero— ¿N-No te enojaras con papi, verdad?

—No, no. Por supuesto que no me enojaré con él. —Mickey no tardó en tocar el rostro de la niña, tratando de evitar en asustarla.

—¿Conmigo?

—Mucho menos. Nunca me enojaría contigo Principessa. —Besó la nariz diminuta de su hija— Eso si, no te aseguro algo con JJ.

Ella rió, pero duró poco de lo que anteriormente había reído, queriendo volver a tomar el tema.

—Si no estás enojado, entonces… ¿Si podemos ir a ver a papi? —La niña abrazaba a su madre— Sé que le gustaría eso mami.

—¿Tú… Tú crees? —Michele había sentido un pequeño nudo en la garganta; miró a la alfa asentir.

Él también lo creía.

—Yo si quiero ir a ver a papi… —Se separó, queriendo ver de frente al mayor— ¿Y tú?

Parpadeo lentamente. No podía negar que también quería verlo. De ver a Emil lo que también hubiese querido llegar, a ser lo más exitoso posible.

Claro, ya no era lo mismo para él.

La pequeña mano de Anezka lo sacó de sus pensamientos, a lo que el omega notó la expresión intrigada para esperar la respuesta y decisión de su madre.

Al ver que no tenía resultado, volvió a opinar— Mami… —Suplicó atención— Yo si creo que el que vayamos haría feliz a papi…

Mickey apretó sus propios labios, sintiendo ablandar su corazón con las palabras de Anezka.

Podía percatarse, aún y si anteriormente ella también lo dijo, de sus ganas de visitar otro lugar fuera de Praga o que no fuese su país natal, también sabía que muy en el fondo su pequeña haría cualquier cosa para hacer feliz a su papi. Era una niña, sabía que aún no media o pensaba en las dificultades que llevaría aquello, solo pensaba en lo que significaría para su progenitor, y eso era una de las cosas más preciosas y encantadoras que apreciaba de su hija.

Aunque gracias a pensar eso, también logró en sentirse un poco mal por un lado; Jamás había tomado en cuenta lo que Emil quería, y no porque no le importara, incluso hubo muchas veces en las que Mickey permitía al alfa opinar sobre cosas que le convenía a ambos, de su vida, de su hogar, o de Anezka, a lo que el rubio siempre respondía con que cualquier cosa que el Omega decidiera lo aceptaría.

Sin embargo, también debió considerar otros aspectos, como ese, en el que el alfa quería ver a su pequeña familia, sentada entre la multitud fanática del patinaje artístico, en plan de apoyo hacia él.

Se sintió patético, estúpido, y también avergonzado, eso último por el hecho de que su propia hija incluso haya entendido el que era importante hacer feliz a las personas que quieres, sin importar que.

Además, ¿Por qué seguir más oculto del mundo? Si, se embarazo, decidió abandonar todo y tener a su hija, pero la amaba y daría la vida por ella, y tenía un alfa que los amaba y cuidaba, Michele era feliz así. 

¿Eso era algo malo?, ¿Acaso era más importante lo que dirían la demás gente, que la felicidad de su pareja?

Aunque desde luego, una de las razones de aislarse de aquel mundo también era por el hecho de no querer volver a ver a Yuuri por ninguna razón, tampoco creía correcto seguir huyendo de eso. Aquel alfa ya tenía su vida, había logrado ser un patinador conocido, llegar al nivel de JJ y de Christophe Giacometti, y también ya estaba en planes de matrimonio con Viktor Nikiforov; si él logró olvidar todo lo que pasó hace 3 años, Michele también podía.

No se ocultaría, no más.

—Ane —La niña posó sus ojos violetas en los de su madre— ¿Que más te dijo el señor JJ sobre ese permiso para viajar?

***********

El Skate América para Alfas había terminado, quedando Otabek Altin en tercer lugar, Yuuri Katsuki en segundo, y Sara Crispino en el primero, ganando el oro de esa competencia.

Tanto Sara como Yuuri eran felicitados por Yakov, el cual mantenía una sonrisa pequeña a ambos, aun y si el japonés ahora volvió a ser entrenado por Víctor.

—Debo reconocer que Víctor hizo un buen trabajo contigo —Comentó el hombre mayor, estando a punto de llevarse a la italiana, pero un eufórico omega de cabellos platinados se acercaba a felicitar a la alfa.

—¡Me alegro por ti preciosa! —Nikiforov le sonrió— No esperaba menos de ti, siendo honesto.

—Victor, eso es algo ofensivo para mí. —Reprochó con disgusto el nipón.

Víctor rió—Tranquilizate cariño, lo decía con la intención de apreciar más el trabajo de Yakov. —Guiñó un ojo, y abrazó a Yuuri por la espalda— Nosotros también hicimos un buen trabajo.

—Vi-Victor, aquí no…

La italiana solo rodó sus ojos con diversión, comenzando a caminar en cuanto miraba a su entrenador llamarla.

—Bien chicos, debo irme. Nos vemos en la siguiente competencia.

—¡Nos vemos Sara!

La mencionada se despidió, pero se había notado que solo dirigió una mirada al ruso. 

La pareja miró a la alfa irse con el mayor. El Omega espero a que está se despejara del pasillo para mirar al japonés.

—¿La felicitaste por su oro?

—¿Eh? —El alfa alzaba una ceja— N-No, se me pasó hacerlo, además seguro no le interesa.

—Yuuri~ —Besó su mejilla, pero luego de eso, dio un semblante hastiado— ¿Sigues con la tonta idea de que no le agradas?

—Victor, puedo percibirlo. —El nipón se tensó un poco— Entre Alfas podemos saber cuándo no hay una buena impresión, se siente el rechazo.

—Bueno, disculpame por no ser uno…

Yuuri se rascó el puente de su nariz, tocando de la cintura a su Omega.

—Lo que quiero decir es que, no quisiera tratar con ella, es decir… No sé ve que quiera hacerlo conmigo, ¿Por qué debo invadir su espacio personal?

—Yuuri por dios, antes eran compañeros de pista.

