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Drabbles & Os on Ice (Cap 02) Victuuri



Shary POV’S: El siguiente OS hace parte de los retos hechos para el concurso de ESCRITORES SOBRE HIELO en la categoría COMEDIA. Fue publicado para Marzo y debimos esperar hasta Abril para poderlo poner en nuestras cuentas personales., y como ya estamos en Abril ya puedo publicarlo xD Espero que este OS familiar sea de su agrado.

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🔥Capitulo 02: ¡Un Padre Calvo en Apuros! (One Shot)
🔥Autora: Shary
🔥Paring: Victuuri.
🔥Total de palabras: ¡5.754!
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Y Las Vainas de Shary, presentan: ¡Un Padre Calvo en Apuros!





El parque de diversiones estaba al tope con sus atracciones de entretenimiento, y otros acontecimientos más intrincadamente dedicados a cierto tema (Disney por dar un ejemplo) un pequeño rubio de ojos esmeraldas en pañales iba en la punta con un lindo mameluco de tigre blanco de rayas negras, a su costado tenía a su fiel corcel Makkachin y más atrás, le siguió su papá; y aunque este le hablase con cariño o le tratara de convencer para que se dejará cargar, el niño rabiaba (más bien maullaba) y se negaba rotundamente con un—: ¡Tsk! ¡Ñoo! iyejo Cahbo! – (¡Tsk! ¡Nooo Viejo calvo!)

—¡Ehhh~~! ¡Yurockha Katsuki-Nikiforov, no soy calvo jovencito! ¡Soy tu papi!  ¡Uno bello, joven, y esbelto a sus 33 años! ¡Así que debes tratarme con más respeto! ¿Verdad Makkachin?

Se justificaba con su mascota como si esta le entendiera y lo único que hizo el can fue ladear su cabecita inquieta, a su vez que trataba de tomar a ese escurridizo gatito entre sus manos, pero con eso…

sxf: ¡SMACK!

Solo se ganó un cabezazo en toda su frente amurallada así como interminables tirones a su cadejo platinado.

—¡Auch! ¡Oye! ¡Eso!…¡Eso duele! ¡Jamás tendrás amigos en el kinder si sigues así de agresivo!

—Pfff… Jajaja Vitya amigo yo que tu me compraba un tónico capilar.—y para acabarla de molar, su amigo/verdugo suizo de toda una vida aparece como por arte de magia sin ser invocado.

—¡¿Chris?! ¿Qué haces aquí? —Preguntó extrañado el ruso.

—Vacaciones. —Resumió sin mucha importancia—. Pero entonces si es cierto, Victor Katsuki-Nikiforov es todo un señor padre de familia, quien lo creyera.

—¡A mucho orgullo y honra!—Lo dijo con todo su ego en alza, más se vió interrumpido por el niño aniquilador—. ¡Ay, ay, ay! ¡Yurio, basta! ¡Me dejarás sin pelo! —Tenía su propia batalla campal y pudo liberarse de las manos de su captor hasta gatear como sea a donde se encontraba Makkachin para jugar.

Los dos adultos, ubicados en unas de las bancas del parque de diversiones, observaban a la «criaturita» sonreír con el intrépido caniche y entre tanto Víctor le explicaba las razones a su amigo por la cual estaba allí en ese lugar, expulsaba un gran vaho contenido de sus pulmones, uno frustrado con esta complicada y «chocante salida»

Cuando Víctor pensó en formalizar una familia no espero que ser «padre» tuviese que ser tan problemático, ¿Pero…?

¿Cómo es que llegó a esto y cual es la razón por la que su hijo no le tenga la mejor estima del mundo?

¡Pues comencemos por el inicio de todo!

⏩FlashBack⏪

La familia Katsuki-Nikiforov viven en unión matrimonial desde hace 2 felices años en San Francisco/ E.E.U.U. (aunque duraron 4 años de amores) No eran la típica parejita del común, ellos (¡Si! «ellos», ¡Porque son hombres y no esperen encontrar algo hetero en este fic!) eran un par de patinadores sobre hielo de talla mundial que en su momento gozaron de sus mieles y triunfos en los campeonatos anuales.

Victor Nikiforov de nacionalidad rusa fue octa-campeón del GPF a diferencia de su pareja, el joven Katsuki Yuuri de procedencia Japonesa y quien fue 5 veces campeón de la misma categoría. Cuando su relación se reveló ante los medios de comunicación o que habían anunciado su retiro de las justas por decisión propia para todos sus fans como colegas de pista…Fue sin lugar a dudas, el hit del momento.

Y bueno… También decidieron hacerse aun lado de las competencias por eso de aguantarse las maratónicas jornadas sin nada de toqueteo entre sí para darse sus «merecidos cariñitos», aquello mataba al ruso descarado de pena moral amorosa o berrincheaba constantemente en contra de su entrenador, Yakov Felstman porque no lo dejaba desfogarse sobre su sexy y candente cerdito erotizado como quisiera. Cosa en la que Yuuri, era muy responsable en cuanto a meterse en su papel de deportista de alto rendimiento se trataba y se encargaba de imponer el «pico y placa» respectivo al bandido lobo siberiano y libidinoso que tiene por esposo.

