Hay amores que están destinados a echar raíces y crecer.
Hay amores que nos regalan el delicioso aroma de sus flores.
Hay amores que nos cobijan bajo la frondosa sombra de su encanto.
Hay amores cuyas hojas caen en otoño y reverdecen en primavera.
Hay amores que nos alimentan con el néctar de sus frutos.
Hay amores que se marchitan antes de florecer.
Y amores que nos lastiman con sus espinas.
Pero hay amores cuyas semillas jamás deben germinar.