—Si, y solo por eso nos saludabamos y a veces nos ayudabamos en cosas del entrenamiento, pero nada más. —Se cruzó de brazos en lo que se recargaba en la pared— Además, desde cuando éramos compañeros, sabía que no le agradaba.

Victor dejó escapar un suspiro, mientras tomaba la mano de su alfa en lo que caminaban a la salida del estadio.

—Mira Yuuri, si eso es lo que crees, entonces deberías de ver qué fue el inconveniente que dejó a Sara muy disgustada como para no querer hablarte.

El nipón trato de no sentirse nervioso— ¿M-Me estás diciendo que yo le hice algo para que ella no quiera hablarme?

—Lo que digo, es que seguro y hubo algo que no se permita aceptarte. Entiendo que quizás no hayas hecho algo malo, pero… Quien sabe, tal vez algún gesto inconsciente… —Paró su caminar— El punto es que lo verifiques y ver si puedes arreglarlo.

Katsuki apretó el agarre entre ambos— Ya te dije Víctor, no busco agradarle ni nada, solo… Solo hay que dejarla, después de todo no es la primera persona con quién tenga inconvenientes, recuerda a Yurio…

—Pero ahora te ve como buen amigo, aunque no lo quiera admitir —Pellizcó la mejilla de su alfa.

Comenzaron con otro tema, aunque Yuuri en el fondo había quedado con esa pequeña inquietud de lo que había dejado el hecho de que la italiana no le dirija la palabra.

No era difícil para el alfa deducir la razón del porqué, Víctor estaba en lo cierto con respecto a que Sara estaba molesta con él, por algo que había hecho.

Aunque no había sido exactamente hacia ella el problema.

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A los 11 años, Yuuri Katsuki se enamoró por primera vez.

Incluso ese enamoramiento había mejorado sus expectativas, y las decisiones que quería tomar en respecto a ser patinador artístico, a pesar de que la persona a quien amaba era un Omega, en tan solo imaginarse estar en las mismas tierras que aquel, le hacía crecer la pequeña esperanza de convertirse en alguien tan talentoso como era él.

¿Quién diría que en un futuro, se volvería su entrenador?

Había pasado por una etapa de depresión en la cual no consideraba salir pronto, entre tantos intentos para alcanzar el mismo puntaje que su crush, simplemente nunca veía mejora de ello, incluso había dañado su autoestima como alfa, simplemente sin ninguna esperanza de tener un momento para conocerlo de la mejor manera.

Pero bueno, al final, fue el Omega ruso quien vino hacia él.

Pensó que sería su oportunidad, luego de tanto tiempo conviviendo, logrando de cumplir sus objetivos, y también tratando de atraer e impresionar a quien era ahora su entrenador, lo animaba a más no poder, y estaba seguro que nada podría arruinarlo ahora.

Eso había pensado, pero no fue hasta esa noche en Moscú, cuando Yuuri se dejó llevar por el calor de su época de celo, dónde tomó a otro Omega, quien no era Víctor Nikiforov.

…..

Primero, pensó que lo había arruinado.

Al día siguiente después de la noche que pasó con dicho omega, ese mismo no se encontró a su lado. Sin embargo, tampoco es que no recordara con quien había sido el que sus feromonas hayan capturado, incluso pudo distinguir el aroma en las sábanas con las cuales había cubierto al otro chico.

Además, fue el único omega que estaba a su alcance en esos momentos.

Tardó en más de una semana en tratar de tener bajo control sus emociones, las sensaciones que le dejó esa noche de haber copulado con un Omega al cuál apenas y le dirigía la palabra, ni siquiera le agradaba a este, por más que le había aclarado que no quería tener inconvenientes.

Bien, a pesar de eso, este no sentía que sería correcto dejar todo ahí. Aunque dudaba que aquel otro dijera alguna palabra de lo que pasó, no quería arriesgarse a dejar el tema sin siquiera hablarlo.

No fue hasta las finales del Grand Prix que lo volvió a ver, pudo identificar que estaba con otros patinadores para ver las competencias y apoyar a algunos otros, así que lo había considerado como su oportunidad.

No logro hacerlo.

Por más que quería acercarse, ninguno lo dejaban, inconscientemente, maldecía que el omega fuese tan cercano al patinador de República Checa, el cual era evidente que moría por el omega, y si bien, ahora eso era un obstáculo para querer hablar con él, pues en ningún momento se despegaron.

Al final de la temporada, Yuuri se regresó a Japón, rindiéndose en querer en reparar daño alguno con aquel omega.

…..

Poco tiempo después, Yuuri y Víctor habían confirmado su relación de noviazgo.

La euforia y felicidad que sentía el alfa en haber logrado tener el amor del ruso era algo que lo hizo pensar mucho las cosas, sobre su decisión de seguir patinando o no, pues el Omega había hecho a anunciar que regresaría al patinaje, sin embargo, tampoco se sentía cómodo en dejar de seguir estando con Katsuki, y fue inevitable el despertar esa chispa de amor que en un año lograron desarrollar.

Por lo mismo que quería seguir a lado de su ahora omega, Yuuri había aceptado ir a San Petersburgo para ser entrenado por Yakov Feltsman.

Tanto aquel tema fue muy recibido para los fans de ambos que había sido la tendencia de internet al año nuevo, y gracias a eso, Yuuri no se había percatado en demás noticias que también fueron bastantes vistas respecto al inicio del 2017.

No fue hasta que oyó uno muy llamativo, y desgarrador, de uno de sus ahora compañeros de pista.

—¿Te enteraste? ¡Michele Crispino dejará de patinar!

De repente, los recuerdos de aquella noche habían regresado.

No quiso verse como un entrometido, ni dar sospecha alguna, por lo que no mostró tanto interés en el tema, así que llegando a su apartamento, decidió investigar más sobre la noticia.

Y si, la decisión era definida, el mismo italiano lo había confirmado en sus redes sociales, dando agradecimientos a sus seguidores y fans por todo el apoyo dado en todo el transcurso de su carrera deportiva.

