Dolorosa y poética: amor sobre el hielo


En la actualidad, la enfermedad se ha expandido de forma alarmante,  por lo que todo signo de enamoramiento se considera un peligro y las flores un símbolo de desgracia; sin embargo, aunque la enfermedad es mortal, existe la opción de cirugía con diversos resultados. Los casos aquí expuestos buscan comprobar su efectividad como tratamiento, más allá del ámbito médico.

Este one shot corresponde a uno de los capítulos autoconclusivos de una obra multifandom que recopila supuestos casos o testimonios relacionados con la muerte florida o enfermedad de las flores, más conocida como hanahaki.

Caso: amor sobre el hielo

Es común que el ser humano se pregunte, en más de un momento de su vida, qué habría hecho diferente. Algunos nos la pasamos imaginando las posibilidades. «Le habría dicho que no», «Le habría acompañado», «Habría corrido detrás suyo», «Habría terminado la escuela», «Habría escogido otra carrera», «Habría aceptado ese trabajo», «Habría pasado más tiempo con mi mascota», «Habría hecho la tarea», «Habría… habría… Habría». ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido? ¿Cuántas veces hemos llorado y maldecido nuestra suerte? ¿Cuántas veces de estas hemos mirado a los ojos a la muerte, deseando haber hecho algo diferente? ¿Cuántas de nuestras decisiones nos trajeron a este momento? 

Y aquí se encuentra él, sobre el lecho cubierto de pétalos que brotan de su cuerpo, negándose a aceptarlo, aferrado a esas malas decisiones que le llevaron a enamorarse. Él no quiere renegar de ello, claro que no. Él quiere disfrutar su sufrimiento, porque no se imagina una vida donde no le hubiera admirado, donde no le hubiera amado. No puede soportar la idea de no haber experimentado todo aquello, de todo lo aprendido, en quien se ha convertido.

Y aquí estoy yo, rogándole, suplicándole que lo haga, que renuncie al recuerdo, que renuncie a todo eso que considera tan bello, que se opere y siga con nosotros, como si nunca hubiera ocurrido nada de ello.

Pero no. Él insiste con fuerzas que no sé de dónde saca. Y siento tanta rabia, no puedo verle así, no quiero. Y deseo darle un cachetada, rajar sus ropas y gritarle que se mire y vea lo que ese amor le ha entregado, pero me quedo quieto, en silencio, conteniendo las lágrimas que impotentes se niegan a caer. 

Ambos somos tan tercos.

Ay, de él; ay, de mí. Siento el pecho apretado. Tengo miedo de lo que estoy sintiendo, tengo terror de lo que está pasando. No quiero, no quiero, me niego, esto no puede terminar así.

¿Cuántas veces hemos querido detener el tiempo? ¿Gritarle a Dios a ver si nos escucha y cambia su plan maravilloso?

El amor es una falacia.

Cierro mis ojos y le veo, sin todas esas marcas de muerte. Quisiera arrancárselas y verle de nuevo sin ellas que me lo arrebatan. Las odio, odio a las malditas flores que tan bien le quedan. Me las comería, me las comería todas y cada una de ellas, con sus pétalos, sus espinas y su perfume. ¿Pero qué me queda? ¿Qué más puedo hacer? Ya es tarde y es cosa de un instante. ¿Qué habría hecho yo diferente para no estar aquí, frente a la inevitable tragedia? ¿No haberle visto caer? ¿No haberle gritado esa primera vez? ¿No haber seguido al tipo que fue tras él hasta Hasetsu? Cómo le odio en este momento, a los dos; mis decisiones nada tuvieron que ver.

«No me decepciones», le ruego llorando. 

Y en cierto modo le entiendo. Yo también he aprendido, juntos lo hemos hecho. «Llamamos amor a todo lo que se encuentra sobre el hielo», fue lo que él dijo. ¿Es por eso todo este frío que siento? Me duele el pecho. Solo quiero apretarle entre mis brazos mientras lo veo alejarse de la realidad que compartimos todo este tiempo. Siento terror de ya no verle, de ya no poder gritarle que es un cerdo. Me río con este pensamiento y su mirada se desplaza hacia la mía, curiosa de qué me hace reír en semejante situación. Debe creerme loco, yo mismo lo pienso.

«Me río de nosotros. De él que no se dio cuenta de nada, de mí que lo sé todo y de ti, que eres un cerdo. Debí comerte a tiempo», le digo. Y río por lo absurdo de todo esto. Veo su mirada apagarse y le robo un único beso, como un hechizo para convertir el último instante en algo eterno, si no para mí, al menos para él, porque aunque Victor no le amara, yo sí lo he hecho. Pronto estaremos compartiendo el mismo destino, pues yo tampoco tengo el valor de separarme de nuestros recuerdos.

Nota de autor:

Gracias por leer. Supongo que descubrieron quién era quién(?).

Espero que les haya gustado. Confieso que lloro cada vez que leo esto y aún no puedo creer que salió de una sola vez. Estaba inspirada.

Si quieren conocer los demás casos, deberán estar atentos a mi cuenta, ya que todo lo que no sea de YOI será publicado en una página aparte de Alianza Yoi. Creo que la mayoría de los casos tendrá más desarrollo pues, de hecho, este se me ocurrió en medio de otro más extenso de Kuroshitsuji. Tardé muchísimo más en hacer la portada que en escribirlo.

Eso es todo. Cariños.

Publicado por Ceres Dupel

Soy un ser mutable, dual y no pertenezco a este mundo; siempre sueño con otros. He vivido de todo; he vivido demasiado. Creo que ello me ha vuelto un ser comprensivo y tolerante, mas no crédulo. Odio las mentiras tanto como los spoilers. Me gusta cantar, crear historias, estudiar de todo y hacer cosplay. Apoyo a la comunidad LGBTQ+ y me encantan los chinos ancestrales. Para mí todo es arte.

2 comentarios sobre “Dolorosa y poética: amor sobre el hielo

  1. La primera persona me causa conflicto, es un narrador muy difícil pero lo has hecho muy bien. Muy sentido. Muy triste y muy bello. ¿Cómo el sufrimiento puede ser tan hermoso? Interesantísimo el primer párrafo y el desglose del sentir de Yurio … soberbio. Fue un placer leerlo . El Yuuyu y el Vikturio son para mí placeres culpables. Pero los disfruto tanto cuando encuentro cosas bonitas como esta. Gracias por escrbirlo y compartirlo.

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    1. Muchas gracias!! Tu comentario me anima a seguir escribiendo en este estilo ❤
      Disculpa no responderte antes, no había entrado a la plataforma y recién encontré en donde aparecen las notificaciones xD
      Espero que estés muy bien. Cariños ❤

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