En fin, ahora gozaban de su nueva etapa de casados en un sitio tranquilo de San Francisco como habíamos mencionado. Un día cualquiera, Víctor y Yuuri fueron a un orfanato, estaban colaborándole a un amiga suya sobre los requisitos que debe reunir para poder adoptar. Mientras Víctor hablaba con los cuidadores infantiles, Yuuri solo observaba silencioso en su timidez a los cientos de niños de todas las edades. Pasó por el pasillo de bebés y allí vio lo interesante. Dentro de un cunero, con su mameluco de animal print, poniendo su carita enfurruñada y jugando con su peluche de tigre, estaba una pequeña criatura del señor no más de 1 año, de rubia cabellera, de mirada fuerte parecida la de un guerrero o soldado militar y cuyos iris verdes como la esmeralda eran una maravilla según el japonés.

Le pareció la cosita mas agradable del mundo. Es decir, si quisiera, se fuese de largo, pero no. seguía ahí, admirando a ese chiquitín que tenía un «no sé qué» le instaba a protegerlo.

Los empleados temieron lo peor cuando el asiático se le acercó, ese «mini-tigre» era el terror del orfanato, nunca se dejaba cargar de nadie, (apurado de la señorita Mila, quien era la única que podía cumplir severa hazaña pero no se encontraba laborando por estar de vacaciones), y de hacerlo otra persona, lo mordía con todas sus fuerzas  o hacia cualquier cosa a su alcance y por ese mismo detalle muchas familias lo rechazaban. Pero a Yuuri no le importaron los comentarios.

—¿Señor… está seguro de lo que hace?

—Su … Su vida corre peligro.

—Oh por favor, mírenlo ¿Ustedes creen que ese «tigre» que no es más que un pequeño «gatito», sea capaz de hacer algo como lo que me dicen?— Afirmó Yuuri incrédulo.

Los hombres rezaban el padre nuestro porque no le pasara nada, y él simplemente acarició la melena del bebito, aquello hizo que se alertara y al levantar su carita enojona topándose con el dulce semblante del japonés o sus calmados ojos marrones, el pequeño de nombre «Yuri» se quedó quietecito, parpadeando en su lugar y luego arrugó el ceño de nuevo analizándolo muy curioso.

Para tener su primer año cumplido era muy avistado y pronto pensó que ese muchacho con las enormes cosas que tenía sobre su rostro (los lentes azules) se le hacía en su cabecita alguien para nada peligroso, de hecho le era un tonto-bonito pero gracioso.

Yuuri solo dedicó a darle su espacio, sonreirle y juguetear con él hasta ganarse su confianza, algo que asombró a muchos pues lo logró en pocos minutos. Al percatarse de sus gustos, lo cargó y le mostró muchas fotitos de felinos desde su Iphone.

—¡Ato! – (¡Gato!) —Eso fue suficiente para tramar al pequeño haciéndolo balbucear o que sus orbes se encantaran con chispitas alrededor.

—¿Te gustan mucho verdad? —Yuuri le miró alegre. Continuó mostrándole más y más gatitos u otros animales desde su móvil como Makkachin por ejemplo (la bola de pelos jadeante también le llamó la atención)  y si hablamos del ruso…

—¡Wow! —Ese hombre atontado y conmocionado por el bello suceso, estaba que dejaba caer su mandíbula al suelo de la exageración.

Adoró ver a Yuuri en ese plan tan paternal, de hecho la idea de imaginar a su Yuuri todos los días haciendo ese tipo de escenas, le hizo pensar las miles y miles de fotos por doquier que podría memorar. Pero, por sobre todas las cosas, el verse a ellos mismos a futuro como «padres»…Era algo que no había contemplado hasta ahora, Víctor continuaba absorto con esa belleza al tiempo que posaba su índice en medio de sus labios. Guiar a su propio bebé en los momentos más importantes de su vida, enseñándoles entre ambos su legado, y disfrutándolo como toda una familia…

Una hermosa familia muy feliz, ¿Y por qué no? ¡Con mucho estilo fashionista!, ¡Eso no puede faltar!

Para no alargar el asunto, a la pareja le tocó ir cada tanto al orfanato con el propósito de hablar con la directora y que le explicaran los trámites de adopción para su amiga, pero está siempre pasaba ocupada. De apoco (para Yuuri) se le hizo una rutina gustosa de ir allá porque podía visitar al pequeñín o jugaba con él, y tarde que temprano la conexión de Yuuri con ese bebe fue tan natural que el minino huraño de ojos verdes solo le sonreía a él o le lloraba al momento de partir.

Víctor no tuvo que ser adivino para saber que Yuuri ya adoraba al tigrillo ruso. Así que sin más le sorprendió con la siguiente proposición de camino a casa.