No pudo evitarlo, llegó a sentir pánico en tan solo llegar a pensar que la razón de su retiro era por…

No, borró esa idea de su cabeza; Leyó más sobre la nota, a lo que encontró algo que pudo calmar un poco sus temores, las razones del porqué de su retiro, dadas por el mismo Crispino en una entrevista.

Sin embargo, no tardó en volver a sentir que él podía tener un poco de culpa, otra razón del porqué Michele no iba a volver al patinaje. No se sentía bien, de hecho, de no ser por la alegría de Víctor cuando aceptó en ser su omega, Katsuki seguiría estando intranquilo con lo que había pasado con el italiano.

Y bueno, la primera idea que había tenido en respecto a las decisiones del italiano volvieron a su cabeza. 

Era estúpido que no fuera así, lo recordaba, recordaba no haberlo marcado, pero si haber hecho nudo luego de acabar, además, verificando la fecha de cuando fue publicada la noticia, fue casi en los mismos días, pero de hace dos meses, exactamente el tiempo que pasó luego de su encuentro con Crispino.

No podía descartar la posibilidad, bien aquel omega podía estar mintiendo, era evidente que no anunciaría… Que dejaría de patinar por un embarazo.

Yuuri quería llorar, había creído que todo mejoraría para él, pero simplemente las cosas iban de mal en peor.

Pero lo sabía, sabía que no solo era por él mismo, era por Michele, estar cargando con lo que había pasado después de lo de Moscú; si estaba embarazado, criar a un bebé no era nada fácil, y no le parecía justo, abandonarlo todo para hacerte cargo de algo que si bien causó, pero también él mismo, y no hacer nada para apoyarlo.

Por más que quería, no podía, sentía que él tenía que ver con la decisión de Michele, por una cosa u otra, necesitaba hablar con él.

Así que sin ningún rodeo alguno, decidió en tomar primero un vuelo a Japón para tapar sospechas, y luego, se iría directo a Italia.

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—Yuuri, en verdad debo hablar contigo…

—No es buen momento Minako-sensei.

El Alfa dejó su computadora portátil en cama, mientras con su teléfono trataba de entrar a una página para comprar boletos de avión; Había tratado de investigar sobre el paradero de Michele Crispino, donde viva exactamente.

Había acudido de ayuda con su maestra de ballet, obligándose a decirle todo el asunto, siendo ahora la única que sabía de lo que pasó entre él y el italiano.

Entre tanta vuelta que daba el de cabellos azabaches mientras esperaba a que cargara la página, hizo en la mujer alfa un disgusto y desesperación, lo que dio que tomara por el brazo al menor.

—No Yuuri, quiero hablar de este tema precisamente.

El más bajo retiró con levedad su brazo de la mano contraria, poniéndole atención, pero para responder.

—Escucha, debo hacer esto. —Hablo Yuuri decidido— Debí hablar con él desde el principio, y no lo hice, ahora él siente que las cosas se solucionan con el simple hecho de echar todo por la borda. Pero si lo mínimo que puedo hacer es ofrecerle mi ayuda, entonces lo haré.

—¿Y qué harás después Yuuri? ¿Jugar a la mamá y al papá?, No puedes dejar Rusia para mudarte a Italia solo porque te sientes culpable —Reprochó Okukawa.

—Si… Si puedo hacer que venga conmi…

—¡Por supuesto que no Yuuri! —Ella se cruzó de brazos— Ni siquiera sabes si está preñado o no.

—Por lo menos puedo ir a disculparme por todo lo que pasó.

—¿Para que? ¿Crees que eso hará que mágicamente se retracte y retome su carrera deportiva? —La alfa rió con ironía— Por favor Yuuri, por más que pudo haberle afectado, él no dejaría algo que se supone que le gusta, solo porque «el niñito» tuvo sexo por primera vez.

—T-Tú no sabes si fue así…

—Por favor, incluso su hermana gemela ha dado indicios de que él era virgen.

Katsuki miró por un momento hacia el suelo, pensando bien en eso, pero inmediatamente negó con la cabeza.

—Eso lo hace mucho peor, entonces por eso mismo debo hablar con él, disculparme, ¡Lo tomé sin que él lo quisiera!

—Y tú tampoco estabas consciente Yuuri, fue tu alfa quien actuó por ti, es natural, así es como a unos les gusta aparearse.

—Pero ninguno de los dos quisimos esto… —Yuuri se pasó las manos por el cabello— Minako… No quiero dejarlo solo, no me sentiría bien, tampoco me parece que hagamos que aquella vez no pasó…

—Él quizás ya lo hizo. —La castaña se sentó en la cama, a un lado de la computadora— Quizás lo que él quiere es eso mismo Yuuri, olvidarlo. Por lo mismo que fue algo de una sola noche, la gente suele hacer eso, no veo porque Crispino no haría lo mismo.

Yuuri rodó sus ojos— Minako, lo siento… Pero no me puedo quedar de brazos cruzados.

La alfa frunció el ceño— ¿Entonces si estarás con él? Si Crispino resulta estar preñado, ¿Estarás con él? ¿Tú también te retirarás? ¿Qué hay de Víctor? ¿Por lo menos sabe que te cogiste a otro omega…?

—¡N-No lo sé!, ¡¿Si?! —Yuuri explotó, moviendo sus manos con exaltación— No sé qué haré! ¡No sé si dejaré de patinar! ¡Y no sé s-si Víctor me odiará luego de que sepa que po-podría ser padre con otro omega!

Sus lágrimas inundaron sus ojos marrones, por pesar, arrugaba un poco la prenda que tenía puesta, expresando la angustia y el temor que todo aquello lo había llevado.

Minako suspiró profundo, se puso de pie y se dirigió al alfa menor, tocando ambos hombros, los apretó un poco para tener la atención del más bajo.

—Sé que piensas en lo que sería mejor para ese Omega, pero… —Hizo una mueca exasperada— Escucha, dudo mucho que él no te haya notado luego de que tuvieron su… Encuentro, y a pesar de eso, se mantuvo alejado de ti lo más que pudo. Por lo mismo de que fue algo que él no buscaba, lo más racional para él es tratar de olvidarlo.