—Yuu, ¿Qué te gustaría para tu cumpleaños?

—¿Eh?…—Eso indudablemente le asombró y calmadamente le respondió, aunque su rostro se coloreó gradualmente de rojo por sus palabras—. T-te tengo a mi lado, estamos casados y viviendo esta nueva etapa juntos. Eso es… un regalo más que suficiente para mi, Vitya. —Sostuvo su mano contra la suya con mucha vergüenza. Aún no acostumbra a dar esas muestras de cariño en público.

—Agradezco saber aquello, amor. ¡Me haces el hombre más feliz de la tierra! —A Víctor lo derritió por completo y esa misma mano que tocaba con sutileza la suya la atrajo a sus labios y besó sus nudillos, importándole el qué dirán mientras caminaban—. Pero en serio, déjame complacerte por esta ocasión en lo que tu quieras, ¡Lo que sea! Solo dime que atrape una estrella por ti o dime que formemos una familia y lo haré.

—¡Oh por kami, N-no digas esas cosas! —Con su mano libre se cubrió sus ojos de la pena y sus orejas pagaron el plato roto al tornarse de un lindo carmesí.

—¡Vamos, cariño! ¿Eso que tiene? —Lo dijo con un bello puchero infantil. A veces Víctor podría sonar demasiado cursi—. ¡Tengo derecho a consentirte!, soy tu esposo después de todo ¿No?— y pasó del mohín a sonreír con galanura.

y obvio que si lo era, más era uno muy ocurrente e imprudente para Yuuri, pese a ello, el japonés amaba que fuese así.

—Lo de las estrellas es exagerado y si hablamos de familia, ya somos una  muy acogedora junto a Makkachin, Víctor.

—Pero no estamos completos.

Concretó queriendo ir al punto y le detuvo poniéndose frente con frente acaparando sus hombros con sus gráciles manos o mirándole con esas joyas azules y profundas como el mar, captando su idónea atención.

—¿Que…opinas de agrandar nuestra familia?

—¿Eh?

—Te repetiré la pregunta una vez más, ¿Qué opinas de… agrandar la familia y de criar a alguien más con nosotros, amor? Podría ser el pequeño tigre, por ejemplo.

—Vic…tor…

—Es solo cuestión de verte a los ojos y darme cuenta que ese pequeño cascarrabias del orfanato ya ha ganado tu corazón, no me mientas. Te conozco Yuu~ri… ¿Te agrada ese pequeño, cierto?

—Yo… No puedo mentirte. —finalmente aceptó agachando su perfil—. Pero… ¿Y tú? —Titubeo—. ¿Tú realmente quieres esto?

—Yo no tengo problemas, amor. Además, que es algo que ya estuve visionando desde el primer día que te ví encantado con él y creo que es normal que algún punto tú y yo, queramos tener algo en conjunto. Podría ser nuestra familia completa. ¿Que dices?

—Yo…

—Vamos, Yuuri…Déjame complacerte. —Insistió como solo él lo sabe hacer—. Sé más caprichoso contigo mismo, no te cohíbas. Dime que quieres dar el salto conmigo, ¿si? Yo sé que no será fácil, no tenemos ni idea de cómo ser padres pero aprenderemos y le daremos amor a ese niño.

Yuuri estaba feliz de que su Víctor le propusiera tal moción, y definitivamente agradece a sus dioses de ponerle a esa maravilla de hombre a su lado pese que él no se siente del todo a su altura o inclusive de merecerlo (algo que el ruso día tras día se ha encargado de quitarle esa mañana cruda de su cabeza a punta de besos, mimos y largas conversaciones amorosas.) tomó un respiro enorme para sacar valor, sentirse despejado y decirle decisión con esa afabilidad que le caracteriza.

—Eso… quiere decir que nos esperan muchos días de desvelos y pañales… Papá Vitya deberá esforzarse mucho.

—¡YUUUUUUUUUURI, AMAZING! —Le abrazó con efusividad al tiempo que restregaba su mejilla con la ajena—. ¡Ya verás que tú y yo seremos los mejores padres!, ¡Unos con mucho estilo y el tigre no se decepcionará! ¡Déjalo todo en mis manos!

Y tal como lo predijo, a la semana siguiente por fin Víctor pudo contactarse con la directora, de conseguir los requisitos para su amiga y de paso para ellos.

Supuestamente y como es lo habitual, los cónyuges que aspiren a tener un niño en adopción deben pasar por un periodo de prueba (pero el ruso con el nombre de Víctor «todo lo puedo y lo hago porque se me da la reverenda gana de tenerlo ya»  y de apellido «Suda dinero» Nikiforov, movió muchas influencias a su favor.) y el final feliz fue la aprobación y registro legal de esa criatura que ahora tienen en sus manos.

¡Yuri Katsuki-Nikiforov!