No lo culpaba, Yuuri también trato de hacerlo, no fue algo que quería, a pesar de que en un principio había tratado de solucionarlo, no fue mucho lo que tuvo que hacer para simplemente convertirlo en un recuerdo de mal gusto.

Pero, por más que quizás el omega quería hacer de la vista gorda, no quitaba la pequeña posibilidad del embarazo.

—Yo… Yo de verdad quiero responsabilizarme…

Minako mordió su labio, sabiendo que en la cabeza del menor seguía el pensamiento del posible bebé.

—Mira Yuuri, aquí si te seré sincera lo mejor posible. —Los llevó a ambos a la cama, tomando la computadora para cerrarla y dejarla en la mesita de noche— Si en caso de que ese omega hubiera salido preñado, creo que tú hubieras sido el último a quien hubiera acudido.

Yuuri estremeció, juntando ambas manos entre sí— Pe-Pero lo ayudaría, trataría de hacerle ver que quiero remediar todo…

—Y de verdad, es muy lindo de tu parte considerar eso… Pero… —Se encogió de hombros— Creo que si realmente Crispino quisiera tu ayuda, lo hubiera pedido en primer lugar. —Soltó aquellas, su semblante se tornó severo de poco a poco— Y si no requiere de ti para mantenerse, ¿Para qué ir a desperdiciar tu presencia?

—Pero… Pero el bebé… —Yuuri trataba de controlar sus lágrimas— Yo… Sería su padre…

—Hay probabilidades que en algún momento quiera saber de ti, quién lo sabe. —Sinceró— Pero por ahora, ese posible bebé estaría legalmente en cuidado de él, por ser su madre y tutor. El omega tiene más derecho con respecto a la potestad del cachorro, así que… Si Michele decide que no haya contacto alguno entre tú y su hijo, no podrás hacer nada, y basándonos a nuestras teorías de lo que ahora piensa de ti… —Acarició nuevamente su hombro— No creo que tengas acceso para conocer a tu cachorro, Yuuri.

El Alfa no llora más, aún y con todo lo que la mayor le está dando con su veredicto, sabía que no estaba equivocada. Le dolía, pero pensándolo mejor, las cosas no mejorarían si se dejaba llevar por impulso e iba a Italia para comprobar un embarazo que quizás y el omega no quería que él fuera partícipe, sólo levantaría el riesgo de que algún paparazzi lo tomé de imprevisto y que se revelara sospecha alguna.

Miró a Minako, más tranquilo, y con una expresión más calmada que antes, sin embargo, ella sabía que Yuuri seguía incómodo.

—¿Aún así, quieres intentarlo?

Luego de unos largos segundos, el alfa se negó.

No sería fácil olvidar todo ese asunto, y menos cuando la gemela del mismo Omega también entrenaba en la misma pista que él, sin embargo, correría el riesgo de ello.

La culpa seguiría, pero Yuuri creía que eso sería lo mínimo que merecía, que debía de cargar por lo que resta de su vida.

********

Michele tomaba sus maletas del transportador donde estaban otras, sacando de una de ellas un pequeño peluche de cordero para entregárselo a su hija, la cual tomaba de las ropas a su madre, como le había ordenado este.

Habían llegado a Canadá; Luego de llamar a Jean Leroy para la confirmación de su plan en querer darle la sorpresa al checo con ambas presencias queridas, el americano había cumplido su parte con obsequiarles boletos de avión en destinario a su país natal, y no solo eso, también tenían boletos para entrar al estadio para la competencia, más pases de acceso a camerinos para poder ir con el checo en cuanto notará que estaban ahí.

Michele mantenía serenidad, pero no podía evitar sentir conmoción, volver a ese tipo de competencias, aún y si no fuera para participar, seguía llenándolo de nostalgia, recordar esos viejos tiempos en las que sus emociones se alborotaban cuando llegaba su momento de presentación.

Pero, sus pensamientos volvieron a ser interrumpidos por su propia hija que jalaba sus ropas para tener su atención, y sin dudar, se acercó a besar su frente.

—Aún no es todo lo que veremos, pero debemos instalarnos para poder salir, además, debemos cubrirnos un poco más, no queremos que papá aún nos vea.

La niña asiente, aún tratando de percibir ese nuevo ambiente, nuevos olores, y rasgos que para ella eran desconocidos; Volvió a aferrarse a las ropas de su mamá.

Esperaron a Jean en una zona no tan visible, sabía que los paparazzis estarían por ahí para cuándo los patinadores que competirían en ese Skate llegaran, aunque por mientras, Michele tomó una gorra que cubrió su cara, también le dio una a su hija.

Cuando oyó desde lejos el fastidioso «JJ Style», levantó una mano con un pequeño cartel que decía «Estamos esperando a un idiota». Anezka no tardó en ir hacia JJ para saludarlo, siendo recibida por un abrazo por parte del alfa mayor.

—¡Suelta a mi hija! —Terminó por intervenir el omega, tomando a Anezka en sus brazos— Tus derechos de acercarte a ella están restringidos, luego de lo que le dijiste, no te convenía.

—Pero oye, hizo que te convenciera de venir, ¿no? —Jean sonreía a pesar del rechazo de la madre para tocar a la pequeña alfa— Si yo te hubiera dicho algo al respecto, no hubieras accedido.

—Si, si, como sea. —Le alzó su maleta, una indirecta de pedido de ayuda con sus cosas— Pero aún así, seguiré restringiendo los permisos para hablar con ella por teléfono.

JJ no protestó, de todas maneras haría que eso no pasara.

Ayudó al omega con sus cosas, mientras que este último cargaba a Anezka para ir directo al hotel en donde se hospedaran; Jean le había informado de todo sobre la llegada de Emil, en qué hotel estaría, y a qué horas saldrían, por lo que Michele estaba tratando de ser cuidadoso para que su alfa aún no los encontrara.

Al llegar a su sitio, Jean le indico hasta la recepcionista para que le dieran su número de habitación que también se había dignado a reservarles a ambos, y le entregó los boletos de la competencia antes de retirarse para su entrenamiento.