Víctor vio que sería un complique llamar a su amado y al tigrecillo de la misma manera, así que para evitar confusiones, optó por nombrarlo «Yurio» en broma cuando lo tuvieron los primeros días en su hogar, Yuuri prefirió llamarle por su diminutivo (Yura). Sin embargo, gracias a que Víctor tiene una manera de ser tan «especial» y burlona (tirando a «mamón» con esa bocota de corazón) al pequeño bebé ruso no le gustó. Tampoco le gustaba ese nombre y mucho menos que ese anciano, sin pelo y bobalicón, lo cargarse o le hiciera cosas molestas, (apretarle los cachetes, puntearle la nariz o mofarse no ayudaba mucho al prontuario caído que tenía Víctor con él), y la tapa de todo era que estuviera cerca de su «mami» porque solía hacerlo enojar e incluso gritar mucho cuando ya era muy de noche.

Tal era su pensamiento, que el pequeño Yuri deliberaba inocentemente desde su camita, que ese señor calvo tiene que ser alguien muy pero muy molesto para hacerlo gritar tanto o que dijera frases raras que no entendía tipo—: «¡AHHHGG!…¡VITYA!» «¡AHHHH~~ Haaa~~~ Haaa~~!» «¡MMMMMHHHG~~!»

O que esté en respuesta, saliera con cosas como—: ¡OH MALDICIÓN, YUURI! ¡DÉJAME ESCUCHARTE! ¡Si fueras mujer ya te habría embarazado y nuestro pequeño Yurio tuviera un par de hermanos!

—Noo~… ¡Noo men…c-ciones… a Yura aquí …E-eso… Eso es b-bochor….¡Ahg!

—¿Hmm?

Ese sonido se escuchó sugerente y sucio cerca del oído enrojecido del  contrario por parte de la máquina sensual que tiene por esposo. Yuuri no podía creer el nivel de descaro en Víctor y él no pierde oportunidad cuando se trata de estas cosas.

—Ahh~ ¿Entonces no quieres que «Yurio» tenga hermanitos?

—E-Es-pera… ¡Ahhhg~ Nhgggg! …

Y lo embistió con más fuerza sacándole un gemido placentero al japonés u otras palabras aún desconocidas para el pobre bebé que tienen aun lado de su cuarto. A ciencia cierta, el pequeño Yuri no sabe cómo ni cuándo, pero le hará pagar con creces  a ese calvo los enojos de su mami y estará en «apuros»

Los siguientes meses (tres para ser exactos) fueron un idilio absoluto en Yuuri. El chiquitín adoraba a su «papi-mami» japonés porque lo acunaba y no lo rechazaba como en los otros lugares en donde había estado o también que Yuuri era Cool, porque lo dejaba ver muchas cosas sobre gatitos y jugar con Makkachin.

Pero si mencionamos la versión del ruso frentón… El causante de sus males era ese «demonio rubio» con cara de «ángel».

Yurio, resultó ser todo un reto y terror en su cuidado, el niño le miraba feo como si le odiara (algo cierto, ¡No permitirá que su mami vuelva a llorar otra vez!) y era tan arisco que en varias ocasiones, Papá Víctor tuvo atentados directos en contra de sus flequillos platinados jaloneándolos a su gusto, le lanzaba sus compotas o balbuceaba una que otra mala palabra aprendida de las sesiones pecaminosas y nocturnas que escuchaba de sus padres… ¡Digo!¿Quién sabe dónde lo oyó? Ejem… ¡Si!…¡Eso!

O que lo mordiera con sus dientecitos en toda la calva o sus dedos, a parte de mearlo en su «finísimo» rostro a pleno chorro cuando le cambiaba el pañal (y cabe resaltar que con buena puntería) Yuuri se reía por el llanto desconsolado como dramático en Víctor y él se quería morir por ese atropello a su buena estampa.  

—Vamos Vitya. No seas exagerado, es un bebé. —Resignado, le daba cariñitos sobre la melena del niño-grande chillón que tiene abrazado a su pecho.

—¡Pero me orinó! ¡Me orinó mi cabello! ¡Me quedaré calvo! ¿Sabes cuantas toxinas tienen los orines? —Yuuri negó y Víctor continuó en su querella—. ¡Muchas!… ¡Ya estoy empezando a perder mis hebras y aparecerme al viejo Yakov! ¡Te lo juro Yuuri! ¡Mi hijo me odia y aún no sé por qué!

—Quizás sea porque le llamas «Yurio» —Infirió ingenuo—. A él no le gustó para nada que le digas así y lo sabes.

Pero ustedes y yo como su narrador, sabemos que aparte de eso, también tiene sus otros motivos.

—¡Ay yo no sé!…. Bueno, eso de «decirle Yurio» ¡Si!, ¡Pero ya ni sé qué decir! Creo que ahora comprendo el pavor de los empleados con ese felino salvaje, de tener garras me degolla.

—¡Víctor!

—¡¿Qué?! ¡Es verdad!

—No hables así de tu hijo. —Le reprendió con una risilla maldadosa y ese puchero en su esposo apareció. Yuuri prosiguió—. Y nada de eso, señor Nikiforov; Yura aun es pequeño y no comprende del todo las cosas que hace. Tal vez no se ha acostumbrado a darse mucho contigo porque tú no colaboras con tus chanzas.

—Pero todos los papás bromean con sus retoños.

—No te hagas el «tonto» Vitya. Siempre me toca regañarte. —Le arguyó bien mandón desde su puesto y Víctor solo supo reírse de sus fechorías—. Sin embargo, yo sé que si pones de tu parte, lo conseguirás y ya verás que te amará así como yo te amo a tí. —Le aseguró Yuuri con ese sonrojo.  

—Lo veo imposible, ya he intentado de todo, y he fracasado como padre ejemplar. ¡Ahhhhhhh~~ me muero! —Hace una pose de actriz afligida y finge desmayarse en su pesar, Yuuri vuelve a reír, Víctor nunca cambiara.

—¿Seguro que ya lo intentaste todo?

—Si Yuu…

Mencionó desanimado y seguía desparramado en el suelo muy dramático. Yuuri quedó pensativo hasta que se iluminó el bombillo.  

—¡YA SE! ¿Y si se van de paseo solo los dos? —Víctor levantó su perfil con esa curiosidad y aura despistada que le rodea mientras Yuuri prosiguió—. Trata de hacerlo, eso podría funcionar.

Yuuri le explicó que muchos papás van con sus hijos a compartir en esos lugares, y aprovechan la ocasión para estrechar más sus lazos, Víctor no puede estar más que satisfecho, su esposo era un genio, uno adorable. El día sábado lo llevaría a Disney World y se divertirá de lujo junto a Makkachin, Yuuri le brindó muy buenos deseos y le dijo que no dejará de llamarle lo más que le sea posible, puesto que él estaría realizando unas diligencias para su hermana Mari en otro sitio, cosa que de no demorar, regresaría ese mismo sábado, en las horas de la tarde a consentir a sus dos amores.

¿Que podría pasar?

⏩Fin del FlashBack⏪

Si, genial, todo maravilloso, pero al ruso no le resultó como esperaba…De hecho, estamos precisamente ¡Aquí!, admirando a la belleza «Nikiforovneana» en su martirio instaurado. Ya habían pasado dos horas desde que llegaron al parque, no ha podido disfrutar de los aparatos y lo único que ha recibido en recompensa son golpes, rabietas y maullidos por parte de Yurio, alias ¡Little tiger! o «Chiquito pero Peligroso»

—A este paso jamás le caerás bien al pequeño demonio que tienes por hijo.

—Pero yo aun no me explico el porqué me odia tanto si soy todo un amor…

—Si claroooo, corazón… Cuéntame otra. —Lo encaró achicando los ojos y apoyando su mejilla en una de sus manos. —¡Quien sabe que carajos le has hecho al niño en tu boludes infinita!

—¡¡Oyeeee!!!  —Chilló en voz aguda cual perrito regañado—. ¡Se supone que eres mi amigo!

—¡Y porque soy tu Best Friend,  además de conocerte de añares, es que te lo digo!  —Ese golpe bajo fue mucho para el dramatico corazon del ruso de las nieves. Su jadear indignado y su mano al pecho lo demostraron. Chris le encaró—. ¡Oh Vamos Vitya! no me pongas esa cara de drama y no es por hundirte, pero a veces tu actitud tan «singular» hace que la gente que no te conozca a fondo, piense que eres un boca floja, frente-amplia, molesto e imprudente por excelencia.

—Really?!!!

Y así se quedaron esos dos hablando y hablando del tema como otros asuntos distintos u otros subidos de tono con categoría R+18. En algún punto, Makka se juntó con el par de idiotas. Esos por estar tan concentrados e inmersos en su chismorreo, se fueron a comer en otro lugar llevándose al perro pero no se percataron que olvidaron al niño en esa espaciosa zona verde y que Yuri desde hace rato se había ido por su cuenta a recorrer el mundo Disneylesko y sus placeres aventureros.

El reloj avanzaba y Víctor recibió una video-llamada estupenda, era su amado Yuuri. solo le avisó de que ya estaba en casa y que le esperaba con un recibimiento digno de dioses tanto en el comedor como en sus aposentos (llámese cuarto) eso ultimo lo dijo con un tono de voz único que derrochaba sensualidad por donde quiera que se le oyese.

—Entonces, espero tu pronta llegada Vien’ka. —Acá se mordió los labios bien provocativos y se pasó una mano por su cabellera echándola hacia atrás que hizo erizar la piel del ruso. —Porque seré yo quien te haga delirar a gusto en la noche y no estoy «bromeando» —Y si bien Katsuki, es alguien «tranquilo» la mayor parte del tiempo, cuando él es quien toma la iniciativa en su fase Eros o que le llamé con tal propiedad por su otro seudónimo, suele mostrarse con una osadía inigualable.