Estando en su habitación de hotel, Michele decidió tomar un baño rápido y también dárselo a su hija.

—Debo admitir que el señor JJ sirvió de mucho. —El omega sonrió, mientras vestía a Anezka— Listo, ¿Puedes ponerte tus zapatos sola?

La menor asiente, e hizo lo indicado, pero luego de hacer dicha acción, miró a su alrededor para buscar algo importante para ella.

—Mamá…

—¿Que pasa? —Volteo a ver a su hija en medio de su vestida con su suéter.

—Mi… Mi cordero… —La niña se puso de pie en la cama, yendo hacia su pequeña mochila para buscar— M-Mi cordero no está…

—Espera, déjame buscar por aquí —Michele comenzó a buscar en sus maletas, pero nada, busco por debajo de la cama, y tampoco hubo rastro.

—Mi cordero… —Los ojitos violáceos se cristalizaron poco a poco, y un puchero lastimero aparecía— Quiero mi cordero…

—Tra-Tranquila cielo… No llores… —Tomó las manos de su bebé— Lo vamos a encontrar, ¿si? Debe estar en alguna parte del hotel… Eh, ¿Lo tenías cuando llegamos, verdad?

Anezka asintió entre pequeños sollozos, tratando de limpiar sus ojos lagrimosos.

Mickey salió de la habitación junto a su hija, tratando de ver por los pasillos algún rastro de aquel peluche, pero no encontraba nada. Tomando el ascensor, también miró si se encontraba ahí.

Llegaron nuevamente hasta la recepción, y decidió en preguntarle a la mujer encargada, pero mientras el omega hablaba con esta, la niña trato de buscar entre la zona, no fue hasta que lo encontró, precisamente… en manos de otra persona.

—¡Mi cordero! —La niña no dudó en correr hacia aquel hombre que sostenía su peluche, sin embargo, este salía del lugar por lo que trato de acelerar su paso.

—¿Ane? —Michele se asustó al no ver a su hija consigo, pero pudo captarla salir del hotel— ¡Anezka! 

La pequeña alfa corrió lo más que pudo, tardó casi en una cuadra alcanzar al hombre, de no ser porque este se detuvo.

—¡E-Ese es mi cordero!

—¿Pe-Pero que…? —El chico alfa miró hacia abajo, y descubrió que se trataba de una niña— Oh, eh… ¿Esto es tuyo?

Anezka asintió dando un pequeño gesto como si quisiera fruncir el ceño, sujetando con firmeza el juguete.

El chico de anteojos decidió en acceder, dejándole el peluche a la pequeña, mirando como lo aferraba a ella.

—Realmente te salvaste, la verdad es que pensaba dárselo a uno de los niños que conozco.

Burló, pero la pequeña alfa abrazo más el cordero, pensando que eso fuera verdad, dio una expresión que casi decía «ni siquiera lo sueñes».

A pesar de que está trataba de asustarlo, el alfa lo miró como un gesto bastante adorable.

—Eh, es muy importante para ti, ¿Verdad?

La alfa volvió a asentir, pero… Decidió hablar— Me lo regaló mi papá.

—Oh, entonces es muy apreciable. —El mayor se puso a la altura de la niña, regalándole una sonrisa— ¿Cuál es tu nombre? 

Dudó por unos segundos, pero algo en la mirada del alfa de anteojos le daba cierta pizca de… Confianza, 

—Anezka… —Abrazó más a su cordero— ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?

—Que bonito nombre —El chico sonrió más ante lo segura que ahora estaba la niña— Yo me llamo Yuuri…

—¡Anezka! 

Una voz conocida para ambos se presentó; La menor volteo a ver qué se trataba de su progenitor.

—¡Mamá! —Corrió hacia el omega, siendo recibido por un abrazo, a pesar de que este se encontraba bastante abrumado.

—¡Anezka Nekola, no vuelvas a alejarte de esa manera! ¿Escuchaste? 

La niña solo asintió, abrazándolo en modo de disculpa, para su corta edad, podía percibir el olor preocupante que transmitía su madre, y sabía que era por ella.

—Perdón mami —Alejó su rostro para mirarlo— Pero ve, mi cordero apareció —Señaló al alfa detrás suyo— El señor Yuuri lo encontró…

—¿Se-Señor Yuu…?

—Oh, hola… —El alfa se puso de pie, saludando con una mano a ambos— Eh, el muñeco lo encontré en la recepción, e iba a dejarlo en la sección de objetos perdidos, pero mi pareja estaba por llegar, así que lo olvidé por completo…

El castaño solo alcanzó a asentir; quedó estático, no sabiendo qué decir al volver a ver a aquel alfa que había hecho todo de su mundo un mar de angustia, pero también unas sensaciones inexplicables sobre lo que pasó después de su retirada.

—Está… Está bien, mh… —Michele se mantuvo cargando a su hija, tratando de retroceder— Yo creo que debemos regre…

—¡E-Espera!

El omega estremeció, evitando el contacto que el alfa le quería dar a su brazo como impedimento de que se fuera.

Yuuri mordió su labio, haciendo un gesto de disculpa. 

—Sólo… Sólo quería saludarte, Michele.

El mencionado alzaba una ceja, pero sus nervios siguen en sus instintos, apretando inconscientemente a su hija hacia su pecho.

Por parte del de anteojos, sintió un pequeño escalofrío, oír a la pequeña llamar al omega «mamá», además de apostar por la sensación que le dejó aquella al verla con detenimiento, solo dejaba en claro una cosa por sus pensamientos.

—Yo… Yo estoy bien. —Se atrevió a contestar Crispino, deshaciendo el apretón cuando su hija se removió entre sus brazos.

—¿Conoces a este señor mami?

Yuuri no pudo evitar sonrojarse, ahora teniendo en cuenta de quién era esa niña, su perspectiva había cambiado de inmediato.

—Él… Él es Yuuri —Recordó el mismo omega— Yuuri Katsuki, y… Lo conocí en mi trabajo…

La niña se puso pensativa, y lentamente sus ojos se abrían más, mostrando un brillo en sus ojitos violetas.