Y eso a nuestro Víctor, le enloquecía. Estimulaba su mente cochambrosa en gran medida. ¡Demasiado! ¡Oh! ya se imaginaba siendo «desmenuzado» en la cama por la potencia de su Kamikase y de resistencia inagotable.

¡Anyways!… Ese hombre dejó a Chris botado en el restaurante valiéndole un comino sus insultos, tomó un taxi y le pagó muchos dólares al conductor para que se pasara por la faja todos los semáforos en rojo y llegar pronto a casa. Yuuri debió suspender su arreglo del comedor al sentir el toque desaforado de la puerta y de unos pataleos o ladridos constantes. La abrió y se vio capturado entre los fuertes brazos o los besos desaforados de su esposo. Le agradó mucho su recibimiento. Después de unos segundos, Makkachin fue a su cama acolchada para dormir y dejó a sus dueños humanos hablando sus cosas de humanos.

—Ah, cuánta paz se respira en el ambiente…

—Tal vez —Respondió en consonancia el japonés al rodear con delicadeza sus brazos sobre el cuello ajeno .Sin embargo, Víctor no se preparó con la siguiente jugada.

—Amor ¿No crees que nos falta algo?

—Mmmm… ¡Veamos!, tengo las llaves…

—Ajá…

—La cartera…

—Aja…

—A ti…

—No empieces, Víctor.  —Una risa escapó de los labios de Yuuri.

—¡Soy tu Víctor y bien que amas! —Se desquitó con un pequeño pico en sus labios—. ¿A ver qué más?, mmmm… ¡Nop! ¡Estoy completo!

— Ajá… ¿Y Yura?

— ¡¡¡Ahh дерьмо!!! – (¡Ah mierda!) —La atmósfera engalanada del ruso desapareció con ese menudo pero importantísimo detalle. Eso no es bueno.

—Víctor… ¿No me digas que tú… ? —Yuuri se despegó de golpe, consternado al verle las expresiones francas y desfiguradas en Víctor o su sudar frío.

—Ehjemmm… Ehhh… ¡Yurio está con Chris, amor! —Fue astuto el desgraciado—. Me lo encontré por casualidad en el parque de diversiones. —La careta que puso igualaba el descaro despistado de sus acciones con su bocota de corazón.

—Así que Chris, ¿no?—Le dio su Iphone—Perfecto. ¡Llámalo!

—A….A… ¿A-ahora?

—¡Si!…»¡Ahora!»—Yuuri lo remarcó alzando su ceja y no le creyó para nada. Estaba cruzado de brazos y con una aura espectral de pocos amigos.

—P-pero, a-amoooor… —Y Víctor retrocedía poco a poco hasta quedar pegado a la puerta… Sobra decirles que ese ruso está jodido. ¿No?

El nipón de ojos rasgados estalló furioso en todo su ser por ese fallo pelotudamente grandísimo en el ruso. Él trató de justificarse y eso solo empeoró las cosas jugándole en contra a Victor Katsuki-Nikiforov o tal vez regrese a su apellido de «soltero» después de esto.

—¡¿CÓMO RAYOS SE TE PUDO OLVIDAR A YURA EN ESE LUGAR?!, ¡MI BEBE DEBE DE ESTAR MUERTO DEL MIEDO Y BUSCÁNDONOS DESESPERADAMENTE!

El susto se apoderó de Katsuki, imaginado cualquier horrible escenario (aunque en realidad, Yuri caminaba a paso firme y lento con su chupón, observando muchas zonas del parque de diversiones, o siguiendo gatitos que veía por ahí)  y el calvo Rasputin (ese, el Nikiforov) como solo él lo sabe hacer en momentos inadecuados, pudo echarle más leña al fuego con sus comentarios fuera de lugar.

—¡Mira el lado amable, Yuu! ¡De seguro alguien lo encontrará y le dará un buen hogar! ¡Ya puede ir sólo al baño y le pusimos todas sus vacunas aunque no sé si le alcanzamos a poner la de la «rabia» en caso de que muerda a alguien!

—¡NIKIFOROV! ¡DA LA VUELTA Y VE POR EL NIÑO AHORA SI NO QUIERES QUE TE REBANE LO QUE TIENES ENTRE LAS PIERNAS!

—»¡Ahh Holy shit,! ¡Va en serio!» —Perdió color con esa amenaza, el que le nombre meramente por su apellido ¡Era el exilio asegurado! Entonces, hizo una pose militar diciendo. —¡Como Ordene, Mi Teniente Coronel!

—¡QUE TENIENTE NI QUÉ NADA! ¡VE POR EL NIÑO! —Vociferó el otro y salió huyendo por su vida haciéndole caso. 

➤➤

Las estadísticas nos dicen que cada año que incrementa la afluencia de visitantes en grandes zonas concurridas, también incrementa el riesgo de percances no muy agradables como las perdidas de algún familiar. Siendo los más vulnerables, los menores de edad, esos pequeñines quienes no miden el peligro y se enfrentan de lleno a lo inesperado por culpa de padres descuidados.