—¿U-Usted patina?

El alfa no pudo evitar sentir conmoción al ver la expresión emocionada de la pequeña. Rápidamente asentía en lo que se acercaba, lentamente, tratando de no asustar al omega.

—Si, eh… Yo soy patinador. —Miró a la menor con una sonrisa compasiva— ¿Te gusta el patinaje?

Anezka asiente con efusividad— Mis papás son patinadores, bueno… Mami ya no patina, pero papá sigue haciéndolo, ¿Usted conoce a mi papá también?

Yuuri sintió un pequeño desgarre en su corazón, aunque también aumentaba más curiosidad por quien había tomado el lugar… Que a él le correspondía.

Y luego recordó el como el Omega llamó a la niña en un principio.

—Eh, puede ser… —Tragó saliva— ¿Quien… Quien es tu padre? —Se arriesgó a preguntar.

—Emil Nekola, ¡Y es el mejor patinador del mundo! —Anezka extendió sus brazos con emoción.

Michele no pudo evitar sonreír con gracia ante las palabras de su hija. 

En cambio Yuuri solo pudo acallar un sonido lastimero. 

—Oh, entonces… Entonces sí lo conozco. 

Crispino trataba de no fruncir su ceja, no quería dar un ambiente incómodo para su hija, pero no podía evitar sentirse hastiado, y un poco temeroso de que aquel alfa dijera algo indebido.

Por suerte, no escucho nada más que alabos.

—¿Sabes? Tu padre es alguien bien bondadoso, un buen competidor, en eso tienes razón —Katsuki se encogió de hombros— Y seguro también es un gran padre, ¿verdad?

—¡Sí! Papi es bueno, me quiere, y también quiere a mami, y ambos lo queremos mucho…

—Oh Anezka, no digas cosas de más —Regañó sin esfuerzo, sonrojándose por las palabras, pero solo recibió una risita traviesa de la menor.

Yuuri soltó una risa con cariño— Entiendo —Rascó su mejilla— Entonces, se puede decir que son una familia feliz, ¿No es así?

Michele soltó un gruñido sin querer, apostando a lo que quería llegar el nipón.

—Katsuki, no creo que tengas derecho a…

—Si lo somos. —Respondió la nena, sin duda, y con la misma sonrisa emotiva que antes— Papi, mami y yo somos felices juntos, por eso vinimos a ver a papi, porque creo que él sería más feliz si nos ve apoyándolo desde muy cerca, así como él nos alegra todos los días.

No era algo que dudaba, Yuuri sabía del enamoramiento que aquel alfa checo sentía hacia el omega, y reconocía la gran personalidad que tenía, lo creía capaz de dar todo por aquellos que amaba.

Le dolía, pero siéndose sincero, saber ahora que Emil había tomado el papel que él no se atrevió a pelear, lo llenaba de serenidad, la culpa reducía un poco al saber que al fin de cuentas, aquella pequeña familia no estuvo sola.

—Esa es una buena idea Anezka. —Felicitó el nipón— Yo… Honestamente creo que eso funcionará, y verás que tú papá estará muy agradecido por eso.

—¿De verdad lo cree? —Le brindo una sonrisa inocente, algo que hizo que Yuuri sintiera ese afecto— Mami, te dije que estuvo bien en hacerle caso al señor JJ.

Michele no hizo más que asentir, sonreírle a su hija, y luego en darle un semblante tranquilo al alfa, sintiéndose de igual forma.

—Si cariño…

Yuuri correspondió la mirada al italiano, tratando de articular algunas palabras correctas para comentar.

¿Sería buena idea? Iba a tomar el riesgo.

—Michele… Sobre hace años…

El omega terminó en alertarse, volviendo a apretar su agarre con su hija, mientras desviaba su mirada.

—No creo que debamos hablar de eso…

—Solo… Solo escúchame, por favor. —Respondió, mirándolo suplicante.

Michele notó su expresión; miró de reojo a Anezka, la cual solo mostraba curiosidad por lo que el señor Yuuri quería hablar con su mami.

Suspiró pesado, asintiendo levemente en acceso a su pedido, no le quedó de otra más que hacerlo, no quería levantar más dudas a su hija.

—Quiero… Pedirte disculpas —Yuuri se inclinó, en signo de sus palabras; Michele sabía de eso— Hubo… Pequeñas circunstancias que pasaron entre ambos, y realmente me he sentido apenado y culpable de eso, sé que puede que ahora ya no signifique nada, pero… —El alfa trató de reprimir sus emociones, tampoco quería asustar a la pequeña— pero aún así, quería darte mi muestra de arrepentimiento, de… De…

—Yuuri —El italiano lo detuvo— Solo… Enderezate, por favor.

El alfa tardó unos segundos en hacerlo, mirando con curiosidad al Omega, pero también con una mezcla de cierta pesadumbre, a como había dicho.

Con eso, más el olor de tristeza que emitió el nipón, Michele pudo verificar que todo lo que decía fue de todo corazón. Pero más por tener compasión, también había desistido a las palabras del alfa, para que su hija no hiciera preguntas después sobre aquella… Extraña conversación.

—Primero que nada, estás en lo cierto de que ahora todo lo que pasó… entre nosotros ya no importa más para mí —Se sinceró— pero aún así, acepto tus disculpas.

Katsuki asintió en entendimiento, permaneciendo ahora más calmado, y logrando de que sus expresiones no fuesen sospechosas.

Michele bajó su mirada, recobrando impulso de sus palabras— Y en segundo lugar… —Dio un leve apretón a sus labios para detener la sonrisa que quería salir— Al fin de cuentas, las cosas para mí mejoraron, teniendo algo mucho mejor que antes.

El Alfa pudo captar la mirada tenue del castaño, en señalamiento a la niña en sus brazos, a lo que no tardó mucho en entenderlo.

Soltó un resoplido, acompañado de una sonrisa comprensiva.

—Yo creo que ahora lo que importa es seguir con lo que el destino nos dejó —Mickey alzaba una ceja— yo tengo a mi familia, y… Seguro no tardarás en formar la tuya con Nikiforov, ¿O me equivoco?

El japonés no pudo evitar sonrojarse ante la mención de su omega, tratando de decir algo en su defensa cómica.

Pero, como si fuese por arte de magia, el ruso mencionado llega a la zona, saliendo de su taxi, y con gran alegría, se abalanza hacia el nipón.

—¡Yuuri~! —El Omega de cabellos platinados da un gran apretón en el abrazo— Uh, pensé que podrías ser considerado y regalarme algo, tuve que venir hasta aquí solo.

— Lo… Lo siento Víctor —El alfa miró de reojo a los otros dos— Por favor…

—¿Huh? —Víctor notó la presencia, e hizo que soltara a su prometido y se acercara— No puedo creerlo… ¿Michele Crispino? ¡Que sorpresa verte!

Antes de que pudiese contestar, la mano del italiano se vio sujetada forzosamente por el ruso, en modo de saludo.

—Increíble, de verdad que te ves mejor que la última vez, a pesar de que sigues teniendo la misma cara arrugada.

—Víctor por favor, controlate.

—¡Oh! ¿Y que tenemos aquí? —El omega se inclinó un poco para mirar a la pequeña alfa— ¿N-No me digas que es…?

—Si, eh… Es mi hija. —Michele trató de no expresar un gesto incómodo.

—¡Que lindura! 

Quiso acariciar, pero la niña ocultó su rostro sobre el cuello de su madre, aferrándose más a él.

—Ooww —El ruso entristeció un poco— Al menos alcance a ver sus ojos, ¡Son iguales a los tuyos, Mickey!

—Por favor… No me llames «Mickey».

El omega platinado se lo tomó con gracia— ¿Y… Quien es su padre? 

Una tensión paso por el ambiente, a pesar de que Víctor no pudo percibirlo, y espero la respuesta con paciencia.

—Es… Es Emil Nekola.

Michele dirigió su mirada hacia el nipón, el cual noto que se había acercado para tomar al ruso de su cintura, siendo él quien respondió a la pregunta de su pareja.

—Oh, ¿Es de Emil? —Nikiforov mostró asombro sincero— Que raro, no tiene rasgo alguno de él…

Michele volvió a sentirse inquieto y nervioso, pero nuevamente la voz de Yuuri fue quien lo salvó.

—Qui-Quizás es porque sacó más genes de la familia Crispino, cariño. —El asiático miró cómplice al italiano— ¿No es así, Michele?

—Eh… S-Si, si… Nuestros genes son algo intensos —El Omega castaño soltó una risa entrecortada, y poco a poco iba alejándose— Bueno, creo que debemos irnos… Prometí llevar a mi hija de paseo…

—¡Oh por supuesto! Seguro que es su primera vez en Canadá —Yuuri interpuso a la oportunidad de que su novio hablara— Bien Víctor, mejor los dejamos, debemos ir a encontrarnos con Yurio…

—Bien, entonces… Supongo que nos veríamos luego… —Michele comenzó a retroceder— Oh, y… Felicidades por su compromiso —Sonrió levemente— Les deseo lo mejor…

Yuuri tomó la mano de su Omega, regalándole una mirada agradecida al castaño.

—También a ti, con Emil y… Su hija.

Michele terminó de despedirse de ambos, girándose para dar regreso al hotel— Sujeta bien a tu cordero, tesoro.

Pero antes de que la pareja desviará su atención, la pequeña Anezka alzó una de sus diminutas manos, despidiéndose con una sonrisa.

—¡Hasta luego señor Yuuri!

Los ojos marrones tornaron un brillo que reflejaba una pequeña alegría, correspondiendo a esa mirada encantadora que sabía que la niña solo le dedicaba a él.

Michele sonrió en cuanto su hija terminó, acomodándose más en sus brazos, mientras apretaba a su juguete que ahora aseguraría que no se perdiera más.

Regresaron al hotel, en donde en el transcurso del camino, Michele permanecía ese pequeño sentimiento sosegado, que le permitía por fin seguir su vida ahora, completamente en paz, dando fin en los pequeños tormentos del pasado.

….

—Esa niña si que fue muy tímida —Opinó Víctor, picando la mejilla de su alfa— Me recordó a cierta personita~

—Victor, Q-Qué cosas dices —Calló el canturreo de su prometido.

Suspiró profundamente, mientras caminaban por la ciudad, tomados de la mano, y disfrutando de la compañía de cada uno.

Sin embargo, Yuuri en el fondo, no podía dejar de pensar en aquella niña que, si bien sabía, ahora estaba de una mejor manera, a lado de su madre, y de aquel alfa que estaba seguro que hizo de todo para merecer su rol en esa pequeña familia.

—Además, ¿No viste su sonrisa? —Miró a su pareja rusa— Se parece mucho a la de Emil.

***********

El checo había acabado su programa corto, permaneciendo unos segundos en su pose final en lo que la gente aplaudía a su acto.

Siéndose honesto, había decaído, su entrenador había sido un tanto más estricto que anteriores temporadas, al haberse convertido alrededor de uno de los 10 mejores patinadores de su generación, lo hizo tener entre sus hombros el deber de esforzarse más que nunca.

Sin embargo, con eso se llevó los pequeño sacrificios, de disminuir sus actividades en familia.

Sabía que Michele lo entendía, y con eso, tenía en cuenta que su Omega también haría que su pequeña niña también entendiera el arduo el trabajo que tenía, y por eso la gran falta de su ausencia dentro de lo que cabía.

Pero, por eso mismo, es que no debía dejar caer sus ánimos, porque sabía que su pareja e hija los miraban, por más que él mismo no lo comprobara ni los viera, lo sabía, y no quería ser una decepción para Anezka ni para Mickey, debía ser un campeón; por él, por ellos.

Se enderezó, agradeciendo la atención de la audiencia, recibiendo todos los regalos que le lanzaban, entre flores, peluches, hasta pequeñas cajas de chocolates.

Había recogido algunas rosas, o eso estaba por hacer, antes de notar un peluche en particular…

—¿Es acaso este…? 