¿Y qué creen? ¡En este fic se le tiene! Queridos lectores, Víctor Dramaforov es parte exclusiva de los pelmazos que ocupan un lugar de esa verídica premisa.

Señor «Padre calvo en apuros» le dicen.

Al arribar como alma en pena a ese parque de diversiones solo se enfocó en encontrar a ese niño rubio de ojos verdes. Gritaba su nombre por donde sea pero no había respuesta, le buscó y buscó hasta debajo de las piedras y nada… ¡¿Como coños se le pudo olvidar a Yurio?!, era lo único sensato que salía con lógica en su descerebrado cerebro recalentado porque en sí, al estar pensando sus cochinadas para pasar por alto al mini tigre es que ahora se encontraba en severo rollo. Nada de esto habría acontecido de no ser por su irresponsabilidad.

¿Imaginen lo que podría pasar si él no regresa con esa Criatura de Dios en sus manos?

¡Que tiemble la tierra y con todos sus pesares porque ese hombre ya está muerto, no más que no le han avisado!

Ya se vio hecho un guiñapo, con su fiel «fierro» de allí abajo cortado en cuadritos, y capaz Yuuri lo haga Katsudon a la Nikiforov o tal vez  tire sus pellejos a los perros pordioseros que andan deambulando por ahí en las calles.

—¡YURIOOOOOO! ¡YURITOOOOOO! —Le llamaba con vehemencia desesperada de aquí para allá —. ¡AMOR MIO, VEN CON PAPÁ VITYAAAA, CARIÑOOOOO! ¡MI CORAZÓN! ¡MI CIELOOOOOO! ¡MI TESOROOOOO!

—¡LOTERIAAAAAAAAAAAAAA! —Lo vaciló un joven vendedor mexicano que pasaba por ahí chambeando o promocionando sus productos de «Herba-wey» (cuya procedencia parece ser sospechosa), con un chinito adorable a su lado y Víctor resopló espolvoreando sin glamour sus flequillos platinados y ojeó horriblemente al mexicano con esos zafiros azules amenazantes.

—¡Tengo mello, cabrón! —Musito por lo bajo, obviamente el ver a un ruso de un metro ochenta de estatura y de sonrisa casi aparentemente tranquila pero asesina, no le dio buena espina.

—¿Viste Leo?, ¡Esta es como la quinta persona qué haces enojar por andar de majadero! —Le replicó Guan.

—¿Yooooo? —Leo se hizo el santo—. ¿Cuando me has visto jalonearme a alguien?—Guan achicó sus ojos más de lo que ya los tiene con una fuerte acusación en contra de su amigo, este concluye con un—: ¡Ok! ¡No me respondas!. —Perdió, aun así se las tiró de digno.

Luego, Guan pidió disculpas al señor ruso por las impropiedades de su jefe/amigo. Víctor las aceptó y Guan pudo notar la intranquilidad en él. Acabó por preguntarle sobre qué le pasaba y Víctor no escatimó ni un segundo en contarles un breve resumen de todo. Por Suerte la moneda al fin falló a favor del adulto mayor ya que Leo le comentó que vio a un pequeño con esas descripciones gateando por los picnics. Como allí hay muchas familias con sus pequeñuelos, no pensaba que estuviese perdido. Víctor agradeció esa información y se fue disparado como una bala para allá.

Al otro extremo y feliz de la vida, estaba nuestro aventurero Yuri. Ese niño continuaba perdido en su mundo persiguiendo un gatito siamés de pelaje hermoso, el minino era demasiado rápido para los pasitos cortos de Yuri, tanto que terminó cayéndose y raspándose su rodillita. Solo allí Yuri empezó a notar que no veía al viejo, tonto y calvo a su lado, que todo ya se estaba poniendo oscuro, que habían más y más personas (montones de personas  que no reconocía) y que se encontraba solo…

Solo, muy solo, solito en ese gigantesco lugar. Tenía miedo de estar solito, no le gustaba estar solito.

—¡iye…jo c-cah…bo! – (¡Viejo Calvo!) —Llamaba al otro anciano mirando a todos lados, sentado desde el suelo más no le vio y ningún adulto le prestaba atención por mantener su vista entretenida en los atractivos juegos de acero y metal—. ¡Iye…Iye-jo… – (Vi…Vie-jo.)— le llamó una vez más y no aparecía. —Bbbbb….Ai Yui…ahmmm….bbbb…- (¡Ma…mi… Yuu…ri) —Y en su infantil pronunciar quebradizo, quería decir el nombre de su mami, pero no le salia. Esos ojos totalmente entristecidos como aguados terminaron contemplando el suelo. El escozor en su naricita roja y ese puchero tembloroso ¡Eran una pronta señal de que llorará!