Se acercó a dicho juguete, tomándolo entre sus manos, y pudo notar que era el mismo cordero que le había regalado a su hija, cuando cumplió su primer año, notando una pequeña mancha irreconocible, de la papilla que antes ella comía.

Levantó la mirada hacia la multitud, buscando con desesperación una prueba, de que no estaba enloqueciendo, y al no ver rastro alguno, sus esperanzas se habían reducido.

Pero entonces, un grito le indicó.

—¡Papá!

Emil giró rápidamente hacia las gradas, donde se encontraban, ahí estaban. 

—No… No puede ser… 

Eran Anezka, su preciosa Anezka, y por supuesto… Su amado omega, su Mickey.

Jean sujetaba desde sus hombros a la menor, que agitaba ambas manitas en señal de que su padre la notara.

Emil no pudo, sus ojos se volvieron borrosos ante las lágrimas, que trato de no soltar, así que decidió deslizarse hasta la salida de la pista, olvidándose por completo de los protectores de las cuchillas de sus patines, fue hacia las personas que más amaba.

—¡Papi! —Anezka se había bajado de los hombros del canadiense, yendo rápidamente hacia su padre, siendo nuevamente recibida por un abrazo, pero está vez, uno con más entusiasmo.

—¡Hola pequeña princesa! —La abrazó, con todo el cariño que solo a ella podía tenerle. Le beso su mejilla, ahora sí, no evitando que sus lágrimas salieran— No sabes el gran gusto que me da verte… 

Michele llegó detrás, esperando su «turno» a tener al checo en brazos.

—Pe-Pero…. No entiendo… —Emil corto con el abrazo con lentitud, tomando la manita de su hija, mientras que con la otra seguía teniendo el muñeco— ¿Co-Como? Es decir… Estás aquí, digo… ¿No te importa?

Estaba feliz, demasiado, pero no podía evitar su preocupación, se supone que su Omega había decidido mantenerse oculto, o eso seguía pensando.

Michele negó— Hay que agradecerle a Anezka, ella realmente me convenció.

—¡El JJ Style también estuvo involucrado en este plan! —Gritó JJ, pero luego fue jalado por Yuri Plisetsky, exigiendo su atención.

Michele rodó sus ojos, y Emil rió junto a la menor.

—Pero… ¿E-Está bien? Es decir, querías evitar que se generarán malos rumores, preguntas excesivas y…

Sus pequeñas protestas fueron calladas por los labios suaves de su pareja, haciendo que Anezka se cubriera su carita con ambas manos.

Emil se dejó llevar, un poco, pues Mickey había medido el tiempo, y se separaron. Se miraron fijamente, mientras que el italiano le sonreía con ternura y seguridad.

—No te preocupes —Acarició su mejilla sonrosada— Me di cuenta que… No debía de avergonzarme de lo que ahora tengo, porque tú y Anezka son las personas por las que sigo de pie, mis dos grandes amores —El italiano también comenzó a derramar lágrimas— y… Quiero que la gente también sepa que este checo idiota tiene una familia, un omega y una hermosa hija que lo quieren y lo apoyan, estén donde estén.

Emil rió al oír su referencia. Volvió a unir sus labios con los de su omega, pero volvió a ser en poco tiempo gracias a que su hija jalaba sus ropas para llamar la atención de ambos mayores.

—Papi, ¿Te gustó la sorpresa que te dimos? 

El alfa cargó a la menor, alzandola por los aires, riendo cuando ella también lo hacía.

—Es la mejor sorpresa que he recibido. —Besó la mejilla de su pequeña— Papá está muy feliz.

La niña sonrió, abrazando a su padre con puro amor y cariño, mientras eso, el mismo acercaba a su omega para el abrazo familiar, antes de tener que ir hacia el Kiss&Cry para verificar su puntaje.

Fue esperado que los camarógrafos y reporteros invadieran el espacio de estos luego de la competencia de ese día, Michele trato de ser lo más cordial posible y moderado a su información, mientras Emil al contestar a las preguntas, también trataba de que los flashes y las cámaras no asustaran mucho a su bebé. 

Entre ambos hicieron oficial su relación, y paternidad; a pesar de la abrumadora experiencia, Michele se sintió más seguro que nunca, y Emil más que feliz, por la oportunidad al tener el honor de presentar ante los demás a la familia Nekola-Crispino.

*-*-*-*-*-*-*

Datos curiosos, e importantes por sí tuvieron algunas dudas:

—El nombre de Anezka significa «cordero de dios» (no soy religiosa, solo el nombre me gustó ajjsjs), así que por eso el peluche de Ane es exactamente ese animal, como una pequeña referencia a su nombre~

—Quise recalcar el hecho de que Anezka es muy tímida al conocer personas, tanto por el hecho de que es un rasgo que inconscientemente heredó de Yuuri, como para dar a entender que cuando lo conoció a él, no fue difícil para ella tomar confianza con este mismo, por lo mismo de que… Se trataba de su propio padre biológico, aunque ella no se dio cuenta.

…….

Bien ¡Aquí traigo un dibujo de la pequeña Anezka! 

Fue parte de un Collab con una amiga, ella hizo su parte a tradicional, y yo lo pase a digital, pero si quieren ver más de sus dibujos, pueden visitarla en su IG que sería @ Marchuhawk, o en su Twitter que está como @ KowiMarch !! Espero que les guste, dimos arduo trabajo en esto hahaha

Sería todo, espero que les haya gustado, muchas gracias por leer esta pequeña historia, quizás algunos habrán esperado más, ya que no está del todo detallado; principalmente pensaba en hacerlo un long-fic, así que hubiera quedado más emocionante (?), Pero al final lo hice OS… Que pasó a Two-shot, por el simple hecho de que no quería que quedara en una idea más que seguro no escribirá jamás (?)

¡Nos leemos luego! 😀


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Publicado por franckbolton04

∆ Pasiva-Agresiva ∆ Buen pedo 🙋 ∆ Escritora de fanfics por Hobbie, pero no significa que no acepte críticas constructivas o consejos para mejorar mi escrito 🙆

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