Ah pero sus intentos fueron olvidados cuando escuchó el maullar del gatito que jugueteaba con él. Yuri se limpió sus orbes con sus manitas y caminó torpemente hacia el lugar, eran dos niños de cinco años que intentaban pisarle su cola. El gatito cuando vio al bebé a las espaldas de esos niños molestos, saltó por encima de ellos cayendo en brazos del Yuri y por supuesto, el tigre les miraba feo, no permitirá que le peguen a ese lindo gatito.  Los niños con potencial de bravucones pretendían hacerle cualquier cosa a Yuri, ¡Ah! pero se vieron intimidados ante una imponente figura de tierras frías, de ojos celestes y de semblante penetrante.

—¿Ocurre algo con mi precioso tigre, niños? —Víctor cargó al niño consigo y Yuri, por esta vez sí se dejó. ¡Ese bebe no era ningún idiota! —Porque de ser así, tienen un grave problema conmigo.

El papá protector le ha tomado con sutileza de un brazo, la mano sobrante la ha llevado a su rostro para así posarla debajo de su mentón al tiempo que habló con ese tono enseriado y calculador tan acostumbrado a cualquier persona (en este caso a los mocosos) pero que en realidad solo disfrazaba su espectro maldadoso y terrorífico.

¡Y a un bebé Yuri todo eso le gustó! Digamos que apreciar a su papi calvo en plan de asesino en serie era muy cool.

Sin embargo, el horror fue el desenlace que pudieron pensar esos niños malcriados, le inventaron cualquier excusa al señor Nikiforov y se largaron bien rápido de allí. Al final, Víctor pierde su investidura sería, soltando ese lado infantil de sí mismo, regañando con mocos, cascadas de llantos, restregando su mejilla al cachete regordete  a su hijo arisco (porque al fin de cuentas lo era) o de pedirle muchos «perdón» por irse de ahí y no traerlo a su hogar.

Entre tanto Víctor caminaba o tenía una conversación muy seria y sentimental con ese tigrillo, Yuri no hacía caso omiso a ningunos de los fraseos importándole un bledo. Prefería acurrucar a ese gatito maullador, eso sí, consideraba en su inocente cabecita de bebé que ese viejo calvo, no es tan malo como pensaba (aunque todavía no le gustase la forma en la que hacía gritar a su mami cuando se enoja.) Quizás, deba darle una oportunidad.

En la entrada del parque los esperaba un Yuuri angustiado hablando desde su Iphone con Chris, estaba a punto de lagrimear por su niño (además de matar al ruso de no hallarlo). Y Yuri al verlo se le agrandaron sus ojitos y su brillo resaltó.

—¡Mi Yura!— ese japonés corrió a los brazos de su bebé y no bastándole con eso, lo abrazó a su antojo cuál peluche de felpa. El tigrecillo estaba muy contento, su mami le fue a buscar, le consentía o mimaba al nuevo miembrecillo felino que se pegó ferreamente a él, pero «Yurio» sintió que algo o alguien faltaba.

A unos metros de ellos, el ruso estaba relegado de ese bonito reencuentro, arrepentido por lo sucedido y contra todo buen pronóstico. Ese señor se sorprendió por lo que su retina presenció.

—Api Iyaaa!, Api Iyaaa, Men!  (¡Papi Vitya!, !Papi Vitya! ¡Ven!)— ¿Víctor escuchó bien? ¿Su bebé siendo tierno con él y le llamó papá?

Al principio creyó haberse golpeado muy fuerte su cabeza o que su frente brillaba demasiado. Más allí estaban las pruebas de que no era así. Era real, su niño le dijo «papi»…  Se sintió tan realizado en ese aspecto y tan orgulloso que no pudo evitar gasp-sapear in gay.

—¡¿YUURI LO OÍSTE?!, ¡¡¡MI TIGREEEE ME LLAMÓ PAPI!!! —o bien…  El que corriera  cual novia loca exagerada para estar con su familia. ¡Así como lo leen! ¡Su familia! aunque esas actitudes fastidiaron al pequeño ruso y terminó por ponerle un piecesito de mala gana en su cara antes de que Víctor llegará y así, evitar todo contacto físico.

¡Ah sí!, y nos consta que ese hombre quejoso sólo supo quejarse del amor/odio de su hijo y Yuuri tuvo que consolarlo.

Lo que inició con un descuido olvidadizo sirvió para muchas cosas, y aquello deja una linda moraleja…

Sí familia grande vas a tener
y a un niño adoptas en tu querer
no lo deberás perder, porque si no

tu pareja te joderá
sin cabello te dejará
y créeme que no dudará
en rebanar a tu compañero de abajo 
y de lucha sin igual. 

¡¿A poco no?!


📷 N/DE LA SHARY: Pues espero que les agrade este os cortito pero sustancioso :’v recién me acordé de esto que lo tenía por ahí archivado en mi google drive y zas!! les dejo, ya saben Bye bye …ya veré si se me ocurre algo con otras Pairings de Yuri on Ice!!!

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Publicado por sharayanime

Profesora de Día, Artista, Fanficker y Fanduber de noche.

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